¡Hola a todos!... por acá también me paso para actualizarles. Espero que todos estén muy bien y listos para leer el desenlace de ese examen que deje en el último capítulo!... EN SERIO LO SIENTO!... tuve retrasos con la entrega lo sé, pero apenas y me dio tiempo hoy para hacerlo. En fin, sé que me entienden ;-)

Ahora sí, no me alargo mucho más y les dejo el capítulo de hoy!

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Cap. 6: Es necesario enfrentar los temores.

Inuyasha no era el único nervioso. Kagome lo estaba el doble, el triple, si era posible decirlo de esa manera. Estaba muerta del susto, su cabeza estaba tanteando las soluciones, las posibilidades. ¿Qué iba a hacer?... debía decirle a su padre en caso de que… ¡No!... las cosas iban a salir bien.

Eso pensaba, eso se estaba diciendo en su cabeza. Pero una cosa era lo que ella quisiera pensar, otra cosa era los resultados que el doctor leía con tanta lentitud.

- Señorita Higurashi, el resultado es…

Se desmayó, ni siquiera pudo soportarlo y se desmayó. Un asustado Inuyasha la tomó en brazos y el doctor se apresuró a ayudarlo.

- Kagome… ¿está bien? – preguntó cuando la dejó en la camilla y el doctor comenzó a revisar sus signos vitales.

- Sí, sólo se desmayo, una baja en su presión sanguínea…

- Demonios… - musitó Inuyasha.

Después de dos minutos Kagome volvió en sí. El doctor le dio un vaso de agua e Inuyasha la ayudó a sentarse.

- ¿Qué fue…

- Te desmayaste… ¿te sientes mejor?

- Sí, creo que hoy no he comido muy bien… y bueno todo esto de la prueba y…

- La prueba… - el doctor recordó y fue por el documento – Salió negativa Kagome…

- ¿Negativa?... – Inuyasha fue el primero en hablar, el doctor asintió y le pasó el documento, él no entendía nada, pero leyó el resultado "Negativo", pudo saltar de la alegría.

- ¿Está seguro?... – preguntó Kagome volviendo a recuperar el color en sus mejillas.

- Sí al parecer hubo un pequeño desorden hormonal y eso retraso tu periodo, puede ser debido al estrés, a que no te estés alimentando bien, todo eso puede acarrear problemas… Pueden estar tranquilos no van a ser padres…

- No doctor, Inuyasha es un amigo, él no…

- Muchas gracias doctor… ¿entonces debe tomar algo para mejorarse o cómo va todo esto? – intervino Inuyasha.

- Le recetaré unas medicinas, te abrirán el apetito, tu periodo debe aparecer en pocos días, si no lo hace, pide una cita con tu ginecólogo – le recomendó el hombre – Te puede decir más a fondo que sucede y otro tipo de cosas que tal vez quieras preguntarle…

- Muchas gracias doctor… - sonrió al hombre y después de tomar su receta salió con Inuyasha del consultorio.

- ¿Estas mejor? – preguntó Inuyasha caminando al lado de ella.

- Sí, no puedo negar que siento como si un gran peso hubiera caído de mis hombros… - contestó ella, en caso de que el resultado hubiera dado lo contrario, no habría podido culpar a un bebé, pero si no sabría qué hacer con uno.

- Te invito a comer algo, oíste al doctor, debes alimentarte bien…

- Creo que me estresé más de lo necesario – musitó Kagome con una sonrisa – Debí haberme hecho una prueba después de… bueno…

- ¿Ahora qué harás?

- ¿De qué? – preguntó ella.

- Kagome que nada haya sucedido no quiere decir que debas olvidarlo todo…

- Lo sé, lo entiendo Inuyasha, créeme que sí, pero no sé como…

- Tienes mi apoyo, mi ayuda para lo que quieras y lo sabes… - dijo Inuyasha.

- ¿Por qué?...

- ¿Qué? – preguntó sin comprender a qué se refería.

- ¿Por qué siempre estás ahí para ayudarme?... Hace muy poco que nos conocemos y tú te has portado mejor que nadie conmigo…

- ¿Eso te molesta? – se detuvo en medio de la acerca, moviéndola a un costado para dejar cruzar a la gente – Me gusta estar contigo Kagome, eres… bueno no sé muy bien que sucede, pero…

- Pero qué… - quería saber se sentía bien que él le hablara con ese suave murmullo, que pasara esos ojos dorados sobre los suyos, su cuerpo vibraba con esa sensaciones – Dime…

- Aún no tengo claro que me pasa contigo, no sé qué me pasa, pero te extraño cuando no estoy contigo, quisiera llamarte a todas horas, me gusta hablar contigo, me gusta tu compañía… Todo esto es nuevo para mí, yo no acostumbro a tener este tipo de relaciones con nadie, este tipo de acercamiento…

- Yo tampoco… - le interrumpió ella con una sonrisa – También me gusta estar contigo, me siento rara, rara… pero muy bien… - aclaró.

- Entonces… estemos juntos y veamos a donde llegamos…

Kagome sonrió por sus palabras y él solo se inclinó y atrapó sus labios ahí, en medio de la calle, en medio de la multitud de personas que ni siquiera reparaba en ellos.

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- ¿Cuándo la voy a conocer?...

- ¿Qué?... – preguntó Inuyasha sin dejar de mirar la pantalla de la televisión.

- La chica con la que sales, quiero conocerla, soy tu madre y…

- ¡Mamá!... – dijo Inuyasha pausando la película – Apenas y la conozco, ni siquiera somos novios…

- ¿No?... pero andas sonriendo como idiota por los pasillos de la casa…

- ¡Mamá!

- Soy tu madre sé cuando tienes sonrisa de idiota…

- No puedo creerlo, ¿qué clase de madre eres?

Como le decía idiota, su madre lo llamaba idiota. En qué clase de mundo estaban viviendo.

- Cuándo crea conveniente que al conozcas la vas a conocer, te lo prometo mamá, pero no todavía, dame tiempo, ¿sí?

- Ok… lo siento cariño, pero es que es la primera vez que te veo tan… bueno así, feliz por una chica…

- He tenido novia antes – dijo Inuyasha, aunque sabía a qué se refería su madre – No hagamos un lío de esto, la traeré en cuanto me parezca conveniente… ¡Ni siquiera es mi novia!... esperemos un poco, ¿si mamá? – le dio un abrazo y ella sonrió y asintió.

- Pero más te vale que la traigas, quiero conocer a mi futura nuera – dijo antes de perderse en la segunda planta.

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- ¿Así que todo bien en tu análisis? – le preguntó su padre.

- Sí, tanto estudio me tenía un poco debilitada, pero estoy tomando mis vitaminas, alimentándome como correspondo, estuve a principios de esta semana otra vez con el doctor y todo está perfecto – le contó Kagome a su padre.

- Me alegra mucho cariño – dijo el señor Higurashi con una sonrisa – Bien, ¿y cómo va todo con tu enamorado?

- ¿Quién?

- El chico, de tu universidad, ¿cuándo lo voy a conocer?...

- ¿Qué?...

- Podemos quedarnos en preguntas mías y monosílabos tuyos cariño, pero sería mejor que me contestaras…

- Pero es que… no hay nada entre el chico y yo, somos amigos…

- Espero que no esté jugando contigo, no me agradaría nada…

- No papá, es solo que ni siquiera yo sé que quiero con él, queremos esperar y ver que sale de todo esto…

- Está bien, yo no entiendo a los jóvenes de ahora, en mi tiempo…

- Ya lo sé papá… - le dio un beso en su mejilla – Pero eso fue hace mucho, mucho, mucho, mu…

- ¡Oye!... tampoco estoy tan viejo…

- No, si eres todo un jovencito… - sonrió y su papá la imitó.

- Te invito a comer… ¿vamos?

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- ¿Y cómo le está yendo a tu papá?... Mi padre me dijo que las cosas iban viento en popa… así con esas palabras…

- Van muy bien según me dijo, aunque una vez más está de viaje…

- Lo sé, mi padre también…

- Señoritas… espero estén sedientas porque trajimos muchos refrescos…

- Miroku… - saludó Sango al chico, a veces era divertido estar con él otras veces, la exasperaba.

- Hola… - saludó Inuyasha a Kagome, tomando asiento a su lado - ¿Qué hacen?

- Nada… hablando tonterías – contestó Sango - ¿Y ustedes?

- Terminamos las clases y decidimos venir a hacerles compañía… - contestó Miroku, con una sonrisa - ¿Qué vas a hacer hoy Sango?... ¿qué te parece una cita con este adonis?

- Eres un tonto Miroku…

- Al parecer ese par tienen una cita… ¿quieres que tengamos una?

- ¿Qué te parece si te invito a mi casa?... Vemos un par de películas, comemos algo…

- Si tú no tienes inconveniente por mi está genial… - sonrió Inuyasha.

- Pero esa película debe ser espantosa, veamos una de acción que hay…

- No… quiero ver la película que te digo, si no, sal tu solo Miroku… - sus dos amigos discutían por una cita.

- Ya, ya, jóvenes, jóvenes… - intervino Inuyasha sonriendo – Que falta de modales Miroku, deja que Sango decida, si la vas a invitar tú a salir…

- Ok, mi bella doncella, haremos lo que dices… - dijo Miroku como todo el galán que era.

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- Así que resulta que soy un buen profesor… - dijo Inuyasha viendo el examen de Kagome, la mejor calificación.

- Eres muy bueno, tal vez deberías ser maestro o algo así…

- ¿Estás loca?... Soy estudiante, sé lo que lo estudiantes hacemos a los maestros, debería de estar loco para volverme docente…

- ¿Entonces qué quieres ser? – estaban platicando hacia un buen rato, Miroku y Sango habían ido a sus clases correspondientes, ellos aún tenían un rato libre.

- Aún no lo sé… no tengo ningún tipo de ideal en cuanto a lo profesional, ninguna pasión ni nada de eso…

- ¿No?... todos tenemos algo…

- De pequeño quería ser doctor, crecí y me di cuenta de que aunque es una profesión que respeto, odio la medicina…

- ¿Tú tienes algún ideal profesional?

- Creo que en cuanto a eso no somos diferentes – dijo sonriendo – Me gusta lo que estudio, pero todo va encaminado a los negocios de mi padre que luego pasarán a ser míos, quiero llevar las riendas con lo que viene para mi… - explicó Kagome – Pero si hay algo que me gusté y apasioné, es escribir, me gustaría escribir, pero lo haré cuando sea mayor y viva en una casa en el campo…

- Eso suena muy, tranquilo, después de una vida ajetreada, el campo suena estupendo…

- Es lo que pienso… - dijo Kagome.

- Inuyasha… ¡hola!...

- Hola Kikyo… - saludó a la recién llegada, Kagome se giró a mirar a su prima.

- ¿Kagome?... hola… - saludó la joven un poco extrañada – Eh… Inuyasha te vi de lejos y te quería pedir que me expliques algo antes de mi próxima clase…

- Eh… pues yo…

- Por mí no hay problema… muchas gracias por tu ayuda – dijo Kagome tomando el examen y guardándolo en su bolso – Nos vemos después, adiós Kikyo…

- Adiós Kagome… - se despidió no muy contenta - ¿Eres amigo de mi prima o algo así?

- Sí, ¿por? – preguntó tomando un sorbo de su bebida, no quería que Kagome se fuera, mal por él.

- Nada, curiosidad – sonrió y sacó su cuaderno – ¿Podrías ayudarme con esto?

- Déjame ver… - tomó el cuaderno y luego de ver de qué se trataba procedió a explicarle.

Tenía un par de clases más y luego estaría libre, estaba un poco emocionada por llevar a Inuyasha a su casa, casi no llevaba gente a ella, es más Sango era la única en su universidad que conocía su casa. Como fuera, el caso era que se sentía bastante contenta por haberlo invitado a su casa, sería divertido.

Estaba en una de sus clases, más bien la última del día cuando recibió el mensaje de Inuyasha. Con las mejillas sonrosadas, abrió el mensaje.

"Te espero en la salida a las 3:00 pm. No llegues tarde, besos"

Qué tenía un simple mensaje de texto, de seguro había escrito miles así, pero este iba para ella. Era supremamente extraño, como su estomago hormigueaba. ¿Eran esas las mariposas en el estomago?... Tal vez, no estaba muy segura, del tema no sabía mucho, no podía decir que tuviera experiencia, era más bien novata en todos estos asuntos, pero se sentía bien y se guiaba con su buen juicio.

"Allá estaré… Besos"

Ya estaba, una respuesta sencilla, no quería sonar muy desesperada ni nada por el estilo. Que tonterías estaban pasando por su cabeza, a veces era bastante extraña, mucho diría ella…

- Higurashi, quiero escuchar su opinión sobre el acuerdo comercial que estamos analizando el día de hoy…

- Esto… Claro que sí maestro… - se colocó de pie y no supo ni siquiera que estaba hablando, pero mejor decir algo a nada.

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Finalmente sus clases habían terminado, se le habían hecho absolutamente eternas; mirar el reloj cada minuto lo hacía peor.

- Para la próxima clase espero que hayan estudiado el tema… - hablaba el profesor, mientras todos los alumnos salían en manada, ya hablando de otros temas – Higurashi…

Demonios. Masculló para ella misma. Se dio media vuelta cuando estaba por poner un pie fuera del aula y se devolvió hacia el escritorio del profesor.

- Dígame maestro – el hombre se tomó su tiempo mientras revolvía entre su maletín.

- Su trabajo… - le extendió al carpeta, Kagome sonrió y lo recibió.

- Muchas gracias – sonrió cuando vio la nota – Hasta…

- Excelente trabajo, debo decir que valió la pena darle el tiempo extra para que lo entregara… Muy bien realizado Higurashi…

- Muchas gracias… - miró el reloj sobre el tablero del aula, al parecer el profesor estaba medio conversador, por siguió con una serie de comentarios, que tuvo que contestar – Maestro… tengo un compromiso, tiene problema si hablamos…

- Oh, lo siento Higurashi… puede irse… - dijo el hombre y ella sonrió antes de salir con rapidez.

Genial, tenía cinco minutos de retraso, el parqueadero estaba al otro lado del campus y tenía que bajar cinco pisos caminando y con tacos de aguja, porque habían escogido hacerle mantenimiento a los ascensores de ese edificio justo ese día, o mejor, porqué ella había decidido que los tacos estaban bien para ese día… A veces se sorprendía de su raciocinio.

- ¿A dónde vas tan apresurada?

Cuando estaba por tomar el último tramo de las escaleras se vio acorralada contra la pared, por nada más ni nada menos que…

- Naraku…

- Así que recuerdas mi nombre… - puso una mano al lado de su cabeza encerrándola contra su cuerpo y la pared – Espero que no te hayas olvidado de nada más.

- Déjame pasar… - le dijo colocando su bolsa entre ambos, miró hacia abajo y hacia arriba, pero al parecer nadie iba a pasar, no se escuchaban ni pasos.

- ¿Qué pasa?... de nuevo te estás poniendo arisca… - susurró mientras le acariciaba su mejilla – Ya sabes lo que pasó la última vez que te pusiste así.

Kagome palideció, un frío recorrió todo su cuerpo. Pudo sentir de nuevo esa presión dura y tensa en sus brazos, ese agarre brusco; pudo escuchar los gritos, las risas, todo mezclándose en su cabeza, miles de imágenes cruzaban por su mente, algunas distorsionadas y otras más vividas de lo que quisiera.

- Veo que te acuerdas… - sonrió él trayéndola por un segundo a la realidad – Siento un poco eso… Bueno la verdad no lo siento en absoluto, has sido lo más… delicioso que he…

- ¡Suéltame!...

Finalmente el enfado y la ira que sentía se sobrepusieron al miedo inicial. Con toda la fuerza que tenía y aprovechando que su victimario se veía muy seguro de si mismo, lo empujó con todas sus fuerzas y casi por instinto le dio un puntapié con sus tacos, ahora no renegaba tanto de habérselos puesto, sus botines que terminaban en punta hicieron maravillas por ella.

- ¡Ugh!... – masculló cayendo en la pared opuesta, sosteniéndose con una mano a la pared y con la otra su herida hombría – Eres una zorra…

- Vuélvete a acercar a mi Naraku y te juro que no tendrás nada que agarrar a la próxima, yo me encargaré de eso… - le dijo enfadada, podía defenderse, claro que podía su padre era un militar entrenado que había enseñado varios trucos a su hija.

- Kagome… - la ronca y varonil voz de Inuyasha irrumpió en el espacio de las escaleras, subía lentamente, pero en cuanto vio a Naraku sentado en un escalón maldiciendo, subió el par de escalones que los separaban de un salto – Maldito bastardo… ¿Qué fue…

- Está bien, Inuyasha. Vámonos

Él la miró un segundo y le dedicó otra mirada al imbécil en el suelo, al notar mejor él por qué estaba maldiciendo sonrió encantado. Asintió hacia Kagome y ella comenzó a bajar las escaleras.

- Un golpe bajo, Naraku… - se inclinó hasta donde estaba sentado y le puso una mano en el hombro – Escúchame bien niño bonito… - le tomó el mentón, no podía ni alzar el rostro, Kagome le había dado uno bueno – Te vuelvo a ver cerca de ella y te vas a llevar un golpe peor que estos.

- No me asustas Taisho…

- No, no es mi plan asustarte, Naraku… solo golpearte fuerte hasta que sangres…

- Nada de lo que hagas cambiara el hecho de que…

- No, no lo hará. Soy muy consciente de eso, pero sabes, conoces la vieja ley del Talión… - Naraku lo miró con odio – Sí… "Ojo por ojo…". Ya quedas dicho, no sabes nada de mí ni de lo que soy capaz...

- ¿Por qué tardaste tanto? – dijo Kagome quién lo esperaba en la puerta del edificio, se le veía más calmada con el mismo rubor en sus mejillas.

Sin detenerse a dar explicaciones la tomó de la cintura y la alzó en voladas mientras le daba un beso y giraba con ella en brazos.

- ¿Qué haces? – Preguntó con una sonrisa, varios chicos que pasaron cerca comenzaron a silbar – Estás loco…

- Estoy orgulloso de ti… - le dio un nuevo beso que ella recibió encantada - ¿Vamos?... ya quiero ver que es lo que cocinarás para mi…

Kagome sonrió mientras aceptaba el brazo que él le ofrecía. Inuyasha se sentía orgulloso de ella, ella se sentía igual, había una nueva sensación inflándose en su pecho y era puro orgullo, se había enfrentado y había salido airosa. Tal vez era el momento de dar otro paso. Miró a Inuyasha y este le sonrió, fascinada le devolvió la sonrisa, con él era mucho más fácil.

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Les comento!... Pensé en escribir un sí en ese resultado del examen, en uno de los comentarios que me dejaron me pidieron un sí, el resto fue un NOOOOO, rotundo. Por que decidí poner no!... Porque creo que sería TERRIBLE! Nada más ponerme en el lugar de Kag, me da como cosa!... Por otro lado!... BUENA PATADA EN LAS JOYAS! Jajajaja!

Espero les haya gustado el capítulo de hoy, que dejen sus comentarios, mensajes y demás! Les mando un abrazo a todos! NOS LEEMOS!