¡Hola de nuevo! Estoy muy feliz de subir esta historia que venía planeando desde hace tiempo y la verdad me entusiasma mucho el escribirla sobre todo porque será un fic largo *o* Espero que sea de su agrado y sin más los dejo comenzar!

Cursivas: recuerdos/pensamientos

Disclaimer: Bleach y todos sus personajes le pertenecen a Tite Kubo-sensei, la historia está basada en una película que por cierto es mi favorita. A ver si saben cuál es y si no… pues al final les digo el nombre ^u^

EL ENCUENTRO

Egipto 1914

El día era muy soleado y caluroso, como era de esperarse en una tumba enterrada en la arena del desierto del Sahara. Dentro de esa tumba se encontraba el Profesor Abirama Ginrei, un hombre de edad y cabello cano que miraba una de las paredes del lugar con total fascinación mientras leía los jeroglíficos sobre ella.

¡Un poco más de luz Salim!—Le gritó el hombre a un pequeño que sostenía un espejo que reflejaba la luz del sol al interior de la cueva, sin embargo, el niño no se movió hasta que el hombre volvió a gritar su nombre sacándolo del sueño en el que había caído. Esto molestó un poco al profesor, pero el último dibujo que logró descifrar hizo que se olvidara del asunto y con gran emoción le habló a su acompañante, Billy, un joven como de unos veinticinco años que se encontraba sentado en el suelo de la cueva dibujando todo lo que veía a su alrededor.

¡Oh Billy! Escucha esto: 3 planetas alineados y un eclipse al parecer alrededor de un hoyo negro que libera el mal…—Dijo Ginrei pasando sus dedos sobre los dibujos en la piedra. En ellos se podían ver cuatro pilares de los cuales salían unas líneas que se unían al centro en un círculo liberando una especie de luz. Su joven aprendiz lo escuchaba atentamente quizá no tan entusiasmado por el descubrimiento como lo estaba por encontrar alguna reliquia que pudiera vender.

—… Además puedo ver personas reuniendo los 4 elementos alrededor de un quinto. ¿Lo ves? Hasta parece que se libera una energía extraña Mmm… 10, 20… Lástima, creo que pasará en aproximadamente 300 años.—Siguió parloteando el hombre como si Billy le respondiera.

¡Qué tal Billy! ¿Cómo estás?—El padre Ukitake Mashiro, que acompañaba a los hombres en su recorrido sacó a Billy del aburrimiento; se veía como de la misma edad del profesor pero con menos cabello y vestido con una túnica café y una capucha que caía por su espalda

Tan bien como se puede estar en una cueva a 40°C ¿Y usted padre?—Saludó el joven al padre Ukitake, que al parecer venía muy ansioso con una pequeña botella oculta en su mano izquierda.

¡Padre! Qué bueno que llega escuche lo que he descubierto, ¡Seguro pasaré a la historia! Claro, si logro descubrir qué o quién es el mal que amenaza la tierra y qué puede ser el quinto elemento.—Dijo el profesor a manera de saludo. Al escuchar esto, el padre Ukitake comenzó a actuar más nervioso que nunca y cuando nadie miraba volteó a ver al cielo diciendo "perdóname Dios mío" para luego sacar la botellita que no era otra cosa que veneno y vaciar su contenido dentro de dos pocillos con agua que ofreció a sus compañeros:

¡Pero qué calor hace aquí! ¿No quieren beber un poco de agua?—Al parecer el padre no quería que el profesor o quien fuera descubriera el misterio de los jeroglíficos. Por ello a pesar de sus creencias tendría que evitarlo sin importar que tuviera que matarlos. Su misión era más importante que cualquier otra cosa, incluso la perdición de su alma.

¡Pero qué buena idea padre! ¡Brindemos por mi descubrimiento! Billy, saca de la maleta el vino que está ahí, no es de la mejor calidad pero de algo servirá—Dijo el hombre soltando una risita mientras ayudaba a su compañero a sostener los vasos.

¿Vino? Cómo que vino, con este calor es mejor el agua, además ya está servida…

Pero es de mala suerte brindar con agua padre—Dijo el hombre mientras le daba un trago a su vaso y volvía la vista a la pared continuando con su cometido.—¡Salim, más luz!

De pronto, un ruido afuera hizo que toda discusión se detuviera. Una enorme nave con forma extraña aterrizó fuera de la cueva, quedando sus luces justo a la entrada, proporcionando una gran fuente de luz para fortuna del profesor que no se daba cuenta que Salim no era quien se la proporcionaba y tampoco veía el terror en la cara de Billy. Al instante, la puerta de la nave se abrió dejando ver a un sujeto alto vestido con una especie de armadura de metal de color cobre y una cabeza pequeña a comparación del resto de su cuerpo; sus manos parecían estar unidas por un solo brazo que pasaba por detrás de su cabeza. Detrás de él, un grupo de cuatro hombres encapuchados y vestidos de rojo lo escoltaban; su paso era lento quizá por el tamaño de su compañero. En ese momento el profesor volteó y vio al tipo parado detrás de él.

¡Oh Por favor señor! Y-yo puedo a-areglar-lo, es decir, é-el lo descubrió so-solo de verdad quise evitarlo… sabe que estamos a su servicio—Chilló el padre Ukitake ante la presencia de aquel ente.

¿Qué significa todo esto?— Cuando el profesor Abirama dijo esto el sujeto lo apartó de la pared con un leve empujón pero al parecer el corazón del profesor no soportó la impresión y cayó inconsciente al suelo. Acto seguido levantó una mano y de su dedo índice salió una especie de llave que introdujo en un pequeño orificio dentro de la pared. Billy no podía creer lo que sucedía, al parecer el profesor estaba muerto a sus pies y el padre no se veía preocupado por eso, sino por que los asesinos no se molestaran.

¿Qué hace señor? Oh no por favor, no se lo lleve. ¡Sin él estaremos perdidos!— Decía el padre mientras veía con horror como una especie de sarcófago gigante salía de la recién abierta pared. Los hombres que venían acompañando al sujeto ahora escoltaban el sarcófago y una caja larga y delgada de vuelta a la nave.

Este lugar ya no es seguro, por eso nos lo llevamos de vuelta a la sociedad de almas.

¿Pero qué haremos cuando el mal vuelva y lo necesitemos? ¡No pueden dejarnos así!

No se preocupe cuando eso suceda, regresaremos.—En ese momento Billy se paró frente al sujeto apuntándolo con una pistola, que a pesar de que temblaba en sus manos se veía lista para disparar en cualquier momento.

¿Qué rayos haces Billy? ¡Tranquilízate! ¡Son amigos!—Gritó desesperado el padre viendo cómo el joven estaba listo para atacar.

¿Amigos? Padre, ¿No vio lo que le hicieron al profesor?—En ese momento el ente comenzó a moverse para salir de la parte oculta de la cueva, poniendo más nervioso a Billy que creía que lo atacaría; sin pensarlo, el muchacho soltó un par de disparos provocando que las paredes de la cueva comenzaran a temblar y las paredes se cerraran de nuevo.

¡Apresúrese! Todavía puede lograrlo, ¡Todavía tiene tiempo!—Le gritó el padre al sujeto metálico. Este parecía no tener prisa siguiendo con su paso lento hacia la salida.

El tiempo no es importante, sólo la vida lo es. Pase el conocimiento a la siguiente generación, esa es su misión.— Mientras decía esto, las paredes se cerraron dejando afuera sólo el dedo índice que contenía la llave. El padre la tomó y corrió a la salida sólo para ver despegar la nave y gritar: "¡Cumpliré mi misión! ¡Pasaré el conocimiento hasta que se necesite!" Así, la nave se alejó llevándose consigo el extraño sarcófago y la caja.

Ciudad Karakura, año 2263

Cuartel General del Ejército

La División de monitoreo espacial y Relaciones interplanetarias del ejército era un espacio muy grande lleno de computadoras y pantallas que registraban cualquier cambio en el sistema solar y se encargaban de aprobar o rechazar la entrada de naves de otros planetas, así como todo lo referente a sus habitantes. Todos los días había ajetreo en esa división, pero ese día en específico estaba muy ruidosa y abarrotada sobre todo porque el Primer Ministro se encontraba ahí. El personal iba y venía de una pantalla a otra y de una computadora a otra viendo distancias, calculando longitudes y viendo en la pantalla cómo tres planetas se alineaban alrededor de lo que parecía ser un hoyo negro; de él surgió algo que parecía ser un planeta de fuego inmenso. Ese era el objetivo a destruir por parte de la nave del ejército y la razón por la que había tanta gente.

—Capitán Kyoraku, ¿está lista la transmisión?—Dijo el Primer Ministro dirigiéndose a un hombre de cabello café oscuro con una boina llena de estrellas y placas al igual que el saco de su uniforme azul con vino. Su apariencia era totalmente diferente a lo que la situación ameritaba: relajada y despreocupada, pero no por eso actuaba así.

—Así es señor. Ahora mismo nos conectamos con el General Fukuda.

—General Fukuda ¿Cómo está la situación?—Preguntó el Primer Ministro a su General a través de un transmisor.

—El objetivo está en la mira y estamos listos para atacar. Los misiles SD-120 están preparados para salir.—Contestó el hombre sin una pizca de duda en su voz y mirando directo al enorme planeta frente a él, que en ese momento no era más que un enemigo a vencer. Dentro de la sala se oyó una nueva voz que se manifestaba en contra de la acción. Era el padre Juushiro Ukitake, un hombre de cara amable pero que en ese momento se mostraba decidido; vestía una túnica café y una capucha típicas de su clan, además de que tenía el cabello largo y blanco a pesar su apariencia joven.

—No creo que esa sea la forma de luchar contra esa cosa. Las armas no solucionarán nada, el mal sólo produce mal. Si lo atacan se hará más fuerte.—Comentó el padre con una mirada muy seria. Sin embargo, los presentes parecieron ignorarlo hasta que el Primer Ministro dijo:

—Capitán Kyoraku, ¿Quién es este hombre?

—Es el padre Juushiro Ukitake y dice que conoce una forma de acabar con esa cosa ¿No es verdad, padrecito?—Dijo el hombre lanzándole una mirada divertida pero amistosa, que provocó una risa nerviosa por parte de Ukitake que respondió:

—Es verdad. Si me permite opinar como ya dije esa cosa no se detendrá sólo porque le lancen sus ataques más poderosos, conozco la forma de acabarla y nadie saldrá herido ¿Puede asegurarle eso su misión?

Al ver el tamaño de esa cosa a la que se enfrentaban y escuchando las palabras del padre, el Primer Ministro comenzó a dudar si de verdad podrían vencerlo así que con un poco de temor le habló a su oficial: —General Fukuda, tengo una duda…

—Yo no señor.—Contestó el hombre dando la orden de lanzar los misiles. Seis de ellos salieron de la nave directo al planeta que los recibió al parecer sin cambio alguno. Los tripulantes de la nave de ataque se quedaron en silencio total mientras esperaban los resultados al igual que las personas de la división. Nada. Al ver que nada pasaba el General Fukuda, visiblemente molesto porque no acostumbraba fallar dijo:

—¿Qué tenemos que sea más poderoso que los SD-120?

—Na-nada Señor. Son lo mejor que tenemos—Contestó el encargado de disparar. De pronto el planeta comenzó a crecer descomunalmente y a una velocidad que no permitiría que la nave escapara, además de que comenzó a ocasionar desperfectos en ella. Al oír las alarmas encendidas el Primer Ministro comenzó a angustiarse:

—¡General Fukuda! ¡General Fukuda aléjense! ¡Salgan de ahí, es una orden! Soy el Primer Ministro debe…—El General no pudo hacer nada más que ver cómo el planeta gigante se acercaba para tragárselos, hasta podría jurar haber visto a la muerte en la explosión. Todos en el cuartel quedaron impresionados con el asunto y sin poder creerlo.

XoXoXo

Un chico de cabello naranja se encontraba durmiendo en su departamento. El lugar era muy moderno y pequeño pero sorpresivamente contaba con todos los servicios. De pronto, como si algo lo hubiera empujado de la cama se levantó sobresaltado y respirando agitadamente. Después de llevarse una mano a la cara para aclarar sus pensamientos escuchó su teléfono sonar:

—¡Hola Ichigo, Buenos días! ¿Cómo amaneciste hoy?—Una voz masculina lo saludó del otro lado del teléfono. Al parecer el muchacho sabía de quién se trataba pero una mueca de disgusto apareció en su rostro.

—Hola Chad… ¿Cómo estas?

—¿Cómo estoy dices? Hum, ¿Cómo está el taxi?—Dijo el hombre con preocupación en la voz empezando a exasperarse.

—El taxi está bien igual que yo, gracias por preguntar.

—Kurosaki, no olvides que yo fui compañero tuyo en las misiones del ejército y sé perfectamente bien cómo manejas así que sí, estoy preocupado. ¿Cuántos puntos te quedan en tu licencia?—En ese instante Ichigo se levantó de la cama donde segundos antes terminaba de ponerse los zapatos; inmediatamente una cama tendida y plastificada salió para tomar el lugar de la que estaba desarreglada.

—¡Hola cariño! ¿Cómo has estado?—Ichigo levantó a un pequeño gato de pelaje naranja y blanco que acababa de entrar por una puertita acercándolo a su rostro con gesto cariñoso.

—Bien, amor estoy muy bien gracias por preguntar.—Respondió Chad. —No te hablaba a ti, le hablaba al gato— Contestó el chico entrecerrando los ojos.

—No me cambies el tema ¿Cuántos puntos te quedan?

—Ya, ya como… 50—Contestó Ichigo dejando al gato de nuevo en el piso y acercándose a una repisa llena de placas y condecoraciones de sus años en el ejército; ahí también estaba una cafetera vacía que miró fastidiado.

—Más te vale. No olvides que hoy debes llevarlo a revisión y si no tienes puntos en la licencia estarás en problemas—Ichigo giró los ojos mientras veía una foto en la que aparecía junto a una chica.— A todo esto, ¿Qué haces con un gato?—Preguntó Chad extrañado y con tono de burla.

—¿Qué tiene? Al menos regresa.—Dijo dándole la espalda a la foto, buscando algo en otra repisa.

—¿Sigues sufriendo por esa mujer? Vamos Ichigo, hay un millón de mujeres en este mundo con las que puedes olvidarla.

—Pero yo no quiero un millón—dijo Ichigo tomando un cigarrillo — Yo sólo quiero una: La perfecta.

Después de hablar con el dueño del taxi que manejaba y su amigo de años, Chad, Ichigo se levantó para salir a llevar el auto a la dichosa revisión. Antes de salir sirvió un poco de leche a la gata y le encendió la televisión. "Pruebe las croquetas Acuario para consentir a su gatito y participe en el sorteo de un viaje todo pagado para usted y un acompañante al hotel más lujoso del universo ¡El Centurion Paradise!" En la televisión se podía escuchar el anuncio de comida para gatos acompañado de imágenes de playas y chicas en bikini que invitaban al espectador a comprar para ganar. Al ver esto, Ichigo se dio la vuelta listo para salir de su apartamento diciéndole al gato: —Nos vemos preciosa, no veas tanta televisión, te hará daño.

Cuando la puerta de su casa se abrió hacia arriba un sujeto con cara nerviosa y de mediana estatura lo apuntó con una enorme pistola que temblaba entre sus manos.

—Da-dame todo tu di-dine-ro—Exclamó mientras seguía apuntando al joven de cabello naranja.

—Oh, una Kugo 207. Buena potencia, es muy útil.—Dijo haciéndole la plática al sujeto sólo consiguiendo que se pusiera más nervioso y comenzara a gritar.

—No te hagas el listo conmigo za-zanahoria, dame tu dinero—Esta vez llevó el arma directo al pecho de Ichigo que levantó las manos en señal de que no haría nada.

—Tranquilo, tranquilo pero… creo que no está cargada. Necesitas apretar el botón rojo que está aquí, ¿lo ves?—Dijo señalando un botón que estaba justo del lado derecho del arma. El sujeto comenzó a reírse como idiota ante su propia estupidez bajando un poco la guardia, momento que el chico aprovechó para sacar un arma más pequeña y apuntarla directo a su cabeza.

—¿Sabes qué? Creo que esta arma no es segura para ti, ¿Qué te parece si yo la cuido por ti?—Dijo mientras presionaba un botón en la pared de su casa. Del techo salió un contenedor lleno de pistolas de todos tipos y tamaños donde depositó la que el sujeto le acababa de entregar. Sin nada más que hacer el sujeto salió corriendo dejando a Ichigo un poco molesto. "Novatos."

Cuando por fin pudo salir de su casa se dirigió a la cochera del edificio de departamentos donde abordó el taxi en el que trabajaba y que debía llevar a revisión. Cuando lo encendió una pantalla con GPS se encendió y una voz femenina lo saludó: "Buenos días señor Kurosaki, le recuerdo que sólo le quedan 5 puntos en su permiso"—Si ya sé—Contestó fastidiado encendiendo el modo manual en el auto y tomando el volante. Cuando la puerta del garaje se abrió una gran cantidad de autos pasaron volando frente a ella, de todos tipos y colores y en todas direcciones. De cara a ella, se podían ver tiendas y restaurantes que se encontraban a una gran altura en el cielo; ni siquiera el suelo se veía sólo nubes debajo de ellos. Tampoco había árboles o vegetación alguna ni gente caminando por las calles, porque no había, sólo autos y edificios.

XoXoXoXo

El padre Ukitake se encontraba sentado en una gran mesa de conferencias frente al Primer Ministro, Hombre de mediana edad y expresión seria que vestía una gabardina negra de cuello Mao y orilla roja; los botones eran dorados y se encontraban del lado izquierdo de la prenda, muy parecida a la que utilizaban los miembros del ejército. Al lado del mandatario se encontraba el Capitán Kyoraku, que miraba al padre con expresión amigable mientras bebía un sorbo de un vaso con hielos que contenía un liquido que levantó sospechas en Ukitake.

—Muy bien padre, díganos cómo piensa vencer a esa cosa usted sólo, cuando ni siquiera un ataque de seis de nuestros mejores misiles lograron detenerle.—Habló el Premier mirando al hombre de cabellera blanca con expresión sarcástica.

—Ya se lo dije, solo no. Los shinigamis vendrán a ayudarnos, sólo necesitan 48 horas para adaptarse a la atmósfera de la tierra.

—¿Los Shinigamis? ¿Y exactamente qué piensan hacer? Que yo sepa los shinigamis son pacifistas y no pelean, ni armas tienen. Claro, a menos que quieran vencerlo con energía de amor o algo así.—El hombre comenzaba a decir incoherencias debido al temor que sentía de no saber que hacer con el enorme asteroide, planeta o lo que fuera que se acercaba a la Tierra.

—Quien sabe, señor. He oído historias que dicen que los shinigamis tienen un arma secreta que es capaz de destruir un planeta entero. Debe ser un monstruo o algo así, con cuernos y armas por todos lados—El capitán Kyoraku sostenía un nuevo vaso con bebida mientras recibía miradas reprobatorias por parte de sus interlocutores.

—No es exactamente como dice el Señor Kyoraku, pero sí tiene un arma muy poderosa… ¡El quinto elemento!—Dijo el padre juntando las manos con una enorme sonrisa de esperanza ante la mirada atónita de los otros.

—¿El qué?

—¡El quinto elemento! El ser supremo capaz de detener a esa cosa con ayuda de las espadas de los elementos, que reunidas alrededor suyo liberan el poder necesario para acabar con el mal.

—¿Espera que crea esa ridícula historia?—El Primer Ministro estaba a punto de levantarse de la mesa cuando el Capitán Kyoraku recibió una llamada que lo hizo pararse primero para ir a atenderla.

—Señor si la cree o no, yo no puedo hacer nada por usted, pero si el mal se apodera de las espadas y toma su lugar, ese asteroide será el menor de nuestros problemas. No habrá más que oscuridad y maldad.—La mirada del padre era seria y decidida, nada que ver con la expresión amable que siempre había en su rostro.

—Señor, me acaban de informar que una nave Shinigami que pedía permiso para aterrizar fue atacada por Hollows. Además parece que no hubo más que un sobreviviente.—Kyoraku informó del hecho haciendo que el Primer Ministro encontrara la excusa perfecta para deshacerse del hombre frente a él.

—Como puede ver esto es un asunto interplanetario así que no tengo tiempo de seguir escuchando sus fantásticas historias. Si nos disculpa, será mejor que se vaya.—Un par de oficiales de bajo rango escoltaron al padre Ukitake a la salida mientras el Capitán Kyoraku se dirigía al laboratorio para saber el estado del sobreviviente. Cuando llegó, se dirigió de inmediato con el jefe de la unidad, el Doctor Kisuke Urahara, que le mostró lo que habían rescatado dejándolo totalmente sorprendido.

—¿Una mano? ¿Eso es todo lo que encontraron? ¿Y a quién le pertenecía?

—¡Ah! Pues eso es muy fácil de saber. Gracias a mi nuevo invento la "resconstruyetodo 4000" podremos rehacerlo todo desde su cadena genética hasta el último cabello de su cabeza, si es que tiene.—Dijo un hombre rubio con sombrero de rayas y bata blanca, sacando el pecho al parecer muy orgulloso de su invento.—Sin embargo, esto no es común. Una persona normal tiene 46 cromosomas, pero esto tiene 200 es una cadena impresionante, ¿Puede verlo?—Dijo mientras señalaba en una pantalla una representación de una cadena de ADN normal y la que tenía el dueño de la mano. El capitán, que no entendía nada reflejó en su rostro toda la concentración que le suponía el esfuerzo por tratar de encontrar la "maravilla" que el doctor describía.

—¿Y eso qué significa? ¿Qué es esa cosa?

—Bueno, pues a falta de otra palabra es… ¡Perfecto!—Dijo Urahara sonriendo ampliamente a su interlocutor.

—Veamos si don perfecto es amable, si no…—El capitán Kyoraku, a pesar de ser un hombre amable sabía muy bien su deber y si esa cosa, por muy perfecta que fuera decidía atacar, él tendría listo un contra ataque. Así, metió una tarjeta en la mesa donde se encontraban los controles del reconstruyetodo y puso su mano sobre un botón rojo listo para presionarlo ante cualquier señal de hostilidad.

—¡Ah, capitán! Usted siempre tan precavido, pero no creo que eso sea necesario. Mejor vamos a comenzar.—Para ese momento, la mano ya estaba dentro de una cámara cilíndrica hecha de una especie de vidrio; cuando el doctor dio la orden un scanner azul pasó sobre ella y una voz anunció la primera fase de reconstrucción: "Estructura ósea, iniciando." Al instante unas manos metálicas aparecieron a cada lado del cilindro y comenzaron a "tejer" el esqueleto a partir de la mano; en unos instantes se podía apreciar un esqueleto humano perfectamente formado.

El segundo paso fue "Masa muscular, iniciando" anunciado por la misma voz. Esta vez el tejido inició desde los pies hasta llegar a la cabeza; las manos trabajaban a una velocidad impresionante ante la mirada atónita del Capitán Kyoraku que no podía ocultar la curiosidad por saber cómo sería ese ser, sin embargo, su mano seguía suspendida sobre el botón rojo. Finalmente, la voz anunció la última fase del proceso: "Protección ultravioleta." El cilindro se cerró impidiendo la vista a lo que sucedía en su interior. Pasados un par de minutos volvió a su estado normal revelando al recién formado inquilino que ahora lo ocupaba.

Tanto el Capitán como el doctor Urahara ahogaron un grito se sorpresa ante lo que veían: Una chica de largo cabello naranja y cuerpo esculturalmente proporcionado yacía desnuda en la cámara. Controlando sus deseos de ir a "echar un vistazo" a la hermosa mujer, el doctor Urahara apartó la mano del Capitán del botón rojo murmurando un "perfecta" para el hombre que aun impresionado le dijo:

—Quiero unas fotos de la chica en mi escritorio lo más pronto posible… ejem, para el expediente.—El hombre se llevó una mano a la boca fingiendo una tosecilla mientras el doctor sacaba algo de debajo de la mesa de control; con una mirada pícara le mostró a Kyoraku lo que había sacado:

—¡Tarán! Aquí las tiene, del mejor ángulo—Ambos hombres comenzaron a pelear por verlas primero llegando a empujarse y jalonearse. De pronto las fotos desaparecieron de las manos del rubio doctor para ir a parar en las de una hermosa mujer morena de largo cabello negro que al mismo tiempo depositó un puñetazo en la cara de Urahara con una vena pulsando en la cien.

—¡¿No pueden dejar de comportarse como salvajes primitivos ni por un segundo?

—Yo-Yoruichi-san—Dijo el doctor sobándose el área golpeada.—No es lo que crees, ya lo dijo el capitán, son para el informe…

—Informe, sí cómo no. Además ¿piensas dejarla así todo el día? Pobre niña, de todos los doctores que pudieron reconstruirla tenías que ser tú. Pervertidos.

—No te pongas celosa preciosa, el Capitán Kyoraku tiene amor suficiente para las dos—Dijo el capitán con una gran sonrisa y estirando los brazos hacia Yoruichi. Antes de que pudiera hacer algo recibió un fuerte golpe en la cara.

—¡Bandas térmicas!— dijo la mujer en voz alta e irritada; al instante unas bandas blancas cubrieron a la chica inconsciente: desde el cuello salía una que pasaba por entre su pecho hasta llegar a la cadera pasando por la parte de atrás, una segunda cubría sus grandes pechos y otra pasaba por su estómago. Finalmente dos más cubrían parte de sus muslos. A pesar de que las bandas cubrían las partes necesarias aún dejaban mucha piel al descubierto. Acto seguido, el paso final de la reconstrucción llegó: darle vida.

Un pequeño choque eléctrico hizo que la joven abriera sus enormes ojos grises y al instante comenzara a convulsionarse dentro de la cámara; comenzó a respirar con dificultad y apoyándose de su cabeza se levantó tratando de salir pero los cristales se lo impedían así que comenzó a golpearlos con las palmas. Los presentes la miraron sorprendidos pues además de todo comenzó a hablar en un idioma desconocido para ellos golpeando más fuerte los cristales. El capitán sacó su tarjeta de la mesa de control y se acercó a la cámara.

—¿Es resistente esta cosa?—Le preguntó a Urahara.

—Irrompible—Contestó él observando a la pelinaranja fascinado ante la molesta mirada de Yoruichi. El capitán se paró frente a ella y dando unos pequeños golpecitos a la cámara le dijo:

—Si quieres salir necesitarás esto—Dijo mostrándole su identificación—Y para conseguirlo tendrás que aprender a comportarte muñeca.—La chica miró fijamente la tarjeta y sin previo aviso estrelló su pequeño puño en el cristal traspasándolo y tomando al capitán por el cuello de su chaqueta estrellándolo contra el vidrio. El hombre no lo vio venir así que no pudo defenderse y antes de que cayera al suelo ella tomó la tarjeta y la introdujo en la ranura.

La cámara se abrió liberándola y ella se apresuró a salir; sin embargo, sus ojos no se habían adaptado aún a la luz por lo que todas las imágenes le llegaban como rayos confundiéndola por completo. En ese instante varios oficiales llegaron para atraparla pero antes de que pudieran hacer algo ella se lanzó contra una de las paredes saliendo hacia el ducto de ventilación. Corriendo tan pronto como sus piernas se lo permitían dio vuelta en una esquina y al girar su rostro vio a uno de los oficiales apuntándola con algo. El hombre intentó buscar su identidad en la red pero no lo logró, la chica no estaba registrada. Acelerando el paso encontró una luz que al parecer era la salida. La pelinaranja abrió los ojos como platos cuando vio que se encontraba en la orilla del edificio a miles de kilómetros del suelo. Frente a ella los autos pasaban volando a una velocidad increíble y al parecer sin notar su presencia haciendo que su largo cabello naranja se pegara a su cara. Pegada a la pared y tratando de encontrar algo con qué sostenerse escuchó la voz de dos oficiales que habían llegado hasta ella; temerosa de que la atraparan y sin pensarlo dos veces dirigió su mirada hacia abajo y se dejó caer del edificio extendiendo las manos a los costados.

XoXoXo

Por primera vez en mucho tiempo Ichigo Kurosaki manejaba con precaución pues sabía que no podía perder los cinco puntos que le quedaban en su licencia porque si lo hacía no podría llevarlo a revisión y su amigo Chad estaría más que furioso. Para lograrlo puso todo su esfuerzo en no ir a perseguir a un sujeto que se le había cerrado provocando que casi chocara con otro. Controlando la ira pasó frente a un edificio gris que le parecía conocido; quizá lo había visitado alguna vez en sus años como miembro del ejército.

Un poco más calmado decidió seguir su camino, pero un gran estruendo y la sacudida del taxi se lo impidieron.

—¡Pero qué demonios!—Exclamó llevando sus manos a la cabeza mientras la voz femenina del auto que antes lo había saludado le anunciaba: "Señor Kurosaki, ha tenido accidente." Irritado por el comentario evidente de la máquina se detuvo por completo y desabrochándose el cinturón de seguridad volteó a la cabina de pasajeros.

—¿Hay algún sobreviviente?—Preguntó buscando con la mirada a quien había provocado que fallara en su misión de cuidar el taxi . De pronto, una mirada gris atrapó por completo su visión. La chica tenía un largo cabello naranja que caía sobre su cara a causa de la caída, su piel se veía muy suave y de un color porcelana y esos enormes ojos grises lo veían confundidos. Él le dirigió una sonrisa cálida al ver el estado en que se encontraba pero de repente la muchacha comenzó a parlotear y a mover las manos al parecer contándole a Ichigo lo que le había sucedido pero él no pudo entender nada porque le hablaba en un idioma que jamás había escuchado.

—¡…Yev heto boom, badaboom!—Dijo la chica mirándolo directo a los ojos mientras que hacía un circulo con sus brazos.

—¡Hey, eso si lo entendí!—Dijo el chico entusiasmado y sonriéndole— Realmente eso fue un boom, un buen badaboom.

—Bada buen boom—Repitió ella con una voz infantil y sonriendo también. Esa sonrisa cautivó por completo a Ichigo que se quedó mirándola como hipnotizado por unos minutos hasta que la voz de alguien a través de un altavoz lo trajo de nuevo a la realidad.

—Señor, sabemos que en su taxi hay una pasajera sin identificación. Entréguenosla y podrá irse sin problemas.—El joven sabía que si decidía ayudarla perdería los puntos de su licencia así que tomó una decisión.

—Lo siento muñeca, hasta aquí llegó tu dejada. —Dijo mirando hacia el frente y abriendo la puerta de pasajeros. La chica escuchó la voz del oficial y al instante se paralizó de miedo; sin saber qué hacer buscó desesperadamente la forma de comunicarse con el joven mientras los oficiales enganchaban su patrulla al taxi para sacarla. En la parte trasera del asiento del piloto vio un cartel de un niño que con mirada triste decía: "Ayúdame." Viendo que el tiempo se le acababa dijo con voz suave y asustada:—A-ayudame—El muchacho logró escucharla y girando nuevamente a la parte trasera la vio con una mirada de terror y lágrimas amenazando salir de sus bonitos ojos grises.

—Ayu-dame, por fa-favor—Repitió ella llevándose una mano a la cara para cubrirla. Ichigo miró al oficial que ya estaba a punto de subir al taxi para llevársela y una vez más a los ojos grises que suplicaban su ayuda.

—¡Chad me matará!—Exclamó el chico mientras tomaba el volante sin saber realmente lo que estaba haciendo. Encendió el auto y pisó a fondo el acelerador dejando al oficial colgando de la patrulla para tratar de huir de la segura persecución que los esperaba. Mirando por el retrovisor se encontró con un par de ojos grises que le dedicaron una mirada agradecida, haciendo que todo valiera la pena.

XoXoXo

¿Qué les pareció? Espero de verdad que les haya gustado porque desde hace tiempo que se me ocurrió y bueno, estoy muy emocionada por lo que viene. Si ya vieron la película pues más o menos le entenderán y si tienen alguna duda con gusto se las responderé. Creo que este será mi primer Fic largo y bueno… a ver qué sale *u*

¿Qué tal ehh? Seguro ya saben de qué película se trata y si no pues se los digo: ¡El quinto elemento! Esta película, como les decía es mi favorita y creo que la historia se presta para ser Ichihime ^u^ Aunque opino que en el futuro le realizaré algunos cambios y le meteré un poco de mi cosecha ¡Espero que sea de su agrado!

Espero todos sus comentarios, reclamos, dudas o lo que sea. ¡Review please! *o*

Saludos y besos! ^_^