¿Hola? ¿Hay alguien ahí? Seguramente no porque... he tardado un poco bastante. Vale, me disculpo, lo siento muchísimo pero es que estuve demasiado ocupada, primero con la trama, la repetición (hasta 5 veces) del capitulo y después sin inspiración porque estaba liadisima con la Uni. Y finalmente después de pasar un periodo llamado novatadas sin inspiración alguna, por fin pude volver a escribir y bueno, traeros este capítulo con mis mas sinceras disculpas. Sin nada mas que añadir el tan esperado y retrasado cap.

Disclaimer: Inazuma Eleven y sus personajes no me pertenecen, yo solamente los uso a mi antojo

El cap está como dividido en dos partes, entre las que solo transcurre un pequeño lapso de tiempo.

Disfrutad!


But you and I

I think we can take it

All the good with the bad

Make something that no one else has

You and I, Wilco (1994) Grupo indie originario de Chicago

Un viento frío recorrió toda la ciudad enredándose de paso en el pelo castaño del chico que acababa de salir a la calle. Fudo miró hacia arriba contemplando un cielo gris que parecía acorde con su estado de ánimo. Del bonito atardecer que le había dado la bienvenida el día anterior ya no quedaba ni rastro.

Pero en realidad a Fudo no le importaba mucho el tiempo que hiciese. Su objetivo ese día y todos los que estuviese en esa cuidad era buscar a Fuyuka, lo que, teniendo en cuenta la extensión de la cuidad y la falta de actividad en el móvil de Fuyuka, no era algo precisamente fácil. Comenzó a caminar por las calles fijándose en en las personas con las que se cruzaba, buscando su cara o su pelo, una señal que le dijese que era ella… sin encontrarla en ningún lugar.

Aun era demasiado pronto para desesperar, le quedaba tiempo, y si éste se le terminaba buscaría la manera de verla. Se repetía ese pensamiento a modo de mantra para conseguir ser paciente. Ser capaz de esperar esa oportunidad, esa única oportunidad. Seguía deambulando por entre las calles sin saber bien a donde ir. ¿Calles comerciales? ¿Principales puntos de interés turístico? ¿O por el contrario ella no visitaría ninguno de los lugares previsibles? El ya de por sí difícil trabajo se le antojo casi imposible. Ciertamente no había pensado cómo la iba a buscar por algo tan simple como que no se le había pasado por la cabeza. En los días anteriores no había pensado en nada más que en averiguar donde estaba, y una vez que había conseguido esa información, solamente le había dado vueltas a qué iba a decirle. Era posible que su "plan" necesitase unos cuantos retoques, sin embargo ahora no había mucho tiempo.

El tiempo pasaba a la vez rápido y despacio, sin apenas descansar, tan solo caminando hacia lugares en los que apenas se fijaba ya que no le importaban nada. Era como una especie de muñeco mecánico al que las ganas de reconocer los rasgos de Fuyuka le habían dado cuerda. Andaba, andaba y andaba sin importarle apenas el cansancio. Aquello era lo único que podía hacer. Bueno, en realidad había otra cosa, pero era casi imposible que funcionase. Ya llevaba varios días probando a llamarla y no contestaba, teléfono apagado. Y no era el único que lo habían intentado, todos habían corrido la misma suerte que él.

Si bien llamarla suponía que sería la forma más rápida de hallarla, como no contestaba no merecía la pena. Y en el improbable caso de que Fuyuka encendiese alguna vez su teléfono, Fudo dudaba seriamente que se pusiera a responder a todas las llamadas perdidas que tenía. Sin embargo sentía un presentimiento de que si hacía lo correcto, si la llamaba, llegaría hasta ella. Tenía el móvil en la mano y le daba vueltas nervioso, sin saber bien lo que hacer. Fuyuka no le devolvería la llamada a no ser que tuviese una buena razón.

Con dedos temblorosos marcó el número y espero pacientemente hasta que un pitido le indicó que podía dejar su mensaje, algo tan simple como: "Estoy en Florencia". Colgó y dio un gran suspiró. Esperaba que ese fuese el mensaje que correcto y que por alguna clase de divino milagro Fuyuka lo escuchase y lo creyese. A pesar de sus rezos y sus intentos de tranquilizarse pensando que tenía tiempo lo cierto era que no había llegado ni el atardecer y ya estaba desquiciado.

Sentía que el tiempo se escapaba, muy lentamente pero se le escapaba de las manos. Y su naturaleza impaciente no ayudaba mucho. ¡Si es que nunca en su vida se había sentido así!. Había tenido que esperar por muchas cosas en su vida pero ninguna espera era comparable a la que estaba sufriendo en esos momentos. Ya había dejado de andar de una lado para otro y ahora simplemente esperaba impaciente sentado en un banco a que: o ella pasase delante, algo que consideraba muy improbable, o a que le devolviese la llamada, algo que le parecía aún más improbable si eso era posible.

Cada vez había menos gente por la calle y empezaba a oscurecer. Fudo se estaba planteando seriamente si debía volver o no a su alojamiento pues estaba claro que ya no podía sacar nada más en limpio de ese día. Y realmente habria vuelto a su cómoda habitación si en ese momento no hubiera recibido un mensaje. De Fuyuka.

" Santa Trinidad. Media hora". Un mensaje corto. Simplemente cuatro palabras, que a simple viste no dirían nada mas que un sitio y una hora, pero para Fudo significaron mucho más. Sintió que quería llorar y reír de felicidad al mismo tiempo, una sensación que hacía un largo período que no sentía. Lo había creído, Fuyuka lo había creído, y se iba a ver con ella. La iba a ver, la iba a ver y le podría decir todo, que la quería, que necesitaba de su presencia, necesitaba de su comprensión.

La alegría se apoderó de él, y un instante después de asimilar todo lo que el mensaje significaba echó a correr medio riendo cual tonto enamorado que se iba a encontrar con la chica que quería. Y ¿acaso no era esa la situación? ¿Acaso no era un tonto enamorado desde hacia meses? Quien lo viese en ese momento no lo reconocería, ya que ese nunca había sido el Fudo que había mostrado. Ese era el Fudo que estaba encerrado dentro de sí mismo y que Fuyuka había conseguido rescatar.

Llegó corriendo al puente, gracias a las múltiples vueltas que había dado esa tarde sabía perfectamente donde se encontraba. Le importa bien poco haber llegado antes de tiempo, Fuyuka ya estaba ahí, en medio del puente, podía ver su pelo largo y suelto. Sonrió de nuevo y se encaminó hacia ella. Los nervios volvieron a él. Se preguntaba que le diría ella, seguro que estaba feliz de que él hubiera viajado hasta ahí solo para verla. Estaba casi completamente seguro de que todo iría bien, todo tenía que ir bien ahora pues estaban los dos juntos, nada estaba mal.

Y sin embargo si lo estaba, no para él, pero sí para ella. La cara seria de ella contrastaba con la suya de alegría.

— ¿Qué haces aquí?— preguntó Fuyuka fingiendo una tranquilidad que no tenía. Él no podía estar ahí, no, era imposible. Porque si él estaba ahí, ella no sabía lo que podría llevar a suceder.

— ¿A ti que te parece? — replicó Fudo. Ahora la tenía delante, no podía cometer errores.

— No quiero que nadie venga a por mí.

— Pero yo quería venir. No pienso irme sin ti, te lo advierto.

— No serás capaz.

— He venido hasta aquí con una sola idea en la cabeza. Creo que ese es muestra suficiente de lo que puedo llegar a hacer por ti.

La mirada de Fudo estaba clavada en la de Fuyuka, y la seguridad en sus ojos y en sus palabras la hizo temblar. No era capaz de soportarle la mirada y de ganarle la batalla a esos ojos verdes. Queriendo dar por zanjada la corta conversación, más que nada para no caer de nuevo en la tentación, se dio la vuelta con la intención de alejarse de Fudo.

— No tenemos nada más de que hablar — dijo Fuyuka con voz segura. O eso quería creer.

— Te quiero.

Fuyuka cerró los ojos con fuerza y se mordió el labio. ¿Por qué lo tenía que complicar? ¿Por qué? Era mejor terminar con eso rápido, así ninguno sufriría más de la cuenta.

— Adios, Fudo.

Sin a penas poder dar un paso hacia delante, Fuyuka sintió que era agarrada, suavemente pero con seguridad, por muñeca y dada la vuelta hasta quedar en frente de Fudo, demasiado cerca, para placer y tormento suyo. Interpuso el brazo que tenía libre apoyando ligeramente las yemas de los dedos en el cuerpo de Fudo intentado crear algo de espacio entre ellos, a pesar de que seguía estando sujeta por él.

— Sabes que te seguiré— Fudo intentó acercase a pesar de la oposición que presentaba la chica— ¿Por qué te cuesta tanto aceptarme? Sé que sientes lo mismo que yo.

— Me haces daño— se quejó Fuyuka.

— Podrías soltarte, pero no quieres ¿me equivoco?

— No me refería a la muñeca.

La cara de Fudo cambió drásticamente, al igual que la de Fuyuka. Fudo no podía creer que ella le hubiera dicho eso y que lo hubiera dicho en serio. Eso significaría que él se había equivocado y que ella le rechazaba. Soltó lentamente el brazo de Fuyuka, quien le miraba casi con ¿ira? Nunca había visto semejante expresión en el rostro de la chica. Hacia tan sólo unos días atrás había dicho que si ella no lo aceptaba, él se alejaría para siempre. Sus propias palabras se volvían en contra de él.

Observó impotente como Fuyuka lo miraba fijamente y se iba alejando hasta que por fin se dio lo vuelta y siguió caminando. Sin mirar ni una sola vez atrás, hacia el que la había ido a buscar. Fudo cerró los puños con fuerza y apretó la mandíbula. La había perdido sin poder decir nada sobre lo que sentía, ella lo había dejado tirado después de darle ilusiones al responder a la llamada. Durante unos minutos había estado flotando en una nube llena de esperanzas de volver a verla sonreír, poder notar el tacto de su pelo entre sus dedos y la caricia de sus labios. Todo había sido en vano.


Fuyuka suspiró algo aliviada al notar que esta vez Fudo no le seguía. Algo normal después de la respuesta cortante que le había dado. Respuesta que no sentía para nada, pero era lo mejor que podía hacer, para ella misma. No sabía en que momento se había convertido en una persona tan egoísta y cobarde. Porque era eso, egoísmo y cobardía en estado puro, le daba igual lo que le dijese Fidio de que todo el mundo era así. Ella era una cobarde por no aceptar sus sentimientos hacía Fudo por el que diría la gente, se estaba protegiendo a ella misma, olvidándose por completo de lo que podía sentir Fudo. Bueno, olvidándose por completo no, pero era eso lo que debía fingir. Además también temía decepcionarse o decepcionarle. No era lo mismo la relación que había tenido en un pasado muy cercano que la relación que a ella le gustaría de verdad con él. Si al final ella no le gustaba lo suficiente a él ¿qué podía llegar a pasar? Que ella se quedaría solo y se habría equivocado enormemente.

Todo habría salido mejor si no hubiera respondido a aquel mensaje cuando encendió por causalidad el teléfono, pero no pudo soportarlo. Una cosa es ver las llamadas y otra cosa es oír sus palabras. Y el mensaje, no sabría decir si sintió alegría o qué sintió en ese momento. Una parte de su mente le decía: "Está aquí, te quiere y por eso vino, todo saldrá bien". La otra le decía: " Has huido y desconectado de todo, no puedes verlo porque todo saldrá mal".

Se apoyó en una pared cercana y reprimió un sollozo. Si tal solo hubiera tenido la suficiente cabeza para seguir hasta el final una de esas dos lineas de pensamiento. Pero al parecer no podía hacer eso. Se daba cuenta de que su comportamiento era el más reprochable del mundo. Ahora Fudo definitivamente ese olvidaría de ella y se marcharía. Lógico, le había dado esperanzas contestando y unos minutos después había pinchado el globo de felicidad en el cual estaba subido de una forma totalmente brusca. Estaba segura, Fudo la odiaba.

— No deberías mentir— dijo una voz, su voz.

Fuyuka giró la cabeza y estaba vez no pudo disimular la mueca de sorpresa que se formo en su rostro. No sabía que hacía Fudo de nuevo a su lado, pero se tenía que ir, tenía que conseguir echarlo de alguna manera.

— Otra vez no, por favor.

— ¿Que puedo decir? Me gusta insistir.

— Se nota— Fuyuka intentó controlar su voz— ¿ Que haces aquí?

Fudo se acerco hasta quedar a su lado y se apoyó también en la pared mirando hacia el cielo.

— Te quiero.

— Ya lo has dicho— repicó Fuyuka intentando hacer caso omiso a esas palabras.

— Y tú ya me preguntaste eso— se encogió de hombros— Sabes perfectamente qué hago aquí, otra cosa es que no quieras aceptarlo.

No es que Fuyuka no quisiera aceptar, era que no podía.

— No pienso aceptarlo, Fudo. — se giró hacia él y lo encaró.

— Pues tenemos un problema — Fudo rió para sí y la miró inclinándose hacia ella— porque yo no pienso aceptar una negativa.

El cuerpo de Fudo se iba a cercando lentamente, ella quería alejarse pero las piernas no le respondían. Poco a poco se vio envuelta entre los brazos del castaño. No intentó separarse por mucho que su mente le gritase que no era lo correcto, porque aunque su mente gritase fuertemente que se alejase, en el fondo se sentía bien, completa, protegida, querida, como nunca antes se había sentido.

— No permitiré que nadie se interponga entre nosotros. Aceptaría que tú me rechazases por voluntad propia pero lo que no puedo aceptar es tu rechazo por el que dirán. Me quieres y te quiero, y lo que mas me importa en este momento es nuestro amor y nuestra felicidad. No permitiré que nadie te impida ser feliz.

El aliento cálido de Fudo chocando contra su piel, su voz grave que la hipnotizaba escurriendo por sus oído. Le quería, le quería pero Fuyuka tenía miedo. Lo que aun no sabía era si quería ser una cobarde de por vida o saltar al precipicio.

— Tengo miedo.— la voz de Fuyuka tembló— Tengo miedo de que al final esto no sea nada, tengo miedo de perder todo, de perderte.

— No lo tengas.

— Desde el primer momento en que pusiste tu mirada en mí, sentí como mi mundo cambiaba. Pero este mundo se puede derrumbar, Fudo. Compréndeme.

Sintió que el calor que emanaba de Fudo se alejaba y de nuevo estaba viendo esos ojos verde grisáceo. La miraban con cariño, con compasión. Quería que él la siguiese mirando de esa forma durante el resto de su vida, sentirse observada solo por él.

— Te comprendo más de lo que piensas, pero debes escucharme— Fudo le tomo la cara con las dos manos, haciendo el contacto visual más directo y más prolongado.— En este mismo instante no hay nadie, estamos solos, sin que nadie nos observe ni nos juzgue. Quiero que cada vez que estemos juntos, y te aseguro que será por mucho tiempo, te sientas como en este instante. Aunque estemos rodeados de gente que nos juzgue, da igual, tu siéntete así. Porque cuando estemos juntos estaremos en nuestro mundo y nos enfrentaremos a todo, solos. Tú y yo.


Y así terminan las cosas, bueno no, aun falta el epílogo, pero la idea que tuve en un principio llegaría hasta aqui. Que puedo decir, estoy mas feliz que una perdiz por verlos juntos jaja.

Ah, la canción You and I (Wilco) fue la que me dió la idea para el título del fic y en especial esas frases me "inspiraron" (poco, pero algo hicieron) para escribir este cap, por eso la puse. Ademas, ninguna de las frases que conocía me parecía encajar en lo que yo quería.

Ahora agradecimiento a los reviews:

miaka-ichiruki: Hola! Sí, justo, esa frase digamos que fue más o menos por lo que empecé a pensar en esta trama y creo que Fudo al final tuvo que luchar mucho por lo que quería, fui un poco mala. En fin, espero que te haya gustado el reencuentro que estuvo algo movidito jaja. Muchas gracias por tu review y perdón por el retraso :)

TqGirlXula23: Con ese comienzo la cosa promete sip, jaja. Bueno, lágrimas de alegría no se si soltaras, pero creo que algun instinto asesino puede salir xD. Muchas gracias por el review, espero que te guste el reencuentro perdona que tardase tantisimo en subir el cap, cuidate! :)

natyh: Aqui tienes el cap, siento muchísimo la demora y espero que te guste esto que intente escribir. Gracias por tu review. :)

ari-chan: Sorry por el retraso, no tengo perdón la verdad. Espero que este cap consiga alegrarte un poco, aunque lo dudo un poco. Gracias por dejar un review:)

Matta ne!