¡Perdón por hacerlas esperar, pero la universidad es criminal, literal!
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CAPÍTULO 24. PENSAMIENTO
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—¿Crees que estará bien? —Su trino está bañado de preocupación. Quiero reconfortarla, pero aun no deseo despertar.
—No lo sé. — Fue tan solo un lamento dentro de la tranquilidad.
— Tu estas bien.
— Fue tan solo un roce. Nada como para preocuparme.
— Es en serio Edward, ella te necesitara ahora más que nunca y tienes que estar en perfectas condiciones para poder protegerla.
— Lo sé Alice. No tienes que recordármelo.
— ¿Y Marisa?
— Se la llevaran por la mañana.
— ¿Y a ella?
— Pensaré que lugar es más seguro. Me urge terminar con todo esto.
— ¿Cuándo lo harás?
— Pronto. Esto acaba de adelantar mis planes, no puedo exponerla otra vez. La amarrare a la cama si es necesario. La naturaleza de esta niña es llevarme la contra, siempre.
— Igual a ti.
— Me hubiera encantado heredarle algo mejor que eso.
— Nos darás tiempo para despedirnos. —Va a llorar, lo sé porque su voz se quiebra cuan cristal.
— No sé si sea conveniente. No quiero que les pase nada a ustedes. Espero que pueda conformarse con una llamada.
— Yo también lo espero…
Y ahora la que llora soy yo.
Ella seguiría viva sino me hubiese empeñado a salir a realizar esa llamada, el no estaría herido por protegerme y yo no continuaría en esta cama; sé que puedo abrir los ojos, moverme y hacerles saber que aparentemente estoy bien pero no quiero enfrentare a sus palabras y a su muy merecido regaño; vuelvo a hacer algo estúpido.
¿Cuándo será el día que deje de hacer cosas estúpidas…? ¿Por qué ser amable conmigo misma? Mejor, ¿Cuándo será el puto día que deje de hacer pendejadas? ¡Estoy harta! ¡Realmente estoy harta de mí! Nunca paro de hacer estupideces, quiero ser el súper héroe de todos, no hago más que estropear las cosas, coloco en riesgo a las personas que amo, las preocupo cuando me pongo en situaciones peligrosas… hago todo por destrozar sus nervios, aunque no sea mi intención.
Y continúo siendo amable conmigo… Soy una niña estúpida, una niña atrapada en el cuerpo de una mayor de edad, en el cuerpo de alguien que ya puede votar, comprar cigarrillos y bebidas alcohólicas legalmente, pero que no sabe ocupar esos años en algo que valga la pena, en proteger a los que ama, en escuchar y obedecer.
— ¿Por qué no abre los ojos? —Siento sus fríos dedos deslizarse por mi mejilla.
No sean más amables conmigo.
— Todo está bien Edward. Solo tenemos que esperar a que esté lista… su cerebro y su cuerpo están pasando por cosas muy difíciles. ¿Se lo dirás o esperaras a que ella se dé cuenta?
¡No más! No me lo merezco...
— Quería esperar a que despertara, pero no puedo retrasar más esto, es necesario y lo sabes.
No sean más amables conmigo. Porque, aunque trate de dar un paso para ser mejor, siempre regreso seis.
— Lo sé ¿Tienes alguna idea para sacarla de aquí?
No sean más amables conmigo. Déjenme como estoy, no les estorbare así.
— Solo necesito un par de horas para pensar en algo. No te preocupes.
Edward, no seas amable conmigo y solo protégete a ti…
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Vivir regodeándose de la autocompasión es patético.
Es patético lo que yo hago con ellos, no logro más que causarle problemas.
Aunque sabes que son cosas que surgieron antes de tu nacimiento.
Cosas que no me conciernen, que fueron antes que yo; pero que yo logre traer al presente con mis niñerías. Si no hubiera sido tan estúpida como para desobedecer a Edward, esto…
Esto hubiera pasado algún día. Karla no era el único flanco de ataque, también están los Black… Jacob.
¿Él sabía de todo…?
Puede ser...Puede que existan muchísimo más cosas de lo que hasta este momento conocemos.
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Edward
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— Todo está en orden. Logre retrasar la partida de Marisa.
— Gracias Al. Si llega a enterarse, me mata. Dadas las circunstancias no tengo nada mejor. — Cierro el libro que hace algunos años Tanya me obsequio. En un momento creí que era una burla completa, pero hace algunos años, comenzó a tener sentido.
— Confiemos en que no se le ocurra despertar durante el tiempo que "esto" dure. — Alice acaricia su cabello y de vez en cuando enredaba sus dedos en sus pequeños caireles. Me alejo de la pared en la que me encuentro recargado y me acerco a ellas. Mi pequeña retoza en el sofá de la sala.
— Espero. — Susurro admirando su impavidez.
— Se mira tan pacifica, como cuando le tocabas aquella canción de cuna. Así dormía, tranquila. — Toca su frente y se inca a su lado.
— Que rápido pasa el tiempo, ¿no? — Me inclino y deslizo la yema de mis dedos por su mejilla y llego hasta sus sonrosados pero fríos labios. — Los somníferos no les harán daño ¿Verdad?
— Por supuesto que no Edward, me asegure de ello antes de aplicárselo… No me lo perdonaría. — Toma su pequeña mano y le da un ligero beso en el dorso. — Su pulso es casi nulo.
— Bueno, es hora. ¿En dónde está el cajón?
Hace frio, algo esta alado de mí y se siente muy frio. Sus cálidos labios besan mi frente y su peculiar aroma me embriaga, ese que conozco y reconozco desde el día en el que comencé a tener memoria; de alguna forma logra reconfortarme. No quiero escuchar nada más. Estoy muy cansada y quiero dormir un poco más.
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La temperatura dentro del Jett es normal, han colocado la calefacción; pese a ello, mi piel se eriza, como si realmente helara aquí dentro. Termino de dar mi último trago de wiski cuando una azafata se acerca a mí. La seriedad andante, pensé que me costaría demasiado dinero, y realmente eso no me importa, pero es verdad que cada uno de estos empleados realizan esta labor, aunque no sé si sea por devoción a su trabajo o compasión hacia nosotros, sin cobrar más de lo que su sueldo ya está preestablecido. Han jurado lealtad y es algo más de la que nunca espere. Alguien me dijo y ahora lo recuerdo con mucha más fuerza: "muchos estamos en este barco"
— Señor, todo está listo. — Extiende una charola vacía y me sonríe ligeramente.
— ¿Y Stephan? — Pregunto mientras deposito el vaso de cristal en la charola. Ella lo recoge y se inclina.
— En la parte de atrás del avión, todo está en su sitio señor. No se preocupe por nada, las azafatas se harán cargo de ella. — Cierra los ojos y suspira. Su semblante es tranquilo, en sus ojos puedo ver un poco de confusión y miedo. Yo también lo siento.
— Perfecto. — Tomo la nota de Tanya y vuelvo a releer.
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Edward, no te aflijas.
Libera tu mente. Pierde tu conciencia o nada de esto cambiara.
Con cariño, Tanya.
[…]
Es tan fácil ver como los pensamientos de la mente humana se manifiestan y se modifican en cuanto se van desarrollando. En la vida animal, estos seres se desenvuelven por el instinto que van encaminados a la supervivencia, entre ellos no existen lazos convencionales que les dictan lo correcto o lo incorrecto. Entre ellos nada es prohibido.
Por ejemplo: en los mamíferos, los perros pueden llegar a procrear con alguno de sus progenitores, dado que el instinto solo les marca el deseo de la reproducción, por los humanos eso es visto con gracia y humor, nada de qué preocuparse. Pero si son llevados estos actos a los mamíferos humanos, dadas las reglamentaciones sociales, específicamente las morales, es tachado de un acto aborrecible.
Desde que el hombre fue hombre y abandono el estadio en barbarie para comenzar a crear un sistema económico, político y social, inició entablando distintas normativas que crearon de su entorno algo grato para la existencia. Según Morgan, historiados e investigador social, a través de Federico Engels, para desentrañar el o0rden social que es capaz de juzgar los comportamientos actuales, se inmiscuyo en los inicios de esta; en el que los hijos, eran capaces de procrear con sus padres, en donde vivían en un alto deje de promiscuidad y sorprendentemente, no era mal visto.
El primer escalón de la evolución fue la Familia Consanguínea. Su estructura era un tanto compleja pero capaz de reconocerse. Hermanos y hermanas, primos y primas en primero, segundo y restantes grados, son todos ellos entre sí hermanos y hermanas, y por eso mismo todos ellos maridos y mujeres unos de otros. El vínculo de hermano y hermana presupone de por sí en este período el comercio carnal recíproco.
La Familia Punalúa es primer progreso en la organización de la familia consistió en excluir a los padres y los hijos del comercio sexual recíproco, el segundo fue en la exclusión de los hermanos. Por la mayor igualdad de edades de los participantes, este progreso fue infinitamente más importante, pero también más difícil que el primero. Se realizó poco a poco, comenzando, probablemente, por la exclusión de los hermanos uterinos (es decir, por parte de madre) y acabando por la prohibición del matrimonio hasta entre hermanos colaterales (es decir, según nuestros actuales nombres de parentesco, los primos carnales, primos segundos y primos terceros)
La Familia Sindiasmica. Es la forma de familia característica de la barbarie, como el matrimonio por grupos lo es del salvajismo, y la monogamia lo es de la civilización. En la familia sindiásmica el grupo había quedado ya reducido a su última unidad, a su molécula biatómica: a un hombre y una mujer.
La monogamia, es el resultado de estas modificaciones y avances en la familia. Se consigue gracias a que la mujer dejó de ser promiscua y pasó a ser una especie de "pertenecía" del varón. La paternidad de los hijos ya no se discute, los bienes ya se heredan a los hijos y no a los familiares. Según Engels la familia monogamica es regida por el hombre (como es actualmente), además de que todos los integrantes son esclavos que le pertenecen.
Los griegos, y hasta la edad media, eran capaces de relacionarse con: sus hermanos, parientes cercanos, sean primos o sobrinos, dependiendo de las condiciones necesarias. El atrofio de estas relaciones surgí en el mismo momento que la religión las estigmatizo.
La religión es una neurosis colectiva, el hombre sucumbe a la dependencia esclavizante de la figura paterna, de la que no puede desprenderse debido a su ansia de protección y a la angustia ancestral por el crimen cometido. Esto responde a la necesidad infantil de ser protegido por el padre que asegura el orden y la cohesión de la familia (Sociedad).
La religión marca un modelo a seguir: Jesús, María y José; un padre una madre y un hijo, en el que no puede haber una relación más allá del "amor familiar"; cuando se transgrede, se está yendo más allá de lo establecido. Es una falta social, moral y religiosa.
La ciencia preestablece que al relacionarse una pareja consanguínea y procrear, los resultados de estas uniones sufren modificaciones en su fisionomía, dado que no hay una variación en los cromosomas del nuevo ser. Y ¿En dónde queda el instinto animal?
Es verdad que a partir de que razonamos logramos cruzar la brecha de lo inconsciente… pero la naturaleza no puede estar equivocada del todo.
Ensayo del texto de ENGELS F., El origen de la familia, la propiedad privada y el estado (1884).
[…]
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Edward
Van dos horas desde que inicio el vuelo, nada más que ligeros movimientos del jett modifican lo impávido del ambiente. En este lugar pase muchos de los mejores momentos de mi vida, la alegría y la chispa han desaparecido… por el momento. El estómago se me revuelve y mis pensamientos vuelan involuntariamente hacia ella… es una mentira decir que es involuntario, mi pequeño imán me atrae desde todos los flancos. Ellas es mi todo.
− ¿Cómo esta ella? —murmuro mientras lo veo sentarse enfrente de mí.
Subió sus piernas en la pequeña mesilla de café y colocó sus brazos dejaba de su nuca. Se estiró y cerró momentáneamente los ojos.
— Sigue dormida Edward ¿Esto es lo correcto? —Me mira directo a los ojos. Al principio titubeo, pero en seguida le respondo.
— No sé si lo sea… pero es necesario. Jure protegerla y es lo que voy a hacer. —le respondo seguro de que esa es mi única misión en la vida, desde un principio; que con el paso de los años y los acontecimientos los fuera modificando, es diferente.
— ¿Y Karla?
— Sigue en su madriguera, pronto iré a darle caza.
— Edward. Solo dime en donde está. Es un trabajo para mí, si se hunde se llevará a alguien y no puedes ser tú, necesitas estar limpio y yo, ya tengo a muchos encima, no tengo nada que perder.
— ¿Seguro?
— Tanto como le quiero a ella. —Baja los pies de la mesa. Sonríe y coloca una de sus manos bajo su barbilla. — Vamos camarada, no hagas esa cara, ella está ahora contigo y no puedo hacer nada en contra de eso. — Se recarga nuevamente en el sillón, descansa los brazos sobre el respaldo. ¿Cómo pudo sentir mi niña, algo por él? De pronto la respuesta llego de golpe a mi mente. Él es más joven que yo. — Además, tienes que encargarte de los Black.
De pronto la idea de mi edad se deposita en el olvido. La ira se instala nuevamente, si de a poco la emergía se escapa de mi cuerpo, este sentimiento me ayuda a recuperar las fuerzas y pensar simplemente en destruirlo.
— Tienes razón. Ellos son míos, además de que tengo que ir por mi cambio con el menor. Lo que le hizo no tiene perdón. — Murmuro con los dientes apretados.
— ¿Así que por eso se separaron? — Mira hacia la ventana, lo imito y me encuentro de cara a un espectacular atardecer. Que daría porque ella se encontrará a mi lado, junto a mi cuerpo, mirando tan espectacular acontecimiento.
— Exacto. Todo iba bien, éramos felices en nuestra pequeña casa. — No puede evitar sonreír con melancolía, aún recuerdo con añoranza aquellos primeros meses de nuestra relación. — Él fue el detonante de lo nuestro y también el acabos.
— Linda historia la suya… aunque aún no lo puedo creer, pero es algo fuera de lo común. Ustedes son especiales. Prácticamente ella nació para ti. — Se gira y me mira.
— Lo sé, muchas veces lo pensé. Yo hice lo que siempre busque, la crie y la forme.
— Esto no era de otra forma. No te cuestionare más, esto es lo que necesitan para ser libres; es en lo único que debes de pensar. — Lo único que tengo en mente, necesito sacarla de esta prisión.
— Lo tengo más que claro Stephan. No existe ninguna otra forma, o de momento no lo encuentro. No sé si esta decisión es parte de mi egoísmo.
— Si los es, lamentablemente ella no tendrá la manera de regresar… Espero que sea la mejor decisión. Pues, adelante amigo… iré allanándote el camino. Solo te pido que la ames y la protejas.
— Viviré para ello.
— Iré a ver como va todo allá atrás. — Se puso de pie y después de palmear mi hombro regreso por donde había llegado: el pequeño compartimiento de carga en el que Marisa y mi niña venían en sus ataúdes.
Lograron minimizar sus signos vitales. Eran imperceptibles para los sensores tecnológicos; fue dada por muerta cuando algunos fragmentos de la bala expansiva, con la que mataron a Marisa, llegaron a su cuerpo. No estaba seguro si Karla se tragaría este cuento, pero era lo mejor que tenía para sacar a mi Bella del tablero de juego. Dalila está a salvo, se encuentra de camino a casa de su madre, su escolta personal se elevó casi al doble, previniendo cualquier malentendido. No planeo involucrarla ni una sola vez más.
No más inocentes lastimados. No más exposiciones. No más peligros para Bella, ahora solo necesitaba simular su entierro, después llevarla a otro lugar mucho más seguro.
La cuartada para su desaparición esta lista; muerta ya no le es de utilidad y la dejará en paz, siempre y cuando se crea esto. La mía es un poco más difícil de conseguir, y seguro es capaz de levantar las miradas de los curiosos, pero si Stephan cumple con lo pactado, no habrá problema; con Karla en la cárcel y los Black advertidos y vigilado será fácil poder seguir. No habrá quien se atreva a perturbar nuestra paz.
Por un momento creí que la San Lucas seria nuestro hogar, pero la maldita cucaracha esa lo encontró. No sé qué pensar. ¿Realmente era un lugar seguro? ¿Tengo algún chivo en mi equipo? O… ¿Soy tan jodidamente predecible?
Lo único que puede lamentar es que le di una vida y ahora se la arrebato. Ya no podrá asistir a la universidad, ni graduarse como médico, no tendrá la oportunidad de ser Isabella Cullen.
— Renne, ¿Esto es lo correcto? — Susurro al viento, esperando un poco de apoyo y compasión para mi alma. Estoy hasta el cuello, no es momento de mirar atrás.
Un desfalco en la compañía… un adeudo de cuentas. Mi muerte. El fin del hijo menor de la Familia Cullen. Puedo armar un teatro más. Pero antes tendré que hacer una pequeña parada.
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— Stephan, ponla a salvo. La dejo en tus manos.
— Con mi vida camarada. Suerte y hazlos mierda.
— No lo dudes.
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Espero no tardar millones de años otra vez.
RR si los merezco.
JHG