Hola chicas

Antes que nada quisiera ofrecerles una disculpa por la enorme tardanza, mil perdones. Pero con la otra novela, como que había perdido un poco la inspiración, entonces cuando al fin me sentí inspirada, sufrí una lección seria en el hombro, por el cual me operaron.

Ahora me estoy recuperando, tomando terapias, todo satisfactoriamente, al menos eso dice el ortopeda. Aunque no estoy a un 100% del brazo, al fin puedo volver a escribir, despacio pero puedo. Espero de corazón espero que me disculpen, y que sea de su agrado este capítulo, como los que faltan.

Ahora si, a leer se ha dicho…


Un demonio con cara de ángel

Por

The Ladycat69

Capitulo 38

-Buenos tardes…mi niño—dijo mirándolo fijamente.

-Buenos tardes…Tía abuela Elroy—pronuncio con un brillo letal en sus ojos.

Albert con aquel aspecto angelical en su rostro, pero siendo el mismo demonio en persona, se acerco a la mujer con la elegancia de todo un Andrew. El rubio como si fuera el mismo judas encarnado, le dio un beso en la frente a su tía abuela, para ir despacio al pequeño bar, sirviéndose un whisky.

-Que bonita sorpresa tía abuela…no te esperaba—dijo tomando un trago de ardiente licor.

-Es obvio que no me esperabas—dijo apretando con fuerza su bastón.

-¿Te sirvo uno?—pregunto aun dándole la espalda.

-No gracias—dijo volviendo a mirar todo a su alrededor…-Veo cambios en la casa—

-Así es…cambios que hizo mi esposa—dijo suavemente girándose…-Agradable… ¿no crees?—

-Si tu lo dices—dijo ocultando a toda costa la molestia…-¿Dónde está…tu esposa?—

-Descansando por orden medica—

-¿Acaso está enferma?—

-Tía no hagas pregunta, cuando ambos sabemos que conoces la respuesta—

-Solo preguntaba por cordialidad—

-Si tú lo dices…pero dime, ¿cuándo llegaste a la ciudad?—pregunto invitándola a tomar asiento.

-Ayer en la mañana—

-Con que ayer—

-Pareces sorprendido hijo—

-Lo que me sorprende es que hayas esperado hasta hoy para venir aquí—tomando asiento frente a ella.

-No pensé que necesitara invitación para visitarte—

-Y yo no pensé que vendrías un día después de tu llegada—

-¿Porque no?—

-Porque si conozco a Maritza, seguro que ya te fue con el chisme—

-¿Chisme? No creo que todo lo que ha pasado en mi ausencia se le pueda decir chisme—dijo subiendo un poco la voz.

-En serio…yo creo que si—dijo sonriendo cínicamente.

-Ella solo me conto todo lo que ha pasado en estos últimos meses. Sobre todo, como fue humillada, tratada con la peor violencia, al extremo de salir de mala manera de mí casa…—

-Mi casa tía…esta es mi casa—dijo con un brillo letal en sus ojos.

-Albert yo he cuidado de esta casa como si fuera…—

-Pero no es tuya, tía abuela. Mi padre se la construyo a mi madre, así que como patriarca del imperio Andrew, me corresponde por herencia…recuérdalo—dijo fríamente.

-De acuerdo…no quiero discutir sobre eso, pero al menos me puedes explicar porque votaste a la pobre Maritza como si fuera una basura—

-Por la sencilla razón que ella se tomo atribuciones que no le correspondía—dijo tomando otro sorbo del liquido…-Unas que me molestaron grandemente—

-¿Cuales atribuciones para que te molestaras tanto?—

-El que pensara que era la señorita de mi casa, que tratara a todos mis empleados como si fueran basura o…—

-Pero ella solo trataba de…—

-Ese es el asunto tía, que no le di permiso para tratar nada—

-Confié en ti, estaba bajo tu cuidado…—

-No es una niña, y si tanto te preocupaba, debiste llevártela contigo—

-Pero Albert…—

-Ella es tu responsabilidad, no la mía—

-De eso se trata, de que no te importa—

-La verdad no me importa, lo único que me importo es que intento hacerle daño a Candy…entre otras cosas que estoy seguro que ya conoces muy bien—

-Y por eso lo hiciste, por lo que le hizo a esa mujer…—

-¡Te parece poco!—dijo levantando un poco la voz.

-Albert, pero echarla a la calle…—

-Tía no exageres, que a la calle ni tanto—

-El mandarla a un lujoso hotel no quita que la botaras de la forma en que lo hiciste—

-Esta es mi casa, decido quien se queda o quien se va. Así que con respecto a tu querida Maritza, volvería hacerlo mil veces más de ser necesario—

-¡Como volverías amenazarla con asesinarla, si se atreve acercarse a tu mujer!—grito indignada…-Maritza esta aterrada con tu actitud, con la de George, con todos, en especial con ese maldito animal que llamas perro—

-Es bueno escuchar que de verdad esta aterrada, porque hare realidad su pesadilla si se acerca nuevamente a esta casa—

-Albert, mi pobre niña inocente que…—

-No me hagas reír—dijo soltando una leve risa…-Maritza tiene de inocente lo que yo tengo de ángel—

-Maritza es una jovencita pura e inocente, que ha sido educada con los mejores profesores, educada para ser una dama intachable, solo para ser tú espo…—

-¿Acaso dijiste…pura?—dijo comenzando a reírse.

-¿Que es tan gracioso…acaso estas dudando de mi palabra?—

-Abre los ojos de una buena vez tía abuela. Maritza de dama intachable, de pureza e inocencia no tiene ni un pelo…es solo una arpía disfrazada de señorita, una que ni toda la educación que le diste, cambio lo que es en realidad—

-No voy a permitir que…—

-Si esa cree que no sé lo que hacía cuando no estaba en casa, sus aventuras, sus tantos amantes o toda la perversidad que planeo, está bien equivocada, como lo estas tu tía abuela—

-Albert no puedo creer lo que dices. Maritza no es nada de eso, ella sería incapaz de…—

-Siendo como eres me sorprende que esa arpía de engañara precisamente a ti tía, algo que dudo…a menos que lo planearas todo con ella—dijo descifrando el silencio de la mujer…-Tu silencio te delata, tía abuela—

-Solo estoy indignada con tus palabras—

-Vamos tía abuela, no creo que Maritza tenga una mente maestra para planear ciertas cosas…sus neuronas no le alcanzan para tanto, sin embargo a ti si—dejándola nuevamente muda unos segundos.

-No puedo creer que pienses eso de mi persona—

-Pienso lo que me enseñaste a pensar, a reconocer todo lo que puede decir una persona sin pronunciar ni una sola palabra, y tu silencio dice mucho mas de lo quisieras—dijo con una sonrisa.

Lady Elroy que estaba que la rabia la carcomía, iba a ponerse seguramente a discutir con el rubio, pero se quedo muda en cuanto vio como entraba a la sala principal como la tormenta que era, el mismísimo Torment. Aquel demonio negro, digno animal de estar al lado de Albert, comenzó a gruñirle a la anciana, acercándose a ella peligrosamente.

-Albert…Albert calma a ese engendro que tienes por mascota—dijo evitando hacer movimientos bruscos.

-Torment, quieto muchacho—dijo acariciándolo…-No le agradas…creo que nunca le agradaras—dijo mirándolo acostarse cerca de ellos, sin quitarle los ojos de encima a su tía…-Definitivamente los animales tienen un sexto sentido—

-Nunca entenderá de donde sacaste ese demonio de animal—

-Si te lo contara, no me lo creerías—dijo soltando una leve sonrisa…-Pero si viniste hablarme de la pobre de Maritza o del demonio que tengo por perro, es vez de preguntar mas por mi persona…me parece que esta conversación llego a su fin—dijo poniéndose en pie.

-No he terminado Albert—

-Pero yo si—

-Vas a dejarme con la palabra en la boca—

-No quiero seguir escuchando lo mismo…como no quiero terminar enfadado con usted tía. Así que le deseo una bonita tarde, ya conoces la salida—dijo continuando su camino.

-¡Albert!—

-No quiero discutir—dijo sin ni siquiera mirarla…-Estoy demasiado preocupado por Candy, para perder mi tiempo en discusiones—

-Perder el tiempo, pero…—

-Ya me escucho, ahora si me disculpa—

-Dime que todo es un plan tuyo—dijo poniéndose en pie.

-¿Un plan?—pregunto deteniéndose.

-Si…que esa mujer no significa nada para ti, que aun continúas con lo que planeamos, que destruirla será tu golpe de gracia—

-Los planes cambiaron—

-En qué sentido—

-Me temo que no contábamos con algo—

-¿Con que?—

-Que el cazador terminaría siendo cazado. Me enamore, termine enamorado de esa mujer—dijo viendo el horror en los ojos de la mujer…-Así es tía abuela…estoy locamente enamorado de Candy White—

-No Albert—dijo tratando de acercarse, algo que le fue imposible por el perro…-Dime que es mentira…tú no puedes estar enamorado de la hija de Damián White—

-No es mentira…desde que la conocí algo se encendió en mi interior. Fue tan intenso que luche con lo sentía, pero…—

-¡No!—

-Intente despreciarla, humillarla, odiarla, pero solo conseguía sentir lo que nunca había sentido…al final me gano el amor—

-¡NO!—grito negando con la cabeza…-No puedes…—

-Amo a esa mujer con toda mi alma, la ame desde el primer momento—

-¡NO…primero Stear, ahora tu, no puede ser!—

-Así que sabes lo de Stear—

-Claro que lo sé, y para el colmo ese muchacho maleducado ignora mis llamadas—

-La pasión escocesa corre por sus venas—

-Como la soberbia—

-Digno nieto del tío abuelo Edward—

-Maldito Edward, solo a él se le ocurre apoyar la unión con una de las hijas de White—

-Que puedo decirte tía…solo que las White tienen su encanto—

-Su encanto, no creas que me quedare con los brazos cruzados…—

-Te sugiero que dejes a Stear en paz—dijo seriamente…-Patricia es una maravillosa chica, y…—

-Son brujas, cada una de ellas. Esa maldita termino hechizándote, embrujándote…es que no lo vez—dijo golpeando el piso con su bastón.

-Es posible que tengas razón—dijo frotándose la barbilla…-Candy es tan hermosa que me dejo hechizado, casi embrutecido—dijo con una sonrisa sínica.

-Para el colmo te burlas en mi cara—

-No es mi intensión, pero la vida es una caja de sorpresa, y esta resulto ser muy pero muy agradable—

-Esto no puede estar pasándome…no tu hijo—

-Pero paso…aun recuerdo la rabia que había en sus hermosos ojos verdes cuando me vio en casa de su abuela, tanta rabia que no mostro ni una pizca de miedo hacia mi persona…eso fue lo primero que me gusto—dijo sonriendo tras recordar ese día…- Sabias que esa mujer me pego, me reto por defender a su familia…eso hizo que me interesara más, que deseara quemarme en ese fuego interno que ella irradiaba, tanto que pensé, esa mujer tiene que ser mía—

-Tratas de decirme que por un capricho te casaste con esa mujer—

-Trato de decirte que esa mujer consiguió lo que ninguna otra había logrado—dijo mirando el interrogatorio en el rostro de su tía…-Me case con Candy White, porque la ame desde el primer momento que entro por la puerta de su casa, la ame por enfrentarme, por ponerme en mi lugar, y la amo solo por ser ella misma—

-¡Esto no puede ser, no puedes traicionarme de esa forma!—

-Lamento que lo veas así…pero no siempre podemos prevenir lo que pasara ¿o sí?—

-No puedes hacerle esto a la memoria de tu hermana—

-Quiero un presente, un futuro, sin que el pasado me atormente. Angélica hubiera querido eso para mí—

-Yo no lo creo—

-Era un niño cuando murió, pero no la conocías si piensas así—

-Pero lo que prometiste en su lapida—

-Se lo que prometí, pero estoy cansado de todo esto—dijo soltando un leve respiro.

-Pero tú hermana…—

-¡Mi hermana está muerta…así como Damián White!—dijo levantando la voz…-Eso no cambiara—

-Pero…—

-Pero nada…ya estoy harto de venganzas—dijo ya enfadado…-Cansado de ver en lo que me he convertido tía. Quiero una vida para mí, quiero por derecho lo que la vida se negó a darme por mucho tiempo…quiero la felicidad—dijo apretando los puños.

-¡Pero tiene que ser ella…cuando podrías tener a cualquier mujer de tu clase!—

-Si algo he aprendido desde que conocí a Candy, es que tiene más clase que cualquier mujer que haya conocido—

-No puede estar hablando en serio—

-Te parece que bromeo…si piensas eso, me conoces muy poco—

-Tanto sientes por esa mujer que te irás en contra de tu familia—

-No de mi familia…de ti—dijo señalándola.

-Me hieres con tus palabras…cuando lo di todo por ti—

-No dudes que es algo que te agradezco…te amo, te respeto tía, pero me tendrás como enemigo si intentas destruir mi matrimonio con Candy—

-Nunca creí escuchar eso de tus labios, Albert—dijo dando unos pasos…-Me dices que no lastimarías a ningún miembro de la familia, pero sin embargo, por esa mujer has atacado a un miembro de nuestra prestigiosa familia—

-Otra cosita de la que ya te enteraste…no me sorprende—

-Claro que me entere lo que le hiciste al pobre de Neil…no olvides que su madre es una Andrew, acaso merecía que lo que le hiciste —

-¿Pobre de Neil…que si merecía lo que le hice…acaso estas bromeando?—

-Casi lo asesinas a golpes…—

-Lo que le paso no es nada para lo que intento hacerle a mi esposa—

-No te has puesto a pensar que lo mas probable fue ella la que provoco que…—

-Ella no provoco nada—dijo apretando la mandíbula…-Ese desgraciado estaba tan drogado, que se metió en mi casa como un delincuente. Así que ese prestigioso miembro de la familia Andrew, golpeo a mi mujer y casi asesina a mis hijos—dijo tan despacio que Elroy sabía que era cuestión de tiempo para que su sobrino explotara.

-Como sabes que son tuyos, cuando podrían ser de cual…—

-¡NO TE ATREVAS A PONER EN DUDA LA INTEGRIDAD DE MI MUJER…DE QUE SON MIS HIJOS…NO TE ATREVAS!—grito apretando tan fuerte el vaso que tenia aun en las manos, hasta romperlo.

-De acuerdo son tus hijos…pero Neil…—

-¡SUFICIENTE!—grito asustándola…-Ese desgraciado está vivo gracias a George, porque si por mi fuera estaría bajo tierra ahora mismo—

-Como puedes hablar tan fríamente sobre un miembro de la familia Andrew—

-Lo siento si mi frialdad te escandaliza…pero ese desgraciado aprenderá a tratar mejor a una mujer, a entender mejor el significado de palabra…no

-Si es que puede estar con alguna—

-Eso no es nada para lo que yo deseaba hacerle…porque lo hubiera castrado si ese desgraciado conseguía su cometido—

-Albert…—

-Ya doy por terminada esta conversación—dijo soltando un fuerte respiro…-Ah antes de que se me olvide, también me encargue del desgraciado que mandaste a seguir a mi esposa—

-No se dé que me hablas—

-Déjame refrescarte la memoria tía…mejor aun, porque no lo miras—sacando su móvil…-Se veía mucho mejor antes de que tuviera un encuentro con Marcus—mostrándole la imagen de un hombre sumamente golpeado.

-Dios mío, pero que has hecho—

-La próxima vez que ese tipejo pise los Estados Unidos, lo devolveré personalmente a su país en una caja de madera—

-Serias capaz de algo así—

-Y de mucho más—

-Yo solo velaba tus intereses—

-¿Mis intereses o los tuyo?—pregunto dejándola muda…-Si eso pensé tía abuela. Ahora si me disculpas, regresare con mi esposa que me necesita a su lado—dijo caminando nuevamente hacia la puerta.

-¿En qué te has convertido Albert?—antes aquellas palabras el rubio se giro para mirarla, comenzando a reírse.

-¿Es tan gracioso muchacho?—pregunto muriéndose de rabia.

-Me rio de tus palabras tía…debo admitir que es lo mas gracioso que he escuchado a este momento—dijo caminando hacia ella nuevamente…-En que me he convertido me preguntas. Sabes, es gracioso que preguntes eso, cuando soy tu mayor creación—dijo abriendo sus manos, mostrándose a si mismo…-Me convertiste en un monstro, un ser despiadado, un demonio dispuesto a destruir todo a su paso…soy tu obra, deberías sentirte orgullosa de mi—dijo con una sonrisa sínica en sus labios.

-No cuando me has traicionado—

-Lo siento tía, pero toda creación siempre se revela en contra de su creador…no lo olvides—dijo acercándose un poco mas.

-¿Me estas amenazando muchacho?—pregunto tragando hondo.

-Tu me conoces mejor que nadie…sabes de lo que puede ser capaz, como tampoco que no amenazo en vano—dijo con una sonrisa perversa…-Si haces algo en contra de mi esposa o de su familia, me lo tomare como una agresión personal—dijo haciendo una breve pausa…-Te juro por la memoria de mis padres, que mi ira será tan grande, tan arrasadora, que desearas con toda tu alma que nunca haya nacido—dijo viéndola retroceder, hasta escudarse detrás de la butaca…-No me tengas de enemigo tía, no provoques una ira que no podrás controlar, porque no tendré piedad, ni misericordia, no sentiré nada, ni siquiera por ti—dijo acercándose lentamente.

-Albert…—susurro con voz temblorosa.

-Hare de tu vida un infierno, te dejare sin nada, te mostrare en carne propia el demonio que has creado si me provocas—dijo ya frente a frente…-Así que por favor, no me hagas destruirte, porque te juro que por ella, por el gran amor que le tengo…lo hare sin pensarlo dos veces—susurrándole en el oído, antes de darle un beso en la frente…-Gracias por la visita, espero que nos veamos cuando estés de mejor ánimo para aceptar quien es la señora de esta casa…ya conoces la salida—dijo girándose con elegancia…-Adiós tía…vamos Torment—

Albert salió de la sala junto a Torment, dejando a lady Elroy parada en el mismo sitio. La mujer que temblaba como una hoja, se sostenía con fuerza de una butaca para no caer al suelo. Aquellas palabras amenazantes por parte del rubio, le habían erizado los vellos de la piel, hasta hacerla temblar de miedo. Elroy sabía perfectamente de lo que era capaz Albert, como no saberlo si ella misma lo había creado para ser el hombre que muchos temían.

Pero ahora su mayor creación, su orgullo se iba en su contra. Porque aquel niño que ella había criado, manejado para un propósito, estaba dispuesto a destruirla, y lo peor era que Albert podía hacerlo sin sentir ningún remordimiento.

Sin ningún remordimiento…eso fue algo que vio en su mirada, una mirada que ahora se dirigía hacia ella. Porque en aquellos hermosos ojos zafiros vio un gran peligro, uno tan peligroso como el inmenso mar azul, uno que si le das la espalda solo un segundo, te tragara con vida.

Pero a pesar del temor que aquel demonio le había infundado, tenía que lograr su propósito, jugándose la última carta. Así que en cuanto logro recuperar la compostura, con bastón en mano se dirigió a la salida, pero nunca pensó encontrarse al final de la escalera con el ser que más odiaba en el mundo.

-Esto es culpa tuya maldita bruja—dijo con tanta rabia, que termino por morderse el labio hasta hacerlo sangrar.

-Tú eres la única responsable de tus acciones, Elroy—

-Ni creas que dejare esto así…no has ganado aun—dijo mirándola con desprecio.

-Esto no se trata de ganar, sino de lo mucho que se puede perder—

-Aquí las única que van a perder serán ustedes bruja. Albert solo esta encaprichado con esa bruja que tienes por nieta…pero lograre que reaccione, que vuelva hacer el mismo Albert de siempre—

-¿Elroy hasta cuándo?—pregunto sintiendo una gran pena por esa mujer…-No vez el daño que estás haciendo—

-No me importa…no acabare hasta que acabe contigo, con toda tu maldita familia—

-Nunca entenderé porque me odias tanto, si yo no…—

-Tú me quitaste lo que era mío por derecho—

-Eso no es cierto…tu sabes que las cosas no fueron así—

-¡No me importa lo que pienses maldita!—

-Nosotros nunca quisimos hacerte daño, pero si así fue lo sien…—

-Ahórrate tus palabras bruja—dando un paso hacia adelante…-No descansare hasta verte derramar lagrimas de sangre, me oíste, lagrimas de sangre—

-No crees que ya se ha derramado demasiada sangre—dijo con tristeza.

-No estaré conforme hasta ver la tuya bruja—dijo apretando con fuerza su bastón…-Solo así estaré en paz—

-No se puede tener paz así…solo conseguirás destruirte—

-Si con eso consigo arrastrarte conmigo, valdrá la pena la destrucción—dijo caminando hacia la salida…-Te juro que no descansare hasta sacar tu basura de mi casa, no descansare hasta lograr verte a ti como a los tuyos… ¡bajo tierra!—dijo saliendo por la puerta.

Penélope que sentía una gran opresión en el pecho por tan duras palabras, solo se quedo allí mirando como aquella mujer cargada de odio salía de la casa. Unos minutos después, sintió como alguien le ponía una mano en su hombro, mirando que era Emily.

-¿Estas bien?—

-No amiga mía, no lo estoy—dijo volviendo a mirar la puerta…-Temo por mi niña, por mis bisnietos, por todos—

-No temas…tanta furia solo significa que el señor Andrew la puso en su lugar—

-Ella no se detendrá Emily…no hasta acabar con los míos—

-Es increíble que después de tantos años, aun siga con ese rencor corriendo por sus venas—

-La mala semilla siempre será mala, y ella hará lo que sea para hacerle daño a mi niña—

-No debes temer, porque sé que Albert no permitirá que le haga daño, protegerá a su familia incluso de ella, Penny—

-Tengo un mal presentimiento, temo por mi niña cuando tenga que regresar—

-Penny…—

-Esto es solo el comienzo…el comienzo del fin—

-Tal vez ya es tiempo—

-Emily—

-Amiga ya es tiempo que todo se sepa—

-Tengo miedo de lo que eso pueda traer—dijo con lagrimas…-Puede acabar con la felicidad de ellos…eso no sería justo—

-Pero algo me dice, que pronto se sabrá, y se puede saber de la peor manera, así que es mejor que sea por ti—

-Lo sé, pero aun no estoy lista—

-Mientras ese día llega, cuidare a la señora…todos lo haremos—

-Gracias amiga mía, se que así será—

-Ahora vamos a la cocina, te prepare un té para que la señora o los demás, no te vea en ese estado—dirigiéndose ambas a la cocina, sin ni siquiera notar que dos jóvenes habían escuchado la discusión.

-¿Que carajo fue eso?—se pregunto Tom que estaba con un pasmado Stear.

-Rayos—

-Yo he visto esa mujer antes, pero…—

-Hay una pintura de ella en la sala principal—

-Ah sí… ¿pero quién diablos me dijiste que era ella?—

-Es la tía abuela Elroy, la hermana menor de mi abuelo, la también se encargo de criar a Albert—

-Un momento, ella es la que me contaste—

-Si, a la que mi abuelo puso en su sitio, cuando quiso reclamarle porque estoy con Patty—

-Demonios con razón Albert era así—dijo revolviéndose los cabellos…-¿Porque le hablaría así a la abuela Pony?—

-No tengo idea, ni siquiera sabía que se conocían—

-Pues es obvio que se conocen, y no solo eso, odia con intensidad a las White… ¿pero porque?—

-No lo sé—

-De algo estoy seguro, algo malo paso hace mucho tiempo—

-Si, pero lo que haya pasado fue antes de que naciéramos—

-Algo no está bien…esto huele a problemas, uno que va a explotar muy pronto—

-Si lo sé—

-Tengo una sensación rara amigo mío…creo que pecas corre peligro—

-Y no solo ella—dijo pensando en su dulce Patty.

-Si ella es la hermana de tu abuelo, tú la conoces—dijo mirando al joven…-¿De qué es capaz, Stear?—

-De nada bueno Tom, de nada bueno—dijo quedándose ambos jóvenes en el mismo sitio.

Mientras Albert había regresado a los brazos de Candy como si nada hubiera pasado. El rubio que en cuanto entro a la habitación omitió el encuentro desagradable que había tenido con su tía, con una sonrisa solo se limito a consentirla, mimarla y llenarla de todo el amor y protección que deseaba darle.

-¿Todo bien?—

-Todo bien mi amor—

-¿Quien era?—

-Nadie importante, dime como te sientes—

-Ahora que estas aquí, muy bien—

-Me agrada escuchar eso—dijo acostándose cerca de la rubia.

-¿Albert te sucede algo?—dijo acariciándole sus cabellos…-Pareces preocupado—

-No es nada mi amor—dijo acariciándole suavemente su vientre abultado…-Es solo que tenia tanto miedo de perderte, de perderlos—dándole un beso al vientre.

-Oh Albert…—dijo en el momento que unos movimientos se sintieron en su vientre…-Lo sentiste—

-Se mueven…tranquilos mis pequeños campeones—dijo levantando la cabeza…-Tranquilos, mira que mama necesita descansar—

-Es quieren decirte, no temas papa, los dos estamos bien—dijo a pesar de los golpes en su rostro, sonrió radiante…-Siente como se mueven tus hijos…están muy bien—dijo tomando su mano, hasta llevarla nuevamente a su vientre.

-Les juros hijos míos que jamás nadie intentara hacerles daños, que siempre estaré ahí para ustedes, para su madre—susurraba sobre el vientre…-Porque ustedes, como su madre son lo mas importante en mi vida—dijo mirando a la rubia… -Te juro que nadie volverá hacerte daño, Candy—dijo acercándose un poco mas…-Te amo con toda mi alma—dijo rodeándola con sus brazos, hasta que la joven quedo acostada en su pecho.

-También te amo con toda mi alma, Albert—dijo sintiéndose segura en sus brazos.

~Lo siento tía, pero si tratas alejarla de mi lado, si intentas hacerle daño…te destruiré~ pensaba el joven mientras mas rodeaba con sus brazos a Candy.

Xxxxxxx

Dos horas más tardes en el hotel, Lady Elroy se encontraba sentada en la sala de su elegante suite. La mujer desde que había llegado no había pronunciado ni una sola palabra, ni siquiera una mirada a su ahijada que la observaba en silencio sentada en otro extremo.

La joven solo podía observar preocupada como su madrina respiraba pesadamente, como su rostro trasformado por la rabia, por la ira, por un odio intenso que cargaba la habitación, se manchaba de lágrimas que se derramaban amargamente por sus mejillas.

-He esperado mucho tiempo para mi venganza…no todo puede estar perdido, aun me queda una jugada—dijo limpiándose las lagrimas de pura rabia.

-¿Madrina que sucedió?—

-Aun no ha sucedido lo que tiene que suceder…pero tranquila mi niña, ya sé lo que tengo que hacer—dijo poniéndose en pie.

-Madrina… ¿no me dirás que pasó?—

-No importa lo paso hoy…quiero que estés preparada, siempre bella—

-Por supuesto—

-Esa basura White, se ira de mi casa por si sola—

-¿Que harás?—

-Lo que debí hacer desde el principio…si deseas que algo salga bien, tienes que hacerlo tú misma—dijo mirándola…-Para cuando acabe con esa bruja, abre recuperado a mi niño, mi familia, mi venganza—dijo con una sonrisa loca…-Y Penélope White, estará acabada junta a sus malditas brujas—

-Madrina…—

-Ahora retírate…debo preparar unos asuntos—dijo dándole la espalda sin decir nada.

-Con su permiso—dijo saliendo por la puerta.

-Esto aun no ha acabado, apenas estoy comenzando—dijo con una sonrisa perversa en sus labios…-Te destruiré Penélope, te destruiré destruyendo a tu apreciada Candy—

Xxxxxxx

Candy no se entero de lo que había pasado en la sala principal en entre su esposo y su tía abuela. Ni siquiera el encontronazo entre las dos mujeres, ni los dos jóvenes que habían escuchado cierta discusión, mencionaron nada de lo que habían sido testigo.

Así que después de tan desagradable visita, las cosas en la mansión volvieron a la normalidad o al menos a la paz, llegando esa misma noche una enojada Rose que deseaba estrangular al joven Leegan con sus propias manos, una acción que Tom se ofreció con gusto ayudarla.

Pero por suerte las cosas no llegaron mas lejos, ya que fue un enojo que por supuesto le toco a George calmar, en cuanto tuvo la oportunidad de explicarle a Rose en privado los acontecimientos, como de lo que sufriría Neil Leegan de ahora en adelante. Una noticia que la bella mujer tomo con una enorme sonrisa, olvidándose inmediato de todo, llenando a la rubia de hermosos regalos para los futuros retoños.

La verdad que solo Rose podía tener ese cambio de ánimo tan radical, aunque George no sospechara que ella no pensara por nada del mundo dejar las cosas así, al menor es lo que ella creía. Si algo tenía bueno Rose Robinson, es que era muy buena planeando venganzas, y como buena escocesa planearía una muy pero muy lenta.

Xxxxxxx

A primera hora de la mañana del lunes, todos esperan paciente en la sala de espera a que Candy, Albert y Penélope salieran de la oficina del ginecólogo. Aunque el esperar no era una virtud muy dada en el joven vaquero, que intentaba hacer algún camino en el suelo del consultorio.

-Juro que como no salgan, terminare por romper la puerta—repetía Tom caminando de un lado a otro.

-Ya no deben de tardar…así que calma joven—volvía a repetir George.

-George tiene razón Tom, no conseguimos nada alterándonos—

-¡No estoy alterado!—

-Pues no lo pareces—dijo Annie…-Ya casi preparas un camino de tanto que te mueves—

-Mira quién habla—

-Ya calmados ustedes dos—esta vez Patty que se había mantenido callada…-Recuerden en donde estamos—

-Ella empezó—

-Que yo que—dijo tirándole una foto en plena cara.

-Lo vez—dijo frotándose los ojos.

-Señorita White…—dijo George.

-Yo que hice señor George—

-Y después tiene el descaro de preguntar… "yo que hice señor George"—imito Tom, riendo con Stear que entendió que era mejor permanecer en el anonimato.

-Bueno ya es suficiente muchachos—esta vez fue Rose que intervino…-Y tú que tanto que tanto escribes, Debbie—

-Algunas notas—dijo escribiendo como loca en su libretita…-Ustedes solo sigan—

-No sé porque no pude entrar, yo quería tomar muchas fotos—dijo haciendo pucheros.

-Es que sospecharon que eres una amenaza con esa cosa—

-Es una cámara, y son recuerdos—

-Si de cómo nos vamos quedando ciegos—

-No empieces una pelea que no ganaras…Tommyyyy—

-Deja de llamarme así…chispiiii—

-Ya basta ustedes dos—intervino Patty con los brazos cruzados.

-El empezó…cuando yo solo quiero tomar unos bellos momentos—

-Insisto, de cómo lentamente nos quedamos ciegos—dijo viendo como Annie fruncía el seño—

-Tommyyy te estás ganando una…—

-Mejor vamos a pararnos por aquí—dijo Stear que jalaba a su amigo.

-¿Por qué? Si ella empezó—

-Eso mismo Stear, llévatelo antes de que yo haga una de las mía—

-Acaso me estas amenazando chispi—

-Yoooo…no como crees—dijo tirándole una foto a los dos jóvenes.

-Vez que ella es la que empieza las peleas—

-Annie ya deja esa cosa—dijo Stear escudándose tras Tom.

-Una damita jamás empieza una pelea…pero sabe terminarla—

-Annie querida habrá tiempo para eso…mientras preparar para cuando salgan—dijo Rose mirando había la puerta que se abría con una sonriente Candy.

-¿Y?—preguntaron a todos a coro.

-Mis bebes están sanos—fue lo único que dijo ante de que la rodearan con preguntas de cómo estaban los gemelos…-Mírenlos aquí…no son hermosos—dijo mostrando una foto de los gemelos.

-Yo quiero una cámara así—

-Dios nos ampare de que tengas algo así—dijo Tom, recibiendo un codazo de Patty.

-Gracias a Dios amiga mía que estas bien—

-Los tres lo están—dijo Albert dándole un beso en la frente.

-Ya sabe señor Andrew…—

-No se preocupe, seguiremos sus indicaciones al pie de la letra—

-No se preocupe que todos la vamos a mimar—dijo Rose.

-Entonces la veré el próximo mes, que tengan un buen día—

-Gracias—

-Un momento Doc, yo tengo algunas preguntitas para usted—dijo Annie antes de dejar un poco cegato al pobre medico con un flash.

Así que antes de que el ginecólogo pudiera decir una sola letra, Annie lo bombardeo con montones de preguntas, que el pobre medico no sabía cómo responder, ya que era bombardeado nuevamente como otras preguntas, antes de poder contestar las primeras.

Menos mal que Penélope se compadeció del pobre medico que parecía ya sufrir de alguna crisis nerviosa por la forma loca que comenzó a reírse. Así que con la ayuda de Tom, sacaron a una preguntona Annie en brazos de aquel consultorio médico, antes de que el pobre medico terminara en sala de emergencias.

-Bájame Tommy…aun tengo muchas preguntas—

-Para nada chispi…nos vamos—dijo entrando en el ascensor con la joven en el hombro.

-Pero si no me han respondido ninguna—dijo buscando de donde agarrarse…-Oiga Doc, al menos respóndame donde consigo una cámara así…—dijo antes de que al fin entraran al ascensor.

-Nos vamos—

-Mil disculpas, es que ella es tan…tan…buenas tardes—dijo Penélope apenada.

-Dios santo pero que niña tan…—susurro el ginecólogo entrando nuevamente a su oficina.

Así que con la maravillosa noticia de que tanto Candy, como sus hijos estaban en perfecto estado de salud, la familia entre cuidados hacia la rubia, compartió como lo que eran, una gran familia, celebrando dos días después la fiesta de cumpleaños número veintiuno de la rubia, que fue sorprendida con maravillosos regalos, en especial uno que la espera en la entrada de la mansión.

Allí estaba para sorpresa de Candy, el más seguro, el más confiable, el mejor automóvil que Albert pudo conseguir para su esposa. Así que entre risas, le daban oficialmente la bienvenida a la primavera, ignorando la enorme tormenta que se acercaba, una que amenazaba con acabar para siempre con la felicidad que allí reinaba.


Bueno hasta aquí el capitulo 38

Nuevamente, gracias por su paciencia y por disculparme esta espera tan larga. Espero que este nuevo capítulo haya sido de su agrado, y como se habrán dado cuenta, estamos llegando al final de esta historia.

Mil gracias por todos esas chicas que preguntaron por mi salud, muchas gracias. También gracias por sus comentarios, PM y por seguir o hacer de esta historia su favorita.

Sera hasta el próximo capítulo, pondré de mi parte para no hacerlas esperar tanto.

Un enorme beso y miles de abrazos

Ladycat