LA APUESTA

(The Wager)

Por outtabreath

Traducido por Inuhanya

-.-.-.-.-.-

Este fic fue inspirado por el sublime fic Holmes/Watson de JaneTurenne, Una Semana (One Week)

No poseo a los personajes, sólo las situaciones en las que los pongo.

Como siempre, amor y devoción para Miss Steph (mi propia beta) y mis compañeros adictos a RDJ en Escritores Anónimos.

-.-.-.-.-.-

1.- Uno de Ocho: Domingo

-.-.-.-.-.-

"Estás trabajando en domingo, Potts?"

Levanté la mirada hacia Tony mientras se detenía en la puerta de mi oficina en la mansión, mirándome nublada y evaluadoramente; estaba despierto y vestido –en pantalones de sudadera y una camiseta con el cabello ridículamente desordenado, pero, aún, vestido de verdad –un domingo en la mañana.

Era impresionante. Y más que un poco desarmador.

"Porque para eso me pagan," señalé, apartando mis ojos de donde el cinturón de sus pantalones no se juntaba con el borde de su camiseta. "Salimos para París el viernes y tengo cosas que atender."

"Podrías atenderme," ofreció él, estirándose indecentemente antes de mover sus pies descalzos hacia una silla para poder desplomar su bien proporcionado trasero en ella. "Sería más divertido que tratar con el francés."

"Soy tu asistente," señalé. Otra vez.

"Cierto, entonces qué tal si me asistes en mi habitación un rato?"

Pensé en lo mucho que necesitaba otra taza de café antes de tratar con él, luego descarté la idea. Él estaba aquí y de cierta forma obligado –si fuera a dejarlo con sus propios aparatos mientras consumía más cafeína, probablemente nunca recuperaría su atención.

"Estoy segura que podrías encontrar a muchas personas dispuestas a ayudarte ahí," dije frescamente. "Me gustaría enfocarme en tus actividades fuera de la habitación."

"Jacuzzi?" preguntó él, bostezando y pasando sus dedos por su cabello.

Fui incapaz de entender cómo lo hacía lucir aún más sexy.

"No, gracias," dije cortésmente. "Quiero revisar lo que necesitas hacer esta semana: Primero, tienes la gente de Hew-"

"Yo quiero revisar lo que necesitas hacer esta semana," interrumpió él.

Estaba entrando a la segunda sílaba antes de notar que había hablado. "Perdón?"

"Tan educada," sonrió él. "Dije que quería revisar lo que necesitaba que hagas esta semana."

Le fruncí. "Tony, yo te digo lo que necesitas hacer, no al contrario."

"Oh, soy bien consciente de eso, Pepper –pero necesito discutir un asunto contigo. Un asunto muy importante y delicado."

Mi mente comenzó a vacilar mientras repasaba las posibilidades: se había casado mientras estaba ebrio; se había casado con Rhodey mientras estaba ebrio; una de sus numerosas conquistas lo había hecho papá; uno de los robots lo había hecho papá; finalmente había protagonizado una película con Jenna Jameson como había amenazado por años; había destruido un monumento inmensamente antiguo e importante mientras andaba en el traje.

Me tensé. Lo que fuera, podría darle la vuelta. Luego procedería a hacer su vida miserable por los próximos seis meses. Diez si estaba relacionado con porno.

"Qué es, Tony?" Pregunté en mi voz de asistente. Mis dedos se suspendieron sobre el teclado, lista para tomar notas.

"La gente lo ha notado, Pepper," comenzó.

"Qué? Que vuelas por ahí con un gran traje metálico?" Pregunté. "Eso sería porque les dijiste que volabas en un gran traje metálico."

"No," dijo él, muy seriamente. "Que no puedes dejar de devorarme con tus ojos."

Le parpadeé estúpidamente. Era buena en esconderlo, lo sabía. Lo cual significaba que estaba de pesca. Estaba siendo Tony.

"Estás ebrio?" demandé; con frecuencia, un rotundo ataque era la mejor política.

"Son las 9:00 AM," dijo él, sonando horriblemente herido.

"Un domingo," clarifiqué. "Aún estás ebrio?"

"No. Lo prometo. No he tomado una gota en una semana. Diez días. Cinco."

Podría haberle preguntado a Jarvis, por supuesto, pero eso habría sido tramposo; en vez, me levanté e incliné hacia él, balanceando mi peso en mi escritorio y tomé un profundo respiro; podía oler Skittles y Red Bull y café –por qué todavía no habían hecho pedazos sus neuronas? –pero no había olor a alcohol denso y amargo.

"High?"

Por sentado, realmente nunca usaba fármacos o similares con un enfoque real –el alcohol y las mujeres eran sus drogas de elección –pero necesitaba descartar todas las posibilidades.

Porque yo no lo devoraba con mis ojos –no es que nadie lo notaría, de cualquier forma.

Él se mofó. "Necesito estar listo para volar al peligro en cualquier momento, Pepper. Realmente piensas que me perjudicaría así?"

Fruncí mis ojos y admití que no, el nuevo Tony no haría eso.

Sólo había una única explicación.

Me senté y saqué el archivo que contenía el examen mental que había encontrado la segunda semana que trabajaba para él. No era sorprendente que lo necesitara, sólo que había sido tomado de mucho tiempo.

"Cuál es tu nombre?" pregunté, bajando mi voz calmadamente; no quería provocar ningún proceso psicótico.

"No estoy loco."

"Eso aún está por establecerse," dije. "Quién es el Presidente?"

"No creo ser Jesús, George Washington o Hugh Hefner –aunque me encantaría ser él por un día, pero sólo si ese día fuese en los 60's. Ahora no. No quiero usar un pañal –y sé que estoy en el planeta Tierra. Tú eres Pepper, mi infatigable asistente, y yo soy Tony Stark, inventor y superhéroe de medio tiempo. Y tengo una propuesta para ti."

Y lo entendí. Estaba tratando de coquetear con su usual sutileza a lo misil Jericó.

"No voy a dormir contigo, Tony," dije, más por hábito que cualquier otra razón.

Él rió. "En realidad, estaba pensando en lo opuesto. Por la próxima semana no puedes tocarme o besarme."

Pude sentir mis ojos sobresaltarse a pesar de mis mejores esfuerzos para evitarlo mientras señalaba, "Nunca te beso, Tony."

Cuasi besos en techos a la luz de la luna no contaban.

"Entonces no será un problema," sonrió él.

"De qué color es el cielo?" pregunté, mirando mi lista de preguntas.

"Azul," murmuró, encontrando y atrapando mis ojos antes de parpadear y recostarse en su silla, manos detrás de su cabeza. "De cualquier forma, lo haré digno de tu tiempo."

"Hacer qué digno de mi tiempo?"

"Mantener tus labios y manos para ti por los próximos siete días, Potts. Por favor, trata de cumplirlo."

"Tony," dije, más que un poco exasperada. Sabía que tenía un punto de vista, Tony siempre tenía un punto de vista, pero no podía descifrarlo.

"No estoy seguro de que puedas resistirte a mi completamente, Pepper, y creo que necesitamos reestablecer los límites entre nosotros," dijo él, y casi le creí. "Así que, estoy ofreciéndote una apuesta."

"Yo no apuesto," dije automáticamente.

"No has escuchado los términos."

Ladeé mi cabeza y pude ver sus ojos seguir un mechón de cabello como si cayera de mi coleta. Era extraño.

Definitivamente se traía algo.

"Zapatos," dijo él, finalmente encontrando mis ojos. "Con los que estuviste molestando mentalmente cuando estuvimos en París el mes pasado."

"Los zapatos floreados de Chanel?" respiré, sintiéndome mareada. Esos eran los zapatos más hermosos que haya visto.

Sabía que escucharlo más era estúpido, probablemente lo más estúpido que haya hecho –lo más antiprofesional y antiético. Pero. Tony hacía mi vida difícil a diario –algunas veces por horas –y esos zapatos eran increíbles.

Tenían organza de camelias en ellos.

Lo miré. "Y qué obtienes si," tragué y traté de pretender que estaba ahogando una carcajada y no una ahogada, "no puedo resistirme a ti?"

"Quieres decir además de besar y/o tocar?"

Asentí fuertemente.

"Cancelo una cita a la semana por las próximas cuatro semanas."

"De una lista predeterminada," dije rápidamente; puedo haber estado loca al contemplar su apuesta, pero no había perdido la razón completamente.

"Dos de una lista predeterminada y dos de mi propia elección," respondió él.

Lo miré uniformemente. "Y qué si me tocas. O me besas?"

Él sonrió. "No te preocupes por eso, Pep."

Ignoré el agudo dolor en mi pecho y sacudí mi cabeza. "Tratarás de hacer trampa, así que también necesitas mantener tus labios y manos para ti."

Él se sentó muy derecho y sonrió. "Y si lo hago, gano mis dos citas."

"Términos," dije. "Si no puedo conservar mis manos para mi," giré mis ojos, "tú ganas cuatro citas canceladas: dos de una lista de mi elección, dos de la tuya. Si no puedes conservar tus manos para ti, yo gano mis zapatos."

"Y labios," dijo iluminadamente. "También nuestros labios."

"Y labios," dije, muy significativamente sin mirar los suyos. "Y si ambos nos comportamos y no hay un inmanejable contacto físico antes del próximo domingo?"

"Sábado," dijo él. "Siete días se cumplen el sábado."

"Bien. Sábado."

"Entonces te daré esos zapatos y yo sabré que no me devoras con tus ojos," dijo él.

"Como dice la gente."

Él asintió gravemente. "Como muchas personas dicen."

Lo pensé por un minuto. Pasaría muchos años complaciendo las perversas ideas de Tony: Iron Man, la nueva generación de juguetes sexuales con los que estaba seguro revolucionaría la industria, su deseo de comprar una isla para su yacija secreta (por qué una yacija secreta, Tony? Abriste tu bocota y todos saben que eres un superhéroe), y sus sospechas de que los robots y Jarvis estaban conspirando para tomarse la mansión.

Su última idea enferma no estaba en la misma liga.

Pasaríamos años sin besarnos.

Qué importaba –aún una que estuviéramos marcando –una semana?

Además, había unos zapatos de plataforma negros Chanel adornados con organza de camelias y un tacón Louis para haber quedado fuera del trato.

"De acuerdo," dije, mi boca haciéndose agua ante la idea de los zapatos.

Él se levantó en un movimiento fluido y comenzó a rodear la esquina de mi escritorio. Me puse de pie de un salto por pura preservación –Tony era muy bueno en inclinarse –y lo observé con cautela.

"Entonces, tenemos un acuerdo?" preguntó.

"Ves mucho Piratas del Caribe," señalé.

"Eso no es posible," dijo él, extendiendo su mano hacia mi.

La miré de soslayo. No tocar significaba no apretar manos.

Él siguió mi pensamiento y sonrió irónico. "Dios, eres sospechosa, Potts. Tenemos una apuesta y necesitamos cerrarla. El reloj comienza tan pronto como lo hagamos."

Tomé su mano, completamente desprevenida para el corrientazo que encendió mi estómago; sus ojos se abrieron brevemente y su mano se apretó en la mía.

Así permanecimos por largo rato, manos apretadas, mirándonos, luego comenzó a llevar mi mano lentamente hacia sus labios. Observé congelada y sin aliento mientras besaba gentil cada nudillo.

Me enojé –dudosamente, recé y esperé fervientemente –y me miró por debajo de sus pestañas. "Sólo quiero saber de qué me estaré perdiendo."

"Necesitaré esa mano," dije, manteniendo firme mi voz.

"En un segundo," dijo él antes de presionar gentilmente sus dientes en la almohadilla de mi pulgar, luego presionó un tierno beso en la sensible piel.

"Quiero ser capaz de manipular mi mouse para poder mirar las fotos de mis zapatos," dije, tratando muy duro de no dejar que mi voz traicionara el hecho de que cada una de mis hormonas estaba carbonatada.

Él me miró por un momento, luego anunció, "Eres algo arrogante, Potts. Me gusta."

Sonreí más calmadamente de lo que sentía y dije, "Tengo gran fe en mis habilidades," y, con hercúleo esfuerzo, deslicé mi mano de la suya y comenzó la semana.

-.-.-.-.-.-

Continuará…