Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a Stephenie Meyer.

FANTASMAS DEL PASADO

La vida había sido dura con ella, pero la había recompensado dándole una niña encantadora, y ahora había encontrado el amor. Sólo esperaba ser capaz de despejar los fantasmas del pasado.

PRÓLOGO

Este era el gran día.

Renée, su madre, se había ido de viaje con Phil, su segundo marido, y estarían fuera de la ciudad durante dos semanas.

Mucha gente pensaría que no era lo más acertado dejar a una niña de tan solo catorce años sola en casa por tanto tiempo, pero Bella siempre había sido muy madura para su edad, y ésta era la excusa que su madre utilizaba para acompañar a Phil en los viajes que hacía por ser el ayudante del entrenador del equipo de béisbol de la ciudad.

Hacía dos años Renée y Charlie se habían divorciado y Renée había dejado Seattle con su hija, para casarse con Phil Dwyer, un hombre 13 años más joven que ella, que había resultado ser el mejor amigo de su hijastro, Emmett.

Entonces volvió con su pequeña hija a Phoneix, la ciudad que habían dejado para trasladarse a Seattle cuando Charlie consiguió un buen puesto en la policía local de su ciudad natal.

En Seattle nació la pequeña Isabella y allí vivió hasta los doce años, cuando Charlie encontró a su mujer en la cama con el mejor amigo de Emmett, el hijo de su primer matrimonio.

Charlie no tardó en echarla de casa y Phil la convenció de volver con él a Phoneix y así lo hicieron.

Desde entonces vivían allí con la hija de Renée. Solían viajar a menudo mientras Phil se ganaba un puesto fijo en el equipo de béisbol, dejando a la niña sola en casa.

Y éste era uno más de esos tantos viajes, aunque para Bella era diferente.

James, su novio, la había convencido de pasar la noche juntos en casa de su madre y había accedido.

Hacía ya tres meses que salían juntos y Bella ya no sabía cómo negarse a sus requerimientos. Tenía miedo a entregar su virginidad tan joven, pero más temía que James la abandonara por no ceder.

James, el hombre más guapo del instituto.

James, con su cabello liso rubio, atado en una sexy coleta y sus profundos ojos azules, se había fijado en ella. Él, que podría estar con cualquier mujer que deseara, ya fuera alumna o profesora, se había fijado en ella. Bella no se sentía capaz de sobrevivir a su abandono, por lo que no dudó en entregarle lo que él tanto deseaba.

Bella lo había conocido al llegar a la ciudad un día que éste visitó a Phil en su casa. Pero en ese momento ni la miró siquiera.

Pero luego de dos años de verlo en el colegio y de ir a sus clases de gimnasia, al fin había reparado en ella.

La pequeña hermanita de Emmett Swan, su antiguo compañero de instituto. La niña se había convertido en toda una mujercita, y su cuerpo se había desarrollado de forma tan encantadora como lo había sido de niña.

- Hola, muñequita – la saludó cuando abrió la puerta de la casa vacía de su amigo

Entró y la besó sin más apretándola contra su erección.

- He traído esto – dijo enseñándole la botella de vino que traía en la mano

- James, soy muy joven para beber – se disculpó sonrojándose adentrándose en el salón mientras James cerraba la puerta con un puntapié suave

- No te preocupes, cariño, no te hará daño. Sólo servirá para que te relajes.

- Quieres comer algo? – le ofreció

- A ti – se burló cogiéndola por detrás

Ella rió vergonzosa

- De verdad no tienes hambre?

- Sólo de ti. He cenado con Victoria.

- Pensé que cenaríamos juntos

- Lo siento, pequeñita, ya sabes, sus padres cenaron con nosotros y no me pude escapar antes. – se disculpó

James la acompañó a la cocina para descorchar el vino y servirlo en dos copas.

Le entregó una y con su brazo libre la acercó a él para besarla después de brindar.

La instó a beberse todo el líquido sin dejar de acariciar su espalda y sus glúteos.

- Estoy un poco nerviosa - confesó

- Tranquila, chiquita, te prometo que no te haré daño – le aseguró tomándola de la mano para llevarla a la habitación de Renée y Phil

- No, James, es la habitación de mi madre – se quejó

- Cariño, tu cama es muy pequeña para los dos – dijo besándole el cuello mientras le desabotonaba el vestido y lo dejaba caer al suelo – Por Dios, eres tan hermosa

La tumbó en la cama quitándole la ropa interior y se desnudó ante la atenta y temerosa mirada de la chica.

La imponente erección la amedrentó pero él se acostó sobre ella antes de que se pudiera arrepentir de lo que iba a hacer.

- Cariño, cuándo has tenido tu período?

- Hace cuatro días, por qué?

- Nuestra primera vez juntos quiero sentir tu piel junto a la mía y no quisiera que te pudieras embarazar – dijo y llevó su mano a los íntimos labios de la joven

Bella respingó cuando la acarició tan íntimamente. James metió un dedo en su apretado canal.

- Oh, Bella, eres tan deliciosa. Tan apretada – murmuró mordiendo su lóbulo sin dejar de bombear en su interior con sus dedos

Ansioso masajeó, succionó y lamió los pechos de la joven mientras la penetraba con los dedos rozando la frágil barrera de su virginidad.

- Te necesito, chiquita. Ábrete para mí – le ordenó instándola a separar las piernas

Bella se abrió para él nerviosa y pudo sentir la cabeza del duro miembro empujar duramente entre sus pliegues.

El punzante dolor la atravesó, mas James la aprisionó impidiéndole alejarse de él. La penetró lentamente mientras sus músculos lentamente buscaban adaptarse a la intromisión.

El daño se intensificó cuando la barrera cedió a sus empujes.

James la embistió gruñendo ansioso hasta volcar en su interior su semilla, llevándose con él la virginidad y la inocencia de la hijastra de su mejor amigo.

Después de entregar su preciado tesoro a su profesor de gimnasia, diez años mayor que ella, ya nada sería igual para Bella Swan.


Aquí vengo con una nueva historia.

A ver qué tal les parece.

Besitos!