Conociendo a los Cullen
Este relato es la secuela de "Dámelo", otro de mis fanfics. En él veíamos como Bella descubría su sexualidad de la mano de Jasper. Ahora ella está hecha un lío y el día de la boda se acerca. Ella ama a su querido Edward, pero él prefiere esperar al matrimonio para compartir con ella los placeres del sexo. Bella desea aprender y ser así una magnifica amante, para ello piensa que no hay mejor profesor que el rubio vampiro, su futuro cuñado, Jasper; el problema es que él está a su vez casado y totalmente enamorado de su mejor amiga, Alice...
Disclaimer: este relato contiene LEMON (avisados estáis). Atención a los/as fans de la pareja Jasper&Bella porque NO es una historia de amor, sino de SEXO. Ya iréis descubriendo poco a poco como son los Cullen...
Capitulo Primero
El tic-tac del reloj de pared marcaba el lento paso del tiempo en el inmenso y estiloso salón de la casa de los Cullen. Todos los miembros del clan se encontraban allí. La escena era tan perfecta que parecían preparados para rodar un anuncio de moda. Carlisle estaba sentado a su escritorio, rellenando con su impecable caligrafía los informes médicos y actualizando los historiales de sus pacientes. Su esposa, Esme estaba sentada en el elegante sofá de cuero color crema. En la mesita de café de cristal había dispuesto un amplio surtido de muestras de tejido para tapizar. Las estudiaba y comparaba unas con otras de manera tranquila. De vez en cuando pedía opinión a Rosalie. La rubia vampira y su marido, Emmet se entretenían lanzándose un balón de fútbol americano a una velocidad que el ojo humano no era capaz de captar. En las escaleras, más alejados de los demás, Jasper reposaba su cabeza en las rodillas de su menuda esposa, Alice. Esta manejaba su IPhone con una mano, mientras que con la otra enredaba los mechones color miel de su marido entre sus finos dedos. En una esquina, cerca del ventanal Edward interpretaba al piano Au Bord d´une Source de Lizst, ejecutada a la perfección.
-¡Ajá! -la emocionada voz de Alice había roto la aparente paz familiar- ¡Ya tengo los zapatos para la boda! Son perfectos -la vampira mostró en la pantalla de su teléfono móvil la foto de unos preciosos zapatos de tacón alto. Rápidamente se puso a teclear para realizar la reserva cuanto antes.
-Los tapizados de las sillas de la ceremonia me están dando más trabajo de lo que yo pensaba -Esme revisaba una y otra vez los tejidos- Me encanta este con tonos dorados, pero este otro tiene una textura fabulosa.
Rosalie atrapó el balón lanzado con efecto por su marido y fue a echar un vistazo por encima del hombro de Esme. Después de unos pocos segundos la rubia vampira la ayudó a tomar una decisión definitiva dándole su opinión. Se decantó por los sutiles tonos dorados. Alice mostró su conformidad asintiendo con la cabeza desde su posición en las escaleras.
-Alice, ¿no puedes ver hasta cuándo vamos a tener este tiempo tan horrible? -Emmet estiró todo su cuerpo para poder atrapar un tiro lanzado con bastante altura. El encierro forzoso en la casa le estaba aburriendo e irritando.
-No, Emmet -suspiró ella sin apartar la mirada de su IPhone- ¿Acaso crees que soy meteoróloga?
-Pues vaya vidente estás tú hecha... -Emmet se dejó caer sentado en uno de los sillones, aburrido. Miró afuera. El sol brillaba en un cielo azul limpio de nubes mostrando nuevos tonos de verde en el bosque.
-Ya te lo he dicho, no puedo tener esa clase de visiones -contestó con paciencia Alice- De todas maneras, ya puede ir cambiando porque tenemos que ir cuanto antes a Olympia a hacernos las pruebas de los vestidos. Hay mucho por hacer.
-En las noticias han dicho que este tiempo cambiará después de este fin de semana -Carlisle habló con calma mientras colocaba en una pila de papeles otro de sus informes médicos recién cumplimentado- Tened un poco de paciencia, chicos.
-Estoy deseando probarme mi vestido -Rosalie se sentó con Esme en el sofá- ¡Es increible!
-Cariño, recuerda que por esta vez no eres tú la novia -Emmet rió mientras intentó esquivar un balonazo a traición por parte de su esposa- ¡¿Quéeee...?
-¡Oh! Esme, me encanta este tejido -Rosalie ignoró los comentarios inoportunos de Emmet y se centró en las muestras sobre la mesita del café -Me lo apunto para mi próxima boda.
-Próxima... -murmuró Emmet con terror en la mirada. El resto de los Cullen lo miraron con disimulo, divertidos. Incluso Jasper que mantenía sus ojos cerrados, esbozó una divertida sonrisa en sus labios.
Edward apenas pudo contener la risa.
-Muy bueno, Jasper -el vampiro continuó tocando el piano sin cometer ningún error.
Rosalie, que no toleraba bromitas sobre sus innumerables bodas, se mostró ofendida.
-Alice, querida, ¿quieres hacer el favor de despertar a tu marido del coma y que nos cuente su simpática ocurrencia? -los dorados ojos de la rubia vampira se oscurecieron hasta adquirir un tono bronce, lanzando chispas hacia su "gemelo".
-Sugiere que Emmet estará pensando en ir a esconderse entre los pingüinos -Edward siguió riéndose divertido y tras él los demás incluyendo Emmet. A Rosalie todo aquello no le hizo ni pizca de gracia.
-¡Oh, venga, cariño! Es una broma... -el enorme vampiro sabía que con su mujer no valían ese tipo de juegos -Sabes que no te dejaría por una pingüina.
Venga chicos, tenemos que concentrarnos -Alice los llamó al orden- En serio, hay mucho trabajo que hacer y por lo que veo, con la futura novia no podremos contar estos días... Edward, ¿por qué demonios Bella no viene a sus clases de andar con tacones altos? Tiene que practicar, luego que no se me queje y me pida que la deje caminar hacia el altar con zapatillas deportivas.
-Da lo mismo, si le pusieras unas alpargatas se caería igual -Rosalie hizo un gesto de desesperación con sus manos- Esa chica no está muy centrada.
-Es una soñadora -Edward pronunció las palabras con ternura.
-Pues ya puede ir aterrizando a la Tierra -Alice sonó autoritaria- No va a poder evitarme siempre.
Jasper abrió sus ojos y la miró a través de sus espesas pestañas. Alice pudo sentir como el estrés que había empezado a acumular se le disipaba como una ligera y vaga bruma. Hundió su mano en el cabello de su esposo y acarició un punto muy especial justo detrás de su oreja, cerca del tendón de su cuello. Muy sutilmente, él correspondió con una suave caricia hacia la cara interna de sus muslos.
-Jasper... Alice... -Edward cerró la tapa del piano de golpe, sin ninguna delicadeza. A su mente le estaban llegando imágenes muy íntimas de la pareja en su último viaje del que acababan de regresar hacía apenas una semana -¿Os importa?
-Ja, ja... la Patrulla Anti-lujuria os ha pillado... -Emmett rió divertido.
El rubio vampiro desistió y retiró la mano de inmediato. Estaba acostumbrado a tener que inhibir sus deseos sexuales en presencia de Edward porque a este le resultaba muy incómodo, pero a veces le resultaba muy difícil, sobre todo teniendo una esposa tan sexy. Alice enseguida volvió al tema que la ocupaba. Estaba organizando la boda de su hermano Edward con la dulce y encantadora Bella y quería que todo saliera a la perfección. Aunque la joven humana no se lo estaba poniendo nada fácil. Ella sabía que la estaba evitando deliberadamente; en parte porque consideraba un rollo andar en tacones y probarse preciosos vestidos de alta costura y por otro lado Bella sabía que Alice estaba al tanto sobre lo ocurrido aquel fin de semana en el que se había quedado sola con su marido en la mansión Cullen. Alice sabía que tendría que resolver ese "pequeño" contratiempo si quería que todo saliera bien y para ello debía contar con la ayuda de las dos vampiresas de su familia.
Bella POV
El buen tiempo había cambiado radicalmente en tan sólo un fin de semana. Había disfrutado de unos días de playa en La Push con mis amigos de la Reserva que me habían sentado muy bien. Mi padre estaba encantado de que me relacionara más con el hijo de su mejor amigo; aunque ya tenía más que claro que mi deseo era ser una Cullen. Por eso me sorprendió cuando volví a casa de trabajar y oí el recado que habían dejado para mi al teléfono.
-Ha llamado Alice -dijo con una sonrisa. Alice Cullen le parecía un chica encantadora y no lo podía disimular -Me ha dicho que es de vital importancia que quedéis para hacer las pruebas de vestuario para la boda- La palabra "boda" le costó pronunciarla- Dice que vendrá a buscarte el próximo sábado para ir hasta Olympia.
Bella resopló nerviosa. Se rascó la cabeza mientras fruncía el ceño como si estuviera pensando concienzudamente. El gesto no convenció a su padre.
-Vamos, hija... -dijo Charlie- Alice está siendo muy amable al ocuparse de los preparativos de la... boda. ¿No eres capaz ni por un momento de ser un poquito madura y colaborar?
La chica suspiró dolida por el comentario de su padre. Él creía que ella se comportaba como una mocosa consentida pero si supiera la verdad de por qué evitaba a Alice le daría un ataque. Ella había seducido a su marido y él había explorado con sus dedos su femeneidad hasta hacerla estallar de placer. Bella se sonrojó sólo de pensar en ello.
-Bueno, pues le he dicho que irías -Charlie continuó- Sé muy bien que ese día no tienes que trabajar, lo he visto en el horario que tienes pegado en la puerta del frigorífico. Venga, pórtate bien... ya no eres una niña.
-¿En serio, papá? -cómo le fastidiaba que le dijera esas cosas. No había peor cosa que la hiciese sentir como un cría.
La semana pasó volando y Bella estuvo muy ocupada con sus deberes y trabajos para el instituto. Tanto que casi no tuvo tiempo ni para estar con Edward fuera de las horas de clase. El sábado llegó y con puntualidad británica Alice llegó a recoger a Bella. La chica escuchó como un potente motor llegaba y se estacionaba en la entrada de su casa. Estaba terminando de desayunar cuando su padre se asomó a la ventana y la avisó.
-Bella, ya están aquí -dijo él poniéndose la chaqueta e instándola a que terminase pronto su café.
¿Están? Bella resopló nerviosa. Genial, venía con alguien más. Estaba tan nerviosa que no acertaba a meter su brazo por la manga de la gabardina. Alice era una vampiresa encantadora, nadie pensaría nunca que sería peligrosa, pero eso podía cambiar al saber que una descarada humana había intentado meterse en los calzoncillos de su guapo marido. Estaba claro que ella no le había contado a Edward lo ocurrido, seguramente porque quería zanjar ella misma el asunto. De pronto temió a la pequeña y risueña morena.
Salió detrás de Charlie con la cabeza medio agachada mirando al suelo. Temía una escenita. Vio salir del coche a Alice primero y luego a Rosalie, que era la que conducía. Traían el BMW M3 rojo de esta. Por último se bajó Esme, abriendo un paragüas para resguardarse de la llovizna menuda que estaba empezando a caer.
-Buenos días, Charlie -Esme le dedicó una cálida sonrisa- Menudos días volvemos a tener, eh?
-Sí, es lo que tiene vivir en Forks -dijo él con una estúpida sonrisa en sus labios. La guapa Esme lo hacía comportarse como un adolescente bobalicón- ¿Vas a acompañar a las niñas?
-Sí, hoy es un día de chicas -la señora Cullen puso una mano en el hombro de su hija Rosalie- Ya sabes, boutiques, salón de maquillaje, cafeterías y todo eso.
-Suena divertido, ¿verdad Bella? -Charlie parecía tonto, ¿desde cuándo le entusiasmaban a ella esas cosas? La empujó suavemente hacia el coche.
Oh, mírala -Rosalie habló en un tono tan bajo que solo fueron capaces de oírlo las vampiresas- Está temblando. Alice, tienes que hablar con ella.
Oh, bueno, no creo que sea necesario -Alice se encogió de hombros despreocupada- Ya sabe que no hay ningún problema con eso...
¿Tú crees? -Rosalie la miró enarcando una ceja- Está tan nerviosa que le va a dar algo... Sería mejor haber traído a Jasper con nosotras...
No, de eso nada -Esme no dejaba de sonreír mientras observaba como Bella avanzaba hacia ellas con paso titubeante- Alice, cariño, deberías hablar con ella. Creo que está más afectada de lo que tú crees. A veces no todos entienden las relaciones que se establecen entre vampiros, especialmente entre los Cullen.
Bella se acercó a ellas y sintió el fuerte abrazo de su amiga Alice. Se sintió un poco mejor, pero los duros ojos de Rosalie le devolvieron una mirada exasperada.
-Bien, ¿podemos irnos? -la rubia subió al coche metiendo prisa a las demás- Tenemos que parar a repostar por el camino.
Alice subió en el asiento de copiloto y Bella se acomodó en el asiento trasero al lado de su futura "suegra". Rosalie puso en marcha el coche y salieron a la carretera tocando el claxon para despedirse de Charlie que saludaba desde la entrada.
Bueno, ¿qué tal? Espero que os haya gustado, porque tengo ideas muy sexys y divertidas para este fanfic. Actualmente tengo otra historia por capítulos publicada a la vez que esta. Espero poder con las dos al mismo tiempo y no volverme loca. Agradezco vuestros comentarios del tipo que sea.