Naruto y sus personajes pertenecen a Masashi Kishimoto
Solo la trama de esta historia es de mi autoría.
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La madre virgen
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Capitulo I
Termina una vida y comienza otra
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-¡Ya regresé!, Ino corre, ¿qué crees? –entró contenta a aquel pequeño departamento que compartían desde hace 2 meses.
-Frentona, no me asustes, pareces una loca gritando de ese modo, ¿Qué te sucede? –salía de la cocina con un delantal puesto y un sartén en la mano.
-Me dieron trabajo, atenderé las mesas en el local del señor Furitawa, ¿Qué te parece? –contestaba contenta.
-Vaya, pues que buena noticia, ya no estaremos tan apretadas de dinero –corrió a abrazar a su amiga.
-Si, ahora podremos comprar tus medicinas, eso de que dejes de tomarlas no te hace bien Ino.
Sakura e Ino, eran 2 huérfanas que se trataban como hermanas, la primera tenia el cabello hasta media espalda y era extrañamente rosado, además de unos preciosos ojos verdes, estos resaltaban en su rostro blanco y fino cual porcelana como si fueran esmeraldas. La otra joven por su parte era un poco más alta que la anterior, ella tenía el cabello largo y rubio, sus ojos eran azules y eran tan expresivos como los de su amiga. Ambas habían dejado el orfanato 2 meses atrás cuando cumplieron la mayoría de edad, decidieron vivir juntas, se ayudaban en todo lo que podían, no tenían a nadie en el mundo solo la una a la otra. Vivian en un pueblo, que aunque grande, no dejaba de ser pueblo, ahí, las dos luchaban por subsistir día a día.
-Frentona, no tienes de que preocuparte, soy fuerte como una roca –quiso despejar la preocupación de su amiga.
-Digas lo que digas no dejare de hacerlo, eres lo único que tengo, no quiero que nada te pase cerda –se acercó y la tomó de la mano.
-Cuando te pones así de fatalista, eres insoportable, pero…yo también te quiero amiga.
-Oye, nunca dije que te quería –renegó la pelirosa con una sonrisa.
-No hace falta, se te nota en los ojos, eres demasiado transparente frente de marquesina, así todo mundo puede leerte con facilidad –correspondió la sonrisa.
-En fin, y…¿Qué tal las cosas con Sai? –se sentó en uno de los pocos muebles que ocupaban aquella sala, el cual era una silla algo vieja y desgastada.
-Mn, nada…todo igual, ya sabes, es un artista, no se toma nada enserio, creo que ni siquiera le gusto –regresaba a la cocina, la cual estaba justo al lado y solo era dividida por una pequeña barra.
Aquel chico le encantaba a la rubia desde hace años, además de atractivo, tenia la piel muy blanca, y un cabello negro y corto, era un joven muy talentoso que se la pasaba haciendo retratos en el parque, ahí se conocieron, en esas épocas ellas iban a vender dulces para ganarse un poco de dinero y poder labrarse un futuro después de que tuvieran que salir del orfanato.
-Ten paciencia, además eres muy joven, no hay prisa por casarte y dejarme sola, ¿o, si? –se acercó hasta la pequeña parrilla donde la rubia cocinaba.
-No te pongas celosita frentona, sabes que jamás te dejaría sola.
-Eso espero, no sé que haría sin ti Ino –le dijo sincera y con expresión seria.
-Yo tampoco sé que haría sin ti Sakura –le acarició la mejilla.
-Bueno, pero tengo una idea, que tal si mañana cuando te encuentres a Sai en el parque, lo invitas a cenar aquí, yo tendré turno en la cafetería así que podrán conversar y ver si son el uno para el otro –le sugería, Ino aun seguía vendiendo en aquel lugar, mientras ella buscaba de donde sacar mas ingresos.
-Mn, no lo se Saku, y si no acepta, o peor, si cree que lo hago porque me gusta.
-Hay Ino, pues obvio que te gusta, creo que él ya lo notó, y como no hacerlo si siempre le regalas los dulces que se supone deberías de venderle.
-Eso es diferente, lo hago como…¡un gesto de amistad!, si eso, solo por amistad –inventó al saberse descubierta.
-Si como no, si eso fuera ya estaríamos en la quiebra, te imaginas que le regalaras mercancía a todos los que consideras tus amigos. Anda hazlo, me haría muy feliz que tu y el empezaran una relación –seguía animándola.
-Esta bien, pero si me rechaza, será tu culpa frentona –aceptaba nerviosa.
-¡Si!, veras que todo saldrá bien Ino, en poco tiempo, serás la señora de Hirazawa –saltó feliz.
-Eso espero Saku, eso espero –se unía a la felicidad de su amiga.
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Habían pasado otros tres meses, Ino y Sai ya eran pareja, la idea de Sakura había funcionado de maravilla, aquella noche de la cena, él se le declaró, y desde entonces eran una hermosa pareja. La rubia seguía trabajando en aquel parque vendiendo sus dulces, su amiga no quería que se esforzara con trabajos pesados, ya que su corazón podría resentirlo, la sobreprotegía demasiado, se decía la oji azul. Sai por el contrario consiguió un empleo mas estable en una fabrica a las afueras del pueblo.
Por su parte la pelirosa cada día trabajaba mas en la cafetería, era su propósito ahorrar al máximo cada centavo que ganaba, quería apoyar a Ino con su enfermedad, además tenia el sueño de conocer el mundo, salir de Konoha y buscar su propia felicidad una vez su amiga se hubiera casado.
-Ino, ¿ya tomaste tu medicamento? –entraba con el frasco de pastillas al cuarto de su amiga- Ino…
-Frentona –se giró para ver a su amiga, la rubia permanecía en la cama sosteniendo algo entre sus manos.
-¿Te pasa algo? –se acercó lentamente al verla un poco desencajada.
-Saku…creo que… -sus ojos se empezaron a empañar.
-Ino, no me asustes, ¿Qué tienes? –la tomó por los hombros.
-Sakura, creo que…estoy embarazada –le tendió aquel aparatito que sostenía.
-¿E…emba…embarazada? –logró articular al fin, tomando la prueba.
-Si, Sai y yo…vamos a ser padres –empezó a sonreír y a derramar lágrimas de felicidad.
-Cerda, ¡vas a ser mamá! –gritó y empezó a llorar junto con ella.
-Un bebe, un bebe mio y de Sai, frentona, no lo puedo creer.
-Ino, ¡muchas felicidades! –se abrazaron felices.
-Sakura…¿Qué haré?, es decir, míranos, somos pobres, soy joven, además estoy enferma –se agobió de pronto.
-Ino, cálmate, ¡Ino! –la sacudió al ver que su amiga no la escuchaba- tranquila, veras que todo saldrá bien, solo tienes que cuidarte el doble , además entre Sai y yo te ayudaremos con todo, y claro que eres joven, pero eres una puerca y no te pudiste resistir –bromeó haciéndola reír.
-Maldita frentona, como tú eres una puritana y aburrida virgen te burlas de mi –reía al haber escuchado a su mejor amiga.
-¿Ya estas mejor? –se sentaron en la cama después de aquel arranque de histeria por parte de la rubia.
-Si Saku, gracias, tu siempre sabes como tranquilizarme, te adoro amiga –se abrazó nuevamente a la pelirosa.
-Bien, ahora lo siguiente es que le digas a Sai para que te acompañe al doctor, seguro querrá mudarse aquí, pero de una vez te aviso que tienen que casarse primero –no permitiría que su futuro sobrino naciera fuera del matrimonio.
-Lo sé, te imaginas todos juntos como una gran familia, Saku, tendremos lo que nunca tuvimos –se emocionó ante la idea.
-No Ino, tu lo tendrás, es tu familia, en cuanto todo este bien y mi sobrino haya nacido…yo…me iré a buscar mi propia felicidad, no puedo vivir de tus sueños amiga –se entristecía un poco.
-No digas tonterías frentona, tu eres mi familia, tu felicidad estará aquí, junto a nosotros –la sola idea de ver marchar a su hermana la aterró.
-Bueno ya, no te pongas así, ya veremos que pasa cuando eso suceda, por lo pronto, prepárate para que le des la sorpresa a Sai, yo me iré a trabajar, ¿necesitas algo? –se levantaba de aquel mullido colchón.
-No, que te vaya muy bien en el trabajo frentona, cuídate mucho si –le pidió al verla acercarse a la salida del dormitorio.
-Claro, tu igual, y también cuida a mi sobrinito –le sonrió saliendo de la habitación.
Llegó apurado al departamento de su novia, esta le había pedido que saliendo del trabajo fuera a verla, le dejo dicho en un mensaje que era urgente, así que algo inquieto se dirigió a buscarla.
-Hola hermosa, ¿pasa algo? –preguntó después de que ella le abriera la puerta.
-Sai, no se como decirte esto, pero…
-¿Qué pasa? –empezó a preocuparse, tal vez ella quería terminar la relación.
-Mn, es que…estoy, bueno…vas a ser padre –le soltó de pronto al no poder contenerse mas.
-¿Voy a ser padre? –repitió a modo de pregunta las palabras de su novia, aun no procesaba la información recibida.
-Si Sai, estoy embarazada –sonrió nerviosamente al no ver reacción por parte de aquel chico.
-Ino –la rubia lo miró preocupada- me haces muy feliz –empezaba a sonreír tímido.
-Sai, te amo –se abalanzó a sus brazos, el la tomó y la besó con dulzura, nunca había sido experto en demostrar sus emociones, pero por ella valía la pena que hiciera el esfuerzo.
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-Adoro este libro, si mi bebe es un niño le pondré el nombre del protagonista –murmuraba la rubia a su novio en aquel consultorio.
-Bueno, si no te negaras a saber el sexo del bebe podrías empezar a llamarlo así desde ya –sonrió Sai a su lado.
-No, quiero que sea sorpresa, la frentona apuesta a que será niño y tu dices que será niña, quiero ver sus rostros cuando descubran quien ganó –guardaba aquel libro en su bolso.
-Ya pueden pasar –les indicó la recepcionista, el pelinegro ayudó a su pareja a levantarse, la panza ya causaba estragos en ella.
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-Vaya, ya tengo una buena cantidad, de aquí podre darle a Sai algo de dinero para ayudarlo con los gastos del parto, y aun así me queda suficiente para poder emprender mi viaje –contaba sus ahorros mientras los colocaba de nuevo en aquella caja de cartón- solo espero que todo vaya bien con el embarazo de Ino.
…
-Pues él bebe esta en muy buenas condiciones, hemos podido mantener su enfermedad controlada así que no veo de que preocuparnos –hablaba el doctor con la pareja.
-Ves Sai, te dije que todo estaría bien, es muy asustadizo –le platicó al hombre de bata blanca.
-Yo solo me preocupo por ustedes, además yo no fui el que gritaba que ya iba a tener al bebe la noche de antier –se burló de su prometida.
-Bueno, a cualquiera le pasa, yo que iba a saber que solo eran pataditas por lo inquieto de mi niño –se defendió ruborizada.
-No se preocupe, todavía faltan otros 2 meses, así que no se apresuren, en cuanto menos lo esperen, tendrán a su hijo en sus brazos –reía el médico por lo gracioso que le parecían los padres primerizos.
-Gracias doctor, y por cierto, después del nacimiento del bebe, queda cordialmente invitado a nuestra boda.
-Oh pues muchas gracias, ahí estaré con gusto, cuídese mucho Ino, ya saben en caso de cualquier cosa, llámenme –se ponía de pie para despachar a la pareja.
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Estaba en su trabajo, no pudo esperar a que su amiga y Sai regresaran de la ciudad, eso la tenia algo inquieta, quería cerciorarse de que Ino estuviera bien, y que su enfermedad no le causara problemas, además cada vez que iban a Suna le entraba una angustia que no desaparecía hasta verlos de nuevo. Aquella ciudad estaba a 40 minutos de distancia, pero el camino era algo escabroso, con miles de curvas y voladeros impresionantes, eso sin contar con que la carcacha de Sai se descomponía cerca de 5 veces a la semana.
-Sakura –la llamó el cocinero para entregarle las órdenes pendientes.
Las tomó y se dispuso a repartirlas en las mesas correspondientes, de repente sintió un vuelco en el pecho, la charola cayó al suelo generando un gran estruendo, mientras un sentimiento de angustia se apoderó de todo su cuerpo.
-Saku, ¿estas bien? –llegó una de sus compañeras a auxiliarla a levantar los platos.
-No, de repente me sentí…no sé que me paso, pero…tengo un mal presentimiento –se sentó en una de las sillas tratando de recobrar la tranquilidad.
-Sakura, ¿Qué pasó aquí? –llegaba el señor Furitawa, al ver en ese estado a su empleada se preocupó por ella, se había puesto mas pálida de lo normal, y su rostro reflejaba mucha preocupación.
-Lo…lo siento, es que no sé que me paso, sentí algo… -le respondió sincera mirándolo a los ojos.
-Si te sientes mal, tal vez debas ir a descansar un rato, tomate tus 30 minutos y regresa cuando estés mas calmada –le indicó, ella era una buena trabajadora, nunca daba problemas y era muy responsable, por eso la estimaba.
-Si, gracias señor –se puso de pie y salió del local para tomar aire fresco.
"Seria bueno llamarle a Sai, aunque tendré que conseguir unas monedas, como siempre no tengo saldo en el celular", apenas y habían podido comprarse aquel aparato y eso porque era un modelo muy viejo, pero por lo menos les servía a ella y a Ino para no estar incomunicadas. Regresó a la cafetería con la esperanza de conseguir aquel cambio, hasta no saber algo de sus amigos no se quedaría tranquila.
Entró y su jefe le proporciono el teléfono de su pequeña oficina, la vio tan preocupada que no se le ocurrió otra cosa. Marcó y esperó en la línea, nadie le contestó, volvió a marcar ahora un poco mas desesperada, pero nuevamente resulto inútil, después de aquellos tonos se escuchaba solo el buzón de voz. De repente su celular empezó a sonar, lo sacó y contestó enseguida.
-Diga, ¿Ino? –se apresuró a preguntar.
-Fren…tona, estoy en el hospital…nos chocaron, Sai…esta muy mal –sollozaba con voz entrecortada la rubia.
-¿Qué?, pero, ¿en que hospital están? –le urgía averiguar, por lo menos su amiga se escuchaba bien, ahora lo único que quería era llegar hasta ella.
-En el Central, aquí en Suna, Sakura, ven rápido por favor, no sé que hacer –pedía desesperada.
-Salgo para allá, Ino, ¿tu cómo te encuentras?
-Bien, el impacto fue del lado de Sai, Saku por favor, no quiero estar sola –seguía llorando.
-Tranquila amiga, todo estará bien, ya voy en camino –cortó y salió apurada de la oficina.
-Señor Furitawa…tengo que irme, mis amigos, tuvieron un accidente, uno de ellos esta muy grave –se aceleraba a contarle a su jefe.
-¿Qué?, Sakura no puedes irte tu sola, permíteme yo te llevo –se ofrecía a ayudarla.
-Gracias –salieron a toda prisa.
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-Señora Yamanaka –llegaba el doctor que estaba atendiendo a Sai.
-¿Qué paso?, ¿Cómo esta Sai? –estaba en la sala de espera, ya la habían revisado y al parecer todo estaba bien con ella y con el bebe.
-Lo siento, pero…su prometido, el llegó con heridas internas muy graves…acaba de fallecer –le informó serio.
-¡NOOOOO!, ¡Sai no puede estar muerto, no, no, no, el y yo vamos a tener un bebe, él no se puede morir! –gritaba desconsolada.
Escuchó un grito desgarrador, enseguida supo que se trataba de su amiga, corrió hasta aquella sala y la encontró sostenida por un medico.
-Ino, ¿Qué tienes?
-Sakura…Sai, él…¡él esta muerto!, dime que no es cierto Sakura, diles que él no puede dejarnos a mi y a su hijo, ¡diles! –se abrazaba de su amiga mientras lloraba con desespero.
-Ino, amiga…piensa en él bebe, yo estoy contigo Ino, tranquilízate –empezó a derramar algunas lagrimas, el dolor de ver así a su amiga la estaba matando, pero tenia que ser fuerte para apoyarla.
-¡Ahhh! –se lamentó al sentir una fuerte punzada en su vientre.
-¿Qué pasa?, ¿te sientes mal? –la ayudaba a sentarse en una de las sillas.
-Mi vientre, me duele mucho –se quejó preocupada.
-¡Doctor! –volteó la pelirosa para pedirle ayuda.
-Enfermera, una camilla, llamen a su doctor –el cirujano se apresuró a tomarle el pulso y tocarle el vientre.
No tuvo tiempo de asimilar lo que pasaba, en menos de un minuto, se había enterado que su amigo acababa de fallecer, además se habían llevado a Ino de urgencia a un quirófano, estaba a punto de derrumbarse, no tenia ni la menor idea de que hacer. El señor Furitawa le hizo compañía en todo momento, ya habían pasado mas de 3 horas, estaba muy nerviosa, preocupada, y además se sentía muy triste por Sai, ellos se amaban, no sabia como haría su amiga para superar eso.
-¿Cómo esta, que le ha pasado? –se lanzó a preguntar apenas vio al que era el doctor de su amiga.
-Esta muy delicada, el parto se adelantó, probablemente por la impresión de la noticia, apenas hoy la había revisado, todo estaba muy bien.
-Pero, solo tiene 7 meses… ¿Cómo esta él bebe? –su voz sonó aterrada ante la posibilidad de que también el pequeño hubiera muerto.
-Nació prematuro, esta en la incubadora, tendrá que permanecer ahí hasta que sus pulmones se hallan desarrollado completamente, es un varón –le informó.
-Un niño –empezó a llorar enternecida- ¿Cómo esta Ino? –sus facciones volvieron a tensarse.
-Ella esta…lo siento, pero, esta muy mal, su corazón esta muy débil…dudamos que pueda resistir hasta mañana –le colocó la mano en el hombro a forma de apoyo- créame que lo siento, todos estos meses he visto lo mucho que esperaban ella y su prometido este momento.
-¡No!, Ino no, ella tiene que ponerse bien, su hijo, no puede dejarlo solo –negaba con la cabeza cayendo de rodillas al suelo.
-¿Hay alguien mas quien pueda…
-Solo somos nosotras, solo éramos nosotros 3 –le contestó conteniendo sus lamentos.
-Quiere verla, esta consciente, venga, la llevare hasta ella –la ayudaron a reincorporarse el y su jefe.
Entró a aquella habitación, la habían pasado a un cuarto con 3 camas, su amiga se encontraba en la del fondo, las otras dos estaban vacías. Se acercó lentamente mientras se limpiaba el rastro de lágrimas, no quería preocuparla más de lo que ya estaba.
-Ino –se veía demacrada, tenia ojeras y sus ojos lucían apagados.
-Frentona –sonrió con esfuerzo- ¿ya viste a mi niño?...tu ganaste –cerró los ojos deteniendo el llanto al recordar la apuesta de su amiga y Sai.
-Parece que si, no he podido verlo, pero, seguro es hermoso, el doctor dijo que lo traerían para que lo conocieras –se sentó a su lado.
-Sakura, estoy muy cansada, siento que sin Sai no puedo continuar –sus palabras parecían susurros.
-No digas eso cerda, tu hijo, y yo también, te necesitamos, si no ¿quien me dirá frente de marquesina? –le acarició las mejillas, como Ino solía hacer con ella.
-Quiero pedirte algo –sus profundos ojos se clavaron en ella.
-Lo que sea, pero solo con la condición de que te pongas bien y te levantes de esta cama –su voz empezó a quebrarse.
-Eso no será posible ya amiga…
-Ino… –iba a reprenderla pero la rubia se le adelantó.
-Sakura, no me queda mucho tiempo, cuida de mi hijo, encárgate de el como si fuera tuyo –le pidió con tristeza.
Abrió sus ojos sorprendida, no era cierto lo que estaba pasando, su única amiga, su hermana no podía estar al borde de la muerte, no quería quedarse sola otra vez, no era justa la vida, ella tenía que ponerse bien y criar a su hijo.
-Eso no pasara Saku –le respondió como si le hubiera adivinado el pensamiento, siempre supo leerla a la perfección.
-Ino, claro que lo cuidare, ambas lo haremos –unas lagrimas rebeldes escaparon de sus verdes ojos.
-Tu y yo estuvimos solas siempre, y aunque en el orfanato nos trataban bien, no quiero que mi hijo pase por algo así, por favor Saku, júrame que tu serás su madre, prométeme que ocuparas mi lugar y lo amaras como no podre hacerlo yo –hizo amago de levantarse de la cama.
-Ino –la tomó por los hombros y la ayudó a recostarse nuevamente.
-¡Prométemelo Sakura!, por favor, solo en ti confió –sus ojos lucían suplicantes y desesperados.
-Lo haré Ino, te lo prometo, criare a tu hijo como si fuera mio, te lo juro –aceptó.
-Gracias Saku –una sonrisa sincera se formó en sus labios.
-Aquí esta su bebe –entraba una enfermera con el niño en una incubadora especial.
-Por Dios, míralo Saku, es hermoso –con ayuda de la enfermera se acercó a aquella caja que parecía de cristal.
Por medio de un pequeño compartimento pudo meter su mano y tocar los deditos, era tan pequeñito y se veía tan indefenso que a la rubia se le estrujo el corazón, no podría verlo crecer, no estaría cuando diera su primer paso, jamás lo escucharía llamarla mamá, las gotas saladas se desbordaron sin control, a la vez que recordó a Sai, él no pudo ni siquiera conocer a su hijo, no tuvo la oportunidad de sentir lo que ella sentía al hacer contacto con su piel.
-Tiene tu cabello –se acercó la pelirosa.
-Lo sé, quiero que se llame Naruto –seguía llorando al contemplar a su bebe.
-¿Cómo el del libro? –su amiga estaba fascinada con ese libro que ella le había regalado cuando cumplió 15 años, desde entonces nunca lo soltó, lo leía sin falta todos los días, apostaría que se lo sabia de memoria.
-Si, es un lindo nombre, además mi hijo será como ese personaje, Saku…en serio gracias por todo, cuando sea el momento, dile que lo amé mucho, que apenas supe de su existencia ya lo imaginaba en mis brazos, y que siempre lo cuidare desde el cielo, junto con Sai -sus ojos empezaron a cerrarse.
-Claro que se lo diré, descansa, no te esfuerces –apenas pudo hablar sin romper a llorar.
-Cuídate Saku, perdóname por dejarte sola…por darte esta responsabilidad…perdóname…sé que querías encontrar tu propia felicidad –su voz se apagaba de pronto.
-Cerda, duerme un poco, por favor, solo, no digas mas, no tengo nada que perdonarte, amaré a Naruto, el será mi felicidad, ya lo es –imploró para que su amiga la escuchara y durmiera un poco.
-Lo sé, hasta luego hermana…gracias –esbozó su ultima sonrisa.
El monitor cardiaco empezó a hacer un sonido que congeló a la pelirosa, la enfermera apretó un botón que hizo sonar una alarma, otras enfermeras entraron, una se llevó la incubadora mientras otra trataba de sacarla de la habitación.
-¡NO!, Ino, ¡NO!, dijiste que nunca me dejarías, no, ¡por favor no puedes!, amiga, hermana, ¡vuelve!, no me dejes sola, eres lo único que tengo, por favor Ino, ¡No, Ino, no te vayas! –gritó estallando en llanto, luchando por regresar al lado de la única persona que hasta ese momento había sido toda su familia, sintió que su mundo se fue abajo, su amiga, Ino, se había ido.
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Nueva historia, ¿Qué les ha parecido?, ojala haya sido de su agrado, a los seguidores de SaiIno, una gran disculpa, esta tragedia era extremadamente necesaria para el fic.
No tengo mucho que decir, a los que leen mi otro fic no se preocupen no lo dejaré de lado seguirá siendo mi prioridad. Como siempre espero sus opiniones, sugerencias, dudas, etc…
Cuídense muxo, un saludo a todos!