4. Papá

Al fin el cuarto capitulo... no se como disculparme por la tardanzá, además es un capitulo muy corto y cursi, pero me pareció que estaba bien así. Como recompensa intentaré subir el siguiente esta misma semana.


Ni siquiera sabía por donde empezar a explicarlo: era mágico, dulce, inolvidable, único, felicidad, amor…

Era una mezcla de orgullo y satisfacción; una clara mañana de primavera con una mezcla del calor flamante del verano, que no te hacía quejarte, sino que más bien te hacía querer adentrarte en la noche y olvidar la cama; era una fuerte carcajada junto a la musicalidad de un suave suspiro de amor; era la fuerza de las olas al estrellarse, y al mismo tiempo el suave susurrar del viento; era un dulce sueño del que no quieres despertar y el sabor indescriptible de estar vivo y querer vivir; era una desenfrenada carrera sin principio ni fin, y a la vez la tranquilidad de estar en casa; era una explosión y una melodía para dormir; era el calor y la protección que infunde la cama mezclado con la sensación de correr bajo las estrellas…

Era un momento único e irrepetible.

Era el momento más feliz que conocía.

Sabía a azúcar y a sal, a calidez y humedad, a risas y sonidos a media voz, a besos y caricias, a cosquillas y a algo que jamás podría explicar con palabras, era algo que solo podía sentirlo.

Y todo había ocurrido por una simple unión de sonidos, por dos silabas dubitativas, torpes y llenas de inocencia. Una palabra dicha por dos voces que le lleno el corazón y arrojó cualquier duda o inquietud.

-Papá.

Le habían llamado papá, sus pequeños habían logrado hilar los sonidos para hacerle sumamente feliz.

Lo habían pronunciado, y ante el asombro no pudo más que reír y llenarse de amor, mientras unas lágrimas de emoción se escapaban de sus ojos y fluían como si no hubiese mañana.

Porque había sido la primera palabra de sus bebes.

Abrazó con cuidado a los pequeños y rió con suavidad. Los niños le abrazaron con una tierna torpeza que no hizo más que endulzar el momento.

Y ya no importaba para nada no dormir, comer mal, o incluso que le acusasen de traición por cuidar al vástag… a sus hijos. Porque eran sus hijos y los quería más que a nada en este mundo.

Además, si al final del día era recibido por esos rostros sonrientes que clamaban llenos de júbilo papá no habría nada que le impidiese seguir adelante, pues ese era el mayor regalo de ser padre.

-Continuará…-


Espero que os haya gustado.

Un agaradecimiento especial a todas las personas que leén esto, que me han dejado un comentario y a los que la han agregado a favoritos o cualquier cosa. Solo espero no defraudaros con las continuaciones.