Sam lo hace díficil

El doctor Dickman suspiró mientras recogía los papeles de su paciente, que acababa de dejar la sala. Llevaban ya un par de meses con la terapia, y lo máximo que habían avanzado era lograr convencerlo de que no era un alienígena. Claro que ahora el hombre pensaba que los alienígenas eran todos los demás.

El era terapeuta,psicólogo y en ocasiones psiquiatra. Sus pacientes eran, en su mayoría, mandados por compañeros incapaces de sobrellevarlos más tiempo. Dickman tenía fama de ser el mejor en su campo y la verdad era que lograba, al menos, estabilizar a todos sus pacientes. Pero se necesita tiempo y paciencia para eso.

Con una rápida mirada a su agenda, supo que tenía un nuevo paciente. Se arregló con tranquilidad la camisa y pulsó el botón azul del télefono:

"Maggie, puede pasar"

Luego se sentó en su sofá beis favorito. El Dr-Dickman nunca miraba los papeles de informes que enviaban sobre sus pacientes, ni siquiera para saber por qué estaban allí. Decía que así era demasiado fácil hacerse una imagen antes de ver al paciente. Él empezaba de cero.

La puerta se abrió con estrépito y un vendabal de colores apareció en la puerta mientras Maggie, su secretaria, intentaba controlarlo medianamente.

"Señor, doctor Dickman...Ella es Samantha Puckett, la paciente" logró balbucear sin aliento "siento no haber llamado a la puert...¿que haces?" preguntó mirando con horror a Samantha, que se había lanzado con tranquilidad al sofá y había puesto los pies encima de la mesa.

"No te preocupes, Maggie" Al fin y al cabo, las faltas de conducta eran el mejor de los casos de Dickman.

La secretaria cerro la puerta murmurando algo sobre faltas de educación. Dickman miró a la chica del sofá. Era pequeña, y joven, no podía llegar a los quince años. Llevaba unos converse rojos, con manchas de colores y unos pantalones hasta la rodilla demasiado gastados. Según subía la mirada, Vió una camiseta demasiado grande bajo la cual asomaba otra de color azul. Tenía el pelo rizo y ensortijado, rubio.

Cuando llego a la cara, la chica alzó ligeramente un ceja pero en seguida recompuso una expresión completamente nula. El Dr. Dickman era especialista en expresión corporal, y si había aprendido algo era que toda persona muestra como se siente en alguna facción. Pero esta chica no parecía tener ninguna emoción. Sus ojos estaban vacíos. Y fue entonces cuando Dickman decidió que daba igual por lo que habían manadado a esa chica con él, lo que necesitaba era desaprender a ocultar sus sentimientos.

"Bien Samantha. ¿Cuántos años tienes?"

La chica lo miró durante un segundo antes de poner los ojos en blanco

"Es evidente que menos de dieciocho, o no podrían arrastrarme hasta aquí"

Dickman ocultó una sonrisa y se inclinó para coger una pequeña libreta sobre la mesa, dónde escribió SAMANTHA antes de decir: "Bien, veo que se te da bien el sarcasmo. ¿Cuántos años tienes?"

" Doce"

"¿Tienes amigos?"

"Mira, no soy experimento d emarginación social.¿Por qué no nos limitamos a esperar a que pase la hora? Usted cobra igual" respondió en un tono entre mordaz y aburrido.

"Supongo entonces que la respuesta es no" Dickman no alteró en absoluto su tono relajado.

"¿Me ha escuchado? Ni siquiera quiero estar aquí"

"¿Por qué no tienes amigos Samantha?"

"Joder,¿Estás de broma?" ese tono ya era más enfadado, de echo fue como un gruñido que , Dickman estaba seguro, asustaría a más de uno.

"¿Eres poco sociable?"

" ¡No me gusta la gente ¿vale!" explotó Samantha "odio a la gente"

"Entonces ¿no quieres tener amigos?"

"No, a no ser que me alimenten. Pero para eso ya tengo a Carly, no necesito más. Si quiero algo que no me pueda conseguir siempre puedo robarselo a alguien"

"Bien..."dijo Dickman apuntando algo en su libreta "¿Quién es Carly?"

"Mi mejor amiga, nos conocimos hace cuatro años cuando intenté robarle un sandwich de atún. Somo cómo hermanas, aunque es muy diferente a mi, de echo Carls es todo lo que odio. Ya sabes, la gente siempre usa las palabras "femenina" o "encantadora" o "adorable" para describirla "

"Ya veo...Entonces, ¿que viste en ella? ¿Por qué una persona tan diferente?"

"La gente me tiene miedo, yo hago que me tengan miedo...¿por qué estoy contando esto?"

"Tal vez porque quieres hablar de ello, Samantha"

"Claro que no, yo no hablo de sentimientos y elecciones. Es patético. Yo soy Sam Puckett: como, golpeo a la gente y hago el menor esfuerzo posible."

"¿Por qué Smantha?"

"Me gusta hacer daño"

La chica se giró hacia la ventana y sacó un pastelito del bolsillo se sus pantalones, comiéndolo ruidosamente. LUego se giró hacia el doctor Dickman y lo miró con indiferencia.

"¿Siempre haces todo dífil?" Dijo Dickman después de minutos en silencio.

Fue la primera vez que vió sonreir a Samantha, y le pareció que tenía una de las sonrisas más bonitas que nunca había visto. Luego levantó el dedo de en medio de su mano derecha con grosería. Encantador.

"¿Cómo es tu casa?"

"Vieja y destartalada. Con dos pisos y tres habitaciones pequeñas"

"No me refería a eso"

"Pues aprenda a preguntar"

"¿Cómo son las relaciones en tu casa?"

"Pam...mi madre nos tuvo a mí y ami gemela en un autobús. Mi padre sabe que existimos pero nunca nos ha visto. Vivo sola con mi madre desde que Melanie se fue a estudiar fuera. Ella es...díficil, supongo"

"Bien, creo que esto es todo por hoy. Nos vemos en dos semanas"

"Joder, vaya mierda de terapia"Dijo la chica poniéndose de pie.

"¿Siempre eres tan maleducada?" El doctor Dickman no pudo contenerse. Su sobrina tenía un año más que Smanatha y apenas podía decir mierda sin echarse a reír.

"Intento serlo" respondió divertida, antes de abrir la puerta con estrépito y salir cómo había entrado. Una tormenta de rizos y eléctricos ojos azules.