Bien, estuve pensando este historia como un mes entero y finalmente me decidí a escribirla. Espero que les guste y que la aprecien. Gracias por leer.
Escena familiar II.
Naruto sí que podía ser insoportable a veces. Siempre se las ingeniaba para mandarlo a las peores misiones. Últimamente, Uchiha Sasuke era muy pedido por todos los clientes. Bien, no los culpaba; Sasuke incluso se sentía demasiado importante, viendo cómo sus talentos eran apreciados por altos mandatarios, reyes y jefes militares, los cuales solicitaban su ayuda personalmente.
Konoha era rica en Jounin capaces, sólo había que ver a ejemplares como Hyuuga Neji, Hatake Kakashi o bien, Uchiha Sasuke. Pero sin duda la popularidad de moreno había crecido, por que de manera seguida, habían solicitado su presencia en asuntos en donde se requería la eficacia, el poder y sobre todo, una figura de autoridad a la cual temer.
La misión era bastante sencilla. Debían proteger a la princesaa del País del Té. Sasuke, junto con Rock Lee e Inuzuka Kiba, protegerían personalmente a una personalidad como su majestad. Según los informes, la princesa iba a casarse, además, era la única heredera al poder, si a ella le pasaba algo antes de casarse y consolidar una alianza por su país vecino, un conflicto internacional se desataría.
El Hokage había sido muy claro, era de mera importancia proteger a la chica, no podían tolerarse errores.
Sasuke estaba por demás aburrido en la misión. El resto del camino había tenido que preocuparse por asaltantes menores, animales salvajes y granjeros curiosos.
Cuando finalmente llegaron al País de la Garra, donde se festejaría la boda, el equipo shinobi tuvo que quedarse un tiempo extra. Resultó ser que durante la boda, una pandilla de opositores al nuevo régimen atacaron a la pareja que contraería nupcias.
Todos presenciaron el poder de Sasuke, cuando sólo fue cuestión de liberar a Susanoo para que los maleantes se dieran cuenta que enfrentaban a Uchiha Sasuke, uno de los participantes de la Cuarta Guerra Ninja, heredero del Clan Uchiha y sin duda un criminal de rango S repatriado a su aldea natal.
La misión no sufrió mayores… Incluso se quedaron a comer pastel.
—Sasuke-kun, ánimo y come un poco. – Lee le había pasado un vaso con sake y pastel al Uchiha, el cual estaba muy callado, parado en uno de los pilares de la casa en donde se festejaba el matrimonio.
—¿Cuánto tiempo más nos quedaremos aquí? – preguntó totalmente fastidiado.
—Oh, pues… tú eres el capitán. – Lee tragó saliva, nunca debió sugerir eso.
—Muy bien… llama a Inuzuka, nos largamos en este momento.- Sasuke sonrió para sus adentros.
—¡Oh, pero nos invitaron tan amablemente…! ¿Podríamos al menos despedirnos?
—Tienen menos de un minuto. – el Sharingan se teñía en sus molestos ojos.
Rock Lee se apresuró y Sasuke observó como se alejaba. Entonces sintió un pequeño piquete en su mejilla izquierda. Rápidamente se llevó la mano a la cara para quitarse a un mosquito molesto y zumbador. Escupió de molestia y alzó la cara para toparse con su equipo que ya se acercaba.
Viajaron toda la noche y a la mañana siguiente, al alba, Konoha se pintó enfrente de ellos.
Sasuke ni siquiera se despidió de los muchachos, les aseguró que entregaría el informe a Naruto, así que podían irse. Se apresuró a llegar a su casa, desde que había pasado la media noche, no se había sentido nada bien; el cuerpo le pesaba demasiado, le dolían las articulaciones y sudaba mucho, seguramente su temperatura estaba aumentando.
Se apresuró a entrar y no se encontró a su esposa por ningún lado, a pesar de llamarle. Su vista se borraba por la fiebre, así que se apresuró para entrar a su cuarto. Se quitó la ropa hasta quedar solamente con su pantalón y se acostó sin más. Estaba realmente cansado.
—¿Sasuke? – la joven acababa de llegar a la casa, cargaba una bolsa con víveres. Había entrado a la habitación buscando a su marido y cual fue su sorpresa al encontrarlo postrado.
—Dios mío, ¿Te encuentras bien?
—¿Sa-Sakura? – tartamudeó. —Tengo mucho… calor. – alcanzó a decir, mientras se desvanecía en fiebre.
—Esto no está bien, estás hirviendo. – corrió a tomar el termómetro y medirle la temperatura. —¡Tienes 40°C! – exclamó asustada. Se levantó de golpe y emprendió la carrera al cuarto de baño. Mojó un lienzo con agua fría y lo posó en la frente del muchacho.
—Sakura…
—Tranquilo, Sasuke-kun, yo te cuidaré. – le tomó de la mano y la estrechó brevemente.
Corrió a la cocina y preparó sopa y algunos medicamentos para la fiebre. Llegó con una bandeja donde el moreno y cuando la iba a posar sobre la mesita de noche, las pastillas cayeron hasta debajo de la cama. Sakura hizo un mohín de molestia, no quería agacharse por ellas, pero seguramente Sasuke las necesitaría.
—No te molestes, Sakura. – habló de repente el chico. —No debes esforzarte tanto, piensa en el bebé.
Oh, claro, había olvidado mencionarles, Sakura tenía siete meses de embarazo, su primer embarazo para ser exactos. Ella y Sasuke se habían casado la primavera pasado y ahora la joven esperaba ansiosamente a su primer retoño. Sin embargo, a pesar de ser un embarazo normal y sano, Sasuke no dejaba de sobreprotegerla cada vez que consideraba necesario.
—Pero si no te doy el medicamento…
—Está bien… no te preocupes. – suspiró. —Estaré bien así…
—¿Estás seguro?
—Sí… - musitó, antes de quedarse dormido.
—Tonterías. – exclamó la chica, mientras se agachaba cuidadosamente. Alcanzó las pastillas y rápidamente se sentó en el colchón de la cama para descansar. Se había sentido fatigada con sólo el hecho de agacharse un poco. Respiró profundamente un par de veces y después enfocó su vista en Sasuke. Examinó cuidadosamente su rostro y se encontró con una pequeña roncha en su mejilla izquierda. Alzó una ceja y la tocó un poco. A Sasuke le había picado un mosquito, seguramente le contagió alguna clase de fiebre. Suspiró. Era una recomendación universal no automedicarse cuando ese tipo de padecimientos ocurrían. Así que su esfuerzo para ir por las pastillas había sido en vano.
La chica apreció el rostro del moreno. Dormía con incomodidad y muy acalorado. La fiebre debía estar haciendo estragos en su persona. Se mordió un labio y corrió por algo de agua fría. Estuvo cambiando constantemente el lienzo. Era sorprendente la rapidez con la que éste se secaba. Midió su temperatura un par de veces más, la fiebre sólo había bajado un grado.
—Sasuke. – acarició su sonrojada mejilla.
Ante el roce, el muchacho abrió los ojos, bastante mareado y cansado.
—¿Sakura?
—¿Sí? – susurró la chica. La habitación era iluminada por una pequeña vela.
—¿Por qué está oscuro? – preguntó al darse cuenta de ello.
—La luz aumentaba tu temperatura… - se excusó ella, con una pequeña sonrisa.
—Hmp. – gruñó. La chica posó su mano en su mejilla y el muchacho ladeó su rostro para sentir más el contacto. —Eres hermosa… - dijo de pronto, en medio de sus delirios.
—Gracias. – la muchacha se sonrojó violentamente. Sasuke no solía decirle ese tipo de cosas, por lo general, el muchacho era muy serio y frio; por no decir distante en algunas ocasiones. Que le dijera ese tipo de cosas era un espectáculo inusual.
—Eres la mujer más hermosa que he conocido… - continuó galanteándole y Sakura se sentía flotar. —¿Alguna vez te dije que… tienes una frente muy adorable? – la chica se sonrojó.
—No sueles decirme este tipo de cosas, Sasuke-kun.
—Mmm… me encanta cuando me dices así. – parecía muy complacido.
—¿Cómo? – ella alzó una ceja.
—Sasuke-kun… - sonrió, con los ojos cerrados. —Te amo. – dijo finalmente y la chica se sonrojó una vez más.
—Yo también te amo. – correspondió con un dulce beso en sus labios.
—Sakura… - susurró una vez más, cuando se separaron.
—¿Sí, Sasuke-kun?
—Gracias… por todo. – y ante su sorpresiva mirada, estiró la mano y acarició lentamente su vientre. La joven sintió entonces una pequeña patada que proveía de su interior y sonrió al borde del placer al ver que Sasuke la había sentido y sonreía por igual.
—Sasuke-kun…
—Tengo… mucho sueño. – susurró y entonces volvió a dormir.
Sakura veló por él el resto de la noche y para cuando amaneció, Sasuke despertó recuperado y aletargado, para darse cuenta que la chica descansaba a su lado.
La miró atentamente y estiró la mano para tocar su rostro y después bajar hacia su vientre. Una diminuta sonrisa se asomó en sus labios, así como un cariño infinito en sus ojos.
—¿Cómo te sientes? – preguntó Sakura, aún con los ojos cerrados. Sasuke se sobresaltó ligeramente al escucharla.
—Bien. – masculló, algo apenado de que lo agarraran con las manos en la masa.
—Me alegra. – La chica se acurrucó más hacia él y pasó sus brazos alrededor de su cuello. —Duerme un poco más, querido. – musitó, mientras ella cerraba sus ojos.
—Claro. – Sasuke le abrazó. —¿Sakura?
—¿Mmm? – a penas y se escuchó su voz.
—Ya quiero ver a la bebé.
—¿A la bebé? ¿Qué te hace pensar que será niña? – despertó casi por completo.
—No lo sé…
—Oh. – rió un poco. —Bueno, en ese caso no comas ansias, ya no falta tanto. – exclamó enternecida.
—Claro. – se abrazó a su esposa. —Duerme bien.
—Tú también, querido.
Y aunque eran las nueve de la mañana, la pareja se acurrucó en el calor de su lecho para descansar unas horas más.
Fin.
¿Les gustó? Uff, espero que sí. Gracias por leer.
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Yume no Kaze.