Género: Romance / Amistad
Personajes Principales: Itachi Uchiha, Hinata Hyūga, Sasuke Uchiha, Shisui Uchiha, Naruto Uzumaki.
Autor: Sasha545
Rank: Ma (Contenido explicito de carácter sexual, violencia y palabras inapropiadas para menores)
Cantidad de Capitulos: 16. Nada más, nada menos.
Edit Octubre 2012 — A petición de los lectores, Love Is también contará con un epílogo y una posible continuación titulada "Hate Is".
DISCLAIMER: Los Personajes de Naruto y el mundo creado en él pertenecen a Masashi Kishimoto. Se utilizan sin ningún fin comercial.
INSPIRADO EN ESTE HERMOSO TROZO DE CORINTIOS:
Love is always patient and kind; it is never jealous, love is never boastful or conceited; it is never rude or selfish; it does not take offense, and is not resentful. Love takes no pleasure in other people's sins but delights in the truth; it is always ready to excuse, to trust, to hope, and to endure whatever comes. Love does not come to an end.
LOVE IS
CAPÍTULO 1
LOVE IS ALWAYS PATIENT
(El amor es siempre paciente)
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—Llegué a casa.
—¡Nii-san! ¡Ya llegaste! ¡Vamos a jugar nii-san! ¿Qué quieres hacer?
—¡Sasuke! Tu hermano tiene muchas tareas de la academia. Pueden jugar después que termine de hacerlas.
—Puedo hacerlas luego. Las tareas son muy sencillas.
—Jeje!
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—¡Vamos Itachi! ¿Te podrías apurar?
Estaba tan acostumbrado a la ansiedad de Sasuke que decirle que se tardaría sólo un momento más en el baño no tenía caso. Se podría cepillar el cabello con más calma en otra ocasión — Tal vez deba cortármelo—pensó.
Abrió la puerta del baño y el vapor salió por la hendidura golpeando el rostro de Sasuke. Acomodó la toalla alrededor de su cintura y caminó hacia el pasillo con calma. Su hermano menor por otro lado pasó a su lado haciendo sonar sus pisadas con fuerza contra la madera para indicarle lo molesto que se encontraba. Itachi sólo suspiró. Para tener 8 años, podía intimidar a cualquier persona cuando ponía esa cara.
—¿En cuánto más debemos estar allá? —le preguntó escuchando como cerraba la puerta atrás de él.
—Debimos estar allá hace 10 minutos —le respondió mientras escuchaba el agua de la ducha correr nuevamente— ¡Otou-san me matará!
—No lo hará —Susurró Itachi—No mientras yo esté acá—pensó con tranquilidad.
Si aún permanecía en ese lugar era exclusivamente por Sasuke. Desde el fallido coup d'etat de Fugaku Uchiha, Itachi había temido por la seguridad de su hermano. Todos los altos mandos en Konoha sabían que su padre había sido el autor intelectual de un posible golpe contra el Tercero. Después de meses, inclusive años de tensión, aquel asunto se había podido solucionar con algunos acuerdos que le dieron más poder al clan Uchiha en desmedro de otros. Fugaku había aceptado las condiciones del tercer Hokage y con ello, se había evitado un episodio que seguramente habría sido triste para Konoha.
Aún así, Itachi no estaba completamente seguro que todos se hubiesen olvidado del asunto. Dentro de ROOT todavía se percibía un cierto resentimiento contra ellos y lo podía notar por la forma en que Danzo Shimura lo miraba cada vez que se encontraban en la base del ANBU. Y, por otro lado, aún se hablaba dentro de las reuniones familiares que el clan no tenía la suficiente importancia a pesar de todas las concesiones que había hecho el Tercero. Todavía corrían aires de revolución. Aquello sólo conseguía mantenerlo alerta, siempre desconfiado y suspicaz de todo lo que estaba ocurriendo.
Dejó de lado ese pensamiento y sonrió cuando escuchó que Sasuke se estaba quejando de que nuevamente Itachi había dejado "cabellos" en el baño.
—¿Ya te vestiste? —le gritó su hermano que había terminado de ducharse en 2 minutos, no como él que hacía todo con tranquilidad, nunca apresurándose a nada.
—Cálmate Sasuke —le pidió Itachi un tanto divertido.
No había sido realmente su culpa que se atrasaran. Si alguien hubiese sido responsable de la situación, ese era su hermano menor. Al parecer estaba aprendiendo muchas cosas nuevas en la Academia y todo eso lo mantenía entusiasmado. Lo primero que había hecho cuando Itachi volvió de su misión en Suna, había sido mostrarle su libreta de notas. Itachi le revolvió el cabello y lo felicitó.
Pero en vez de quedarse quieto o tranquilo, Sasuke le pidió que tuviera un combate con él. Últimamente siempreinsistía en mostrarle lo que había aprendido cada vez que llegaba de alguna misión. Le había dicho que no tenían tiempo, que tenían que estar en la Academia de Konoha en 15 minutos (o al menos eso le dijo su madre cuando se la encontró en la oficina de policía de Konoha junto a su padre listos para ir al evento, lo único que él debía hacer era ir por Sasuke) pero odiaba ver ese puchero que hacía cada vez que le respondía que no tenía tiempo para él, por lo mismo, acababa accediendo a todas sus peticiones. Sabía que tenía el corazón demasiado blando cuando se trataba de Sasuke, pero no lo podía evitar. Se había prometido a sí mismo desde el momento en que su hermano menor llegó del hospital en brazos de su madre y cerró su pequeña mano alrededor de su dedo índice, que lo protegería con su vida.
Su hermano era sin duda la persona más importante para él. Siempre lo sería.
—¡Ya sabes cómo son con esas tonterías de la academia cuando se juntan todos los clanes! —le gritó Sasuke nuevamente, abriendo la puerta del baño y corriendo por el pasillo. Itachi sólo vio su sombra pasar frente a su cuarto.
—Lo sé —le respondió poniéndose una polera.
Era la típica que vestía la mayoría del tiempo cuando no tenía que utilizar su indumentaria ANBU; una camiseta negra con el logo del clan Uchiha. Realmente no tenía intensiones de vestirse mejor que eso. Se suponía que ese era su día de descanso. Sólo estaba arreglándose por darle en el gusto a su hermano menor y acompañarlo a su gran evento.
Se puso de pie y caminó hacia el pasillo intentando sonar lo más interesado posible.
—Ya estoy listo —le avisó pasando por afuera de su habitación, golpeando levemente en la madera de la puerta corrediza.
Mientras caminaba se amarró el pelo húmedo en una coleta. No le importaba su aspecto, quería terminar con ese asunto y salir con Shisui esa noche. Sabía que todos en el clan irían a la barbacoa (BBQ) y aunque a él no le gustaba mucho la carne, tenía la esperanza de ver a cierta chica que le gustaba desde la Academia y a quien nunca le había podido hablar, siempre mirándola desde lejos y actuando como si no existiese. Era amiga de Shisui, y aunque su primo siempre intentaba acercarlos, Itachi nunca conseguía poder hablarle con completa libertad, temiendo que cualquier cosa que saliera de su boca fuese aburrida o demasiado compleja para que otros entendieran su razonamiento.
Le daba vergüenza que supieran lo que él pensaba o sentía por el resto. Tenía trece años, y aún así, desde que tenía memoria había sido de esa manera. La única excepción a esa regla era Sasuke, con él siempre bajaba la guardia.
Estaba poniéndose las sandalias en la entrada de la casa cuando su hermano menor llegó corriendo, introduciendo sus pies rápidamente dentro de las sandalias y abriendo la puerta de golpe.
—¡Vamos nii-san! —insistió tirando de su brazo.
Itachi volvió a suspirar. Conocía esa sonrisita en Sasuke demasiado bien.
—Espera, ni si quiera me he puesto mi protector de frente —le dijo mientras lo sacaba de su bolsillo.
—¿Me lo puedo poner yo? —le preguntó animado.
—Sólo puedes usar un protector de frente cuando te gradúes de la Academia —le respondió saliendo de la casa—. Por eso debes esforzarte muchísimo. Ser un shinobi no es un juego.
Sasuke se cruzó de brazos nuevamente y comenzó a caminar a su lado un tanto molesto.
— Siempre dices cosas como esas. Sólo pudiste haber dicho que no.
Itachi lo miró y le hizo un gesto indicándole que se acercara. Sasuke caminó más cerca de él sonriendo animado, pensado que su hermano mayor lo dejaría portar la bandana con el protector. Ni si quiera se dio cuenta cuando el dedo índice y anular lo golpearon en la frente.
—Auch… —se quejó molesto, sobándose con poco cuidado— cuando tenga un protector de frente no volverás a hacerme caer con eso.
—Ya lo veremos —respondió con cariño.
Puso una mano alrededor de sus hombros y lo tiró hacia su costado. Sasuke lo abrazó con una sonrisa.
Momentos así hacía que valiera la pena haber pasado por cosas y situaciones tan terribles en el pasado. Tal vez podía dejarlas finalmente atrás y vivir en la paz que esos días le ofrecía Konoha.
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—¿Tú eres el hermano de Sasuke? —le preguntó un chico rubio, parado junto a su hermano menor.
—Sí. Soy Itachi Uchiha. Es un gusto conocerte —respondió un tanto confundido.
—¿Es cierto que te graduaste de la academia a los siete años? ¿Y qué activaste el sharingan a los ocho?
El chico rubio miró a Sasuke con suspicacia. Itachi notó que entre ambos debía haber algún tipo de rivalidad, pues se estaban observando con una antipatía que no veía en años.
—Sasuke no se calla al respecto, y sinceramente comenzaba a pensar que te estaba inventado.
—No, soy bastante real. Y sí, lo que dijo mi hermano es cierto —respondió Itachi con calma mientras le daba un bolo de arroz a Sasuke y tomaba otro para sí. El niño puso cara de asombrado, sobre todo por eso de haberse graduado a los siete años de la academia—. Pero esos eran otros tiempos, estábamos en medio de una guerra en ese entonces.
—¿De verdad eres un capitán del ANBU? ¡Pero si luces tan joven! —exclamó el rubio.
En esta ocasión Itachi suspiró cansado. Se suponía que la identidad de los miembros de ANBU era secreta, no le hacía mucha gracia que su hermano menor anduviese divulgando esas cosas.
—Sí. Pero si se lo dices a alguien… tendré que matarte.
Itachi le guiñó un ojo juguetonamente y le dio un pequeño golpe en la frente. Le gustaban los niños pequeños y sinceramente consideraba que los amigos de su hermano eran adorables. El chico lo miró con los ojos muy abiertos y un tanto asustado. Su hermano en cambio puso cara de haber salido victorioso.
—Vamos Sasuke, llevémosle comida a mamá.
—Sí nii-san.
Reconoció al pequeño rubio como Naruto Uzumaki, el hijo del cuarto. Se suponía que ese era uno de los secretos más custodiados en Konoha, pero había sido bastante obvio adivinarlo cuando Kushina Uzumaki (quien estaba embarazada) murió junto al cuarto durante la batalla contra el kyuubi. Naruto debía ser su hijo, pues era un chico sin padres que se apellidaba "Uzumaki" y se parecía mucho a ambos. Kushina era la única mujer Uzumaki en Konoha. Era una cosa de lógica.
—¿Te llamas Naruto, verdad? —le preguntó de pronto Itachi dándose la vuelta.
El chico asintió un tanto confundido. Sintió de inmediato la pena que Naruto emanaba y no pudo evitar decir lo próximo que salió de su boca.
— ¿Quieres venir y comer con nosotros?
—¡Claro! —respondió el pequeño corriendo tras ellos.
Itachi lo miró con un tanto de lástima. Era el hijo de un héroe de la aldea y nadie lo tomaba en cuenta, al contrario, todos parecían temerle y lo dejaban de lado, aislándolo y tratándolo como si fuese un bicho raro. Desde niño se preguntó el motivo de ello, pero ni si quiera su padre se lo había contestado cuando un día se lo preguntó de frente. Aún así, nunca antes había hablado con el pequeño bromista y hacerlo en esa ocasión le causó sentir un poco de simpatía por él.
—¿Por qué le pediste que viniera con nosotros? —le preguntó Sasuke en un murmullo.
Sus gestos lucían irritados al ver a Naruto al otro lado de Itachi. Sólo le revolvió nuevamente el cabello sonriendo por la forma en que estiraba los labios en un puchero.
—¡Oye! ¡Oye! —de pronto sintió las manos de Naruto tirando de su ropa— ¿De verdad eres tan bueno como dice Sasuke con todo eso de los shurikens y los kunais? ¿Me podrías enseñar?
—No te enseñará, nunca tiene tiempo —interrumpió Sasuke— y si lo tuviese, tiene que entrenar conmigo.
Itachi suspiró un tanto cansado. Sabía lo posesivo que podía llegar a ser Sasuke. Le hacía aún más gracia que lo hubiese arrastrado a ese evento de la academia sólo para poder "mostrarlo" frente a sus compañeros. Naruto era el quinto chico que le preguntaba lo mismo. De seguro ya todos pensaban que era un invento. No obstante, le agradaba estar con él. No le molestaba para nada que su hermanito menor se le pegara y lo enseñara a todos como si eso se tratara de un "Show and Tell" escolar y él fuera el objeto que los profesores le habían pedido llevar.
Llegó a la mesa en donde su madre se había sentado, justo debajo de uno de los grandes árboles. Siempre utilizaban el tejado de la Academia para esas convivencias escolares. La mujer pareció un poco sorprendida al ver a Naruto Uzumaki llegar junto con sus dos hijos, pero sonrió en silencio mirándolos. Itachi notó aquella añoranza al pasado, preguntándose si su madre habría sido amiga de Kushina Uzumaki. Seguramente habían sido compañeras en la academia.
—Okaa-san ¿Quiere que traiga algo más? —le preguntó pasándole un plato con tres onigiris para la mesa.
—No. Tu padre está con el resto de los hombres asando carne y verduras. Debería traernos pronto.
—Está bien —dijo Itachi, sentándose a su lado, mirando como Naruto y Sasuke estaban peleando por alguna cosa.
Su madre aliñaba una ensalada de tomates y Sasuke la miraba atentamente. Todos sabían que su hermano menor no podía pasar una comida sin consumir tomates y arroz. Naruto se estaba quejando sobre algo de no haber ramen en el evento y fue justamente mientras se quejaba y su hermano le decía que era un idiota, cuando notó a alguien escondida detrás de uno de los árboles mirando en aquella dirección.
Se sorprendió que lo hiciera tan mal, considerando que por su edad seguramente era una de las compañeras de Sasuke. No la recordaba de vista, pero por sus ojos asumió que se trataba de una de las Hyūga.
La observó de reojo preguntándose si sería una de las seguidoras de su hermano menor. Aquello le causó gracia y bajó el rostro en una sonrisa. Recordaba como también él en sus días en la Academia tenía a chicas que no dejaban de perseguirlo, aunque a diferencia de Sasuke, a él le agradaba que lo hicieran. Le gustaban las chicas, aunque fuese muy torpe para hacer algo al respecto. Estaban en medio de una guerra después de todo. No había tiempo para detenerse y escribir una carta de amor, invitar a una chica al cine o sentarse bajo un árbol. Las preocupaciones en la mente de las personas eran "¿Volverá del frente de batalla?", "¿Podremos dormir tranquilos esta noche?", "¿Habrá comida mañana?"
Nunca había sido parte de un grupo gennin si quiera, apenas había salido de la Academia había recibido instrucciones para convertirse en chunnin con rapidez.
En los diez minutos que estuvo sentado frente a Naruto y Sasuke, vio como se pelearon al menos cinco veces dándose empujones y amenazas de muerte. La verdad, si hubiese sabido que ambos se llevaban tan mal, no le habría pedido a Naruto que comiera con ellos. No obstante, al mismo tiempo, le llamaba la atención que Naruto hubiese accedido a dicha invitación si su relación con Sasuke era tan mala. Seguramente, el chico debía estar muy solo.
Durante el transcurso de la tarde, al menos cuatro niñas se acercaron a la mesa a saludar a Sasuke y a ofrecerle postres que ellas habían cocinado para el evento del colegio. Su hermano menor las miraba con indiferencia y ni si quiera les respondía, sólo decía "No me gustan los dulces" con voz cortante, acercándose a Mikoto como si ella fuese la única mujer que necesitaba en su vida. Itachi lo encontraba divertido, era casi como si en vez de temerle a las mujeres, las despreciara. No lo culpaba, Sasuke siempre había sido el "niñito" de mamá, mientras que Fugaku había sido más inclinado a favorecerlo a él.
De pronto vio a su padre acercarse con la carne dentro de un plato. Naruto y Sasuke de inmediato comenzaron a pelearse por el mejor pedazo, mientras que Fugaku se sentaba con ellos. Su seriedad era palpable y pronto le dio una mirada asesina a ambos para que se quedaran quietos. Obedecieron de inmediato, después de todo, su padre podía resultar bastante intimidante cuando miraba a las personas con esos ojos, a veces se activaba su sharingan de la nada en medio de una conversación.
Como supuso, el mejor trozo fue a parar en el plato de su madre. Luego cada uno se sirvió, excepto él, quien sólo comió un trozo de atún asado y un onigiri con muchas, muchas verduras asadas. Las carnes no le sentaban bien.
Sasuke era lejos el ser más social en la mesa, contándole a su padre la forma en que había obtenido las mejores notas ese año y que le habían dado una pequeña medallita por ello. Naruto lo miraba con desprecio y los brazos cruzados, como pidiéndole con la mirada que se quedara callado de una vez. Sin embargo, Fugaku no parecía muy impresionado al respecto. Sólo asintió en silencio y cuando Sasuke terminó de hablar, se dirigió a Itachi preguntándole los detalles de la misión en Suna.
No dijo nada, sólo dirigió su mirada hacia Sasuke observando de reojo como sus ojos se perdían en el plato de comida frente a él. Sabía lo mucho que se esforzaba porque Fugaku le diese su aprobación.
—Sasuke, mañana voy a tener el día libre ¿Quieres entrenar conmigo? —la sonrisa que mostró hizo que todo se arreglara— Tú también puedes venir Naruto, si así lo quieres.
—Nii-san ¿Por qué tienes que invitarlo a él? —le preguntó Sasuke molesto.
—¿Acaso temes que sea mejor que tú? —lo cuestionó Naruto.
—Guarden silencio ambos —les pidió Fugaku Uchiha.
—Sí señor —respondieron al unísono.
Cuando terminó de comer, se excusó aprovechando que Sasuke estaba jugando con el resto de los niños en el patio de la Academia y comenzó a caminar por debajo de los árboles del techo. Itachi se pudo fijar en que casi todas las familias principales de los clanes de Konoha estaban ahí.
Bajo una mesa se encontraban los Yamanaka; sus cabelleras rubias y claras los hacían muy reconocibles. Al otro extremo estaban los Nara comiendo en silencio mientras la señora Nara gritaba y les daba un sermón por alguna cosa, golpeando a su esposo con un cucharon en la cabeza. En la mesa inmediatamente continua estaban los Akimishi, todos voluptuosos y comiendo grandes cantidades, riendo sonoramente con esas voces potentes que hacían que el suelo de Konoha retumbara.
Aquello lo hizo sentir feliz. Ver que dentro de la Villa hubiesen personas así le daba sentido a su constante trabajo por proteger la paz en ese lugar.
Itachi se apresuró de vuelta a la mesa cuando vio que su madre estaba recogiendo la loza. Por supuesto, iba a ayudarle. Sin embargo mientras se acercaba, notó que su padre se dirigía donde estaban los Hyūga, sentados y perfectamente ordenados.
Itachi siempre había admirado a los Hyūga. Tenían una distinción y elegancia que ningún otro clan en Konoha poseía, ni si quiera el clan Uchiha. Miró de reojo a la niñita que había estado mirando a su hermano menor y notó que tenía la mirada perdida en su plato de comida; nadie en la mesa parecía notarla. Esa mirada melancólica le recordó a Sasuke.
En treinta minutos la academia estaba vacía. Casi todos los clanes se habían retirado del techo y el día de la familia había terminado. Su madre lo besó en la mejilla y le dijo que buscara a Sasuke para avisarle que volvían a casa. Itachi la convenció de que lo dejara jugar un poco más, que él se quedaría esperándolo para llevarlo de vuelta. Mikoto accedió a ello, aunque Fugaku puso mala cara, de seguro quería conversar algún asunto con Itachi a la brevedad.
Evitaba estar en casa cuando su padre estaba ahí. No le agradaba la forma en que pensaba. Últimamente habían estado discutiendo un poco debido a ello y aunque era extremadamente respetuoso con él y casi siempre asentía a sus órdenes en silencio… sabía que si hubiese tenido que elegir entre la aldea y sus extrañas ideas, habría elegido a la aldea.
El sol comenzó a caer. Itachi se reclinó contra la corteza de un árbol justo frente al edificio de la Academia una vez se despidió de sus padres. Había un solitario columpio que colgaba desde una rama con cadenas. Más allá, los chicos estaban jugando fútbol shinobi (en donde se permite el uso de ninjutsu para evitar por todos medios que el otro equipo gane, sin dañarse).
Observaba que Sasuke lo disfrutaba mucho por la sonrisa en su rostro. Estaba en el mismo equipo que Naruto y el chico Inuzuka. En el equipo contrario había uno de los Akimichi, uno de los Nara y también un chico que casi no se movía y parecía ahí más que nada para llenar un hueco que porque quisiese jugar; por las gafas oscuras asumió que se debía tratar de un Aburame. No quería arruinarles la diversión, prefirió dejar a su hermano jugar. Ya tenía suficiente con estar todo el día entrenando para llenar las expectativas de su padre, quería dejarlo tener la infancia que a él le habían robado.
—¡Nii-san! —gritó de pronto su hermano— ¿Viste? ¡Metí un gol!
—Lo hiciste bien Sasuke —le respondió Itachi con amabilidad, sonriendo en su dirección.
Fue entonces que algo volvió a llamar su atención. Apoyada en la cerca, con una bolsita que decía "Ichiraku's Ramen" estaba la misma niña Hyūga mirando cómo los chicos jugaban. Itachi la observó con curiosidad; le gustaba estudiar al resto, era de hecho una de sus mejores atributos y algo que lo había llevado al ANBU como capitán. Podía leer a las personas y entender sus sentimientos, esa era su mejor cualidad.
Hasta ese momento estaba seguro que había podido leer a esa niñita cuando la vio en el techo de la Academia. Sin embargo ¿Por qué tenía un paquete con ramen? Era extraño, por decir lo menos. Si quería llamar la atención de Sasuke ¿Por qué no había traído un obento con arroz y vegetales? Era conocido por todos que esa era su comida favorita ¿Sería posible que la pequeña no lo supiese?
Itachi la observó más de un hora. A veces pensaba que estaba a punto de tomar valor para acercarse a hablarle a su hermano, pero justo cuando daba un paso adelante, retrocedía dos. Todas las demás chicas estaban alrededor de la cancha de tierra gritando por Sasuke ¿Por qué ella no se les unía?
Cuando cerca del anochecer su hermano se le acercó corriendo diciendo que ya habían terminado, Itachi asintió y comenzó a caminar junto a él. Naruto estaba con ellos, seguramente no tenía nada mejor que hacer que acompañarlos y a pesar de que seguían discutiendo, podía notar que más que sólo rivales, entre ellos había una especie de amistad. Sólo entonces notó, que la pequeña aún estaba parada ahí, mirando y esperando.
Suspiró con lástima, sacando su billetera de su bolsillo trasero.
—Jugaron muy bien ¿Por qué no van a comprar algo para beber?
A Naruto se le iluminaron los ojos cuando le puso cinco ryo en su mano, aunque Sasuke levantó las cejas, preguntándose por qué de la nada su hermano estaba siendo tan amable con los dos.
—¿No te lo dije, dobe? Mi hermano es genial —lo miró con tanta admiración, que Itachi casi se sonroja.
—¡Itachi es asombroso! ¡Me gustaría tener un hermano así! —ambos comenzaron a caminar en dirección a la pequeña tienda que vendía jugos naturales recién exprimidos y dangos.
—Sí, pero no puedes tener al mío —le respondió Sasuke sacándole la lengua, abriendo la puerta haciendo que sonara una pequeña campanita.
Cuando estuvo seguro que Naruto y Sasuke estaban pidiendo sus órdenes, se acercó a la chica Hyūga. Estaba sorprendido que estuviese sola ahí. La niña lo miró con esos enormes ojos violáceos claros, con algo de temor.
—Es bastante tarde ¿Dónde está tu padre? —le preguntó Itachi con amabilidad. Al no recibir una respuesta, se preguntó si sería sorda o muda— ¿Estás bien?
La chica comenzó a jugar con sus dedos, mirando hacia el suelo. Itachi suspiró, acuclillándose frente a ella para que sus rostros quedaran a la misma altura.
—¿Cómo te llamas?
No entendía por qué no recibía respuesta de ella ni por qué no podía descifrarla sólo con mirarla a los ojos como le solía ocurrir con el resto. A pesar de tener 13 años, a veces, también se sentía como un niño y se frustraba. Aquella no iba a ser una de esas ocasiones, tal vez esa niñita estuviese perdida.
—Mi nombre es Itachi, soy el hermano mayor de Sasuke —la niña levantó lentamente los ojos del piso y lo observó con curiosidad —Con que reaccionó al escuchar el nombre de mi hermano— pensó— ¿Quieres unirte a nosotros y tomar un jugo de alguna fruta deliciosa como… no se… fresas? Mientras esperamos a tu papá —la pequeña miró en dirección a la tienda y sonrojó fuertemente, dudando varios segundos hasta que finalmente asintió con el rostro— ¿Debemos avisarle a alguien que vendrás con nosotros? —le preguntó nuevamente, estirando su mano para que ella la tomara.
La chica negó. Itachi comenzaba a preocuparse ¿Por qué alguien tan pequeña estaría sola, sobre todo si era una de esas chicas del clan Hyūga?
Con suavidad, la pequeñita le tomó la mano y lo siguió. Parecía estar acostumbrada a ello, pues a pesar de su timidez, no le soltó la mano. Itachi notó que aún cargaba la bolsa de Ichiraku Ramen, lo cual lo hizo sentirse un poco mal.
—Lo siento mucho, creo que eso ya debe estar frío —le dijo y ella bajó aún más el rostro— Aunque, a mi hermano no le gusta mucho el ramen, si quieres llamar su atención deberías probar con arroz y tomates. Esa es su comida favorita.
No sabía realmente por qué estaba ayudando a esa chica. Quizás porque vio en ella algo similar a él. Cuando alguien le atraía, se quedaba inmóvil, contemplaba de lejos, añoraba en silencio. Quizás pensó que si podía hacer que una niñita de siete años venciera su miedo, podría él mismo algún día ser menos torpe cuando se relacionara con mujeres, tal vez no estaría siempre callado, indiferente, pensando en cualquier otra cosa menos en la persona que estaba junto a él.
O tal vez era porque al mirar profundamente ese byakugan inactivo, no podía leerla. No podía saber qué estaba sintiendo, y aquello lo fascinó de un modo extraño. Sabía que al ser un dojutsu al igual que el sharingan era difícil de poder leer, pero no por ello dejaba de hacer el intento.
Sólo entonces Itachi escuchó su voz, tan frágil como un susurro.
—N-no e-era para…para Uchiha…Uchiha-kun.
Itachi se sintió intrigado. Si no estaba ahí por su hermano menor, ¿Entonces por quien?
—Oh —la respuesta llegó a él y se golpeó mentalmente por ser tan descuidado. A quien había estado mirando toda la tarde no era a Sasuke, era a Naruto— ¿Naruto-kun y tú son amigos?
Si era posible la chica se puso aún más roja, negando con el rostro. Aquello hizo que algo se derritiera en el pecho de Itachi. Los niños eran tan adorables.
—Ven, vamos a tomar jugo. Estoy seguro que Naruto-kun querrá conocerte.
Esa fue la primera vez que Hinata Hyūga e Itachi Uchiha hablaron, pero de seguro, no sería la última. El destino les tenía planeado algo más que un simple encuentro.
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NOTA
Amo a Itachi (en sentido figurativo, no literal). Cada vez que leo su vida, en el manga o veo el anime… me embarga un dolor tan grande que siempre termino llorando. Tal vez es porque me identifico con el dolor de querer cuidar a un hermano menor, verlos imitarte, querer protegerlos, dar cualquier cosa por ellos… y aún así… saber que todo el tiempo lo único que buscan es superarte, salir de la sombra que proyectas sobre ellos porque sin importar qué hacen, tú lo hiciste primero. Por lo mismo, a veces buscando evitarles dolor por cosas que nosotros ya vivimos, los sobreprotegemos.
Quiero darle una historia distinta a Itachi en este fic, tal vez una oportunidad de ser feliz… no lo sé. Creo que un personaje que estaba tan lleno de amor dentro de él, para su villa y su hermano, merecía encontrar al final de sus días un poco de felicidad. Sé que lo que hizo fue espantoso, mató a todo su clan incluso a sus padres… pero cuando te metes realmente dentro de ese personaje a fondo y ves el motivo por el cual estuvo obligado a hacerlo, lo puedes perdonar y hasta entender la locura de Sasuke por querer destruir Konoha, borrar todo el dolor que le provocaron a Itachi y a su familia.
Quiero transmitir amor como concepto, no sentimiento. Quiero representar a Itachi como un ente que amaba a su villa, a su hermano, a su familia y a sus amigos. Quiero que se sienta su bondad y su sacrificio. Espero no fracasar en ello.
Les agradezco desde ya por la lectura y advierto… este fic puede resultar algo muy lindo, personal y emotivo… o una gran mierda xD… Aunque voy a intentar plasmar lo que siento por el personaje de Itachi con fuerza. Gracias por acompañarme en un nuevo fic. Sólo tendrá 16 capítulos, espero poder plasmar la historia en ellos.