Dicen que el que mucho se despide pocas ganas tiene de irse, y bueno esto estuvo dando vueltas todo el día mientras practicaba piano jajaja y bueno ahora esta listo, gracias por leer.

Discleimer... Como cada capitulo recordamos que esta historia no me pertenece.


EPILOGO

DE MI LADO

El pan está listo para ser horneado, la panadería está limpia y todo en orden, me siento en silencio y veo que apenas son las cuatro de la mañana, hoy Katniss cumple 30 años, es un día maravilloso para mí, pues ella respiro por primera vez y con ella he respirado yo por muchos años, gracias a ella aun estoy vivo.

Pero no puedo dejar de pensar en todos estos años que hemos recorrido juntos, desde que fuimos llamados para participar en los juegos del hambre, desde que nuestras vidas fueron unidas por la suerte que siempre estuvo de nuestra parte, ahora que lo pienso fue ella quien nos unió.

Quizá en el momento que mi nombre salió de esa urna creí que la suerte no estaba de mi lado, pero no, así fue, ella estuvo pues si yo no hubiera sido llamado ella quizá no viviría ahora, si Prim no hubiese sido seleccionada para ella ofrecerse de voluntaria, quizá yo no estaría aquí, es por eso que cada mañana le doy gracias a la suerte por estar de nuestra parte.

Miro hacia el exterior y veo que aun el sol no quiere salir y yo ya tengo todo listo para el día, mi reflejo se puede ver en el cristal de la panadería y me doy cuenta cuanto he cambiado, quizá esta panadería no pueda hablar de todo lo que he vivido aquí, pero no soy el mismo niño al que su padre paro en este mismo punto y le dijo "Peeta se que esta panadería será alguna vez tuya"

Me doy la vuelta y verifico que todo este apagado y salgo de allí para dirigirme a casa, nuestra casa, entro en silencio y subo a la habitación, me siento en la cama y miro a mi esposa dormir, me está dando la espalda, los últimos días ha dormido alejada de mí y eso me preocupa, siento que esta vez algo nos está separando, algo que no existía entre nosotros y no puedo saber que es.

Anoche discutimos antes de subir, ella parece molesta todo el tiempo, como si estuviera harta de esta vida, todo, cualquier detalle, es como cuando supo que tenía que casarse conmigo a la fuerza, como cuando fue llamada a ser tributo por segunda vez, como cuando escucho que yo la amaba ante todo Panem, pero allí sabía que le molestaba ahora no lo sé y me siento frustrado.

Quisiera que Haymitch estuviera con nosotros, pero ahora vive para su pesar en el Capitolio, sus llamadas me dicen que le dé tiempo, que no me preocupe, "así es nuestra chica en llamas" me dice, desde que se mudo para sentar cabeza debo decir que nos ha hecho falta.

Acerco mi mano a su cabello pero me detengo en el camino y suspiro, algo dentro de mí quiere despertarla y pedirle perdón por mi reacción, pero me siento cansado, cansado de ser siempre el que está allí, ¿soy egoísta? Quizá, pero esta vez esperaré que sea ella la que hable, que me diga porque ya no es feliz, porque creo que lo era, pero en estos momentos siento que se aleja a pasos agigantados.

La cama ahora es gigante y la distancia kilométrica. Prometí que no la dejaría pero nunca pensé que ella me dejaría a mí no después de todo este tiempo juntos, cuando comenzó a alejarse decidí darle un tiempo para hablar pero sigue en ese mutismo que me asusta.

Me levanto y en ese momento ella se gira y me sonríe como tenía mucho tiempo de no hacerlo.

- ¿Qué hora es? – me dice.

- Van a ser las cinco preciosa.

- Quédate un rato más – me dice y yo me acomodo a su lado y ella se enrosca en mí, mi corazón se expande y la abrazo contra mí, sus labios buscan los míos y me besa suavemente, después de un segundo recarga su cabeza en mi pecho y se queda dormida.

Media hora más tarde abro los ojos y ella sigue entre mis brazos, como hace tiempo, como cada día que vivimos juntos.

- Kat, amor es hora de que me vaya. – Ella abre los ojos y me sonríe, pero como si algo hubiese visto en mi cara se aparta de mí y eso me duele. – ¿Qué pasa?

- Nada – me responde y se pone de pie para entrar al baño.

- No me digas que nada, ¿Por qué esa actitud?

- ¿Cuál actitud Peeta? – me pregunta y la veo sostenerse de la puerta. – Tengo que ir al baño ¿sí?

- No espera ¿Qué rayos te pasa? Estas actuando muy raro.

- Es, no lo entenderías. – me grita.

- Ah claro, no he tenido que entenderte por quince años mientras luchas con tu locura. – Al decir esto me calló y sé que la he lastimado pues me mira con dolor y cierra de golpe la puerta.

- Katniss – le digo en un susurro, pero sé que la lastime, le dejo una nota en la libreta del buró y salgo de la casa rumbo al trabajo.

Es el primer día que no nos despedimos al salir y que salgo enojado y la dejo lastimada, ¿Cuántas parejas no hemos visto discutir por tonterías? Pero nosotros nunca lo habíamos hecho, no con esta magnitud y me carcome por dentro esta molestia.

Tenemos tres días con esta rutina, quizá más, ella se aleja y yo salgo sin despedirme, pero no sé cómo enfrentarlo, por lo visto no soy capaz de hacerlo, pues lo único que hice fue lastimarla, pero aunque mi muto es cosa del pasado, algunas veces gana la jugada y me hace decir o pensar cosas que no quiero.

Es la primera vez que tengo que lidiar con todo yo solo, he intentado darle su espacio, esperar pacientemente a que ella me hable, me voy todo el día a la panadería pero a ella eso al parecer no le importa cuando antes siempre estábamos y comíamos juntos, desde este tiempo ha dejado su trabajo y por lo que me enteré se dio de baja como maestra de tiro en la escuela, las cosas cada vez son más preocupantes para mí.

Ahora que todo parecía perfecto ella me da la impresión que quiere recaer, sin pensar en lo difícil que fue cada día, cada mes, cada año de pesadillas, cada momento de miedo que vivimos pero que ya es pasado, y es, en este momento cuando quiero escapar como ella casi lo hace cuando me convertí en un muto, ¿acaso mi pasado siempre me perseguirá? ¿este es mi castigo por lo que hice? ¿Nunca seremos felices? Entro en la panadería y saludo a mis empleados que están terminando los quehaceres tomo el libro de cuentas y me encierro en mi oficina a trabajar.

Las horas pasan lentamente y yo no salgo de mi nido y nadie me molesta, saben que mientras yo no abra la puerta no quiero interrupciones, por lo general eso sucedía durante mis crisis, pero estas ya han remitido, esta vez es por miedo a ir a casa y enfrentar lo que me espera. El reloj marca la hora de cenar y apago la luz para salir a la tienda donde todo ya está en orden y las luces apagadas del frente apagadas. Mis empleados continúan con sus labores y salgo por delante yo cerrare la cortina, veo que está comenzando a nevar, es la primera nevada del año, tomo un viejo abrigo de la oficina y también un poco de pan y salgo rumbo a la Villa de los Vencedores esperando poder arreglar esto de una buena vez.

Veo a los niños correr entre la nieve y a las familias salir a disfrutar de este hermoso don que nos da el cielo y que refresca la tierra, esta temporada es de descanso para las familias, pues no se pueden cultivar las plantas pero las familias tienen reservas suficiente para continuar enviando a los distritos y generar ingresos para sus familias. Un niño me saluda y corre detrás de su hermano, al sonreírle una punzada ataca mi corazón, pues esa parte de mi que añora un hijo algunas veces es más fuerte, pero decidí aceptar que ese hijo no llegaría y guardo mis sentimientos en algún rincón dentro de mí, ella me lo dijo antes de que nos casáramos.

Al abrir la puerta la veo en la mesa con un café frente a ella, y me sorprendo porque está en la pijama que la deje en la mañana, dejo las cosas en la cocina y me quito el abrigo pues la casa está muy agradable aunque afuera está comenzando a enfriar.

- Katniss traje pan - ella no se mueve y continua removiendo la taza, solo la veo de repente mover los labios y arrugar un poco la frente pero no dice nada. Veo que el café esta frio y busco una taza para prepararme un chocolate y le preparo uno a ella.

- Kat, amor, ¿qué te sucede? -intento calmarme - porque volvemos a lo mismo.

- ¡Peeta! -me dice sorprendida y me mira como si fuera la primera vez en muchos días en hacerlo - ¿Qué haces aquí? Aun no preparo la comida, ¿paso algo?

- no lo sé - le digo cansado - ¿Qué te pasa? ya son casi las diez, ¿no has comido?

- nada, solo, creo que no -dice mirando el reloj – no me fije en la hora –dice mirando el chocolate que tiene enfrente, ella arruga la nariz como si le disgustara el aroma y después me mira.

- ¿cómo que nada? -le digo estallando, el muto despierta y ruge dentro de mí, golpeo la mesa con fuerza y le grito - tienes toda la semana así, ¿Por qué dejaste el trabajo? ¿Qué rayos te sucede? ¿Porque las mentiras? NO ME MIENTAS, LO PROMETISTE. – le reclamo.

- Peeta yo no sé. - parece angustiada yo me doy la vuelta, hacia meses que el muto no surgía dentro de mí, no de esta forma. Le doy la espalda y la escucho susurrar pero no le entiendo pues el teléfono comienza a sonar, después de un par de timbrazos la escucho contestar.

- ¿Hola? ¿Gale? Gracias por llamarme - el moustro crece al escuchar su nombre y volteo a verla. - Si te atenderé en la biblioteca. - veo que deja el botón de espera y sale del comedor sin mirarme, tomo la taza y la lanzo contra la pared cuando estoy a punto de salir, me giro y tomo el teléfono donde escucho la conversación, es la primera vez que lo hago pero se que no soy yo, que algo dentro de mí me impulso a romper la privacidad que existía entre nosotros.

- Cálmate – escucho que le dice de manera conciliadora.

- Pero no lo entiendes, ¿acaso no te lo dije muchas veces? – dice ella con un gemido.

- Bueno, de eso hace mucho tiempo, de hecho también dijiste que no te casarías, ¿Por qué sería diferente?

- Estoy tan confundida, las cosas siento que están cambiando no puedo confiar en.

- Vamos Catnip – escucho que la interrumpe, pero al escuchar esa manera tan privada de llamarla una ira irracional se enciende dentro de mí y cuelgo el aparato para salir estrepitosamente de la casa.

El frio me golpea y me recuerda que no tome nada para cubrirme, camino bajo la tormenta que aumento en el rato que permanecí en la casa, estoy titiritando de frio y entro a la panadería que ya está cerrada y abro la puerta trasera mis dos empleados están terminando el pan y me miran sorprendidos al parecer ya se iban a casa.

- Peeta - me dice el panadero en jefe - ¿sucede algo?

- No recordé que tengo que revisar unos papeles. - Me meto en la oficina que siento en exceso caliente, comienzo a dar vueltas molesto, tomo el teléfono y marco el número de mi mentor.

- ¿Hola? - escucho una voz cantarina.

- Effie hola soy Peeta.

- Peta que gusto, ¿como estas? ¿Estás en la panadería? es muy tarde.

- Tengo cosas que hacer. ¿Está Haymitch?

- Está en una conferencia creo que con Katniss y Gale, ¿te integro?

- No le llamaré después. Gusto en saludarte. - cuelgo y me dejo caer en mi silla, miro la fotografía frente a mí y siento un pinchazo en el corazón, Katniss luce radiante en su vestido de boda y yo bueno, se que fui el hombre más feliz de la tierra en ese momento. Estoy enojado, quiero llorar, quiero reír, no sé qué hacer, el enojo crece en mí, el hecho de que ellos aun se hablen, el que Haymitch sea parte de eso y yo regreso a hace 16 años cuando me sentí herido, engañado por ellos al saberse amenazados por el Capitolio, cierro los ojos para evitar pensar y se que me quedo dormido.

La cabeza me está matando, se que soñé con Katniss y Gale, pero no recuerdo que, la guerra en mi sueño era un recuerdo nada mas, pero me sentí tan perdido como al terminar la guerra.

- ¿Peeta? - escucho que me llaman abro los ojos y veo que estoy en mi habitación. -Peeta ¿Cómo te sientes?

- Cansado - veo a Katniss acurrucada junto a mi pero está dormida.

- Tuve que forzarla a tomar te, pero tenía jarabe para dormir. Despertará en un rato

- Hymitch que haces aquí. – le digo intento moverme, pero no quiero despertarla, no después de que en los últimos días ella se ha alejado de mí.

- Lo que siempre he hecho desde la cosecha o he intentado hacer, cuidarlos, si no es ella es a ti. Que susto nos diste, iré a calentar la comida e iré a ver a Effie.

Me quedo acostado y pienso en como llegue a casa, no lo recuerdo me giro y veo a Katniss que su brazo me envuelve y yo me acomodo a su lado, tenía días que no nos acercábamos y el estar así en este momento me relaja, mi cuerpo dolorido se alegra ante el descanso y me quedo dormido.

Me veo en un espejo, el cuarto esta negro y solo hay pequeñas luces en todo el derredor del cuarto, mis manos y mis pies están atados, la luz se enciende y daña mis ojos y a través del cristal veo un cuarto lleno de agua hasta la mitad, y allí esta flotando alguien a quien conozco es una mujer y creo que no puede verme pero en sus ojos puedo ver miedo, intento moverme pero estoy demasiado apretado y mientras más me muevo siento mis amarres cortarme la circulación.

Hace unos momentos, quizá fueron días estábamos en el reloj que diseñaron para nosotros en el Vasallaje, ¿Cómo llegue aquí? Donde esta Katniss, Finnick, Beetee, sé que no debí separarme de ella, pero porque Johanna está allí frente a mí, la luz en mi cubículo se prende y por lo visto ella me ve y sus ojos están dilatados de terror, comienza a golpear y grita pero no la escucho, de pronto su voz se hace clara.

"Déjenlo en paz el no sabe nada" y en ese momento la veo gritar, retorcerse en el agua la cual comienza a brillar, se que han electrificado el agua pues ella grita, sus gritos destrozan mis sentidos y mi corazón, detienen la tortura y ella se pega al cristal y mueve los labios hacia mi, pero no entiendo que me quiere decir, quiero ayudarla, pero no puedo, estoy inmóvil, cuando dejan de torturarla, comienzan a torturarme no puedo ver a quien lo hace, pues estoy rodeado de oscuridad, todo me duele principalmente mis muñecas y mis manos, de nuevo vuelve a gritar "por favor déjenlo no sabe nada" y golpea con fuerza el cristal, puedo ver como me dejan de torturar y comienzan con la electricidad con ella, sus gritos me hacen estremecer, pero comienzo a entender que grita "Peeta" ella grita mi nombre y al escucharlo me despierto congelado por el terror.

- Peeta! PEETA! - escucho la voz de Katniss que me ha sacado de ese terror olvidado dentro de mi mente, Johanna Mason, desde aquella victoria contra el Capitolio nos hemos visto un par de veces, pero ni ella ni yo mencionamos esto, lo había olvidado, quizá ella también o quizá no, pues cuando nos vemos y me encuentro con su mirada en mi puedo ver dolor, pero es todo lo que hay en nosotros ahora. - ¿Kat qué pasa? - le pregunto mirándola mientras vuelvo a la realidad y separo las pesadillas de las que no son.

- Peeta - me dice y sus ojos tienen lágrimas mientras me mira.

- Mi cielo ¿qué te pasa?

- Creí que - dice y veo a Haymitch entrar con el cabello en la cara.

- Porque tanto grito preciosa - le dice a Katniss y me mira a mí.

- Creí que no respiraba y yo.

- Bueno despertó hace como una hora, porque no te duchas mientras yo lo ayudo a bajar.

- Pero.

- Vete Katniss. - parece molesta y se mete al baño.

- Siento que me estoy perdiendo algo. – le digo mientras busco en mi mente ¿Qué hago en la cama? ¿Por qué ella parece tan asustada? ¿Dónde estoy?

- Has estado enfermo, casi tienes una semana, Katniss pensó que no sobrevivirías.

- A que te refieres.

- Bueno - dice el – me dijo que discutieron y yo venía hacia acá, me llamo al tren y me dijo que estaba preocupada porque no habías regresado. Era de madrugada cuando llegue.

- ¿Y?

- Bueno, tus empleados dijeron que saliste molesto sin decir nada. Así que pregunte y me mandaron con Riper, dijo que te había vendido alcohol y bueno chico creo que nunca te he visto beber y eso me preocupo.

- No recuerdo. – pero en mi mente comienzan a formarse vagos recuerdos, recuerdos de mi enojo, el muto surgiendo por la ira que siento por lo que Katniss me oculta y tengo que apretar las manos en las cobijas porque de Nuevo comienzan mis crisis, Haymitch me mira, su frente se llena de arrugas mientras todo se va así como llego, lo veo dudar pero continua con su explicación.

- Te metiste en la panadería a beber pero con todo el alcohol en tu sangre no mediste tu distancia y fuerza y bueno te echaste encima el rack del pan y todo lo que tenía encima, te diste un fuerte golpe en la cabeza, cuando te encontramos bueno estabas en un charco de sangre y por poco Katniss. -guarda silencio y me mira mientras me siento y veo que tengo vendas en mi tórax. - tienes dos costillas rotas,- intento moverme pero el dolor es insoportable, - ¿Por qué bebiste?

- Tenía ganas - le digo pues no puedo confesar mi miedo y mis verdaderas razones.

- Claro, no creas que ella te aceptará esa respuesta.

- No tengo otra.

- Por cierto, Gale también estuvo aquí, llegamos juntos.

- ¿Qué? ¿por qué? – y siento miedo, miedo de perderla, de que me deje por él después de todo ¿no le perteneció siempre su corazón?

- Bueno creo que al fin han decidido crear ese centro médico el distrito 2 y pensó en comentármelo y también vino a hablar con el alcalde por lo de los medicamentos, de hecho llamo a Katniss para preguntarle si creía que su madre se quisiera cambiar para allá cuando nos vimos me dijo que ella tenía problemas.

- ¿Cuándo fue eso? – le pregunto.

- El día de tu casi suicidio, es gracioso pensar que lo que no pudo hacer el Capitolio lo iba a hacer un poco de licor.

- Peeta ¿cómo te sientes? - la escucho acercarse y se sienta a mi lado mientras acaricia mi rostro, luce diferente como aquella vez con las bayas como si hubiese tomado una decisión muy importante.

- Bien – le digo y me aparto de su caricia, ella me mira con dolor y sé que no se lo merece, pero estoy cansado de luchar y ser el único que lo hace, creo que es mi momento de salir corriendo pero sé que no lo lograré, porque solo vivo para amarla y sin ella mi vida no tiene sentido, quizá por eso algo dentro de mi quería morir, pero ahora quiero arrepentirme por mi rechazo y abrazarla, pero el muto que soy es egoísta y se alimenta de esos sentimientos que tengo en estos momentos y se fortalece y temo por ella, por mí, por Haymitch por todos los que nos rodean.

- Peeta ¿Qué te sucede? – dice y la veo temblar.

- Estoy bien, ¿tu estas bien?

- Si, solo – mira a nuestro mentor y después a mí – estoy asustada.

- Estaré bien.

- Creí que te iba a perder.

- No lo harás – pero sé que mis palabras fueron hirientes, pues sus ojos se llenan de lágrimas. – No quise decirte eso aquella vez.

- Pero todo es cierto Peeta, tu eres el único que ha luchado contra mi locura y yo solo, te doy más dolor cada vez – me dice entre lagrimas.

- No mi amor – intento reparar las heridas que le he hecho pero no sé cómo – Creo que debí esperar más.

- Peeta cuando te ví allí herido, creí que… mis temores mas grandes se hicieron realidad, no pude protegerte, no pude proteger a una de las tres personas que son ahora mi familia y que prometí proteger.

- Tres personas –digo con sarcasmo – bueno tú puedes vivir con tu madre y con Gale, siempre fue así – digo dejando que el muto irracional hable por mí, por el dolor que me genera y no me deja ser yo. Pero cuando veo sus ojos ella parece confundida con mis palabras.

- ¿Gale? –dice ella - ¿Qué tiene que ver aquí?

- Acaso no lo amas, no lo has amado siempre.

- El fue mi mejor amigo, ahora es parte de mi pasado, ¿Peeta que te sucede?

- No puedo más. –digo cansado.

- Lo se –dice ella – y lamento todo esto que te hice pasar estos días, Peeta no quiero perderte, no sobreviviría, tu eres el único por lo cual no me he vuelto loca – su mano va directamente a su cuello y se porque, en una pequeña cadena de oro cuelga la perla que años atrás le regale en el Vasallaje. – No sé qué te pasa, pero si sé que me pasa y lo siento, pero tenía miedo.

- ¿Miedo de que? De mi, de que volviera a ser el muto del Capitolio.

- NO –dice ella casi en un grito – quizá yo me vuelva un muto antes que tu, pero es que… - se retuerce las manos con la cobija y vuelve a mirar a Haymitch.

- Creo que los dejaré solos –dice nuestro mentor pero ella parece aun mas asustada.

- No por favor.

- No te hare nada – le digo con dolor, ¿Por qué me teme?

- Tienes que decirle – dice el – Y no te esfuerces demasiado – lo veo acercarse a ella y la besa en la frente.

- Estaré abajo, Effie está haciendo la comida.

- Gracias –dice ella y cierra la puerta antes de girarse y mirarme.

- ¿entonces qué sucede? – me alejo de ella – No te lastimaré.

- Peeta –dice sentándose a mi lado y acercándose más a mí – Sabes que es lo que más temo.

- Lo has dicho, perder a las personas que amas ¿no?

- Si –dice ella – No quiero perderte y que este asustada no es por ti, crees que temo que me hagas algo, si alguien daña a alguien esa seré yo, estoy segura, míranos ahora, esto debería ser como dice Effie un momento de felicidad y yo solo causo problemas como siempre.

- Tu no causas problemas.

- Claro de que sí – dice sonriéndome – Solo mírate, estuviste a punto de morir por mi culpa, por yo no hablar, pero mi mente entro en una confusión total y bueno no supe reaccionar a esto por eso tengo miedo.

- Katniss no tengas miedo, yo estoy contigo.

- Temo que todo esto sea un sueño y de pronto despertemos en medio de los juegos del hambre, o esperando la siguiente cosecha o que desaparezcas como aquella vez que nos alejaron.

- No sucederá – le digo al verla temblar y tomo su mano – Y si es así yo estaré allí para dar mi vida por ti, siempre volveré a tu lado.

- Has sido lo mejor que me ha pasado y se que nunca te mereceré –dice ella con lagrimas corriendo por sus mejillas – Y también tengo que decirte que hace años, cuando estábamos en la playa yo tuve un sueño, cuando me desperté hace un momento lo recordé.

- ¿un sueño? – le pregunto, de eso hace tanto tiempo que no se dé que trate pero la miro a los ojos.

- Soñé con un mundo libre – dice ella – como este donde tu hijo creciera con libertad.

- ¿mi hijo? – le digo y sé que mi mirada refleja dolor – eso sería…

- Es una realidad – me dice colocando mi mano en su vientre – Tengo tres meses de embarazo. – Mis ojos se abren por la sorpresa al escuchar eso pero estoy sin palabras, ella comienza a hablar con rapidez que me cuesta seguirla – Cuando creí que habías muerto, si no ha estado mi madre aquí creo que yo y nuestro bebé hubiéramos muerto, no puedo perderte y sé que todo es mi culpa pero cuando me di cuenta que estaba esperándolo bueno yo tuve miedo, miedo de que todo lo que hemos pasado tu y yo ellos pudieran vivirlo no sabía cómo decírtelo y me encerré en esa locura, se que no debí hacerlo, que debí decirlo pero todo me aterraba ir a trabajar, ir a la panadería aun levantarme de la cama, soñaba que Snow aparecía y lo arrancaba de dentro de mí y después tus palabras cuando nació el hijo de Delly que tu no querías hijos, todo fue como una bomba en mi cabeza.

- ¿Tu estas embarazada? – le pregunto.

- Si –dice sonriendo mientras comienza a llorar – Siento no habértelo dicho cuando me enteré pero tenía que confirmarlo.

- Katniss amor – le digo y la estrecho contra mi cuerpo adolorido, pero no puedo apartarme de ella, por supuesto que es razón para alejarse y querer correr, quisiera hacerlo, porque la ira irracional que sentía hace un momento me asusta, por miedo a dañarla, a dañar a nuestro hijo, eso hace que todo mi temor y enojo se disipe en una voluta de humo. La beso y ella me corresponde el beso que tanto añorábamos después de que nuestros miedos nos apartaran nuevamente.

- Te amo Peeta – me dice mientras me sigue besando y acaricia mi rostro. – No vuelvas a abandonarme.

No lo haré nunca más – le digo y la beso y en ese momento se que no importe lo que pase, los juegos terminaron y a partir de ahora todos somos vencedores.


La última y nos vamos, ahora si ya me voy, hahaha gracias por leer, en verdad, espero que este mini epilogo les haya gustado, les deseo lo mejor.

Que la suerte este siempre de su lado.

IRES