Ok, se que dije que me ausentaría un poco, pero estoy de vacaciones, dos semanas y este fic ha estado rondando en mi cabeza últimamente, los capítulos serán cortos, comparados con mis otros fics, pero espero que les guste.

Gracias por leer.

Discleimer... ya lo saben, nada de esto me pertenece.


CAPITULO UNO.

Vine por ti.

Apenas son las once y no puedo continuar durmiendo, claro si pensamos que tengo casi todo el tiempo desde que salimos del Capitolio de no salir de casa, pero creo que solo han pasado un par de días aunque en realidad no lo sé, me despierto en las madrugadas cubierta en sudor y con un grito en la garganta que ya no sé si duermo o me paso las noches en vela. Escucho ruidos abajo a donde me dirijo a tomar un poco de agua y veo que esta Haymitch un poco sobrio pero no está solo, Gale ésta con él, y siento un dolor en mi corazón.

- Hola Catnip.

- Gale – digo en un susurro. - ¿Qué sucede? ¿Qué haces aquí?

- Preciosa, que bueno que no tuve que subir a buscarte, tu amigo vino por ti.

- ¿Por mi? – digo sorprendida.

- Si, te llevaré conmigo al distrito 2, no puedes estar aquí en este cementerio. Le dije a Haymitch cuando te dieron de alta que solo arreglaría todo para regresar por ti.

- Pero es mi casa – digo sin saber que mas decir, no puedo dejar que me aparten de aquí.

- Creo que es lo mejor preciosa –dice Haymitch – ha pasado una semana y no va a volver. –se a que se refiere, a quien se refiere pero yo no esperaba que lo hiciera ¿o sí? Pero puedo ver el cambio de humor de Gale en cuanto lo menciona Haymitch. – Te lo dije cuando veníamos.

- ¿Quieres que me vaya? – le digo en un lamento a mi mentor. Pero no me responde y eso me lastima. Ya me lo había dicho, que ni mi madre, ni el volverían. Pero me aferraba a la seguridad de su promesa "siempre" pero de nuevo estaba sola, ahora se que soy una carga para Haymitch y no quiere cargar conmigo, claro yo tampoco lo haría.

- Vamos Catnip, el doctor Aurelius ha aceptado tu transferencia, el tren sale en 10 minutos. – solo una palabra de mi mentor me hará quedarme, pero él se queda en silencio y eso me enoja y me lastima.

- Bien – digo en un susurro, iré por mis cosas.

Bajo las escaleras y Gale toma mi arco y mi carcaj, mientras yo en la mochila de mi padre llevo mis pocas pertenencias, en mi bolsillo llevo el paracaídas con las únicas cosas de valor que tengo y sin despedirme salgo detrás de Gale.

- Aquí siempre tendrás tu casa – me dice mi mentor pero no me giro, no me despido, porque sé que cambiaría de opinión, pero también sé que él piensa que esto será lo mejor para mí, para los tres.

- Catnip –me dice Gale cuando nos sentamos uno frente al otro. – Yo te cuidaré – pero se que es una mentira, sus palabras me lastiman, quiero reclamarle si me cuidará como prometió cuidar a Prim y a mi madre, de pronto me siento asustada, ¿A dónde voy? ¿Por qué?

- Gale no puedo irme, tengo, tengo que ver a Haymitch, ¿quien le cuidara?

- He dejado instrucciones de que lo vean, no te preocupes, el estará bien, y cuando estés mejor regresaremos, lo prometo. – el me toma la mano pero yo la rechazo y me hundo en el asiento, en recuerdos y temor.

Una semana ha pasado desde que llegue al distrito 2 y creo que Gale ha perdido la paciencia conmigo, pero he llegado a la conclusión de que nosotros no podremos nunca volver a ser lo que fuimos, estoy encerrada en mi burbuja de dolor y soledad de la cual no me importa salir. Y sé que aun no puedo perdonarlo, aunque tampoco sé que él no tuvo la culpa, me siento bien teniendo a alguien a quien culpar.

- Catnip – escucho que me dice mientras se sienta delante de mi – tienes que comer.

- Ya comí, la mujer que se queda a cuidarme me dio comida. – se que me ha dicho su nombre pero no me interesa, la puerta a la locura es grande y yo voy hacia ella.

- Lo se, pero te vas a enfermar, vamos arréglate para que salgamos. –el me acaricia y yo siento mi cuerpo estremecerse, ¿acaso esto me dice que sigo viva? Pero ¿Por qué?

- Tengo sueño, no quiero hacerlo.

- Sube a dormir entonces, sabes que tengo cosas que hacer no puedo quedarme encerrado contigo todo el tiempo, deberías salir.

- No quiero, además no te lo he pedido, tú fuiste el que me trajo – le digo enojada y siento ira en mi, esa ira que me hizo darme cuenta de quién soy en realidad, una persona cruel, desconfiada, manipuladora, aquella que Peeta me mostró en su mirada y el hecho de evocar su recuerdo me duele y mucho.

- ¿Y que quieras que hiciera? ¿Qué te dejara allá?

- Es mi casa, por lo menos allí me siento en casa, aquí simplemente no puedo hacerlo, y estoy cansada, las pesadillas. – guardo silencio y sé que las lagrimas amenazan con salir.

- Lo siento Catnip – me dice y sé que me comprende, las pesadillas, mis gritos, pero no lo he dejado acercarse.

- Te acompañare, no saldré esta noche.

- Hasta que me duerma, después vete – es la primera vez desde que llegue a este distrito que le abro de nuevo mi corazón pero tengo miedo de hacerlo, estoy lastimada, herida de muerte y él es el causante de ello. Al sentir que me ahogo mis manos buscan en mi bolsillo y encuentro el frio que la perla siempre tiene no importa cuánto tiempo permanezca en mis manos y en mi bolsillo.

- Acuéstate – me dice y se sienta a mi lado. Siento como su mano acaricia mi rostro y después mi cabello, es el primer contacto que tenemos en mucho tiempo, pronto siento pesados mis parpados y me quedo dormida.

Sé donde me encuentro, en mis primeros juegos, camino despacio, no quiero que me encuentren los profesionales, escucho un ruido y veo a Rue sus labios se mueven pero no la escucho, en su pecho esta la lanza de Marvel atravesándola, de nuevo no pude salvarla, intento correr a ella pero me grita.

- No Katniss, encuéntralo, está en el lago, debes salvarlo como él te salvo.

¿En el lago? Solo una persona se que está allí tengo que encontrarlo, corro, gritando su nombre, aunque se atora en mi garganta, prometiste cuidarlo escucho a Haymitch reprocharme, de pronto todo cambia y estoy en la playa herida por Johanna mientras corro gritando su nombre, tengo que encontrarlo, y lo veo en la distancia, Brutus está detrás de él y lo atraviesa con una espada.

- NO! - Es mi grito desgarrador, - no puedes morir –le digo acercándome a su cuerpo, lo siento temblar, - por favor no me mueras, no me dejes. - Le ruego pero él me mira con dolor.

- tú me dejaste primero y yo volví por ti.

- No, no es cierto, no volviste – le reprocho mientras siento como su vida se va entre mis manos.

- Lamento no haber podido proteger a Prim – me dice y de pronto se transforma todo a mi alrededor y veo a Prim delante de mí.

- NO PRIM – intento moverme pero estoy congelada en ese lugar y veo las bombas, caer del aerodeslizador. – PRIM HUYE –le grito pero en ese momento veo a Peeta las bombas comienzan a explotar, el calor es abrazador y lo siento caer sobre mí, proteger mi cuerpo con el suyo.

- Katniss, resiste, te amo – escucho que me dice pero el calor es sofocante y siento las llamas sobre mí, pero no me quemo, no totalmente, solo algunas partes son lamidas por el fuego. Y lo veo a él, sobre mí protegiéndome, mi mirada se pierde en el azul mar de él.

- Yo también te amo por favor no me dejes. – le digo cuando el fuego me consume, el dolor es demasiado grande para mi pecho y despierto gritando y llorando, siento los brazos fuertes de Gale a mi alrededor, pero el miedo no desaparece, el miedo aun esta allí, lo aparto de mí y me refugio en un rincón de la habitación.

- Catnip, sshh es un sueño, solo un sueño.

- No, yo tengo que irme –le digo temblando. – no puedo estar aquí, las pesadillas no se van. – Le digo mirándolo, pesadillas que vienen cada vez que esta él, que me recuerdan que quizá el fue el culpable de la muerte de mi hermana y eso me lastima el alma.

- ¿irte? Estamos a mitad de la noche – me dice encendiendo la luz.

- Tengo que volver a casa, no puedo seguir aquí. Las pesadillas no se van.

- ¿Y alla sí?

- En el 12 está mi diente de león – le digo en un susurro mas para mí que para él – esta mi hogar, aquí no soy yo misma.

- ¿Y en ese estado crees ser tu misma? – me dice cansado.

- Gale ¿y que quieres que haga? Todo el tiempo me lo reprochas, todo el tiempo quieres que salga de aquí, pero no puedo, estoy cansada de tomar pastillas, de estar drogada todo el tiempo, la tristeza me espera en cada esquina, no sabes lo que me cuesta enfrentarme a la vida, las pesadillas son demasiadas, no tengo el valor para enfrentarlas, no cuando yo las provoque.

- Tu no lo hiciste.

- Quizá nunca lo sabremos – digo dolida – Así como nunca sabremos si fue tu bomba la que mato a mi hermana. – Ahí está, el golpe definitivo, con el que lo poco que quedaba de nosotros muere.

- Tienes razón Katniss –al llamarme por mi nombre se que todo ha terminado – pero llamaremos al médico, el decidirá qué hacer.

- ¿Qué? No, quiero volver a casa.

- Lo siento son ordenes de él, y si no vas por ti misma yo te llevaré.

- Gale espera, quiero ir a mi casa, no al Capitolio.

- Duerme, mañana te partiremos para allá.

No encuentro palabras para describir esta traición por parte de él, ¿por qué hace esto? Me recuesto en la cama y busco mi perla y me aferro a ella, ¿acaso es el único trozo de cordura que me queda?

Me despierto y siento que estoy en medio de una bruma, me siento confundida y completamente vacía, se que las pesadillas han desaparecido, pero también toda mi realidad, busco en mi mente que sucede, pero no puedo recordar, me siento atontada, como cuando salía del efecto de la morflina, veo la habitación, sé que estoy en casa de Gale, me recuesto boca arriba y recuerdo a un doctor, a Gale y el medicamento, miro la mesita de noche y veo un frasco de pastillas. Lo examino y lo coloco en el mismo lugar.

Me siento en la cama y remuevo mi lengua en mi boca, la siento seca, como si estuviera muerta de sed, me pongo de pie y reviso la habitación, abro el closet y veo hermosos vestidos, vestidos de fiesta y lindos zapatos, pero sé que no son míos y nunca los he usado, en el rincón del closet esta mi bolso que solía usar para cazar, lo abro y veo mis pantalones y mi ropa con la que llegue, saco la mochila y me visto, necesito bajar por un poco de agua, tropiezo con algo en el piso y veo que es un vestido, está tirado en el suelo como si me lo acabara de quitar, pero es imposible. Me siento a punto de hiperventilar y la bruma que hay en mi cerebro se remueve.

Meto la mano en mi bolsillo y allí encuentro algo duro y redondo, al sacarlo veo que es la perla que me dio Peeta y de pronto recuerdo mi pesadilla, ¿la tuve anoche? ¿O antes? Siento como si fuera la primera vez que estoy despierta, me duele el cuerpo. Abro la puerta para salir y recuerdo el medicamento, lo tomo y lo meto en el bolsillo de mi pantalón. La casa está en silencio y creo que no hay nadie, abro la llave en la cocina y me sirvo un poco de agua, que bebo con rapidez, intento abrir la puerta de la cocina y está cerrada, voy a la del frente y también, todas las puertas que dan al exterior están cerradas con llave y por primera vez me doy cuenta de mi realidad, estoy atrapada.

Deambulo por la casa sin prestar atención a nada en particular y me siento frente al televisor que enciendo con el remoto, los canales son catorce, uno por cada distrito incluyendo el 13 y el que pertenece al Capitolio, les doy una vuelta completa y después me detengo en el 12, las noticias hablan sobre los cambios y me sorprenden, es imposible que todo esto haya pasado en este poco tiempo que tengo aquí, pero veo que la escuela esta reconstruida, al igual que el centro médico que en realidad nunca existió, pasan a dar un informe del material extraído de la mina y cambio de canal nuevamente y me detengo en el 2, pues allí en el televisor estoy yo, sonriendo tontamente ante la cámara.

Aumento el volumen y escucho a la comentarista reír sobre la fabulosa fiesta que dio alguien no sé quién es y que todo el mundo de elite fue, me vuelven a tomar y comentan como Katniss Everdeen y el apuesto alcalde Gale Hawthorne disfrutaron la cena dada hace dos noches, imposible yo no fui, estoy segura pero veo que visto el mismo vestido que está en el suelo en mi habitación. Los comentarios siguen y veo como Gale me arrastra de un lado a otro como una muñeca sonriente, me duele la cabeza, intento recordar pero no puedo encontrar nada.

Me pongo en pie y en ese momento tomo realidad de lo que me rodea, un hermoso salón con muebles de caoba por todos lados, un piano en un rincón y una chimenea y allí veo fotos, me acerco con paso temeroso y veo que soy yo, fotos y mas fotos, sonriente al lado de Gale la mayoría pero en otros estoy con mi madre y algunas personas que no conozco. Tomo una que parece haber sido tomada en el Capitolio en la fiesta de fin de año, pues tienen los mismos diseños que cuando Prim y yo veíamos los festejos por la televisión en compañía de mi padre.

De pronto comienzo a temblar como una hoja, y sé que necesito salir de este lugar pero todo está cerrado, ¿Qué está pasando? Algo en mi mente grita que huya, que debo temer a Gale, que el se ha convertido en alguien como Snow o Coin. Tengo miedo, me giro y veo mi salida una gran puerta que da al patio trasero de cristal, me acerco y la golpeo con mis manos desnudas, el cristal cede y yo quito los pedazos y cruzo el jardín y salgo a la calle.

Miro a mi alrededor y me doy cuenta que ha cambiado de cuando llegue y volamos el hueso, tengo frío y veo que la nieve aun esta en las calles, ¿en qué fecha estamos? Deambulo por las calles y tengo frío, doy con la estación de trenes, allí donde llegue hace lo que parece una eternidad, camino hacia la taquilla y veo a un joven que está vendiendo los boletos.

- Necesito ir al Capitolio.

- Claro, tiene su tarjeta de pasaje.

- No yo –digo y veo en su mirada que me ha reconocido pero no dice nada – Se lo pagaré al llegar allá.

- Lo siento, necesito su tarjeta o los oros que cuesta el pasaje.

- Por favor – digo sintiendo ganas de llorar – tengo que ir – miro alrededor y siento que de pronto aparecerá Gale y me llevará de nuevo a esa habitación. Mi mejor amigo.

- ¿Qué sucede? –dice alguien detrás de mí y al girarme siento que la suerte esta de mi lado, pues allí la veo, una mujer de unos 30 años, fuerte y decidida y se que la conozco.

- Lyme – digo y me lanzo a sus brazos como si necesita protegerme de algo.

- ¿Katniss? – ella me aparta y me ve de arriba abajo - ¿Qué fue lo que te paso? – estoy temblando pero no quiero alejarme de ella.

- Tengo que ir al Capitolio, el doctor Aurelius – No sé porque, pero sé que lo necesito.

- Dame un pase de abordar para ella, ahora – le dice al joven – y uno para mí, en el tren que saldrá en 5 minutos.

- Si Señora –dice él y le entrega los papeles. – Llama a Berkh

- Oye – me dice y sé que estoy llorando porque limpia mi rostro – Ven te limpiaré las manos en lo que nos vamos – ella se quita el abrigo y me lo pone encima - ¿Katniss?

- Si – le respondo, pero no puedo dejar de temblar de pronto siento que todo mi cuerpo tiembla.

- Ven vamos al tren – dice y veo que está llegando a la estación un tren bala, de esos que no tardan más que 4 días en hacer un recorrido de 10. – Este es directo al Capitolio. – me dice confirmando lo que sé. – Llegaremos al anochecer.

Lyme se sienta delante de mí con un cuenco y un botiquín de primeros auxilios, está en silencio limpiando las heridas de mis manos que en realidad no me dolían, no ha dicho nada, cuando termina suspira y me mira a los ojos.

- Gale sabe que vas al Capitolio.

- No – le digo con un tono de ruego – por favor no.

- Está bien – dice ella, mira por la ventana y se pone de pie. - Volveré enseguida.

La veo descender del tren y se para junto a la puerta, allí con un elegante abrigo esta Gale, por alguna razón temo y comienzo a temblar y a rogar que no suba y se me acerque. El mira hacia el tren y después a Lyme, pero ella se pone delante, Gale le grita pero Lyme ni se inmuta, después de unos minutos de discusiones, ella se da la vuelta y entra en él y este cierra las puertas y arranca, durante una fracción de segundos nos miramos y el parece molesto, mucho y yo agradezco haber salido de allí.

- Katniss ¿Qué paso entre ustedes?

- Nada – le digo – Yo. – pero no tengo idea, intento pensar que paso, si discutimos, porque me siento asustada, pero no lo sé.

- Hace dos noches nos vimos, ¿lo recuerdas?

- No.

- Ni siquiera me saludaste, por eso me sorprendí cuando te vi hace rato, digo no somos amigas ni nada por el estilo, pero creo que nuestro tiempo juntas fue más que rencillas.

- Lyme no lo recuerdo, yo me siento muy confundida.

- Pues ahora descansa – dice mirando mis manos – ¿Te sientes mal?

- Un poco ansiosa – le digo y me acuesto en el asiento, intentando que el temblor pare.

- Veré que puedo traerte, no te preocupes, sea lo que te haya hecho, no lo dejaré acercarte a ti. – Con estas palabras me deja sola en el compartimiento y yo cierro los ojos intentando dormir.

- Katniss, Katniss despierta – me dice y abro los ojos asustada, me siento empapada y veo a Lyme sentada frente a mí, su mirada es de terror total.

- ¿Qué paso?

- Tuviste algún tipo de crisis – me dice mientras me ofrece un vaso de agua – Has gritado por horas, no podía despertarte, creí que ibas a convulsionar o algo así. –dice asustada. – Estamos llegando, el doctor Aurelius te recibirá.

- Gracias.

- Yo debo volver, no te preocupes, estarás en buenas manos.

- Pero no te meterás en líos por detener a Gale.

- Cariño – me dice mientras las puertas se abren y ella me toma de un brazo como si no pudiera conmigo misma y sonrió – Somos vencedoras, nada impedirá que nos cuidemos las espaldas. Doctor –dice mirando a un hombre que reconozco y siento que los miedos desaparecen aunque no el temblor.

- Srita. Everdeen – dice preocupado - ¿Qué le sucede?

- Yo.

- Tuvo una pesadilla – dice Lyme – Creo que necesita urgentemente atenderla, cualquier cosa, llámeme y por favor, no permita que el Sr. Hawthorne la moleste.

Claro – dice él y me toma de los hombros – Vamos, iremos directo a la clínica.

Ok, la idea esta tomando forma, espero les haya gustado, gracias por leer, en verdad, me alegra que se den una vueltecita.

Y también agradezco que se tomen el tiempo de comentar que les ha parecido, actualizaré pronto pues quiero intentar terminarlo antes de que mis vacaciones terminen... porque si no después me volveré loca.

Un beso

IRES

Y QUE LA SUERTE ESTE SIEMPRE, SIEMPRE DE VUESTRA PARTE.