Título:Su próxima meta.
Personaje:Draco, Albus, Harry.
Advertencias: Sin betear, perdonen las faltas de horrografia, por favor si ven algún error díganme y lo corregiré en la brevedad

Disclaimer: Harry Potter pertenece a J. K. Rowling, Bloomsbury Publishing, Scholastic Inc. y AOL/Time Warner Inc.

Su próxima meta

Ahí estaba a sus treinta y dos años viendo como todo lo que alguna vez soñó, se volvía realidad.

Tenía una familia muy unida: sus padres quienes le apoyaron en todo momento; su lindo hijo Scorpius de seis años, quien con una sonrisa le alegraba el día y el recuerdo de su mujer que siempre le acompañaba en los momentos difíciles, perderla había sido un golpe muy fuerte, pero su pequeño hijo era razón suficiente para seguir adelante.

Su carrera alcanzo su auge hace un par de semanas cuando el ministerio le dio todas las licencias y demás papeleo interminable para poder poner un consultorio pediátrico propio en el mismo Callejón Diagon entre la Boticaria y Artículos de Calidad para el Quidditch.

Era muy pequeño: apenas tenía una diminuta sala de esperas y lo que sería su consultorio.

Los del ministerio se la habían puesto muy difícil, le retrasaron lo mas que pudieron los papeles y cuando lo consiguió le exigieron un lugar pequeño pues "ya existe San Mungo, no necesitas más espacio para llevar a cabo tu negocio, no durara mucho"

El cómo astuta serpiente, guardo sus comentarios y espero, pronto se darían cuanta que los accidentes en los niños son muy comunes y demasiado habituales en el Callejón Diagon y seguramente las personas querrían sanar pronto a sus hijos, y por lógica… ¿Qué queda más cerca, San Mungo (corriendo el riesgo de escindir a sus hijos) o un consultorio en el mismo Callejón?

Y como decía al principio: Ahí estaba a sus treinta y dos años viendo como todo lo que alguna vez soñó, se volvía realidad, su pequeño consultorio abría sus puertas, y con ello una nueva etapa en su vida.

No espero que, de entre toda la gente posible, su primer cliente fuera un Potter jadeante con un niño lloroso en brazos.

–Se tropezó y aplasto su mano, creo que no se ve muy bien que digamos y su nariz no deja de sangrar, de hecho creo que fue una caída muy fea – Potter estaba sudoroso, Draco pensó que los años le habían beneficiado.

–Pasa y siéntalo en la camilla– Pidió amablemente luciendo orgullosamente su bata verde de sanador, comenzó a revisar al pequeño– ¿y cómo te llamas pequeño mago?

Delicado como si tocara cristal, El Slytherin comenzó a limpiar la nariz del pequeño quien trataba de calmar sus sollozos para poder contestar.

–Albus– respondió gangosamente– pero me dicen Al

– ¿En serio? un nombre muy peculiar, soy Draco– comentó deteniendo la hemorragia de la nariz de su pequeño paciente– ¿Cuántos años tienes? – continuo preguntando para entretener al mini Potter y que este no se fijara en el feo ángulo que había tomado su muñeca.

–seis, señor– su voz aun sonaba gangosa pero seguía atentamente la varita del sanador rubio.

–Oh, mi hijo tiene tu edad, le gusta jugar con su mascota, ¿tienes alguna mascota?

Harry solo observaba como Malfoy trataba a su hijo, con esa paciencia y delicadeza, una imagen muy distinta al Malfoy de la escuela.

Draco continuo haciendo preguntas y curando a Albus, mientras Harry se fascinaba con la nueva faceta del rubio.

Al finalizar el pequeño tenía su brazo vendado y en el otro brazo un librito de cinco hojas con un cuento dentro, según Draco era mejor regalarles a los pequeños cuentos y fomentar la lectura a regalarles dulces.

Harry agradeció el servicio después de pagarle a Draco, prometiendo llevar a su hijo para una revisión, tomando las pociones para el dolor e inflamación y después salir apresuradamente a donde los Weasley.

Draco sonrió, Potter regresaría y el cómo serpiente astuta que es, haría desear a ese león regresar una y otra y otra vez hasta que nunca se fuera de su lado, esa sería su próxima meta en la vida.