xviii. Interferencia
Sakura se removió en su asiento mientras observaba la grande e iluminada oficina en la que estaba. Era realmente enorme y, en opinión de Sakura, lo minimalista de su decoración ayudaba a que se sienta intimidante e incluso algo hostil.
El día había sido de lo más raro. En medio del cuestionario de Tomoyo –quien estaba segura que lo sucedido durante la noche y la mañana era señal inequívoca de que Syaoran estaba enamorado de ella o que al menos sentía algo muy fuerte–, Sakura había recibido una llamada de Syaoran con una solicitud muy extraña.
"¿Un favor? ¿Qué necesitas?", le había preguntado, intrigada. Tomoyo la miró y le enseñó los pulgares arriba, dándole ánimos. Sakura intentó evitar reír al verla.
"Bueno… suena más feo de lo que en realidad es, pero Meiling, mi mánager, quiere conocerte."
"¿A mí? ¿Por qué?"
"Sabe que somos amigos. No se había preocupado antes por ese tema porque hemos tenido cuidado de que no nos vea la prensa… pero yo- bueno, ella quiere conocerte para revisar algunos temas de relaciones públicas, por si acaso."
"Syaoran, yo-"
"Lamento mucho esto, Sakura", interrumpió, sonando de pronto tan agitado que ella se preocupó. "Nunca quise que mi carrera interfiriera con tu vida o te haga sentir como una extraña o alguien con quien no deba relacionarme… es solo que ella es muy sobreprotectora. Es mi familia, ya sabes."
"No, no me siento así", respondió ella rápidamente, aunque en realidad sí sentía que era alguien que Syaoran no debería frecuentar. Aunque ser invitada a conocer a su mánager no ayudaba, tampoco era la causa. "No te preocupes", le dijo intentando calmarlo, "en realidad, era mi carrera la que interfería con la tuya, Syaoran", rió. Le escuchó soltar un suave expiro, y se preguntó qué expresión tendría. "¿Cuándo quiere que nos veamos?"
"Esta noche, si estás libre. Perdona el aviso tan repentino…"
"No hay problema, esta noche está bien."
"¿Estarás en casa? Meiling enviará un auto a recogerte."
"De acuerdo."
"Bien. Gracias por hacer esto, Sakura. No podré estar ahí porque tengo mucho trabajo, aunque igual aunque pudiera Meiling me despacharía", comentó irritado. "Le he advertido que sea agradable."
Sakura rió. "Gracias."
"Hablamos luego, ¿si?"
"Claro. Hasta luego, Syaoran."
En ese momento, una mujer con ojos de un peculiar color rubí y el cabello negro oscuro, largo y lacio apareció en la oficina e interrumpió sus pensamientos. "Hola, señorita Kinomoto, soy Meiling Li, mánager y relacionista pública de Syaoran", se presentó, acercándose para dar la mano a Sakura.
Con su elegante traje blanco entallado y tacos negros, combinaba muy bien con la oficina, pensó Sakura. Aunque claro, después de todo, por algo era suya.
"Hola, soy Sakura –aunque supongo que ya me conoces", respondió Sakura, riendo nerviosamente. "Ehm, es un gusto conocerte."
"Digo lo mismo", sonrió Meiling, aunque no se veía muy sincera. "¿Te apetece un café o algo?"
"No, gracias."
Asintiendo, Meiling se dirigió a su escritorio para sentarse frente a frente con Sakura. "En primer lugar, quisiera agradecerte por venir a pesar del aviso tan repentino. Imagino que debo haberla sorprendido."
"Un poco", asintió Sakura, sonriendo un poco.
"En fin, la razón por la que la llamé hoy, señorita Kinomoto, es porque quería hablar con usted sobre Syaoran."
"Oh, claro- de acuerdo."
"Estoy al tanto de que estuvo trabajando para una revista de cotilleos como fotógrafa y escritora, y que usted y Syaoran tenían un acuerdo para que le tomara fotografías", señaló Meiling, mirando a Sakura directamente a los ojos. "Estoy segura de que, como su relacionista pública, y dado el reciente mal historial con la prensa, es comprensible que yo haya estado muy recelosa ante esta situación."
Sakura asintió nuevamente, y de pronto empezó a desear haber aceptado el ofrecimiento de algo para beber para al menos tener algo en las manos.
"¿Puedo preguntarle algo?"
"Claro."
"¿Qué le hizo entrar a eso?"
"¿Fotografiar a Syaoran?"
"Sí."
"Bueno, tenía que. Era parte de mi trabajo", observó Sakura, sin saber exactamente qué responder.
"No, quiero decir, ¿por qué entró a un tabloide? ¿Siempre quiso trabajar en un lugar así? Syaoran me dijo que quería dedicarse al periodismo."
Preguntándose cuánto le habría contado Syaoran a Meiling sobre ella, le sorprendió que ella supiera eso. Fijó su mirada en un punto en la nada. "Es cierto. Nunca quise ser una paparazzi. No sé nada sobre celebridades, y pienso que es una tremenda invasión a la privacidad lo que hacen al seguirlos con cámara en mano. Entiendo por qué lo hacen, pero nunca creí que yo lo haría."
"Aún así, lo hizo", replicó Meiling, arqueando una ceja.
"Lo hice", aceptó Sakura. "En el momento en que acepté el trabajo, tenía muchas obligaciones económicas que cumplir. No es algo que me enorgullezca, pero al menos tuve un grato ambiente de trabajo y mi jefe me ayudó mucho desde el inicio, por lo que fue más fácil de sobrellevar. Mi último trabajo antes de Glimmer fue como mesera, por lo que no podía despreciar ese apoyo."
Con los labios fruncidos, Meiling asintió. Pensó en lo dicho por Sakura un momento antes de preguntar otra cosa. "¿Podría saber si con lo que le pagaban en ese puesto, podía cumplir con las obligaciones que mencionó?"
"Sí, era más que suficiente."
"Y entonces, ¿por qué renunció?"
"Oh- bueno… yo…" Sakura hizo una pausa, no había esperado esa pregunta. No pensó que Syaoran le contaba tanto a Meiling sobre ella, y ahora se enteraba de que parecía saber todo. ¿Qué le podía contestar?
"¿Señorita Kinomoto?"
"Lo lamento", respondió Sakura, sacudiendo la cabeza. En un impulso, decidió darle la misma respuesta que dio a Syaoran. "Renuncié porque quería empezar mi carrera en el periodismo, y sabía que ese trabajo no iba a ayudarme a alcanzar ese objetivo, sin importar lo agradable que es el clima laboral ahí. Mi jefe me dijo al empezar que podría ayudarme a conseguir algún puesto luego de trabajar con ellos un año, pero… no había forma de que soportara el año entero."
"¿Por qué no?
"No era un trabajo con el que estaba a gusto", admitió Sakura. No explicó más porque sentía que se arriesgaba a sacar el tema de Syaoran a flote. Después de todo, era la principal razón por la que ya no quería seguir haciendo ese trabajo.
"Ya veo", respondió Meiling. "¿Planea seguir viendo a Syaoran?"
Sakura miró hacia el techo, de un impeccable blanco al igual que el resto de la oficina. ¿Qué es lo que Meiling querría que le diga? Tal vez, la mejor respuesta era la verdad, después de todo era lo único que tenía. "Bueno… En ese momento, pensé que ya no lo haría. Se lo mencioné, y le dije que lo entendería si ya no tenía tiempo para verme, pero…"
Meiling se inclinó hacia ella, extremadamente intrigada. Syaoran no le había dado detalles sobre cómo fue que llegaron a la decisión de que seguirían siendo amigos. Debió parecerle raro que no fuera Sakura quien haya solicitado que sigan viéndose como amigos pero, por alguna razón, no le sorprendió que haya sido Syaoran.
"Me dijo que quería seguir viéndome", terminó Sakura, con voz suave.
"¿Es todo lo que dijo?"
"Algo así", completó. Pensó en todos los otros factores que le hacían preguntarse qué era lo que sentía Syaoran por ella: cómo había dejado de lado la relación que él tenía con su trabajo como paparazzi tan fácilmente; que se haya quedado en su departamento a dormir más de una vez; y, quizás lo más importante, las tantas veces en que, sin palabras, le había dirigido miradas que ella nunca podría olvidar. Ese dulcemente vulnerable y cálido brillo en su mirada estaría grabado en su mente para siempre.
Sin emabrgo, Sakura no pensaba mencionar nada de eso, en parte porque se sentía fuera de lugar comentando temas tan íntimos con una extraña –incluso a pesar de que Meiling conoce tan bien a Syaoran–, pero también porque no quería dar por seguro que él sentía algo por ella. Si resultaba que todo estaba solo en su cabeza, y que Syaoran solo la consideraba una amiga y nada más, no quería decir nada que le hiciera pensar que estaba confundiendo las cosas.
Inclinándose más hacia ella, Meiling puso una expresión seria. "Señorita Kinomoto, seré honesta con usted. Syaoran no es el tipo de persona que se encariña fácilmente."
Nerviosa por la seriedad repentina, Sakura asintió.
"Es una táctica de supervivencia. Verá, es algo que desarrolló desde muy joven por necesidad. Está envuelto en una industria tan agresiva y despiadada que poner algo de confianza en alguien significa el riesgo de que esa persona vaya a la prensa al minuto siguiente a divulgar toda la información que posea. En esta industria, prácticamente todos harían lo que sea por más dinero, más fama, o más poder. ¿Entiende esto?"
"Sí", respondió en voz baja. Por supuesto que lo sabía, especialmente después de pasar meses alrededor de Syaoran y verlo de primera mano.
Un sentimiento doloroso se empezó a formar en su pecho. Ya lo estaba entendiendo. Básicamente, Meiling le estaba diciendo que no tenía nada que hacer con Syaoran, y peor aún, esto parecía confirmar que Syaoran, en realidad, solo la veía como una amiga.
"Como decía, como su representante y mánager, es definitivo que no quiero que se relacione con un paparazzi, y mucho menos que desarrolle una amistad. Y como su prima- bueno, estoy segura de que está al tanto de lo que le pasó hace unos meses."
Incapaz de decir algo, Sakura asintió. El dolor empezó a expandirse por su cuerpo, y estaba segura que, si intentaba decir algo, su voz se quebraría.
"Bien. Por eso, como su prima, me siento en el deber de protegerlo y, en ese sentido, no estoy contenta con el hecho de que sea cercano a un paparazzi. Por tanto, tanto profesional como personalmente, que Syaoran quiera seguir viéndole es algo que no me alegra. No pienso que sea una mala persona, en lo absoluto, pero seré franca: estoy inclinada a no confiar en usted."
Sakura miró hacia sus manos, incapaz de sostener la mirada a Meiling, pero asintió y masculló "Ya veo". Sintió mucho frío de pronto, y se preguntó por qué estaba reaccionando tan mal ante esa noticia. Era perfectamente feliz con su vida antes de conocer o incluso saber quién era Syaoran Li y, apenas esta mañana, estuvo dispuesta a la posibilidad de no volverlo a ver más cuando habló con él en su departamento. Entonces, ¿por qué ahora, solo unas horas después, la idea de no volverlo a ver la tenía tan en pánico?
Es que esta mañana, si no lo volvía a ver sería porque esa fue su decisión, pensó. Le había dejado la decisión en sus manos, y él le había contestado rápidamente que sí quería que se sigan viendo.
Recordó sus ojos, serios y destellando ámbar, cuando la miró y le dijo "Quiero que nos sigamos viendo… si tú también quieres". Que se lo haya dicho tan solemnemente, sin rastro de duda, le había dado la seguridad de que así sería, y que ahora le quitaran eso era mucho más de lo que podía soportar. Era mucho más difícil dejarlo ir ahora, que si desde el principio le hubiera dicho que no.
De pronto,
Meiling dejó salir un largo suspiro. Sakura despertó de sus pensamientos y levantó la mirada, solo para ver que Meiling había suavizado su expresión y repentinamente se veía cansada.
Mirándola, y para sorpresa de Sakura, sonrió genuinamente y con amabilidad.
"Sin embargo, señorita Kinomoto, créame que he estado pensándolo por mucho tiempo, y he llegado a la conclusión de que nada de lo que le he mencionado importa."
Muy soprendida, Sakura se irguió en el asiento. "¿No?"
"No, no importa. Le explicaré por qué en unos momentos, pero primero, respóndame esto: si le dijera que puedo ofrecerle cierta suma de dinero que podría asegurarle no tener ningún problema financiero por largo tiempo a cambio de alejarse de Syaoran, ¿qué diría?"
Alarmada, Sakura se exaltó un poco. "¿Perdón?"
"Solo responda mi pregunta, por favor."
Sakura tragó en seco, preguntándose si era una trampa o en serio era algo hipotético. Finalmente, decidió que simplemente respondería con la verdad.
"Bueno, yo- no podría tomar el dinero", respondió suavemente, mirando a la nada. "Sin embargo, si considera que por el bien de Syaoran, debo alejarme de él, lo haría, pero no sin antes verlo por última vez para despedirme de él. Me- me gustaría decirle que se cuide mucho, y…" Sakura no completó la oración. Simplemente, se quedó en silencio.
Si ese fuera el caso, quizás finalmente le diría lo que siento. Le diría que, sin importar lo que haga y lo que el mundo piense de él, yo aún... Sakura no terminó el hilo de sus pensamientos, porque antes Meiling continuó con la pregunta.
"¿No tomaría el dinero?"
"No", respondió Sakura, mantiendo su voz suave, pero segura. "Me negaría. No estaría bien."
Meiling la observó por un momento hasta que levantó una ceja y empezó a reír de pronto, negando con la cabeza. "Espero que no piense que sea tan cliché por preguntar eso."
"No entiendo", respondió Sakura. Estaba bastante confundida.
"Perdón, perdón. Nunca intentaría pagar a alguno de los amigos de Syaoran para que se alejen, espero que no la haya ofendido. Era una pregunta hipotética. Tenía curiosidad por saber lo que diría."
"Oh", susurró Sakura. La verdad, el comentario de Meiling no ayudó nada con su confusión.
"Señorita Kinomoto, espero que entienda que, en mi trabajo, siempre estoy frente a dilemas en cuanto a Syaoran se trata. Como su representante y mánager, quiero lo mejor para su carrera, pero como su prima, quiero que sea feliz y esté seguro. Está de más decir que no es fácil encontrar un equilibrio, siempre están estos dos aspectos en conflicto. Este es uno de esos momentos en los que es especialmente complicado tomar una decisión. Sin embargo, hay una razón por la que le dije que no importa lo que le dije al principio: Syaoran no es ningún tonto, y a pesar de todo lo que ha vivido, de algún modo ha decidido darle su confianza absoluta. No sé qué es lo que le haya dicho o haya intentado expresarle, pero la estima muchísimo. Y, si bien confío en su criterio, esta era una situación tan arriesgada que era necesario que estuviera al tanto de todo, y es por ello que pedí esta reunión con usted."
"Pero puedo ver por qué disfruta de su compañía. Creo que le da una sensación de paz y normalidad que él siempre ha deseado tanto desde muy joven. Como alguien que se preocupa por él y su felicidad, fuera del hecho de soy parte de su familia y trabajo para él, nunca podría quitarle eso. Es vital para él."
Esas palabras hicieron que Sakura recordara las palabras que Syaoran le dijo cuando, dos meses atrás, Syaoran fue a buscarla después de leer el mail de Mizuki: "Tú me haces sentir como si fuera una persona real".
El dolor no se había ido por completo, pero estaba empezando a remplazarlo algo mucho más agradable… alivio mezclado con algo más.
"No sé que decir", admitió Sakura, ahogando una pequeña risa.
Meiling rió. "Supongo que no hay mucho que decir, honestamente. Principalmente, quería conocerla porque quería saber qué clase de persona es usted. Por lo general, tengo facilidad para descubrir si alguien está siendo sincero o tiene segundas intenciones. Si creyera eso, prohibiría a Syaoran volver a verla, pero sinceramente no veo que usted sea ese tipo de persona. En realidad, no se ve capaz de hacer daño a una mosca, mucho menos a Syaoran", sonrió.
"Bueno, gracias, creo." Sakura hizo una pausa. "¿Esto… esto cambia algo?"
Con un suspiro resignado, Meiling se recostó en su silla y cruzó las manos sobre la mesa, nuevamente seria. "No exactamente. Estará bien que se sigan viendo, pero siempre con cuidado. Ya le había dicho a Syaoran que, en el momento en que esto llegue a los tabloides, no iba a poder volver a verla más… pero ya no creo que esa sea una opción, porque estoy al cien por ciento segura de que él se negaría, y haría todo por desafiarme."
Una vez más, Sakura se preguntó si se estaba imaginando la importancia que parecía tener en la vida de Syaoran porque, según como sonaba Meiling, parecía ser bastante más de lo que pensaba. "¿Podría llegar a los tabloides?"
La expresión de Meiling se volvió sombría. "Debo darte la misma advertencia que di a Syaoran. Han tenido mucha suerte hasta ahora de que no hayan sido visto, pero sé que sabes que Syaoran siempre suele ser seguido y está rodeado de gente todos los días. Si no tienen cuidado, o incluso a pesar de que lo sean, en cualquier momento los captarán y la meterán en el escándalo a usted también. Si los medios la fotografían, automáticamente se preguntarán quién es, y harán lo imposible por saber todo, absolutamente todo, sobre su vida. El foco de atención estará sobre usted al igual que Syaoran, señorita Kinomoto, y no será nada agradable."
"Le daré mi honesta opinión", añadió Meiling, mirando a Sakura directamente a los ojos. "Es prácticamente un hecho que en algún momento descubrirán su relación con Syaoran. Parece una buena persona, y sinceramente, muy inocente para esta industria, de modo que me preocupo por usted si llegara a ocurrir. Syaoran sabe los riesgos, y supongo que usted también, y si aún así deciden aceptarlos, pues solo queda prepararnos para lo que vendrá."
La expresión grave de Meiling no dejaba lugar a dudas de que era un asunto muy serio. Sakura no había esperado eso, pero mientras más lo pensaba, se daba cuenta de que había sido extremadamente ingenua. Era más sencillo cuando se reunían para tomarle fotografías porque eso explicaba que se vieran sin mayores complicaciones, pero si seguían viéndose por esa relación confusa que tenían ahora, las probabilidades de que los medios salgan con todos los titulares imaginables eran mayores. Tragó pesado, pero asintió. "Lo entiendo perfectamente."
"Me parece excelente. Señorita Kinomoto, por más que odie decirlo, tiene mi apoyo", sonrió Meiling, y le extendió la mano.
Regresándole la sonrisa, Sakura la tomó. "Gracias, señorita Li."
"Dime Meiling."
"¡Entonces, por favor, llámame Sakura! Estoy muy feliz de conocerte", respondió Sakura con sinceridad y con su alegría de siempre de regreso. Era un gran alivio para ella haber terminado con las preguntas y tener la aprobación de Meiling se sentía como aprobar un examen muy difícil.
"Igualmente. Ten." Meiling sacó una tarjeta del tarjetero sobre su escritorio y se lo alcanzó a Sakura. "Mi número está ahí, si es que necesitas cualquier cosa. El chofer de Syaoran, Wei, está abajo esperándote para regresarte a casa."
Sakura tomó la tarjeta. Era de color blanco mate con letras negras con acabado plastificado: simple y elegante, como Meiling misma. "Gracias."
"No, Sakura", negó Meiling con la cabeza. "Gracias a ti. De verdad."
Syaoran escuchó el timbre de su departamento sonar justo cuando salía de la ducha. "Un minuto", dijo, aunque la persona al otro lado de la puerta no pudiera oírlo. Probablemente es Meiling, pensó.
Se secó lo más rápido que pudo y se puso su ropa antes de dirigirse a la puerta. Miró al panel de la cámara de seguridad para ver que efectivamente, era Meiling quien lo estaba buscando.
"Estuviste esperando tan pacientemente que por un momento pensé que podría ser otra persona", le dijo al abrir la puerta, levantando una ceja. "Me hace pensar que tramas algo."
"Cállate", murmuró Meiling, entrando rápidamente y arrojando su bolso sobre el sofá más cercano en el foyer.
"Bueno, ahora estás sonando más como tú normalmente eres", le bromeó con una sonrisa. "¿Cómo estuvo?", preguntó rápidamente, llevándola a la cocina para servirle un vaso con agua.
"Estuvo… estuvo bien", le constestó con incredulidad en la voz y dando énfasis a la ultima palabra. Tomó un bocado de agua antes de añadir. "En realidad, estuvo bastante bien."
"¿Cuál es exactamente tu definición de 'bastante bien'? Me estás asustando", replicó Syaoran, cauteloso. Se sentó en una de las sillas de la cocina, apoyando su vaso sobre el counter frente a él, y Meiling lo siguió, mostrándose cansada.
"Es una gran chica, Syaoran. Deberías seguir viéndola."
Por la impresión, Syaoran casi escupe el sorbo que acababa de dar a su vaso. "¿Escuché bien? ¿Así de fácil?"
"Así es", contestó con los ojos cerrados y soltando luego un suspiro. Se veía bastante cansada. "Odio esta situación, pero odio más pelear contigo, y ahora que la conocí tampoco quiero hacerlo. He visto por qué la quieres, y no tengo corazón como para alejarte de ella."
Syaoran miró hacia su vaso en la mesa, jugueteando con sus dedos, e intentando disimular la sonrisa que estaba formándose en sus labios. "¿Qué fue lo que hizo que logró persuadirte?"
Meiling rió amargamente. "Esa es la parte más graciosa. No hizo nada. Respondió mis preguntas, y eso fue todo."
"¿En serio? ¿Solo eso?"
"Bueno… Le pregunté, hipotéticamente, qué diría si le ofreciera pagarle para que no volviera a verte."
"¡¿Tu qué?! ¡Meiling! ¿Qué demonios?"
"Ay, ya cálmate. Sabes que nunca diría algo así en serio, solo quería saber qué es lo que me respondería. Ya me agradaba antes de preguntarle eso, pero quería asegurarme."
No estaba totalmente tranquilo, pero Syaoran lo dejó ahí. "¿Y qué dijo?"
Meiling se irguió en la silla, y miró seriamente a Syaoran. "Dijo que no podría tomar el dinero, pero si definitivamente tuviera que alejarse de ti, querría poder despedirse antes. Dijo que querría poder verte una última vez."
Al recordar la expresión de Sakura al responderle, tan honesta, Meiling sonrió. No tenía duda de que era una persona sincera.
Por su lado, esa respuesta animó mucho a Syaoran. Intentó esconder su sonrisa, pero Meiling, que lo conocía tan bien, pudo notar que sus ojos adoptaron un brillo especial. "Así que eso te convenció, ¿eh?"
"Pues sí", concedió Meiling, asintiendo una vez. "Si vas a poner tu trasero en peligro, al menos que sea por alguien que crea en ti como ella. Asi que, enamorado, puedes seguir viéndola, pero recuerda tener cuidado. Ya me he resignado a que esto se convierta en una pesadilla más adelante, pero al menos dame el mayor tiempo posible antes de ser descubiertos. Necesito pensar en lo que haremos cuando el momento llegue."
Fue muy difícil para Syaoran disimular la felicidad que estaba creciendo en su pecho. "Gracias, Meiling. De verdad, lo aprecio bastante."
"Sí, sí, ahora regresemos al trabajo. El Baile del Museo Bunka Gakuen es en dos semanas. Tenemos muchos preparativos que hacer para las preguntas que te harán en la alfombra roja, porque no voy a estar toda la noche a tu lado."
"¿Qué? ¿No vas a ir?"
"Sí. Como la cita de Eriol."
Se produjo un momento de silencio antes de que ambos se empezaran a reír.
"Lo sé. Te diría que no te rías, pero la verdad es que yo tampoco puedo evitarlo. Me invitó porque no quiere levantar mucho revuelto en el evento."
"Una decisión inteligente", murmuró Syaoran, aún recuperándose de la risa.
Entre tanto, Meiling había sacado su laptop de la cartera, y estaba abriendo un documento en Word. "Exacto."
"Bueno, bien por ti. Mereces una noche libre."
"¿Acaso eres estúpido? De libre no tendrá nada, sabes que estaré toda la noche con un ojo sobre ti para asegurarme de que no hagas nada inapropiado."
"Entonces intentaré comportarme para hacer tu trabajo más fácil."
"Se agradece. Entonces, estarás yendo solo. ¿Estás seguro?"
"Es lo más sencillo. Si llevo a alguien, quien sea, aparte de ti, la prensa se volverá loca de todos modos."
"Podría ser buena publicidad", Meiling comentó como quien no quiere la cosa.
Syaoran le lanzó una mirada exaperada. "No empieces."
"Está bien, está bien", respondió Meiling, tipeando. "Prepárate para ridículos artículos sobre que vas a quedarte solo el resto de tu vida. Mizuki también estará ahí, así que eso no ayuda tampoco."
"¿Mizuki estará?"
"Sí. En la lista original no estaba, pero seguramente cuando se enteraron de que estaría de regreso de Tailandia, la pusieron de último minuto. Lo último que vi ayer fue que sí asistirá. Sé que dijiste que es mucho pedir que actúen como amigos, pero al menos, trata de no empezar nada."
Syaoran suspiró. En algún momento de las últimas cuarenta y ocho horas, había olvidado por completo a Mizuki: una bendición y maldición al mismo tiempo. Recuerdos de su encuentro con ella de dos días antes le llegaron de repente.
"¿Estás bien?" preguntó Meiling, examinando el rostro de Syaoran. Su expresión había cambiado bastante a comparación con el semblante que mostraba cuando hablaron de Sakura. Se había quedado con la vista hacia la mesa, la mirada fija.
"Sabes… hay algo que no te conté. Mizuki me dijo algo cuando la vi en el estudio", dijo con voz extraña, intentando sonar despreocupada.
"¿Qué pasó? Solo me dijiste que discutieron…"
"Así fue. Ella me dijo que aún me amaba."
Los ojos de Meiling por poco no se salieron de sus órbitas. "¡¿Qué?!"
Syaoran se mantuvo en silencio.
"¿Es por esto que tu actitud ha estado tan huraña estos días? Ay, Syaoran, ¿por qué no me dijiste?"
"No lo sé, estaba cansado y confundido", murmuró antes de soltar una risa sin ganas. "Y sigo cansado y confundido."
Sacudiendo la cabeza, Meiling renegó. "Qué tal desfachatez. ¿Qué hizo que te diga eso? ¿Por qué ahora después de estos tres meses?"
"Supongo que se sintió sola y nostálgica."
"¿Y qué le dijiste?"
"¿Qué crees? Que era muy tarde…"
"Pero no estás seguro de eso", terminó la oración con suavidad.
"Ni siquiera sé si alguna vez estaré seguro. Realmente no quería hacerla llorar, me odié por eso, pero también está Sakura… Dios, no lo sé", terminó pasándose el pelo por el cabello, algo desesperado.
"Una cosa a la vez, entonces", lo tranquilizó. "Ya lo descubriremos."
"¿No vas a decirme que todo estará bien?", inquirió con una sonrisa agria.
Meiling resopló. "Sé que no te gusta ese tipo de sermones. De todos modos, tengo fe en que todo saldrá bien al final. Ya verás."
"Gracias por eso."
"Por supuesto que sí. Ahora, tenemos que seguir revisando tus respuestas a la prensa…"
Sakura escuchó su celular timbrando, por lo que, somnolienta, acercó su brazo a su mesita de noche para contestar.
"Hola", murmuró.
"¿Estabas durmiendo?"
Abrió un ojo en la oscuridad al reconocer que era Syaoran. "No", mintió.
Él rió al otro lado de la línea. "Perdona por despertarte."
"No te preocupes", contestó, sentándose en la cama y prendiendo la lamparita. Se fijó en el reloj despertador, que indicaba que estaban poco después de la medianoche. "¿Qué sucede?"
"Quería agradecerte por ir a conocer a Meiling hoy. Realmente le agradaste mucho, ¿sabes?"
"¿En serio? Qué bueno, porque no estaba muy segura que sí…"
"Sí, Meiling es muy buena poniendo cara de póker y por lo general parece estar de mal humor", sonrió. Hizo una pausa antes de continuar. "Bueno, te dejo regresar a dormir-"
"No es necesario, estoy bien. Ella también me agradó mucho."
"Me alegro. Sé que puede ser muy intimidante."
"Fue muy amable, no me pareció tan intimidante al final. ¿Qué has estado haciendo?"
A pesar de estar cansada, Sakura estaba muy feliz de poder hablar con Syaoran. Oír su voz la hacía sentir muy bien.
"Nada, estoy trabajando en algunas canciones. Escribiendo y editando, sobretodo."
"Estuviste trabajando todo el día, ¿no es cierto? ¿No estás cansado?"
"Solo un poco", admitió, aunque sus palabras sonaron como si tuviera algo entre los dientes. Sakura se lo imaginó sujetando la tapa de su lapicero con ellos mientras tachaba algo en su cuaderno de música. "En realidad, en las noches compongo mejor. ¿Cómo va tu búsqueda de trabajo? Sé que con lo de Meiling y todo eso, probablemente no has tenido mucho tiempo."
"Envié mi currículo a algunas convocatorias hoy, así que espero que me llamen pronto", comentó Sakura, animada.
"Genial. Mantenme al tanto, por favor."
"Lo haré", sonrió. Le gustaba cómo sonaba eso… 'Mantenerlo al tanto'. Como si estuviera muy interesado en lo que sucedía en su vida.
"Sakura."
"¿Sí?"
"Sé que Meiling te dijo más temprano que las cosas se podrían poner muy feas si los medios se enteran de mi amistad contigo… y que piensa que eso podría pasar en cualquier momento." Su voz estaba llena de preocupación. "Solo quiero que sepas que… no hay presiones. Si piensas que estás arriesgando demasiado, lo voy a entender."
"No entiendo, ¿te refieres… a no verte más?"
Se produjo un silencio tenso antes de que Syaoran contestara. "Sí..."
Sakura ya había pensado sobre todo lo que Meiling le había dicho durante su reunión con ella. Y aunque sonaba lo más razonable que terminaran su 'relación', no podía hacerlo. Seguía dando vueltas a ese pensamiento que interrumpió Meiling.
Sin importar lo que hagas y lo que el mundo piense de ti, Syaoran...
"No seas tonto", se escuchó responder. "Como ya lo dijiste, somos buenos amigos, ¿cierto? De todos modos, ¿cuáles son las probabilidades? Soy nadie. Si alguna vez te toman una fotografía contigo, es más seguro que piensen que soy otra fan tratando de obtener un autógrafo tuyo."
"Me es imposible imaginarte pidiéndome un autógrafo."
"Es cierto, no sabría qué hacer con él", rió Sakura.
"Y después de todo este tiempo, sigues sabiendo cómo golpear mi ego", rió Syaoran, pero se puso serio antes de continuar. "Si estás segura, Sakura, entonces estoy de acuerdo. Es algo tarde… te dejaré regresar a dormir. Gracias por contestarme."
"¡Claro que sí! Anda a la cama tu también. No trabajes demasiado."
Syaoran esperó un rato más antes de hablar nuevamente. "Hey, Sakura…"
"¿Sí?"
"¿Recuerdas que, esta tarde, me dijiste que tu carrera interferió con mi vida?" Su voz era baja, pero con una emoción y ligera dulzura que hizo que Sakura mantuviera el aliento.
"Sí."
"Sabes, nunca diría que interferiste en mi vida de ninguna manera… pero si tuviera que llamarlo 'interferencia'… bueno, solo quería decir que nunca había estado más agradecido por alguna interferencia en mi vida."
Los ojos de Sakura se abrieron de la impresión, y fue incapaz de contestar por el impacto de las palabras de Syaoran. Sintió la felicidad explotar en su interior.
"En fin, solo quería decirte eso", terminó de decir con suavidad, y Sakura pudo notar que estaba sonriendo. "Buenas noches, Sakura. Dulces sueños."
Colgó el teléfono antes de que ella pudiera contestar, y Sakura se echó sobre sus sábanas en medio de una nube de felicidad, sujetando su celular cerca a su corazón acelerado.
"Tomoyo, te ves hermosísima", susupiró Sakura, viendo a Tomoyo en su vestido frente al espejo de tres cuerpos de su vestidor.
"Ay, gracias, Sakura", sonrió Tomoyo, pero de pronto la sonrisa se transformó en un puchero. "Me hubiera gustado que vinieras conmigo. ¡Podría haberte conseguido un ticket extra fácilmente!"
Sakura resopló. "Sabes que no puedo, no pertenezco a ese tipo de eventos. ¿Qué haría ahí?"
"¡Rodearte de celebridades mientras usas un vestido de gala! Y tomar deliciosa, exclusiva y lujoso champán mientras usas un vestido de gala", insistió Tomoyo. "Y bailar con Syaoran toda la noche. Mientras usas un vestido de gala."
Sakura rió. "Todo eso suena maravilloso, pero me sentiría muy incómoda y fuera de lugar. Y además, si alguien me ve con Syaoran, empezarán a preguntarse quién soy y qué estoy haciendo ahí, y estaremos en problemas. ¿Recuerdas lo que Meiling me dijo? Tratamos de evitar eso."
Hoy era el día del Baile del Museo Bunka Gakuen, y Tomoyo había pedido a Sakura que la ayudara a alistarse. Durante el tiempo que llevaba ahí, ya había rechazado cinco veces el ofrecimiento de Tomoyo de llevarla.
"Si te he dicho que no las últimas dos semanas, ¿qué te hace pensar que diré que sí el mismo día?", replicó exasperada.
A pesar de que la agenda de Syaoran había estado tan repleta que no había sido posible verlo desde la mañana en la que se quedó a dormir, la había llamado casi todos los días por al menos unos minutos, para hablar un poco y darse las buenas noches. Sakura sentía que eso era aún más emocionante que verlo, quizás porque el tono casual de sus conversaciones diarias apuntaba a cierto nivel de intimidad entre ellos que no existía antes.
Al enterarse Tomoyo de lo que venía pasando, empezó a insistir a Sakura que asista al baile para poder ver con sus propios ojos cómo Syaoran y ella se comportaban, pero su amiga siempre la rechazó, recordándole que Meiling le había advertido que debía tener cuidado.
Sin embargo, Sakura tenía otras dos razones para no ir al baile: se sentía incómoda en ambientes tan ostentosos y, por si fuera poco, Syaoran había mencionado que Mizuki Akizawa estaría presente también. En consecuencia, Sakura realmente no tenía ningún deseo de ir.
"Además, empiezo mi nuevo trabajo en un par de días, y quería empezar a ordenarme desde ahora", añadió Sakura, sonriendo. Estaba muy feliz por lo rápido que se contactaron con ella para ofrecerle trabajo, y no solo una, sino las dos empresas a las que presentó su currículo. Al final, decidió aceptar un trabajo de oficina como secretaria de una firma de consultoría. No era para nada el empleo que habría elegido si no fuera por necesidad, pero bastaría para pagar las cuentas por ahora y le daría tiempo para escribir artículos freelance que luego podría reseñar en su currículo.
A pesar de los altibajos, Sakura estaba aliviada de tener un plan y, lo mejor de todo, que al parecer iba en el camino para cumplirlo.
"Ay, bueno", contestó Tomoyo, frustrada. De pronto, miró hacia el reloj y se alarmó. "Debo irme, mi jefe me indicó que saldremos todos juntos desde la oficina. ¡Rentaron limosinas para llevarnos!"
"¡Qué emocionante! Toma muchas fotos por mi", rió Sakura, "¡pero no tantas como para parecer un turista!"
"Así lo haré, Sakurita."
Eriol soltó un suspiro de alivio al entrar al salón de baile, el cual se veía a medio llenar aún. Los invitados empezaban a llegar y algunos grupos se estaban recién formando entre conversaciones. Se giró hacia Meiling, quien se veía espléndida en un vestido strapless blanco que se ajustaba a sus curvas.
"Bueno, estamos finalmente en la alfombra roja. Gracias por ser mi compinche."
"Preferiría otro término", sonrió Meiling. "No te preocupes. Gracias por el vestido."
"Ni lo menciones. Te ves preciosa, por cierto."
"Eriol, basta", rió. "Es raro que seas tan caballero."
Encogiéndose de hombros, Eriol replicó. "Solo doy halagos cuando corresponden. ¿Deseas una copa de champán?"
"Gracias. Voy a estar por aquí buscando a Syaoran."
Eriol asintió y se fue hacia las bebidas. Realmente odiaba la parte de su trabajo que implicaba asistir a eventos como este. Eran divertidos para algunos, suponía, pero últimamente estaba muy ocupado pensando en trabajo solamente y no era capaz de distraerse, especialmente si asistía solo o con una amiga casi hermana como Meiling.
De pronto, se detuvo en seco al ver un rostro familiar de pie al lado de la mesa de las copas de champán, mirando a su alrededor cómodamente y tomando de su propia copa, sola. Era gracioso: solo la había visto una vez, pero sabía que podía reconocer esos ojos y su cabello en cualquier parte.
Quizás la noche sería más interesante de lo que esperaba.
Syaoran entrecerró los ojos un poco ante los flashes de las cámaras, pues empezaba a tener algo de dificultad para ver. Lamentaba un poco el haber decidido ir solo, y pensaba que podría haber llevado a alguien de la oficina de Meiling. Probablemente la prensa se emocionaría un rato, pero lo dejarían en paz una vez se entereran de que no pasaba nada. No podía esperar para entrar, suponía que Meiling y Eriol ya estaban dentro y no quería quedarse más tiempo entre los fotógrafos y entrevistadores.
Mientras se hacía paso por la alfombra roja, los medios repetían las mismas preguntas: qué diseñador estaba usando, por qué fue sin pareja, qué novedades respecto a su nuevo álbum, si sabía que Mizuki Akizawa estaría presente también. Intentó mostrar la misma sonrisa perfecta y actitud diplomática en todo momento, dando respuestas vagas que ya había ensayado con Meiling. Estoy usando un traje de Tom Ford y zapatos de Dior Homme, no creí necesario traer una acompañante porque solo vengo a pasar un buen rato con buenos amigos, el álbum está casi listo y solo faltan algunos toques finales, sé que Mizuki Akizawa también asistirá pero no la he visto.
Durante toda esa tortura mantuvo una mano en el bolsillo de su pantalón, sostiendo su celular. Sabía que Sakura no le escribiría porque sabía que estaba en el baile y no quería molestarlo, pero lo que ella no sabía es que no había nada que él deseara más que tener una excusa para escabullirse y tener una conversación normal con ella, disfrutando de su voz alegre y su encanto al hablar.
Finalmente, llegó al final de la alfombra y empezó a subir las gradas hacia el Museo. Miró a la masa de fotogrados y reporteros, aún con esa sonrisa ensayada en la cara y pensando en que Meiling estaría orgullosa, pero al regresar la mirada al frente quedó congelado de pronto ante lo que vio frente a él, justo antes de la entrada.
Los fotógrafos empezaron a enloquecer y el sonido de las cámaras, junto con los reporteros gritando preguntas, se tornó ensordecedor… pero Syaoran no podía escuchar ni oír nada de eso, porque ante él estaba Mizuki Akizawa, en un precioso vestido azul pastel, volteando hacia él y mirándolo con los ojos abiertos de la sopresa, tal como en un cuento de hadas.
Sakura se acomodó en su cama con su libro y Kero a sus pies, y se quedó un momento observando por la ventana. El clima de ese día había sido más frío de lo usual, pues empezaba a llegar el otoño, y sonrió al notar que el cielo estaba bastante despejado para ser Tokio.
Pensó en Tomoyo y Syaoran estando en el mismo evento, y esperó que ambos la estuvieran pasando bien. Rió al pensar en que Syaoran se pudiera encontrar su amiga, después de conocerla en una situación complicada.
A pesar de que empezaba a sentir que su vida iba por el camino correcto, no podía evitar pensar en él durante el día y sentirse feliz por ello. En las últimas dos semanas, podía notar que algo había cambiado, y sabía que no había vuelta atrás. Era algo que venía desde hace tiempo, pero no era hasta hace poco que finalmente había descifrado lo que estaba pasando en su corazón. Ahora que era consciente de eso, le sorprendió lo poderoso y agradable y doloroso y punzante que era ese sentimiento.
Te amo, Syaoran Li. Y no importa lo que hagas o lo que el mundo piense de ti, yo seguiré amándote.