Descargo de todo tipo de responsabilidad sobre los personajes. Aclaro, es una historia inventada, lo sucedido no se encuentra en el manga ni el anime (aunque me gustaría que fuera así T.T).

Explicación rápida: Final del capitulo 23. Inuyasha y Kikyo se besan y casi logra Kikyo llevarse al infierno a Inuyasha. Ya paso la pelea en que Sesshomaru lucho con el brazo que Naraku le dio, aun no aparece Rin a su vida. Kagome se enoja y deja solo a Inuyasha

Los recuerdos están escritos con negritas

Los pensamientos en cursiva.

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Los momento no contado.

Sus pulmones le quemaban, las piernas le ardían, todo se veía nubloso, sus dientes moliéndose juntos, pero todo eso no importaba, solo el sonido de cada parte que se iba rompiendo sobre su corazón y para mayor crueldad, negándose aceptar los sentimientos que en ese momento se encontraban a flor de piel. Ignorando a su alrededor, ligeros rasguños fueron provocados por las ramas que cruzaban su camino.

¿Por qué le afectaba?

¿Por qué le importaba?

¿Por qué le dolía?

Mil y un preguntas atravesaban por su cabeza junto con la palabra tonta. Es que en realidad lo era, enamorarse de un hombre que ama a otra mujer ¿Qué diablos le paso por su cabeza o mejor dicho por su corazón para caer? ¿Por qué le importa tanto que haya respondido al beso de Kikyo? ¿Por qué le importaba que nunca la olvidara? Entonces la vez que la agarro de la muñeca para acercarse, parecía que la iba a besar sino fuera porque lo empujo…¿Veía a Kikyo?

No era justo.

Dando un grito al sentir como desaparecía el suelo sobre sus pies, su trasero toco la hierba y empezó a resbalar en un barranco. Sin dejar de gritar, trato de que sus manos se aferraran a algo para detener su caída, pero lo único que consiguió fue que piedritas y tierra se le atascaran en las uñas junto con algunas lesiones menores.

Lo siguiente que sabia es que se encontraba sobre un par de arbustos, de los cuales algunas ramas se le insertaban en los brazos y espalda, soltó un gemido de dolor mientras trataba de recuperar el aliento e igual que la espalda le dejara de doler, hasta respirar le dolía, no ayudaba el hecho de que tenia la cara pegajosa. Haciendo un movimiento hacia su derecha, cayó al césped.

No sabia si era la mujer mas incoherente de entregarle su corazón al hombre equivocado, afortunada por haberse salvado de una terrible caída o maldita por encontrarse en una época que no era la suya con extrañas joyas, personas, muertos-vivientes y seres que no existen mas que en las historias que uno le cuenta a los niños para que se duerman y no hicieran cosas malas.

Discutía dentro de su mente cual era el peor dolor que sentía en ese momento, el de su pecho donde se encontraba su corazón que con cada respiración parecía que se le enterraban miles de agujas o el de su espalda que era un gran punzón incesante, una rama se le debió haber enterrado o atascado sobre ella en su blusa.

Sintiendo como disminuía el dolor de su columna, se levanto del suelo para comenzar a mirar alrededor ¿Dónde se encontraba? Maldijo en voz baja su suerte que al parecer hoy le daba una patada por el culo ya que lo único que había logrado eran cosas malas junto con encuentros innecesarios.

Pasando su mano por su cabello, lo encontró todo enredado junto con hojas y ramas sobre el "No puede ser" exasperada "¡Mi cabello no! ¡Paso mucho tiempo cepillándolo y limpiándolo para esto!" quizás era la cosa mas ridícula para poner su atención pero tenia que desahogar toda su frustración.

Tomado una posición sentada se comenzó a pasar los dedos sobre sus hebras azabaches, poco a poco fue quitando todos los residuos, logrando hacerlo mas domable y que disminuyeran los nudos. Cerrando los ojos continuo sus ministraciones por su cabello sin poner atención a su alrededor solo centrada en sus pensamientos, repitiendo la imagen de hace unos momentos, quizás no fue la mejor idea cerrar los ojos. Ta sumida en sus pensamientos estaba que no se dio cuenta de una persona que se encontraba de pie debajo de un árbol escondiendo su forma.

Cansado de ser ignorado, ando frente a la chica sin hacer ruido alguno. Kagome abriendo los ojos, con la mirada en el suelo, vio dos par de botines negros en frente, haciendo una ingesta, alzo la cabeza espantada para toparse con dos pares de ojos color oro.

"Se..Sessho…maru…" con voz temblorosa vio a uno de sus enemigos.

"Humano" estudiándola un momento.

Frunciendo la boca "Kagome" le corrigió "Mi nombre es Kagome" tenía demasiados sentimientos dentro de sí y los necesitaba soltar, aunque fuera con la persona menos indicada, por eso es que abrió su gran bocota respondona.

Alzando una ceja a su contestación "¿Qué haces aquí mujer?" resaltando lo último.

"Ya te dije que mi nombre es Ka-go-me" ignorando el repentino entrecejo.

En su repentino arranque se olvido de la capacidad del cabello de plata de hacerle daño y de su velocidad el triple de rápida que el medio demonio con el que viajaba. En un parpadeo se encontraba colgando con un brazo sujetándole el cuello, apretando un poco, dificultándole la respiración, el miedo comenzó a invadirle, no podía escuchar otra cosa más que el latido frenético de su corazón sobre sus oídos, dejándose llevar por sus instintos, con sus manos agarro la anatomía que la sujetaba, pataleando tratando de conseguir regresar al piso.

"Este Sesshomaru no soportara tu forma indigna de hablarle y responderás a todas las preguntas"

No quedándole otra opción junto con el cansancio que le cayó sobre los hombros por este día, asintió sumisamente. Abriendo la mano, la dejo caer en el piso recuperando el aliento, a pesar de su advertencia, le mando un flagrante fulgor en su dirección.

"Solo preguntare una vez mas ¿Qué haces aquí?" observando como se tallaba su garganta.

"…Me perdí"

"¿Dónde esta el medio-raza?"

Mirándolo a través de sus pestañas "No lo se, quizás, buscando a Kikyo" amargo fue el sabor que sintió sobre su lengua.

Con un entrecejo "No juegues conmigo mujer, esa miko esta muerta"

"Estaba" tratando de levantarse sobre sus dos piernas, fallando miserablemente al caer otra vez en una posición sentada, tratando de guardar algo de dignidad se sentó con la espalda recta y mirándolo directamente a los ojos para sentir un nudo en la garganta, le daba la impresión que le quería clavar dardos con la mirada.

"¿Cómo?" duda lo invadió.

Curiosidad era lo único expresado, no parecía quererla herir y como si su boca tuviera vida propia, empezó a contarle lo sucedido cuando la secuestro la kuro miko para poder revivir a Kikyo junto con la reacción de Inuyasha al verla viva.

"¿Por qué le preocupa que haya revivido?" colocando su mano para rastrillar su cabello "¿Por qué una mujer humana?" enredando algunos mechones de plata sobre sus dedos "¿Por qué escoger una de barro en vez de una de carne?" dejando que se escape, bajando la mano "¿Por qué amarlos?"

A lo mejor no fue su intención pero su movimiento involuntario fue el mismo que hizo en el cementerio del Inu no Taisho al preguntar sobre los humanos. Quizás era un tic que tenia o puede que lo esté pensando demasiado.

"¿Qué tienen de especial los humanos?" centrándole la mirada encima.

"Yo…yo no se la diferencia entre tu y yo" los ojos le temblaron un poco al ver su cara de disgusto, humedeciéndose los labios con la lengua "Además de las diferencias notables entre fuerza y capacidades, no se en que mas son diferentes"

No le estaba mintiendo, hubiera olido su mentira. Frunciendo el ceño, lo único que había aprendido es que esta humana no sabía prácticamente nada, no solo de su especie sino igual de la suya, para ser una miko era degradante su conocimiento, sin tocar el tema de la vestimenta con la que se pavonea por todos lados. Su nariz se arrugo un momento para recordarle el principal motivo por el cual se había acercado.

"¿Por qué llorabas?" no era preocupación solo era curiosidad.

"Porque…me siento mal, me siento triste" recordando nuevamente, se inyectaron sus ojos de rojo mientras se abultaban de agua, pero negándolas a dejar salir.

Un parpadeo perezoso, se dio cuenta como la cabello azabache luchaba para no regresar a romper en llanto, no solo veía en su aspecto sino que a su nariz no la podría engañar, podía oler la sal que era acompañada de las lágrimas, no solo viejas sino nuevas. Su aura se veía apagada y se sentía pesada. Todavía no entendía.

Solo por esta vez, volvió a preguntar "¿Por qué?"

Con un nudo en la garganta, busco explicación a tanto cuestionamiento para recibir la misma respuesta que la vez pasada, solo quería saber lo que sentía, entender el porqué de las cosas, en realidad no se preocupaba por ella ni el porque estaba así. El solo quería comprender y ella necesitaba desahogarse, no le intereso con quien fuera en ese momento, aunque lo pudiera usar en su contra en el futuro para hostigar a Inuyasha o sacarle provecho a ella.

"No digas tonterías, yo no... Nunca hubo un día en que dejara de pensar enti, Kikyo" acercándose a la ojos marrones "No importa que forma tengas, no sentiré odio por ti"

"Pero es probable que use mis manos para aniquilarte" dice Kikyo, acercándose a Inu Yasha para besarlo y ser respondida con facilidad mientras la abrazaba.

Se rompió y le platico con lujo de detalle con la voz temblorosa, humedeciendo toda su cara en el transcurso.

Una vez terminada, con el peso de sus hombros una vez retirado, busco por su rostro para ver alguna reacción de lo platicado, un aspecto serio fue el que encontró, ya convencida que estaba loca y que no tiene nada mas que perder, le ofreció una sonrisa. El cabello plateado por un breve segundo abrió los ojos sorprendidos, sin decir palabra alguna, se volteo y se encamino como si nunca hubiera platicado con la joven de ojos zafiros.

Dudosa, paseo su mirada por todo el bosque para encontrar oscuro, recordando que andaba perdida, que era una chica del siglo veintiuno donde era pavimento y edificios, no arboles, arbustos y tierra, prácticamente todo igual. Solo pudo posar sus ojos en la única diferencia del lugar, la cual era una mancha blanca de cierto hombre que le había estado haciendo preguntas.

"¡E-espera! ¡Sesshomaru!" Si antes dudaba de su juicio ahora admitía que lo había perdido ¿Pedirle a tu enemigo que te esperara? ¿Estaba pidiendo una muerte inmediata? Tenia que poner punto a favor que en realidad no la había intentado herir "¡Espera!" tragándose su orgullo "Por favor" susurro, como si la hubiera oído detuvo sus pasos. No perdió tiempo, troto hasta donde estaba él, se encontraba a cuatro pasos del ojo dorado cuando reanudo su andar, tomando una distancia de dos pasos le fue siguiendo.

"¿Puedes…enseñarme el camino para regresar con mis amigos?"

No recibió respuesta alguna, ni siquiera una seña, bajando la cabeza con resignación, lo continuo siguiendo. No le gustaba la idea, pero tendría que acoplarse a lo que el cabello plateado hacia, era su única fuente de salvación en este momento y de por sí que la dejara seguirlo sin algún comentario ofensivo o replica era algo positivo. Fuera porque le contesto sus preguntas no le hizo ningún mal, eso quería pensar.

Mordiendo su labio inferior, se pregunto cuanto mas seguirían caminando y a donde la llevaba, sus piernas ya le dolían por el esfuerzo físico hecho en ese día junto con el cansancio, no solo físico sino igual psicológico. Tan sumida estaba en las quejas de su cuerpo que no se fijo en un árbol frente a ella provocando que se estampara con este. Parpadeo sorprendida, miro alrededor para ya no ver al inu-youkai en ningún lado.

"Me dejo" fría se puso de la preocupación "estoy sola" temblando levemente, brincando por cualquier sonido irregular "me abandono" en el siguiente segundo la sangre le comenzó a hervir "y yo todavía que me tomo la molestia de contestarle sus preguntas" las manos las hizo puños "ese…ese…"

"¡Kagome!"

Alzo la cabeza sorprendida por escuchar su nombre "¿Qué?" girando, corrió un par de arboles para ver una bola naranja que se tiraba hacia ella "¿Shippo?"

"¡Estaba tan preocupado! ¡Creí que no te volvería a ver!" sollozo en su pecho.

"Estoy aquí" mirando de reojo por la dirección en la que había llegado.

Sesshomaru la había traído de regreso sana y salva con sus amigos.

¿Por qué?

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Sera pequeños capítulos que pasaran, según, en momentos en que Kagome se desaparecía cuando se enojaba con Inuyasha. No sera largo ya que son explicaciones del porque Sesshomaru la comienza a salvar, también el porque ella comienza a mostrar simpatía por él.

Se despide.

Kigami Aizawa