A/N: Este es un fic para el reto "Noche de supervivencia".

NUNCA HABRÁ UN NOSOTROS

«Los dos tributos del mismo distrito se declararán vencedores si son los últimos supervivientes.»

Se puede decir más alto, pero no más claro. El mensaje de Claudius Templesmith es breve y conciso, resulta casi cómico, la cantidad de esperanza que pueden llevar unas pocas palabras. Su mirada se encuentra con la de él, y su sonrisa es toda la confirmación que necesitaba. Porque no lo ha soñado, esto es de verdad. Porque es la primera sonrisa sincera que le ha visto en mucho tiempo. Porque Cato nunca muestra sus sentimientos, además de la ira. No lloran, ni se abrazan; porque ellos no funcionan así. Porque ellos son Cato y Clove, no el chico amoroso y la chica en llamas. Porque lo suyo son las armas, no las promesas de amor.

Está segura de que todo Panem se está volviendo loco por esos dos muertos de hambre. Porque se quieren. O al menos él la quiere.

Clove la odia. Por muchas razones. Porque el arco parece una extensión natural del brazo de esa desgraciada. Porque no sabe ganarse a la audiencia, pero aún así lo ha hecho, con los trajes de su estilista y las palabras de su compañero. Pero, por encima de todo, la odia porque no se da cuenta de él lo daría todo por ella.

No sabe que pensar de Cato. Todos piensan que es una bestia, una máquina de matar. Pero no lo entienden. A ellos los han críado así. Clove recuerda cuando, a los ocho años, le pusieron por primera vez un cuchillo en las manos. Si quería llegar a ser alguien en el Distrito 2, tendría que pisar la arena y ensuciarse las manos de sangre. Tras ocho años de entrenamiento, su primera victima fue fácil, directo en el corazón, casi sin darse cuenta. La segunda, adrenalina; a partir de la tercera, costumbre.

«¡Peeta!»Un chillido la saca de su ensimismamiento. Se pone en pie casi sin sarse cuenta.

- Clove, no.- Cato le pone una mano en el hombro. Le mira sorprendida:

- ¡Pero es ella! ¡La tenemos a tiro! Sonaba cerca, si acabamos con ella...

- Deja que vaya con él. Le hice un corte muy frofundo en la pierna. Llegara para sostenerle la mano mientras muere, y poco más. Después, si esta destrozada, será débil. Y si no lo está, el Capitolio se dará cuenta de que todo era una farsa, nadie le patrocinará, y será fácil también.

Clove suspira, y se vuelve a sentar.

- ¿Y si vive? Si todavía no ha muerto...- él le corta.

- No podrá luchar.

- El Capitolio querrá que seamos los cuatro últimos...- Clove se lo imagina. Ella y Cato, acabando personalmente con los enamorados, sus cuerpos destrozados. Vencedores, adorados por todo el país. Pero entonces se le ocurre algo, el presidente Snow no cambiaría las normas porque le den pena un par de tributos enamorados. Y en un segundo, todas sus esperanzas se hacen añicos. Si quedan últimos, harán que se maten entre ellos. Eso quiere el Capitolio. Ver como Katniss Everdeen mata a su chico enamorado.

No quiere decírselo a Cato. Él parece feliz, y Clove teme que tenga otro ataque de ira si se lo cuenta. No, mejor dejar que disfrute, por ahora. Él le sonríe, una sonrisa sincera, y sabe lo que quiere decirle. Que tienen una posiblidad cuando vuelvan a casa. Que todavía podría haber un nosotros. Pero Clove intentará borrar todo eso.

Porque nunca habrá un nosotros. Sera él, o ella; vencedor. Pero nunca nosotros.

Si te gusta este fic, puedes votar por él en:

H t t p : / / forum . fanfiction . net / topic / 81026 / 61733511 / 1 / #61810947 (sin espacios)

Gracias