Skip Beat! no me pertenece, yo sólo juego con sus personajes. Capitulo escrito en horas, tengan compasión :P
Kyoko se paseaba como fiera enjaulada. No podía creer que su encuentro con esa chiquilla la pusiera tan nerviosa, tan… triste. Sabía que la actitud segura de esa muchacha se debía a sus orígenes, pero no podía dejar de temer que tuviera razón. Quizás había perdido para siempre a Ren, quizás nunca lo tuvo. Ella estaba acostumbrada a llevarse el mundo por delante, pero si algo había aprendido en la vida, es que el amor no se puede forzar, no se puede fingir. Si su propia madre no la había querido, ¿por qué alguien como Ren lo haría? Si, en el fondo sus demonios seguían comiéndola, tenía 24 años y unos padres adoptivos maravillosos que la amaban, pero no podía dejar sus inseguridades de lado, más teniendo en cuenta que la única persona que uno espera que lo ame toda la vida, no la había amado nunca.
Estaba perdida en sus pensamientos, cuando escuchó su teléfono sonar. Deprimida y alterada atendió al ver que era Sho.
- Muñeca, ¿Cómo estás?- preguntó Sho preocupado- Quise llamarte antes pero estaba en el set grabando mi nuevo video clip-
-Sho, yo…- no pudo reprimir el sollozo cargado de angustia que tenía atorado desde que toda esta locura de las fotos empezó.
-No digas mas, enseguida estamos ahí- y dicho esto cortó la comunicación.
Ren abrió la puerta encontrándose con una muy enojada Ryo. Esto no iba a salir bien, lo sabía, siempre lo supo y sin embargo tenía que hacerlo de todas formas.
-Pasa Ryo-chan- dijo haciéndose a un costado para que pudiera entrar.- Espero que hayas tenido un buen camino hasta aquí…-
Ella entró sin mirarle a la cara, completamente en su mundo. No sabía cómo hablar con Ren, no sabía cómo preguntarle sin que él se enojara, como sacarle todas las respuestas que ella necesitaba.
- El camino hasta aquí estuvo bien, salvo que al llegar me encontré con ella en el ascensor. Dime Ren, ¿cuánto tiempo hace que sabes que vive a metros de tu casa?- Dijo mirándolo con los ojos llenos de lágrimas.
- Ryo, yo…- suspiró, esto no estaba empezando bien.- Siéntate, tenemos que hablar.
Ella tomó asiento en el sofá mientras veía como él daba vueltas por la estancia, no sabiendo por dónde empezar, como si no pudiera quedarse quieto. Nunca lo había visto así, tan alterado, tan preocupado, entonces esperó pacientemente a que hable, disfrutando así sea un momento horrible, de verlo como mil veces ella se había encontrado. Viéndolo humano, y no el perfecto caballero lleno de serenidad que quería fingir ser.
-Bueno, voy a comenzar por donde pueda, porque la verdad es que no se cual es el principio. Tú sospechas cómo fue mi relación con Kyoko, pero nunca lo escuchaste de mi boca… La realidad es que Kyoko es el amor de mi vida. Empecé a tener sentimientos por ella al poco de conocernos, cuando me di cuenta que sus demonios eran compatibles con los míos, cuando descubrí que teníamos una hermosa historia desde hacía años, sin siquiera saberlo. Nos conocimos de niños, y nos adoramos, fuimos lo que necesitábamos para el otro y años más tarde la historia se repitió- Rogaba que ella no quisiera ahondar en esa historia, Kuon y la pequeña que jugaban en Kioto, era algo demasiado personal que sólo charlaría con Kyoko, pero todo lo que decía era cierto. Kyoko lo animó en esas vacaciones tan aburridas en Kioto, y él le sacó esa angustia por no ser lo que su madre quería, aunque fuera por días. Ya reencontrados años más tarde, ella lo salvó de sus demonios y le devolvió su capacidad de sentirse vivo mientras que él le enseñó todo lo que pudo para que pudiera triunfar y no vivir a la sombra de nadie, ni siquiera de sus propios fantasmas.
Ryo no dijo nada más, mientras sentía que su corazón se rompía en mil pedazos. Ella sabía que él tenía sentimientos por esa mosca muerta, pero escucharlo decir que era su amor, en presente, después de tantos años, sólo era demasiado. Permaneció en silencio, pero agachó la cabeza para esconder sus lágrimas.
-Cuando se fue, pensé que podría olvidarla, que alguien más en algún momento me despertaría el mismo sentimiento, pero eso nunca llegó.- Tomó aire para tirarle la noticia y resistir lo que la muchacha tuviera para decirle.- Te cité hoy para comunicarte que el intercambio que viste ayer y que tanto te molestó, llegó a los medios. En una reunión con el presidente esta tarde, nos pidió que fingiéramos ser una pareja por un tiempo para promocionar la película y salvar su reputación en juego.
Ryo lo miró con incredulidad y furia, realmente esto era mucho para poder soportarlo. Había pasado años intentando conquistar a Ren, y esa insulsa llegaba y en sólo 48 hs no sólo la provocaba sino que conseguía pasar más tiempo con el actor y de paso poder demostrarle afecto en público. Era inaudito, no podía serle todo tan fácil, ¿Dónde quedaba todo lo que ella había luchado?
-Ella es la mujer rápida que pone su reputación en juego y tu eres el que tiene que salvarla, realmente creo que esto es una broma de mal gusto. Después de todo lo que sufriste por ella, por todo lo que pasaste, creo que tú eres el menos indicado para representar ese papel- dijo con furia, perdiendo todo tipo de respeto en su lenguaje, no estaba para las costumbres en ese momento, realmente si pudiera, rompería una cosa o dos.
-Primero, Ryo-chan no hables así de ella. Si hay algo que Kyoko no es, es rápida. Y si lo fuera, no sería de tu incumbencia, esta es mi vida y hace rato que aprendí a lidiar con ella.- dijo el pelinegro con amargura.- La realidad es que de ahora en más nuestro tiempo juntos se va a tener que recortar y mantenerse lejos de la mirada del público, por tu bien y por el mío.
-Ella llega y yo soy desechada en un segundo, ¿cómo puedes hacerme esto Ren?- lo miraba como si le hubiera salido una segunda cabeza, esto no podía estar pasando.
-Mira Ryo-chan, la realidad es que te aprecio mucho, nuestra amistad le ha traído color a mi vida cuando pensaba que no podía salir de los tonos de grises. Pero esto es algo que tengo que hacer, se lo debo. Para mí tampoco es fácil, fingir ser una pareja de enamorados, cuando yo la amo y ella no siente lo mismo, y sin embargo trato de sobrellevar todo este asunto con dignidad y deseando no salir más herido de lo que ya estoy. No quiero perderte, no quiero que dejemos de hablar, por favor compréndeme.- rogaba porque dolía, Ryo era testaruda y malcriada, pero había sido su amiga y lo había alegrado por mucho tiempo, no quería perderla por algo como esto, no quería perder lo que conocía para aventurarse a lo desconocido otra vez solo. Era un bastardo egoísta. Lo sabía, desde el momento en que ella quiso esconder sus lágrimas, que sus reclamos por Kyoko no eran producto de una preocupación por su bienestar, sino que eran celos. Había sido tan ciego, que había querido negar lo que todos le habían dicho por años. Pero el necesitaba a esa muchacha, y se sentía despreciable por pedirle que se quede, sólo porque no tenía fuerzas para verla marchar.
Ryo se paro y se dirigió a la puerta, no podía tolerar estar con él en una misma habitación. Volteó para mirarlo, herida.- Yo no soy un salvavidas Ren, no puedes pretender que esté siempre para ti si tú no haces lo mismo por mí. Realmente en este momento necesito estar lejos de ti, porque no puedo tolerar que pienses que yo merezco las sombras por alguien que te sumergió a ti en ellas.
Abrió la puerta y se fue. Él quiso detenerla, pero no tuvo coraje, ella tenía razón. Ryo se dirigió al elevador, quizás esa mosca muerta hubiera ganado el round, pero ella no se daría por vencida.
Kyoko escuchó el ruido de las llaves en la cerradura y sólo intento hacerse más pequeña en el sillón. Por favor, sólo quería que parara de doler tanto, sólo quería dejar de sentirse el ser más insignificante de la Tierra.
Sho corrió hacia ella mientras Kanae iba a la cocina a preparar té preocupada. El rubio la levantó como si no pesara nada y la sentó en su regazo mientras la arrullaba y le daba caricias serenas en su espalda. Le dolía horrores verla así, pero había visto crisis como estas, ella las tenía desde que su madre la había dejado, y la había consolado desde que eran niños sin decir palabra. Cuando bajaron un poco sus sollozos, comenzó a hablarle.
-No sé qué te están diciendo esos demonios tuyos, ni sé que te pasó, pero saldrás de esto, como has salido de todo en la vida, victoriosa. Eres amada, apreciada y valorada por mí, como también los Hizuri, Kanae, los Takarada y jamás te dejaremos sola. Eres hermosa, talentosa, inteligente y de buen corazón, tienes todo para luchar y conseguir esa vida feliz que quieres.
Kanae volvió con el té y miraba la escena mientras no podía evitar las lágrimas que corrían por sus mejillas. Su amiga estaba sufriendo y luchando con algo que le habían hecho creer desde pequeña. Escucharlo a Sho hablarle dulcemente, reafirmándole algo que para todos era obvio pero que ella no sabía, dolía. Dolía que no viera lo maravillosa que era y lo mucho que alegraba la vida de todos los que conocía. Pero desde que comprendió su historia, se prometió a si misma que Kyoko siempre podría contar con ella y que intentaría darle un poco aunque sea del amor que se merecía, aunque ella no fuera una persona demostrativa, solo por esa muchacha lo intentaría.
Kyoko comenzó a calmarse y los miró apenada, no podía creer que después de tantos años, volviera a pasar. Pero ellos solo la miraron dulcemente mientras Kanae le ofrecía una taza de té.
Sho sacó su teléfono y se alejo de ellas un poco para llamar. Tenía que ayudar, su amiga no estaba pasando un buen momento y él quería hacer algo por ella. Marco el numero de Takarada y esperó a que conteste, cuando finalmente lo hizo, le comentó su idea.
-Pres, sé que no pertenecemos a la misma agencia y que quizás piense que estoy metiendo mis narices en donde no corresponde, pero Kyoko no está bien. No sé hasta dónde llega su plan, pero está destrozando sus nervios. Ella… tuvo una crisis hace unos momentos.- dijo el cantante mientras la miraba desde el balcón con preocupación.
-¿Qué sucedió?- dijo el Presidente, ahora tenía toda su atención.
-La verdad no lo sé con certeza todavía, pero sólo volver a Japón, ver a Tsuruga, el tema de la revista… creo que está siendo demasiado para ella. Por eso quiero proponerle lo siguiente, me gustaría ser yo quien haga las declaraciones al respecto de nuestra amistad a la prensa.- tomo una pausa para pensar como decirlo.- Yo… solo no quiero que tenga que enfrentarse con eso ahora, no por algo que yo puedo explicar perfectamente.
- Entiendo, no te preocupes, puedes hacerlo y agradezco tu ayuda. Ella tiene mucho para enfrentar, mucho que arreglar. Sólo quiero avisarte que mañana estará en un programa con Ren, declarando que comenzaron una relación- dijo preocupado Lory, no podía cancelarlo, ya los anuncios habían sido hechos.- Intenta mantenerla serena y aleja a Ren de ella mientras se encuentre así, a Kyoko no le gustaría que conociera esa faceta de ella.
-No se preocupe, no pensaba dejar que se acerque a dos metros. Lo mantendré al tanto.- saludó y cortó la comunicación para entrar al cuarto nuevamente.
Al llegar vio que Kanae le hacía señas de mantener silencio, mientras en su regazo mantenía la cabeza de una Kyoko agotada que había caído rendida luego de tanto llorar. Se acercó acomodándola en sus brazos para llevarla a su habitación, siendo seguido de cerca por Kanae. Cuando la dejó en la cama, abandonó la estancia para prepararse para dormir en el living, mientras que la morocha hacia lo mismo en la habitación y se acostaba al lado de su amiga abrazándola.
Ren miraba la ciudad por la ventana, mientras vaciaba la última copa de su botella de whiskey. Rogaba tener la fortaleza para poder estar cerca de Kyoko, ya la había visto partir una vez y una parte de él había muerto con un adiós atorado en la garganta, que alguien lo ayudara si eso volvía a pasar.