Wui says: Esta idea se me ocurrió ayer por la noche, como salida de la nada. Y he tenido que esperar hasta hoy a las nueve para poder descargarla sobre el teclado. A veces me pregunto porqué tengo tiempo cuando no tengo inspiración e inspiración cuando no tengo tiempo. Debe ser una ley de Murphy de esas. En todo caso, este corto one-shot (pero no tanto para ser un drabble, creo) es bastante distinto a lo que escribí hasta la fecha, sobretodo en fandoms. Intento expandirme y eso. Y me callo ya, que aburro a los lectores.
Disclaimer: Nada de lo que van a leer a continuación me pertenece excepto la idea para este fic.
Trepando
Había necesitado varios intentos para subir a aquel tejado. Por ninguna razón en particular. Tenía diez años e ir saltando cual gato, era una de sus ocupaciones preferidas. Realmente, no tenía nada mejor que hacer. Y no esperaba encontrarse con él allí. Últimamente le veía en todas partes, pero no creía que compartieran pasatiempos. Era un chico rubio de gran sonrisa y rostro inocente. Pese a sus ropas, no parecía encajar en esas callejuelas llenas de gente de las clases más bajas, pordioseros y mujeres de baja moral, pero tampoco esperabas verlo entre las personas más importantes. Era...único.
— Te hecho una carrera por los tejados — Dijo el rubio de pronto rompiendo el silencio. — Vayamos trepando y a ver quien llega antes a la otra punta de esa calle de ahí.
— Oh, sí, vamos, ¿y qué gano yo con eso? — Ya de muy pequeño, el moreno era codicioso como el que más. — Eso sólo sirve para divertirte a ti.
— Si no te divierte, ¿que haces encima de un tejado? — Ese argumento dejó sin palabras al niño, que observaba con sus ojos verdes, y cada vez con más curiosidad, al otro.
— Tengo una idea. Si gano yo me das lo que llevas en los bolsillos, y a la inversa. — Ese trato pareció contentarlo y entusiasmarlo por igual, de manera que se prepararon. Media hora después llegaron a la meta, no sin llevar consigo heridas de guerra.
— Gané. — Y mientras decía eso, se podía apreciar un brillo en sus ojos castaños. — ¿Qué es lo que tienes?
— Nada — Se sinceró él. — Hice la apuesta porqué supuse que iba a ganar.
— Ah, ya veo. ¡Eso de "apuesta" suena divertido! Bueno, ya nos veremos. — Y después de bajar del tejado corrió calle abajo.
— ¿Y si quiero una revancha? — La pregunta bajó a la misma velocidad.
— ¡Pregunta por Miguel! — La respuesta llegó desde la otra punta de la calle y el chico rubio ya estaba doblando la esquina.
— ¡Si algún día quieres volverlo a intentar, pero no te lo pondré fácil, pregunta por Tulio! — Esa vez sí, las palabras se perdieron barrio a través. Y pese a que ese ya nos veremos le sonaba a Tulio lejano y distante, no tenía ni idea de las aventurar que viviría con su nuevo amigo.