Oxoxox

Helga empezó a ser consciente de la luz que entraba por su pieza. Gruñó en silencio, rogando que no supiera que estaba despierta. Pero no tuvo suerte. Rara vez la tenía. Unos labios ansiosos besaron su mejilla.

-No, Arnoldo- se quejó, aún con los ojos cerrados.

-No Arnold, Wolfgang- le respondió una voz conocida.

-Ya supéralo, Cabeza de Balón- dijo con voz molesta, girando y cubriéndose con el cubrecamas.

-¡Oh, vamos, Helga! Es tarde.

Helga no respondió.

-Hice desayuno. Hay pastrami.-dijo Arnold, tratando de convencerla. Helga dudó unos momentos.

-Helga, es nuestro primer desayuno- dijo Arnold, con el mismo tono de voz serio con que acostumbraba a reprocharle algo. Helga bufó. Finalmente, y con brusquedad, lo encaró.

-Mira Arnoldo. Tú no estuviste toda la ceremonia usando tacones, ni debiendo soportar a Olga ni…

-No, pero si empezamos una competencia por quien lo pasó peor, podría nombrarte los consejos que me dio cada uno de los habitantes de la casa de huéspedes.

Helga suspiró.

-Ok. Ambos lo pasamos mal. Pero tengo sueño, y si tú valoras tu vida, te juro que nunca querrás despertarme. No de nuevo.

-¿Ah? ¿Si? ¿Acaso me podría pasar algo? ¿Podrías hacer algo malo?- Arnold preguntó con un tono de voz ligeramente irónico… y sensual.

Helga elevó sus ojos al cielo. A veces extrañaba esos días de su infancia, cuando era respetada y temida. ¿Cuándo Arnold dejó de tenerle miedo? Apuesto que era su culpa, por abrir su boca y revelar su secreto.

-¿Y?- preguntó Arnold, sonriendo con malicia. Estaba muy cerca.

Helga no pudo evitar sonreír.

-Más te vale que sea bueno- Arnold miró confundido a Helga.-El pastrami, Arnoldo.

Y diciendo esto, Helga se levantó rumbo al baño, sin preocuparse por cubrir su desnudez. El malhumor se transformó en una sonrisa, al notar la cara de admiración con que Arnold no podía dejar de mirarla.

Oxoxox

N/A: Por si no se notó; están recién casados. El día siguiente del matrimonio. No estaban usando pijamas, XP

Sí, bien, lo más lemon que he escrito hasta ahora.