La Tempestad
Como muchos otros, aquel era un hermoso día para el reino de Equestria. El viento soplaba con calma, las aves cantaban, y los ponis de todas clases disfrutaban de la cálida luz que brillaba radiante sobre el firmamento.
Al parecer Equestria podía gozar al fin de la paz y prosperidad ininterrumpida que se había visto al borde de la catástrofe luego de que eventos como el regreso de Nightmare Moon, el renacimiento de Discord y la invasión de los Changelings tuvieran lugar barios años atrás. De eso habían pasado ya 7 años. Y aunque ciertamente era poco el tiempo que había transcurrido tras esos eventos, los ponis ahora los veían como malos recuerdos bien enterrados.
Excepción no eran las ponis que se habían encargado de ponerles fin. Las portadoras de los Elementos de la Armonía, ahora portadoras también de títulos de nobleza legítimos y mejor conocidas como "Las Guardianas de la Armonía", habían seguido con sus vidas.
Applejack y su familia habían ampliado enormemente la granja teniendo ahora todo un cuerpo de trabajadores para cosechar y distribuir sus productos no solo en Poniville, sino a los demás pueblos de la región que se habían empezado a formar con los años.
Rainbow Dash ya no vivía en Poniville. Tan pronto como alcanzó la edad mínima de admisión, Spitfire le pidió que se uniera a los Wonderbotls. Fue difícil para ella y el resto decir adiós, pero estaba dispuesta a hacer el sacrificio por cumplir su gran sueño. Además podía darse el lujo de visitarlas bastante seguido.
Fluttershy tras obtener su título en Veterinaria había acondicionado aún más su casa (si es que eso era posible) y ahora era nada menos que un hospital de animales. De todas sus amigas, era la única que se había casado, siendo su esposo un doctor del hospital de Poniville llamado Swift Relief. Un unicornio sereno y amable, pero de carácter fuerte.
Rarity era una eminencia del mundo de la moda. Sus estrenos de temporada casi siempre adornaban las portadas de las revistas, y ponis de toda Equestria viajaban hasta Poniville para hacer sus pedidos originales. Para algunos aún ahora resultaba raro que Rarity siguiera viviendo en Poniville en vez de haberse mudado ya a Canterlot u otra metrópolis del reino, pero ella siempre decía que no había mejor lugar para trabajar que su tierra querida donde estaban sus aún más queridas amigas y familia.
Los Cakes se habían mudado hace tiempo hacia Fillidelphia junto con sus niños dejando Sugar cube corner en las felices y capaces manos de Pinkie Pie. Ahora la alegre poni era la repostera, administradora y dueña del lugar.
Y finalmente, pero no menos importante Twilight Sparkle, la leal alumna de la misma Princesa Celesstia continuaba con sus estudios, en camino a convertirse en la más grande hechicera de la historia desde Star Whirl "El Barbudo". Los extensos estudios de Twilight sobre la amistad, sus descubrimientos en astronomía, los recetarios para hechizos y pócimas que ella misma había creado habían alcanzado tal magnitud que la Princesa le había mandado a hacer nada menos que su propia ala en la biblioteca de Canterlot. Además había comenzado con un pequeño proyecto dando clases de magia los ponis interesados por las tardes en su biblioteca.
-¡Spike, estoy de regreso!- gritó Twilight al entrar a su casa pasado el medio día del domingo, después de su visita a casa de Fluttershy donde había ido a dejar a Owlicious, pues el viejo búho no se estaba sintiendo bien últimamente. Peewee no estaba en casa tampoco, pero eso ella ya lo sabía. Se había marchado hace una semana al iniciar la temporada de apareamiento de los Fénix.
-¿Spike estás aquí?- inquirió Twilight al no tener respuesta de su leal asistente.
Fue a la cocina donde creyó encontraría a su compañero preparando la comida, pero solo encontró un pergamino enrollado sobre la mesa.
-¿Qué es esto?- se preguntó trayendo el pergamino hacia ella con su magia.
"Querida Twilight, fui convocado por la Princesa Celestia para ir a Canterlot para formar parte del encuentro entre nuestras princesas y los embajadores del reino de Ikaruga, que se efectuará dentro de dos días y en el que como sabes, se pretende negociar un tratado de paz entre ambas naciones. Supongo que la Princesa me llamó ahora para darme tiempo de estar al corriente con lo que se tratará en la junta y a que mi presencia facilite el trato con los embajadores. Quería esperar a que llegaras para decirte esto en personas pero el transporte real llegó antes que tú. En fin, te veré en unos días. Dejé la comida lista en el refrigerador.
Tu Asistente No. 1 Spike"
-Spike mediador en un evento político internacional- rió Twilight no concibiendo la idea de su asistente en semejante papel.
-Como han pasado los años- suspiró recordando viejos tiempos.
Técnicamente Spike aún era un bebé, pero habiéndose criado como Pony, Spike tenía un nivel de desarrollo intelectual y moral más grande que posiblemente cualquier otro miembro de su especie de esa edad. Si bien algunas cosas jamás cambian como que seguía siendo risueño, inocente y hasta torpe en algunos sentidos, Spike había crecido mucho psicológicamente hablando y ahora tenía un trabajo de medio tiempo como archivista y administrador de los documentos en el ayuntamiento del pueblo. Además había crecido mucho. Ahora era ligeramente más alto que Twilight, pero muchísimo más fuerte que esta. Casi tan fuerte como Big Mac. La sangre de dragón sí que le hacía justicia. Y hablando de eso le habían empezado a salir las alas, aunque aun eran muy pequeñas para que pudiera volar.
Twilight sacó del refrigerador la comida que Spike había dejado listo para ella. Ensalada verde con gajos de naranja y arándanos deshidratados para endulzar. Y como siempre, la comida hecha por Spike era simplemente deliciosa.
-En vez de trabajar en el ayuntamiento debería abrir un restaurante- se dijo Twilight al terminar su comida.
Lavó los platos y se fue a leer un libro en la comodidad de su estudio donde estaban sus artefactos de astronomía. Era domingo, así que no había que preocuparse de atender la biblioteca y además estaba en medio del periodo vacacional de sus estudios, así que tenía todo el día para ella sola.
Pero la lectura que Twilight había elegido para pasar la tarde, que no era otra cosa que una novela de amor, terminó por deprimirla al recordarle aquello que no tenía... Fluttershy estaba felizmente casada y ya se encontraba haciendo planes para tener a su primer bebé. El romance entre Rainbow Dash y Light Strike era el secreto mejor conocido de los Wonderbolts. Rarity ni siquiera tenía que molestarse en salir de casa. Los pretendientes llegaban a su negocio buscando cortejarla desde toda Ecuestria. Todos sabían que lo único que Applejack amaba más que su granja y su tierra era su familia. Y Pinki… bueno Pinki era Pinki y aparentemente no había nacido semental lo bastante enérgico y positivo (por no decir loco) como para mantener una relación romántica con ella.
¿Pero y Twilight? Conocía las variables de la amistad por derecho y al revés. Conocía de astronomía tanto como alguien con doctorado. La Princesa confiaba en ella incluso más que en su más veterano consejero real. Había salvado a Ecuestria de su segura perdición en 3 diferentes ocasiones… y sin embargo no sabía absolutamente nada de barones ni relaciones de pareja. No empíricamente al menos.
-¿Qué acaso tengo algo de malo?- se dijo mirándose en el espejo más cercano.
Twilight no era para nada fea, eso ella lo sabía. Si bien no tenía un Sex Apeal que se saliera de la gráfica como el de Rarity o Fluttershy, muchas otras ponis en el pueblo tampoco lo tenían, pero igual tenían pareja. ¿Por qué ella no?
No era secreto que Twilight nunca se preocupó mucho por su vida social en Canterlot. Las demás yeguas rara vez la buscaban para salir a pasear o convivir. Mucho, MUCHO más raro era que algún barón lo hiciera. Sobre todo con su reputación de ser una ratoncita de biblioteca. "Te lo digo viejo ¡Es como si estuviera tratando ser virgen!" recordó decir a un corcel días antes de mudarse a Poniville. Twilight nunca lo admitiría, pero aquel comentario había lastimado profundamente su auto confianza en el asunto.
Al llegar a Poniville ciertamente se había abierto enormemente en el ámbito social, pero solo con ponis de su mismo sexo. Y como las condiciones de su estadía en el pueblo eran las de estudiar la Magia de la Amistad, no del Amor, Twilight nunca consideró necesario ni pertinente meterse en el asunto…
-Hasta ahora- se lamentó volviendo a su sillón.
Su título de nobleza le había traído barios pretendientes, pero solo eran ponis lambiscones y convenencieros con los que no quería tener nada que ver. El resto o le huía o se dirigían a ella con demasiado respeto o cautela para darle la confianza o el interés de buscar una relación verdaderamente romántica.
-Solo quiero un semental que sea guapo, fuerte, que me ame y que comparta o al menos entienda las cosas que me apasionan en la vida como la magia, la astronomía y la literatura- dijo extendiendo sus brazos al techo -¿Es mucho pedir?-
Twilight decidió ir a darse un baño para calmar sus penas, pasando por una mesa de noche donde estaban barias fotografías. En una de ellas se veía la celebración de su reciente cumpleaños 19° con todas las chicas a su alrededor: sus 6 mejores amigas, Zecora, las CMC, y por supuesto Spike abrazándola por un costado.
-Bueno… Al menos te tengo a ti ¿Verdad Spike?- dijo sonriendo, como si el dragón pudiera escuchar sus palabras.
Pero su sonrisa se desvaneció rápidamente.
-Te tengo… ¿Pero por cuánto tiempo?-
Spike estaba creciendo. ¿Qué pasaría cuando al seguir creciendo ya no cupiera en la biblioteca? ¿Tendrían que construirle otra casa? ¿Tendría que buscar una cueva en las cercanías del pueblo para vivir? ¿Tendría que irse a vivir a Ikaruga con sus compañeros dragones? Twilight suspiró y miró su casa. Se sentía tan sola y callada estando nada más ella. ¿Así sería cuando Spike ya no estuviera a su lado?
Un fuerte sonido sacó a Twilight de su melancolía. Las sirenas de alarma de Poniville estaban sonando.
-¿Qué ocurre ahí afuera?- se preguntó confundida, ya que al ver por la ventana no se veía alguna catástrofe ni nada por el estilo digna de alarmar a todo el pueblo.
Pasaron entonces barios pegasos con altavoces.
-Se solicita la presencia de todo el pueblo frente al ayuntamiento para un anuncio urgente. Por favor diríjanse al ayuntamiento de inmediato para un comunicado de estado de emergencia-
Twilight sin pensarlo dos veces se tele transportó al lugar referido donde ya se había formado una muchedumbre de ponis.
-¡Hey Twilight!- gritó una inconfundible voz.
-Hey Pinki ¿cómo estás?-
-¡Emocionada! Las sirenas nunca suenan a no ser que algo horrible esté pasando, pero esta vez nada horrible está pasando. Pero suenan igual y nos llamaron aquí. ¡Apuesto que algo increíble va a pasar! ¡Mi Pinki sentido me lo dice!-
-Bueno creo que estamos a punto de averiguarlo-
-Su atención por favor- habló la Alcaldesa.
-Me acaban de informar de un terrible accidente que tuvo lugar en la fábrica del clima de Cloudsdale, hace unos instantes. A causa de este terrible percance barios desastres meteorológicos se salieron de control y se estima que uno de ellos pasara por las cercanías de nuestro pueblo hoy a las 9 p.m.-
-¡Pero solo faltan 4 horas para eso!-
-¡¿Qué clase de desastre natural?-
-¡¿Qué la patrulla del clima no puede hacer nada?- se escuchaban los gritos de la muchedumbre.
-¡Ciudadanos por favor calma! El fenómeno natural no puede ser disipado por los patrulleros del clima porque es muy peligroso que se acerquen. Es un huracán nivel 3 en la escala de Saffir, además viene arrastrando consigo poderosas nubes de tormenta eléctrica. Les pido a todos que acondicionen sus casas y tomen las medidas de seguridad necesarias inmediatamente para proteger sus bienes a sí mismos de este fenómeno que avanza hacia nuestro pueblo. Si conocen a alguien que aún no sepa de esto, háganse saber de inmediato. Pueden retirarse. Nos veremos aquí mañana al mediodía para el reporte de daños-
Y con eso la muchedumbre se dispersó histéricamente a sus casas.
-Bueno eso si que está mal. Tenía que ponerme a hornear un montón de… ¿Twilight?- inquirió Pinki girando la cabeza en todas dirección al ver que su amiga se había esfumado.
-¿Twilight?-
Twilight reapareció en el interior de su biblioteca con cara de espanto.
-¡Hay no! ¡Hay no! ¡Hayno hayno haynohaynononono! ¿¡Qué hago, qué hago?- se preguntaba en voz alta golpeando sus pesuñas frenéticamente contra el piso como si estuviera bailando Flamenco profesional.
-Calma Twi, calma… Hay que hacer un plan… Primero las ventanas. ¡Eso es!- y dicho esto se tele transportó de nuevo fuera de su hogar. Apareciendo en la entrada de una ferretería.
-¡¿Hola, hay servicio? ¡Necesito cinta adhesiva!- gritó tocando al puerta con desesperación.
-Señorita estamos cerrados. ¿No hoyó las noticias del huracán?- se asomó un poni terrestre por la ventana junto a la puerta.
Antes de responder Twilight se tele transportó de nuevo apareciendo detrás del señor, dentro del establecimiento.
-¡Si lo escuché, por eso estoy aquí! Necesito cinta adhesiva para mis ventanas- dijo corriendo por los pasillos.
-¿Qué será mejor? Canela, scotch, maskin tape, aislante… -
Momentos después Twilight regresó.
-Me llevo esto-dijo con una gran cantidad de productos flotando a su lado.
-E-está bien. Son 10 metros de cinta maskin y 2 metros de cinta aislante. Serían…-
-¡Tenga y quédese con el cambio!- le interrumpió Twilight dejando una generosa cantidad de bits sobre la barra y tele transportándose después.
Más tarde Twiligth ya había tapizado todas las ventanas de la casa. Pero además envuelto aunque solo fuera medianamente todos los objetos de cerámica, cristal o cualquier objeto que pudiera romperse en pedazos. Además de haber desconectado todos los aparatos eléctricos de la casa, y puesto cinta aislante sobre los tomacorrientes de las paredes.
-Muy bien ahora… ¡Pongamos a salvo los instrumentos de investigación!- subió a su estudio donde desarmó todos sus telescopios, globos terráqueos, modelos a escala del sistema solar, barómetro, libra, y un largo etc. Y los metió en cajas de cartón rellenas con papel periódico y cualquier cosa que pudiera amortiguar golpes.
-Muy bien, ahora solo queda poner a salvo los libros-
Twilight se paró en medio del lobby de la librería con un maletín a su lado.
-Siempre supe que un día usaría este hechizo- sonrió irónica
Su curno empezó a brillar al tiempo que Twilight entonaba un extraño cantico, muy pegadizo en realidad. Los libros de toda la biblioteca comenzaron a bailar por el aire, dirigiéndose lentamente al maletín al lado de Twilight donde desaparecían como si cayeran en un profundo agujero sin fin.
-¡Hoquiti poquiti poquiti mer! ¡Todo aquí podrá caber!- siguió cantando Twilight hasta que ya no hubo más libros que empacar.
-Finalmente. Ahora solo queda el refugió-
Momentos más tarde Twilight se encontraba en el sótano de la biblioteca. Sobre el piso estaban los colchones de su cama, la de huéspedes y la de Spike, quien ahora ya no solo tenía una cama propia sino habitación propia. Las almohadas estaban regadas sobre el piso de colchones y alrededor había formado un perímetro hecho con los cojines del resto de los muebles de la casa (sofá, sillas, etc). Era como entrar a una habitación de Jardín de Niños acondicionada para que ningún infante pudiera lastimarse jugando en él.
-Ahora… a esperar- se dijo cubriéndose con una sábana no muy gruesa y abrazando una almohada.
Más tarde ese mismo día Twilight se encontraba temblando completamente aterrada. El huaracan era visible a lo lejos desde la ventana, y la luz eléctrica se había ido hace unos momentos, dejándola protegida solo por la luz de 3 velas que había traído consigo. Twilight estaba tapada con su sábana, abrazando una almohada ferozmente mientras otras dos estaban recargadas contra su cuerpo a ambos lados como si hicieran una tienda de campaña.
Esto no era nada comparado con "La gran tormenta" de cuando recién se había mudado a Ponyville. Primero porque nadie estaba seguro de que el presente desastre natural pudiera o no arrasar el pueblo, pero además esta vez estaba completamente sola para enfrentarlo. Pensó en sus amigas y rogó a Celestia que estuvieran bien. Una sonrisa se dibujó fugazmente en su rostro al saber que así sería. Rarity probablemente estaría con su hermana y sus padres protegidos por el amor de su familia. Applejack igual. Pinki estaría en el sótano de Sugar Cube Corner con música a todo volumen comiendo cupcakes de todos sabores, ni cayendo en cuenta del gran peligro. Y Fluttershy estaría bien protegida entre los brazos de su amado esposo.
Twilght notó entonces lo que la diferenciaba a ella de todas sus amigas: No tenía nadie a quien recurrir y que estuviera a su lado. Se consideraba demasiado vieja y madura como para ir llorando en busca del apoyo de sus padres. ¿Su hermano? ¡Puff! ¡¿Ese cretino a quien consideraba su BBBFF!? Muy bien, no le había avisado que se casaba gracias a que estuvo preso del hechizo de la Reina Chrysalis. ¿Pero y antes de eso? ¡¿No se enamoró de Cadence la misma semana en que decidió casarse, VERDAD? No había excusa. "¿Oye hermana, qué crees? Me puse de novio " ¡Listo! ¿No era tan difícil informarle de cómo le iba en la vida verdad?
Lo había perdonado por ser un patán insensible, con el tiempo claro. Pero demás estaba decir que la confianza y el cariño que le tenía nunca habían vuelto a ser los mismos.
¿A quién recurrir en un momento como este, en que pareciera que en cualquier momento los fuertes vientos que azotaban su casa podrían sacarla de sus cimientos, o en este caso, raíces? Owlicious era solo un pequeño búho. Agregado el hecho de que era un búho viejo y que posiblemente en unos pocos años más ya no estaría en este mundo. Peewee era una poderosa y virtualmente inmortal ave Fénix. Pero al ser un ser mágico y que no hablaba con palabras era difícil comunicarse con él más que con otros animales, además de que mientras que Owlicious siempre fue más apegado a ella, Peewee siempre fue más apegado a Spike.
-Spike- susurró Twilight.
Su mente se centró en un instante. ¡Por supuesto! ¿En quién más confiar si no en Spike, su queridísimo asistente número 1? El que había estado con ella en las buenas y en las malas. En todas sus largas noches de estudio. Para cuidar de su sanidad mental, en todos esos ratos en que (muy a su pesar) su neurotismo e hipocondría la llevarían al borde de la locura. Aquel que seguramente había influido más que nadie, más que la mismísima Princesa Celestia a que ella fuera la poni que era hoy día. Si había alguien en el mundo que pudiese ayudarla en un momento así era él. Pero como ella bien sabía, el se encontraba muy lejos de ahí.
-Spike…- susurró con voz quebradiza por el miedo mientras su almohada absorbía las lágrimas de sus ojos.
-Spike… Ayúdame…- siguió pidiendo la ayuda de su guardián aunque la parte lógica de su cerebro le decía que era una tontería.
-Ayúdame Spike… Ayúdame por favor…- seguí rogando con el rostro enterrado en la almohada.
-¡Twilight!- escuchó de pronto a lo lejos.
-¿He?-
-¡¿Twilight dónde estás?- se escuchó más fuerte que antes.
-¿Spike?- dijo sacando la cabeza de su improvisado refugió.
-¡Twilight!- gritó el dragón al abrir la puerta que conectaba al sótano.
-¡Spike, aquí estoy!- gritó saltando de su escondite.
Spike cerró la puerta tras él y bajó las escaleras de un salto. Twilight corrió hacia él quien se paró en sus patas traseras abriendo los brazos para recibirla.
-¡Spike gracias a Celestia que estás aquí!- gritó Twilight llena de alivio, enterrando su rostro en el pecho de Spike, casi apuñalándolo con su cuerno en el proceso.
-No habría podido estar en paz hasta saber que estabas a salvo- dijo envolviéndola en sus brazos.
-Pero… ¿Cómo es que estás aquí? ¿Cómo es posible?- preguntó confundida levantando la vista, para verlo a la cara.
-La noticia del accidente en Cloudsdale se supo hasta Canterlot. En cuanto lo supe vine corriendo hasta acá- dijo como si aquella fuera la única explicación necesaria.
-Pero… ¿Viniste tú solo desde Canterlot corriendo?-
-Sí. No te olvides que mi fuerza y estamina son más grandes que las de la mayoría de los ponis. No fue tan difícil. Además, no podría llamarme tú Asistente no 1 si no pudiera siquiera estar a tu lado en un momento así-
-Pero tuviste que viajar a través de la tormenta y el viento. ¡Pudiste haberte matado! Además… ¿Qué hay de la junta con los embajadores? ¡Se suponía que estuvieras presente! ¿¡Qué pensaran las princesas cuando vean que te fuiste?- le regañó.
-Dejé una nota avisándoles que regresaba por una emergencia. Y si, sé que fue peligroso venir así como así. Lo sé Twi, lo sé. Pero ni toda la fuerza de la naturaleza habría hacho que te dejara enfrentar esto sola. Especialmente no después de la última vez-
Nuevas lágrimas comenzaron a salir de los ojos de Twilight, pero estas eran de alegría y agradecimiento. Él bien sabía que ella lo necesitaba y había arriesgado su vida solo para poder estar a su lado.
-Ho Spike… ¡Gracias, muchas gracias! ¡Tenía tanto miedo, mucho miedo!- gritó rompiendo en llanto abrazándolo fuertemente.
-Ya no tienes por qué tenerlo Twi. Yo estoy aquí y no permitiré que nada malo te pase. Te lo prometo- le susurró al oído acariciando su cabeza y dándole un beso en la frente cerca de la base de su cuerno.
Spike se sentó atrayendo a Twilight para que recargara su cuerpo en el de él. Eventualmente el llanto de Twilight se convirtió en sollozos, hasta que finalmente su respiración se tranquilizó y su cuerpo se relajó bajo el abrazo de su leal protector. Twilight suspiró dejando reposando su cabeza sobre el pecho de Spike, mientras este seguía acariciando su melena para relajarla.
Twilight comenzó a sentir una mezcla de sensaciones inusual. Se sentía feliz y agradecida de que Spike hubiera venido hasta aquí solo por para poder estar con ella y protegerla, lo cual era muy natural. Pero había mucho más. Se sentía extrañamente cómoda al reposar su cuerpo, sobre el del dragón. Sentía una inusual calidez envolviéndola. Calidez que venía de todas partes y parecía calmar su cuerpo y mente. Y finalmente se sentía a salvo entre los brazos de Spike. Protegida y segura. Una extraña seguridad que la invitaba a creer que él podría protegerla de cualquier peligro.
Se preguntaba que era esta extraña mezcla de sentimientos que experimentaba, pero sus razonamientos fueron interrumpidos por un fuerte estruendo en el exterior que la hizo volver a estado de alerta máxima, poniendo sus pesuñas sobre el pecho de Spike.
-¿Qu-qué fue eso?- dijo mirando hacia el techo.
-No lo sé. Será mejor que vaya a ver- dijo Spike rompiendo el abrazo.
-¡N-no, no te vayas!- dijo aterrada.
-Twilight calma. Solo voy a revisar que fue ese ruido-
-Déjalo Spike, no importa. Aquí estamos a salvo, tú lo dijiste. Quédate conmigo, no me abandones por favor- dijo suplicando, con nuevas lágrimas asomándose por sus ojos.
A Spike le rompía el corazón verla de ese modo tan miserable, débil y vulnerable.
-Twilight por favor, tranquilízate. No te abandonaría por nada del mundo, pero tengo que ir a revisar. Si se rompió una ventana tengo que ver la forma de taparla o si no pronto estaremos nadando aquí abajo. Si cayó un rayo en el techo, tendré que ingeniármelas a ver qué diablos hago o en el peor de los casos tendremos que buscar otro lugar donde quedarnos, pero tengo que subir a ver que fue ese ruido- trató de razonar con ella.
-Sé que por lo pronto no puedo pedirte que subas conmigo. Aunque en todo caso estarás más segura aquí abajo. Te prometo que no demoraré. Volveré antes de que te des cuenta. ¿De acuerdo?-
-De… De acuerdo- respondió Twilight no muy convencida, aunque sabía que Spike tenía razón.
-No me tardo- le aseguró-Dejaré la puerta abierta, así solo tendrás que gritar si me necesitas-
Spike subió rápidamente las escaleras dejando abierta la puerta al salir. Twlight sintió el miedo invadiéndola nuevamente mientras sus piernas comenzaban a temblar. Sus miedos comenzaron a crecer más ahora que había notado que afuera la tormenta eléctrica había avivado.
-¿S-spike… T-todo bien allá arriba?- intentó gritar, pero su voz tenía muy poca fuerza.
Comenzó a escuchar ruidos como de muebles moviéndose.
-¡¿Spike que pasa allá arriba?... ¡Re-regresa, ya te tardaste mucho!-
Una fuerte corriente de viento abrió la puerta de par en par apagando las 3 velas que iluminaban el sótano dejando la habitación en una profunda oscuridad y a Twilight indefensa, presa de todos sus miedos.
-¡SSPIKEEE!- gritó invadida por el miedo y la desesperación.
-¡Spike por favor! ¡Vuelve, vuelve! ¡Spike!- siguió gritando arrojándose al piso y al no tener ninguna almohada a la mano se encogió en posición fetal, cubriendo su cabeza con ambos brazos.
De pronto sintió como el viento que soplaba y movía las sabanas se detuvo y sintió como dos manos la tomaban por debajo de sus axilas al encuentro de un fuerte abrazo, que ella devolvió casi por inercia.
-¡Aquí estoy Twilight! Aquí estoy, estás a salvo- dijo el dragón, sabiendo que tendría que ir desde el principio para tranquilizarla.
-¡NO VUELBAS A HACER ESO!- le gritó a la cara, aunque realmente lo único que ella podía ver eran sus ojos verdes que brillaban en la obscuridad.
-¡No vuelvas a dejarme sola de esa forma nunca! ¡No vuelvas a abandonarme jamás! ¡No vuelvas a abandonarme nunca! ¡NUNCA! ¡No se te ocurra volverlo a hacer jamás!- siguió gritando entre lágrimas completamente histérica, golpeando a Spike en el pecho con ambas pezuñas.
-¡No lo haré Twilight! ¡No lo haré!- respondió tratando de calmarla.
-¡Prométemelo!-
-¿Qué?-
-¡Prométeme que nunca me abandonarás Spike! ¡Prométeme que nunca me dejarás sola! ¡Que siempre estarás a mi lado! ¡Promételo!-
-¡Lo prometo Twilight, lo prometo, en serio!-
Twilight guardó un momento de silencio, para después casi embestir a Spike al tiempo que lo rodeaba con sus brazos apretándolo con suficiente fuerza para que le dolieran sus pequeñas alas, aunque este no dejó que ella se enterará, respondiendo el abrazo protectoramente y de nuevo, acariciando su larga melena. Twilight reposó su rostro en la base de su cuello donde dejó caer sus lágrimas, abrazándolo con desesperación como si temiera que el dragón fuera a desvanecerse en el aire.
Para Spike era una tortura tener que ver a Twilight en tal estado. Tenía las esperanzas de que jamás tuviera que verla de esa forma de nuevo. Pero ahora él estaba ahí para apoyarla y no permitiría que ocurriera lo mismo que la última vez.
El pavor de Twilight por las tormentas había nacido en un fatídico día hacia 4 años. Deseosa de explorar de primera mano el poder de las maravillas meteorológicas. Ella y Spike había ido a Manehattan a estudiar un tornado que pasaría cerca de la metrópolis aquel fin de semana. Dado que Spike era aún demasiado joven en aquel entonces Twi le pidió que esperara en el hotel y ella se las arreglaría sola en el trabajo de campo. Sobra decir las cosas salieron del carajo.
El tornado se salió del curso que habían indicado los meteorólogos, dirigiéndose directamente hacia donde Twilight había instalado su puesto de vigilancia. Antes de que pudiera escapar de allí con un hechizo, uno de los objetos arrastrado por el viento se impactó contra su cuerno causándole una fisura, incapacitando su capacidad de hacer magia. Desarmada y con un refugio que no estaba diseñado para sostenerse en el ojo del huracán, Twilight se encontró literalmente huyendo por su vida del desastre natural. Después de dos tortuosos días de búsqueda los equipos de rescate la encontraron en una cueva, en estado de desnutrición, gravemente herida y aún en shock por el miedo.
Spike se había prometido que jamás permitiría que nada ni nadie volviesen a lastimar a Twilight otra vez.
-Ya no llores Twilight por favor. Estoy aquí, no te pasará nada malo- intentó consolarla dándole un beso sobre su cabeza.
Giró la cabeza escupiendo pequeñas llamaradas sobre las velas que se habían apagado, para que así Twilight pudiera recobrar la calma más rápidamente. Cosa que pareció funcionar al girar Twi su cabeza para ver la luz de las velas.
-No la olvides Spike. Nunca olvides tu promesa- habló finalmente después de un largo rato, sin despegar sus cuerpos.
Spike la tomó por los hombros y la separó de él ligeramente para verla a la cara.
-Twilight, no necesito ninguna promesa… No deberías de necesitar que te haga una promesa para estar segura de que siempre estaré a tu lado- le dijo posando su mano derecha sobre su mejilla secando sus lágrimas.
-Te he conocido literalmente desde el día que nací. Desde entonces hemos estado siempre juntos y tirándole a lo mucho diría que el mayor tiempo que hemos estado separados ha sido una semana o algo así. Lo hemos compartido todo, de lo bueno y lo malo. Y desde siempre has sido la poni más importante en mi vida-
Para este punto Twilight había dejado de llorar y a pesar de los fuertes vientos azotando la casa y los relámpagos, su atención estaba en su totalidad dirigida al dragón.
-Como dragón que soy… Seguiré estando entre los vivos muchos siglos después de que tú te hayas ido- ahora era Spike quien parecía querer llorar.
-¿Qué te hace pensar que querría alejarme de ti un segundo antes de lo necesario? Ten la seguridad de que no importa dónde, ni cuando, ni como. Sin importar cuánto cambien las cosas o cuanto pueda cambiar yo al seguir creciendo… Nunca estarás sola. Yo siempre, siempre voy a estar allí para ti. Del mismo modo en que tú siempre has estado ahí para mí- dijo concluyendo su discurso plantando un beso en la base del cuerno de Twilight.
Por enésima vez en el día, lágrimas escaparon de sus ojos. Acercó su rostro al del dragón y le dio un beso en la mejilla para después abrazarlo cariñosamente.
-Gracias Spike, muchas gracias. Sé que no te digo esto… Sé que nunca te lo he dicho tan seguido como debería. Pero te amo. Te amo mucho Spike-
Spike sintió su corazón salir volando, tocar la luna y volver a toda velocidad a su pecho.
¡Responde Spike! ¡Vamos viejo contesta, DÍLE QUE LA AMAS! Son tres mugrosas palabras "Yo también te amo"! ¡No seas cobarde! Gritaba Spike a sí mismo en su cabeza.
-¿Spike?- preguntó Twilight después de un rato de no recibir respuestas del dragón.
-¿He? ¡No, no pasa nada! Gracias Twilight, estoy bien- ¡ERES UN COBARDE!
-¿Te puedo pedir un favor?- preguntó tímidamente.
-¿Qué cosa?-
-¿Podríamos… Te molesta si dormimos abrazados?- Twilight agradeció que en la posición que estaban Spike no pudiera ver su rostro, pues estaba segura de que un fuerte rubor se había apoderado de sus mejillas.
-Por supuesto que no Twi-
Se separaron un momento para acomodarse y tomar las almohadas y una de las sábanas para cubrirse. Spike se recostó sobre su costado izquierdo extendiendo su brazo derecho para Twilight. Ella se recostó de cara a Spike, dejándose envolver por el brazo de su protector, cubriendo este a ambos con la sábana en el proceso.
-¿Estás cómoda?-
-Mucho. Buenas noches Spike. Mi Asistente número 1- dijo acurrándose contra su cuerpo como un cachorrito en busca del calor del cuerpo de su madre.
-Buenas noches Twi. Mi Hechicera favorita- dijo acariciándole el cabello para arrullarla.
Twilight dejó que los sentimientos que su proximidad con Spike y sus caricias se apoderaran de ella. Escuchó los estruendos de la naturaleza cada vez más y más distantes, igual que su miedo. Suspiró una última vez antes de quedarse dormida, sintiéndose más a salvo y cómoda que nunca.
Twilight sintió volver del mundo de los sueños lentamente abriendo sus pesados párpados, topándose con una pantalla verde pálido frente a su rostro, lo que la confundió, pues ninguna de sus almohadas tenía funda de ese color. Además notó como su sábana se sentía más pesada de lo normal.
Se frotó los ojos un momento antes de poder distinguir dónde y con quién estaba. Al principio se sorprendió un poco, pero pronto recordó los eventos de la noche anterior que la llevaron a su posición actual. Twilight se sorprendió de que fuera ella quien despertara primero, pues aquello era un evento que ocurría poco, si no es que nunca. Pero supuso que era normal ya que Spike debería estar muy cansado después de haber tenido que regresas desde Canterlot en tiempo record por sí mismo.
Con cuidado de no despertarlo se separó de su abrazo para poder estirar su cuerpo. Al mirar a su asistente por la luz que se filtraba de las ventanas al nivel del piso exterior, Twilight jadeo sorprendida al ver el cuerpo de Spike. Tenía barios moretones, raspones y hasta lo que parecía la cicatriz de una cortada en la parte trasera de su cuello.
-¿Qué acaso se enfrentó a una manada de tigres hambrientos?... El huracán-
Twilight recordó como en su desesperado escape del huracán hace cuatro años, el viento le había propinado múltiples heridas con los objetos que acarreaba. Pero Spike no había huido de los vientos, había tenido que ir hacia su fuente, para poder llegar hasta Twilight. Realmente había se había jugado el cuello por ir con ella y es probable que de no ser por su acorazada piel lo habrían hecho pedazos antes de poder llegar a Poniville. Ni siquiera se había dado tiempo para curar sus heridas, todo por protegerla.
-Ho Spike, lo siento tanto- susurró cubriendo su cuerpo con el de ella y besándolo en la mejilla repetidas veces, mientras su cuerno comenzaba a brillar lanzando un hechizo médico sobre sus heridas.
Spike despertó de sus sueños al sentir los efectos de la magia y muestras de afecto de la unicornio.
-¡¿Twilight, qué haces!- gritó exaltado al verla acostada encima de él.
-Te... Estaba curando las heridas y… Te daba unos cuantos besos en la mejilla ¿Tiene eso algo de malo?-
-No pero… Me sorprendiste. Vaya forma de despertar-
-Lo lamento. Si yo no fuera tan cobarde no tendrías por qué haber venido hasta aquí. En serio pudiste haberte matado solo por venir a cuidarme- dijo una Twilight muy avergonzada.
Spike se incorporó sentándose frente a ella.
-¿Dime Twilight que cosa se les da muy bien a los dragones?-
Twilight arqueó su ceja izquierda confundida por la pregunta salida de tema.
-¿Exhalan fuego?-
-Sí, pero ¿qué otra cosa?-
-¿Comen rocas preciosas?-
-No-
-¿Viven por miles de años?
-No-
-¿Tienen pieles acorazadas por escamas que pueden ser tan duras como diamantes?- preguntó frustrada.
-Protegen sus tesoros- respondió como si fuera algo obvio.
Twilight permaneció muda.
-Tú eres mi mayor tesoro Twi. Y s para tener que llegar hasta aquí hubiera tenido que perder mis piernas traseras, lo habría hecho. Y no por imprudencia, sino por determinación. Porque tanto así de importante, eres para mí-
Twilight suspiró no alcanzando a comprender la resolución de su dragón, así que solo lo abrazó nuevamente.
-Gracias Spike-
-Así está mejor. ¿Quieres que vaya a hacer el desayuno?-
-No mejor… Quedémonos a dormir un rato más. Aún tengo mucho más sueño que hambre-
-Como desees- dijo recortándose sobre su espalda.
Prar su sorpresa Twilight trepó su cuerpo encima del suyo descansando su cabeza en la base de su cuello, cubriendo a ambos nuevamente con la sábana.
-¿Y bien, qué esperas?- preguntó inocentemente.
-¿A qué te refieres?-
-Abrázame tontín-
-A claro-
-Oye Spike, lo que dijiste anoche de que siempre estarías a mi lado ¿Era en serio?- preguntó Twilight sin verlo a los ojos.
-Con todo el corazón Twilight- respondió con una sonrisa que ella acompañó antes de embarcarse de nuevo al mundo de los sueños, protegida por el abrazo de su querido dragón.