Había pasado una semana después de que Freddie, mi Freddie, me había confesado su amor. Una semana en que creía estar soñando. Que no era posible que una simple secretaria, una muchacha de clase media era a la mujer que el Gran Príncipe Freddie de Seattle, la casi princesa de Seattle.

Ahora estaba sentada en la terraza para tener un momento lejos de todo y de todos, pensando y sintiéndome más dichosa que nunca jugaba con Fari. Aun así había algo que no me agradaba todo. Me había hecho los exámenes de sangre para saber si esperaba un bebé pero nada. No estaba embarazada.

Freddie me había dicho que tal vez era mejor para que nadie hablará y que después de que me convenciera de que me amaba y que aceptará casarme con él llegaría el heredero del trono. Lo que él no sabía que en mi mente vagaba la idea de que algo no andaba bien. El no sabía que una hermana de mi madre nunca había podido concebir un hijo que con su esposo decidieron adoptar unos gemelos al que yo llamaba primos cariñosamente como era de esperarse.

Mi cabeza solo decía una cosa "Y si todo esto era alguna señal", tal vez eso era alguna manera de decirle que dejará a Freddie que tal vez nunca iba a ser feliz. Un escalofrió recorrió mi nuca, la sola idea de ver a Freddie lejos me hacia llorar, pero no podía ser tan egoísta, no podía ser tan cruel. Si la vida misma me cortará el anhelo de ser madre, no haría que Freddie pagará tal precio.

Él apareció y la abrazo por detrás, parecían años no tenerla cerca y respirara su aroma. Las cosas estaban mejor que nunca para él. Porque por primera vez amaba y era amado con una intensidad que podía dar miedo.

Ambos se dirigieron al comedor con una sonrisa de parte de ambos y comieron de una manera amorosa, luego se retiraron a su habitación y se entrego a él de la manera más noble y hermosa que pudo. Deseaba que eso no acabara, deseaba seguir ahí ser la dueña de sus caricias, de su corazón. Y si no era así al menos se llevaría los recuerdos de su sueño hecho realidad.

Era la medianoche y Fari empezó a maullar de manera irregular, despertando a Sam que decidió sacarla del cuarto antes de que despertará a su amado, colocándose la bata salió de la habitación… lo malo es que ella ya no regreso a su lecho esa noche.

Cuando los rayos del sol se colaron por la ventana, Freddie estiro los brazos y busco la mano de su prometida pero no la encontró extrañado se levanto y empezó a buscarla al no hallarla bajo a la cocina.

― ¡Buenos días señor! ― Saludo Miranda ― justo iba a buscarlo a su cuarto a…

― ¿has visto a Sam? ― pregunto sin rodeos a su empleada.

― No señor, no le he visto creí que estaba con usted, ni siquiera he visto a Fari… ― Fredie miro a la mujer que palideció de un momento a otro y su corazón se acelero de manera alarmante. Algo no andaba bien.

― ¿Ocurre algo? ―pregunto abruptamente.

― La puerta principal está forzado y los perros de atrás los encontraron los guardias sedados… yo busque si faltaba algo pero no he hallado nada fuera de su lugar, yo… yo creí… ¡No puede ser! ― La mujer se soltó a llorar mientras que Freddie empezaba a marearse.

Busco a tientas una silla. Solo podía haber pasado dos cosas: ella se había marchado, pero eso no era posible de haberlo hecho no había necesidad de forzar la puerta, ni de sedar a los perros, además estaba más que seguro que ella lo amaba que nunca se iba a ir de su lado.

Entonces había otra horrible posibilidad, al ser su prometida la habían secuestrado, eso era ella era casi un cheque al portador… y él daría lo que fuera porque ella estuviera bien.

Una hora más tarde Freddie se encontraba recibiendo a la puerta a un detective Internacional. Su padre Nathan lo había mandado tan pronto Freddie colgó para darle la noticia. Como el Dirigente que era aconsejo a su hijo que debía ser cauteloso, levantar una denuncia a la policía estatal desataría un escandalo y eso podría poner nerviosos a los captores.

― Buenas tardes Príncipe Fred… ― Quiso presentarse.

― Déjese de formalismo inútil, se bien como se llama y a que se dedica por eso se le mando a llamar. Mi novia ha sido secuestrada y estoy desesperado por encontrarla ― El joven se había desplomado en una silla, llorando con frustración.

― Entiendo ― contesto Jerry mientras sentía pena por la situación que le estaba ocurriendo ― ¡Haré lo posible por encontrarla sana y salva! ― le aseguró extendiéndole la mano.

― Gracias

Más de dos días y las cosas estaban peores que nunca. No había rastro de Sam, los secuestradores lograron no dejar cabos sueltos y la desesperación iba ganando terreno. Tanto Nathan como Jennette habían dejado todo a cargo de sus consejeros para apoyar a Freddie. La familia de Sam había viajado tratando de ayudar a encontrarla.

Las primeras sospechas eran la de un grupo de criminales internacionales, pero no daban con él perfil. Luego debido a las condiciones Jerry había determinado que aquello tenía tintes de ser algo personal. Las primeras sospechosas llegaron a ser Valery debido a que tenía motivos para odiar a Sam.

― Créame señor que no es la primera vez que veo como un ex-novia es capaz de hacerle daño a la novia actual, solo por creerla culpable de sus desgracias…

― Eso es ridículo… Sam no es culpable de nada. Además Valery y yo ya teníamos tiempo de no vernos.

― Aun así, si ella vio que pronto serían esposos pudo desatar sus celos y tratar de separarlos.

― bueno, tal vez tenga razón.

Aunque la teoría era buena. Valery había demostrado no estar en el país cuando Sam había desaparecido y no tenía nada que relacionará con el crimen. Sin embargo había mencionado que si bien ella no le tenía mucha estima a esa joven, tampoco sería capaz de cometer un acto tan desalmado.

― Bueno señorita muchas gracias por su cooperación y disculpes las molestias, pero como usted sabe mi trabajo es buscar todas las posibilidades.

― Si entiendo la situación. Y aunque no me crea, en serio deseo que este bien. Ver a Freddie sufriendo de esa forma me confirma lo que pensaba.

― ¿Se puede saber que es?

― Si claro, que en verdad ama a esa chica.

― Bueno con eso yo también concuerdo. El joven se esta volviendo loco con esta situación.

― Bueno, si eso es todo… ― Valery se levanto de la silla, pero Jerry la detuvo del brazo.

― Una cosa antes señorita. ― Valery asintió levemente ― Lo que acabamos de hablar me gustaría que se quedará entre nosotros ¿si me entiende?

―Claro, a mi tampoco me convendría un escandalo. No se preocupe por eso ― Jerry le sonrió y la acompaño hasta la puerta. De repente ella se detuvo ― ¡Acabo de recordar algo! Tal vez sea una tontería, pero de todos modos no estaría mal que investigará.

― Adelante

― Hace algunas semanas cuando se anunció lo del compromiso de Freddie hubo un comentario nada agradable.

― ¿Cuál comentario?

― Escuche a una mujer decirle a un hombre, que esa chiquilla se arrepentiría por poner lo ojos en alguien como él.

― ¿Quién dijo eso?

― Bueno, en verdad con tanta gente no pude verle la cara, pero aquella voz se me hizo familiar, luego de esforzarme por recordar pude identificarla aunque no se creó poder asegurarlo… Me pareció que era Marissa, la madre de Freddie

― ¿Está segura?

― No ya le dije que no podría asegurarlo, pero si lo pienso detenidamente no se me haría extraño. Usted sabe que esa mujer es una experta en decir mentiras. No por nada es una actriz reconocida. Además en cierta ocasión me invito a comer para tratar de persuadirme de que me alejará de Freddie. Incluso me ofreció dinero para hacerlo.

― Eso no suena exactamente como una mujer educada y refinada, como aparenta hacer

― Ya le dije que por algo es una actriz reconocida. Si investiga más le aseguro que no seré la primera en que esa mujer trato de comprar para que se alejarán de su hijito o mejor dicho a su minita de oro.

― Eso es repulsivo. Que tipo de madre es para destruir la felicidad de su único hijo.

― Una sin corazón.

Aquella conversación le dio un nuevo giró a las investigaciones. Jerry decidió consultar la información solo con Nathan, no podía dar ese tipo de información a Freddie ya que podría afectarlo mucho más de lo que ya se encontraba. Nathan había dudado un poco, pero en efecto Marissa era una mujer egoísta y era capaz de muchas cosas para conseguir sus propósitos.

Un video de la fiesta de compromiso y un equipo de técnicos había sido suficiente para comprobar lo dicho por Valery.

Lo malo es que aun a pesar de todo, una cosa era comprar a alguien y otra muy diferente secuestrar a la joven.

― Si acepto que algunas jovenzuelas tontas que rondan como mosca a mi hijo, las he tenido que persuadir para que se alejará de él. Incluso acepto lo que dije en la fiesta de compromiso, pero nunca haría tal cosa.

― Pues déjeme dudar de su palabra…

― ¿Cómo se atreve a insinuar que soy una mentirosa?... soy una mujer reconocida y si yo quiero...

― Eso no le quita que se haya interpuesto en la felicidad de su hijo solo porque creer que era lo mejor para su conveniencia.

― Esta muy equivocado con lo que piensa… ¡NO SOY UNA MENTIROSA Y MUCHO MENOS UNA SECUESTRADORA! ― dijo gritando y levantándose de la silla. En sus ojos se veía la furia. Cualquiera juraría que su mirada podría atravesar al detective y matarlo. Ante todo Jerry no se intimidó e incluso le sonrió ― Me da lo mismo lo que usted y sus asistentes de pacotilla piensen, pero no voy a permitir que Mi Hijo llegue a pensar tal barbarie de mi.

― ¿Ahora resulta que le interesa la opinión de su hijo?

― Si, siempre me ha interesado. Puede que piense que soy a peor madre y tal vez lo sea. Me he equivocado mucho…demasiado tal vez ― la mujer se dejó caer, sus ojos se pusieron cristalinos. Las palabras se ahogaron en su garganta ― pero, aun así Amo a mi hijo.