Una idea loca que se me ocurrió.
No soy propietaria de Hey Arnold!...no...aunque quiera…no…
Oxoxoxoxoxo
Arnold no recordaba bien cómo había sido. Un día, o más bien una noche, se acostó en su cama a dormir. A la mañana siguiente, no se podía mover. Bueno, sólo podía mover sus pupilas… y sus párpados con mucho esfuerzo. Desde ese día, estaba en el Hospital. Vio con dolor como sus abuelos asumían la situación y se las ingeniaban para seguir con sus rutinas y venir a verlo. Lo visitaban a diario. O casi. Al inicio, pasaban largas horas, pero después ya no se quedaban tanto tiempo. Arnold entendía que debía serles doloroso, especialmente porque nadie sabía qué había pasado, ni que él estaba ahí, atrapado en su propio cuerpo. Había escuchado que el diagnóstico era ataque cerebral, indeterminado, un coágulo… pero Arnold estaba seguro de que los doctores estaban desorientados. Suspiró frustrado. Ni siquiera podía suspirar, sólo pensaba en eso. Tampoco podía llorar, aunque quisiera. Él, que alguna vez ayudó a salvar el barrio, ahora estaba atrapado en su mente. Lo único que podía hacer era observar. Siempre había sido optimista, pero esto estaba más allá. Al menos, tenía un misterio para entretenerse. Helga.
Todos sus compañeros habían venido casi todos los días, pero a medida que pasaron las semanas, sus visitas se fueron volviendo más infrecuentes. Hasta Gerald venía poco. Pero era uno de los que seguía viniendo. La otra persona era Helga.
La primera vez se sorprendió de verla allí. Estaba con los otros chicos, y bueno, sólo le recordó que ella lo odiaba. Arnold se había molestado; todo el mundo diciendo palabras de aliento y ella…bueno, su discurso había empezado extraño, pero finalmente había terminado en que ella lo odiaba y que si se mejoraba y volvía ella lo molestaría de nuevo. Arnold se frustró más porque ni siquiera podía fruncir el entrecejo. Sólo escuchar lo que ella decía y cómo los demás reaccionaban a ella. ¿Quién fue el de la idea de traerla?
Pero se sorprendió cuando reapareció horas más tarde. ¿No había dejado el hospital? Y al día siguiente volvió. Otra persona tuvo la extraña ocurrencia de traerla…y bueno, básicamente la misma escena del día anterior. Pero ya no enarcaba mentalmente el entrecejo; él conocía a Helga, ¿por qué venir dos días? Por mucho que los distintos compañeros la obligaran a venir, ella podía librarse de ellos fácilmente si lo deseaba. ¡Si incluso vino con la delegación de ajedrez del colegio! Y según él recordaba, ella nunca jugó ajedrez. Y venía invariablemente todos los días.
Después de cuatro días del mismo espectáculo, Arnold recordó unas palabras que Helga le dijera al calor del momento. ¿Sería cierto entonces que ella lo amaba? Pero si ella había dicho que en realidad lo odiaba. Y toda su conducta demostraba claramente eso. Bien, tenía momentos de bondad, donde ella era muy agradable, pero eran momentos escasos en comparación. Él sabía que Helga no era mala persona, y había tratado de pedirle que actuara de modo más amable… pero había dado por hecho que Helga no le gustaba, o más bien, no le agradaba nada ni nadie. ¿Por qué entonces venía?
Y cuando los demás dejaron de venir, ella seguía presentándose. Lo saludaba como siempre, suspiraba, miraba por la ventana, dándole la espalda… Arnold se preguntaba por qué hacía eso. Una vez notó que se estremecía ligeramente. ¿Lloraría acaso? Y así, Helga sumaba un pequeño misterio más al misterio de su presencia. Después se volvía a girar, se sonaba… Arnold no se terminaba de decidir si era un resfrío rebelde o si realmente lloraba. Y luego, lo miraba y formulaba una excusa cada vez más breve y menos importante de por qué venía verlo. Y le contaba algunas cosas de la escuela, la nueva película que habían estrenado, de lo que estaba pasando afuera.
Una vez trajo el periódico y le leyó varias noticias. "No vayas a desactualizarte, idiota", resopló como una posible explicación a por qué iba a leerle las noticias. Arnold sólo pidió mentalmente que no lo llamara idiota.
Y Helga seguía viniendo. Traía fotos y se las mostraba. Fotos viejas y otras más recientes. Incluso se tomó una foto con él. "Sonríe" -dijo alegre, mientras la cámara disparaba.
¿Se sentiría culpable? Tal vez era eso…
Helga era un misterio para él, pero en la monotonía de los días del hospital, realmente agradecía que existiese.