Ligeramente editado, ¡Espero que lo disfruten!

Contenido fuerte.

UNFAITHFUL

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Un suspiro de satisfacción salió de sus labios al sentir el suave soporte.

¿Algo mejor que descansar un domingo en la comodidad de tu cama?

No lo creo.

Después de una ajetreada semana eran las 11:00 a.m. y continuaba en la cama, aún con el pantalón de su pijama, dejando expuesto su trabajado abdomen.

Buscando entretenimiento tomó el control remoto del televisor, intento encontrar algún canal que le llamara la atención, cambiándolos cada 5 segundos, y al ser imposible, dio un rápido recorrido a la gran habitación que compartía con su novia, buscando algo con lo que pudiera entretenerse, y justo allí encontró el nuevo móvil de Sakura, lo había comprado hace poco, era ese odioso iphone rosa, que siempre le robaba la atención de su novia ¿Qué tenía de maravilloso? y sin nada más interesante que hacer, decidió revisarlo.

Había un par de fotos de ¿zapatos? ¿Qué coño tenia Sakura en la cabeza? Fotografías junto a Ino, al dobe, a él.

Algunas canciones…

Y… bueno él no era del tipo que husmeaba en las cosas de su novia, pero realmente sentía curiosidad, se inclinó un poco en la cama, teniendo visión de la puerta del baño, y cerciorándose de que el sonido de la ducha aún se escuchaba, decidió revisar sus mensajes y algo que jamás esperaba sucedió…

Sakura…su novia desde hace siete años, la mujer con la que planeaba compartir toda su vida y amaba con locura, incluso si no se lo decía todo el tiempo, bueno, nunca… lo estaba engañando.

Él no era de la clase de imbéciles inseguro de su aspecto y que por ello desconfiaban, pero tenía que tener en cuenta que Sakura no era cualquier mujer, Sakura era por mucho la mujer más hermosa de Konoha…

Aún recordaba el primer día que la vio en el instituto, era su último año en el instituto y ella se acababa de mudar por negocios familiares, jamás tuvieron una plática profunda, nada más allá de lo típico, hasta el día de la loca fiesta de Naruto en el que el alcohol le ayudo a juntar fuerzas para besarla, y podía decir que lo había vuelto loco…

Loco, y estúpido, ya que después de eso no volvió a hablarle, hasta el viaje de final de año, en la playa…

Ella entraba en algún lugar e inmediatamente todas las miradas se enfocaban en ella y en su exótica belleza.

Largo cabello rosa, ojos verdes, unas facciones femeninas y delicadas, vientre plano, cintura delgada, y un trasero para enloquecer, llamaba totalmente la atención, claro, sino te interesaban mucho el tamaño de los pechos, pues los suyos en ese momento no eran muy grandes, problema que se solucionó pues cuando cumplió veintiuno y se regaló un aumento de senos que la hacían ver aún más ardiente de lo que ya era…

Fue cuando empezó a sentir celos de la atención que recibía, que se atrevió a decirle lo mucho que le gustaba, recibiendo un beso como respuesta y una noche de sexo salvaje. La primera, para ella.

Después ella había empezado con su carrera, medicina, mientras él se preparaba para seguir el legado familiar, la policía de konoha, donde por casualidad Sakura terminó trabajando, ejerciendo su carrera, claro en el centro médico de la estación.

Y ahora, toda su historia se derrumbaba por unos mensajes:

"Lo de anoche fue estupendo, tendrá que repetirse" –

"Claro el sábado, donde siempre – Saku"

No podía creer que lo estuviera engañando, la ira lo invadía, apretó el aparato entre sus manos, con ansias de tirarlo contra la pared y reclamarle por arruinar la vida que habían construido.

Pero tenía que ser inteligente, la descubriría con las manos en la masa, esperaría hasta el sábado, la seguiría, le rompería la cara a ese hijo de perra, y terminaría con ella.

Cuando escuchó que el sonido del agua cayendo se detuvo, volvió a dejar el infernal aparato donde lo encontró.

Y la vio salir con una pequeña bata, fucsia, que él le regalo.

Cínica.

Tenía el cabello húmedo, y algunas gotas recorrían sus largas piernas.

-¿Qué tal algo de diversión, sasuke-kun? – insinuó soltando su bata y dejando expuesto todo su delicioso cuerpo.

Bien, tendría que actuar normal hasta el sábado, no podía levantar sospechas ¿verdad? así que por ahora la iba a hacer suya.

Una y otra vez…

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