Antes de que Ikki alcanzara a pronunciar la sílaba "nix", Shun se colocó delante de él y le dijo:
-Hermano, ¿qué pasaría si Hyoga te quisiera dar un beso con lengua?
El Cisne se tiñó de un delicado rojo furioso y el pobre Ikki se quedó sin palabras. De pronto, se echó a reír con tantas ganas que cayó al suelo y las lágrimas se asomaron a sus lindos ojos.
Saori y sus caballeros de bronce, que habían dejado de respirar en cuanto llegó el Fénix, también comenzaron a reír con gran alivio. Fénix que ríe no mata, dice el refrán.
Shun se arrodilló frente a su hermano y lo contempló con una serena sonrisa mientras él terminaba su carcajeo. Ikki, de pronto, se puso serio y lo miró.
-Hermano – le dijo -, lo siento mucho pero no puedes seguir adelante con tu proyecto de tesis.
Shun se echó para atrás y lo contempló con horror, al igual que el resto de sus amigos.
-¿Cómo puedes decir eso, hermano mayor? - preguntó Shun – Mi tesis puede ser la solución para acabar con los problemas del mundo, al evitar la violencia mediante...
-Mediante una hábil manipulación mental. Eso no es sano, va en contra de toda ética, Shun. Finalmente estarías aplicando una violencia espiritual en las personas.
Shun se quedó en silencio, meditando sobre lo que acababa de oír.
-Oye, él tiene razón – dijo de pronto Seiya – No puedes obligar a las personas a abandonar la violencia.
-No es adecuado que las manipules de esa forma – apoyó Shiryu – porque el fin no justifica los medios.
-Puedes causar más mal que bien – señaló Hyoga.
-Las personas pueden ser dañadas cruelmente al obligarlas a llegar al límite – dijo June.
-Eso – repuso Saori.
Shun se llevó las manos a la cara, con expresión compungida. Después de un rato, sonrió tristemente.
-Creo que tienen razón – dijo -. En mi afán por encontrar un camino para lograr la paz definitiva, lo que hice fue desarrollar un método de control mental. Con razón los gobiernos totalitarios estaban tan interesados en mi propuesta. ¡Debo destruir todo!
Se dirigió rápidamente a su habitación y, con lágrimas en sus hermosos ojitos, abrió la carpeta de "Trabajos" y borró el archivo de su tesis.
Los demás lo contemplaban en silencio. Ikki lo abrazó.
-Shun, acabas de hacer algo maravilloso. No es fácil renunciar a la vocación de tu vida para salvar al mundo.
-Eres un héroe, Shun – dijo June.
-Tal vez – respondió el peliverde – pero... ¿qué haré ahora de mi vida? Todos ustedes tienen algo. Ikki me cuida a mí, Shiryu estudia filosofía, Seiya trabaja en el orfanato, Saori es la diosa, Hyoga cuida la tumba de su madre, June me acecha... ¿y yo, qué?
Hundió la cabeza en el hombro de su hermano mayor mientras sollozaba débilmente.
La pena de Shun contagió a los demás, que también comenzaron a sollozar y a pensar que quizás sería mejor dejar que Shun presentara su tesis maquiavélica y fuera feliz... pero en ese momento, él levantó la mirada y sonrió con gran alegría.
-¡Ya sé lo que haré! - exclamó, y salió rápidamente de la mansión.
¿Qué demonios piensa hacer? - se dijeron todos, mirándose con temor. Porque aunque todos sabían que Andrómeda era el más pacífico y dulce de los santos de Athena, también era el que tenía los estallidos más tremendos cuando llegaba a su límite.
Se imaginaron un sinnúmero de posibilidades:
Hyoga pensó que Shun se convertiría en cuidador de zoológicos y volcaría todo su cariño en evitar que los animales sufrieran.
Shiryu pensó que el peliverde se volvería profesor de kínder, y educaría para la paz desde los primeros años.
Seiya pensó que Shun se convertiría en gigoló. No tenía mucha lógica su idea, sólo se basaba en el innegable encanto físico del peliverde.
June y Saori pensaron en Shun como gigoló y babearon, así que no pudieron seguir pensando demasiado.
Ikki no pensó en nada; cerró los ojos y le pidió a todos los dioses que cuidaran a su hermano.
Shun anduvo desaparecido un par de días y cuando volvió, una nueva luz de esperanza iluminaba su semblante.
-¡Encontré mi destino! - exclamó - ¡Síganme a mi habitación!
Los demás lo siguieron, Shun los hizo sentar, conectó un pendrive al televisor led y un video comenzó a cargarse. Por un segundo, Ikki tuvo la terrible certeza de que empezarían a ver un video para adultos protagonizado por su ingenuo hermanito, pero estaba equivocado.
Era el video de un grupo bastante grande de personas que plantaban árboles en una zona casi desértica, y luego se dedicaban, en otra escena, a limpiar basurales ilegales.
-¡Ahora soy ecologista! - exclamó Shun – Me inspiré en el color de mi pelo.
-Awww... - dijeron sus hermanos de bronce, Saori, June y Tatsumi.
Ikki resplandecía de orgullo. Su dulce hermanito había vuelto a ser el tierno, ingenuo y amoroso espécimen humano al que estaba acostumbrado. Ese sueño de salvar la naturaleza era digno de él.
-Así me gusta – dijo Ikki, abrazando a su hermano – Estoy muy de acuerdo en que te involucres en una causa pacifista.
-Sí... pacifista – murmuró Shun, recordando que el día anterior había incendiado una industria que tenía esclavos del tercer mundo, hundido un buque que cazaba ballenas y destruido hasta los cimientos un edificio que albergaba a una comunidad de predadores de niños.
Claro que Ikki no tenía por qué saberlo; Shun había aprendido que debía empezar a cuidar de su hermano mayor.
Fin?
Nota de la autora: Me demoré muuucho en este último capítulo, porque al principio pensaba que Shuncito iba a comenzar una carrera como el nuevo Brad Pitt (amo a Brad Pitt) pero Shunny quería ser ecologista, y como yo ando en las mismas, estuvimos de acuerdo y fuimos a manifestarnos en el centro de la ciudad.
Aunque quizás sólo estaba alucinando y realmente estaba sola, no lo sé, son las dos de la mañana y no puedo dormir porque me tomé un capuchino hace cinco horas!
Sé que mañana me arrepentiré de haber escrito esta nota de la autora. Pero como dice la Scarlett O'Hara, mañana será otro día y ahí veré qué hago.
Renuncié a Internet, y ahora voy a publicar esta historia gracias al vecino amable que tiene wifi sin clave en la madrugada del sábado, pero que le pone clave o no me deja entrar desde las siete de la mañana hasta las doce de la noche de los otros días. A ti, vecino, ¡gracias!
También pensé que Shunny Bunny se haría pobresor (tengo un capítulo escrito con sus aventuras) pero el peliverde se negó rotundamente a seguir en eso, asustó a los dulces niños y lo echaron del colegio.
Y después de ver Death Note, se me ocurrió que Shunny se las ingeniaba para conseguir una y empezaba a matar a los que se oponían a su política de "viva la paz y la no violencia", pero Shun se negó a tener tratos con un shinigami.
Y también se me ocurrió que Shun se convertía en lacayo de una casa y conocía a una doncella llamada Emma, pero las fechas no me coincidían. Emma podría ser la tatatattatatarabuela de Shun.
Eso.
Gracias por leeeeeer!
Nos vemos cuando consiga nuevamente internerd!