¡Alohaaa! Bueeeno, viendo lo muerto que tengo mis fanfics y lo que tardo en escribir, me animé a subir este "Reto Shipping" que empecé a escribir hace ya bastante tiempo, y que inicialmente empecé a subir por LiveJournal.

Es un conjunto de 5 historias, a modo de oneshots, y que tienen relación con el tema que dice el capítulo. Las parejas están totalmente al azar, tal y como dicta este reto.

Para ver qué es y cómo se hace el Reto Shipping, visitad este enlace y hacedlo tal y como dice ahí: .#cutid1

Hacedlo tal cual y no hagáis trampa, veréis las parejas tan bizarras que os pueden salir xDDD.

Ahí no lo dice pero creo que hay que especificarlo: en el caso de que pongáis solo chicos, para hacer el reto a modo yaoi, el que salga primero, será el seme y el segundo el uke. Ejemplo: si os sale de esta manera: Sawada Tsunayoshi x Hibari Kyoya, Tsuna sería el seme y Kyoya el uke. Por raro que suene…así sería. El cómo decidáis usar a los personajes, incluso el hecho de que insinuéis o no es cosa vuestra también.

¡Espero que os guste~!

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Hibari Kyoya X Gokudera Hayato: LAZOS

Muchas cosas en este mundo son variables y cambian según el paso del tiempo. Al igual que muchas otras nunca son lo que parecen o, a simple vista imposibles, pueden ser más reales de lo esperado.

Y eso era algo que Gokudera Hayato había tenido siempre presente y lo había considerado con una regla indeleble en todos los seres humanos, algo que siempre se cumplía.

No sólo eso, le había quedado más que constatado.

Su querido Judaime había madurado después de muchos años y había conseguido conservar ese cierto aire cálido que le rodeaba de adolescente; el escandaloso de Ryohei había dejado de serlo tanto; Yamamoto se había vuelto más responsable, aunque seguía siendo igual de despistado en más de una ocasión; ¡incluso el llorón de Lambo había empezado a comportarse como el guardián que era!

Todo ello cuadraba con su teoría pero…no siempre todo es como uno se imagina.

Había una persona que rompía esa regla, esa que él consideraba inalterable: el Guardián de la Nube, Hibari Kyoya.

Era el único que no había cambiado en nada, el único que seguía siendo igual que cuando lo conoció: un tipo con un orgullo más grande que el propio, violento cuando se trataba de atrapar una presa (ya fuese por gusto o por trabajo) y con un carácter imposible de domar. Y eso era algo que le causaba una cierta curiosidad, la cual nunca demostraría o expondría en voz alta.

Aunque…una cosa era pensarlo y otra muy difícil realizarlo.

Sin poder evitarlo, su mirada se desviaba más de la cuenta hacia el guardián o ponía demasiado interés en saber lo que hacía en sus misiones o en cualquier momento del día.

El primer aviso le llegó de parte de Tsuna, de manera discreta y diplomática, queriendo saber que era lo que le ocurría y si podía ayudarle en algo, ya que, dejando de lado la relación jefe-guardián, eran buenos amigos. Obviamente su respuesta fue una rotunda negativa, la cual supo que no había convencido en nada al otro tras ver como volvía al trabajo con una extraña sonrisa divertida en el rostro.

El segundo aviso, fue directo y cargado de curiosidad, cortesía del característico Guardián de la Lluvia. Había soltado la pregunta y el por qué pensaba eso sin inmutarse, con su eterna sonrisa en el rostro. Era correcto afirmar que después de todos esos años, había conseguido comprender, en cierto modo, la razón de su manera de ser y podría incluso aceptar el hecho de que fuesen "buenos amigos"…pero la explosión que se escuchó seguidamente de esas palabras en la habitación en la que se encontraban, ponía de manifiesto que no compartían las mismas ideas.

Y la última, fue la inesperada llegada de las consecuencias de sus actos, y así se encontraba en esos momentos: acorralado contra la pared y con una de las tonfas del susodicho guardián al cuello.

¿Por qué no había escapado con un par de buenas explosiones? Porque, por raro que llegase a parecer, había gastado la poca munición que llevaba normalmente encima con Yamamoto y, porque en cierto modo,…ya no le intimidaba tanto como pudiese hacerlo en un pasado. ¿Para qué reaccionar de forma violenta si no valía la pena?

-¿Vas a responderme o no de una vez, herbívoro?-dice este, mirándole fijamente a la espera de una respuesta…que por supuesto él desconocía y así se lo hizo saber.

-No sé de qué cojones me estás hablando, Hibari. Así que, si no tienes nada más que decirme, aparta la tonfa de mi cuello.-recita con seriedad y sin pizca de verse amedrentado, lo cual le saca una sonrisa animada al otro.

-¿Lo vas a negar, cuando es evidente que tu eres el único culpable? Te morderé hasta la muerte por ello.

Ante esto, lo único que hace el guardián de la tormenta es fruncir el ceño y hacer acopio de toda su paciencia para no abrir su caja de arma y volar de nuevo media base. En primer lugar, porque sabía que eso solo le acarrearía más problemas a su pobre Judaime (el cual ya tenía suficiente trabajo como para pasar al menos una semana sin dormir); y, en segundo lugar, porque sería un gasto de energía inútil y sin sentido.

-¡Te repito que no sé de qué mierda me estás hablando!-pero eso no quitaba el hecho de que estuviese molesto por el jodido interrogatorio y por estarlo reteniendo de ese modo. Tenía mucho trabajo por hacer y no podía perder más tiempo.

-Primero empiezas a comportarte de forma extraña y ahora haces "eso". ¿Estás intentando provocarme?

-¿"Eso"? ¿A qué te refieres?-dice, con algo más de tranquilidad, obviando lo anteriormente dicho. Si el apenas acababa de volver de fuera. Solo había tenido tiempo de ir donde el Judaime y luego, había estado un rato discutiendo un par de cosas con Yamamoto (al cual se había encontrado por casualidad), hasta que soltó lo que no debía, provocando la consecuente catástrofe. Así que, ¿Qué se supone que había hecho?

-Lo sabes perfectamente, herbívoro.

-¡Joder, mira que eres pesado! ¡Que no tengo ni puta idea!

Sin más, el otro comienza a revolver en el bolsillo de su chaqueta, hasta sacar un lazo de color rojo pasión, enlazado y muy bien preparado y arreglado, junto con una nota, poniéndole ambas cosas frente al rostro.

Lo primero que llamo su atención fue el lazo…le sonaba demasiado pero… ¿de qué?

¡UN MOMENTO! ¿No era ese el lazo que usó en el regalo del Judaime*?

-Al parecer esto si te dice algo.

Se queda mirándole fijamente unos instantes, sin decir nada, hasta que por fin, rompe el silencio.

-¿Por qué tienes tu eso?

El otro sólo forma una nueva sonrisa ladeada, pero diferente a la anterior, lo cual le sorprende ligeramente. El Guardián de la Nube nunca había mostrado esas expresiones a la ligera y el que lo estuviese haciendo parecía no augurar nada bueno. Si, definitivamente la manera en la que acercaba su rostro no era normal.

Demasiado cerca.

-¿Cómo debería tomarme esto, herbívoro?

-¿Qué?

-¿Crees que no me he dado cuenta de las insistentes miradas que me mandas cuando crees que no me doy cuenta?

Y ahora si la sorpresa se refleja claramente en su rostro. De todas las cosas que se podía esperar…no era esta precisamente una de ellas.

Solo había abierto la boca para responder cuando sintió unos labios aprisionar los suyos, con fuerza, intensidad y algo de fiereza.

Cualquier actividad cerebral se detuvo en ese momento y lo único que hacía era sentir esos labios moverse sobre los suyos…y como él mismo respondía a este, respondiendo de igual forma, sintiendo ese tacto más placentero de lo que jamás llego a imaginar.

Así continuaron durante unos instantes, olvidándose de todo cuanto les rodeaba, hasta que el aire se hizo necesario para ambos, rompiendo el beso lentamente.

Lo siguiente que ocurrió tras eso, solo fue un choque de miradas: verde contra azul.

Durante esos instantes, por la cabeza de uno sólo rondaba la idea de que el herbívoro frente a él era más interesante de lo que en un principio pensaba, y por parte del otro, el pensamiento que tanto se había insistido en conservar, se desmoronaba. Eso de que sólo le prestaba completa atención por trabajo y sólo por eso, había sido una excusa y ahora empezaba a caer por sí sola.

-Eres mío, herbívoro.-dice repentinamente el otro.-Pero si vuelves a hacer algo como ponerles un lazo a mis tonfas, no dudaré en morderte hasta la muerte.-dice, para seguidamente colocarle la lazada en el pelo al otro y alejándose con total tranquilidad de este, el cual solo lo observa aún inmerso en la sorpresa e incredulidad de lo que había pasado.

Al llegar a la puerta y abrirla, se gira de nuevo hacia este, y con una sonrisa burlona, le dice antes de salir:

-Así está mejor.

Los pocos segundos que pasaron desde que la puerta se cerró y lo que tardó en reaccionar, fue eterno pero la exclamación molesta tras ello prácticamente podría asegurarse que se escuchó por media mansión.

-¡Y como hagas eso de nuevo no dudaré en volarte por los aires!

Y con molestia, coge el lazo de su pelo y lo tira al suelo, escuchando una ligera risita desde la puerta a lo que se gira a mirar, poniendo su mirada más intimidante…sin encontrar ya a nadie allí.

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Sólo una semana hizo falta. Solo una semana para que prácticamente una extraña relación se afianzase entre ambos guardianes, para que toda la base supiese lo que ocurría entre estos y…para saber quien había sido el artífice y causante de aquel incidente con el lazo (lo cual fue un gran shock que le impidió verle a los ojos con normalidad hasta después de varios días).

Y ahora, es cuando comenzaba a preguntarse si realmente esa regla era buena o mala.

No sabía si preocuparse más por los lados que estaba empezando a descubrir en Hibari…o por aquella afición que estaba desarrollando su querido Judaime hacia las bromas pesadas (preocupantemente parecida a la de cierto arcobaleno y al cabeza de piña).

A veces era mejor estar equivocado que llevar la razón, porque, definitivamente, la regla era totalmente cierta.

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¡Fin del primer capítulo!

¿Qué os pareció? ¿Bien? ¿Mal? ¿De risa?

Puff, la verdad es que esta pareja fue complicada…básicamente porque es de esas parejas que aunque lo intente…no puedo verles juntos. Es raro rarísimo.

¡Decidme vuestra opinión y no seáis flojos!