Revés

Serena se vio en el espejo sin estar del todo convencida de su atuendo. Ya se había cambiado cuatro veces y nada le gustaba. Había prendas de ropa por todas partes: en el suelo, en su cama, sobre la silla del escritorio…

-¡No tengo nada! –se quitó la camisa frustrada- con esta me veo gorda, con esta me veo tonta y esta… ¿En qué pensaba cuando la compré? Es ridícula.

Al final decidió ponerse una camisa gris y un short azul, unas zapatillas rosas y su peinado acostumbrado. Se puso brillo en los labios y decidió salir así nada más. No es que no tuviera ropa que le quedara bien, era más bien que según ella, nada se le veía bien.

Se colocó su bolso cruzado y abandonó la habitación. Lo último que quería era llegar tarde, no es que temiera a que Rubeus se enojara por su tardanza, pero tampoco quería parecer impuntual.

-¿Y tú? ¿A dónde y con qué permiso? –la miró Zafiro quien se encontró con ella al final de las escaleras

-Voy al centro. Mami sabe, ya tengo permiso –se encogió de hombros

-¿Con quién? ¿Con tus amigas? –la miró suspicaz

-No te importa –le contestó evasiva y pasó a un lado de él

-Serena, cuando contestas así es porque la respuesta no me va a gustar. Así que responde o no te dejo salir –se le adelantó y se paró frente a ella impidiéndole el paso

-Le diré a mamá –empezó a balancearse en su lugar tratando de evadir la pregunta

-Tengo autorizado supervisarte, cuñadita. Habla –se rio despreocupado

-No me digas así, alguien podría escucharte. Yo no soy eso y… bueno, te diré. Saldré con Rubeus –su sonrisa desapareció al instante

-¿El duende? Espera, ¿me estás diciendo que mamá te dio permiso de salir con ESE? –ella no respondió nada y se limitó a juguetear con el zipper de su bolso

-Sólo… somos amigos. Y ella me dio permiso. Tú no pides permiso para traer a Petzite y yo sé que tú y ella… ¡Ejem! –se sonrojó y tapó su rostro con sus manos

-¿Ejem? ¿Qué quieres decir con eso? –preguntó confundido

-Eso- se quitó las manos del rostro- Eso que hacen cuando… cuando no llevan ropa. ¡Eso! –desvió la mirada realmente avergonzada

- Serena… ¿Tú y el duende no han? –entrecerró los ojos preocupado

-¡No, no! Yo no. Eso es demasiado… ¡Ejem! Y yo no… ay no. ¿Podemos hablar de otra cosa? –se tapó la cara con su bolso, incómoda de la conversación

-¿Qué cosa es "Ejem"? ¿De qué tanto hablan ustedes? –preguntó Violeta quien sólo había escuchado desde "Eso es demasiado…"

-Nada mamá. Sólo hablábamos de… Oye, dice Serena que va a salir. ¿Quieres que la acompañe? –respondió rápidamente

-Pues… -miró a Serena como si quisiera leer su mente- ¿Me tengo que preocupar jovencita?

-No le hagas caso a Zafiro tonto. Yo sólo voy y vengo. No tardaré nada. ¿Por qué no le preguntas a qué hora vino ayer? –lo miró con el ceño fruncido. No le gustaba cuando se portaba sobreprotector

-Bueno, entonces ve con cuidado. Adiós Serena- palmeó su espalda y la giró en dirección a la puerta- Madre estaba pensando que podríamos preparar juntos la cena ¿Qué dices? –trató de distraerla exitosamente

-Todavía no sé qué prepararé ¿Qué se te antoja? –respondió caminando con él hacia la cocina

-Lo que nazca de tu bondadoso corazón, madre –contestó muy zalamero

-Veré que puedo hacer- le palmeó el brazo afectuosamente- nena, mucho cuidado

-Sí mami –se sonrió al pensar lo astuta que había sido de sacar a colación el gusto de Zafiro de llegar tarde a casa

Cuando llegó al centro comercial, se dirigió a la tienda frente a la que se encontraría con Rubeus. Lo vio a lo lejos observando distraído a la muchedumbre. Su cabello se veía húmedo y su rostro lucía fresco por el baño que seguramente se había dado. A Serena le encantó que se preocupara por arreglarse para verla. Llevaba una camiseta negra sin mangas y un pantalón verde oscuro. Lucía realmente apuesto y temible.

Caminó de puntillas para que no se diera cuenta de su presencia y saltó a sus brazos.

-Ricitos, no hagas eso… -dijo bajándola al suelo, como era más alto cuando ella lo abrazaba le quedaba como llavero

-¿Te asusté? –soltó una risita traviesa

-No, claro que no. Me refiero a que no me pegues tus chicas, recuerda que somos amigos –dijo sinceramente

-¿Chicas? ¿Te refieres a mis…? –se sonrojó al captar la indirecta

-Bueno… cambiando de tema ¿Te parece si vamos a los videojuegos? –trató de hablar de otra cosa para que no se sintiera apenada

-Sí. Vamos –empezaron a caminar juntos y ella se le colgó del brazo

-Serena –se detuvo a verla y luego miró sus manos rodeando su brazo

-¿Qué? ¿Tampoco así son los amigos? –lo miró confundida

-Creo que demasiado contacto físico podría complicar las cosas, no lo tomes a mal, sólo trato de cuidar nuestra amistad –colocó su mano en su hombro tratando de animarla

-Entiendo –asintió- ¿Jugamos futbolín?

-Por supuesto, después de ti –le indicó que se adelantara

-¿Sabes lo que dicen? Cuando un chico quiere que una chica camine adelante, no es por caballerosidad sino porque quiere verle la cola –lo observó de soslayo

-No había pensado verte el trasero hasta que lo mencionaste –hizo una pausa- bueno, tu camina y haz de cuenta que no hemos tenido esta conversación así puedo ver tranquilo

-¡Los amigos no hacen eso! –soltó una risita pero siguió caminando preguntándose si realmente la estaría viendo o no

Estuvieron un par de horas entre un juego y otro. Serena no ganó en ninguno como siempre, pero Rubeus se ganó un duende de peluche de cabello rojo que le obsequió a Serena. Después de los juegos decidieron pasar tomando algo. Serena pidió una malteada de chocolate, Rubeus una de fresa. Disfrutó molestándolo por el color de su malteada, increíblemente rosa.

-¿Y entonces no quedaste? –preguntó refiriéndose al equipo de porristas

-No –hizo un puchero- soy tan torpe

-¿Y realmente te gusta eso? No pareces lo suficientemente hueca para necesitar estar allí –se encogió de hombros

-¿Ah sí? Y según tú, ¿Dónde debería estar? –preguntó llena de curiosidad, le había ofendido que insinuara que las porristas eran huecas pues sus amigas estaban en el club, pero quiso dejarlo pasar

-Un escenario, una revista, ¿No era eso lo que tanto querías? –la miró retadoramente

-Pues… ya no sé lo que quiero. Y como estuve un tiempo castigada, me la pasaba prácticamente de la casa a la escuela y viceversa. No tenía permiso de salir. Se suponía que entraría a clases de guitarra con Zafi, pero desde que anda con Petzite, ya casi no tiene ganas de nada excepto pasar tiempo con ella. Mami dice que quiere que estudie más y papá me dijo que me tomara mi tiempo para pensar lo que quiero hacer… -suspiró mientras meneaba la pajilla de su malteada pensativa

-¿Y tu Darien qué dice? No lo has mencionado… -su tono era tranquilo a pesar de que sus ojos mostraban otra cosa

-No es mi Darien. Y si no lo menciono es porque: uno no vive en mi casa, dos siempre dice lo mismo, que estudie y deje de fantasear. Él sólo llama a mamá. Casi no hablamos –bajó la mirada a la mesa quedándose callada

-¿Y la tercera razón es? –insistió, ella se preguntaba qué era lo que quería que dijera para que cambiaran de tema

-La tercera… –negó con la cabeza y él vio cómo se le ponían aguados los ojos, supo que tenía que parar o la haría llorar

-Es personal –ella asintió y él le alcanzó un pañuelo

-No gracias –le cerró la mano que contenía el pañuelo

-Lo necesitas. Tienes un bigote de chocolate –ella hizo una "O" con la boca y simplemente se lamió el chocolate

Después de conversar acerca de algunas materias que concordaban que eran difíciles, decidieron despedirse. Rubeus se incorporaría a las clases hasta la semana próxima. Se sentía mejor de que estuviera de regreso pues a veces aunque no lo decía, le cansaba un poco cuando sus amigas se comportaban narcisistas. Con Rubeus podía hablar de cualquier cosa y sentía que le prestaba atención. Era una relación diferente, menos drama y más complicidad. Tal cómo era antes su amistad. Antes de que fueran novios.

Cuando llegó a casa Violeta estaba en la sala viendo televisión. Le sorprendía que le gustara tanto como a ella, pero sentía lindo de que tuvieran eso en común, pues la hacía sentir más su hija.

-Hola hermosa ¿Cómo te fue? ¿Todo bien con tu amigo? – Serena se acercó y se sentó a su lado para acurrucarse a ella

-Sí, todo bien y ¿Ustedes qué tal? –tomó su mano entre sus dedos y jugueteó con su anillo de bodas

-Más o menos, a Zafiro casi se le quema la comida. Es tan distraído. Creo que todos mis hijos lo son –se rio recordando que Darien y Serena también olvidaban cosas

-La cocina no es lo nuestro… bueno al menos en mi caso y el de Zafi –murmuró pensando la poca vocación que tenía en la cocina

-Eso sí, Darien sabe cocinar muy bien y eso que nunca le enseñé. Hablando de él, hoy pasó por aquí, hasta se quedó a cenar –Serena se sintió triste de haberse perdido eso, pero pensándolo bien, no la había pasado mal con Rubeus y si quería ser su amiga, debía estar dispuesta a dedicarle su tiempo

-¿Y qué quería esta vez? Él sólo viene cuando quiere algo… -comentó queriendo sonar indiferente

-Aunque lo dudes, aún no suelta el cordón umbilical. Varias veces me ha llamado por equivocación, siempre marca mi número en vez de los de otras personas y suena apenado por su inconsciente sentimentalismo. Es un niño de mamá pero no lo quiere aceptar –le resultó muy adorable eso, aunque en realidad casi todo en él le parecía de ese modo

-Pasó mucho tiempo sólo contigo, es lógico. Yo si hubiese tenido más familiares tal vez… no hubiera sido tan apegada a mami Monique… -susurró lo último odiando tener que vivir sin ella, siempre odiaba el hecho de que entre más quería a una persona, la vida más se empeñaba en alejarla de ella, como si no fuera merecedora de su compañía

-No lo creo. Ningún familiar puede reemplazar ese lugar, por mucha familia que tengas. Siempre vas a querer estar cerca de tu mamá sin importar la edad, yo por ejemplo aún pienso en la mía, ¿Sabes? Aún recuerdo lo que sentía cuando la abrazaba, aún me entristece que ya no esté, pero eso es parte de la vida. Cuando tengas tus hijos vas a entender lo que se siente que una personita te quiera a su lado todo el tiempo y aunque crezca siempre quiera volver al nido y acurrucarse a tu lado –besó su cabeza sabiendo que estaba molesta, nunca le decía lo que sentía por su madre biológica pero sabía que de vez en cuando encontraba como único consuelo enojarse con ella para lidiar con el dolor que sentía por su ausencia

-No me gustan los niños… mejor compro un conejo y ya –frunció el ceño recordando lo latosos que eran unos niños que vio una vez haciendo berrinches en un restaurante

-No digas de esa agua no beberé, mi niña. El camino es largo y te puede dar sed. A mí ya me dio sed… ¿Me traes un vaso con agua, por favor? –ella se echó a reír y se levantó

-No soporto las babas de niños. Y me da cosa que me digan "Mamá" Ay no… Voy por tu agua –se encaminó a la cocina

-Serena… ahora que recuerdo, Darien te dejó unos chocolates, están en la encimera –sintió que el pecho le quemaba cuando escuchó eso, era increíble lo que podía hacerle sentir sin estar presente

Caminó lo más lento que pudo aunque quería correr y gritar como loca de la emoción. Vio la caja con un enorme lazo rojo y una nota sujeta entre este y la caja. Tomó la nota y leyó:

¿Dónde te metes que nunca estás cuando vengo? Voy a pensar que no me quieres… Espera. Ya me has dicho que me odias… En fin. Espero regreses temprano y recuerdes hacer tus tareas, no me hagas husmear en tus apuntes cuando no estés.

Te dejo estos chocolates, espero te gusten, los compré especialmente para ti. También dejé algo en tu habitación. Por cierto, ¿Podrías arreglar tus cosas? ¿Cómo es posible que ya seas casi una señorita y aún no sepas dejar las cosas en su lugar? Por favor Serena MARIELLE, sé más ordenada o no te volveré a regalar nada. Me molesta que no te esfuerces y seas holgazana. Sí, te llamé así y mátame por ello. Espero sepas valorar mi detalle.

Besos, Darien

Pd. ¿Si te gustan los chocolates? ¿Verdad?

Le encantó la nota en especial la posdata, era a veces tan tonto, pero le resultaba adorable cuando se mostraba despistado. Recordando que había dejado algo más para ella, fue a dejarle a Violeta el agua que le había pedido y luego se dirigió a su habitación.

Dio un vistazo por todos lados y se dio cuenta que si él pasaba por allí cuando no estaba, no quería que viera ese desorden. Quería que aunque no estuviera, se sintiera bienvenido. Así que recogió la ropa sucia del suelo y trató de reacomodar algunas cosas que estaban fuera de lugar. Ahora que captaba que aunque ella no lo viera, era posible que él pasara por allí cuando no estaba, quería que supiera que ella sí lo tomaba en cuenta.

Se acercó a la cama para hallar bajo un suéter lo que debía ser el regalo del que Darien hablaba en la primera nota: Un libro de ortografía.

-Qué romántico eres, tonto –lo vio con desdén pues sentía que era otro modo de insistir en que estudiara

Lo tomó del lomo y lo sacudió preguntándose si debía regalárselo a Zafiro pues ella no planeaba darle uso, pero otra nota se deslizó de entre las páginas. Con el corazón dándole un vuelco, se agachó y recogió del suelo la nota para leer:

Hola otra vez,

Iba a dejarte esto junto a los chocolates pero al ver tu habitación quise ser un poco malo y esconderlo en el desorden del que tú misma eres responsable muajaja

Sé que quizás no es lo que esperabas, pero créeme que es por tu bien. No hay nada más desagradable, que una dama que escriba erróneamente. Léelo y practica mucho. Por favor.

Si sirve de algo, créeme que lo compré con todo el cariño del mundo.

No te atrevas a regalarlo o realmente me sentiré ofendido. Sé lo que haces cuando no te gustan los libros que te regalan…

Abrazos, Darien

Pd. Ya me enteré a dónde fue a parar mi almohada favorita, espero cuide tus sueños como lo hizo con los míos. Acá entre nos, era más dura pero mi cabeza ya la ablandó. Siéntete libre de reírte a costillas mías.

Leyó varias veces esa nota y miró el libro en cuestión. Recordó las veces que le regalaban libros y ella terminaba regalándolos. Pensaba que sólo Violeta, Dany y Zafiro lo sabían, pero al parecer alguien se lo había contado…

Tomó el libro en sus manos y echó un vistazo en algunas páginas. El libro estaba hermosamente ilustrado y sus explicaciones eran muy sencillas de comprender. Se notaba que lo había elegido con mucho esmero y preocupación. Lo colocó en el estante donde dejaba los libros que conservaba para las clases, decidida a darle una oportunidad.

Volvió a la cama y tomó la almohada que era de Darien, ahora que sabía que era su favorita eso cambiaba el significado que tenía para ella. La abrazó fuertemente, preguntándose cuántos pensamientos habían pasado por la mente de su antiguo dueño cuando le pertenecía y cuántos de estos serían acerca de ella.

-La tercera es… porque lo amo –susurró dejando fluir las lágrimas que trataba de guardar cuando sentía que debía ocultar sus sentimientos

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Zafiro se encontraba en su habitación acostado, después de haber regresado de casa de Petzite, estaba pensando en alguna manera de festejar su primer aniversario de novios. Quería hacerla sentir especial e invitarla a salir, pero cuando revisó sus ahorros, se dio cuenta que estos no eran suficientes para su cometido. Así que llegó a la conclusión de que tendría que hacer un préstamo.

Luego recordó algo que lo hizo reír de malicia tal vez si hablaba con Darien… Tomó su celular y decidió probar suerte a ver si se dignaba a contestar.

-Querido hermano, ¿Cómo estás?

-¿Querido? ¿Qué pasa contigo?

-Nada, sólo estoy sorprendido de que contestes… Oye, te quería pedir algo

-No. Pídeselo a mamá

-Pero si no te he dicho lo que es

-Tengo el presentimiento de que no me conviene escuchar…

-Mira, cuando te cuente me comprenderás. Verás, en un par de días, mi chica y yo estamos de aniversario y necesitaba que me prestaras dinero. Como comprenderás se me hace muy soso simplemente pedirle a los viejos el dinero para consentir a Petzite

-¿Ya llevan un año? Vaya… estoy pensando que debería pagarle por soportarte tanto tiempo

-Já já lo mismo digo de Rei. ¿Y bien? ¿Me vas a prestar el dinero sí o no?

-Sí, pero tendrás que venir a mi oficina a traerlo pues yo no tengo tiempo de ir hasta la casa

-¿Cuándo?

-El próximo viernes por la tarde, sé puntual por favor

-Perfecto, nos vemos entonces

-Adiós… me pregunto qué te vio Petzite

Cortaron la llamada y se volvió a acomodar en su cama ya tranquilo de haber resuelto su dilema.

-Me pregunto qué te ve Serenita. Ah… no la mereces en serio –negó con la cabeza y eso le trajo una idea

Si iba a ir a la oficina de Darien a hacer algo que Petzite no debía saber pues arruinaría su sorpresa, entonces podría ir con Serena. Le podía decir a su novia que tenía que acompañarla y que quién tenía que hablar con Darien, era ella, no él. Con un poco de suerte, el compañero de trabajo de Darien, Diamante, estaría por ahí y conocería a Serena. Se preguntaba qué cara pondría si se daba cuenta que había hecho lo que le había dicho que no haría…

Esto sería como matar a dos pájaros de un tiro, no podía esperar a que llegara ese día.

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-No iré –dijo sin levantar la vista de su revista

-¿Por qué? ¿No lo quieres ver? –se rascó la cabeza frustrado de su negativa

-Prefiero que no –siguió perforando la revista con la mirada, aunque siendo honesta, no estaba leyendo nada

-Serena, necesito que me acompañes. Ya le dije a Petzite que iba a acompañarte a ver a Darien para tomar un café. No me hagas quedar como mentiroso por favor, secuaz –explicó quitándole la revista de las manos para que se concentrara en sus palabras

-¿Por qué me metes en tus cosas sin preguntarme? No sabes si tengo planes -frunció el ceño

-Pensé que contaba contigo, pero desde que ese duende regresó, sólo pasas tiempo con él. La familia primero Serena, los amigos después –insistió tratando de lucir serio, a decir verdad no pensaba contarle que quería que la conociera Diamante, pues lo podía tomar mal

-No seas malito… Rubeus y yo nos estamos llevando mejor que antes y me hubiese gustado que por lo menos me preguntaras antes de decidir sin mí –dijo sintiéndose mal de que pensara que lo dejaba en segundo plano

-¿Entonces me acompañarás? Sólo es por esta ocasión… eres mi coartada. Te haré la tarea de matemáticas si me acompañas –sabía cuánto odiaba esa materia así que sabía que con eso ya la había convencido

-¿Dijiste viernes? Creo que no veré a Rubeus ese día y las chicas tienen práctica. Entonces sí puedo ir… pero te esperaré afuera. No quiero verlo a él –bajó la vista

-De acuerdo. Bueno, tráeme tus apuntes de matemáticas. Ya te empezaré a pagar el favor –ella se acercó saltando hacia él y lo abrazó contenta

-Gracias hermanito, eres un amor –la observó alejarse de prisa, le resultó gracioso lo feliz que se ponía de evadir su tarea

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El viernes había llegado y Serena estaba luchando internamente. Una parte de ella había decidido no ver a Darien, pero la otra, la que lo amaba locamente insistía en verlo.

Se suponía que irían por la tarde así que tomarían el autobús después de clases, por lo que no tenía que preocuparse por qué ropa ponerse. De hecho desde su escuela debían tomar dos autobuses.

Zafiro la observaba atento preguntándose si hacía bien en llevarla, tomando en cuenta varios factores.

-¿Estás ansiosa? -rompió el silencio pues la notaba demasiado callada

-¿De qué? No es como si vaya a sentarse a charlar. Sólo te dará el dinero y luego volveremos a casa. Nada del otro mundo -se encogió de hombros

-Tal vez tenga tiempo de salir un rato... Es casi la hora del café y a él le gusta. Estoy seguro de que si te ve, te invitará a tomar algo - ella bajó la vista

- No me gusta el café. Yo sólo vine para cubrirte, pero no quiero verlo. Yo... -se quedó callada sin saber qué más decir

- ¿Ah sí? ¿Entonces me estás diciendo que no te bañaste en perfume sino que este salto sobre ti varias veces? -ella lo miró y luego apartó la vista

-No es eso... Es que... Aquella vez que se olvidó su cel en la casa, yo estaba haciendo los quehaceres cuando llegó y... yo no olía bien. Me dio mucha vergüenza -hizo un leve puchero

-No te sientas mal por eso, Sere. Todas las personas tenemos momentos en que no olemos bien y es normal. No pasa nada -le guiñó un ojo

-Darien nunca huele mal -jugueteó con sus dedos sintiéndose apenada por confesar esa opinión

-El amor es ciego... -miró hacia los demás pasajeros pensando en otro tema de conversación

-No es cierto. Sé que tengo buen gusto. Todas mis amigas creen que Darien es guapo -comentó llena de orgullo

-¿Ellas lo saben? -preguntó un poco preocupado

-No. Quería contarles, pero no me atrevo. Ni quiero presentárselo -frunció el ceño pensativa

-Serena... ¿Eres celosa? -arqueó una ceja fascinado de su nuevo descubrimiento

-¿Yo? No... -respondió en un tono tranquilo pero su mirada decía otra cosa

Algo le decía a Zafiro que esa jovencita que tenía a su lado en el futuro sería una mujer generosamente celosa. Se preguntaba si conocería al objeto de esos celos... O si ya lo conocía

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Llegaron a un área de la ciudad donde abundaban edificios de diversas empresas. Darien trabajaba en una empresa donde se vendían autos. La entrada del edificio era amplia, se podían ver diversos modelos de automóviles colocados armoniosamente sobre un suelo pulcro. Las oficinas se encontraban en los pisos superiores. Zafiro se acercó a la recepcionista para preguntar por su hermano. Después de que le indicara cómo llegar, regresó al lado de Serena.

-¿Estás segura que no lo quieres ir a saludar?

-Anda... Yo esperaré aquí -se sentó en una banca negándose a acompañarlo

-Está bien. Ya vuelvo - se dirigió a los ascensores

Serena respiró hondo pensando que no era buena idea haber ido. Se sentía tan fuera de lugar. Pasaron los minutos y Zafiro no aparecía. Empezó a estar pendiente de quienes salían del ascensor cuando vio salir a un hombre de cabellos plateados y ojos púrpura. Desde que salió lo hizo con un andar confiado y despreocupado. Llevaba una camisa gris y pantalones negros. Le llamó la atención el pendiente negro que colgaba de sus orejas. Parecía un diamante alargado. El hombre se dirigió a la recepcionista a quien le sonrió con malicia. Esta sólo le habló sin interés mientras ponía en orden unos archivos. Como si sintiera su mirada, levantó la vista hacia ella y sin disimular siquiera un poco, la vio de arriba abajo deteniéndose demasiado tiempo en sus piernas. Le preguntó algo a la recepcionista que pudo entender por el movimiento de sus labios que decía "¿Quién es?" Ella volvió a verla siendo más discreta que él y se encogió de hombros. Él se dirigió hacia Serena con paso decidido. Ella se tensó. No le gustaba cómo la miraba y menos que quisiera acercarse.

-Hola cosita. ¿En qué te puedo servir? - Serena se molestó de que se refiriera a ella de ese modo que tanto odiaba

-¡No me llames así! ¡Qué horror! -se llevó las manos a la cabeza como si quisiera hacer de cuenta que no lo había escuchado

-Espera un momento... -entrecerró los ojos cayendo en cuenta- ¿No eres tú... Serena?

- Tú... Tú... ¿Cómo sabes mí...? -tartamudeó asustada

-¿Ya no te acuerdas de mí? Soy Diamante -sonrió entusiasmado de conocerla. Ella buscó en su bolso hasta que encontró una botellita de gas pimienta

-Vete o no respondo -le apuntó con una mano temblorosa

-Está al revés muñeca -le sonrió divertido de su absurdo temor. Ella tomó su celular y marcó el número de Zafiro

-Zafi, quiero ir a casa... AHORA -hizo un puchero que hizo que Diamante se sintiera mal de asustarla de ese modo

Cortó la llamada y abrazó su bolso como buscando protección.

-Oye... No me tengas miedo. No te haré nada malo. Sólo si tú quieres -la atravesó con una mirada que prometía más de lo que su salud mental podía soportar

-Te voy a acusar... -trató de asustarlo pero sólo consiguió hacerlo reír más

-Sería una acusación más que injusta pues no te he hecho nada... Aún -sus ojos brillaron con malicia

-Le voy a decir a Darien que me estás molestando -se levantó dispuesta a irlo a buscar

-Oye... Oye... Tranquila. Sólo bromeo. Ven -la tomó de la mano y le ayudó a sentarse

-Eres malo... -murmuró cabizbaja

-¿Sólo porque te digo la verdad? Eres tan bonita y tu voz es tan encantadora que me dan muchas ganas de… hablar contigo ¿Por qué no podemos ser amigos? ¿No me darías una oportunidad? -se agachó frente a ella esperando su respuesta

-Bueno yo... -lo miró fijamente evaluándolo- podría intentarlo pero por favor modera tus... Insinuaciones ¿Quieres? Y no me llames "cosita" por favor

-Está bien -dijo incorporándose para sentarse a su lado- empecemos nuevamente

-No sé cómo -lo miró esperando que le diera una idea. Él tenía unos ojos muy bonitos pero su mirada era muy maliciosa y audaz

-A ver... Déjame pensar -cruzó los brazos pensando en preguntarle lo que más le daba curiosidad

-¿Por qué me querías conocer? Yo no soy nadie... Importante -preguntó sin poder evitar que su voz se quebrara

- No digas eso. Todos somos importantes, para algo estamos en el mundo -estaba pensando en lo que le dijo cuando sintió que tomaba su mano, pero eso no fue lo que la incomodó, fue que él acariciara su palma con su pulgar de una manera sugerente

-No hagas eso por favor... -se puso de pie considerando que era mejor poner distancia entre ellos

-¿Por qué no? - se encogió de hombros- Sólo déjate llevar -ella retrocedió asustada, pero él no planeaba ceder. Cortó la distancia que los separaba y antes de que Serena ordenara a sus pies correr, su mano derecha la jaló de su brazo izquierdo y su mano izquierda aprisionó su mentón. A pesar de su firme y un tanto brusco agarre, le sorprendió la delicadeza con que la besó. Primero fue un ligero beso, luego esté tomó intensidad. Diamante saboreó sus labios como si se tratara de un dulce manjar. Serena estaba abrumada por las emociones que experimentaba. No había amor, sólo unas ganas incontrolables de apretar su cuerpo a ese hombre aunque conocía tan poco de él. Puso sus manos en sus hombros en un intento de hacerlo retroceder pero no lo consiguió. Se sobresaltó cuando una de sus manos recorrió su espalda hasta llegar a su trasero y acariciarlo sin ningún pudor. Pensaba dejarse llevar tal como él había sugerido, pero de repente sintió que eran bruscamente separados

-¡Suéltala imbécil! -le lanzó un puñetazo que lo mandó al suelo

-Darien... Espera –Serena tomó su brazo intentando detenerlo pues parecía querer golpearlo más

-¡Límpiate! -gruñó furioso al ver las marcas de labial corrido -Te dije muy claramente que no la trajeras aquí ¿Para qué la trajiste? -miró a Zafiro tan furioso que no midió sus palabras -Serena... ¡Espera Serena! -la vio irse corriendo hacia la salida. Ella había mal interpretado a Darien, pues no sabía que si Darien no quería que ella llegara, era porque no quería que la conociera Diamante no porque su presencia le molestara

-Aah... Darien -murmuró levantándose del suelo con una sonrisa de satisfacción- golpeas como niña, por favor, esperaba más de ti

-Iré por ella -Zafiro miró a Darien un momento- le debes una disculpa

-Y ella varias explicaciones - frunció el ceño tan furioso que apenas podía contenerse

Zafiro negó con la cabeza decepcionado de la situación y molesto consigo mismo, si hubiese sido más cuidadoso, esto no habría pasado. Pero ¿Cómo iba a saber lo osado que podía ser Diamante?

Salió del edificio para ir por Serena mientras Darien se encargaba de Diamante.

-Te dije muy claramente que no te met… que dejaras en paz a Serena –lo fulminó con la mirada recordando su aclaración de "meterse con…" / "meterse EN"

-No me importa –se encogió de hombros sin vergüenza de lo que había hecho- tienes suerte de que estuviéramos en un lugar público, de otro modo…

-Ni siquiera te atrevas a decirlo –caminó hacia él dispuesto a hacerlo tragar sus palabras, pero la recepcionista quién había presenciado todo, se apresuró a separarlos

-Basta muchachos, si el jefe los ve estarán en serios problemas –jaló del brazo a Diamante- vamos, te pondré hielo. Mira lo que te pasa por bocón

-Mmm valió la pena –se fue hacia el escritorio de la mujer, se detuvo y se giró- oye Darien, no estarás celoso ¿Verdad?

-¿Pero qué te pasa? ¡Estás enfermo! ¡Serena es una niña! –protestó atónito y confundido, no entendía por qué insistía en insinuar que a él le gustaba Serena

-Eso no fue lo que sentí. De hecho adelante es acolchadita mmm, olía tan rico y sabe delicioso, deberías probarla…. –le guiñó un ojo con malicia y se alejó

-Serena es mi hermana. No podemos -murmuró para sí mismo

-¿Y si pudieran? -se sobresaltó al escuchar la voz de Zafiro

-Yo sólo estaba... ¿Cuánto llevas ahí? -preguntó inquieto

-Apenas entré. Estabas diciendo "No podemos". ¿A qué te referías? -respondió obviamente desconociendo su previa afirmación

-Nada. Sólo pensaba en voz alta ¿Y Serena? -miró hacia la puerta aliviado de que no entendiera su comentario

-Está afuera. No quiere entrar, se siente apenada por lo que pasó –tomó su bolso

-Vamos, ella y yo tenemos que hablar –salieron del edificio en silencio meditando los últimos acontecimientos

Encontraron a Serena sentada en una banca. Tenía su celular en la mano, como si lo hubiese estado usando

-Serena necesito que me des una explicación. Creo que mamá no te educó de esa forma. ¿Cómo es posible que te andes besuqueando con un hombre mayor que tú? No es ni el lugar, ni el momento para que hagas esa clase de escenas… ¿Qué crees que van a pensar de ti? ¿Cómo me hace quedar a mí? –ella bajó la mirada deseando no haber llegado

-Darien no le hables así. Además acuérdate que le debes una disculpa. ¿Se te olvida qué la hizo salir en primer lugar? –lo miró con reproche

-¿Hablas en serio? ¿Soy el único que nota lo mal que está lo que hizo? -miró a Zafiro incrédulo - Se estaba besando con un hombre mayor, podría ser... ¡Su hermano!

-¡Eso lo sé! Pero antes debes explicarle porque dices lo que dices. No le hables como si no tuviera sentimientos -le reclamó frustrado

-Está bien... Lo siento. Lo que sea que haya hecho, me disculpo - dijo en un tono poco convincente

- Eso no suena para nada sincero. De hecho es la disculpa más hipócrita que pudiste dar –espetó. Esto lo puso más furioso de lo que ya estaba

- ¿Sabes qué? Se me van para la casa en este instante ya demasiado les aguanté - buscó alrededor y le hizo señas al primer taxi que vio

Después de darle la dirección al chofer abrió la puerta para que subiera Serena. Ella se mantuvo en silencio. Le dolían tanto sus palabras que sólo quería irse a casa y alejarse de él. Estaba frente a la puerta del vehículo cuando salió Diamante de la empresa y se acercó.

- Vengo en son de paz -alzó las manos ante la mirada fulminante de Darien

Se acercó a Serena y tomó su mano

-Me quería disculpar por mi comportamiento de hace un rato. No fue mi intención faltarte el respeto, ma belle princesse -se llevó su mano a los labios y depositó un casto beso en ella

-No te preocupes... No soy rencorosa -le dio una leve sonrisa

-Cuídate mucho y un consejo... - se acercó a ella y le susurró - hay más peces en el mar, busca bien

-¿Tú... Cómo? -lo miró asombrada

-Shhh… -puso un dedo en sus labios y simplemente murmuró- Asegúrate de ver bien a tu alrededor –le guiñó un ojo se giró para volver a su trabajo, dio unos cuantos pasos. Se detuvo como si se debatiera en decir algo y añadió - cuando seas mayor de edad, si quieres sexo sin compromiso no tengas pena en buscarme

-¡Qué horror! Para de decir esas cosas tan feas -se tapó la cara avergonzada de su descaro

-Tenle más respeto idiota - esta vez fue Zafiro quien intervino

-Déjame aclararte una cosa -dijo Darien mientras sujetaba a Diamante por el cuello- vuelve a insinuártele a Serena y te sacaré las pelotas por el culo

-Darien... No pelees. Yo no volveré a venir te lo prometo -trató de tranquilizarlo antes que las cosas se complicaran

-Sube al auto Serena -insistió con voz dura

-Ya déjalo - Zafiro trató de alejarlo de Diamante- no vale la pena

-Te diré una cosa. Por ahora tú ganas pero cuando sea mayor de edad ninguno podrá decidir por ella y no va a ser de mi de quién deban preocuparse sino de... Já ella misma -le dirigió una sonrisa cínica a Darien y mientras se alejaba caminando en reversa le lanzó un beso a Serena y gesticuló con los labios un "llámame"

Serena se metió de prisa al auto. Decidida a que se guardaría la cortesía para personas más decentes. Se tapó los oídos por si acaso y trató de no pensar en nada.

Zafiro se despidió de Darien y entró con ella. El auto arrancó para lentamente incorporarse al tráfico. Serena no quiso voltear a ver a Darien porque temía ver en sus ojos señales de reproche. Ya bastante tenía con saber que no la quería ver en su lugar de trabajo como para querer echarle más sal a la herida.

Cuando llegaron a casa, después de saludar a Violeta se dirigieron a sus habitaciones para continuar sus deberes.

-Sere... -la llamó antes de que entrara a su cuarto- lamento lo que pasó. Te confieso que si insistí llevarte era porque quería que Diamante te viera y que Darien se pusiera celoso. Sé que suena absurdo pero creía que si le salía competencia él se fijaría en ti. Lamento haberte hecho pasar tan mal rato.

-Eres tonto Zafi, Darien nunca se fijará en mí. ¿No lo escuchaste? Yo no debo estar con alguien que sea mayor... Yo debo buscar a alguien de mi edad y lo encontraré y él sí me va a querer cerca y no se sentirá avergonzado de mí y ni tú ni él ni nadie me dirá qué hacer porque yo... Ya estoy grande y puedo decidir porque es mi vida. Ustedes ocúpense de ustedes mismos y yo haré lo mismo -entró en su habitación dando por terminado el tema

-Espera un momento... ¿De dónde salió todo eso? Tú no tienes permiso de nada de eso. ¿Quién te metió esas locas ideas? ¿Diamante? Espera... Él no parece tener prisa...

No me digas que estuviste hablando con ese mugroso duende. Serena ¿Es en serio? -negó con la cabeza frustrado del giro que estaban tomando las cosas

-Háblale a la mano -dijo mostrándole su palma y cerrando la puerta

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Hola a todos, sé que ha pasado tanto tiempo que parecía que ya no seguiría esta historia… pero no.

Hay cosas que considero necesarias aclarar.

El hecho de que no actualice, no necesariamente implica que quiera que me den ideas, pues apenas y las ideas de mis amigas tomo en cuenta. No lo hago con malas intenciones, es sólo que en cuanto a inspiración sólo le soy fiel a una persona, a mí misma. A mi buena amiga Mafer le acepto sugerencias porque nuestras ideas suelen coincidir, pero lo más que puedo prefiero hacerlo sola o de otro modo no sentiría que estoy escribiendo, sino siguiendo un molde en el que no calzo.

Ahora las palabras mágicas con "Y", señoritas lamento informarles que no escribo nada de Yuri menos Yaoi. Ni siquiera lo leo! Je, realmente no es lo mío. Lo siento si esperan que tergiverse mis historias en algo de los géneros antes mencionados, pero no se me canta hacerlo.

Algo muy importante que quería avisar es que he tomado la radical decisión de dejar de leer Reviews, no digo que para siempre pues quizás me anime a leerlos al final de las publicaciones, pero de ahora en más dejaré de hacerlo. La razón es porque, en primera si es un rw positivo y bonito me confiaré de más; por otro lado, si es un rw spamoso me voy a molestar en serio jajaja y la verdad es que como lectora al menos yo prefiero disfrutar leyendo y no tener que a huevo escribir mi opinión, en especial si siento que de aportar algo, no aporta nada…

Para no irnos por las ramas si les gusta la historia, márquenla de favorita, si no les gusta, pues no. Así de simple. Así sabré que les gusta. Sé que algunas no tomarán esta decisión muy bien, en especial quienes se creen mucho detrás de la pantalla, pero saben? Me importa un bledo! Así que esto es así. Quizás algún día me anime a leer lo que dicen y hasta les respondo jajaja conmigo nunca se sabe! Eh?

Pero por favor, basta esa bobada de anónimos a gente que ni conoces, o que sólo conoces por algo que escribió. Créanme que a veces el ficker y la persona dentro de la que vive esa ficker, no son las mismas. No porque una ficker te agrade quiere decir que sea buena compañía (sé por qué lo digo). Así como puede que hayan fickers que aparentemente son mala leche y no te agradan pero en el fondo, muy muy muy en el fondo tienen corazoncito. Las apariencias engañan!

En fin, no quiero extenderme pues siento que les daría alegrón de burro haciendo creer que el capítulo es mucho más largo de lo que realmente es xD

Espero les guste (no me daré cuenta jajajaja) disfrútenlo y échenme buenas vibras para apurarme con esto!

Antes de irme les aviso que por ahí en el Tokio de Cristal tenía un oneshot de mi autoría el cual hice con mucho cariño para mis queridas dangos.

Es una historia hecha en conmemoración de los cumpleaños de Serena y Rini. No lo quería subir pues no es tan genial como quisiera pero… la razón de que lo suba es para tener algo en mi perfil que sea más cercano a la historia real de Sailor Moon, pero explicaré mejor eso, en el post de ese OS.

No sé qué más decir, excepto que tengo helados los pies jajaja si viven donde vivo entenderán que eso es un lujo VIP xD

Antes que lo olvide: Sé que Serena puede resultar muy infantil, pero recuerden que era joven, así era antes de que le rompieran el corazón, de joven era muy insegura, inocente, dulce e infantil, como alguna vez fuimos algunas…

Si uso demasiado el punto suspensivo es porque dah… titubea mucho al hablar, por la misma inseguridad que tiene

No iba a decir esto pero… debido a que las he hecho esperar mucho, creo que me veo en la obligación de contarlo. Rini aparecerá en la historia pero no será hija de Serena, tampoco de Darien. Sé que quién me conoce y sabe lo fan que soy de esta familia se sorprenderá por esto, pero a la hora de idear la historia, no aparecía Rini como hija de ellos. Para que no estén tan confundidas, lo explicaré. Será una amiga de Serena, no tan activa como sus otras amistades pues es menor que ella, así que es casi como la amiguita pequeña con la que nos llevamos muy bien, pero con la que no hablaríamos de nuestras penas más profundas porque son demasiado jóvenes para comprenderlas.

Bueno, se cuidan y disfruten, probablemente tuvieron que releer el fic para recordar la historia, si sirve de algo, yo lo tengo que hacer todo el tiempo porque soy olvidadiza T.T

Pd. Algún día haré lemon! :D Digo… yo no, ciertos personajes xD Bye!