Holaaaaaaaaaaaaa! ¡Estoy feliz! Esta es mi primera vez en esta sección de Death Note (unos de mis animes/mangas favoritos *-*) Lo primero que debería decir de este fic es que es yaoi, shonen-ai, male slash o como le quieran llamar (relación hombre x hombre) y si no les gusta, por favor nada de comentarios ofensivos, respeten los gustos de cada persona. Está centrado en cuando Matt y Mello se encontraban en el Wammy's House.

Este primer capitulo iba a ser mucho más largo, pero me salió de unas dieciséis hojas, así que decidí cortarlo en dos partes. Espero subir la otra parte la semana que viene que es donde se toca la trama original de la historia \o/

Creo que esto se podría considerar comedia (no estoy muy segura xD). Es la primera vez que escribo este tipo de género, ya que el drama se me da muchísimo mejor u.u

Advertencias: Shonen-ai, lenguaje despectivo por parte de ambos chicos (un par de maldiciones pero nada fuerte debido a que no me parece muy pulcro para mi escritura personalmente, aunque no tengo nada en contra de escribir groserías) y ya xD

Disclaimer: Death Note ni sus personajes me pertenecen. Todos son propiedad de Tsugumi Ohba y Takeshi Obata, porque sino tendría a Matt como mi cachorro personal y a Mello de esclavo sexu… perdón me dejé llevar xD

Muy bien, ahora sí al fin :D


Chained

Encadenados

Chapter 1: Complaints and Requirements

Capítulo 1: Quejas y Exigencias

Era un día relativamente relajado para el encargado de ese orfanato de niños huérfanos prodigios y superdotados. Nada fuera de lo usual, problemas pequeños que se arreglaban con una corta platica, ningún inconveniente financiero o económico —aunque generalmente no se presentaban—, ningunos niños quejándose de nada, no había maestros molestándolo por las insolencias de algún alumno que se pasaba de listo y Mello no había insultado a nadie mayor que él ni tampoco se había metido en ninguna especie de contienda digna de unos maleantes. Lo único que le quedaba por hacer en el día era avisarle a los principales candidatos a sucesores de Elle Lawliet, que el mismo e inigualable detective iría a arreglar unos cuantos asuntos junto a Watari y aprovecharía para ver cómo iba su desempeño para convertirse en mentes maestras como él o incluso llegar a superarlo.

—Es una tranquilidad muy inusual… Pensé que quizás cierto chiquillo vendría a quejarse por su nuevo compañero. Han pasado dos semanas y las cosas parecen ir bien entre ellos… —hablaba para sí mismo Roger mientras de la biblioteca de su oficina sacaba un libro entretenido que leer.

Unos golpes en la puerta le llamaron la atención y cuando se disponía a ir a abrirla, algo más hizo que sus nervios afloraran y su apacible tranquilidad se viera alterada.

—¡Quítate! ¡No hay tiempo para tus estúpidos modales! —gritó una voz en tono chillón que él conocía muy bien y prontamente la puerta de su oficina se vio azotada por un rubio muy alterado que se adentraba dando grandes zancadas y con el ceño fruncido.

—Pero, ¿qué significa esto, Mello? —preguntó el anciano viendo el comportamiento del rubio y a un chico pelirrojo tirado en el piso del otro lado de su oficina en el pasillo.

—¡Que quiero que lo cambien! —gritó Mello mientras golpeaba el escritorio de Roger con todas sus fuerzas y ponía la mirada más amenazante posible.

Al hombre lo recorrió un estremecimiento de arriba a abajo al ver el estado de alteración en el cual se encontraba el rubio. Matt se puso de pie y entró en la oficina mientras se sacudía la ropa y cerraba la puerta para que toda la Wammy's House no escuchara los gritos de su psicótico compañero de cuarto.

Roger sabía por donde venía el problema y ya sentía que se había tardado demasiado. Se aproximó a Mello, lo tomó de los hombros y lo obligó a sentarse en una de las sillas frente al escritorio mientras el rubio lo miraba hastiado. Luego se aproximó a Matt, le dio la mano, lo atrajo hasta la otra silla y le indicó que se sentara.

—¿Estás bien, Matt? —le preguntó mientras él procedía a sentarse.

—Ehhh, sí… —respondió un tanto dudoso el pelirrojo después de dirigirle una gélida mirada al rubio.

—Hablemos civilizadamente, chicos. Como personas adultas y cultas. Obviamente no son adultos pero son lo suficientemente maduros e inteligentes como para hacerlo y me consta. Ahora, ¿Cuál es el problema, Mello? —dijo el hombre entrelazando sus manos y esperando la respuesta del menor.

—¡Es que…! —Mello se detuvo al ver las miradas recriminatorias de ambos y bajó la voz, —Es que Matt no puede estar en la misma habitación conmigo —concluyó cruzándose de brazos.

—¿Por qué? —preguntó intrigado sabiendo que conociendo a Mello podían haber un sinfín de razones.

—¡Porque…!

—¡Porque este sujeto piensa que soy su esclavo! —espetó Matt interrumpiendo a Mello y perdiendo la calma que tenía debido a la chillona y estruendosa voz del rubio.

—¡Tienes que hacer lo que te digo si quieres quedar bien conmigo y que te permita estar en mi habitación! —le gritó Mello poniéndose de pie.

—¡¿Quién te dijo a ti que a mí me importaba quedar bien contigo y desde cuando compraste la maldita habitación? —gritó esta vez Matt poniéndose de pie también y acercándose al rubio.

Ciertamente Matt era un año mayor que Mello —teniendo de este modo, Matt quince años y Mello catorce a su vez—, pero el rubio lo igualaba en estatura, así como el pelirrojo le ganaba en corpulencia, ya que Mello era un poco más flaco que él. El adicto a los chocolates parecía a veces inclusive mayor que el gamer.

—¡Matt nunca para de jugar con su estúpida consola y no le baja el volumen! ¡Me despierta a las cuatro de la mañana con el maldito bip, bip, bip de su estúpido aparato! —dijo Mello haciendo una imitación de Matt.

—¡Me tiró mi PSP por la ventana del tercer piso! —espetó perplejo y ofendido el pelirrojo. —¡También tiró tres de mis videojuegos por el inodoro!

—¡Mello, las cañerías van a colapsar! —vociferó un impresionado y atónito Roger.

—¡Y no sólo eso, Roger! ¡Mello me quita mi dinero para comprarse chocolates!

—¡Tú no me regalaste nada por mi cumpleaños y era tu obligación como un buen perro! —dijo señalándolo con su dedo como si lo estuviera acusando.

—¡¿Qué rayos te pasa? ¡Yo ni siquiera estuve aquí en tu cumpleaños hace dos meses! ¡¿Viste como me llama, Roger? ¡Y no sólo así, sino también 'sarnoso', 'pulgoso' y 'cachorro'!

—Agradece que te digo cachorro —dijo Mello por lo bajo algo enfurruñado mientras se sonrojaba un poco.

—¡Deja toda su ropa tirada por la habitación y pretende que se la organice! —dijo Matt completamente ignorante al comentario de su acompañante. Por lo menos no escuchó eso, pensó Mello y suspiró pesadamente.

—¡Este pulgoso no se baña en todo el día por andar pegado a su estúpido PSP! ¡Su olor se encierra en la habitación y no le gusta abrir la ventana porque no soporta el supuesto frío que yo nunca siento!

—¡Mello siempre me golpea cuando decido ignorarlo!

—¡Él siempre me deja hablando sólo y ¿qué puedo hacer yo? —dijo el rubio molesto e indignado.

—¡Siempre dejas la tapa del inodoro arriba!

—¡¿Eres una niña o qué para quejarte de semejante estupidez? ¡Él deja todos los cables de sus aparaticos regados por todo el piso y como se cree un murciélago y nunca enciende las luces cuando está pegado a una pantalla, la habitación queda a oscuras y me tropiezo con todo!

—¡Descubrí un látigo de cuero en una maleta de Mello y tengo miedo que lo use, Roger! —gritó Matt histérico y con la voz escandalosa.

—No me des ideas, cachorro —dijo Mello mirando pícara y perversamente al pelirrojo el cual tragó grueso mientras Roger alzaba una ceja.

—¡Un día se me perdieron mis goggles entre todo el desorden de Mello!

—¡¿Por qué no te quitas esas cosas ni para bañarte?

—¡No es tu problema! ¡Y acabas de decir que no me baño! ¡Te contradices a ti mismo!

—¡Tú te denigras admitiendo que no te bañas, imbécil!

—¡No estoy admitiendo nada!

—¡Muchachos! ¡Basta! —gritó Roger completamente exasperado y mareado por la cantidad de gritos y lo cacofónicos que resultaban ser.

—Y por último… Mello cree que soy de su maldita propiedad —dijo el de los goggles fulminando con la mirada al adicto a los chocolates.

—Ehhh… Y-Yo… —decía el rubio un tanto nervioso. —¡N-No iba a dejar que Linda se propasara contigo!

—¡¿Y qué si yo quería que se propasara conmigo? —objetó dándole la espalda y cruzándose de brazos.

—¡Eres un maldito perro! ¡Yo sólo quería quitártela de encima y tú vienés y me reprochas…! —gritaba Mello después de saltarle encima al pelirrojo y tumbarlo en el suelo mientras ambos rodaban en el piso y luchaban inútilmente el uno con el otro.

Roger se levantó rápidamente y se acercó al manojo de ropa que eran los dos alumnos en ese momento. Agarró a Mello por los brazos y lo apartó de Matt. El rubio con instintos homicidas aún quería brincarle encima a Matt, así que Roger tuvo que sostenerlo un buen rato mientras se calmaba y el pelirrojo se arreglaba la ropa.

—Bien… Ahora que ya no se quieren matar les diré algo seriamente y se lo tomarán como las personas maduras que se supone deberían ser —suspiró Roger sentado después de que los ánimos se habían aplacado un poco mientras miraba detenidamente a los dos jóvenes sentados a una buena distancia el uno del otro. —No hay habitaciones libres en estos momentos para que las ocupes, ni tampoco hay chicos que estén solos como para que cambies de compañero, Matt. Sólo hay chicas solas y…

—¡Él no se va con ninguna chica! —espetó Mello enojado poniéndose rápidamente de pie mientras Roger lo miraba un tanto extrañado y asombrado, y Matt lo observaba incrédulo.

—Mello, ¿Como osas creer que pondríamos en una misma habitación a un chico y una chica que están en plena adolescencia y cuyas hormonas están a punto de hacer que sus cuerpos exploten? —dijo retóricamente Roger. —Tampoco haría que dos de las chicas solas pasen a ser compañeras para dejarle una habitación a Matt porque aunque no lo parezca, debido a la semejante escenita que hicieron hoy aquí, las mujeres son mucho más complicadas y rencorosas que ustedes. Así que, en conclusión, deberán soportase un poco más —sentenció el anciano cerrando sus ojos y esperando lo peor que extrañamente no llegó.

—Si no queda de otra —dijo Matt torciendo la boca bajo la atenta mirada de soslayo de Mello, el cual trataba de disimular que lo observaba.

—Supongo que por un tiempo está bien… Mientras el perro obedezca a su amo —dijo Mello cruzándose de brazos.

—¡¿QUÉ? —estalló el pelirrojo, pero inmediatamente fue detenido por Roger.

—Matt, puedes retirarte, pero antes busca a Near y dile que venga a verme inmediatamente, por favor.

—Está bien… —contestó entre dientes mientras se aproximaba a la puerta.

—Tú no te vallas aún, Mello —le dijo mientras Matt terminaba de salir y cuando ya no estaba, continuó: —Tengo que decirles algo a los dos candidatos más resaltantes para ser sucesores de L —le dijo y al rubio se le iluminó la mirada mientras la emoción lo invadía.

Mello entró tranquilamente a la habitación, tropezó con los cables de la televisión, el DVD, la computadora, la X-Box, el Wii y el PS2 del pelirrojo, trastabilló un poco pero logró mantenerse de pie hasta llegar a la cama, tomar una barra de chocolate que había dejado en la mesita de noche y empezar a comerla. La saboreaba y dejaba que se derritiera en su boca permitiéndole a sus papilas gustativas disfrutarla al máximo cuando la voz de Matt interrumpió su éxtasis.

—Al parecer llegaste de buen humor a pesar de permanecer un buen rato en la misma habitación con la pelusa blanca. Sólo tengo dos semanas contigo, pero me doy cuenta que lo odias a muerte —dijo riendo por lo bajo.

—Sí, bueno… Ni siquiera noté la presencia de ese enano —le dijo con la boca llena.

—Termina de masticar.

—Ya vienés tú con tus reproches de niñita, Matt —espetó mordazmente para después darle una fiera mordida a su tableta de chocolate.

—Trataré de cooperar para crear una buena y favorable convivencia entre nosotros, así que me interesaré por ti. ¿Qué te tiene de tan buen humor, Mello? —preguntó recordando que el chico casi rueda por el suelo por los cables de sus cosas y no se había inmutado en lo absoluto.

—Te lo diré… —suspiró el rubio sentándose en el borde de la cama para acercarse un poco a Matt que reposaba recostado de esta, sentado en el piso mientras jugaba con la X-Box. —La verdad es que me acaban de decir que mi ídolo y la persona que más admiro en mi vida viene a verme personalmente…

—Y a Near, supongo —dijo con la vista perdida y voz distante mientras pensaba en que Roger les había dicho lo mismo a ambos al estar los dos en su oficina.

La respuesta física de Mello no se hizo esperar y empujó al pelirrojo el cual cayó al piso y como consecuencia su auto en Need for Speed se estrelló contra un camión.

—¡Mello! —vociferó Matt alterado mientras volvía a sentarse y procedía a repetir la carrera.

—¡Ni me lo recuerdes, idiota! —dijo mordiendo ansiosamente su tableta de chocolate para calmarse.

—Y ¿Quién es ese?

—Es el gran e inigualable L, el mejor detective de todos lo tiempos. La persona que a resuelto los más complicados y…

—¿L? ¿En serio? —dijo el pelirrojo asombrado interrumpiendo el discurso del rubio mientras le ponía pausa a la partida y lo veía con la boca abierta de la impresión. Mello asintió sobradoramente, completamente feliz de que a él se le permitiera tal honor.

—La verdad, lo conozco desde hace un tiempo y es un tipo completamente increíble. El mejor del mundo. Es inteligente, astuto, perspicaz, intuitivo, cortés, afable, talentoso, sorprendente, extraordinario, guapo… —el rubio se emocionaba demasiado hablando de su ídolo.

—Espera un momento… ¿Qué dijiste? —preguntó Matt interrumpiéndolo de nuevo un tanto confuso de la razón por la cual él había dicho eso. Sintió que un deje de molestia lo invadía, pero decidió ignorar tan inverosímil detalle.

—Q-Que… ¡Nada! ¡Cierra tu maldita la boca, Matt!—espetó Mello un tanto asustado debido a que el de ojos verdes había notado que había dicho que L era guapo.

—Podría jurar que dijiste que… —dijo vacilante el chico y acercándose amenazadoramente al otro mientras se sentaba en la cama a su lado.

—¡¿Q-Qué dije qué? —decía bruscamente el rubio apartándose de Matt.

—Hmp… Nada, no importa… ¿Lo has visto antes? Si dices que es… —preguntó el pelirrojo ignorando esa sensación que empezaba a sentir. No quería indagar en el tema de lo galante que supuestamente era el detective para Mello.

—¡Yo no dije nada y es información confidencial! —dijo seriamente acostándose en la cama mientras recuperaba su seriedad.

—Como digas… —dijo Matt volteando los ojos y volviendo a su juego. —Y ¿Cuándo viene?

—Eso también es información confidencial.

—Sólo los solicitan a ti y a Near para eso… Son los mejores del orfanato por mucho, así que eso me hace pensar que quizás L…—decía mientras cavilaba en voz alta.

—¡Tú no piensas nada y asunto resuelto, perro! ¡Así que cállate! —espetó mordazmente Mello debido a que no era muy recomendable hablar demasiado de L. Matt gruñó un poco por lo bajo pero no dijo nada.

El pelirrojo al hacer el examen de transferencia a la Wammy's House había obtenido un resultado completamente resaltante sin necesidad de esforzarse demasiado. Según lo que le había dicho Roger al conocerlo personalmente, lo estaban observando desde hace un tiempo. Era el mejor de su orfanato por mucho y al ser uno de los tantos que eran propiedad de Watari, decidieron transferirlo para que él también compitiera contra los mejores niños huérfanos superdotados para ser el sucesor del gran detective L. Por supuesto, a Matt no le interesaba demasiado el asunto. Él no era dedicado en lo absoluto y sólo se preocupaba por sus cosas, aunque claro, era brillante e inteligente sin necesidad de esforzarse. Según las impresiones y lo que le había dicho Roger, en tan sólo dos semanas de estancia, gracias a su tan perfecta nota en el examen de transferencia, los resultados obtenidos en exámenes para medir su nivelación en cada una de las materias que se impartían y sus notas ya acumuladas con anterioridad, nuestro querido pelirrojo se había convertido en el tercero en la línea de sucesión.

Matt se sentía alagado ya que al parecer sus habilidades, aptitudes y capacidades eran tomadas en cuenta, pero aun así era demasiado despreocupado como para matarse por el puesto número uno de sucesión, además que era un completo vago como Mello lo llamaba. Por supuesto, lo que no sabía el rubio era de su cantidad innumerable de talentos ocultos, su gran inteligencia y capacidad de deducción. Cuando Mello lo interrumpió había empezado a pensar que quizás L podría llegar a tomarlo en cuenta y también llamarlo para las reuniones, en las cuales podría llegar a entablar así fuera una corta conversación con él. No iba a matarse como los demás para algún día llegar a ser su sucesor y mejor aprendiz, pero la idea de conocerlo le parecía muy emocionante. No todos los días se podían hablar con el mejor detective de todos los tiempos. Además, que hace poco el director de Wammy le había hablado de la posibilidad de que eso sucediera.

El pelirrojo había pensado que quizás al Mello conocer de lo que era capaz, podía llegar a respetarlo un poco más, pero él no era presumido en lo absoluto y no iba gritando a los cuatro vientos "¡Soy el tercero en la sucesión y uno de los mejores en este maldito orfanato lleno de niños robots, y lo curioso es que ni siquiera me esfuerzo!". Oh no, él no era así. Si el rubio lo sabía o no, le daba igual. Además que él parecía estar mucho más interesado en Near que en cualquier otra persona. Si llegaba a superarlo quizás sí podría lograr que se interesara en ese lado de él, pero ya que no pensaba hacerlo ni tampoco lo creía posible, pues entonces, Mello no se enteraría por los momentos que él era el tercero.

El silencio se hizo presente en la habitación y mientras tanto, Mello dio riendas sueltas a su mente. Había sido por un arrebato que ambos se habían aparecido en la oficina de Roger a pedir cambio de habitación. Discutían demasiado, de eso no había duda alguna. Matt era exageradamente diferente a él, pero estaba seguro que eso era lo que lo llevaba a estar tan atraído hacía el pelirrojo. Debía admitirse que le había llamado la atención desde el primer momento, una sonrisa tan radiante y gentil no la encontraba en las expresiones de ninguno allí. También debía ser claro con el hecho que él no quería que Matt se cambiara de habitación, pero si así él lo quería, pues entonces no lo retendría o eso sería demasiado sospechoso. Porque algo sí sabía Mello y era que ni siquiera si le llegaban a cortar ambas piernas y ambos brazos, él confesaría que el pelirrojo le llegaba a resultar remotamente galante y encantador a su propio estilo.

Mello levantó un poco la cabeza y lo vio ahí ladeando todo su cuerpo a la derecha mientras trataba que su auto en el juego también cruzara para ese lado. Matt se mordió el labio inferior y esbozó una sonrisita de victoria al ser el primer lugar en la carrera. Esos diminutos gestos por parte de él lo hacían perder por completo la poca cordura que poseía. Por supuesto, odiaba demasiado que por estar metido de lleno en sus inservibles videojuegos no le prestara atención, pero adoraba tan sólo mirarlo atentamente, detallando cada gesto que el gamer hacía y esbozaba.

Ciertamente, Matt lo hacía desvariar y perder la cordura porque ¿cómo era posible que en algunos momentos haya reaccionado tan irreverentemente en la oficina de Roger, demostrando claramente sus celos? Todo esto, el chico lo contrarrestaba con su mordacidad para con el pelirrojo. De ese modo disimulaba que no le interesaba en lo absoluto.

Las cosas que más le llamaban la atención del chico claramente eran su sinceridad, gentileza y afabilidad. Siempre comportándose bien con todos, de manera cortés y dulce con una sonrisa plasmada en su rostro. Matt no socializaba demasiado y se atrevía a decir que él era el único con el que entablaba una conversación en todo el orfanato, pero cuando los demás se dirigían a él siempre era tan cortes, cordial, amable, atento y trataba de hacer sentirlos mejor con su compañía, mostrándoles la más angelical de sus expresiones. Eso lo hacía tan especial y diferente a los demás que siempre se miraban con antipatía y recelo sabiendo a la perfección que eran competencia y sólo se acercaba a los otros con visibles intenciones ocultas e hipocresía. Matt parecía ser ajeno e ignorante a todo aquello y eso a Mello le encantaba.

Matt por su parte, pensaba que Mello era un psicótico irritante con aires de autócrata que pretendía que todo el mundo se rigiera por sus reglas inverosímiles sin sentido alguno. Era un manipulador minucioso y talentoso que siempre lograba lo que se proponía y debía admitir que eso le parecía asombroso en alguien tan joven como él.

El pelirrojo pensaba que Mello era de las pocas personas en ese orfanato que no actuaba como un robot o un vampiro chupa sangre tratando de sobrepasar a todos sin importarles poner su integridad en riesgo. Claro, era competitivo con Near, pero en parte sabía aceptar la derrota y sus errores para remediarlos y mejorar, mientras que todos los demás eran tercos, testarudos e intransigentes. Uno de los pocos que parecía tener sentimientos en ese lugar de personas que lucían como paredes sin emociones a parte de la rivalidad y el odio. Mello sentía y profundamente, aunque sólo la rabia fuera lo que saliera de él cuando le daban sus locos arrebatos. Matt era muy sensitivo y observador como para no notarlo.

Era una gran persona, pero nunca se lo diría. Mello siempre trataba de parecer el chico rudo y malo, y si llegaba a comentarle algo como eso, de seguro lo dejaría a dormir por lo menos dos días en la enfermería.

El rubio era modesto, perseverante y justo, y de cierta manera, Matt admiraba eso. Quería acercarse a él pero sentía que si trataba de hacerlo, el rubio lo repelía como si apestara y lo odiara, Matt no podía aguantar tal trato y él también se ponía a la defensiva para terminar peleando como siempre.

El pelirrojo giró un poco la cabeza y lo vio de reojo mirándolo atentamente. Mello volteó fugazmente su rostro y miraba a otro lado mientras disimulaba el color carmesí de sus mejillas mordiendo su tableta de chocolate. Este acto por parte del rubio hizo sonrojar de sobremanera a Matt y que sintiera como algo dentro de él se removía. Estaba seguro que el de los ojos azules lo hacía de manera inconsciente, pero cuando mordía sus chocolates se veía tan deliciosamente sexy y… comestible. Cuando Mello se molestaba y arrugaba la nariz en el acto, lucia demasiado adorable y le provocaba sonreír, pero no lo hacía ya que eso sólo lo pondría más irritado.

Mello era desordenado, mordaz, mandón, irónico, socarrón, susceptible, variante, bipolar, arrebatado, guapo, sexy, seductor, fascinante y endemoniadamente tentador como para que se sintiera atraído hacía él en muchos sentidos de la palabra.

Debía admitir que obviamente no quería irse de la habitación, pero pensaba que Mello no lo soportaba y quizás algo de distancia haría que los ánimos y el ambiente se aplacara entre ellos, así que cuando el rubio le gritó que se fuera de su maldito cuarto, él le propuso que fueran a hablar con Roger y así habían terminado en su oficina. Ahora agradecía a todos los dioses —en los cuales no creía— que no lo hubieran cambiado de cuarto ya que observar a Mello sonrojarse sin razón y extasiarse de una manera un tanto indecorosa con sus chocolates, era algo que valía la pena a pesar de correr peligro de quedar inconsciente o ir a un hospital todos los días.


Final del primer capítulo :D

Como verán la relación de Matt y Mello no es tan llevadera, pero con el tiempo eso se arreglará ;D Coloqué a Matt de este modo porque no me parece que él simplemente se rija por todo lo que hace y dice Mello sin replicar en lo absoluto. El pelirrojo también tiene su orgullo. Por supuesto, con el tiempo ambos son un poco más condescendientes con el otro *-*

Espero que les haya gustado \o/ Dejen reviews si es así. Me harían muy feliz *-*