Hello chicas de verdad muy agradecida por la atención que le han puesto a la historia mil gracias les recuerdo que solo la historia es mía, los personajes pertenecen a suzanne Collins espero sea de su agrado allí les va
-…
-no pienso emborracharme hoy y menos contigo- aseguró mirándome fijamente a la cara, para luego dejar escapar un gran suspiro- sabes que esto no es lo correcto
-debí llamar a Gale…
-él tampoco está de acuerdo con esto- le devolví la mirada levantando una ceja- si quieres lo llamo y pongo el teléfono en altavoz. Amigo de verdad quizás no hoy ni tampoco mañana pero te puedo asegurar que te vas a arrepentir de esto.
-suficiente Cato, por lo menos déjame celebrar, tengo motivos para eso- agregué sardónicamente levantando mi vaso- ¡salud! Espero que tú si brindes conmigo Giselle- mi asistente me regaló una ácida mirada- bien, entonces los espero a todos en la oficina para su liquidación.
-es verdad tenemos algo que celebrar- agregó la pelirroja a mi derecha- pero sinceramente jefe no creo que usted esté para fiestas en este momento.
-déjame que yo decida eso… lo de la liquidación es en serio.
-por lo menos dime que la llamaste, cuando me comuniqué con ella hoy en la tarde no se escuchaba nada bien- aunque trataba de que esa punzada que sentía en mi estómago pasara desapercibida cada vez que alguien me hacia un comentario como ese, no lograba hacerlo- te lo digo como amigo tanto tuyo como de Katniss, ella no actuó bien es verdad, pero tú, amigo mío estas actuando peor- se levantaba. Sus palabras resonaron en mi cabeza de tal modo que parecían venir de todas partes- voy a reservar mi pasaje para mañana en la noche, avísame si quieres que haga el tuyo también. Buenas noches, hasta mañana Giselle- sin más se retiraba dejándome solo en la mesa con mi asistente.
-generalmente no me atrevo a llevarle la contraria Sr Mellark, pero en el fondo creo que sabe que el Sr Cato tiene toda la razón.
-tú no entiendes Gi…
-¡Oh! Créame que lo hago y el hecho de que esté acá esta noche tratando de emborracharse deja bastante claro el hecho de que quiere olvidar algo, pero como mi padre bien dice, el alcohol no nos ayuda a olvidar… solo nos hunde mas en nuestra miseria.
Las extraordinarias palabras del papá de mi asistente se grabaron detrás del latido que inundaba mi cabeza- solo… no podía estar en mi casa, de pronto se sentía como si no fuese mi casa, parte de mi mundo se vino abajo y me da miedo tener que detenerme a recoger cada uno de esos pedazos. En el mismo momento en que decidí irme estuve tentado a regresar, pero no pude, no me lo permití. Quería, quiero que Katniss sienta un poco de esa desesperación que ella me hizo sentir a mi… eso es lo único que quiero- los segundos pasaron y escuché como mi compañera aspiraba bruscamente de vez en cuando, cada vez que iba a contestar, pero después exhalaba sin decir nada.
-la amas tanto Peeta que el simple hecho de pensar hacerle daño a Katniss, te está volviendo loco. Es mejor que vayas a dormir y nos regresemos mañana con Cato
-si quieres sube tu yo iré dentro de un rato, quiero tomarme unos tragos mas…
-no pienso dejarle el camino libre a esa víbora- agregó posando su mirada en la mesa vecina, instintivamente seguí su mirada y para mi sorpresa me encontré con la mirada de una de las asistentes quien vigilaba los intereses económicos de la empresa que representaba mi competencia en el capitolio. Al momento en que nuestras miradas chocaron una sonrisa picara se extendió en sus labios a la vez que levantaba su copa a modo de saludo, yo por mi parte solo le respondí con el mismo gesto, solo que con mayor desinterés de lo normal- descarada, coqueteándole a un hombre casado.
-Tranquila Gi, si quieres puedes irte a dormir. Te puedo asegurar que no tengo interés en flirtear con otra mujer que no sea mi esposa, desde hace mucho tiempo no busco eso
-sí, pero no creo que ella lo sepa, señor
- pues si no lo sabe es momento de que lo haga, tranquila de verdad. Ve a dormir yo me quedaré unos minutos más, además tu novio va a llamarte y no quiero ser el responsable de que pierdas esa llamada.
-sabe que si dentro de quince minutos no escucho su puerta soy capaz de buscarlo donde sea que se meta- asentí sonriendo- voy a estar alerta- agregó levantándose- buenas noches- se despedía.
En el momento en que mi compañera desapareció por la gran puerta de vidrio del bar, extraje del bolsillo de mi chaqueta, mi móvil. Al deslizar el dedo por la pantalla la foto de mi esposa me dio la bienvenida, recordándome lo acontecido ayer por la tarde. sin detenerme a pensarlo y antes de que me arrepintiera busqué en mi agenda el número de mi casa y lo marqué.
-¿puedo sentarme o aun está ocupado?- aparté la vista del blanco mantel que decoraba la mesa para posarla en la chica de cabello negro que me observaba atentamente esperando mi respuesta.
-está disponible, adelante- respondí sin despegar el teléfono de mi oído. Al tercer repique una familiar voz me contestó- hola Rue ¿Cómo estás? ¿Cómo está Gary?
-hola Peeta, todo muy bien. Gary al fin se cansó de luchar contra el sueño y ahora duerme en tu cama de invitados.- suspiraba- pero me imagino que no llamas a esta hora para saludarme.
-mmm no, no precisamente
-me lo imaginé…
-está Katniss, ¿podrías ponerla al teléfono?
-de poder, puedo. Peet lamentablemente ella está durmiendo, se fue a la cama hace algunos minutos, no se sentía nada bien y creo que se quedó dormida
-¿Cómo que no se sentía bien? ¿Qué tiene? ¿Está bien?- pregunté totalmente alarmado
-bueno, no creo que ninguno de los dos esté bien con esta situación. Me refería a que no tenia buen semblante, además Johanna hizo algunos comentarios que no estuvieron nada bien. Antes de que se me olvide tu papá comentó está noche que iba a tener una conversación muy seria contigo
-Yo… yo solo quería hablarle, pero si está dormida creo que lo haré por la mañana
-Peeta…
-está bien, mmm me tengo que ir Rue. Hablamos mañana, dale un beso enorme a mi ahijado y dile que lo amo. Adiós- sin esperar la respuesta de mi amiga finalicé la llamada.
-pensé que estaba en el bar porque estaba celebrando, no me imaginé que su presencia podría deberse a que su vida no se encuentra del todo bien- comentó a la vez que le daba un trago a su bebida.
-no suelo comentar con personas que acabo de conocer lo que ocurre en mi vida, soy de los que opino que no a todo mundo le deben interesar esos temas-repliqué imprimiendo en mi voz la mayor cantidad de autoridad que pude a la vez que tratabade disimularlo con la sonrisa que hacia con mis labios- por cierto usted es... lamento reconocer que la he visto en algunas de las reuniones y aun no sé su nombre.
-Clove- respondió la pelinegra dejando su copa en la mesa para tenderme delicadamente su mano- me encargo de gestionar o mejor dicho mi labor consiste en cuestionar su trabajo en lo que a lo administrativo se refiere.
-entonces no debo ser una persona de su agrado puesto que la mayoría de mis propuestas tienden a ser costosas y ambiciosas
-digamos que fuera de mi trabajo admiro mucho su trabajo pocos arquitectos logran lo que usted, sinceramente me resulta fascinante estudiar sus obras- esbozó una ancha sonrisa, que lejos de parecer amable me resultó bastante incómoda. La luz del bar se reflejaba en sus oscuras pupilas, las cuales brillaron iridiscentes
-lamento desilusionarle nuevamente señorita, pero está demás decir que el trabajo que usted admira no es más que una ardua labor en equipo, mi trabajo suele ser el mejor porque simplemente me reúno con lo mejor. Pero créame que su alago es muy bien recibido tanto por mi equipo como por mi persona, gracias.
- siempre suele tratar a sus compañeros de usted- inquirió, inclinándose hacia mí con su penetrante mirada oscura.
- ¿con respeto?-pregunté a la vez que le hacia una pequeña seña al mesero para repetir mi bebida - ¿desea ordenar algo más?- le pregunté
-quisiera algo refrescante ¿qué me recomendarías?- una ducha fría quizás
-un Vodka tonic ¿estaría bien para usted?- al momento en que asintió, me giré al mesero para facilitarle nuestro pedido, con un leve asentimiento el chico desapareció por el pasillo.
- ¿sueles viajar mucho Peeta?- al pronunciar mi nombre una mueca extraña se dibujó en sus labios, no lograba descifrar si era vergüenza o algún coqueteo muy mal disimulado- puedo tratarte de tu o prefieres que te siga llamando señor Mellark - ambos rompimos nuestro contacto visual al percatarnos de la presencia del chico que traía nuestras bebidas - esto está divino. Cada vez me convenzo más de que es excelente en todo lo que hace- ¿Como le dices a una mujer que se detenga? ¿Qué no estás interesado para nada en lo que sea que está haciendo? no, simplemente no puedes hacerlo, porque mientras más te niegues ella más va a insistir.
-Para las personas que no son cercanas a mi prefiero el trato de usted, pero ya que usted comenzó a llamarme por mi nombre de pila, adelante continúe -suspiraba- y con respecto a su pregunta si, mi trabajo me obliga a mantenerme viajando.
-¿No le resultaría más fácil su trabajo si viviese acá, en el capitolio?
-Viví durante siete años aquí y créame cuando le digo que no me gustó
- a casi nadie le atrae la gran cuidad cuando se vive solo...
-¡oh! no no, para nada en todo ese tiempo en el que viví acá nunca estuve solo, de hecho compartía mi departamento con mi novia.
-¿Hace cuánto fue eso? ¿Qué pasó con la chica?- con su dedo índice delineaba el borde de su copa mientras que me observaba con sus penetrantes ojos negros- claro si puedo saber, no quiero incomodar.
-Tranquila no me causa molestia, hace unos cuatro años me mudé y obviamente la mujer a la que menciono es hoy en día mi esposa.
-Whoow! siempre pensé que su historia era de esas de las que conoció a una chica y al día siguiente ya le proponía matrimonio, nunca consideré que tuviesen tanto tiempo conociéndose.
-No soy en tipo de hombre que se deja llevar por las primeras impresiones señorita Clove, mucho menos me permito tomar a la ligera una decisión de la que dependerá el resto de mi vida.
-Entonces es de esos hombres que lo piensa mucho antes de decir en el altar que acepta- agregó levantando una de sus cejas
-No, soy de los que sabe lo que tiene y está consciente de que no va a ponerlo en riesgo por cualquier cosa
-Empiezo a conocerlo Peeta... ¿su esposa, desde cuando le conoce?
- Le conozco desde kinder, comenzamos a salir en nuestro último año de instituto
-Un amor para toda la vida ¿o me equivoco?
-No puede estar más que en lo correcto, Katniss es mi vida.
-Lo más probable es que piense que estoy loca, pero verá usted despierta cierta curiosidad en mi, los hombres como usted se encuentran en peligro de extinción, ¿Cómo lo hizo? ¿Cuál fue el truco con que su esposa logró atraparlo?
-¿El truco?- reí secamente- bueno, creo que haberme soportado durante todo ese tiempo la convierte la mejor candidata además creo su personalidad me atrapó desde el mismo momento en que la conocí.
-Sin embargo, en estos momentos su relación no va del todo con "el vivieron felices para siempre".
-¿Se ha enamorado alguna vez señoritaClove?
- Creo que nunca he tenido la oportunidad o simplemente no he tenido el quién
-Amar a alguien ni significa que todo lo que pase en tu vida de ahí en más va a ser de color rosa y con agradable sabor dulzón, muchas veces las discusiones te ayudan a poner ese toque picante que en ocasiones hace falta
-Debo suponer que si se conocen desde kinder son de edades contemporáneas - corroboré su suposición con un leve asentimiento de cabeza- no quiero ofenderle, tómelo como una pequeña pregunta- agregó humedeciendo con su lengua sus labios - mi jefe suele decir que para ningún hombre una mujer es suficiente ya que a la larga siempre tienden a aburrirse de lo mismo ¿está usted de acuerdo con eso?
-Esta de mas decir que su jefe nunca va a tener a su lado a alguien que lo respete y lo valore por lo que es. Y no, los ideales que usted menciona en esa frase no van para nada con mi personalidad. Mi esposa no representa para mí tan solo un cuerpo, es más que eso, es mi hogar, mi felicidad, mi muro de contención, mi otra mitad, todo aquello que puedo necesitar en mi vida.
-Me dice que la conoce desde que eran pequeños ¿ha salido usted con otra mujer que no sea ella?
-Sé las palabras que esconde su pregunta señorita, y la respuesta es si, muchas más sin embargo la seguiré eligiendo a ella por sobre todas las demás
-¿No hay forma de luchar contra eso?
De pronto me sentí completamente agotado. las cuatro horas que llevaba en esta silla cayeron sobre mi como un valde de agua helada y el insistente rocé que el zapato de mi acompañante dejaba a lo largo de mi pierna estaban logrando activar todas las alarmas de mi cerebro. Sabía que podía seguir bebiendo toda la noche, que sin duda lo haría y que en algún momento cometería un error si continuaba haciéndolo. Me dejé caer contra el respaldo de mi asiento y cerré los ojos - no, gracias pero gastaría sus energías en una lucha que antes de comenzar ya esta perdida. Ahora si me disculpa tengo que retirarme a mi habitación - me levantaba de mi asiento - si desea ordenar algo más bien puede hacerlo, la cuenta va por mí.
Haciéndole un pequeño gesto al chico del bar me encaminé a los ascensores, mientras esperaba que el mismo llegara, metí la mano en el bolsillo de mi chaqueta, extraje mi celular y rápidamente teclee Reserva mi pasaje, nos vamos mañana, Peeta
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-¿Vas a estar enojada conmigo todo el mes?
-Solo digamos que me limitaré a mantener nuestra relación en el puro sentido de lo profesional- respondí sin apartar la mirada de mi computador- necesito que hables con Cinthia hay un retraso en el pedido que realizamos a comienzo de semana
-Katniss...
-¿Cómo vas con el asunto de los modelos?
-Lo siento, de verdad estoy arrepentida de lo que te dije ese día- suspiraba -es solo... tú sabes como me pone ese tema, indirectamente me descargué contigo
-Fuiste cruel Johanna, ¡toda mi familia estaba allí! Mi hermana se enteró del gran problema por el que esta pasando mi matrimonio porque tu gran bocota no pudo guardar silencio.
-Nena de verdad lo siento. Si pudiese regresar el tiempo...
-Bien pues no puedes asi que tendremos que lidiar con eso- le corté, quizás no estaba siendo la persona mas justa del mundo pero la verdad era que sus palabras me habían herido y aun mi ego estaba sangrando
-¿Hay algo que pueda hacer para remediar la situación?
-Mason basta, detente con lo que sea que estés haciendo. Lo hecho, hecho está- justifiqué a la vez que llevaba mis manos a mi sienes para masajearlas, el dolor de cabeza venia en camino nuevamente- agradezco y acepto tus disculpas pero agradecería que en un futuro te mantuvieses al margen al omitir opiniones en relación a mi vida privada. Eres mi amiga, créeme que te adoro, pero en este momento no sé si quiero fulminarte con mi mirada o estrangularte lentamente.
-Está bien ya lo entendí, solo quería que supieras que no estoy orgullosa de lo que hice.
-Tranquila, ya lo sé.
-¿Tregua?- al escuchar mi seca risa, mi amiga me observó como si estuviese loca
-Si aceptara, esa tregua solo tuviese vigencia hasta que se presentara otra situación que incluya a Peeta , es obvio que formas parte de su equipo
-No estoy en el equipo de nadie...
-No lo niegues Johanna
-Bueno puede que sí, pero no como tu crees. Es solo que desde que conocí a Mellark fue como si el protagonista de un libro se hubiese escapado de su historia original. No sé Katniss el es tan cariñoso, amoroso, respetuoso contigo... tan... tan perfecto que a veces me cuesta creer que pueda cometer algún error contigo
-Pues es un ser humano, comete errores ademas si fuese tan caballeroso y perfecto como dices no me hubiese dejado sola para mi cumpleaños.
-Sobre eso ya te comenté que estuvo mal, eso si no se lo perdonaré... ¿han hablado después de eso?
-Katniss- me llamaba mi asistente asomando la cabeza por lapuerta - ya son las tres...
-Gracias Nancy dame un momento y ya nos vamos…
-¿Se van? ¿A dónde se van?- Preguntó sorprendida Johanna - Kat te comenté que hoy tengo que irme temprano, tengo una cita
-Lo siento Jo pero Nancy no tiene quien la lleve hoy y sabes que vive algo lejos, así que... Lo siento- me disculpé tomando mi bolso y despidiéndome con la mano- recuerda que estas tratando de ganarte mi perdón ah y recuerda cerrar todo- le grité
-¡Planificaste todo esto PERRA! ¡POR ESO PREFIERO A MELLARK! ¡Te odio Everdeen!
-No es necesario que se tome la molestia de llevarme señora Katniss, de verdad puedo tomar el autobús
-Te aseguré que te llevaría, ademas Nancy la ruta me queda de camino a casa, no me cuesta nada, tranquila.
Lamentablemente no contaba con que el trafico iba a estar tan fuerte esta tarde, literalmente recé cuando aparqué mi auto en el garage de mi casa, la extraña sensación que se alojaba en mi estomago no se hizo esperar al percatarme de que nuevamente el Jeep Commander color negro se mantenía en el mismo lugar que ocupaba cuatro días atrás. Recordándome así que nuevamente volvía a mí casa para internarme en mi habitación hasta que amaneciera para repetir nuevamente mi rutina.
Varias veces consideré la idea de quedarme en un hotel, pero en vista de que últimamente rociar el perfume de mi esposo en la cama antes de dormir se había convertido más que un ritual, una necesidad. Me pareció bastante estúpido gastar el perfume de Peeta en una habitación que tendría que desalojar por la mañana. Asi que si, en eso se habían convertido mis días, aunque daba gracias que ya la etapa de los lagrimones y la lloradera fuese un capítulo pasado... Claro que ahora mi debilidad volvía a ser los chocolates y las películas sangrientas... Ah y mi obsesión por el trabajo había experimentado un gran aumento, ahora pintaba, revisaba informes administrativos, revisaba nuevos materiales y de vez en cuando manchaba mis manos con arcilla... Todo eso por mantener mi mente ocupada
Al ingresar a casa me fue inevitable entristecerme, lamentablemente aún no encontraba la cura para esta situación, el entrar a casa era el momento más complicdo de todo. Respirando profundo evalúe mis opciones, podía internarme en mi cuarto de una vez o podía tomar mis provisiones. Obviamente la segunda opción era mucho más atractiva que la primera. Dejando mi bolso en el mueble principal y mis llaves en el lugar correspondiente, a la vez que me abría camino a la cocina aprovechaba para retirar mis altos zapatos, estaba por bajar el zipper de mi vestido negro cuando... Dios… Mi corazón se detuvo. Dejando el cierre de mi vestido hasta un poco más arriba de la mitad de mi espalda decidí que lo mejor era continuar como si nada hubiese pasado, como si aun me encontrara sola en la casa.
-Hola- me saludó dejando un vaso con agua sobre el mesón
-Hola- respondí sin detenerme para mirarle - ¿viniste a buscar tú ropa?
-No, si mal no recuerdo aún vivo aquí- tomé el envase de helado en mis manos y girándome lo dejé sobre el mesón, tratando de que quedase lo más alejado de Peeta- ¿por qué la pregunta?
-Mmm no lo sé, costumbre supongo- respondí tomando una cuchara del estante en el que guardaba los cubiertos, al girarme me encontré conque el helado no se encontraba en el lugar en que lo había dejado. Lo que me obligó a establecer contacto visual con él
-Torta helada de crema con chocolate extra dulce- leía la etiqueta- se ve delicioso, ¿puedo ?
- No, me permites el envase por favor - le pedí tendiendo mi mano en su dirección
- ¿Por qué no? tenía entendido que lo mio es tuyo y lo tuyo es mio- sonreía... está bien sería una maldita mentirosa si no reconociera que ver nuevamente esa sonrisa era como respirar nuevamente, como sentir el agua helada cuando tu cuerpo arde por el calor.
-Porque no quiero compartirlo, es mío. Si quieres helado en la nevera hay más- nada seguía sin borrar esa sonrisa de sus labios- Peeta por favor, dámelo
-Pero yo quiero de este...
-Oh! haz lo que te dé la gana, trágatelo igual ya no quiero, se me quitaron las ganas- agregué mirándole con odio a la vez que me giraba para salir de la cocina
-Es excitante encontrarme después de tanto tiempo con la Katniss del instituto, aquella que aseguraba no tolerarme- no tuve que girarme para saber que solo le faltaban algunos pasos para alcanzarme -ten solo quería iniciar de una buena manera una civilizada conversación contigo -en el mismo momento en que guardó silencio me giré para recibir mi postre. Antes de tender mi mano reparé brevemente en su ropa, extrañamente lucia bastante más relajado que de costumbre. Llevaba unos jeans oscuros y una franela azul con franjas blancas, como siempre su cabello le daba ese aire despreocupado y relajado- Katniss tú helado, se derrite
-Gracias – respondí, cuando mi mano hizo contacto con el envase rápidamente su mano izquierda tomó mi brazo derecho para acercarme a él, en el momento en que mi pecho chocó con el suyo, Peeta trastabilló conmigo pegada a su pecho
-Lo siento por lo de tu helado- se disculpaba mirándome directamente a los ojos, instintivamente mi miraba viajó hasta su mano derecha. En qué momento había ocurrido, no lo sabía, pero la verdad era que el envase de helado había hecho un gran desastre al caer al suelo manchando con un marrón intenso la hermosa cerámica de color crema
-Era un helado caro- comencé a girarme lejos de él, pero Peeta aferró mi brazo y me hizo voltear para enfrentarlo. Presionó su frente contra la mía, comencé a alejarme pero entrelazó sus dedos con los míos, atrapandome de forma efectiva contra él.
-Puedo comprarte otro.
-¿Este es tu intento de reconciliación?
-Mi intento de reconciliación desapareció en el mismo momento en que te vi bajar el cierre de tu vestido -en ese instante sentí las yemas de sus dedos delinear formas sin sentido en la piel de mi espalda.
-Así que es eso, solo regresaste porque querías sexo
-El sexo puedo encontrarlo en cualquier parte, a ti no
-Pues es una lástima que en este momento no pueda complacerte cariño, no estoy en condiciones- repliqué tratando de imprimir la mayor seguridad en mis palabras
-Tu período llega cada primero de mes- susurró -además si ese fuese el caso no me incomoda
-No me refería a mi ciclo menstrual, simplemente no tengo ganas...
- Créeme que conmigo siempre tienes ganas
- Mucho ego- trate de sonar arrogante- suenas tan confiado
-Shhh ya cállate- agregó uniendo nuestros labios.
-Mellark...- pude decir - no… - él se alejaba para dar pequeñas caricias a mi labio inferior, sus labios descendieron hasta posarse en la blanca piel de mi garganta, haciendo erizar toda esa zona. En ese instante, me tomó del mentón, y sin más, buscó con su boca la mía para luego introducir sus manos en mi cabello, deshaciendo la elaborada cola de caballo que había realizado esta mañana, al soltar la cascada castaña que se deslizó por mi espalda, sus manos desesperadas, descendieron hasta mis caderas. De pronto me sentí apresada contra ese cuerpo tan viril con el que no había parado de fantasear ni un solo instante desde que se había marchado.
Abrí un poco mas mi boca ante la insistente exploración de su lengua mientras mi cuerpo se adhería al de él aun más, si se podía. El ardor que sólo había experimentado con Peeta, me quemaba el abdomen, y se expandía hacia los muslos a medida que las manos de mi esposo me acariciaban a la vez que se perdían en la parte baja de mi espalda acercándome a su cuerpo con mayor intimidad. Fue cuando Peeta gimió, completamente extasiado, que mi mente pudo desprenderse de mi acalorado cuerpo, que caí en cuenta del gran error que estaba por cometer. Se suponía que estaba enojada, que Peeta se había portado mal al haberme dejado sola, estaba furiosa, irritada y... y...deseosa de venganza.
-No, por favor detente- llevé mis manos a su pecho y le empujé, claro que no logré que se moviera ni un solo centímetro- por favor, suéltame Peeta- como si de pronto mi cuerpo quemara sus manos viajaron de mis caderas para posarse una en su cintura y la otra en su cabello
-Yo... no sé qué decir - agregó rompiendo el silencio que se había instaurado entre nosotros
No hizo falta que respondiera con la mayor rapidez y agilidad que mis piernas me brindaron, abandoné la cocina, crucé la sala de estar, estaba por subir las escaleras que daban a nuestra habitación cuando un gran resoplido atrajo mi atención.
-¿Quieres hablar?- su rostro ya no era para nada pacífico ahora trataba se convertir sus tranquilas facciones en agresivas muecas- pues bien hablemos entonces- subía un escalón -¿hay algo más que me quieras decir?
-No- respondí cruzándome de brazos
-Ok, eso quiere decir que esperas que esto sea un monólogo. Si te complace saberlo no planeaba regresar hoy de hecho quería que mi viaje se extendiera un poco más
-¿Entonces, qué haces aquí?
-Digamos que no soportaba que mis amigos me siguieran tratando como el malo de la historia y puede que quisiera verte
-Pues ya me viste, sigo viva, puedes irte
-¿Me estas corriendo de mi casa?
- No en realidad te pido que dejes de actuar como lo estás haciendo
-¿Cómo?
-Como un idiota.- confesé reanudando mi camino a la habitación
-Por favor no te vayas- pidió tomándome de la mano- la verdad me iba a volver loco si pasaba un minuto más lejos de ti.
-No parece porque pasaste casi cuatro días lejos de casa - aunque me seguía repitiendo una y otra vez que estaba molesta, inconsientemente sus palabras me hicieron sentir una pequeñita ola de pura alegría- ademas solo llamaste una sola vez...
-Lo siento preciosa… De verdad lo siento. Creo que no existe palabra que describa lo más que me siento con esto. Te amo, eres y serás la única mujer que me va a escuchar pronunciar esas palabras- ¡Atrapada! Si, esa era la palabra que más me convenía en este momento… Ya era suficiente, había pasado bastante tiempo alejadade mi esposo como para seguir alargando la tortura sin necesidad. Así que siendo incapaz de resistirme, bajé los dos escalones que me alejaban de mi hombre, quién me observaba con esos hermosos ojos azules. Cuando extendió sus brazos en mi dirección experimenté la ridícula necesidad de suspirar mientras que sentía el calor extendiéndose por mis mejillas -te extrañé demasiado- confesé acomodandome entre sus brazos
- Por favor preciosa, si no te beso ahora creo que me voy a morir.
-¡Oh! no, no puedo permitir eso- me alejaba un poco para tomar su rostro entre mis manos- te amo, mi vida. Con todo mi corazón.
Y sin pedir permiso, introdujo sus manos bajo mi vestido acariciando delicadamente mis muslos desnudos, sin perder el contacto visual… era… era como si de pronto los dos fuésemos hipnotizados por los atractivos ojos del otro. Coloqué mis tibias manos en los fuertes brazos de mi esposo y después de sumergirme por completo en esos ojos azules, tan penetrantes, cerré los míos para dedicarme a disfrutar de esas caricias. Peeta, llevó sus manos a la parte superior de mi vestido deslizando las tiras por mis brazos, las cuales cayeron sin proporcionar mayores molestias. Aunque no podía verle supe que en sus labios se dibujó esa típica y seductora sonrisa al momento en que mi pecho quedó al descubierto- ¿me estaba esperando señora Mellark?- sonriendo, negué con un gesto- diablos, no sabes cómo me pone saber que no llevabas brasier bajo ese ceñido vestido- al momento en que sentí sus labios posarse en mi seno derecho, mis manos viajaron a su cabello para acercarlo más a mi- tengo todo el tiempo del mundo para saborearte, no tengo apuro- esta vez sus manos de detuvieron en el dobladillo de mi ropa, para comenzar a tirar de ella. Al sentir la prenda a mis pies, abrí mis ojos para dar un paso fuera de la prenda y desecharla con un pequeño puntapiés.
-Ahora es mi turno- ordené tirando de la franela de mi esposo, a la vez que levantaba los brazos sobre su cabeza para facilitarme la tarea, un leve gemido escapó de mis labios en el momento en que su torso quedó al descubierto. Mis uñas dibujaron un camino que comenzaba en su clavícula y se perdía en el hueso de su cadera. Coqueta acerqué mis labios a su cuello y a la vez que repartía pequeños mordisquitos y lametones, desabrochaba sus pantalones, no sin antes jugar un poco con el fino camino de vellos que se perdía bajo sus calzones.
-Creo que no estamos tan cerca como quisiera, ven aquí- ahora era su lengua la que me recorría lentamente desde la base de mi cuello hasta el mentón, introduciéndose sedienta y exigente en mi boca a la vez que sus dedos se enredaban con la única prenda que evitaba mi desnudes.
-Vamos… Habitación- solo pude articular. No pasaron ni dos segundos cuando apretó mis caderas contra las de él, recibiendo todo mi peso para poder recostarme sobre la escalera. Mientras me acomodaba entre los escalones, se alejó de mí para retirar por completo su ropa interior llevándose consigo mis bragas. Depositando pequeños besos en mis piernas, consiguió el espacio necesario para acomodarse entre las mismas. Cuando sentí su carne caliente en contacto con la mía, un agudo gritito se escapó de mis labios uniéndose con el grueso gemido que abandonaba el pecho de mi compañero.
Los movimientos eran acompasados, ninguno de los dos tenía prisa. Hacerlo en la escalera de nuestra casa, era como para querer retenerlo en nuestras memorias cuadro por cuadro. Sin dejar de mantener el contacto intimo, me levantó y cambio de posición. Ahora era él quien estaba sentado en el escalón- por favor, deléitame con tus deliciosos movimientos de caderas- su comentario me hizo esbozar una amplia sonrisa- con gusto- respondí besando su cuello. Me jaló de mi larga cabellera para que le mirara- quiero ver como lo haces, preciosa- mordiendo mi labio inferior comencé a moverme, posando mis manos en su pecho encontré mi ritmo. La posición que compartíamos le dejaba las manos libres, las cuales se dedicaron a acariciar cada milímetro de mi piel- soy el hombre más idiota que hay en el planeta- dijo en un hilo de voz cando su orgasmo era algo irrefrenable. Nos mantuvimos unidos así, por unos largos minutos. Me encontraba toda sudada con mi pelo pegado a la espalda. Sin detenerme a pensar, lo besé. Necesitaba hacerlo, sentir su cálido aliento- fue perfecto- Peeta seguía allí sin abrir los ojos, acariciando sus labios con mis dedos, abrió los ojos y me miró con intensidad- es perfecto, vamos a la cama…- dijo y con un movimiento rompió nuestro contacto. Me alzo a horcajadas y sin decirme más, me llevó a la habitación.
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-Mmm- bien ya comenzaba a despertarse
-Amor, ya es hora de levantarnos- notifiqué depositando algunos besos en la parte trasera de su cuello.
-No quiero- se quejó, enterrando más su cabeza en la almohada
-¿Y la galería?- ya mis besos no eran tan tiernos
-No iré, no quiero ir- bien esto prometía- ¿tienes que ir a la empresa?- se giraba
-Buenos días- saludé rozando sus labios con los míos- si, tengo que ir…
-Peeta no….
-Te juro que será menos de una hora- la acercaba- solo es una firma- suspiraba- además quiero que vayas conmigo
-¿Contigo? ¿de verdad?- murmuró
-De verdad- repetí- claro, si quieres ir
-¿Por qué quieres que te acompañe?- me dijo y me miró expectante. Hay cierta pelinegra preguntona que quiero que conozcas, pensé
-Porque quiero estar pegado a ti más que nunca y porque quiero que discutir contigo algo que acordaré allá
-¿Separación de bienes?- añadió tímidamente
-¿Qué?- pregunté sorprendido- ¿de dónde sacas eso?
-Antes… Antes de irte dijiste que querías hacer algo que te beneficiara a ti y que eso era estar lejos de mí…- no pudo seguir hablando pues su voz se cortaba. Con mi dedo pulgar limpie las lágrimas que amenazaban con abandonar sus ojos.
-Katniss- murmuré. Tenía la voz espesa. La visión de aquella lagrima había hecho cosas raras a mi garganta- ¿tenemos que hablar de esto, cierto?- asintió- ven aquí- me alejaba para incorporarnos en la cama, de manera que los dos quedáramos sentados- lamento todo lo que dije ese día, créeme que estoy consciente de que no debí tratarte como lo hice, dije e hice cosas de las que me arrepiento. Me sentí mal, descubrir que me habías guardado información de un asunto que era y es para mí tan importante hizo que se me cruzaran los cables. Mi amor cuando te propuse tener un hijo, lo hice totalmente consciente de las tantas conversaciones que habíamos tenido hasta ese momento… quizás fue un gran error mío no haber interpretado tu silencio o no haber buscado mas allá de tus afirmaciones. Preciosa ¡hasta me hice un espermatograma! ¿Sabes cuantas noches pasé en vela por creer que por primera vez había algo que no podía darte o que había algún problema conmigo?
-Lo siento, de verdad….- bruscamente, se echó hacia delante, hacia mí. Enterró la cabeza en mi estomago y me rodeo la cintura con los brazos. Temblaba violentamente, con grandes sacudidas, mientras unos sollozos desesperados rasgaban su pecho- yo… no pensé- cogí su cara entre mis manos. Sentí su piel dura, tensa sobre sus huesos
-Te amo demasiado, tanto que hay momentos que me aterra la fuerza de lo que siento. Pero si hay algo que nunca toleraré es que me mientas Katniss, nunca me ha gustado. Una vez lo hice contigo y recuerda como terminamos… Me prometí a mi mismo nunca… nunca más ocultarte algo por más insignificante que eso sea. Y óyeme bien, no es que este aprovechando este momento para lastimarte o para que veas cuán bien actúo, no, en absoluto, soy un ser humano y estoy bastante lejos de ser perfecto- inspiré muy hondo para tomar aire- antes que ser tu esposo, soy tu amigo. Confía en mí, yo sé respetar tus decisiones…. Y perdón, lo siento. De verdad lamento todo lo que te dije ese día, me reprocho haber huido. Creí que estar solo me iba a ayudar, pero no, estaba equivocado y ni hablar de la idiotez que cometí al dejarte sola el día de tu cumpleaños. Traté de llamarte en varias oportunidades, pero no sé mi orgullo no me lo permitía y definitivamente no fue lo que esperaba cuando logré comunicarme contigo. Ya no llores mas por favor, no me gusta verte llorar
- Yo... me aterré, créeme de verdad traté de confesártelo en el mismo momento en que me comentaste cuales eran tus intenciones... pero no pude Peeta créeme que lo intenté... yo, yo lo hablé con mi ginecóloga, fui con un psicólogo y sinceramente ambos creían que lo mejor era que fueses conmigo a una de las consultas, claro que nunca te lo dije, muy en el fondo sabia que si te comentaba algo ibas a flipar y corría un gran riesgo de que quisieras dejarme. De hecho cuando te fuiste pensé que ibas a pedirme el divorcio cuando regresaras, además esta semana todo jugó en mi contra, creo que me acostumbré a la idea…
-¿Qué? ¿Katniss que estás diciendo?
-Digo, es obvio que en esta historia yo soy la mala y tú no eres más que el dulce chico qu se enamoró de la mujer equivocada…
-¿De qué estás hablando? ¿Quién te dijo eso?
-¡Oh no me digas que no te has dado cuenta! Para nuestra familia y amigos tu eres siempre el correcto, el del corazón puro mientras yo te obligo a pasar malos ratos sin necesidad, soy la malcriada, la mentirosa, egoísta, cascarrabias…
-Y mi esposa- le interrumpí- no sé de qué diablos estás hablando, mucho menos quien te pudo haber sembrado esa estúpida idea en la cabeza- le tomaba de los hombros para recostarla en nuestra cama- que somos diferentes… Si, es verdad. Que eres una malcriada… lo de ayer con lo del helado se puede tomar como una malcriadez- expliqué depositando pequeños besitos en su cuello- con lo de egoísta, cascarrabias y mentirosa, creo que todo el mundo juega ese papel en determinado momento de su vida. Por ejemplo, soy un egoísta de primera... Tengo a la mejor mujer del planeta y no planeo compartirla nunca con nadie. Te mentí cuando dije que estar lejos de ti me haría bien y definitivamente soy un cascarrabias cuando te levantas tan temprano y abres la cortina de nuestra habitación- al parecer mi comentario logró su cometido pues unas deliciosas carcajadas abandonaron su pecho- además preciosa, si los dos tuviésemos personalidades parecidas, créeme que lo más seguro es que alguno de los dos ya se hubiese aburrido. Te quiero así, me gustas así, te amo así, con tus defectos, tus virtudes… toda tu eres perfecta para mi
-Sabes… Yo… Mírame ¿Sí?- demandó tirando un poco de mi cabello para que le mirara- yo… Yo no es que no quiera- la miré sin comprender- lo del be… Bebé, es solo que…
-¿Qué?- le animé a seguir
-Nunca he sido, no mejor, nunca he servido para cuidar de nada. De pequeña tuve un pez y murió dos semanas después de que mi mamá lo comprara, mi canario huyó un día que le iba a dar de comer…Y ni hablar del hámster, aun nadie sabe cómo llegó a la lavadora. ¡no te rías Peeta, estoy tratando de sincerarme contigo!
-Ok,ok- entre risas me aparté de su cuerpo para acostarme a su lado apoyándome en mi brazo- continúa.
-La cosa es que, desde que considero el tema... soy de las que piensa que muchas mujeres vinieron al mundo con ese don mientras que otras, como yo, quizás no tenemos las cualidades para que la maternidad sea considerada una de nuestras metas. Sabes Rue me dijo algo que al principio tomé como una ofensa pero que ahora logro comprender. Cuando mi padre se comprometió con mi mama los hijos no estaban dentro de sus planes, él… creo que en el fondo sabia que la paternidad no era lo suyo, sin embargo cuando mi mama quedó en estado fue una gran sorpresa para el porque pensaba que aun mi madre se cuidaba, la cosa es que bajo las mil contradicciones de mi papá, mi madre se arriesgó a tenerme. Los primeros años, según me comenta mi mamá fueron bastante incómodos, ella trataba de integrarlo mientras que para él solo existía su oficina y sus papeles. Pasaron los años y bueno no hace faltaque te cuente como terminó todo porque lo sabes... Lo que quiero decir es que, para mi no basta con saber que el día que dejemos de ser Peeta y Katniss para ser papá y mamá, tú vas a estar para ayudarme, corregirme o solo estar porque te necesito. No, no quiero eso, quiero que si algún día tengo la oportunidad de tener un hijo contigo, sea porque yo también lo deseo pero sobre todo porque quiero estar ahí para él.
-Te propongo algo, vamos a olvidarnos de todo lo que hemos hecho durante todo este año... olvidemos los exámenes, los intentos. Las cosas que nos dijimos, todo. Comencemos desde cero, te juro que no presionare más, no trataré de hacerte cambiar de parecer y prometo por sobre todas las cosas evitar que esto vuelva a interferir entre nosotros. Si en algún momento tenemos la oportunidad de ser padres, disfrutaré la experiencia. Si en nuestro destino está escrito que no lo seremos créeme que seguiré siendo feliz porque te tengo a mi lado.
-Gracias por entenderme, te amo
- No me lo agradezcas preciosa- me acercaba para depositar un pequeño beso en sus labios- no quisiera cambiar de tema pero ya es casi la hora y quisiera saber si aún tienes ganas de acompañarme a la oficina- retirando la sabana de su cuerpo, permitiendome observar su desnudez, asintió
-Todas las ganas del mundo - arqueaba la espalda- ¿vamos a ducharnos?
- Si- rápidamente mi mano viajo a su seno izquierdo, acariciando la sonrosada punta - pero lo haremos por separado
-¿Por qué? ¿Acaso no tienes ganas de enjabonarme?
- Tengo ganas de no dejarte salir por un mes, pero en vista de que solo nos queda una hora, no quisiera tentar a mi suerte y llegar tarde
- Eres un aburrido - se levantaba, dejándome solo en la cama
-¿Katniss ?- le llamé antes de que cerrara la puerta del baño
-Mmm
- Amor, ¿Podrías ponerte ese vestido blanco que te regalé para nuestro primer aniversario?
- ¿El corto?- asentí sonriendo - ¿Por qué?
- Porque ese fue el mismo vestido que te pusiste la primera vez que hicimos el amor en mi oficina y créeme hoy tengo ganas de repetir esa escena.
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- ¿Y ella quien es? no me resulta conocida su cara - aunque no solía venir con mucha frecuencia a la oficina de mi esposo, digamos que conocía a casi todos los integrantes de su equipo y definitivamente esa curvilínea pelinegra no formaba parte de ese grupo.
- Es la insoportable de Clove, es una total idiota- respondió la asistente de mi esposo fulminando con la mirada a la chica
- ¿Trabaja acá? ¿Por que te cae tan mal Gi?
- Es la asistente administrativa de la empresa para la que estan trabajando los chicos en este momento, y no la tolero porque es una idiotas, créeme que cuando la conozcas vas a entender porque me cae tan pesado. Es una perra
-¿Me tengo que preocupar?
-Si me hubieses hecho esa pregunta tres días atrás la respuesta hubiese sido un gran y definitivo si, sin embargo creo que Mellark se encargó de la situación además estas aquí hoy y eso me hace sonreír con orgullo y arrogancia
-¿En el capitolio...
- Amor ven, quiero que conozcas a algunas personas- sin darme tiempo siquiera para responder, tomó mi mano para guiarme a la sala de reuniones - a Jonhsonn ya le conoces-asintiendo, tendí mi mano en señal del saludo
-¡Oh Katniss! Como siempre hermosa ¿cómo te va? Precisamente hablábamos de ti
- Espero que sea bien, me alegra verle por acá ¿y las niñas como están?
- Bueno Lauren ya nos deja dormirpor las noches mientas que Miley ya mudó su primer diente
-¡Que hermosura! por favor dele a cada una un gran abrazo de mi parte, igual a su esposa
- Con gusto - uno a uno saludé a los compañeros y socios de mi esposo a lo lejos me percaté de la presencia de Cato quien hablaba animadamente con unas personas que por sus rasgos no pertenecían a este distrito.
En realidad con el paso del tiempo me había acostumbrado a esto, aunque de joven pensaba que no era del tipo social, ahora me sentía como la reina del mundo cuando Peeta tomaba de mi mano para presentarme entre todos sus amigos como la mujer de su vida... puff vaya que esposa si me hacia sentir grande y arrogante.
- Y ella es la Srta Clove. Es la asistente administrativa de la empresa para la que estamos trabajando en este momento, amor - al parecer mi presencia no era nada agradable para la pelinegra, pues su sola sonrisa hipócrita me lo dejó bien claro
- ¡Vaya sorpresa Peeta!- ¿y desde cuando tanta confianza?- en el hotel nos dijeron que tu vuelo se adelantó
- Si, gracias que así fue...
-¡Oh lo siento! - ahora la muy perra me miraba, bien a esto pueden jugar dos, zorra - tú eres Katniss, disculpa no quería ser maleducada.
- No te preocupes. Todos en algún momento demostramos lo que somos - la sonrisa que se dibujó en mis labios no pudo ser mas grande- ah y por cierto es, Señora Mellark si me disculpas - me despedí para alcanzar a Peeta quien se había alejado de mi unos pasos para atender el llamado de uno de sus asistentes.
- Vamos a mi oficina ¿si?- susurró en mi oído, aprovechando que todos los presentes hablaban del equipo de futbol del momento
- ¿Y tu reunión? - pregunté coqueta
- Todavia falta una hora para que comience
- ¿y si se dan cuenta ?
- pues que lidien con eso, mientras más tiempo perdamos más corto será...
- ¡vamos! - ordené tirando de su mano a la vez que con pasos apurados me dirijia a su oficina.
Afortunadamente Giselle no se encontraba en su puesto de trabajo, asi que como dos adolescentes, escondiendonos de las miradas nos internamos en la oficina de mi esposo. Las blancas paredes, lisos muebles modernos y el gran ventanal me dieron la bienvenida a la vez que sentía las manos de mi compañero en la cintura acercándome a el
-¿Cerraste la puerta con seguro?
- Ujum- respondió besando la parte interna de mi cuello- Dios mío de verdad yo amo ese perfume-susurró tomando mis caderas para pegarlas a las suyas, logrando que mi trasero reposara en su vientre
-Pensé que era a mí a quien realmente amabas...
-Yo amo todo de ti. Ahora por favor no hables más - demandó tirando de mi mano en dirección al mueble más cercano
-Sabes amor, en realidad ese diván me encanta- me acercaba - pero hoy me parece más excitante ese ventanal- gracias a la altura de mis zapatos lograba fácilmente alcanzar sus labios sin tener que apoyarme en las puntas de mis pies
-¿La ventana?- no respondí, la mirada de mi esposo pasó de mi rostro a la ventana. Sin permitir que su mente siguiera evaluando la situación, mi lengua decidió salir a jugar, lentamente delinee su labio inferior, sonriendo al recibir un gran suspiro.
-Entonces... - di algunos pasos alejándome de él, llevé mi mano al cierre que de mi vestido, dándole la espalda y casi torturandole con la velocidad con la que lo bajaba - me encanta la vista...
De pronto todo fue como si Peeta tuviese poderes, en cuestión de segundos se encontraba tras de mi presionando su cuerpo contra el mio, obligándome a dar unos cuantos pasos en dirección a la gran ventana. Sus manos apartaron la mía que ya terminaba casi de bajar el cierre por completo- el placer de desvestirte solo me pertenece a mi- inconscientemente gemí al momento en que sus demandantes manos se deslizaron por mis hombros arrastrando consigo los tirantes de mi vestido-apóyate en el metal- si antes estaba caliente al escuhar su ronca voz, se podía decr que ahora ardía
Me sorprendí cuando tiró con un poco de mas fuerza de mi vestido para que este abandonara mis caderas, al parecer se había percatado un poco de mi sorpresa pues al poco tiempo susurró cerca de mi oído -no puedo permitir que este hermoso vestido se arrugue, además si vamos a estrenar este ventanal, lo haremos con todas las de la ley, desnudos- aunque solo se trataba de un rápido en su oficina la idea me pareció magnifica. Sentirte aterrada porque alguien pueda descubrirtey a la vez totalmente excitada... era cómo una especie de fantasía que jamás me había propuesto realizar. Dándole un último tirón a mi vestido, comenzó a deslizarlo por mis muslos, acariciando con gran devoción mis piernas mientras lo hacia. Sentí la tela caer a mis pies aunque esa sensación fue rápidamente olvidada al sentir sus labios posarse en mi glúteo derecho para después robarme un pequeño gritito al sentir sus dientes anclarse un poco en mi piel.
Solo pasaron segundos hasta que sentí mi pequeña braga unirse a mi vestido en el suelo- gírate Katniss- no faltó que lo repitiera dos veces. Comenzó a subir depositando besos desde mi bajo vientre hasta llegar a mi pecho -¿por qué cierras los ojos? No quieres ver cómo te hago mis una vez más?- preguntó sacando mi brassier, para después tirarlo lejos- Katniss ...
- Si... si te veo ahora mismo soy capaz de llegar con solo eso- gemí al sentir su lengua dibujando un camino húmedo que partía desde mis senos para posarse en mi clavícula.
-Mírame- me paralicé y tragando grueso decidí abrir mis ojos, rozó mis labios. Su beso era húmedo, su lengua lamia mis labios muy suavemente y con pequeños mordiscos halaba mi labio inferior hacia el, mis manos no perdieron tiempo y se posaron en su pecho decididas a librar su abdomen de toda esa tela que le cubría. Afortunadamente y con su ayuda la tarea resultó ser bastante sencilla, en solo segundos esa deliciosa red de músculo estaba totalmente disponible para mí, mientras una de sus manos jugaba con mi pecho traté de inclinarme un poco para acariciar su pecho, pero cada vez que lo intentaba mi esposo me alejaba con un ronco "No". Nuevamente sentí sus labios beber con rudeza de los míos, antes de alejarse acercó a mi boca sus dedos índice y medio. Sin pensarlo lo recibí acariciándoles con mi lengua a la vez observaba cómo la mirada de mi esposo se volvía totalmente oscura- quiero que grites cómo nunca, cómo si quisieras que todo el edificio se enterara de lo que hacemos en esta oficina.
Sus dedos abandonaron mi boca para desaparecer por mis caderas, besó mi cuello y lamia mis orejas, hasta que le sentí... Lentamente inició el proceso, me sentía tan húmeda... Masajeó mi clítoris mientras su mirada se enganchaba una vez más con la mía. Introdujo uno de sus dedos mientras que con su mano libre me tomaba de las caderas para ayudarme a mantener mi equilibrio, sus labios se posaron en mi seno izquierdo, estaba demasiado agitada, lo hacia cada vez más rápido, dibujando con sus dedos pequeños círculos en mi interior, logrando que mis gemidos llenaran la habitación, sólo deseaba sentirle dentro de mí, pero mi mente no me dejaba formar ninguna frase coherente, acompañó sus movimientos con calurosas frases que susurraba a mi oído, sus dedos entraban y salían de mi cuerpo con tanta celeridad, hasta que mis gritos de placer se transformaron en mi primer orgasmo.
Apoyé mi cabeza en el cuello de Peetatratando de normalizar mi respiración, Dios estaba tan agotada- Dame un momento, siento que el corazón se me va a salir del pecho- susurré con la voz entrecortada
- Te ha gustado, aún tienes los pezones erectos y tu cara está sonrojada ¿fue bueno verdad?- no pude emitir palabra y solo asentí con la cabeza, me encantaba cuando me hablaba asi en estos momentos- pero aun deseas que te haga experimentar lo que solo yo puedo hacerte. No me voy a quedar con uno - sonreía arrogante - quiero cuatro más - añadió y no dije nada, nuevamente sentí sus labios sobre los míos y logré sentir su pecho desnudo, delicadamente lo acaricié y besé, pero el tomó mi cabeza y dio un suave tirón por mis cabellos, obligándome a alejarme de él. Poco a poco flexionó sus rodillas hasta apoyar su cabeza en mi vientre, depositó un tierno beso en el hueso de mi cadera y tendiendo una de sus manos hacia mí me ayudó a salir del montón de tela que estaba a mis pies.
No había terminado de apoyar mi pierna izquierda cuando tomó mi muslo y lo guió hasta su hombro derecho, instintivamente mis palmas aterrizaron en la ventana apoyadas en las uniones de metal. De repente su lengua estaba recorriendo los labios de mi vagina acariciando mi clítoris mientras sus dedos entraban y salían de mis profundidades... estaba tan concentrada en lo que hacia que al alejarse de mi casi lo fulminé con la mirada- te amo- se levantaba tomándome de las caderas- gírate amor- mientras lo hacía escuchaba cómo la telade su pantalón se deslizaba por sus piernas, segundos mas tarde su mano izquierda se apoyó sobre lamía en el vidrio, fue allí que lo sentí, un golpe seco, el sonido que se produjo al impactar su mano con mi glúteo derecho hizo que los dos gimieramos al uní y otra vez, era esa sensación caliente lo que mas me emocionaba y hacia de mis gemidos gritos. Él lo disfrutaba, lo percibía, adoraba mis gritos. Inesperadamente paró tomó mi pierna con su mano, levantándola un poco, para poder ubicarse en mi entrada. Al comienzo sus arremetidas eran sumamente pausadas, tan pausadas que a los pocos segundos mis caderas trataron de crear sin éxito una mayor fricción. Totalmente frustrada mi mano viajó desde el vidrio hasta mi centro, no había comenzado a tocarme cuando la mano de mi esposo soltó mi pierna para tomar mi mano entre la suya -No, mío- ordenó llevando mi mano a sus cabellos. Esta vez sus movimientos eran más rápidos, tanto que sentía cómo sus testículos golpeaban mi sexo. Con la fuerza de un huracán llegó mi segundo orgasmo, pero no era solamente yo, él también había alcanzado el clímax, logré sentir su semilla derramarse en mi interior.
Un breve descanzo y me tomó por las manos y me puso frente a el, logré escuchar los fuertes latidos de su corazón- me prometiste cuatro-dije acariciando con mis uñas sus espalda - tan solo van dos
-siempre cumplo lo que prometo-sin darme tiempo a nada me permitió que lo envolviera con mis brazos para comenzar a besarme mientras su miembro se calaba en mi cómo una bestia enfurecida, entraba y salia muy rápido, arrancándome unos increíbles gemidosy volvió un tercer y un cuarto orgasmo brutales, nuevamente tomo mi cabello entre sus manos tirando hacia atrás para romper nuestro beso -tienes labios provocadores y excitantes, rosaditos cómo las muñecas- me besaba despacito - eres una delicia sabías, eres lo mejor de mi vida -a lo que respondí casi sin aliento- para mí también lo eres-y sin mas caí rendida a sus brazos.
Cómo si fuera un bebé me tomó entre sus brazos, para después depositarme con extremo cuidado en el cómodo diván- ¿cómo es que ni estas cansado?
-El gimnasio, te dije que hicieras cardio conmigo todas las mañanas-explicó sonriendo- ¿quieres quedarte a dormir mientras voy a la reunión?- preguntó mientras tomaba nuestras ropas del piso
-No, cuando salgas, saldré contigo. ¿Amor?
-Mmm-respondió ajustando su cinturón mientras caminaba en mi dirección
-Esa chica, la de asuntos administrativos...
-Este vestido merece un altar- me cortó
-Peeta-le llamé seria- es mejor que me respondas ahora
-Ella ha estado acompañándonos en estos últimos viajes y... ya sabes
-¿Algo que deba saber? - pregunté tomando mi ropa de sus manos e incorporándome para comenzar a vestirme
-No, en absoluto- se sentaba en el lugar que hace nada yo ocupaba
-Es ella la razón por la que querías que te acompañara- aunque era un afirmación sonó cómo si fuera una pregunta
-Quería que me acompañaras, no quería venir solo...
-Mellark
-Hace unos días atrás, nos encontramos en el bar del hotel y hablamos... de ti, de nuestra relación... déjame te ayudo a vestire
-No, continúa- demandé pasando mi vestido por mis piernas
-En fin esa noche confirmé lo que Giselle sospechaba, Clove gusta de mi- extrañamente esta conversacion me resultó sumamente interesante
-Y...
-Creo que no le quedó muy claro el mensaje que le di esa noche y bueno quise que te conociera, que me viera contigo- ahora él era quien terminaba de vestirse
-Eso que me dijiste de que querías que gritara... era por mi o por querer dejarle más claro tu compromiso
-Siempre me ha gustado escucharte, no todo lo que pasó hoy tenia que ver con ella - explicó algo molesto
-No lo digo para que te molestes es solo que me preocupa que aun quede con la duda... quizás debí gritar un poco mas fuerte -agregué coqueta - si al salir de tu oficina nos la conseguimos puedo intervenir?
-¿Alguna vez te he negado algo? - negué sonriente - ¿crees que esta sea la excepción?- nuevamente negaba con un gesto- toda tuya
-Gracias amor - agregué depositando un tierno beso en sus labios para después girarme en busca de mis bragas
-¿Lista?
-No, dame un momento... me falta algo
-¿El qué?
-Mis bragas- seguí buscando por los alrededores pero nada que la bendita prenda aparecía - tu no las... - al girarme para quedar frente a él, mis piernas temblaron-Peeta las necesito- expliqué al ver la inmaculada prenda color blanco bailando entre su dedo indice
-No las necesitas, además es el premio por haber cumplido con lo que prometí... por cierto casi me matas al verlas
- Y se supone que ande sin nada por toda la oficina solo porque mi esposo quiere ser macho en vez de un caballero
-No, se supone que andes asi porque eso me pone caliente y no quiero pensar mientras este en esa reunión en otra cosa que no sea el cuerpo de mi mujer- ahora guardaba mi prenda en el bolsillo de su pantalón a la vez que daba unos golpecitos para asegurarlas
-Engreído, eso es egoísmo- se acercaba hasta quedar frente a mí
-Hace menos de diez minutos no me decías eso- tenia que reconocerlo estaba tan hermoso que no me pude contener a besar sus labios nuevamente, lamentablemente nuestro beso duró menos de lo que quería pues el repicar del teléfono de su oficina nos interrumpió- dame un segundo- mientras se estiraba para tomar su teléfono, aproveché para alisar mi cabello y retocar mi maquillaje - si aun no comienza... No Giselle toma todos esos mensajes… El miércoles... Dile a los pasantes que traigan los documentos y que quiero la sala de proyecciones lista dentro de veinte minutos... ¿Algo más?... ¿LLEGÓ?- me sobresalte al escuchar el cambio en su timbre de voz- no, no yo voy por él - finalizaba la llamada - amor espérame acá, voy a buscar un envío que Gi tiene para mí- sin siquiera esperar mi respuesta Peeta abandonó la oficina.
Solo habían pasado unos tres minutos cuando ingresó nuevamente a la sala, esta vez cargaba una curiosa caja de color marrón que se asemejaba mucho a la madera- Katniss- me llamó tendiendo su mano en mi dirección. Al incorporarme me guió hasta su escritorio, llevando consigo la casa en su otra mano- siéntate en mi silla
-¿Qué pasa?- pregunté cuando se apoyó en su escritorio quedando frente a mi y de espaldas a la puerta- ¿Qué es eso?- dije señalando la caja
-Esto... esto... es... mi regalo de cumpleaños, pensé tenerlo conmigo al llegar a casa pero la entrega se retrasó un poco... yo no sabia nada, te juro que no tiene nada que ver con lo que me dijiste hoy en la mañana... sin embargo creo que entre los dos podríamos...
-Detente - le corté sonriendo - entrégame mi regalo de cumpleaños por favor- con la duda dibujada en su rostro tendió la mediana caja en mi dirección hasta que quedó apoyada en el escritorio, tuve que incorporarme para poder observarla completamente- es... es lo que creo que es... - comenté al ver unos agujeros en la tapa de la caja, sin esperar la respuesta de mi esposo la levanté. Me fue inevitable esconder el agudo gritito tierno que escapó de mi pecho
-¿Te gusta? - con delicadeza introduje mis manos en la caja instintivamente el pequeño se acomodó entre mis manos a la vez que le cargaba para sacarlo de las caja
-Es hermoso- confesé mirando al pequeño cachorro que me devolvía la mirada y que con el lazo rojo en su cuello dejaba bien claro que era mi regalo de cumpleaños - me encanta amor pero es un él o ella- en el mismo momento en que lo acerqué a mi pecho, se hizo una hermosa bolita de pelos que buscaba calor
-Es un Weimaraner, tan solo tiene un mes y es un él- con cuidado Peeta tomó el lazo que decoraba el cuello del cachorro y se lo retiró- pensaba entregártelo el mismo día de tu cumpleaños pero… ya no importa. El chico de la tienda me explicó que es y cazador eficaz, que es fácil de adiestrar y lo más importante se comporta muy bien como perro de guarda pero sobretodo son cariñosos y obedientes. Por casualidad entré hace algunos días a la tienda de animales y me lo encontré
-Weimaraner... hola cuchitura, ¿ya tiene nombre?
-No, pensaba que podríamos ponérselo entre los dos - lentamente aparté al cachorro de mi pecho para poder examinarlo completamente - solo quisiera que omitieras los nombres cómo pelusa, príncipe, hermoso, peludo y amoroso
-Bobo, es muy lindo cómo para ponerle esos nombres... ¡Peeeetaaa!- casi grite de la emoción- amorrrr
-¿Qué pasa, qué tienes?
-Mi vida tiene los ojos azules - mi esposo me dedicó una mirada seria- lo lamento no me había dado cuenta, simplemente me sorprendí...mmmm veamos tienes el pelaje gris plateado... Eres hermoso y tienes unos preciosos ojos azules... Rocko
-Amor dos de los perros de nuestro vecindario tienen ese nombre, que tal Blade
- No lo sé, no tiene cara de bravucón... y Cookie
- Definitivamente no, no voy a andar por la calle con un perro que se llame Cookie. Como sus ojos son azules podríamos llamarle Ice
-Ice, no no me gusta... ¿Blue?- con su mirada Peeta dijo no- algo mas que tenga que ver con tus ojos cosita... Spice...
-Ni de broma... que tal Sky
-¿Sky? ¿Por qué?
-Solo se me ocurrió
-Sky no suena feo, de hecho me gusta - Peeta sonreía orgulloso - Sky será- ambos nos quedamos observando al que sería el nuevo integrante de nuestra familia. Sky tenía una hermosa mancha blanca que decoraba su pecho, la cual combinaba a la perfección con su pelaje grisáceo y que a su vez le hacía ver más tierno con sus hermosos ojos azules, su pequeñito hocico rosa claro y su pequeña colita, la cual parecía una antenita
-¡Mierda! Amor me tengo que ir ya es algo tarde, mi reunión está por comenzar- ahora si se escuchaba bastante apurado- cuando salga tenemos que pasar por una tienda de animales para comprar las cosas de Sky- miento si no digo que sonreí como idiota al ver la facilidad con la que Peeta se refería a nuestro cachorro
-Espérame- con excesivo cuidado tomaba a mi perrito con una mano y me apresuraba para tomar mi bolso con la otra- te espero afuera con Gi.
No había terminado de poner un pie fuera de la oficina de mi esposo cuando en cuestión de segundos me vi rodeada de una considerable cantidad de mujeres quienes pedían cargar y acaricias a mi nuevo consentido
-Aléjense chicas, solo yo tengo derecho a cargarlo. ¿Me lo permites Katniss?- mi respuesta iba a ser un seco no pero considerando que se trataba de la asistente de mi esposo y que en muchas ocasiones me a ayudado le permití cargar al cachorro. Acababa de entregárselo cuando sentí una pesadez a mis espaldas. Muy lentamente me gire y no me sorprendió para nada encontrarme con la intensa mirada de la odiosa pelinegra, Clove
Disimuladamente me acerqué a Peeta quien solo aparto la vista del cachorro cuando sintió mi mano acariciando la suya.- creo que seleccioné la raza correcta
-Gracias, me encantó- me acercaba quedando frente a él- creo que a tu amiga aun le quedaron dudas.
-Pensé que era el único que sentía sus rayos x sobre nosotros- susurró juguetón
-Lamentablemente para ella, no sabe con quién se está metiendo ¿listo?- aseguré enredando una de mis manos en su cabello y la otra en su cuello
-Siempre- afirmó tomándome de las caderas. Su expresión mostraba tanta tranquilidad y alegría, me puse de puntillas y al mismo tiempo le bajé la cabeza hasta que pude alcanzar sus labios con los míos.
Uní mis labios con los suyos, ciñéndole el cuello con más fuerza con los brazos, sus labios se abrieron con los míos entonces en mi interior sentí mi ego inflarse con solo imaginarme la gran mirada de odio que recibíamos en estos momentos de la chica, Le atrapé el labio inferior entre los dientes y la sorpresa hizo brotar de su garganta un sonido grave. Me tomó por la nuca con una mano mientras la otra me ceñía la parte baja de la espalda, apretándome tanto contra el que me resultó difícil introducir aire en mis pulmones. No me había dado cuenta que mi espalda se encontraba totalmente arqueada hasta que sentí que Peeta recibía todo el peso de mi cuerpo inclinándose hacia adelante, logrando que mi pierna derecha se levantara un poco. Quedando como una pareja que acaba de terminar un baile.
-Te amo- susurró para después depositar un pequeño beso en mi frente y ayudándome a incorporándome. Extrañamente todas las chicas que se encontraban en el pasillo se habían olvidado del cachorro y ahora nos observaban, gracias a Giselle quien tomó la iniciativa, los aplausos no se hicieron esperar. Si mi ego antes estaba por los cielos ahora podía decir que llegaba más allá de la atmosfera.- Toma eso perra- grité para mis adentros
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Cumpliendo con lo que me lo había prometido después de esa noche Peeta no volvió a tocar el tema de los hijos, de hecho cada vez que el tema salía en alguna reunión me defendía con tal pasión que a veces me hacia cuestionar mi decisión. aunque me costaba reconocerlo la discusión de ese dia me había dejado algunos beneficios como por ejemplo: sus viajes, desde hacía casi siete meses Peeta no se apartaba de mi lado, de hecho la pequeña habitacion que habíamos amueblado para usarla como una pequeña oficina que compartiríamos, solía estar llena de polvo pues era rara la ocasión en que alguno trabajaba allí, entendimos y logramos poner en práctica la frase "trabajo es trabajo y el hogar se respeta" .
Para mi sorpresa y para alegría de mi esposo Sky seguía vivo, no había escapado, no había ingerido alguna sustancia que comprometiera su salud, los cables de la nevera no resultaban interesantes para el… en fin, era increíble como con cada día que pasaba ese pequeñín que por cierto ya no era tan pequeño, se adentraba en lo mas profundo de nuestros corazones. Desde el momento en que amanecía y abandonaba su cama para subir y acostarse con nosotros, obviamente su comodidad duraba poco pues Peeta rápidamente lo empujaba fuera con sus pies, de igual manera se había unido a nuestra rutina de trote cada mañana, claro que no siempre estaba en nuestros corazones como el momento en que decidió atacar los cojines de mis muebles por el simple hecho de no haberlo llevado con nosotros a la playa o cuando mantenía relaciones amorosas con algunos de mis zapatos o la pierna de mi hermana...Aunque gracias al cielo ya nos habíamos librado de ese problema
Para cuando navidad llegó sentía que mi vida había dado un vuelco inesperado, mucho pero mucho había cambiado para ese entonces...
-Navidad, navidad linda navidad- canturreaba paseándose por la habitación- es un día de insomnio, comedera y felicidad... ¿Qué ocurre? ¿Dime que no se trata de un nuevo ataque por saber si estas gorda? sabes que amo esas curvas
- Imbécil - aunque evité sonreír, ese comentario ya había logrado dibujar una sonrisa en mís labios
- ¿Qué ocurre?
-¿Por qué la pregunta?
-Tienes casi diez minutos observando el reflejo de tu cuerpo desnudo ante el espejo así que ¿estoy en lo correcto? - pregunto parándose a mis espaldas.
-¿Crees que estoy gorda? ¿Me ves algo extraño?
- Mmm ¿quieres que te examine?- preguntó posando sus manos un poco mas debajo de mi cadera
- Peeta es en serio!
- Ok ok - ponía los ojos en blanco- no, no lo estás. ¿Puedo saber a qué se debe todo esto?
-¿Seguro? - asintió - ayer fui a buscar a Delly al hospital, íbamos a almorzar juntas. En el hospital me encontré con Gale... el me dijo que estaba extraña... que quizás puede que yo hubiese aumentado algo de peso... ¡viste te dije que esa comedera de dulces que tenemos en las noches no es nada bueno!.
-¡Bah patrañas! Gale está loco, la llegada de Kate lo tiene fuera de sus cabales. Además si ese fuera el caso me gusta que tengas curvas, sabes que no soy de esos que solo come huesos.
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- ¿Y bien?
- Lo siento, me distraje
-Ya todos deben estar esperando ¿Lista?
-¿Estoy bonita?- ya que habíamos decidido pasar las navidades y año nuevo juntos y cuando digo juntos me refiero a toda la familia. La elección de este año fue una hermosa cabaña ubicada en las montañas del distrito once, obviamente el paisaje era increíble aunque el frío era cruel y despiadado. Por ello había seleccionado un ajustado swetter color naranja acompañado por un ceñido pantalón blanco y como siempre mis altas sandalias a juego.
-Estas hermosa ¿yo?- Peeta por su parte había optado por un grueso sweter color rojo y unos jeans azul oscuro, su cabello aunque no estaba largo mantenía ese estilo fresco, despeinado y sexy. Como siempre impecable.
- Perfecto, vamos- tomados de la mano, abandonamos la habitación que compartíamos.
No nos equivocamos al pensar que nuestra familia ya se encontraba más que lista para comenzar la cena de acción de gracias. Pude divisar cerca de la gran mesa a Rue, Prim, Robert y a mi madre quienes parecían discutir como decorar el comedor. Cerca de la chimenea Cato, el pequeño Gary se divertían lanzandole una pequeña pelota roja a mi precioso Sky, quien la traía con gusto de regreso para que Cato repitiera la acción. Tresh y Gale jugaban a los dardos mientras que Delly leía una revista a la vez que acariciaba su prominente vientre
- Los estábamos esperando, ya Prim iba a subir a buscarles
- Lo siento mamá, es que no sabia que ponerme- respondí sonrojandome
- Bueno bueno, ¡vengan a comer! - Robert hizo los honores a la hora de rebanar el pavo mientras que las ensaladas, el puré y las bebidas pasaban de mano en mano para facilitar el servicio.
-Me alegro mucho por Haymitch y Effie- comentó conorgullo mi madre
-Sí, mi madre dice que abordar ese crusero fue lo mejor que pudo haberle pasado en la vida, hasta están pensando vender su casa en el dos para comprar algo mas pequeño en el distrito cuatro.
-Hay una urbanización muy buena en ese distrito - agregó mi esposo- creo que se llama La Villa o algo así.
- Precisamente quería hablar contigo y con Cato para que me dieran una mano con eso
- Cuenta conmigo - respondió Cato sonriendo.
-¡Oh Robert! El pavo le quedó delicioso, esta divino.
- Gracias Delly, me alegra que te gustara
-¡Ya falta tan poquito para tener con nosotros Kate!- intervino mi madre
- Solo un mes y medio- respondió orgulloso mi amigo
-¿Va a ser parto natural o planeas cesárea?- la pregunta escapó de mis labios sin darme tiempo siquiera para razonar algún tipo de respuesta
- Mmm me hubiese gustado parto natural, solo que mi pelvis no lo permite. Entonces será cesárea
- ¿No estás algo nerviosa?
- Mentiría si te digo que no, afortunadamente todos estarán ahí además Prim estará presente en la intervención
-¡Estoy tan ansiosa! ¡Y nerviosa también!
- ¿Y qué hay de ti Kat? – Gale me observaba con la misma intensidad que el día que nos encontramos en el hospital - ¿no hay nada que quieras compartir esta noche con la familia?
-¡Oh mmm si! En febrero se entregará un reconocimiento al artista artista plástico más talentoso de los trece distritos…Y estoy entre los tres posibles candidatos...
-¡Oh por Dios!- dijo sorprendida mi hermana
- ¡Katniss eso es increíble!
-¡Felicidades!
-Mi - er- da
-¡Cato!- le llamaba Rue, - ¡no seas ordinario!
- Lo siento, felicitaciones Kat
- Hija felicitaciones, te lo mereces
- Gracias Robert, en realidad gracias a todos. Aprecio mucho sus palabras- Agradecí tomando la mano de mi esposo por encima de la mesa.
Para cuando el reloj marcaba las doce y treinta, todos nos encontrábamos sentados alrededor del fuego admirando nuestros regalos de navidad. Este año mi madre y su esposo habían elegido para mi un equipo de moldear clásico, obviamenteno era algo que no me atrevería a usar pero que tenia un lugar seguro en mi estante de reliquias. Prim y Tresh me obsequiaron un hermoso chaleco de lana pura color violeta, Rue y Cato: dos bomboneras edición especial directamente traídas del distrito uno ¡Alabado sea el Señor por eso! Sin embargo el único regalo que me hizo sonreír en la noche fue el de mi mejor amigo...
-¿De quién es este?- pregunto mi esposo sosteniendo la pequeña cajita amarilla
-¡Oh! es el de Gale...
-¿Qué es?
- Es... te lo enseño después ¿sí?- lentamente me puse de pie, evitando atraer las miradas de mis familiares - ven quiero ir afuera- no había terminado de tender la mano hacia mi esposo, cuando mi perro se ubicaba a mi lado
- ¿Estás segura? debe de estar haciendo un frio terrible allá
- Bueno, si no quieres ir... Iré con Sky - me alejaba con mi perro siguiéndome
- Ya bravucona, si vas sola te congelaras ¿qué clase de esposo seria si permito eso?- antes de abandonar la sala, retiré del árbol la caja azul que tanto me había costado esconder
-¿Para mí?- preguntó abriendo la puerta, dejándome pasar primero
-Puede que sea para ti- agregué sonriendo a la vez que me sentaba en el pequeño banco de madera que decoraba el patio- ¡Vaya, si que está helado aquí!
-¿Quieres entrar?- negué con un gesto, mientras que palmeaba el asiento disponible a mi lado. En el momento en que sentí los brazos de mi esposo acercarme a él, instintivamente subí mis piernas, para conservar un poco más el calor e mi cuerpo
-Otra navidad más- asentía- ya son quince años- comenté entrelazando nuestras manos
-No siento como si hubiese pasado tanto tiempo, tengo la sensación de que todo comenzó ayer.
-Entonces demos gracias que aprendí a cerrar las puertas de un auto.
-No, definitivamente no extraño esa época llena de tanto drama adolescente.
-Creo que venderé nuestra historia. Me haría millonaria con eso
-Nah! Muchos lectores te tendrían rabia…
-¿Por qué? Claro que no, como soy la protagonista… me amaran.
-Por hacerme sufrir tanto- respondió orgulloso – además cada una de esas lectoras me adoraría.
-Vanidoso.
-Envidiosa
-¡Oh si! Sobre todo eso, horrible
-Fea
-Espantoso
-Altanera.
-Te amo
-Viste, al final todas terminan haciéndolo
-Te odio- le empujaba, apoyando mis manos en su pecho, el cual se estremecía violentamente por su risa
-Te amo, hermosa- ágilmente apartó mis manos para obligarme a rodearlo con mis brazos- Feliz Navidad
-Feliz Navidad- repetí sonriendo, ladeando la cabeza para besarle. Sus labios eran suaves y su boca ardiente. Me apretó aún más contra sí, y ladeó la cabeza para ahondar en el beso introduciendo la lengua en mi boca. Emití un leve gemido de placer y la succioné, moviendo a su vez la mía en una caricia.
-Continuemos arriba ¿sí?- susurró tratando de ponerse en pie
-Nonono… espera- me miraba curioso- tu regalo ¿lo olvidaste?
-Déjame busco el mío, está arriba…
-Me lo entregas después, ya estamos aquí- tendía hacia él la pequeña caja rectangular envuelta en el atractivo papel azul- Espero te guste
-Gracias- la tomaba- ¿Qué es?- la movía de un lado a otro en su mano- ¿Un Rolex?- cada vez que Peeta meneaba la caja, del interior provenía un ligero tac, tac que se producía al chocar el regalo con las paredes de la caja- ¿O unas Ray- Ban?
-Ábrelo- le invité
-Bien, sea lo que sea- comentaba mirándome mientras que rasgaba el papel- sabes que me va a encantar porque...- de pronto todo fue… inexplicable. Era como si un destello brillante nos alumbrara a los dos, yo mirándole y el mirando la delgada barra color blanco que reposaba en sus manos. Mi estomago daba las mil vueltas en mi abdomen, se contraía, se relajaba… mis manos se sobaban con la rugosa tela de mi jean esperando algún tipo de reacción y… y mi corazón, ¡Dios! Vaya que ese tenía la tarea más difícil, el pobre bombeaba sangre a una velocidad increíble, tan rápido que parecía que se iba a salir de mi pecho.
-Ya… tu… ¿ya te la hiciste?- preguntó mirándome con esos hermosos ojos azules, los cuales amenazaban con desbordarse en lagrimas.
-Sí, ya esa está usada- respondí con ternura
-Entonces… ¿Esas…? Estas dos rayitas significan…
-Positivo
-¡Oh por Dios! Amor… Katniss… Dime que no estoy soñando, por favor
-Vas, vamos a ser papas- confesé tomando su rostro entre mis manos, limpiando con mis pulgares algunas lagrimas que corrían por sus mejillas
-¡Dios mío gracias! Te amo, gracias, gracias, gracias, gracias… Te amo. Me haces el hombre más feliz que puede haber en el planeta. Te amo
-Te amo- se levantaba- ¿A dónde vas?
-A decírselo a todo el mundo.
-Mmm amor, siéntate ¿sí?
-¿Qué ocurre?
-Es que, quisiera guarda un poco más la noticia…
-¿Qué?- casi gritó- lo siento, ¿Por qué?
-Pues, ahora toda la familia está pendiente de sus cosas. ¿Podríamos esperar hasta año nuevo o quizás hasta Enero? Además mi medico dice que para las primerizas es mejor esperar los tres primeros meses, es más seguro
-¿Tres primeros meses? ¿Cuánto… cuánto tienes?
- Un mes y tres semanas- la mirada de mi esposo inmediatamente viajó a mi vientre
-Por eso andabas con lo de si te notaba extraña- asentí- ¿Cómo podías preguntarme eso si es más que obvio que estas más bella que nunca?
-Lo siento, solo quería guardar la sorpresa hasta navidad.
-¿Guardarla?... espera, ¿desde cuándo lo sabes?
-Noviembre, veinticuatro.
-Tenemos que ir al médico ya- ahora si se levantaba de la silla. Por la brusquedad y rapidez de su movimiento, Sky se levantó al mismo tiempo emitiendo sonoros ladridos- ¡silencio Sky! ¡Vamos Katniss!
-¿Por qué? Podemos esperar, además Peeta son la una de la madrugada y por si lo olvidaste es navidad…
-Y una mierda, mi hijo puede estar corriendo riesgo, tu puedes estar corriendo riesgo
-¿De qué hablas?- ahora si me levantaba
-Tu método. ¿y si la inyección de este mes les hace algo?
-Mellark…- no pude reprimir la carcajada que abandonó mi pecho
-¿Y ahora te ríes?
-Amor, desde hace tres meses no me inyecto, desde hace tres meses no me cuido.
-¿Tres meses?
-Sí, te prometí que esto sucedería cuando yo lo deseara con la misma intensidad que tu. Te lo hubiese dicho, pero sinceramente mi vida, no me hubiese querido perder ésta cara por nada del mundo
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Miento si no confieso que después de ese día, cada uno de los amaneceres de mi vida se sentía como si fuera la primera vez que abría los ojos, todo resultó ser tan nuevo y tan especial que había momentos en los que los nervios me superaban y el súper Peeta protector salía a flote. Llámenme como quieran: Cursi, baboso, tonto… los que les provoque, pero cuando vivan esa experiencia por primera vez comprenderán cada uno de mis actos.
-¡Peeta dame!
-No, solo quiero un poco y quiero probarlo
-¡Esa torta la hizo tu padre para mí y para su nieto!
-Solo quiero un pedazo, además amor ya comiste bastante- de pronto los ojos de mi esposa se aguaron, sus mejillas se pusieron rojas y su rostro se contorsionó en una extraña mueca
-¡Me llamaste gorda! ¡Me llamaste a mí y a tu hijo gordos!
-Nononono, eso no fue lo que quise decir
-¡Lárgate! Lárgate ya mismo de mi casa, no quiero volver a ver tu horrible cara por aquí
-Katniss
-Por tu culpa nuestro hijo saldrá con su linda boquita torcida
-¿Cómo? Preciosa, eso es solo un decir
-No me interesa igual no quiero correr riesgos…
-Pero…
-¡Adiós!-señalaba la puerta- Además me entero que ahora tengo que pedirte permiso para comer lo que quiero.- sin darle tiempo siquiera para emitir alguna palabra más, tome las llaves de mi auto y abandoné la casa… si me quedaba sabia que la guerra de hormonas caería sobre mi
Tres horas después…
-¿Qué es esto?
-Dijiste que nuestro hijo podía tener alguna dificultad física si dejabas de comer lo que él o ella quería- contesté orgulloso
-¿Y por eso pensaste que traerme tres tortas de limón con queso y chocolate me haría feliz?
-Es lo que querías…
-Sí pero solo quería un pedazo ¿Qué crees? ¿Qué como estoy embarazada comeré como un caballo?
-No, solo…
-Me da igual, ya lo hecho, hecho está- se alejaba dejándome solo en la cocina. Totalmente frustrado me senté en la barra tratando de controlar mi respiración. Sin pensarlo mucho tomé un cuchillo de la gaveta y evitando hacer algún ruido lo hundía en la suave superficie
-¡Te estoy viendo Mellark! ¡Deja ese pedazo donde estaba!- Malditas hormonas…
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-¿Crees que se nota?
-Aquí tienes una pequeña curva que antes no tenias- respondí acariciando su vientre
-Prim me preguntó hoy si hemos pensado en algún nombre
-¿Tienes alguno en mente?
-No aun no… bueno si, tengo algunas opciones ¿tu?
-También he pensando en algo
-Si fuese niño ¿Cómo te gustaría que se llamara?
-Me gusta Connor o Colin, ¿tu?
-Connor es lindo, yo he pensado en Alex, Dave o Dennis
-Alex y Dave… mmm no lo sé amor, Deniss todavía es un poco más bonito.
-¿Connor Dennis o Dennis Connor?
- Ninguno de los dos, juntos suenan horrible.
- Connor Mellark Everdeen o Dennis Mellark Everdeen
-Puede ser alguno de esos dos, en realidad me gusta como suenan
-¿Y si es una nena?
-Mmm ¿Abie? Abie Mellark Everdeen
-Yo había pensado Maggie
-¿Maggie? Maggie Mellark Everdeen… ese en realidad me gusta
-Bueno ya solo nos resta esperar, tendremos que ver su carita para ver si concuerda con el nombre que tenemos en mente. Solo serán cinco meses
-cinco meses, ¡Dios que pasen volando, por favor!
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-Mierda ¿Qué huele así?-
-¿Así como?
-Huele horrible
-Peeta, es tu oficina, tiene el mismo olor de siempre.
-No, huele a… mierda voy a vomitar – me levantaba de mi silla para alcanzar la papelera.
-Mierda, ¡carajo!¡Mierda! ¡Esto es asqueroso! ¿Quieres que llame a un médico?
-Por...- no pude continuar pues mu estomago decidió deshacerse de lo que había comido esta mañana.
-Mierda, Peeta espera no sigas vomitando o terminaré haciéndolo yo también
-llama a…- aquí vamos nuevamente
-¡GISELLE! ¡AUXILIO!- aunque estaba a detrás de mi escuchaba la voz de Cato a lo lejos.
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-¿Te sientes bien?
-¿Así es como te sientes por las mañanas?
-Algo así, el doctor dice que si persiste vas a tener que tomar lo mismo que yo para las nauseas.
-Lo siento amor, no sabía que te sentías así. De verdad lo lamento
-Es un dolor que puedo soportar, además siempre estás ahí para cuidarme
-Quizás si sigues cuidando de mi pueda regresar a trabajar pronto.
-¿Mi vida, sabes que existen grandes posibilidades que esto se deba a que estas compartiendo conmigo algunos síntomas del embarazo?
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-¿Y cuando crees que se te pase todo eso?
-No lo sé, el médico dijo que lo más probable es que sea cuanto mucho dos meses o que dure hasta el momento del parto.
-¡Qué mal amigo! ¿y Katniss que dice?
-Se sorprendió bastante cuando nos dieron la noticia, Gale. –suspiraba -¡quita esa cara Cato! me estas asustando
-¿Y sientes todo lo que ella siente?
-No Cato, solo me dan algunas nauseas y alguno que otro mareo.
-Eso ya suena bastante gay para mi- agregó Gale dando un trago a su bebida
-no es para nada gay, amigo yo te apoyo a mi me hubiese gustado sentir lo que sintió Rue cuando estaba embarazada.
-Gracias Cato pero agradecería que solo comentaras eso en nuestra presencia
-¿Crees que puedas controlarlo? Digo no sería nada agradable que estés en una reunión de trabajo y puaj, vomites.
-Vete a la mierda Gale, y así es cómo quieres convencerme de que debes ser el padrino de mi hijo
-Voy a ser el padrino, lo merezco fui el primero que se dio cuenta que Katniss estaba embarazada, hasta lo sabía antes que tu- me señalaba
-Bah! Vuelve otra vez con el bendito cuento de que fue el primero
-No es un cuento, sabes que es verdad. La misma navidad en que te enteraste que ibas a ser padre, le regale a tu esposa su primer par de escarpines
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-¿Cómo estas Katniss?¿algo nuevo que contarme?¿nauseas, dolores?
-En realidad bien, solo hay un pequeñito problema con mis largas siestas. ¿es normal que duerma tanto?
-¿De cuánto tiempo estamos hablando?- preguntó mirándome a través de sus delicadas gafas.
-Hay ocasiones en la que puedo pasar toda la tarde durmiendo sin que eso llegue afectar mi sueño en la noche
-¿Trajiste los exámenes de sangre que te ordené para la consulta pasada?- asintiendo le tendí la el sobre que contenía los resultados de mis exámenes- bien, ¿Peeta como sigue?
-Está bien, afortunadamente ya las nauseas no son tan frecuentes, solo con olores fuertes o alguna que otra comida extraña. Con respecto a los mareos, si son etapa superada…
-Lo siento, quedé atrapado en el trafico de mediodía- me interrumpió ingresando a la habitación- Hola hermosa- me saludaba con un besito- buenas tardes Doctora
-¿Cómo estas Peeta? Precisamente hablábamos de ti
-ya todo bajo control, gracias al cielo por eso
-bien Katniss, todos tus exámenes muestran que tus valores están bien, muy bien de hecho ¿has presentado algún tipo de sangrado o algún tipo de dolor de cabeza sumamente fuerte?
-no para nada, en absoluto
-perfecto, bien ¿estamos listos entonces?- tanto mi sonrisa con la de mi esposo fue totalmente genuina- Katniss pasa a la sala colócate la bata que allí encontraras, cuando estés lista avísanos para pasar a la máquina de ecos y hacerte tu primer eco abdominal…
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-¿lo escuchan?- de la nada la sala se inundo con un hermoso sonido que bien podía compararse con un insistente golpeteo de un tambor, era tan rápido y tan… lleno de vida, tan hermoso. Sin apartar la vista del monitor Peeta apretó tiernamente mi mano
-¿es él?- preguntó inocente
-o ella, si quieren podemos averiguarlo ahora…
-¡NO!- respondimos los dos al mismo tiempo- Disculpe, es solo que queremos que sea una sorpresa- la doctora nos sonrió con ternura
-bueno entonces vamos a seguir con las revisiones generales…
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-No me veas así- pedí tímida a la vez que tapaba con mi bata de dormir, mi desnudez
-¿Por qué?- preguntó observándome a través del espejo
-Me incomoda…
-¿Te incomoda?- asentí girándome hacia el- ¿desde cuándo? Tenía entendido que te encantaba que te observara- agregó arrogante con ese mar azulado brillando divertidos
-Desde que estoy embarazada- confesé
-Desde que estas embarazada-repitió colocándose de rodillas en nuestra cama - no veo nada de malo, podría explicarme Sra Mellark
-No lo entenderías, tienes que ser mujer para entenderme
-Soy tu esposo, con eso para mí es suficiente- tendía sus brazos en mi dirección -ven aquí y explícame
-Quiero dormir...
-Katniss, no te vas a escapar de esta conversación
-No es lo mismo, eso es todo- respondí sentándome en la cama quedando de espaldas a él
-Qué no es lo mismo- se acercaba
-Esto, nosotros... yo no soy igual
-Amor, no estoy entendiendo nada-confesó colocando sus piernas a mis costados y rodeándome con sus brazos
-Oh vamos, si lo entiendes
-No, no lo hago - respondió rosando con sus labios mi cuello
-Es... es... es más que obvio que en estos momentos no soy el ser más atractivo del mundo
-¿Qué? ¿Qué disparate es ese?
-No es un disparate Peeta, sabes que no miento
-Katniss...
-Recuerdas esa vez que te pregunté cuales eran las partes de mi cuerpo que más te gustaban- asintió-¿recuerdas las que mencionaste?- asentía nuevamente- Dijiste que eran tres mis labios, mi cuello y mis caderas
-Siguen siendo mis favoritas-aseguró sin apartar sus labios de mi cuello
-Tienes que estar bromeando.- aseguré con una risa seca- Peeta sé que mis caderas no son para nada sexys en este momento. No es lo mismo hacer el amor estando totalmente consciente y segura de tu físico a comenzar a dudar de ello cada vez que te paras frente al espejo
-Mmm- fue su respuesta - ya entiendo - se acercaba a mi cuello para depositar un pequeño beso en el - crees que con seis meses y medio de embarazo no me resultas atractiva
-No se trata de algo que yo crea…
-Antes de responder puedo saber de dónde sacaste eso
-No hace falta que alguien me lo diga, toda la vida te ha encantado hacer deportes, mantenerte en forma, cuidarte. Además si me propusiera seducirte en este momento no sabría por dónde empezar
-Primero- enumeraba con su dedo- hago deporte porque eso despeja mi mente, si fuese por mi pasaría todo el día en nuestra cama durmiendo. Segundo- agregaba un dedo más- no soy de los que dejar de amar a alguien porque la medida de su cintura aumentó y tercero me encanta ver tu vientre así levantaba el ruedo de mi bata para pasar su mano por mi prominente vientre- porque sé que lo que aquí crece es lo más hermoso que podré tener algún día.
-Yo no lo decía por eso... - aunque había terminado su discurso Peeta no se detuvo al querer retirar la bata de mi cuerpo
-Sé por qué amor- volvía a estar como al inicio de nuestra conversación, desnuda solo con mis bragas - pero ya que lo preguntas te lo diré - se apartaba para permitirse tenderme en la cama- obviamente tus labios y la curva de tu cuello aún me vuelven loco- suspiraba- Si bajo un poco más -marcaba el recorrido con su dedo índice - están tus senos ¿te has dado cuenta de lo mucho que han cambiado?- no había terminado de tocarlos cuando una descarga eléctrica recorrió mi cuerpo- eso que acabas de hacer me encanta- depositaba un pequeño e inocente beso en mi pecho derecho, cuando desee acercarlo con mis manos, se alejó- están tan llenos y a la vez tan firmes que la mayoría de mis pensamientos se tornan bien oscuros cuando te veo- respiraba profundo y continuaba con su recorrido - sabes que sí, me percaté del cambio en tus caderas, están más anchas, eso define más tu figura y hace ver mucho más hermoso tu trasero- agregó introduciendo sus manos por las tiras de mi ropa interior, comenzando a deslizarlas por mis muslos para después observarme con descaro - no lo hago ahora porque no podemos, pero te juro que después que des a luz y que cumplas con tu reposo, te haré el amor dura y salvajemente porque de verdad quiero poseer esas caderas hasta cansarme, te puedo asegurar que vamos a pasar semanas sin salir de casa...
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-No me vas a hacer daño, te lo juro
-No lo sé, preciosa y si los lastimo
-Eso no va a pasar, solo recuerda lo que dijo la doctora - iniciaba nuevamente los movimientos de sus caderas, acto que me hizo cerrar automáticamente los ojos
-Amor... Kat... mierda, se siente tan bien- confesé entre gemidos
-Peet más- se quejó al percatarse como mis manos trataban de frenar la velocidad de sus arremetidas
-Si lo hacemos será lento, nada de andar rápido
-Quiero hacer el amor a mi manera, ¿es muy difícil complacerme?
-Puedo complacerte de cualquier manera pero no pretendo hacerlo cómo regularmente lo hacemos después de que presentaras un sangrado, dos semanas atrás
-Hablas cómo si hubiese sido una hemorragia además era normal y puedo tener relaciones
-Quiero hacerlo a mi manera- repetí
-Prefiero masturbarme en el baño- bufó para después separar nuestras caderas y gemir al momento en que mi miembro abandonó su cuerpo- creo que tendré que buscarme otro esposo que si esté dispuesto a hacerme el amor todas las noches
-No es mala idea- la mirada que me dio mi esposa antes de cerrar la puerta del baño fue todo menos cariñosa - pero sabes que no durarías ni dos días lejos de mí- una enorme carcajada escapó de mi pecho en el momento que me enseñó su dedo medio antes de cerrar la puerta del baño
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-Podrías bajarte de esa escalera por favor- vuelve otra vez con el cuentito de la seguridad. Hasta cuando señor.
-Estoy limpiando Mellark y baja la voz pones nervioso a Sky
-¿Es necesario que limpies hoy esas ventanas?- era una simple pregunta, pero el tonito irónico con el cual la formuló me hizo enojar
-Sí, es de vital importancia
-Katniss bájate de ahí ya mismo- ordenó haciendo gestos extraños con sus manos
-Ya voy a terminar no entiendo por qué haces tanto alboroto…
-¿por qué? - oh oh frase equivocada - déjame pensarlo- ahora sonaba engreído - ah sí ya sé, será porque tienes ocho meses de embarazo- las últimas tres palabras fueron una especie de grito ahogado a la vez que me fulminaba con la mirada.
-Exacto- al comenzar a bajar ubicó ambas manos alrededor de mi cintura -embarazada no enferma
-¡Por dios! Pero por qué tienes que ser tan terca
-No voy a discutir, el bebe se pone nervioso cuando escucha tus alaridos
-Tal vez no los escuchara si su madre se portara bien
-¿Disculpa?- tienes que estar bromeando, ahora deje de ser la madre para pasar a ser la hija que aguanta los regaños de su padre… no!
-Te dije que cuando llegara de la oficina yo mismo limpiaría los ventanales
-no podía esperar, estaban demasiado sucios, en primer lugar sé lo que puedo y no hacer y en segundo lugar si las hubieses limpiado tu, nunca hubiesen quedado así de brillantes
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-Ya quiero que suceda, no puedo esperar más - confesó acomodando su cabeza entre mis piernas mientras le acariciaba el cabello
-Ya sucederá pequeña, solo tómate tu tiempo ¿ya lo hablaste con Tresh?
- Si, pero llevamos algunos meses intentando y aun nada, no logro embarazarme- suspiraba- Estoy comenzando a preocuparme
-No tienes porque hacerlo, cuando menos te lo esperes quedarás en estado.- le consolaba acariciando su rostro- ¿Le has comentado algo a mamá?
-No, está tan entusiasmada contigo que no quiero robarte tu momento hermanita- susurró tan bajito que tuve que hacer un esfuerzo enorme por escucharla
-No seas boba Primrose, qué bobería es esa. Eres mi hermana, no me estarías robando nada
-No lo decía de esa manera, es solo que pensaba que podía ser algo raro.
-De verdad no entiendo que puede estar pasando por esa cabecita rubia- mi hermana cerró los ojos en el momento en que mis dedos comenzaron a tejer una trenza con sus dorados cabellos- me vas a contar qué era lo que tenías que decirme
-No...-se incorporaba apartando mis manos con delicadeza- nunca comentaste que William Everdeen intercambió unas palabras contigo antes de la boda- con la sola mención de su nombre mi pulso se aceleró a la vez mis parpados se estiraban hasta más no poder
-Co... cómo- logré articular
-Entonces es cierto…- entrecerraba sus ojos, analizando mis reacciones.
-¿Peeta?- no amor por qué le contaste, me juraste que no lo harías
-No, puedes estar tranquila. Por lo que veo guardó muy bien tu secreto. ¿Soy la única que no lo sabe?
-Peeta es el único que estaba al tanto de lo que ocurrió ese día, ¿cómo...? - de pronto no hizo falta que se lo preguntara, la respuesta cayó en mi como un baño de agua helada - lo viste- aseguré
-Si
-Prim...
-Puedo saber qué te dijo en aquel encuentro- me parecía raro hablar con mi hermana de esto y que su actitud fuese tan madura, siempre pensé que en el momento en que se lo comentara ella estaría hecha un mar de lágrimas
-el... el... nos encontramos en el aeropuerto... por pura casualidad - agregué rápidamente - fue el día que fui a buscar los pasajes para regresar al doce por lo de mi boda ¿recuerdas? - asintió guardando silencio, invitándome a continuar - nuestra conversación, si se puede llamar así, no terminó nada bien. El se comportó cómo un total idiota, dijo cosas que obviamente eran para lastimarme... ¿tu... tu lo buscaste?
-En realidad, me encontró en el hospital- silencio - me invitó a almorzar y cómo estaba cerca la hora, acepté.
-¿Cómo estuvo?- nada, en blanco… mi mente estaba en blanco
-Dijo que tenía mucho tiempo buscándonos, que reconocía que se había equivocado, preguntó por mama, quería saber cómo estabas y... – desviaba la mirada
-¿Y? - le animé a continuar
-Preguntó…- se aclaraba la garganta- él me preguntó si te habías divorciado ya - maldito desgraciado, hijo de pu... – se sorprendió al ver mi alianza de matrimonio- soltó sonrojándose
-Lamento que hayas pasado por eso hermana, de verdad lo lamento
-¡NO! - gritó incorporándose de un salto, abandonado el asiento que ocupaba a mi lado- ya soy una mujer sabes, no soy la niñita a la que siempre quisiste proteger de todo y de todos. Sabes, siempre supe que nuestro padre era un idiota… un total hijo de su gran puta- me causó un poco de gracia la forma en la que pronunció la última palabra, hablaba de no ser una niña y aun se sonrojaba al momento en que decía una palabrota- En muchas oportunidades quise acercarme a él pero siempre supe que su trabajo estuvo primero. Sinceramente hermana su divorcio nunca me sorprendió, fue lo mejor que pudo haberle pasado a mama, a nosotras también, por eso nunca me importó ni mucho menos me afectó, William no era un padre ejemplar. Era y es un maldito que manipulaba a su familia para hacer lo que le diera la gana.
-Siempre quise evitarte el mal rato
-Mamá y tu siempre me tuvieron cómo la débil, la delicada…
-Eres la menor Primrose,- le señalaba el asiento a mi lado, su andar de un lado al otro me estaba comenzando a marear- se supone que sea así... y si en esto se va a centrar esta conversación es preferible que lo dejemos hasta acá,
-No te gustaría saber cómo finalizó nuestra charla- los ojos de mi hermana brillaron emocionados y una sonrisa malvada se dibujó en sus labios
-¿Qué hiciste?
-Qué te hace pensar que hice algo, a final de cuentas soy la frágil de la familia, está más que claro que haberme encontrado con mi padre afectó terriblemente mi vida. Ya no seré la misma - la sonrisa en sus labios se hizo más grande
-¿Hiciste algunos de tus berrinches? - la sonrisa ahora se convertía en una mueca
-Yo no hago berrinches. Y no, le di su merecido por haber hablado de más
-¿Lo golpeaste?
-Le eché mi plato de sopa encima- añadió tan natural como si hablara del clima
-Mentira...
-Hay mas, se cayó de su silla, el mantel y todos los cubiertos cayeron sobre el
-Prim...
-¿Qué? El quería dar lástima, yo solo le di una mano. ¡Ah! y le advertí que si se atrevía a buscarnos otra vez iba a ser mucho peor, que Peeta y Tresh desean verle para presentarse formalmente
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-Tengo que confesarlo, nunca me había sentido tan cansado en mi vida, ni cuando preparé mi tesis
-No digas que no te lo advertí, hacer un baby shower no es nada sencillo-agregué dando por finalizada mi sesión de cepillado- me siento extraña
-¿Te duele algo?- se arrodillaba ante mi - ¿estas mareada? Voy a llamar a la doctora, puede ser una emergencia...
-Estoy bien- le calme tomando su rostro entre mis manos- no es que me duela algo, quizás solo es cansancio-depositaba un pequeño beso es sus labios- me encantó como quedó la habitación del bebé
-Prim se volvió loca al verla-sonreía orgulloso- hacemos buen equipo, yo diseño y tu decoras.
-Siempre hemos hecho buen equipo, recuerda química-ambos sonreímos al recordar la primera asignatura que compartimos - te amo, mucho - beso-mucho
-Ven, vamos a la cama - se levantaba tendiéndome la mano- quiero darte unos masajes en los pies
-Mmm- ronronee - si por favor- tomando su mano lo seguí.
Peeta me dejó en la cama para luego ir a buscar los aceites que se habían convertido en mis mejores amigos a lo largo de mi embarazo. Poco después se ubicó nuevamente a mi lado ubicando mis pies sobre sus muslos a la vez que me apoyaba en el espaldar de la cama. Sus dedos acariciaban mus pies con tanta delicadeza que parecía que se pudiesen romper, subían bajaban, daba algunas caricias con sus pulgares y volvía a comenzar. Era tan relajante y tan tierno
-Mi padre... el
-¿Qué ocurre, amor? - pregunté preocupada al ver su sonrisa triste
-Me entregó algo que definitivamente no esperaba
-Ven aquí, cuéntame- aparté mis pies y abrí mis brazos para recibirlo en ellos
-Me entregó una copia de su testamento- respondió con pesar
-¿Qué?
- Si, obviamente mi reacción no fue mejor que la tuya
-¿Pero está bien? ¿Le ocurre algo? Su salud...
-El dice que es solo por precaución, me dijo que ya no es un jovencito y que hombre precavido vale por dos- su voz sonaba sumamente triste, no hizo falta que e mirara para comprobar el estado de sus ojos
-Mi vida- le consolaba acariciando su cabello- ya sabes cómo es tu papá, un hombre sumamente responsable, cómo él dice quiere estar preparado eso no quiere decir que nos vaya a dejar mañana. Tu papá te ama, es obvio y entendible que quiera dejar todo aclarado, quiere ahorrarte el mal rato.
-Ahorrarnos - ahora si me observaba - tanto Prim, Cato tu y yo somos sus herederos.
-No Peeta, eso no. Yo no puedo aceptar nada que Robert deje para mí
-Katniss por favor, no ahora amor ¿Si?
-Es solo...- no, de verdad no podía. Robert me había dado más de lo que pudiese esperar. Aunque no fuese mi padre biológico me había recibido como si lo fuese y eso valía mas que cualquier fortuna.
-Hay otra heredera- ahora sonreía orgulloso
-No entiendo
-Maggie- instintivamente nuestras manos viajaron al mismo tiempo a mi vientre - papá cree tener la seguridad de que será niña. Ella es su última heredera
-¿Una nena? - me pregunté esperanzada - Maggie- repetí. Ninguno de los dos dijo algo sobre ese tema, solo nos quedamos acariciando mi vientre a la vez que le hablábamos a nuestro bebé. Charlamos de los regalos que habíamos recibido hoy, el enorme peluche anti-alergias que le había traído Gale, los miles de accesorios que nos había entregado mi hermana, las cobijitas que nos trajeron mi madre y Robert, los pañales, toallitas y mil artículos de limpieza de parte de Rue, los hermosos y pequeñitos conjuntos que muy amablemente Cato nos había traído del Capitolio y los pequeños disfraces de abejita, león y escarabajo que Johanna le regalaba.
-Ya es hora de dormir amor, es muy tarde ya -se levantaba para ir a apagar la luz, permitiéndome acomodarme en la cama. Como siempre Peeta se acomodó a mi lado tendiendo un brazo alrededor de mi cuello, para apoyar mi cabeza allí y el otro que meses atrás se ubicaba posesivamente en uno de mi senos, esta vez descansaba protectoramente sobre mi vientre -buenas noches preciosa, te amo
-Buenas noches amor- deseé depositando un pequeño beso en su brazo
En realidad no sabía cuánto tiempo podía haber pasado, solo era consciente de la pequeña pero poderosa puntada que hacía que tanto mi abdomen como mis manos se contrajeran con fuerza cada cierto tiempo
-Peeta...- le llamé cuando el dolor me resultó insoportable -Peeta
-¿Mmm?- murmuró somnoliento
-Amor - le volváa a llamar inhalando y exhalando violentamente, va a suceder hoy… respira Kat- bebe, ahora-como un rayo abandonó la cama para encender la luz y nuevamente acercarse a donde me encontraba - respira - estiraba su mano para tomar el teléfono de la mesita de noche- déjame acomodarte las almohadas - retiraba la gruesa cobija que me cubría para acomodarme en las almohadas que acababa de apilar - Mierda…- tragaba grueso- amor la cama esta toda mojada
Sinceramente mis recuerdos de esa noche eran bastante vagos algunas cosas fueron imposibles de olvidar como lo nervioso que estaba mi Peeta, corría de un lado al otros en la habitación con el teléfono en la mano, mi maleta, su ropa, las cosas del bebé y cada vez que un gemido escapaba de mis labios las cosas se le caían de las manos era ese el momento en que aprovechaba y salía corriendo en mi dirección para tomar el tiempo de la contracción, juro que si no se tratase del nacimiento de nuestro hijo la situación me parecería bastante cómica.
Lo más exasperante de la noche fue cuando le toco ayudarme a vestir, me encantaba que fuese tan cuidadoso y considerado... solo que hubo un momento en que tanta delicadeza y cuidado me abrumó.
Para el momento en que abandonábamos la casa para dirigirnos al hospital mi hermana y su esposo nos esperaban en la sala para ayudarnos a guardar las cosas en el auto
-Mamá, Cato y Gale van camino al hospital Johanna viene para acá, va a quedarse con Sky, sabes que le tiene miedo a las clínicas.
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Si creía que era una persona paciente, ese día comprobé que no estaba más que equivocado. En varias ocasiones nos turnamos para dormir pero obviamente mis ojos no pudieron cerrarse ni un solo minuto. Tenía tanto tiempo esperando el nacimiento de mi hijo que no me apetecía perderme ni un solo detalle. Constantemente acariciaba el cabello o los labios de mi esposa que con el paso del tiempo iban volviéndose más finos.
Pasaron varias horas antes de que la enviaran a la sala de parto, no supe ni cómo ni cuándo me había puesto la famosa bata azul y mucho menos cómo había llegado a la sala donde Katniss daría a luz. Solo fui consciente cuando mi mano se encontró con la suya para apretarla con firmeza
-Duelen... las contracciones
-Va a ser rápido, te lo juro- apoyaba mi frente en la suya- no me voy a mover de aquí. Te lo juro
-Te-respiraba- amo
-Bien Katniss - nos interrumpía su doctora- las medidas son las correctas, cuando te diga quiero que inhales aire suavemente, lo concentres en tu vientre y pujes. Solo lo harás cuando yo te lo indique ¿vale?- la doctora sonrió al ver qué curiosamente los dos asentíamos al mismo tiempo.
A cada indicación los dos tomábamos una bocanada de aire para después soltarla poco a poco. Con el pasar de las horas el rostro de mi esposa se encontraba totalmente húmedo por causa del sudor y con algunos mechones pegados a su frente, cada vez que un grito abandonaba su cuerpo juro que sentía mis piernas temblar, solo me atrevía a acaríciale las mejillas a la vez que le susurraba palabras cargadas de cariño
-Una más, ya lo veo. Dame una más, con toda tu fuerza
-No puedo... me duele- lloriqueó con voz ronca- no
-Si puedes linda uno más- la doctora la observaba con ternura- solo uno
-Vamos amor, eres la mujer más fuerte que conozco, eres valiente- agregué apartando el cabello que se pegaba en su frente - hazlo por nuestro hijo, nuestro sueño amor, solo una y todo terminará, estaré aquí contigo- sin apartar ni un segundo su mirada de mi inhaló, esta vez su mano apretó tan fuerte la mía que juro haber escuchado mis huesos crujir. El grito que abandonó su pecho rápidamente fue acompañado por un llanto mucho más agudo e insistente. No me atreví a romper nuestro contacto visual, una vez más quería perderme dentro de esos hermosos ojos grises
-Felicidades papas, es una nena- mi esposa rompió nuestro contacto visual para posar su mirada en la pequeña bolita que le entregaban, posándola en su pecho
-Maggie- Nunca, nunca, en todo el tiempo que llevaba conociéndola nunca había visto esa mirada en sus ojos. El calor que emanaban de ellos inundaba toda la habitación - hola Maggie Mellark, Peeta-me llamaba
-Es tan chiquitita, hola hermosa. Bienvenida a nuestras vidas- aunque no se le limpiaba del todo, mi hija era hermosa era como...como un ángel. Tan pequeño y delicado, tan hermoso y cautivante
-Katniss, la enfermera tiene que llevarse a...
-Maggie-completé
-A Maggie para limpiarla- Katniss tensó sus manos alrededor de la pequeña-tranquila solo será un momento además aun no termino contigo, mientras más rápido lo hagamos más rápido tendrás a tu bebe en tus brazos. Peeta si quieres puedes esperarnos afuera.
-No, me quedaré hasta que Katniss esté lista.
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-Oh hija es tan hermosa
-Me la quiero comer
-Hermana parece una bolita
-Tiene las mejillas más hermosas que he visto
-¡Y tiene el cabello de Peeta!
-Es muy temprano para eso Delly- susurró mi esposo quien acariciaba la frente de nuestra hija con su dedo índice
-Bueno es obvio que va a ser rubia tiene las cejas... rubias. Ahora resta esperar que abra los ojitos para saber de qué color serán, yo digo que serán azules.
-No Jo- ahora era Cato quién hablaba- van a ser verdes
-Yo digo que grises- agregaba mi hermana- mirándome con admiración, inmediatamente estiré mi mano derecha hasta estrecharla con la suya- tengo la sobrina más hermosa del mundo, la voy a llenar tanto de mimos que van a terminar odiándome
-Eso es imposible enana- Peeta se acercaba para estrecharla en sus brazos.
-Lo siento pero ya la hora de visita está por terminar, la Sra Mellark debe descansar.
Uno a uno mis familiares se acercaron para despedirse con un gran apretón de brazos y alguna que otra caricia para la bebe. Mi madre fue la última en abandonar la sala no sin antes darme una larga lista de todo aquello que tenía que hacer antes de dormirme, aunque en algunos casos me distraía no me extraño encontrarme con que Peeta estaba tan atento que si le hubiese tocado presentar un examen bien podría haber sacado un A+
-No quería decirlo frente a todo el mundo, pero tiene tus labios y tu nariz- comentó rompiendo el silencio que se había instalado en la habitación
-Amor, por favor cierra la puerta- le pedí amablemente
-¿Vas a dormir ya?
-No... Solo quiero intentar darle pecho como nos explicó la enfermera ¿recuerdas? - Peeta trabó la puerta y en segundos ya se encontraba a mi lado nuevamente
-Déjame te ayudo-se ofreció señalando la bata, poco a poco se deshizo de los pequeños botoncitos para después dejar al descubierto mi brassier de tela - ¿derecho o izquierdo?
-Derecho
-Ahora...
-Ahora - acomodaba a mi hija en mi brazo derecho - si la acerco ella debe encontrar el pezón - y así lo hice solo que Maggie nada mas lamía esa área, jugueteaba con ella y después se alejaba - creo que no le gusta
-Dale tiempo amor, ella es tan nueva en esto cómo nosotros - una y otra vez repetíamos el procedimiento, en algunas ocasiones parecía saborear algunas gotas de mi leche hasta que por fin, diez minutos después empezó a chupar vigorosamente - ¿duele?
-No, solo es una sensación bien rara- no mentía era como si algo caliente y que generaba algo de ardor abandonaba mi pecho con cada succión - a ti te tocan los gases - le ordené sonriendo
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-La maternidad te asienta amiga
-¿De verdad lo crees? - pregunté terminando de lavar los platos y cerrando la llave del agua
- Oh si, tu cabello está más hermoso que nunca, tu rostro y definitivamente odio tu abdomen - las dos sonreíamos. No era un tema del que me gustase hablar pues nunca fui de esas chicas orgullosas pero la verdad era que Rue no se equivocaba, hacia más de un mes y medio que mi hermosa pequeña había llegado a nuestras vidas, desde el mismo momento en que me habían dado de alta me había inscrito en las clases de Pilates para madres que Johanna me había recomendado. No es que fuesen ejercicios extenuantes, pero si ayudaban a mantener la figura y como nunca fui del tipo de mujer que ama hacer dietas, digamos que prefería los ejercicios - me vas a decir que Peeta no te lo dice todas las noches- ¡retirada! Aléjate de ese tema Katniss, recuerda que es Rue con quien hablas, es decir tu mejor amiga pero la esposa del mejor amigo de tu esposo
-Tu madre viene este fin de semana a visitar a Gary?-
-No me cambies el tema- dejaba la taza con chocolate a un lado- ¿desde cuándo?
-¿Desde cuándo qué?
-No hacen el amor- completó, su actitud era tan normal como si estuviese hablando del clima- oh vamos quita esa cara, es algo normal. Soy tu mejor amiga además soy médico puedo ayudar
-¿Guardarías el secreto?
-No soy una chismosa Katniss
-No lo digo porque lo seas... es solo que es un poco incomodo para mí y de verdad no quisiera que Cato...
-Te lo juro, ahora suéltalo. Siempre me gustó escuchar tus historias con Peeta
-Cuatro meses y medio-solté de pronto sintiendo como el calor se adueñaba de mis mejillas a la vez que mi amiga se tapaba la boca para evitar derramar el chocolate que acababa de tomar
-Mierda ¿tanto?
-Si, es solo que en los últimos meses del embarazo a Peeta le daba algo de miedo hacerlo. Pensaba que podía lastimar a la bebe, cosa que es entendible...
-Pero-me animó a continuar
-Creía que al terminar mi reposo volveríamos a... ya sabes la rutina, pero no. Nada pasó
-Con nada te refieres a NADA - Rue terminó la frase con un gesto algo exagerado pero que bien sabia interpretar
-No bueno, eso sí. Hace un poco más de una semana tuvimos una sesión de sexo oral- de solo recordar la intensidad del momento, sentía como ese calor aumentaba en mi entrepierna haciendo que cruzara mis piernas, gesto que gracias al cielo pasó desapercibido por mi amiga
-Por qué no aprovechaste el momento y continuaste
-Lo intenté, pero en el mismo momento en que le pedí que ya sabes... que le quería en mi. Peeta comenzó a decir un montón de cosas que aun no entiendo, que si estaba cansada, que el reposo, que Maggie podía despertar y bla bla- no decía más que la pura verdad, lo había intentando de las mil y un maneras, todas las tácticas de seducción que había aprendido a lo largo de mi vida, el perfume que tanto le gustaba, la ropa interior que siempre le volvía loco, pijamas ligeros de tela, mis pantalones de yoga, duchas traviesas... pero no nada servía
-No creerás que el...- no hizo falta que finalizará la frase, la idea de que Peeta tuviese una amante me resultaba estúpida
-En absoluto Rue. Estoy segura de eso. Además créeme que en el fondo entiendo su rechazo, solo que... Dios me mata cada vez que dice no, en realidad no sé si es por las hormonas o no sé qué carajos pasa conmigo. Últimamente estoy demasiado...
-¿Demasiado?
-Excitable
-¿Excitable? -repitió tratando de disimular su risa
-Sí, ando con unos calentones de lo grande y lo peor es que me ocurren de nada. Si lo veo salir de la ducha, si lo veo cocinado, trabajando, leyendo o simplemente revisando su correo...
-Katniss, no me estás diciendo nada nuevo. Ustedes siempre fueron así de calientes, como conejitos
-No es para tanto, pero entiendo lo que quieres decir. La cosa es que no sé si algo está mal conmigo. En estos días estábamos viendo un documental en animal planet... y bueno digamos que la que se convirtió en un animal fui yo, Peeta parecía el excursionista asustado
-Sinceramente, Peeta y tu ya están lo suficientemente grandes como para ponerse a dar vueltitas al asunto -agregó entre risas por mi anterior comentario- mi consejo es sencillo, ve al grano y si aun él no lo entiende... aplica medidas extremas. Exhibe todo lo que tienes usando tu sensualidad y tu sexualidad. Cuando esas dos se unen no hay pero que valga
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-¿Qué te dijo?
-Hola Rue, ¿Cómo te va? ¿Qué tal tu día? ¿Mi ahijado como está?- Preguntaba sarcástica a la vez que se acomodaba en una de las sillas de mi oficina, frente a mi escritorio- maldito interés
-Hola Rue, ¿Cómo te va? ¿Qué tal tu día? ¿Mi ahijado cómo está?
-No debería decirte nada...
-Rue, me debes un favor
-Si por eso es que lo hago, no me gusta deberle nada a nadie- advirtió mientras sus ojos se estrechaban- Bien, tus sospechas son ciertas. Katniss está en su punto. Esto que estás haciendo es bastante cruel –Bien, excelente pensé
-No es crueldad, le prometí algo y lo voy a cumplir- confesé golpeando mi escritorio con la yema de mis dedos
-Pues Katniss cree que no quieres nada con ella...
-No es así- aseguré
-¿Cuéntame qué tienes preparado? Esa carita traviesa me lo está dejando bien claro
-No voy a hablar de eso contigo Rue
-Qué más da, igual Katniss me lo contará
-Pues, prefiero que lo haga ella y no yo
-Pero ¿tienes algo preparado o la vas a seguir torturando?- murmuró
-No le estoy torturando, dejar de decir eso. Y sí, tengo una sorpresa para ella -suspiraba - necesito otro pequeño favor tuyo
-Ya estamos en paz. Me ayudaste con Gary para que Cato y yo pudiésemos viajar y yo averigüé lo que querías de Kat, qué te hace pensar que te ayudaría
-Eres mi amiga y me amas- respondí tranquilamente a la vez que sonreía hasta más no poder
-En realidad no lo hago- se rio sardónicamente- últimamente te has convertido en un engreído
-Necesito que Katniss pase contigo toda esta tarde.
-Para preparar la sorpresa
-Ajam
-Quiero que me traigas dos cajas de bombones especiales del Capitolio y dos tartas de chocolate blanco de las que hace tu padre...
-Tres cajas de chocolate y las tres tortas, para pasado mañana si se queda contigo hasta las nueve
-Trato- respondimos al mismo tiempo intercambiando un estrechón de manos
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-¡Malditos tacones!- lloriquee al estacionar mi auto en el porche de mi casa. Que día tan asqueroso, definitivamente la época en la que podía aguantar un almuerzo, compras y una salida al cine había acabado… Sí, me habían caído los años.
No había terminado de abrir la puerta cuando mi mano derecha se encargó de deshacerse de las altas armas que lastimaban mis pies, ingresando a la casa los tiré detrás de la puerta junto con mi bolso. Nuevamente mis manos viajaron a otra zona que últimamente se había convertido en la más afectada, mis senos.
Por sobre mi ropa y mi brasier comencé con los masajes circulares que me había recomendado mi ginecóloga, no era que sintiera un gran alivio pero calmaba la pesadez. Claro que mi pecho descansaría después de alimentar a mi hija.
-Peeta- nada, solo el silencio y las luces encendidas de mi casa me dieron la bienvenida- Sky-llame a mi perro, aunque sabía que se encontraba haciendo guardia en la puerta de la habitación de Maggie. Desde que la pequeña estaba en la casa, eso era la único que hacia además de correr a buscarnos cuando mi hija lloraba.
Con mis pies descalzos comencé a subir los escalones que me llevarían a la planta superior.
-Ya no me quieres a mí. Ahora Maggie es tu favorita- tal y cómo lo pensaba mi perro estaba acostado a la mitad de la habitación de mi Maggie. Al verme solo levantó la cabeza de sus patas, bostezó y volvió a apoyar la cabeza en el mismo sitio- vamos a ver si te soy tan indiferente cuando tengas hambre- una sonrisa se dibujó en mis labios al ver a mi solecito personal reposando cómodamente en su cunita blanca, vestida con una pijamita de algodón que tenia pequeñas pinticas de colores- te amo -susurré apoyando mis labios en la parte trasera de su cuellito, ya que se encontraba acostada boca bajo y con los bracitos a ambos lados de su cabeza.
Aunque no lo había visto, se notaba que Peeta había pasado por acá hace poco, además de que aun su perfume se sentía en la habitación. La pequeña lámpara con forma de Ponny que Peeta siempre se encargaba de mantener encendida cuando estaba casa, bañaba la habitación con una suave luz color lila y el cómodo sillón en el que me sentaba para alimentar a Maggie aun tenia las huellas del cuerpo de alguien, lo que quería decir que acababa de abandonar a habitación. No me fue nada difícil imaginármelo senado ahí con nuestra hija en brazos susurrándole historias o cantándole algo, cosa que hacía muy a menudo
-Pórtate bien- le ordené a Sky antes de abandonar la habitación para encontrarme con el hombre de mi vida -Peeta- llamé abriendo la puerta de mi habitación. No fue ninguna sorpresa encontrarme con que tampoco estaba ahí, sin embargo hubo algo que si capturó toda mi atención.
Sobre nuestra cama reposaba una caja color crema con un hermoso lazo. Junto al lazo una pequeña nota en la que se podía leer Sra Mellark, instintivamente mis dedos recorrieron la nota como si quieran grabar la hermosa caligrafía con la que se escribía en bolígrafo negro mi apellido.
No tardé ni dos segundo en levantar la parte superior de la caja, para encontrarme con una capa de papel que me impedía ver lo que sea que tenia la caja, como si se tratara de una competencia aparté el papel y me encontré con... un traje de baño.
La prenda era de un hermoso color naranja intenso, de dos piezas, saqué la que parecía se la parte superior para extenderla en la cama. Era de tipo strapless y justo en la parte donde calzaba el busto tenia pequeños flequillos que la cubrían simulando una cascada, ¡era hermoso! Sin apartar la mirada de la prenda estiré mi mano para alcanzar la parte inferior, al tomarla otra tarjeta se deslizó de ella, cayendo en mis piernas.
Úsalo para mi PD: no me gusta esperar- acerqué la tarjeta a mi pecho y suspirando como una adolescente me alejé de la cama con la prenda en mis manos y me encerré en el baño.
Después de una ducha rápida en la que el secado de mi cabello se salvo de desaparecer, admiré orgullosa el reflejo de mi cuerpo desnudo ante el espejo. No sabía si se debía a que hoy por fin estaría con el hombre más perfecto del mundo o porque tenía miles de razones para estar contenta, la galería, mi familia, mi casa, mi matrimonio, todo absolutamente todo marchaba cómo debía. Lo cierto era que me veía y me sentía distinta, poderosa, hermosa.
Acomodé la parte inferior del traje de baño, sin atreverme a subir la mirada hasta el espejo tomé el top y lo ubiqué en mis pechos, me causó un poco de gracia el tener que doblarme un poco para que este cerrara, obviamente Peeta no era del todo consciente de la variación de mi talla.
-Bien respira profundo, aquí vamos- ¡Mierda! ¡Ay Dios mío!... esto es.. es... ¡pequeño! Cielo Santo. El busto aunque no era del todo mi talla, me gustaba como se veía, parecía esas chicas sexys de revista... Sin embargo... la tanga... de solo verla me sonrojaba. Era de modelo brasileña por lo tanto mi trasero quedaba protegido por la llamativa tela, el problema era mi vientre... el triángulo que formaba la braga comenzaba un poco más debajo de los huesos de mi cadera, podía decir con exactitud que cubría solo cuatro dedos de mi ingle- oh vamos Katniss que es una braga pequeña cuando ya conoce cada rincón de tu cuerpo- me repetía una y otra vez hasta que puse un pie en el corredor que daba a las escaleras- querías una noche con él, no la desperdicies.
Apretando mis manos como si fuese una quinceañera bajé las escaleras y me encaminé a la cocina, al pasar por la nevera nuevamente la chica de largas piernas, caderas anchas y pechos grandes apareció frente a mí, infundiéndome valor llevé las manos hasta mi coleta para comenzar a tirar de ella, yo misma gemí al ver la hermosa mujer que tenia frente a mí, si antes se veía hermosa ahora con el cabello cubriendo gran parte de su espalda parecía una diosa.
Continué con mi recorrido hasta detenerme otra vez, respirando profundo empujé la gran puerta de vidrio que daba hacia nuestro jardín, mis piernas temblaron al ver como en poco tiempo Peeta había convertido un simple jardín con una estancia para parrillas y una pequeña piscina, en el sueño de cualquier mujer
Todas las luces de nuestro patio estaban apagadas, toda la luz provenía de la piscina y de pequeñas lamparillas amarillas que flotaban en el agua. Muchas velitas decoraban el borde de la piscina haciendo el ambiente mucho más cálido de lo que ya lo era...y ahí, justo en frente de mi, Peeta me recorría con la mirada a la vez que saboreaba el momento pasando la lengua por sus labios. Cuando su mirada se encontró con la mía, en sus labios apareció esa sonrisa caliente y traviesa que me volvía loca desde los dieciocho. No hizo falta que me hablara, pues sin darme cuenta mis pies habían comenzado la marcha. Nunca rompí nuestro contacto visual, ni cuando bajaba los escalones que poco a poco me ayudaron a sumergirme. Otro gemido involuntario escapó de mis labios cuando gran parte de mi cuerpo se encontraba en el agua y esta mantenía una temperatura sumamente agradable.
-¿Y? ¿Cómo me queda? – pregunté coqueta cuando por fin logré quedar frente a él
-El naranja debería ser tu color favorito- respondió con voz pérdida a la vez que posaba su mano derecha en mi cintura- estás más hermosa que nunca
-¿Te parece?- pregunté acercando mi pecho al suyo- yo creo que es algo vulgar
-Siempre y cuando lo uses para mí, no tengo problema- dice mientras sus ojos se pasean por mi cuello, mis senos, mis labios y por ultimo mis ojos
-¿Para ti? Pensaba llevarlo a la playa para nuestra próxima salida- me inclino y roso sus labios
-Ni de broma- sentencia con un brillo malicioso en sus ojos
-¿Por qué? ¿No te sube el ego que otros miren a tu pareja y ser consciente de que solo tú puedes tenerle?- Sí antes mi cuerpo estaba pegado al suyo, ahora mis caderas estaban tan ancladas entre las suyas, que en el mismo momento en que sentí su miembro pegado a mi ingle sonreí anhelante, mmm estas desnudo -pensé sonriendo
-No, a mi no me da nada de gusto que otros se imaginen lo que esa tela cubre, que por cierto es mío - ahora eran sus dos los que se posaban a cada lado de mi cintura haciendo que su cuerpo se restregarse más al mío- ¿y a ti te gusta que otras se imaginen lo que hay pero que no puedan tenerme? - NO, a la zorra que se acerque a ti juro que puedo arrancarle loa ojos con cucharilla
-Digamos que yo sé marcar territorio- respondí rosando sus labios con los míos
-¿Y cómo es eso?
-Veras es bastante sencillo, tu cuerpo me reconoce, tus poros me perciben, tu piel lleva escrito mi nombre en cada extensión, tus labios nada mas responden a mis caricias y él- acariciaba la punta de su pene con mi pulgar- sabe que soy la única mujer que lo pone así - ante mis caricias la única respuesta que obtuve fue un intenso gruñido por parte de mi esposo- y si quieres una prueba más, soy la única que te tiene y tendrá al natural- en el momento en que su cabeza cayó hacia atrás mis labios decidieron unirse al juego y atacar su clavícula – vamos, vamos a arriba Peet, quiero hacer el amor
-No-gruñó sin cambiar de posición- aquí. Quiero hacerte el amor acá
-Maggie está...
-Instalé el radio, si despierta seremos los primeros en escucharla- posaba su mirada en mi- ya le di de comer, está dormida... por favor- el hermoso azul que amaba contemplar en sus ojos había desaparecido y ahora un azul oscuro hacia acto de presencia. No respondí, solo acerqué mis labios a los suyos, limitándome a rozar su labio inferior con los míos. Lo que comenzó como una caricia inocente a los pocos segundos se convirtió en un acto sumamente sexual. Coló su lengua entre mis labios, pasando por mis dientes y dedicándole un millón de caricias a mi lengua. Mis piernas temblaron cuando le sentí acariciar mi paladar, fue como si miles de maripositas revolotearan en mi vientre, instintivamente traté de alejarme pero su mano se adueñó de mi cuello manteniéndome pegada a él. No pude evitar gemir ante la poderosa caricia, era tan caliente, íntima y posesiva que si hubiese tenido la oportunidad, mis labios nunca se hubiesen separado de los suyos, ni para respirar- Si, definitivamente eres la única mujer a la que deseo tanto- susurró cerca de mi oído
-Eres mío- confirmé pasando muy lentamente mi lengua por su cuello, en ese mismo instante sentí sus manos posarse a cada lado de mi trasero para apretar con un poco de fuerza mis glúteos- solamente mío- mi ego se infló en el momento en que escuché mi nombre salir de sus labios, mis dientes decidieron salir a jugar... y que el cielo me perdone pero mañana el precioso cuello de mi esposo tendría mi firma en el. Mientras que con mis labios succionaba con gran empeño un poco mas debajo de su yugular las sus manos subieron hasta en mi espalda, zafando el nudo que evitaba que la parte superior de mi bañador cayera.
-Eres magnifica- casi lloré cuando su pecho dejó de rosar el mío- gracias por elegirme, siento que todo lo puedo contigo- sin apartar mi mirada de ese hermoso mar, aparté mi mano derecha de su cuerpo y la llevé a mi strapless que aun no abandonaba del todo mi cuerpo- todo lo que tengo es tuyo- ni cuando mi traje de baño se alejó flotando aparté mi mirada de la suya- gracias por sacar el papelito color naranja en nuestra clase de química- ambos sonreímos como dos jóvenes
-Gracias por encerrarme en ese salón de limpieza y por aceptarme la noche que me colé a tu habitación en la competencia- ahora entrelazaba mis manos alrededor de su cuello- gracias por quedarte conmigo aun cuando te pedí que me dejaras- no pude evitar que mis ojos se humedecieran ante ese recuerdo, el daño que le había hecho en esa ocasión no me lo perdonaría nunca.
-Lo haría mil veces más- mis lagrimas salieron sin ninguna restricción cuando con sus brazos me estrechó en un fuerte abrazo- no llores, por favor no lo hagas. No quería dañar el momento- nos giraba, siendo yo la que ahora estuviese apoyada en el borde la piscina
-lo siento- le miraba- deben ser las hormonas. Te amo- ahora si le siento contra mi piel sin ninguna restricción, la dureza de sus músculos cuando se presionan sobre mi. Sus labios cuando devora mi cuello, cada centímetro de mi piel tiene que ser tocada por la suya. Es ahí cuando comprendo que la cálida temperatura que nos rodea no proviene del agua, sino de nuestro interior, de nuestros cuerpos.
Mi mano va a su erección y siento mi propia potencia mientras se retuerce en mis manos. Cada rugosidad ya es familiar para mí. Sé como tocarlo para hacerle enloquecer y juego con él, disfrutando de la naturaleza entrecortada de cada respiración que toma. Pero no me opongo cuando se aleja…
-Arriba- señala tomándome de las caderas y sacándome del agua para ayudarme a quedar sentada en el borde- recuéstate, ahora es mi turno. Quiero jugar- trago saliva, fuerte. Pero no voy a apartar la mirada de él, da unos golpecitos en mis muslos pidiendo permiso para ubicarse entre ellas. Recorre mi muslo interior con la mano hasta que presiona contra mis bragas, sólo el más fino tejido entre sus manos y mi clítoris, instintivamente gimo moviendo mis caderas hacia adelante exigiendo un toque más profundo- recuéstate- repite, a regañadientes y muy lentamente me incliné hasta apoyar mi espalda en el grueso piso de piedra, rogando para que ninguna raspara.
Su mano se aleja, sintiéndola aun en mi piel mientras retira la exótica prenda, anticipándome a las caricias que sabia me brindarían sus manos, las mías viajaron a mi rostro tapándome los ojos pero tiemblo al sentir su lengua que se sumerge más profundo en mí, haciéndome cosquillas, haciéndome mas húmeda de lo que nunca había estado. No puedo mantenerme callada. Gimo y grito mientras mis manos se posan en la rugosa superficie bajo mi espalda arqueada, casi alejándome, casi asustada de la intensidad de lo que me está haciendo sentir. Pero sujeta mi cadera para que no me mueva, negándose a dejarme ir, utilizando su pulgar para tirar de mi piel alrededor de mi clítoris para que pueda lamer y saborear cada rincón oculto, forzándome a experimentar lo que más anhelo.
Mi orgasmo es tan fuerte, que creo va a partirme. No tengo control. Ni siquiera tengo la habilidad para querer el control que he perdido. No reconozco los sonidos guturales que salen por mi boca. No tengo poder para resistirme cuando sus manos me envuelven y tiran de mi para llevarme al agua consigo, instándome a rodearlo con mis piernas, quedando mis senos a la altura de sus hombros
-Preciosa…
-mmm..
-Reina…tus…tus- carraspeaba- senos- reaccionando de mi letargo posé mi mirada en mi pecho…
-Mierda, yo…- cuando trate de soltar del agarre que mis piernas tenían a su alrededor, Peeta no me permitió bajar
-Está bien, debió ser por la intensidad de tu orgasmo- si ya sentía mis mejillas arder, puedo jurar que estallaron cuando su pulgar dibujó mi pezón, recogiendo las pequeñas gotas blancas que se habían formado en ellos, para después acercarlo a sus labios- es dulce… es raro- no tuve tiempo para responder algo pues en segundo ya se acercaba para besarme, su sabor mezclándose con el mío.
Nuevamente siento su erección presionándose contra mí por negándose a entrar. Está probándome y mi deseo me está volviendo absolutamente salvaje. Lucho para empujarme, lucho para forzarlo a entrar, pero me agarra por mis glúteos y me mantiene en el sitio. Tengo que esperar y, el deseo, la lujuria, la impaciencia… están llevando mi intensidad a otras alturas que ni siquiera sabía que podía alcanzar.
-Por favor- digo, arqueando la espalda, intentando tocar su pecho con mis senos
-No… no tengo preservativos, están en la mesa- mi método… ¡diablos! Lo había olvidado, maldita sea. Debía de decírselo ahora ¿no?- espera voy a…
-No- le apretaba con mis muslo- ya no me voy a cuidar más y no quiero que tu lo hagas
-Pero…
-No me molestaría repetir esta experiencia. Quiero más, además el tiempo apremia
-Katniss
-Por favor- digo otra vez- te necesito
Y ahora es él quien gime y en un instante se empuja dentro de mí. Grito, incapaz de hacer nada más que experimentar lo que me está dando. Cada empuje trae nuevas sensaciones. Mis manos recorren arriba y abajo la espalda, alrededor del cuello, por su pelo, luego bajo a su trasero. Tengo todo de él pero quiero más.
Mientras presiona más y mas profundo dentro de mí, viene otro orgasmo. Y esta vez siento esa deliciosa humedad dentro de mí. Nuestro gritos y palabras de amor de entremezclan en un corro primitivo.
-Ese traje de baño no sale de esta casa- agregó, rompiendo el silencio y tratando de calmar su respiración.
-No tengo interés de lucirlo ante mas nadie que no seas tú. Me sorprende este Peeta celoso
-Siempre he sido celoso- me apretaba mas a él- lo mío es mío
-Eso es ser posesivo
-No tengo problema en decir que soy posesivo y celoso, hasta a mis hijos los celaré
-Me encanta el plural. Maggie necesita compañía
-Maggie necesita un hermano que refuerce las tareas de cuidado y protección con su padre
-Peeta..
-Tu acabas de decir que soy celoso y posesivo… ¿Qué puedo hacer?
.
.
.
-¡No quiero ir al colegio! - señor dame paciencia - Madeleen Watson me hace la vida imposible
-Si no vas le estas dando importancia enana, pégale un chicle en el cabello cuando se descuide o...
-Connor basta- le corté.-princesa tienes que ir al colegio- entrecerraba los ojos para recitar el discurso de lo odiosa que resultaba ser su compañera y las travesuras que esta le hacía-si lo sé, Madeleen Watson es malvada, te esconde los colores y te acusa con la maestra.¿Sabes por qué lo hace? - negaba con un gesto, logrando que los intensos rizos castaño oscuro se movieran de un lado a otro enmarcando su rostro- porque eres la más hermosa, cariñosa e inteligente de tu salón- mi pequeña sonrió enseñando el pequeño agujero que había dejado unos de sus incisivos al caerse- ahora por favor sube y vístete que papá va a llevarte al colegio y se hace tarde
-Mami- me llamaba-¿puedo ir al trabajo de papi?
-En la tarde, cuando regreses del colegio- concéntrate Katniss ya sabes cuánto duran estas charlas- ahora linda sube y cámbiate por favor
-Pero yo quiero ir...
-Hija...
-Mggie sube a cambiarte- le invitó Connor a su lado- voy a llegar tarde
-Eres igual de mala que Madeleen-listo, paciencia colmada en tres, dos, uno
-Kaitlin Mellark- como si se tratara de la misma explosión de una bomba mis dos hijos varones abandonaron la cocina casi corriendo con sus platos de cereal en mano- quieres ver mi lado malo. Bien, vas a subir, vas a cambiarte, recogerás tus cosas, e iras con papá al colegio tan rápido o te juro que hablaré con tu maestra para que te siente todo un día con Madeleen- si, era cruel pero sinceramente era lo único que resultaba cada mañana
-¡Uy! yo que tú me apuro, mamá se oye muy decidida- como si fuera un rayo, la pequeña bajó de su silla dando un brinquito y corriendo abandonó la cocina- no crees que deberíamos hablar con su maestra de lo que pasa con esa niña Watson
-Peeta ya hablé con su maestra, son solo problemas de niñas. Kaitlin no la tolera desde que la cambiaron de mesa y es Madeleen quien comparte mesa con ese niño llamado Ian. Además nuestra pequeña hija es bastante terca y los mimos que tú le das no me ayudan mucho
-¿Me pregunto de quien habrá sacado lo terca?
-Peeta-le llamé a modo de advertencia. No era porque me incomodara o mucho menos porque fuese mentira, no. La verdad era que de mis cuatro tesoros Maggie, Connor, Brian y Kaitlin. La última era la más difícil, testaruda, seria, obstinada. No solo había heredado todos mis gestos, mi color de cabello, mi color de piel, mis ojos... era una increíble réplica, tanto que había ocasiones en las que me daba algo de miedo que cometiera los mismos errores que yo. Prm siempre solía decir que discutíamos tanto porque éramos tan idénticas que por ley física nos repelíamos. Claro que al ser la menor y la más sensible y cariñosa de mis pequeños, era la luz de mis ojos.
-¡Dios no se qué sería mi vida sin estos cafés!-levantaba su tasa acercándose a mi- me encanta
-¿El café o quien lo prepara? - me acercaba tomando su mano libre posándola en mi cadera
-Ya quiero que sea viernes- susurró cerca de mis labios a la vez delineaba los suyos con su lengua- necesito estar contigo a solas
-Tengo una sorpresa para tu cumpleaños- sonreí inocente posando mis labios en los suyos
-Solo dime que vamos a tener un momento para nosotros y te juro que hago lo que sea- ahora era él quien me besaba- ¿vas a la galería?- como si fuese un niño travieso, comprobó que estábamos solos para introducir lentamente sus manos bajo mi perfecta camisa blanca
-No, iré al museo de arte- di un pasito en su dirección acomodando mis caderas en las suyas- necesito acordar lo de la entrega de algunas pinturas
-¿Después que harás? - no pude evitar cerrar mis ojos cuando sus labios se posaron en mi cuello
-Iré a la Galería, necesito programar unos eventos...
-Ven a mi oficina -suplicó - necesito tener un momento contigo urgentemente...
-No lo sé...
-shhh- me cayó para unir nuestros labios, sus manos abandonaron mi pecho para posarse definitivamente en mis caderas, las mías viajaron inmediatamente la su cuello
-¡Puaj! ¡papá vamos a llegar tarde!- Siempre era así, Bryan el tercero de nuestros hijos con tan solo doce años, había desarrollado una increíble habilidad para interrumpir los momentos en los que Peeta y yo deseábamos perdernos. Fue el único de mis cuatro pequeños que irrumpía en nuestra habitación cuando no podía dormir, nos costaba enormemente que fuese a la cama, lloraba cuando le dejábamos con la niñera, en fin era todo un caso.
-Estoy hablando con tu madre, Bryan. Espérenme en el auto
-Papa...
-En el auto…
-Vamos a agarrar cola
-En. El. Auto.¡Ahora!- ordenó apartándose y apretándose el puente de la nariz.
-Y yo soy la estricta- sonreía acomodando mi falda sin apartar la vista del pasillo por el que acababa de desaparecer mi hijo-yo te aviso si paso por tu trabajo, ahora- me acercaba para acomodar su corbata- ve y lleva a los chicos porque de verdad se te está haciendo tarde
-Por favor, solo quiero tener un momento contigo- me abrazaba- te amo, nos vemos más tarde- Tomando una manzana de la cesta abandonó la cocina dejando su perfume en el aire.
Aunque ya éramos adultos casi viejos, no podía evitar seguir sintiendo esas miles de sensaciones que me producía su presencia, ese cosquilleo cuando me besaba y esa confortable comodidad que me daban sus brazos cuando me envolvía con ellos. Discutíamos si, como dos locos. Había ocasiones en las que nuestras peleas comenzaban por cosas tan absurdas como quién debia lavar los platos en la cena o el canal de televisión que se debía ver en determinado momento, pero al fin y al cabo eso ocurre en cualquier familia ¿no? Además siempre he pensado que lo mejor de pelear es la reconciliación y por qué no, el regalo que viene con ella
-Mamá
-Mier...Maggie
-Discúlpame mami, no quería asustarte - se acercaba mi hermosa chica rubia con cara apenada-lo siento
-Tranquila, solo pensé que ya Peeta se había ido
-mmm si, de hecho ya se fueron
-Y no te fuiste con ellos porque...
-Porque-se acomodaba en la barra de la cocina sin dejar de mirarme con esos hermosos ojos grises - no quiero ir al colegio. No espera, no me interrumpas. Mama necesito hablar de algo muy importante contigo y no quiero hacerlo con los chicos aquí-sonaba realmente preocupada
-¿Te parece si hablamos camino al trabajo? ¿Quieres ir conmigo al museo y después a la galería?
-Si-se bajaba de la mesa- solo dame un momento voy a cambiarme la camisa y a ponerme algo de polvo, si quieres espérame en el coche. No tardo nada.
Y así lo hice, tomando mi amado termo con café, mi enorme cartera, las llaves, los papeles mis gafas de lectura y de sol, por último mis dos celulares baje al porche para abordar mi auto, solo fueron segundos los que tuve que esperar hasta que mi hija se unió a mí.
-Y bien, ¿de que querías hablar? -había esperado que ella iniciara la conversación pero ya habíamos dado algunas vueltas en el auto y permanecía tan callada que si no fuera por su perfume pensaría que andaba sola en el carro
-Yo... mmm- fruncía en ceño- escúchame primero ¿vale? - por qué algo me decía que esto no me iba a gustar
-Vale-respondí no muy segura
-Hay un chico- bien Everdeen, en algún momento tenía que suceder ya tiene casi dieciséis
-¿Y te gusta?
-Si, mucho
-¿Está en tu clase?
-No, lleva un año más que yo
-Entonces tiene diecisiete- asentía rápidamente - y...
-Yo creía que no me gustaba porque siempre lo veía, pero él ahora ya no es tan cercano a mí y de verdad me gusta mamá
-¿Y por qué ya no son tan cercaos? ¿Pelearon? ¿Le dijiste lo que sientes?
-No-por el rabillo del ojo pude ver como se removía inquieta en su asiento- no, yo no soy su tipo de chica. Aunque todas mis amigas dicen que el babea por mi
-¿Cómo que no eres su tipo? ¿Estas segura?
-Si, ahora mismo está saliendo con otra chica... y me da rabia, ella no es buena para él. Es una zorra
-Maggie, quizás él ve algo en ella que le gusta, puede que sea una chica agradable. Además cómo vas a saber si el siente o no algo por ti si no le hablas
-Ella es mala, mamá y es una zorra ha estado con todos los chicos populares del instituto - ok, ahora si respira y relájate porque vas a hablar de sexo con tu hija
-Maggie no somos quien para juzgar a los demás - la respuesta de mi hija fue un gran bufido- además me imagino que el chico debe de conocer la reputación de esta chica
-Siempre me dices que papa es el único chico del que te enamoraste, tía Prim siempre estuvo enamorada de tío Tresh , tío Cato con Tía Rue. Lo ves todos se aman desde preparatoria
-Maggie no siempre las historias se repiten, eran tiempos distintos circunstancias diferentes.
-¿La primera vez de papa fue contigo? -mierda mierda mierda
-No
-¿El fue tu primera vez?
-Si
-¿A qué edad? - dile que a los veinticinco, treinta si es posible
-A los diecisiete, Peeta tenía dieciocho
-¿Estabas segura?
-Totalmente, conocía a tu padre, me sentía cómoda con él. Nunca me presionó y siempre estuvo dispuesto a esperar y respetar mi decisión sea cual fuese. Ahora, tu y este chico han intentado algo?
-No... yo no... con nadie- susurró bajito- pero el sí, Bianca le dijo a Michelle que Lauren le había dicho a Isa que había escuchado en el baño de chicas a Rachel confesando que Gary se había acostado con ella y que para él era su primera vez... - de pronto tapó sus labios con sus manos mientras que me observaba con miedo
-¿qué, qué ocurre?
-Nada mamá-se apresuró a responder- mejor dejémoslo así, ya no quiero hablar de esto, no vale la pena -dio por finalizada nuestra conversación posando su mirada en la ventana. Mentalmente traté de repasar cada una de sus frases, buscando en qué me había equivocado hasta que... no
Lleva un año más que yo.
Diecisiete
Siempre lo veía
No siempre todas las historias se repiten
Bianca le dijo a Michelle que lauren le había dicho a Isa que había escuchado en el baño de chicas a Rachel confesando que Gary se había acostado con ella
Gary...
Gary
¡Gary!
Gary Murray Thomson...
Hijo de Cato Murray y Rue Thomson
Mi ahijado
Primo de mis hijos
¡Mierda Peeta vas a morir!
…
Hello nenas bellas!
Whooow casi 90 hojas Word! Esto es Milagro!
Bueno, después de no sé cuánto tiempo aparezco nuevamente. Créanme que se cae la cara de vergüenza pero les juro que todo tiene una explicación: para aquellas que no lo saben soy de Venezuela y bueno lamentablemente en el estado en el que vivo la situación no está muy buena con lo que a la electricidad se refiere. La cosa es que mi computadora murió, mi conector de internet se quemó y bueno digamos que me las vi bastante fea, lamentable te mis papas no tenían mucho dinero para comprar otra máquina en tan poco tiempo. Entonces tuvimos que organizar lo de los cupos (dólares, otro tema delicado en mi país) y esas cosas para traerla por partes y armarla acá…. En fin, casi siete u ocho meses después ya tengo compu! Sencillita pero ahí vamos, gracias a dios!
De verdad disculpen la demora…. Lo siento
Espero como siempre que les haya gustado el cap FINALL! Que de corazón les haya encantado y bueno a las que no igual se aceptan las quejas y los reclamos! Las adoro son lo máximo!
GRACIAS A TODAS DE VERDAD! Este disparate no hubiese sido posible sin ustedes!
ESPERO SUS COMENTARIOS! MIL GRACIAS POR HABER ESTADO AHI
TAN TAN TAN TAN (MUSICA DE SORPRESA) NOS LEEMOS EL VIERNES O EL SABADO CON LA NUEVA HISTORIA! BESOS ENORMESSSS