Hola de nuevo, yo dije solo uno de los Juegos pero ahhhhhhhhhhh es imposible para mi la verdad mi imaginación comienza a volar y ni quien la detenga, ademas Suzanne dejo tanto material para fics que es imposibles no hacerlos ¿cierto?

Bueno pues esta nueva historia no tendrá mas de cuatro capítulos, eso espero, así que lean disfruten y nos vemos allá abajo.

Discleimer: esta historia le pertenece a Suzanne Collins y es solo de diversión y sin lucro.

CAPITULO 1

TORTURA

Miro a Katniss sonreírme estamos frente a la multitud, todos rugen de felicidad, cuando miro más detenidamente a la mujer a mi lado la veo vestida de blanco, luce radiante. Pero en un segundo se que solo fue eso me mira asustada y desaparece pues una garra del aerodeslizador se la lleva colgando inerte y yo solo la veo desde la distancia, en ese momento despierto bañado en sudor.

No sé donde me encuentro, al enfocar la vista veo que es mi vieja habitación, pero yo estaba en la arena con Finnick y Beetee. Katniss pienso en ella, sus gritos desesperados y después la garra que se la llevo, era imposible que estuviera muerta no sonó el cañón.

Miro la habitación, doy vueltas una y otra vez, entro en el baño y al salir veo ropa limpia esperándome, también una bandeja y una caja de naipes sobre la misma bandeja, no puedo pensar ¿Qué sucede? Me arreglo y como un poco aunque mi estomago no esta dispuesto a tolerar la comida, trago con dificultad.

La puerta se abre dando paso a Portia y mi equipo de preparación. La miro sorprendido por su estado pero su mirada me dice que guarde silencio.

- ¿Qué sucede? -le pregunto al agente de la paz.

- Tendrá una entrevista con el presidente - el agente de la paz salió dejándonos solos.

- ¿Estás bien? - le pregunte su rostro estaba amoratado y parecía asustada al igual que su equipo.

- Estoy bien, tu también gracias a Dios.

- ¿Dónde está Katniss? ¿Cinna la está arreglando? -uno del equipo dio un sollozo y salió de la habitación.

- Solo volviste tu y Johanna, ¿No recuerdas nada? - siéntate comenzaremos.

Las palabras de Portia me hicieron buscar en mi mente ¿Que sucedió? Katniss y Johanna salieron corriendo para poner el cable en el agua. Yo estaba mirando a los otros dos cuando un grito sonó en la lejanía estoy seguro que fue Kat quise correr pero Finnick me dijo que no, que iría él, salió corriendo hacia donde estaban ellas, me mando a cuidar la retaguardia, después todo parece ir en cámara rápida, veo Beetee con una daga en la mano y como cortó el cable, entonces ¿Fue una trampa? Corro hacia él y veo que lo lanza hacia el muro ¿Qué rayos? La descarga eléctrica lo lanza al suelo y Finnick toma su daga y lo hiere en el brazo, después sale corriendo a la playa.

-Katniss -grito y corro hacia la playa por otra vereda para alejarme mientras la busco, el tiempo lo tenemos encima antes de que caiga el rayo sobre la palmera, sabía que era un error separarme de ella, porque lo consentí.

- Peeta - la escucho gritar y me giro ¿Acaso regreso? Vuelvo lo andado luchando con mi pierna inútil y de pronto la veo está colocando un cuchillo en su arco y apunta hacia el muro.

- no Katniss - y una explosión inmensa me ciega un segundo, trato de enfocar a Katniss pero está el suelo inmóvil y sangrando.

- No - no, no, no digo en mi mente no puede estar muerta, un aerodeslizador la levanta y también a Beetee y desaparece en el aire.

- Katniss - veo a varios agentes de la paz rodearme instintivamente levanto el arma en mis manos y luego nada.

- No, solo es confuso.

- Bueno arreglate que el Presidente Snow quiere verte, yo no te acompañare, lo harán Darius y Lavina. –dice ella pero yo no reconozco los nombres. – Te esperaré de vuelta. –dice sonriendo y sale de la habitación.

La puerta se abre y me sonríe un Avox, lo conozco es el hombre que estuvo con nosotros la vez anterior, Darius que me ayuda con lo que necesito, se que era del distrito 12 me guía en compañía de otra Avox por pasillos que parecen laberintos, por todos lados veo agentes de la paz con pistolas listas para ser activadas, se detienen ante una gran puerta de madera y golpean, al abrirla veo una gran oficina y detrás de un escritorio al mismo Presidente Snow en persona.

- Ah Señor Mellark adelante, lo estaba esperando, Lavina, Darius por favor de este lado. Tome asiento aquí por favor. ¿Cómo ha estado su estancia?

- Bueno acabo de despertar – le digo – ¿qué sucedió?

- Pues lo que le advertí a la Señorita Eveerden o debo decir la Señora Mellark – me mira pero yo no hago ninguna expresión al escuchar eso, pues un dolor latente lacera mi corazón. – Que iba a ocurrir si no hacia bien las cosas.

- ¿y qué significa eso?

- Bueno, me he dado cuenta, que ella no solamente actuaba y por eso está usted aquí conmigo. – Sus palabras me golpean, entonces ella ¿me amaba? Imposible, se que su corazón pertenecía a Gale, pero el presidente lo está confirmando entonces. – Así que quiero que vea esto, ella era parte de esa rebelión y quiero saber que tanto lo es usted.

- No, nosotros no sabíamos – intento salvarla, protegerla pero el levanta una mano y me muestra una pantalla donde aparecen los últimos minutos de nuestro tiempo en la arena, aprieto mis puños y veo que ella no lo sabía simplemente llego a la conclusión al verlo herido, la arena estalla y pronto antes de que yo la alcance una aeronave la alza en el aire inerte.

- Ahora me puede decir – dice el presidente tranquilamente - ¿Qué tanto sabían ustedes de esta rebelión?

- Nada.

- ¿Nada? – dice levantando una ceja, en ese momento sus ojos me recuerdan a una serpiente lista para atacar. – Bueno lamento decirle que sus mentiras costaran caro. – y dirige la mirada hacia la pantalla donde veo que la cámara la lleva una aeronave, pues solo puedo ver bosques y mi corazón parece detenerse, pues aunque nunca he tenido la oportunidad de ver el distrito 12 desde el cielo, se que están sobrevolando nuestro hogar.

- Despídase de su hogar y agradezca a la Señorita Everdeen por esto – presiona un botón y de pronto bombas comenzaron a descender, un grito no se si salió de mi garganta o no pareció estallar dentro de mí, los hogares, las familias, todo lo que allí había en un parpadeo desapareció.

- Usted es un…

- Piense Señor Mellark ¿de qué lado está? Descanse un poco, relájese y recupérese que pronto tendrá una visita con nuestro querido publico del Capitolio y si quiere que tengamos un poco de clemencia con la Señorita Everdeen debe jugar bien sus cartas, ahora todos los que están con usted sus vidas están en riesgo. Pueden irse –dijo tanto a mí como a los Avox que me acompañaban.

No podía dormir, ¿Cuántos días pase en vela? Con pesadillas de niños muriendo calcinados por las bombas del Capitolio, pensé en mi familia, en la familia de Katniss, en todos los que alguna vez me importaron, ahora quizá no había nada de nada, solo cenizas. Quise contar cuantos días llevaba encerrado pero entre mi tiempo de desvelo y mis pesadillas perdí la noción del tiempo hasta que la puerta se abrió dando paso a Portia y mi equipo de preparación. La miro sorprendido por su estado pero su mirada me dice que guarde silencio.

- ¿Qué sucede? -le pregunto al agente de la paz.

- Tendrá una entrevista con Caesar Flickerman - el agente de la paz salió dejándonos solos.

- Peeta -me llama Portia mirando a la puerta mientras termina de arreglarme - preparen la ropa y tu acompáñame al baño -veo que los tres se miran y asienten cuando la morena me jala al baño.

- Escúchame Peeta, tenemos poco tiempo –dice cerrando con llave - este lugar es el único sin micrófonos y cámaras, Katniss fue llevada por la resistencia aunque creen que murió por la descarga y si no perdió a tu bebé.

- ¿Resistencia?

- Peeta pon atención, el presidente Snow cree que tu sabes algo, nos ha torturado, asesino a Cinna y no sabemos nada del equipo de él y Effie también ha desaparecido, resiste ella no sabe lo que esta pasando, pero todo esto estaba planeado desde el momento en que vimos esa chispa surgir a través de esas bayas, no aun antes cuando ella dio su vida por su hermanita y tu te despediste de ella con ese símbolo del distrito 12. Haymitch hablo con todos los que estaban dispuestos a sacrificarse por la rebelión, pero no era el plan que tú te.

La puerta se abrió y los agentes de paz nos miraron.

- Llévensela.

- No - dije pero su mirada me detuvo y vi como los llevaban a rastras.

- Acompáñeme -dijo el agente, camine a su lado y vi que me llevaba a la televisora donde estaba Caesar esperándome con su brillante ropa azul y peinado del mismo tono, me sonríe amable mente y me guían para que empiece la entrevista.

Veo a la multitud del Capitolio frente a nosotros esperando esta entrevista por lo visto algo ha ocurrido además de que la arena exploto y nosotros salimos con vida, o bueno eso creo esperando que alguien más se haya salvado.

Caesar se sienta más cómodamente en la silla enfrente de mí y me mira en silencio.

- Así que... Peeta... bienvenido nuevamente. – le sonrío ligeramente mientras espero sus palabras, pero al ver que no habla sonrío con mas seguridad y hablo, es lo que mejor se me da.

- Le apuesto a que pensó que había hecho su última entrevista conmigo, Caesar.

- Confieso que lo pensé —dice Caesar—. La noche antes del Quarter Quell... bueno, ¿quién hubiera pensado que te veríamos otra vez?

- No era parte de mi plan, eso es seguro —le digo con el ceño fruncido, mientras pienso en todo lo que hice por salvarla y al final me salió el tiro por la culata. Caesar se inclina hacia mí y antes de preguntar medita un poco.

- Creo que era claro para todos nosotros cuál era tu plan. Sacrificarte en la arena para que Katniss Everdeen y su niño pudieran sobrevivir.

- Ese era. Claro y simple. —Siento el estomago dándome vueltas, Katniss y el niño, un niño inexistente, creado solo para salvarla, mis dedos tazan la pauta del tapizado en el brazo de la silla, la voz de Caesar me trae a la realidad— Pero otras personas también tenían planes.

- Sí, otras personas tenían planes, pienso. – Pienso en las palabras de Portia, ¿Por qué nos usaron como peones? Pienso en Katniss ella lo sabía, probablemente, siempre hubo más comunicación entre ella y Haymitch, traidor mentiroso que nos uso, me uso para salvarse y salvarla, yo hubiera estado dispuesto a todo por ella, pero ahora no se qué creer.
La voz de Caesar me trae de nuevo a la realidad que es esta entrevista.

- ¿Por qué no nos cuentas acerca de esa última noche en la arena? —Sugiere Caesar—. Ayúdanos a entender algunas cosas. – Asiento mientras pienso las palabras correctas para expresar todo lo que hay en mi cabeza y mi corazón, para limar un poco la amargura que crece y repta dentro de mí.

- Esa noche... para hablarte acerca de esa noche... bueno, ante todo, tienes que imaginarte cómo se sintió en la arena. Era como ser un insecto atrapado debajo de un tazón lleno de aire caliente. Y todo a tu alrededor sólo hay selva... verde y viva, y haciendo tic-tac. Ese reloj gigante contando los segundos que te quedan de vida. Cada hora promete algún nuevo horror. Tienes que imaginarte que en los pasados dos días, dieciséis personas han muerto, algunos de ellos defendiéndote. Por la forma en que avanzan las cosas, las últimas ocho estarán muertas por la mañana. Excepto una. El vencedor. Y tu plan es que no serás tú. – Guardo silencio para respirar mientras todo lo acontecido, las muertes ocurridas, los gritos de los Charlajos gritan en mi cabeza y me recuerdan que esas pesadillas no saldrán tan fácil como la última vez. - Una vez que estás en la arena, el resto del mundo llega a ser muy lejano, todas las personas y las cosas que amaste o por las que tuviste interés casi dejan de existir. El cielo rosa y los monstruos en la selva y los tributos que quieren tu sangre se convierten en tu realidad, en lo único que importa. Tan malo como te hace sentir, tendrás que asesinar, porque en la arena, tú sólo consigues un deseo. Y es muy costoso.

- Te cuesta la vida —dice Caesar.

- Oh, no. Te cuesta mucho más que la vida. – intento quitar ese tono de amargura al hablar - ¿Asesinar a personas inocentes? Te cuesta todo lo que tú eres.

- Todo lo que eres —repite Caesar calladamente.

- Así que te aferras a tu deseo. Y esa noche, sí, mi deseo fue salvar a Katniss. Pero aún sin saber acerca de los rebeldes, algo no se sentía bien. Todo era demasiado complicado. Me encontré arrepintiéndome de no haber huido con ella más temprano ese día, como ella lo había sugerido. Pero ya no podíamos irnos en ese punto. – Aprieto los puños mientras me maldigo mentalmente por no seguir su instinto, por haber sido tan cobarde.

- Estabas muy enredado en el plan de Beetee de electrificar el lago de agua salada —dice Caesar.

- Demasiado entretenido jugando a los aliados con los otros. ¡Jamás debí haber permitido que nos separaran! —Estallo sin poder contenerme—. Ahí fue cuando la perdí. – El dolor sale con mis palabras, espero que me escuche, que sepa que la amo, que quiero lo mejor para ella y si he de morir porque ella viva, estoy dispuesto a eso.

- Cuando permaneciste en el árbol del rayo, y ella y Johanna Mason tomaron el rollo de alambre abajo hacia el agua —dice Caesar.

- ¡Yo no quería hacerlo! —dice Peeta con agitación—. Pero no podía discutir con Beetee sin indicar que estábamos a punto de romper la alianza. Cuando ese alambre fue cortado, todo simplemente enloqueció. Sólo puedo recordar partes de lo que sucedió. Me recuerdo intentando encontrarla. Viendo a Brutus asesinar a Chaff. Matar a Brutus yo mismo. – los recuerdos se agolpan en mi mente, no deseaba asesinarlo, aun siento el calor de su sangre golpeando mi rostro - Sé que ella gritaba mi nombre. Entonces, el rayo cayó sobre el árbol, y el campo de fuerza alrededor de la arena... estalló.

- Katniss lo hizo estallar, Peeta —dice Caesar—. Tú viste las imágenes.

- Ella no sabía lo que hacía. Ninguno de nosotros podría haber seguido el plan de Beetee. Puedes verla intentando resolver qué hacer con ese alambre. – digo intentando protegerla nuevamente mientras mis palabras se atropellan.

- Bueno. Sólo se ve sospechoso —dice Caesar—. Como si ella formara parte del plan de los rebeldes todo el tiempo. – Me pongo de pie molesto, eso no es verdad, me acerco a la cara de Caesar y lo miro seriamente mis ganas de ahorcarlo en ese momento son grandes y tengo que contenerme para no intentar asesinar a todos los que nos rodean.

- ¿De verdad? ¿Y formaba parte de su plan que Johanna casi la matara? ¿Qué esa descarga eléctrica la paralizara? ¿Provocar el bombardeo sobre el Distrito 12? ¡Ella no lo sabía, Caesar! ¡Ninguno de nosotros sabía nada más que teníamos que luchar por mantenernos vivos el uno al otro!

- De acuerdo, Peeta, yo te creo.

- Bien. —Me muevo el cabello hasta desordenar mis rizos rubios, me siento alterado, pero aun así me dirijo a mi asiento y tomo mi lugar nuevamente.

- ¿Qué hay de su mentor, Haymitch Abernathy? – Al escuchar su nombre siento rabia, esta noche he sentido cosas que nunca pensé albergar en mi corazón e intento no mostrar ningún signo pero siento como mi rostro se endurece.

- Yo no sé lo que Haymitch sabía.

- ¿Podría haber formado parte de la conspiración? —pregunta Caesar.

- Él nunca lo mencionó — digo, aunque mis pensamientos dicen "no a mí por lo menos".

- ¿Qué te dice tu corazón?

- Que no debería haber confiado en él —digo—. Eso es todo.

- Podemos parar ahora si lo deseas.

- ¿Hay algo más que discutir? —pregunto cansado.

- Iba a preguntarte lo que piensas acerca de la guerra, pero si estás muy alterado... —empieza Caesar.

- Oh, no estoy demasiado alterado para contestar eso. —Respiro hondo y entonces miro directamente hacia la cámara—. Deseo que todos los que estén mirando, tanto los del Capitolio como los del lado rebelde, se detengan por sólo un momento y piensen acerca de lo que esta guerra podría significar. Para todos los seres humanos. Nosotros casi nos extinguimos por luchar unos contra otros antes. Ahora somos aún menos que entonces. Nuestras condiciones son más frágiles. ¿Es esto realmente lo que queremos lograr? ¿Aniquilarnos completamente? En las esperanzas de... ¿qué? ¿De qué alguna especie decente heredará los restos humeantes de la Tierra? – Mis palabras salen de mi corazón y mi mente no puedo permitir que otros mueran como en el distrito 12, se que todos los rebeldes pensaran que estoy de parte del Capitolio pero no quiero cargar esto en mi conciencia ya con las muertes que tengo encima es suficiente, quizá si se detienen podrán arreglar las cosas sin tantas pérdidas humanas.

- Realmente no... No estoy seguro de que estoy siguiéndote... —me dice Caesar y en su rostro leo la confusión.

- No podemos luchar unos contra otros, Caesar —explico—. No habrá suficiente de nosotros para continuar luego. Si todo el mundo no baja sus armas... y me refiero a muy pronto, todo estará acabado, de todos modos.

- Así que... ¿estás pidiendo un alto al fuego? —me pregunta Caesar, se lo que mi respuesta puede hacer con la rebelión, con Katniss pero no estoy dispuesto a que más gente muera por lo que ha ocurrido, pienso en mi familia y todas las familias que conocí allí, no podemos permitir eso, debemos buscar otra solución sin tantas pérdidas de vidas inocentes sigue esto girando en mi cabeza desde el bombardeo, doy un largo suspiro y miro a la cámara.

- Sí. Convoco a un alto al fuego —digo cansadamente—. Ahora, ¿por qué no llamas a los guardias para que me lleven de regreso a mi cuarto, así puedo construir otras cien casas de naipes?

- Bien. Creo que eso es todo. Entonces, regresamos a nuestra programación regular.

Al terminar la entrevista camino en compañía de mis guardias y veo que me dirigen a otro lugar que no es mi habitación, el presidente está parado junto a una silla que es el único mobiliario de ese cuarto.

- Señor Mellark –dice en un susurro el aroma a rosas es muy penetrante, lo mire a los ojos y supe que algo pasaba. Mi entrevista no le había satisfecho.

- Creo que es el momento que nos diga todo lo que sabe.

- No se mas de lo que he contestado ahora.

- Eso lo veremos –dijo haciendo un movimiento con su cabeza y con un par de empujones me colocan en la silla.

- Sabe que su esposa -dijo en un tono que me puso los pelos de punta pues su tono de burla me hace hervir la sangre - es parte de la rebelión?

- No, ella no lo es.

- Claro que si, ha atacado a nuestras naves cuando estábamos en el distrito 8 ella es una rebelde y porque no decirlo es la cabecilla.

- Imposible, - ¿Por qué? Quizá era cierto, quizá por eso me estaba pidiendo escapar, sabía lo que iba a ocurrir – Katniss no puede ser parte de esto, ella no permitiría la baja de tantas vidas inocentes.

- Pues debería cambiar su pensamiento, o es que aun no se da cuenta de que lo abanaron -hizo un movimiento y sentí las manos de los agentes en mi hombro - piense donde esta su lealtad.

Nunca pensé que el sentido del tiempo y el espacio se perdiera, pero ahora no se donde me encuentro y no sé qué día es ¿tengo un día? ¿un mes? Toda la eternidad en esta oscuridad y no entiendo que pasa.

- ¿Piensas hablar? -alzo la vista y veo a un agente con un bastón en la mano.

- ¿Qué?

- ¿Dónde está el sinsajo?

- No se - digo pensando a quien se refiere, estoy cansado y mi mente me duele al igual que mi cuerpo.

- Dale otra descarga -escucho otra voz y siento mi piel ardiendo, solo espero que Katniss esté bien.

- Tráiganlos. -veo a dos Avox frente a mí, la chica pelirroja que Kat conocía y el guardia del 12.

- Dinos donde está la entrada al distrito 13.

- No lo sé. -comienzan a torturarlos, una, dos y mil veces, sus ojos me ruegan en silencio hasta que ambos caen muertos.

- Vayan a la sala dos. –dice un agente de la paz entrando en el cuarto.

Me llevan entre empujones y risas, hasta que me ubican en una silla y me atan manos y pies para inyectarme algo en la intravenosa de pronto el dolor es impresionante, llamas me lamen todo el cuerpo y me empiezan a lacerar intento gritar pero mi boca parece cerrada, mi mente da vueltas y la veo en una pantalla la imagen se repite, pero de pronto se mezclan y la veo matando a Marvel y a otros mas ¿Es verdad o no? Pero corro por el bosque y la veo vestida con aquel traje de sinsajo dirigiendo soldados, hay muerte y destrucción, la voz del presidente me dice que me engaño que nunca me amo, la veo mirando a otro un chico de ojos grises lo conozco Gale y siento ira n mi pecho, Snow me dice una y otra vez que solo fui un juguete de los rebeldes de Haymitch y de Katniss.

Las pesadillas invaden mi mente y me siento desfallecer no se si estoy dormido o despierto, abro mis ojos y la veo, allí frente a mí igual que aquella vez al finalizar nuestros primeros juegos del hambre ella me mira después de escuchar el anunció de que solo un tributo quedará y su flecha me apunta al corazón, me mira como si no me conociera y suelta la flecha.

- Es suficiente – abro los ojos e intento tocar mi corazón pero mis manos están apresadas, un sueño solo fue un sueño, vuelvo a dejar caer mi cabeza como muerto, aunque no sé si lo estoy de verdad o no. Los agentes de la paz charlan una milla de aquí.

- Dicen que perdió al niño.

- Quizá este muerta.

- Plutarch la protege.

- Pues sigamos este tiene algo importante que decirnos.

- Llévenlo a su habitación.

Abro los ojos adolorido y veo a Portia a mi lado curando las heridas de mi cuerpo.

- Lo siento Peeta, pero debes resistir, debes seguir lo que el presidente quiere que digas, lo apoyas verdad, -su voz tiembla escucho rumores alrededor, quizá no estamos solos, pero mi mente no parece comprender que quiere decirme - están usando a Katniss no lo olvides, ella te ama. -Y mientras ella cura mis heridas me sumerjo en un profundo sueño llenas de pesadillas de las cuales sé que no despertaré pues Katniss está en ella.


Ok espero que no haya sido demasiado cruel y crudo,de hecho no tengo ni tripas ni corazón para describir mucho las torturas, así que bueno fue lo mejor. Mientras leía los libros por segunda vez para escribir este fic estuve pensando ¿que sucedió con el durante todo este tiempo? fueron por lo menos seis semanas que quizá para el fueron una eternidad después en fin, y pues esto es lo que ha salido de esta cabeza mía, espero que les agrade, pienso que hubo una gran lucha dentro de Peeta hasta el final donde se encuentran de nuevo.

Gracias a todos por leer, les mando mil besos y espero que tengan una excelente semana. Ah y no olviden dejar sus reviews, buenos, malos no importa.

IRES