Sí, soy de nuevo A-chan, y sí, es lo que creéis, estoy loca perdida intentando hacer 3 fics a la vez (y largos) pero es que hoy me aburría haciendo el trabajo de prácticas y me apetecía escribir otra cosa que no fuera Idol, así que empecé un fic que he estado pensando desde hace un par de días, aunque se podría considerar como la Introducción del Prólogo, pero algo es algo XDD

Muchos besos a todas :)

Disclaimer: los personajes de esta historia no me pertenecen, ni tengo ningún derecho sobre ellos, simplemente estoy escribiendo sobre ellos por diversión.


Me senté en la silla del comedor, con un buen plato de churros delante y me los comí con ansia. Estaba cabreado, realmente cabreado, había estado vagando por Madrid durante horas, intentando seguir el rastro de Romano, pero no había conseguido nada. Así que volví a mi casa y descongelé los churros que había comprado hacía ya tiempo, los había salteado y los devoré, intentando relajarme. Hubiera estado bien acompañarlos con un poco de chocolate caliente, pero no tenía ganas de cocinar más.

Cogí mi móvil por centésima vez y miré si había llamadas perdidas, como siempre, nada. Romano llevaba horas fuera y no me había llamado ni para arreglar las cosas. Simplemente, se había ido dando un portazo, maldiciendo contra mí y contra todo lo que tenía que ver conmigo, dejándome la palabra en la boca, como hacía cada vez que nos peleábamos.

Pero yo conocía a Romano, demasiado incluso, sabía que llegaría a casa en cualquier momento, seguiría enfadado pero estaría más calmado. Se sentaría en el sofá y hablaríamos tranquilamente. Arreglaríamos las cosas y todo se solucionaría.

Miré el reloj, eran las seis de la tarde, Romano llevaba fuera de casa ocho horas. Me tenía preocupadísimo, nunca había estado enfadado conmigo tanto tiempo y ya temía si le había pasado algo malo. Lo había llamado una y mil veces, pero él seguía sin contestar, sabía que llevaría su móvil en silencio, como siempre hacía cuando no quería saber nada de nadie (sobretodo de mí) pero no podía olvidar una sensación que se había asolado en mi interior, un mal presentimiento.

Había recorrido los locales que Lovi solía frecuentar, las tiendas de ropa, parques e incluso fui a la Biblioteca, pero Romano no estaba en ninguna parte. Así que lo único que podía hacer era tranquilizarme y esperar.

Recogí mi merienda y lavé los platos, di un par vueltas por la casa y me senté en el sofá, esperando y esperando… Me pregunté por décima vez si debía llamar a la policía, aunque sabía que era mala idea, cuando Romano apareciera (porque iba a aparecer) me echaría en cara que él no era ningún niño y que sabía perfectamente cuidarse a sí mismo, lo que conllevaría a otra pelea un tanto más violenta que la anterior.

Para intentar dejar pasar el tiempo, fui a la estantería a buscar algún libro interesante (¿a quién voy a engañar? Iba buscando un cómic) que leer, pero mis ojos se posaron en el álbum de fotos, de un color rojizo, un poco gastado por los años y se me escapó una sonrisa, estaría bien recordar viejos tiempos.

¿Quién me hubiera dicho a mí que durante los días siguientes abriría el álbum más de una vez… con lágrimas en los ojos?

Me senté lo más cerca de la ventana que pude, para aprovechar los pocos rayos de luz que quedaban. Abrí el álbum por la primera página… y un sonido me hizo ponerme alerta.

Te envío poemas de mi puño y letra, te envío canciones de cuatro cuarenta, te envío…

Pero no dejé que Carlos Baute y Marta Sánchez acabaran de cantar "Colgando en tus manos" me había levantado de un salto y había sonreído al ver que era Romano quien me estaba llamando.

-¿Lovi? ¿Estás bien?

-¿Señor Antonio? –Respondió una voz de mujer, sorprendiéndome.

-¿Quién… quién es usted?

-Soy la doctora Cristina Hernández, del hospital Infanta Sofía.

-¿Ha pasado algo? ¿Lovino está bien?

El corazón me latía con fuerza y empecé a temblar. Había pasado algo malo, lo sabía, lo sabía. Tenía que haberlo buscado mejor, tenía que haberle llamado antes, tenía que haberle impedido que se fuera.

La doctora suspiró a través del aparato.

-Lamento comunicarle que Lovino ha sufrido un accidente…


Sí, lo voy a dejar así ^^ soy mala gente, lo sé, pero bueno, qué se le va a hacer, dejemos de hablar de mí, ahora la pregunta es... ¿QUÉ LE HABRÁ PASADO A LOVINO?

Ah y... echaba de menos esa canción, hacía tiempo que no la escuchaba, por eso está aquí XD

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