¡Hola!

Lo se... no debería estar publicando una nueva historia cuando apenas y puedo llevar tres. Pero en verdad tenia inspiración de hacerlo y no podía desperdiciar esa hermosa idea :c incluso tengo una libreta donde apunto todas las sinopsis de mis Fics y ya llevo este avanzado xD

Quiero dedicar esta historia a mi maestra de Español, ya que sin ella no me hubiera venido tal idea cuando escucho el titulo "Guerra en el Desierto" Si, suena raro. Pero si ella no lo hubiera dicho yo no hubiera hecho este fic.

Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen sino a Masashi Kishimoto, quizá el titulo tampoco ._. así que solo dejo la historia como autoridad propia :D


GUERRA EN EL DESIERTO

CAPITULO I

CALOR

Sakura odiaba el calor, cada día constantemente miraba su calendario y deseaba con todas sus fuerzas entrar a la primavera, otoño o invierno, cualquiera que no fuera verano. Al principio la disfrutaba yendo a los lagos para bañarse y sentir la refrescante sensación de tener aquella agua fría recorriendo su cuerpo, pero cuando se trataba de misiones y trabajos diarios era un martirio. Recordó como en una misión fue atacada de sorpresa por su contrincante gracias a la incandescente luz del sol que la distrajo, y la vez que en el hospital tuvo que limpiar a más de un paciente por su excesiva sudoración. Trataba de no odiar a la naturaleza por haber creado aquella estación tan calurosa, digo, algo bueno debía de tener ¿no? Pero Sakura cada vez perdía la esperanza de aquella idea que se hizo al principio.

—Justamente quería hablar contigo, Sakura —dijo Tsunade detrás de su escritorio, era torturador para Sakura ver como su maestra y Shizune tenían aquellas cortinas en su oficina, ventiladores por todas partes e incluso una ración de helado para sobrevivir toda la temporada. Ser la Hokage si tenía sus beneficios.

En cambio la cara de Sakura estaba roja, dos gotas de sudor pasaban por sus mejillas por la culpa del recorrido sin sombra que tuvo que hacer desde el bosque donde entrenaba hasta la torre de la Hokage. Sentía que sus manos eran mantequilla por culpa del sudor e incluso sentía que su cuerpo se derretiría en cualquier instante.

—Kakashi me dijo que era algo importante —Tsunade, seria después de que Sakura hablara, se puso de pie y empezó a caminar alrededor de la mesa hasta quedar frente a Sakura, mirándola fijamente posando sus manos en su cintura, sonrió de medio lado llena de orgullo.

—Felicidades, acabo de asignarte tu primera misión rango A individual —Sakura se sobresalto por la sorpresa. Nunca había hecho una misión de ese rango sola, siempre lo hacía con la compañía de algún grupo de ninjas más fuertes y ella nunca hacia nada, más que enviar la información por medio de aves.

— ¡Hokage-sama, esto debe ser…

—Una oportunidad para que mejores tus habilidades ninjas —le interrumpió Tsunade aun con su sonrisa —. Como la Hokage de esta aldea, tengo la seguridad de que serás capaz de llevar a cabo la misión que te he asignado, así que escucha con atención.

Sakura trago grueso, posicionándose más recta de lo que estaba desde un principio. Tsunade se recargo en su escritorio y Shizune solo miraba en silencio la escena, con su típica seriedad.

—Tu misión se llevara a cabo en Suna —Sakura quiso gemir de decepción, ¿De todos los lugares tenía que ser Suna? El desierto significaba calor, y allá no importaba que estación fuera, siempre hacia calor —. Al llegar al desierto de Suna, encontraras una escolta que te llevara hasta la aldea, tu trabajo haya es cuidar a alguien muy importante —su tono de voz se volvió más serio —. ¡Por ningún motivo! —exclamo, sobresaltando a Sakura —. Dejes que esa persona sufra daños.

La cara de Sakura palideció y en vez de sudar por el calor sudo frío por el miedo de la cara de Tsunade. Shizune no dijo nada y solo suspiro, con el cerdito tan adorado que siempre cargaba.

—La misión tiene un tiempo indefinido de tiempo. Saldrás mañana al amanecer, tardaras dos días en llegar al País del Viento y uno en cruzar el desierto con la escolta —dijo ya más calmada —. Puedes retirarte, ahora vete a tu casa a descansar.

Sakura asintió con formalidad y se fue lo más rápido que pudo. Saliendo de la torre salto de alegría, era su primera misión de gran importancia. Le hubiera gustado celebrarlo con Naruto, pero no podía porque él aun no regresaba de su entrenamiento con el Sannin Jiraiya, lastima, quizá, con aquel humor tan bueno, le hubiera aceptado una comida en Ichiraku. No dudo un segundo y enseguida fue a comprar una gran porción de comida para un banquete, pero solo para dos personas que eran su madre y ella. No se dio cuenta de la gente que le miraba saltando como en pradera floreante, y con aquella aura de felicidad llego a casa para preparar la cena.

— ¡Ya llegue mamá! —grito mientras dejaba sus sandalias en la entrada de su casa, escucho un grito de respuesta de su madre que estaba en la sala principal, doblando la ropa de ella y su hija, y había otro canasto con la ropa ya doblada y planchada, era la de su padre.

Sakura había perdido a su padre por una enfermedad, ocasionada después de una misión en la que un enemigo le inyecto bacterias creadas genéticamente para matar. Sakura no se arrepentía de su muerte, porque ver su nombre en una lapida era menos doloroso que oírlo gritar de dolor todas las noches, junto con los llantos de su madre. Al principio supuso que la tiraría, pero estaba en buen estado como para dejarla en la basura.

—Oh… esto —su madre comprendió porque Sakura fijaba su vista en el cesto ya hecho —. Pienso mandarla a una tienda de empeño, no creo que la ocupemos más.

Haruka Haruno era muy tranquila, gentil y llena de gracia, tan bella como una flor de primavera y siempre viviente aun en los malos tiempos. Pero después de la muerte de su esposo ella había adquirido una personalidad más deprimente, su mirada había perdido un brillo especial y su voz sonaba más melancólica. Sakura lo sabía por la forma en la que se comportaba antes y ahora, aunque ella había heredado la voluntad de fuego de su padre, también tenía la comprensión de su madre.

—Te tengo buenas noticias —termino el otro tema Sakura alzando las bolsas de comida —. Hoy cenaremos como reinas, te va a encantar la noticia que te tengo.

Juntas madre e hija, cortaron la carne en pedazos y juntas prepararon un estofado cortando las verduras y agregando los ingredientes que a ellas tanto les gustaba. Cuando la cena estuvo lista, ninguna de las dos quiso vestirse elegante para la ocasión, con solo ver la cena se les hacia agua a la boca y las ropas que tenían puestas eran perfectas en aquel momento. Tanto Sakura como Haruka se abarrotaron de comida, terminando todo incluso el plato de ensalada que Haruka preparo al final.

— ¿Cuál es la noticia que me querías contar, preciosa? —Sakura rio bajo, recordando como su padre también la llamaba preciosa todo el tiempo.

—No lo creerás, pero conseguí una misión de rango A —la sonrisa del rostro de Haruka se convirtió en una mueca deformada por el terror y sus ojos color negro de inmediato se sombrearon por el espasmo —¿Mamá, sucede algo? —grito de terror cuando su madre cayó al suelo desmayada.

Sakura de inmediato la llevo hasta el sofá de su casa, y después de unos minutos de ser tratada por su hija Haruka empezó a despertar, estaba siendo ventilada con un abanico por Sakura, quien le miraba con suma preocupación.

—¿Estás bien? —Haruka le abrazo con rapidez, apretujando a su hija entre sus brazos y gimiendo de dolor, llorando como si hubiera perdido algo.

—No vayas… no vayas —la escucho llorar, supo que no había sido buena idea haberle contado aquello. Sakura no recordaba el terrible hoyo en su pecho después de la muerte de su padre, todo por culpa de una misión, y por eso ella dejo la vida ninja que antes tenía para volverse ama de casa y recuperar los años perdidos que paso alado de su deber como jounin.

—Mamá…

—¡Morirás, si vas a esa misión morirás! —exclamo llena de pesar, Sakura solo abrazo más fuerte a su madre, consolándola.

—Soy solo una ninja guarda espaldas, nada me pasara.

Haruka siguió llorando en el hombro de Sakura, tanto que termino dormida después de unos largos minutos. Con cuidado Sakura apago todas las luces de la casa y llevo a su madre hasta su habitación, tomo una ducha rápida para hacer sus maletas. Su ropa consistía en pescadores olivo y jumper rojos, su madre hace poco le había hecho una nueva ropa que consistía en chalecos rosas, debajo de ellas blusas con redes negras con el sello de su familia como broche en el pecho, una falda rosa pálido y un short negro debajo de ellos. Como vio más fresca aquellos conjuntos decidió sacar toda la ropa de su maleta y llenarla de aquella ropa, total, sus días en Suna serian un martirio.

«Se siente como si abandonara la aldea para siempre»

Miro por su balcón la luna de su aldea, por alguna razón la luna siempre le tranquilizaba, como una canción de cuna que su madre siempre le cantaba mientras juntas miraban por el balcón, algunas veces junto con su padre. Pero esos días se opacaron con las guerras ninjas, y la muerte de su padre, la depresión de su madre y la ida de Sasuke. La familia Haruno había dado un golpe con el suelo de repente.

Sakura durmió muy poco, ese pensamiento de su última noche fresca, o al menos lo que se podía llamar fresca en verano, le inquietaba el pecho, y no sabía por qué. Por alguna razón sentía que al llegar una pequeña herida de su pecho se abriría de repente, sabía que tenía una razón, pero no la recordaba. Cuando su despertador sonó, el reloj apenas y marcaba las cinco de la mañana, hora en la que debía de prepararse para salir a la seis de la aldea. Con rapidez se vistió, ahora con su nuevo conjunto, y dándose una mirada por su espejo del tamaño completo, se guiño el ojo y salió con sus maletas y su mochila amarilla que siempre cargaba.

Llegando a la entrada de Konoha, dos ANBU la esperaban, y Tsunade junto con Shizune también.

—Llegando al País del Río debes de coger un hotel para descansar —le dijo su maestra entregándole un papel —. Este ticket te permitirá pasar la noche con todo pagado, tu habitación es la más lujosa, solo busca un hotel con este nombre —le indico señalando el titulo con letras grandes y rojas que había en el papel —. Es el único hotel con ese nombre. Ten cuidado, y suerte.

—Maestra —Sakura, con una sonrisa socarrona, miro a su maestra, dándole seguridad —Me ofende, ¿Acaso su aprendiz necesita suerte?

Con un abrazo y un cumplido Sakura se despidió de Shizune y Tsunade, rápidamente su chakra fue concentrado en sus pies, adquiriendo un resplandor azul al igual que cuando caminas por el agua y salió corriendo a una velocidad extraordinaria, casi como la vez en que Rock Lee se quito las pesas de sus piernas, pero esa velocidad no podía compararla ni en un millón de años.

Sus saltos por los arboles no eran más que brisas en el viento para los que pasaban por el camino, ella era casi invisible para el ojo humano y su único objetivo en la mente era conseguir aire, se sentía volando al sentir el viento golpear su piel, refrescando su piel y secando su cabello que sentía húmedo por el sudor. El bosque estaba iluminado y sencillo, tan tranquilo y silencioso que Sakura se dio por admirar los alrededores. A pesar de que a pocos kilómetros un grupo de ANBU la esté acompañando, se sentía totalmente sola, valiente e independiente. Incluso disfruto de un momento para dar saltos con gracia y uno que otro paso de baile mientras corría.

Después de horas de caminata Sakura bajo su velocidad, quedando a la misma distancia que otros ANBU que acompañaron a Sakura hasta la entrada al País del Río. Era tan enorme y lujoso que Sakura casi no pudo distinguir a la perfección el edifico que era el Hotel. Un enorme edifico de color rojo y estilo tradicional, con diseños profesionales y dibujos históricos como decoración. Sakura mirto su ticket antes de entrar.

«Hotel Sawayaka, sin duda le queda perfecto»

Apenas entrando a la puerta, el hotel estaba infestado de personas, era obvio que tuviera ingresos con aquel lugar tan refrescante en ese tiempo de verano. Camino lentamente mirando las puertas deslizarse, miro que adentro había baños termales, de lodo, masajes en el cuerpo, tratamientos para la piel y ceremonias de relajación y buena suerte. Las servidoras del hotel acompañaban a los invitados a todas partes, llevaban bebidas, guiaba a las salas y había uno que otro hombre masculino que llevaba maletas a los pisos se arriba.

Una de las trabajadoras, vestida con un yukata blanco y una cinta café en su cintura pelo recogido y una posición recta, erguida y derecha se acerco a Sakura. Esta se puso algo nerviosa al momento.

—Bienvenida a el Hotel Sawayaka, ¿En qué puedo servirle?

—Vengo por una misión, la quinta Hokage me entrego esto para darme una suite en el hotel —le trato de decir calmadamente, sin embargo esa sensación no convencía a Sakura, miraba la perfecta compostura de la trabajadora leyendo y verificando si era real o no el ticket. Y después le sonrió a la de ojos verdes.

—Acompáñeme por favor.

Sakura siguió con tranquilidad y sin necesidad de apurar a la muchacha, eso le daba tiempo para mirar todo el lugar que le traía. Las puertas eran de un color blanco, que solo se deslizaban hacia un lado y eran muy delgadas por lo cuidadosas que eran las personas al abrirlas. El piso era suave de color beige, acompañado con trazos negros y uno que otro diseño de flores. La mujer con el yukata se quedo de pie parada aun lado de una puerta, con una sonrisa en el rostro.

—Es un honor darle la bienvenida a la primera huésped en la suite más lujosa del Hotel Sawayaka —dijo abriendo la puerta, donde había dos trabajadores y dos mujeres más. Sakura miro aspectada el lugar, era espaciosa, cinco veces más que las evitaciones que vio pisos antes. Había floreros enormes e incluso pequeños arboles en masetas en el suelo, después había otra puerta que enseñaba hacia una vista hermosa de casi todo el país del Río.

No tan verdoso como Konoha, gracias a los ingresos y expansiones que ha recibido con el tiempo. Y a pesar de que el país del Río es pequeño en el mapa, no hay duda que no es pobre ni desamparado. Todo lo contrario.

—Por favor, le pedimos que se ponga este yukata para llevar a lavandería su ropa, mañana podrá irse con su ropa lista para usarse —le dijo otra mujer mostrándole un yukata color blanco, similar a los de las trabajadoras pero el de Sakura venía acompañado con un mosaico de color café de flores, y el diseño de una geisha abanicándose.

Le mostraron el baño, un enorme baño termal en donde cabía más de veinte personas, su cama que era un tamaño colosal en el que Sakura se imaginaba una gran nube, su comedor en donde podrían traerle todo el bufet y por último la vista al país.

Los trabajadores abandonaron el lugar y a Sakura le dio por entrar al baño termal. Le daba algo de nervios entrar ella sola en aquel lugar, un lugar solo para ella. Pero se sintió en el cielo cuando los dedos de sus pies tocaron el agua, lentamente se sumió hasta su cuello y descanso un largo rato, salió a su ducha después y se puso su yukata blanco que tanto le había gustado. Había durado un largo rato en el baño que las puertas del hotel anunciaban el anochecer, abrió la puerta del balcón y dejo entrar el fresco aire nocturno, que le erizo la piel mientras su cabello húmedo se mecía lentamente. Cepillándose el cabello llamo al bufet sirviendo todo tipo de comida deliciosa bañada en un delicioso líquido marrón agridulce. No recordaba cuando fue la última vez que comió así, o bueno, si lo hizo.

«En mi última misión con el Equipo 7»

Recordó como hace dos años y medio Sakura, Naruto, Sasuke y Kakashi viajaron a una aldea lejana, donde fueron recibidos abiertamente para poder ayudar al pueblo a cubrir un gran orifico en una presa, tareas comunitarias simplemente. Sin embargo la gente de aquel lugar era tan agradecida que todo el equipo se quedo un par de noches en un lugar similar al que se encontraba ahora. Esos simples recuerdos le causaban un hoyo en el pecho.

Terminando de comer se acostó en su cama, mirando el techo durante un largo rato recordando esos momentos. Uno le llevaba a otro, una frase le recordaba a otra y casi todo le recordaba a él. Pensaba tanto en esa persona que incluso le dolía le cabeza de todas las veces que la escena en la banca le atacaba. Un retorcijón en el estomago le atormentaba cada vez que escuchaba el "Gracias". Y lo peor de esos recuerdos era que sonreía. Extraña a Naruto, quien siempre le cuidaba a pesar de que siempre recibía un trato duro por parte de ella, ahora estaba con Jiraiya.

«Ah de estar gritando de felicidad por no verme»

Oh su maestro Kakashi, quien ahora estaba más ocupado que nunca haciendo misiones rango ANBU por todo el mundo, seguramente para no estar en Konoha y que los mismos recuerdos que le aquejan a ella le vengan a él.

Despertó con pereza de su cama, que estaba desordenada y la cobija en el suelo, su cuerpo sudaba y su cabello estaba húmedo, estaba segura de que tuvo pesadillas. Tomo una ducha rápida y encontró su ropa doblada en su mesa de comer, acompañado por un desayuno bufet. Terminando recibió una carta de su maestra, donde le informaron que los ANBU ya habían dejado sus maletas de ropa cerca del desierto de Suna, donde pronto llegaría la escolta de la chica.

Así que salió rápido del hotel, no sin antes agradecer los servicios y como la primera vez concentro su chakra en sus plantas y salió corriendo, esta vez mucho más fuerte. Se sentía radiante y no como el primer día donde el Sol le asechaba quitándole muchos ánimos y energía, pero a la mitad de su camino tuvo que desvanecer su chakra porque tendría que usarlo para pasar el desierto lo más rápido posible. Se dio cuenta después de unas horas cuando la vegetación empezaba a escasear y la arena dorada empezaba a ser abundante por todo el suelo, empezó a correr por el suelo porque los arboles ya estaban más lejos de otros y saltar uno por uno le podría causar un accidente. Pronto vio la vista del desierto y un grupo de ninjas, unos con las maletas ya puestas.

—Debe ser la alumna de Lady Tsunade, agradecemos su puntualidad, sinceramente pensamos que llegaría más tarde —Sakura se reverencio para saludar educadamente a los ninjas, el líder de los ANBU hizo lo mismo y sin decir muchas palabras, más que las indicaciones y del anuncio de la ida comenzaron el viaje.

Sakura tenía razón al reservar su chakra para ese momento, porque sus pies necesitaban más concentración en aquella zona por las tormentas de arena y lo suave de que era la arena, tanto que sus pies se hundían en ella. Los demás ninjas hacían eso, era como caminar en el agua para evitar las distracciones y emprender marcha hacia Suna lo más rápido posible. Sakura tenía puesto su sombrero de paja para evitar el sol pero todo el trayecto estuvo sudando, el clima acalorado en verdad no era su fuerte. Los demás iban con una túnica puesta, y obligaron a Sakura hacer lo mismo para evitar la piel quemada por estar tanto tiempo en el sol. Sin embargo la tarde empezó a llegar y con eso la temperatura bajo de un golpe. Sakura entendió el porqué de la túnica aparte de las quemaduras de los rayos V, sino porque en la noche la temperatura daba un giro completo a su temperatura, volviéndolo un helado lugar. Sin duda vivir en el desierto seria lo peor para Sakura esa temporada.

Acamparon entre unas rocas, para al menos captar mejor el calor de la fogata. El líder ANBU hizo guardia media noche y Sakura hasta el amanecer, y en la mañana prendieron de nuevo en marcha. Sakura se sintió recuperada cuando empezó a vislumbrar los edificios de Suna, de ese color arena que solo ella podía reconocer de la aldea escondida entre la arena. Y cuando llegaron a la puerta principal, Temari ya le esperaba.

Sakura saludo con una reverencia, ya que no le agradaba mucho desde la última vez en los exámenes genin con su lucha con Tenten o en los exámenes chunin donde Shikamaru abandono la batalla. Los recuerdos de aquel entonces no fueron los mejores para la chica, porque fue en los exámenes genin donde Sasuke había sido cautivo del sello maldito durante mucho tiempo.

—Bienvenida… Sakura Haruno —Sakura frunció el seño por el tono de voz de la rubia, como si apneas y le tomara importancia el recordar el nombre de la ninja. Temari le explico lo que Tsunade le había dicho, cuidar a alguien importante, la duración, aunque agrego cosas como hospedarse en la casa de su protegido para así evitar los ataques cuando estén separados.

—Debo recordarte… —le llamo la atención con un tono fuerte ya que Sakura apenas y la escuchaba —. Que tu misión es protegerlo a toda costa, si alguien debe morir a la hora de un ataque, esa debes ser tú, no él.

Sin decir nada y con el seño aun fruncido hacia la rubia, llegaron a la torre del Kazekage. Ahora que lo pensaba, Sakura no sabía quien había ocupado el puesto desde el ataque genin donde el Kazekage anterior murió por alguna razón explicable. Todos los ninjas se reverenciaban por alguna razón ante Temari, quien era tan solo una chunin de dieciséis años. Y después se encontraron con Kankuro, más alto y con el mismo maquillaje que Sakura recordaba. Los dos platicaron un rato, Sakura solo se alejo un momento para mirar por la ventana, el medio día se acercaba y el calor ya no lo aguantaba, quería un ventilador ahora mismo.

—Sakura Haruno –la voz grave de Kankuro le llamo la atención, y los dos ninjas se encontraban a un lado de la puerta —Por favor, pase que le presentemos al Kazekage, la persona que usted cuidara.

Sakura se sorprendió. Ahora comprendía bien el porqué del comportamiento serio de Tsunade, el rango de la misión y de todas las veces que Temari le repitió sobre la protección, el Kazekage de la aldea de Suna era importante en todo aspecto, si él moría, la aldea estallaría en pánico. Kankuro abrió la puerta de dos piezas y Sakura entro con nerviosismo, el Kazekage estaba de espaldas mirando la gran ventanilla que era similar al estudio de Tsunade, el tamaño de la persona era algo baja para un adulto. De hecho, parecía ser joven, su túnica blanca junto con sus cintas azules volaban por una gran brisa que entro a la habitación. Y con lentitud este se dio la vuelta. Sakura se paralizo.

—Sabaku no Gaara, Kazekage de Suna —anunció Temari entrando a la habitación junto con Kankuro. Gaara no dijo nada y solo miraba fijamente los ojos verdes de la chica, y después miro a Temari quien asintió la cabeza. Gaara rodeo su escritorio y después se puso en frente de Sakura quien seguía estática.

—Espero que lo que Tsunade dijo sea cierto —dijo con la voz suave y clara, Sakura pareció escuchar una sinfonía —. La alumna de Tsunade debe de ser excepcional.

—Es… un honor ser su escudo de ahora en adelante, Kazekage —dijo con una reverencia. Sakura estuvo así un pequeño momento, aunque la verdad querida quedarse así todo el rato para evitar la mirada de los tres hermanos Sabaku no. Pero tuvo que hacerlo de todas maneras.

—De ahora en adelante vivirás en la casa de Gaara-sama, la escolta que la trajo ya ha llevado sus maletas en su habitación, así cuando llegue podrá desempacar cómoda —dijo Kankuro con amabilidad, un tono que no había escuchado de ninguno de los hermanos.

—Esperemos que su trabajo sea como dijo Tsunade —dijo Temari con el seño fruncido.

Sakura odiaba el desierto, pero ahora sentía más miedo de vivir ahí.