Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, la trama es mía.

"La caída de los ángeles."

'Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo.'

Proverbio Árabe.

Bella POV

Necesitaba algo que llamara la atención, algo que me diera la oportunidad de abalanzarme sobre otro hombre y poder huir, necesitaba una chance más, ya sabía lo que Aro haría y eso era muy importante. El estúpido no pensaba bien.

Vagué mi mirada por la estancia nuevamente y me detuve en el inodoro…

Me dirigí hacia él lo más rápido que pude.

Necesitaba ruido.

Casi devuelvo lo poco y nada que tenía en mi estómago por el hedor de esa cerámica. Aguanté la respiración y lo moví de forma tentativa, tal como creí estaba suelto.

Lo corrí de su posición sin detenerme, intentando por todos los medios sacarlo para llegar a las cañerías.

Los brazos me dolían del esfuerzo y mi estómago se encontraba revuelto pero yo no me detenía, no iba a hacerlo hasta que lograra salir de aquí.

Me senté contra la muralla con las piernas pegadas al torso suspirando de cansancio, sin embargo lo había conseguido, el inodoro estaba fuera de juego.

Con un pedazo de espejo rompí un poco la costura de la camiseta blanca ahora sucia y arranqué un retazo.

Probé su resistencia un par de veces antes de guardarlo en mi bolsillo.

Respiré profundo antes de comenzar a patear los tubos de cobre que al chocarse producían un sonido ensordecedor. No me detuve y lancé puntapié tras puntapié.

Me alejé con las manos en puños frente a mi rostro antes de darme impulso para dar otra patada. De tanto golpearlo el agua comenzó a salir por fin, de donde no tenía idea pero continué emitiendo ruido.

¿No me oían?

Me lancé un poco al piso y me senté respirando agitadamente. Tragué saliva compulsivamente antes de retomar mi tarea.

Cuando pensé que no podría dejar más la cagada otra cañería se destrozó y el agua salpicó aún más lejos, moví la cabeza sacando el cabello de mi rostro y entonces sucedió.

Oí los pasos acercándose y me detuve. Así ellos creerían que huí.

Corrí al lado de la puerta, donde me quedaría unos segundos oculta al abrirla.

-¡Rápido!- eran dos hombres, lo supe por sus voces.

Contuve la respiración al momento en que la llave se introdujo en la cerradura y apenas uno puso un pie dentro de la habitación le enterré un pedazo de vidrio que lo hizo gritar del dolor, al otro ni siquiera le di tiempo para sacar su arma, le lancé un golpe en la nuca con toda la rabia y fuerza que pudiera haber en mí.

Al primero que ataqué le di una patada en la nariz mientras se miraba el pie y cayó hacia atrás rendido.

Su compañero era más duro y me agarró por sorpresa por los brazos. Comencé a removerme evitando gritar del dolor

-¡maldita perra!- me gritó a la par que oprimía más mis brazos. Lancé patadas hacia atrás y tiré con fuerza mi cabeza contra la suya. Me logré zafar rápidamente y respiré agitadamente pero no me dediqué a ralentizar mi respiración, no tenía tiempo.

Con todas las fuerzas de mi cuerpo lo empujé contra la muralla y comencé a atacarlo, tratando por todos los medios darle en la nariz y así noquearlo, lo cual era una tarea difícil ya que él también me daba golpes.

El tipo era mucho más grande y pesado que yo por lo que le fue muy simple tirarme al piso y caer sobre mí. Grité

Me retorcí tratando de salir de debajo de su cuerpo.

Me presionó más dejándome sin demasiado aire y tuve que jadear por él.

Colocó sus dos manos en mi cuello y comenzó ahorcarme, tuve que controlar el pánico que se extendió por mi ser. Esta situación de asfixia me aterraba.

Miré a mi lado viendo un fragmento de vidrio. Estiré una de mis manos sacándolas de las suyas y me concentré lo que más pude en tomarlo, sin embargo el aire era demasiado insuficiente y el agarre muy fuerte.

Edward… Edward

Era lo único que conseguía pensar y justo cuando creí que ya no podía más lo tomé y sin dudar ni un solo segundo lo clavé con furia en su cuello.

Le acerté a la carótida ya que la sangre no paraba de salir.

Me alejé arrastrándome tosiendo con fuerza y tratando de respirar, él se cayó solo unos centímetros cerca de mí en medio de un enorme charco de su propia sangre, sangre que comenzó a diluirse.

No tuve tiempo de recuperarme ni de sentirme culpable, debía continuar.

Tambaleándome llegué hasta el otro hombre atravesado en la puerta y lo arrastré con dificultad cerca de una cañería.

Saqué el retazo de tela de mi bolsillo y lo até con un nudo especial e imposible de desatar a una de las cañerías más profundas. El agua seguía mojándome y el pelo se pegaba a mi rostro incomodándome a cada movimiento que hacía, pero traté de centrarme en lo importante.

Le quité todas las armas que podría haber tenido y las guardé yo, lo mismo hice con el hombre que ahora daba espasmos mientras se desangraba, traté de no mirar esa escena. No deseaba justamente ahora sentir remordimiento.

Les arrebaté las llaves y los encerré después de verificar que el pasillo estuviera despejado, este era diferente a los otros, el lujo no se veía ni por asomo y entonces reconocí el lugar, aquí es donde se encerraba a los prisioneros o a las víctimas, un escalofrío me recorrió la espalda al mirar el cuarto de torturas, diablos, yo conocía todo esto. Estuve oculta en cada estancia y por ello sabía las cámaras que podrían revelar mi posición actual. Yo necesitaba el factor sorpresa.

Corrí por el interminable pasillo de concreto con austera iluminación.

Al llegar a una de las intersecciones verifiqué que no hubiera gente y corrí hacia la derecha. Jamás podría acabar con todos ellos pero iba a intentarlo, iba a hacerlo por Renée y por Charlie, si bien mi padre no fue un santo trató de cambiar y esta maldita fraternidad rompió en mil pedazos su felicidad.

Evité la cámara de seguridad y subí las escaleras hasta llegar a las salas. Las salas era donde se reunían y más allá estaba la habitación de comando. Dios, podía hacer un mapa de este lugar.

Me centré en observar por la rendija de la puerta entreabierta, los contabilicé. Eran 4 hombres que jugaban alrededor de una mesa de pool. Debía encontrar la forma de salir de aquí sin emitir ruidos, tampoco pretendía volverme una asesina y matarlos a todos, lo cual sería lo más simple.

Miré sobre mi hombro y corrí por la misma dirección por la que vine pero tomé otro pasillo. Me colé por la muralla y continué corriendo. Mi único objetivo era Aro, no me temblaría la mano si tuviera oportunidad de matarlo.

Crucé más corredores y tenía la certeza de que me acercaba a él. Cada vez más cerca, podía sentirlo.

Entonces, cuando iba a tomar el último una chica que tenía cara de niña pequeña con facciones infantiles y cuerpo pequeño se cruzó con gran lentitud en mi camino.

Sus ojos azules fríos como el hielo me hicieron recordarla de inmediato.

-Vaya… es Isa.- dijo con desprecio mi nombre, porque era mi nombre

-Jane- mascullé entre dientes tomando una posición más defensiva. Sabía de qué era capaz esta mujercita vestida con ropa tan normal y roja. Era la mano derecha de Aro por alguna razón.

Me observó con detenimiento y dio unos cuantos pasos valorando la situación. Después de unos segundos habló con una sonrisa

-no eres rival para mí, lo sabes ¿no?- volteó un poco su cabeza y toda su melena rubia e inmaculada se movió a la par.

-tengo un mensaje para ti- respondí con la misma sonrisa en mi rostro- Alec te ha mandado sus saludos desde la celda en la cual se encuentra- sonreí más al ver su cara transformarse. Todo atisbo de buen humor desapareciendo- me dijo que lo tratan muy bien y que se encuentra muy a gusto, ¿te lo puedes creer? – dije sarcástica y solo tuve unos segundos antes de que me atacara

-¡maldita!- pensé que iba a golpearme el estómago ya que su puño iba directo y en cuanto lo protegí cambió de dirección a mi quijada. Mi cabeza por completo se fue hacia atrás y tambaleé en busca de equilibrio. No me dio tiempo para recuperarme ya que me asaltó con una patada que me derribó sin problemas.

Quedé menos de medio segundo aturdida antes de golpearla justo en el momento en que se abalanzó sobre mí. Le di una patada en el pecho que la hizo estrellar con la muralla, botando la mesa con el florero en el camino.

Me incorporé rápidamente para atacarla aprovechándome de su eventual desventaja, sin embargo tenía mucho aguante y se recobró casi de inmediato.

Ahora yo estaba en desventaja, Jane me doblaría la edad y llevaba mucho tiempo afinando su entrenamiento mientras que yo no lo hacía desde hace muchos años.

Nos quedamos mirando unos segundos, sus ojos me miraban con odio total.

-tu madre era una inútil- comenzó a hablar- no me dio ni un poco de diversión, bueno… si luchó pero estaba recién parida y no tenía fuerzas. Aburrido- hizo un mohín y yo crispé los puños tratando de controlar mi genio, deseaba tanto retorcer su cuello y aplastarla luego…sin embargo lograba darme cuenta de que eso esperaba- ¡oh! ¡Ya sé! Charlie, oh sí, él era muy bueno- pareció pensar y reflexionar- pero un idiota imbécil con todas sus letras… ósea, ¿elegir a Renée? ¡Qué estaba pensando! O quizá nunca lo hizo, era un cabeza hueca pero me caía bien. Sufrió tanto el pobre, sin duda Aro hizo un excelente trabajo, no podrías haberlo reconocido después de todo lo que le hicieron- apreté la mandíbula

Esperó mi reacción pero no la complací me quedé en mi lugar y eso la descolocó. Se irguió en su posición y me miró con ojos entrecerrados.

-eres una abandonada, tú y tu hermanito de pacotilla, son unos rechazados por la sociedad, bien que lo sa…- ella rompió sus estribos primero. Corrió hacia mí y alcancé a moverme para hacerla chocar la cabeza contra la muralla. Se tambaleó y tomé su nuca antes de darle rodillazos en el estómago. Trató de zafarse pero le estaba dando rienda suelta a mi furia en este momento

Me hizo estrellar la espalda contra la otra pared y el aire abandonó mis pulmones

Sentí el impacto de su duro puño en mi mejilla haciéndome perder un poco la conciencia, caí de rodillas y justo cuando trataba de golpearme la cabeza giré sobre mi costado y la derribé.

Me arrastré hasta quedar a horcajadas sobre ella y así golpearla sin parar, reviviendo las escenas de la muerte de mi madre aunque no estuve allí, conocía a Jane y lo sádica que podía ser.

-¡eres una maldita! ¡Maldita! ¡La mataste!- le recriminaba mientras no cesaba de darle golpes. Me detuve solo cuando dejó de moverse. No sabía donde empezaba su sangre ni donde terminaba la mía.

Me restregué la mejilla borrando la lágrima que se me escapó al pensar en esa madre que jamás conocí porque no me dieron la oportunidad.

Rechiné los dientes y con dificultad logré incorporarme sobre mis temblorosas piernas. Uno de mis brazos estaba como muerto y dolía como la jodida.

Caminé apoyada a la muralla y reposé solo unos instantes la cabeza, tratando de recuperar fuerzas. Me faltaba el objetivo mayor.

Detrás de mí solo quedaban mis huellas ensangrentadas en la alfombra…

Edward POV

Se lo había dicho por fin y sucedió lo que supe pasaría. No podía permitir que se alejara de mí, era algo que no concebía, la vida sin Bella no era vida.

Solo me quedé minutos lamentándome antes de ir por ella, era obvio que Bella podía querer irse pero otra cosa era que yo lo permitiera. Podría pasar la vida entera si fuera necesario suplicando su perdón, sin embargo que se esfumara de mi existencia es algo que no tenía lugar.

Seguí sus pasos hacia el ascensor y en primer lugar me dirigí al estacionamiento, busqué el coche esperando encontrarla ahí. Un extraño presentimiento se instaló en mi pecho y comencé a preocuparme. La busqué por el sector pero nada, Bella no estaba en este estacionamiento. Bajé hasta la última planta la cual no era algo en concreto, solo un aparcamiento en proceso y con cara de abandonado. Miré alrededor y no di con ninguna cámara.

Este lugar era perfecto para un secuestro.

Fruncí el ceño buscando cualquier pista que me dijera el paradero de Bella, tratando de mantener a raya el pánico que crecía dentro de mí conforme los segundos pasaban y yo calculaba las posibilidades de lo que podría pasarle.

Debía reconocer que no eran muy alentadoras.

Cuando creí que no encontraría nada me fijé en las marcas hechas por las llantas de un coche que frenó de manera brusca, justo al lado de ella encontré el adorno del cierre del polerón de Bella.

Mi corazón latió rápido tanto que me produjo un dolor que no podría describir, no iba a permitir que nada le sucediera. Esto era mi culpa y yo pensaba rescatarla así fuera lo último que hiciera.

Hice unas llamadas a la agencia y a Jasper y Emmett, quienes aceptaron colaborar en la búsqueda de Bella.

Siempre temí que esto sucediera, por ello tomé precauciones.

-lo siento- dijo Emmett ajustando su equipo

-vamos a encontrarla- me apretó el hombro Jasper en señal de apoyo

-eso espero- me apreté el puente de la nariz con ansiedad- eso espero- repetí tratando de convencerme. No podía siquiera pensar en que le hicieran daño, si eso pasaba no sé que iba a ser de mí. Lo que si sabía es que Bella Dwyer, era mi vida e iba a protegerla fuera como fuera.

El collar que le di, aquel que compré en la feria la primera vez que salimos mandé a que le pusieran un localizador. Así siempre sabría donde estaría.

Logré encontrar su posición pero perdí la señal hace algunos minutos. Ahora, voy en el transporte hacia el lugar, con Emmett y Jasper como principales ayudantes. No me detendré ante nada, no hasta que Bella esté en mis brazos de nuevo, sana y salva.

Nos distribuimos rápidamente para cubrir la gran edificación. El símbolo de Angels of Dead disipó cualquiera de mis dudas, Bella tenía que estar aquí.

Nos adentramos después de destruir las cámaras de vigilancia y mientras el equipo se encargaba de los vigilantes, Emmett, Jasper y yo entramos a la casa.

Me confundió un poco el juego de colores, parecía más una mansión elegante que la ratonera de asesinos.

Después de verificar que estuviera despejado di la señal.

A medida que caminábamos apuntando en todo momento mi corazón comenzó a latir fuertemente, la incertidumbre comenzó a hacerse espacio dentro de mi mente, ¿qué tal si Bella…?

Negué frenéticamente con la cabeza, disipando esa idea desde la raíz. Necesitaba concentrarme, de lo contrario sería un blanco fácil y podría adivinar que ya sabían que habíamos entrado.

Mi suposición fue confirmada cuando una fila completa de hombres de aspecto elegante con armas muy buenas se nos puso por delante. Tomamos la posición defensiva y antes de que cualquiera de nosotros pudiera reaccionar los disparos comenzaron a estallar.

Luego de habernos asegurado de que no respiraban pasamos sobre ellos para continuar, no tenía ningún caso seguir con el sigilo, los disparos dejaban más que en claro que estaban siendo atacados.

Concentrado en los pasillos estaba que no noté cuando Emmett me lanzó al piso para aforrarle un buen combo a un tipo casi de su misma complexión, de la nada apareció otro y Jasper se encargó de él.

-¡sigue! ¡Ve por ella!- me gritó Emmett sobre su hombro antes de atacar a su oponente. No esperé más obviamente, corrí dejando de lado el protocolo.

Llegué hasta una sala con papel mural oscuro y alfombra roja, con muebles de color caoba. Me quedé un minuto mirando alrededor tratando de encontrar algún indicio de Bella, esta jodida sede era enorme y había muchos lugares donde podría estar.

Le di un golpe al dintel de la puerta antes de ponerme en marcha

-vaya, vaya… ¿Qué tenemos aquí?- la voz me paralizó unos segundos en donde no pensé en nada. Cuando retomé mis pensamientos y los recuerdos me invadieron me di muy lentamente la vuelta- ¡oh! ¡El hijo de los Cullen!- aplaudió el ser más repulsivo de la historia con una sonrisa burlesca en el rostro.

Crispé los dedos sobre el arma que mantenía en mi mano, apretando los dientes

-veo que has encontrado mi humilde morada- se paseó por la habitación y lo miré en todo momento, siguiendo sus pasos y evitando por todos los medios lanzarme contra él. Eso es lo que esperaba. Ese hijo de puta- ¿Es a mí a quien buscas o…?- me erguí ante ese o

-¿¡Dónde está ella!?- grité mientras él sonreía

-te has enamorado-movió la cabeza sin dejar de sonreír. La sangre comenzó a hervirme y sobre todo a dolerme, Bella no podía… no ella, no

-¡¿Qué le has hecho?!- no soporté más y corrí hasta él para tomar las solapas de su camisa

-cálmate chiquillo- masculló molesto y mirándome con desdén

-no lo repetiré- dije entre dientes con una expresión violenta en el rostro. Lo tomé más fuerte

-te he dicho que te calmes- volvió a decir pero sonriendo nuevamente. No lo aguanté.

Le di un golpe tan fuerte en la quijada que la mano se me durmió y él cayó sentado al piso

-¡tan malnacido como tu padre!- recriminó antes de abalanzarse contra mí y hacerme impactar con la muralla botando todo que lo estuviera cerca. A pesar de tener sus años la fuerza no menguaba.

Nos embaucamos en una ensalada de golpes, ya que por desgracia mi pistola había caído lejos de mi alcance y él no me daba tregua. Sus golpes dolían pero no más de lo que sufrí por su causa. Aro Vulturi fue el centro de mi vida mucho tiempo, llenando mi cabeza de rencor y odio, solo sed de venganza era lo que habitaba en mi interior antes de conocer a Bella. Y ahora el malnacido hijo de la mierda me arrebata todo lo que tengo.

Lo tenía listo para darle un puñetazo cuando inesperadamente sonrió con sus dientes ensangrentados

-tu madre sí que fue entretención… era tan fogosa… y tu padre, tu padre era un pervertido quiso mirar mientras yo la violaba, una y otra vez- se regodeó y perdí los estribos. Con furia lancé mi puño contra él pero lo esquivó y aprovechó que estaba fuera de mis cabales como para pensar y a cambio él ser quien me dejara aturdido en el piso con el golpe en la nuca que me dio. Las cosas se distorsionaban ante mis ojos e intenté incorporarme

Me dio una patada que me lanzó contra los cristales y estos se quebraron cayéndome encima

-tu padre luchó, Edward… luchó pero no le valió de nada y ¿sabes por qué? Porque él es un inútil pedazo de nada- susurró en mi oído para después darme un puñetazo que hizo mi nariz sangrar- pero Isa o… Isabella como le pusieron, ¡vaya fiera! Te llamó un millón de veces pero no apareciste, la dejaste morir- rió y me retorcí ante sus palabras, imaginando su rostro de muñeca llorando y clamando por mí y yo… yo no llegué, perdóname Bella.

Sentí el cañón de una pistola en mi cabeza y cerré los ojos, ya no me quedaba nada por lo que vivir. Sin Bella no existía más nada para mí

Solo un disparo resonó con estrépito en la habitación…

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Me quedé de pie bajo la lluvia con el paraguas en la mano, observando con tristeza el gris tan fúnebre del suelo.

Me agaché para dejar unas flores vivas en al florero de cemento junto a la tumba, sin quererlo una lágrima resbaló por mi mejilla. A pesar del tiempo, sentía ese lazo y la verdad dolía, los recuerdos eran crueles.

Sin embargo sentía que con esto podía dejar el pasado irse y así vivir el presente. Suspiré

-¿te encuentras bien?- me besó el cuello con delicadeza mientras sus cálidas y protectoras manos se posaban en mis hombros

-si- dije en medio de otro suspiro- ahora sí- me volteé a medias para ver su rostro.

Sus ojos color chocolate me hicieron sentir bien, la tranquilidad retornó a mí y pude respirar en paz. Ellos no eran más que un mal recuerdo.

Yo era libre

Me besó despacio, apenas rozando su boca y la mía, pero fue todo lo que necesitaba.

-vamos, Bella- me guió por los hombros para dejar atrás la tumba de Charlie y Renée Swan. Mis padres reales.

Mientras íbamos en el coche, observé el rostro de Edward y recordé el terror que me dio la simple posibilidad de perderlo.

Había oído un montón de disparos y traté de apurarme lo que más podía con mi cuerpo fatigado, entonces oí su voz. Mi corazón se agitó y corrí ignorando el dolor de mis extremidades. Él estaba aquí, estaba aquí.

Busqué con desesperación en todas las habitación y no lo encontraba, de pronto entré en la que supuse debía ser de Aro y lo que vi me heló la sangre. Ni siquiera lo pensé.

Tomé con una seguridad que no conocía el arma y la apunté hacia aquel asesino que pretendía quitarme a Edward.

Inspiré y me centré en mi objetivo

- pequeña…ahora, dispara…- fue la voz de Charlie hablándome

Lo hice, y él sonido fue tal que casi quedo sorda. Había matado a alguien, el cuerpo desvaneciéndose mirándome en agonía me lo corroboró. Yo era una asesina y no me arrepentiría jamás porque gracias a eso, Edward estaba vivo.

Me miró con dificultad y me quedé solo un segundo más con la pistola estirada antes de dejar caer mi brazo y el arma para correr a su lado, todo había terminado al fin.

-¿qué?- sonrió a medias mirándome de reojo

-nada, solo te observaba… te quiero tanto Edward- lo miré mientras le decía aquello

-yo te amo, Bella- tomó mi mano para darle un ligero beso y así seguimos el camino para llegar a mi casa, junto a Mary y Phil.

Lucy ahora más grande corrió a abrazarme y contuve las lágrimas, había extrañado tanto a esta pequeña.

Ellos jamás se enterarían de nada, era un secreto que me llevaría hasta la tumba…

Continué los estudios y mi familia aceptó muy bien a Edward a pesar de que era mayor que yo, quedaron convencidos ante el gran amor que me demostraba siempre. Las cosas entre nosotros no podrían ser mejor y ahora estábamos en una relación seria que nos llevó aún más lejos. Al terminar mi carrera, Edward y yo decidimos irnos a vivir a un lugar tranquilo y en paz. Después de todo teníamos que recuperarnos mentalmente de todo lo que vivimos.

Logré vivir en paz con mi presente y pasado. Sabiendo que fui la hija de un asesino que se enamoró de la persona equivocada pero que al final lucharon por su amor hasta la muerte, esperaba que por lo menos donde sea que estén logren ser felices, tanto como lo soy yo tomada de la mano de Edward.

La arena acariciaba mis pies descalzos mientras las olas arremetían suavemente a la orilla, golpeando contra las rocas, era nuestro propio paraíso.

-te amo- susurró a mi oído y su ropa blanca, ligera, me hizo cosquillas

-yo te amo aún más- me detuve para enroscar mis brazos en su cuello y ceñirme a su cuerpo para mirar directamente sus ojos

-te equivocas- negó suavemente con la cabeza, acariciándome la cintura

-n…- me besó callando mi respuesta y yo lo dejé ganar, solo por esta vez. Le correspondí empujando mis labios contra los suyos y más tarde mi lengua entre ellos. Me gané un hermoso gemido con esta acción. Me despegué para susurrarle- me da lástima que hayas dejado tu trabajo- mascullé juguetonamente mordiéndome el labio.

-¿de verdad?- preguntó sorprendido. Obviamente que no me daba lástima, el solo hecho de pensar siquiera que estaría con alguna chica me enfurecían, sin embargo solo quería jugar un poco.

Afirmé coquetamente con la cabeza

-si… que seas guardaespaldas…- me puse de puntitas para llegar a su oído- me pone demasiado- gruñó cuando le mordí la oreja y sin previo aviso me tomó del trasero para que enredara mis piernas entorno a su cadera.

-¿sí?- preguntó con voz ronca besando mi cuello mientras caminaba de regreso a la casa

-si… el pensar que tienes un arma y que puedes hacer lo que sea con ella… hm- gemí en su oído a la par que sin ningún tipo de vergüenza me restregaba contra su miembro que comenzó a levantarse. Gemí más que gustosa y el jadeó mordiéndome el cuello

-te demostraré que cosas puedo hacer con ella- prometió antes de besarme como poseso.

Mientras me hacía el amor con la misma delicadeza que la primera vez y todas las demás afirmé mi idea de que esa fraternidad solo había sido una amarga parte de mi vida, que al final me había traído al amor más grande que se puede concebir y que Edward, aquel sexy y violable guardaespaldas es y será por lo que duren nuestras vidas mi presente, porque él era mío y yo suya, para siempre.


Buenop, hemos llegado al final de esta historia, de todo corazón espero que les haya gustado aunque fuera un poquito esta trama y lo hayan disfrutado. No les puedo agradecer con palabras lo mucho que me alegra que por lo menos a unas cuantas personas les gustara y esperaran los capítulos a pesar de que soy muy lenta para subirlos, es algo realmente hermoso abrir el correo y ver que agregaron a favoritos, alertas y sobre todo los reviews, y también lo es ver que hay lectores silenciosos, ¿qué más puedo decir? ¡Son increíbles!

Quiero nombrar a las personitas hermosas que dejaron su opinión con cada capítulo y me daban las ganas que me faltaban para escribir

Lovebyinspired: de veras muchas gracias chica por todo el apoyo eres increíble!

Alice V Greene Masen Cullen: a ti también millones de agradecimientos por hacerte presente

Angie C.M: gracias por tu comentarios tan lindos!

Sandri: eres muy linda, gracias por todo

k-ta XD: gracias!

marian24: muchas gracias también por el apoyo!

Any: muy amable, gracias nena!

michelle de cullen: tu review fue muy lindo!, gracias por apoyarme!

Laubellacullen94: gracias cariño por hacerte presente n.n

Zeelmii Black Cullen Withlock: muchas gracias por el apoyo!

jhanulita: muchas gracias por regalarme tiempo en leer

Gatita Swan: espero que al final te haya gustado, muchas gracias!
Conny: muchas gracias por haber dejado tu preciosa opinión :D

eddieIlove: muchas gracias por el apoyo!
Caniqui: gracias por el apoyo!

liduvina: te agradezco de todo corazón que hayas estado presente en esta historia, muchas gracias!

cony: muchas gracias por leerme y dejar tu review!

Bien, solo les quiero decir una última cosita, tengo una escena de Edward y Bella media fogosa (jeje) que no pude ubicar en la historia, ¿quieren que la suba? Lo dejo a su elección ;)

Sin más que darles las gracias más enormes del mundo les digo hasta pronto!

Un abrazote enorme y nos leemos!

Chau chau