Epílogo:

Repantigado en el sofá, Yamato se relamió cuando vio acercarse a su esposa. No se relamió por ella, que también, sino por el sándwich que le traía.

-Chorreante de mahonesa, como a mí me gusta.- dijo, inspeccionándolo con gusto.

Sora tomó asiento a su lado, dándole unos cuantos besitos en la sien.

-Y a la noche te haré otra cosa como a ti te gusta.- le anunció pícaramente al oído.

Ishida se sonrojó riendo con nerviosismo por esas insinuantes palabras.

La verdad que esto de haber sufrido un amago de infarto no era tan malo como había pensado, ya que ahora era el consentido y mimado de toda la casa.

Sonrió con regocijo cuando una rubia tomó asiento a su otro lado, entregándole unas cuanta revistas.

-Tus revistas musicales favoritas.- le anunció, dándole un beso en la mejilla.

-Gracias cielito.

Entrando a todo correr, un pelirrojo casi se tiró contra su padre, encontrando hueco entre él y su madre.

-Toma papi, tus revistas sobre el espacio que más te gustan, he subrayado donde te nombran.

-¡Vaya!, gracias campeón.- le revolvió del pelo orgulloso, mientras ojeaba las revistas desanimándose por ver que solo había dos míseras menciones a su trabajo.- hace diez años nosotros éramos portada de estas revistas, ¿verdad Gabu?.- dijo, añorando sus tiempos de gloria.

-Cierto.- reconoció el digimon, mientras aprovechaba el desánimo de su compañero para dar un mordisco a su chorreante sándwich.

Con un trote bastante alegre, una canija pelirroja se plantó delante de su padre entregándole un cuadernito.

-Toma, un pinta y colorea de Lobezno, aunque yo ya lo he pintado y coloreado.

Ishida rió encantado por el detalle tan dulce de su combativa hija.

-Gracias cielín.- dijo orgulloso, alzándola para depositarla en sus rodillas.

No era que Tsukino fuese demasiado amiga de las caricias y los mimos, pero sabía que su papá había estado malito, por lo que le consentiría que la achuchase un rato. Hasta le dedicó su sonrisa más angelical que derritió por completo al hombre, sintiéndose profundamente amado.

La vida no podía haber sido más generosa con Yamato, tenía la familia que siempre deseó, una familia unida y repleta de amor.

Claro que siempre había alguien que estropeaba estos momentos, en este caso, el odioso timbre de la puerta.

-¡Voy yo!.- anunció Aiko.

-Si es alguna visita para mí dile que estoy durmiendo.- advirtió Yamato, que por nada del mundo quería que interrumpiesen su momento de gozo familiar.

La sorpresa se la llevó al rubia al ver al otro lado a su novio.

-¿Kibou?, sabes que estás en mi porche, ¿verdad?.- cuestionó incrédula. Normalmente el chico no solía ir a buscarla hasta ahí, el mandaba un mensaje y se encontraban en alguna calle adyacente.

-Sí, lo sé.- contestó él con dificultad.- ¿te apetece dar una vuelta en la moto?.- propuso sin rodeos.

La cara de la rubia desbordó ilusión.

-¡Sí!.- exclamó con efusividad.- entra, que se lo digo a mis padres.- pidió tirándole del brazo.

No se pudo resistir, además, que era parte de su promesa de intentar hacer feliz a la chica que le amaba.

El silencio se adueñó del lugar en cuanto el joven entró. Yamato resopló y Sora le acarició la cabellera para que se tranquilizase. Este intentó dibujar una sonrisa de complacencia.

-Voy con Kibou a dar una vuelta en moto, así puedo estrenar mi cazadora.- anunció, sin dar pie a ninguna autorización paterna.

Segundos después, trotaba como cual balín escaleras arriba, dejando toda la tensión en el salón.

Como siempre, fue la especialista en calmar aguas la que rompió el hielo.

-¿Qué tal Kibou?

-Bien.

Takenouchi fue a responder algo, pero no sabía el que, pero le salvó que su alegre hijo se le adelantase.

-Kibou, ¿juegas conmigo al futbol?

-Eh… otro día igual.- contestó el muchacho claramente incómodo. Luego desvió la vista a Yamato.- me alegro de que esté mejor señor Ishida.

Todas las miradas quedaron fijas en el astronauta, que entretenía sus manos jugueteando con las de su benjamina, tratando de permanecer ajeno a todo. De cómo reaccionase dependería prácticamente el futuro de la relación de su hija.

Lo miró un instante, seguidamente dirigió la vista a su esposa, comunicándose con ella, para finalizar depositándola en los ojitos de su hija menor que tanto le recordaban a los de su cielito. Su felicidad era lo primordial para él.

-Gracias.- dijo entonces, esforzándose por mostrar una sonrisa.

Y su alrededor respiró de alivió.

Los segundos que tardó Aiko en buscar su cazadora fueron los más eternos en la vida de todos los presentes pero en general sentían que habían dado un gran paso compartiendo todos salón mientras esperaban que la novia bajase. Ya no parecía una relación tan prohibida y clandestina y todos sabían que eso a Aiko le haría feliz, y ese precisamente eran el objetivo de todos los presentes.

El fin de esta eternidad lo puso la rubia cuando escucharon su trote por las escaleras.

-Volveré pronto, no os preocupéis.- anunció, con su encantadora sonrisa de seguridad mientras se colocaba la cazadora.

Con los labios apretados, porque consideraba que era mejor así, Yamato asintió desde su sofá, mientras su abnegada esposa se colocaba a su lado, tomándole el brazo con cariño y orgullo por su madura reacción.

Cuando los jóvenes salieron de la casa, el rubio recibió su premio en forma de cálido beso en los labios.

-Lo ves, esto puede ser diferente.- dijo la mujer.

La chiquilla de la casa se revolvió de brazos de su padre al ser testigo de esa escena, considerando que ya había cumplido el cupo de hija modélica para una buena temporada.

Enseguida sus trastos de hijos se perdieron por la casa entre gritos y juegos y Yamato pudo por fin bufar sin ningún impedimento.

-Sora, por favor, estamos dando alas a algo sin futuro.- ella rodó los ojos exasperada. Este discurso lo había oído muchas veces.- y cuando más vuele, más le dolerá cuando caiga y entonces sufrirá y yo mataré al pobre chico, y entonces Hikari me matará, y tu matarás a Hikari, y Takeru te matará y… bueno, lo que no ha conseguido Myotismon en veinte reencarnaciones lo conseguirá Aiko y su estúpido amor adolescente.

La diseñadora le dio en el brazo para que no se alterase tanto.

-El amor nunca es estúpido.- dijo, apoyando la cabeza en su hombro.- y deja de preocuparte tanto por favor, ya oíste al médico, debes tomarte las cosas con calma y relajación. No quiero volver a tener otro susto.

El rubio percibió en el tono de su esposa todo el miedo que había pasado y por eso la envolvió con su brazo, dándole un beso en la frente.

-No te preocupes cielo, yo estoy bien, confío en nuestra hija y sé que debe ser dueña de sus decisiones. Te prometo que no me voy a meter más en su vida.

La compañera de Piyomon sonrió satisfecha, cerrando los ojos con relajación.

-Bien, así me gusta.

El matrimonio compartió ese momento de placido reposo mimándose mutuamente, pero por mucho que quisiese estar tranquilo y sin preocupaciones, el gen ultra protector y paranoico estaba impreso en los Ishida y por eso, no podía parar de rememorar cada gesto y cada acción de su cielito esa tarde. Todas las alarmas sonaron como si de la hecatombe mundial se tratase cuando reparó en el, para él, excesivo tiempo que había estado metida en su habitación.

Una sirena roja dio vueltas por su cabeza conforme la cólera se iba apoderando de él.

-¿Qué te pasa ahora?.- cuestionó Takenouchi con preocupación por ver su mirada de demente.

Apretó los dientes furioso consigo mismo por haber sido tan idiota.

-¿A qué se ha llevado los condones?

Sin querer escucharle, Sora dejó caer la cabeza contra el sofá agotada.

-No, por favor, otra vez no.

Estaba claro que mientras hubiese una chica adolescente en esa casa y por muchos amagos de infarto que hubiesen de por medio, la tranquilidad y la calma nunca podrían reinar, porque por mucho que creciese y confiase en ella, para Yamato Ishida la pequeña Aiko, siempre sería SU cielito.

-OWARI-

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N/A: hasta aquí este fic que yo creo que ha tenido un poco de todo.

Hacía demasiado tiempo que no escribía de mis niños futuristas y me ha dado gusto volver a retomarlos. Bueno, realmente creo que debería plantearme seriamente hacer la saga "Aiko in Love", ya que sin duda su vida sentimental es de lo más jugosa. Me encanta escribir de ella adolescente, creo que es una chica bastante cool pero también sensible y fiel a sus sentimientos. Pobrecita, que como bien pronostica su padre, sufrirá en el futuro por amor, pero bueno, lo superará (espero).

No sé que más decir, solo que muchas gracias a quien lo haya seguido y le haya gustado porque significa mucho para mí que quieran a mis personajes.

Nada más, nos vemos pronto espero.

Cuídense!

Soratolove/sorato4ever