Hola, ufff OWOU después de tanto tiempo, me sorprende seguir viva, XD no sé cómo mis lectoras no me mataron, TWT lamento el retraso, es que tuve ciertos problemillas con mi fic y perdí las hojas. OWO pero al fin les traigo la continuación de esta maravillosa historia.

Sin querer demorarme más, se los dejo. Disfrútenlo! OWO/)

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Capitulo3: Hematófagos

-Gumball? Que haces?- la voz de Marshall era apenas un susurro.

-pago mi deuda.- le respondió el príncipe mientras abría su ropa y dejaba que su camisa y su saco se deslizaran por sus hombros hasta caer en la cama.

-Gumball?- el vampiro sintió como sus mejillas se calentaban, aquello estaba poniéndole nervioso y su corazón latía más rápido cada vez. No entendía que es lo que estaba haciendo el príncipe.

-cumpliste tu parte del trato, puedes…devorarme ahora.-El monarca del dulce reino se inclinó un poco, ladeando la cabeza para dejar libre su cuello, tenía miedo de la mordida de Marshall, no quería ser un vampiro pues amaba salir a tomar el té al jardín y sentir el sol sobre su piel en la mañana. Pero no quería que Marshall muriera.

-de…de que me hablas?- el vampiro trago con dificultad, no podía negarlo, quería enterrar sus colmillos en ese cuello tan esbelto, quería sentir su cálida sangre corriendo por sus labios hasta su garganta, dejando esa sensación tan embriagante, tan deliciosa.

-puedes beber mi sangre…toda si así lo quieres.- el príncipe se estremeció y para Marshall fue más que obvio que tenía miedo, pero el hambre…

-Gumball…pero…?- se resistió, aunque podía sentir el calor emanar de aquel cuerpo estaba tan vivo, tan lleno de dulce liquido carmesí, lo quería…lo deseaba…pero no solo como alimento, el príncipe le gustaba para algo más.

-soy tuyo, puedes hacer lo que quieras conmigo…es justo por la ayuda que me brindaste.- el príncipe le susurro, en su voz se podía notar la convicción, estaba dispuesto a sacrificarse.

-Muy bien, serás mío ahora. Voy a devorarte.- le susurro y con sus garras comenzó a jalar el pantalón del príncipe, bajándolos, Gumball se tensó, asustado y de su garganta broto un gemido al ver que el rey vampiro se levantaba las cobijas y dejaba ver su cuerpo desnudo, completamente libre de cualquier prenda, las enfermeras le habían despojado de sus ropas al entrar al quirófano

-Que es lo que vas a hacer?- los ojos del dulce príncipe estaban fijos en la intimidad de aquel a quien se había ofrecido, pensando que era lo que había pasado, como era que aquel pelinegro aun no devoraba su sangre? ¿Acaso estaba jugando con él, como lo hacían los felinos con sus presas?

-Lo que yo quiera.- le murmuro el vampiro al tiempo que tomaba la mano del príncipe y le ayudaba a acoger sus miembros juntos, uno al lado del otro. -Mueve tu mano así.- Le mostro dirigiendo sus caricias lentamente.

-Mmhh… - el príncipe se estremeció. Aquella sensación era sublime.

-Esto no va a doler (4).- el vampiro canturreo en su oído lamiendo el lóbulo de la oreja del príncipe deleitándose con su dulce sabor. Solo escucha mi hermosa voz y en un momento todo pasara.

Aquella melodía hacia que el príncipe Gumball se estremeciera, le gustaba, le adoraba y cantaba solo para él, mientras sus manos se ocupaban de calmar su calentura.

-Quedarás a merced del hechizo que te lanzare…- Su voz cargada de lujuria paladeaba cada estrofa mientras sentía el orgasmo acercarse. –Vas a ver, te vas a sentir mejor.- Su mano junto con la del príncipe se deslizaban en una danza frenética, acompañando sus canticos con un coro de gemidos lascivos. -Esta vez no será como un cuento de hadas más, eres parte de nuestro gran festín.

El príncipe sentía todo su cuerpo ausente, su mente nublada por las sensaciones y la voz de Marshall lee.

-Ahhh… No puedo más...- Le jadeo el dulce monarca.

-Y esa vez, tú serás el ingrediente principal…- Y sin poder contenerse más, el rey de los vampiros clavo sus colmillos en el cuello de Gumball, arrancando un gemido que se oyó incluso fuera de aquel cuarto.

-Ahhh! – Y aquello no había sido precisamente un grito de terror. La sensación de esos colmillos rasgando su piel, le había dolido, pero enseguida había sentido esos labios acariciando su cuello, esa lengua limpiando los rastros de su dulce sangre y… -Ahhh… Marshall lee…- Provocándole un orgasmo impresionante.

Esos dos cuerpos se estremecían, uno al compás del otro, tensándose tortuosamente al alcanzar ese macabro clímax. Y sin poder contener esa presión tan profunda derramaron su leche uno sobre el vientre del otro.

Por la comisura de los labios del vampiro se escapaban algunas gotitas de dulce sangre, corriendo por el pecho del príncipe; el joven hematófago trataba de seguir alimentándose, más los gemidos escapaban furtivamente de sus labios.

-Ah... Marshall…- El príncipe se comenzaba a marear, entre el placer que le invadía… y la falta del vital líquido, su mente cedía al cansancio.

El joven vampiro lo sentía temblar en sus brazos, debía detenerse, debía parar; mas sus instintos le dictaban que debía alimentarse, saciar el hambre hasta sanar sus heridas, pero no! No podía. Si continuaba así, podría matar al príncipe Gumball.

Las manos del vampiro se posaron en los hombros del dulce monarca y se aferraron con fuerza, enterrando sus dedos en aquella piel.

-Marshall... Ahh… eso duele.- el príncipe jadeo con dificultad, pero el joven pelinegro no le respondió, seguía bebiendo con avidez, deleitándose con aquel fluido. -Marshall…?- Comenzaba a sentirse asustado.

De pronto el chico se detuvo y alejo sus labios del cuello del príncipe con lentitud, jadeando como si aquello hubiera requerido un gran esfuerzo.

-Marshall?- El príncipe le miro, preocupado por la actitud de su compañero, y de improviso aquel joven no muerto le empujo, apartándolo de su lado, casi tirándole de la cama. -Marshall?, que ocurre?- El príncipe intento regresar al lado del vampiro.

-No… no te me acerques.- le murmuro el chico, el joven vampiro temblaba sutilmente. -Gumball… lejos.-

-Pero…- El chico de cabellos rosados intento acercarse. –estas bien?

Pero el vampiro le empujo de nuevo, derribándolo contra los barrotes que formaban los pies de la cama de hospital

-no te acerques!...no quiero lastimarte…- le siseo aquel ser mostrando sus colmillos. Marshall se sujetó la cabeza y comenzó a contorsionarse agónicamente, arrancándose los vendajes de su pecho.

Gumball se acercó un poco y sus ojos se posaron en la herida, aquella gran abertura en el pecho del no muerto.

-oh por dios…- Aquella herida se comenzaba a cerrar de forma presurosa, como si el tiempo corriera sin parar, Marshall se estaba curando.

-Ah…- El vampiro de desplomo sobre las almohadas, jadeando, tan cansado y aturdido.

-Marshall Lee?- el príncipe se acercó cauteloso, sin saber que acaba de pasar. –estas bien?

-no te acerques…aun no.- le suplico el joven cubriéndose los ojos. –no te preocupes…estoy bien…demasiado bien.- sonrió de forma perturbadora.- solo dame un momento.

El dulce monarca se sentó en la cama, mirando al chico no muerto, mientras este trataba de calmarse, respirando con dificultad.

Pasaron algunos minutos en los que el vampiro se fue calmando poco a poco. Mientras el dulce príncipe aprovechaba para tocar suavemente las dos incisiones que adornaban su cuello, sintiendo como si la vida le fuera arrebatada de a poco, sus ojos se llenaron de lágrimas, finas gotitas de sal que intentaban escapar.

-no vas a…convertirte.- le aclaro el pelinegro enderezándose lentamente, tocando su pecho con lentitud, sintiéndose casi curado.

-perdón?- el príncipe no alcanzo a entender, se había perdido en sus pensamientos.

-no vas a convertirte en vampiro.- le repitió el joven, haciéndole una señal para que se acercara. –No te preocupes por eso.- sus manos acariciaron suavemente el cabello de Gumball. –necesitas otros pasos más antes de ser trasformado.

-pero…- los ojos del joven se abrieron desmesuradamente. –lo…lo dices en serio?- su rostro se ilumino de inmediato y a punto estuvo de brincar sobre el pelinegro para besarlo y agradecerle, se sentía tan dichoso por poder seguir viviendo bajo el sol; mas se contuvo.

-ya puedes acercarte.- le sonrió Marshall, sintiéndose como un gusano por haber abusado así del príncipe, ese miedo…podía verlo en los ojos de aquel dulce monarca. –no voy a lastimarte.

-Marshall… que fue lo que paso?- lento como un pequeño cachorro, el príncipe del dulce reino se acercó y tomo la mano del vampiro buscando reconfortarle.

-fue un frenesí.- le murmuro apretando sutilmente la mano de Gumball. –estaba herido y hambriento. Necesitaba regenerarme con urgencia y…- le toco suavemente las heridas de su cuello.- para eso necesitaba algún fluido vivo.

-sangre?- le pregunto el monarca del dulce reino.

-sí, cualquier fluido cálido y recién sacado de una vena…en tu caso, jarabe de cereza.- le dijo recostándose de nuevo. –lamento lo que hice, no debí morderte.

-No te preocupes.- el dulce pelirrosa le sonrió. –era lo que habíamos acordado.

El vampiro iba a preguntar, ya que no recordaba haber hecho tal trato, pero entonces reparo en un detalle.

-el saco, donde esta?- pregunto preocupado, bastante angustiado.

-supongo que en el calabozo.-le dijo Gumball tratando de recordar.- por qué?

-esos fantasmas…eran extraños.- le murmuro el joven Marshall, recordando la forma en que habían atacado. –No pertenecían a la Nocheosfera.- Él los conocía a todos, al menos de vista.

-y que buscaban aquí?- el príncipe se acercó y se recostó a su lado, acomodando la cobija sobre las piernas del vampiro y se recargo en su hombro. –por qué no se iban?

-no lo sé…- el vampiro se acomodó en las almohadas. –no lose…- aunque podía sospecharlo.

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Abajo, él lo profundo de los calabozos, aquel saco permanecía abandonado, se movía suavemente, impulsado por los fantasmas que estaban atrapados dentro. Llevaban rato tratando de escapar y un poco de ectoplasma lograba escapar por la boca del saco.

Un pequeño hilo de líquido verde y fosforescente logro escapar y después de estar manando por algunos instantes, un pequeño fantasmita logro escapar. Estaba cansado, mallugado y apenas podía flotar, pero se esforzó por salir del castillo.

Fue un viaje largo y arduo para salir del dulce reino y regresar a su hogar, un reino de fantasmas...o mejor dicho de poltergeis. Donde las puertas del palacio se abrieron para él y un gran y apuesto príncipe fantasma le recibió.

-así que…regresas con las manos vacías?- el príncipe aparto la vista de su enorme libro de conjuros. –dime… como osas regresar sin el alma de mi prometido?

-un…un vampiro…- balbuceo aterrado aquel ser. –al príncipe lo cuida un vampiro.

-mmh un vampiro?- el príncipe se levantó y avanzo lento hacia una pileta de agua, paso sus manos suavemente y pudo ver la enternecedora escena. –así que tengo un rival... uno digno por lo que parece.

El fantasmita lo miro, estaba aterrado.

-alista a un nuevo escuadrón, voy a ir por el príncipe Gumball en persona.- sonrió malicioso. –esa alma va a ser mía por la eternidad, y ningún vampiro podrá evitarlo.

-.-.-.-.-.-.-.-.-fin del capítulo muajajajajaja BD-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

(4) lo que Marshall está cantando es Dream Meltic, de Vocaloid XD

BD kukukuku quien será este hermoso príncipe? Porque quiere a Gumball? Lograran nuestros dos amores estar juntos y felices? Ooh dios, quien sabe quién sabe muajajajaja

Dejen review si les gusta esta historia n.n