Hola! sí, no he muerto, y siempre seré feliz escribiendo sobre Grimmjow, así que espero que ahora que ha vuelto la inspiración otra vez, pueda volver a actualizar seguido! :3


Capítulo 20: Abrazo en la oscuridad

Mientras intentaba contener lo más posible las lágrimas que luchaban por escapar de sus ojos violetas seguía viendo asombrada como el cuerpo del peliazul la cubría completamente, protegiéndola. El que le ordenara como siempre que dejara de llorar la hizo reaccionar enseguida, y se dispuso a empujarlo con su guante fuera de su cuerpo. Aunque no dudaba de la fuerza de la sexta, era la primera vez que sentía cierto miedo de que saliera lastimado si comenzaba algún tipo de pelea. Afortunadamente la mirada de odio que profesaba él no le era devuelta por su interolcutor, quien lo miraba casi con indiferencia, a pesar de que su presencia seguramente le resultaba un verdadero grano en el culo. Agradeció que se comenzara a dar la vuelta, casi con sorna, para marcharse, pero no dejó de proporcionarle una una maldita sensación de que había algo que se le escapaba. Ulquiorra amenazó con matarla, pero dejó de hacerlo con la repentina aparición de Grimmjow, quien a pesar de lo furioso que estaba no movía ni un músculo de su posición de defensa. Aunque eso no era lo único que se le escapaba, la actitud de Tomoyo respecto al pequeñísimo detalle pelinegro también era bastante sospechosa. Generalmente prefería actuar y confiar en alguien más para que tomara las decisiones o considerara las diferentes posibilidades, pero a ratos se sentía como si la estuvieran manejando de alguna forma y le estuvieran ocultando cosas continuamente.

Se atrevió a mirar otra vez a la cuarta espada, mientras abría una garganta, allí mismo en el final de la habitación, y pudo ver que la estaba mirando fijamente, y podía notar algo de curiosidad en su opaca mirada. Comenzó a caminar a través, Grimmjow seguía estando todavía completamente inmóvil delante de ella, por lo que no podía ver en su totalidad al espada que se iba de allí. Nunca lo había visto tener que desenfundar su katana, siempre que lo había visto luchar había sido con sus propias manos. Al parecer ese escuálido 'vecino' de su mejor amiga era más fuerte de lo que aparentaba. Se cerró la abertura hacia Hueco Mundo y aún así la tensión no escapaba del cuerpo del peliazul. Se aferró a su espalda, escuchando su respiración superficial. Había tenido miedo. Lo abrazó un poco más, deslizando una de sus manos por el brazo que sostenía a Pantera, intentando relajarlo. Él estaba inmerso en sus pensamientos, librando una batalla interna. Él no protegía, él no libraba batallas que no fueran las suyas, él no tenía miedo, pero estaba aterrado del sólo pensamiento de que se había metido en una batalla contra Ulquiorra para proteger a Sakura, algo que nunca había hecho ni sabía cómo hacer. No podía disfrutar aquello, no era una batalla por poder ni por nada que hubiera luchado antes. Sintió la mano de su protegida recorriéndole el brazo y decidió enfundar a Pantera. No por ello se liberó de aquel abrazo.

En la parte exterior de la casa, Shawlong esperaba pacientemente órdenes de su superior, mientras observaba cómo ágilmente aquella humana de ojos verdes se colaba en la casa de al lado, donde se encontraba Grimmjow. Suspiró, y comenzó a jugar con las llaves que llevaba en su bolsillo mientras miraba hacia al frente con la mirada perdida. Ese era un hábito que había cogido durante el tiempo que había estado allí en los que se encontraba sin hacer nada. Suspiró otra vez y se concentró en las diferentes almas que había por allí. La presencia más fuerte, de Ulquiorra, había desaparecido hacía algunos minutos, luego el peliazul, su reiatsu se encontraba completamenta alterado, y su instinto le gritaba que saliera lo más rápido y lejos que pudiera de allí. Mantuvo la compostura. Otras dos presencias muy débiles se encontraban en la misma posición, una pegada a su superior, y otra, casi imperceptible, se movía en dirección a ellos. Hasta que algo lo alertó de ese pequeño letargo en el que estaba entrando. Shinigami. Otra presencia en particular que no se le hacía conocida por lo que no podía ser alguno contra los que ya habían luchado. De todas formas debían saberlo. Sin perder la compostura comenzó a caminar para adentrarse en la casa. Frunció ligeramente el ceño en señal de desconcierto. El shinigami se había quedado por un momento inmóvil y luego volvió por donde había venido. Eso le dejó peor sensación que antes. El reiatsu del espada estaba intranquilo aún, además. Pero con el shinigami alejándose otra vez, ya no había necesidad de informar enseguida. Se quedó montando guardia en el mismo lugar por donde iba a saltar la valla y se dispuso a jugar con sus llaves otra vez.

Con muchísimo esfuerzo para su escasa forma física, consiguió llegar hasta la habitación del pelinegro, tenía que hablar con Sakura YA y explicarle todo, no había podido con el otro pisándole los talones y cuando cualquier minúsculo detalle podía acabar provocando algún desastre. No se equivocaba al pensar que era quizás, la persona más peligrosa con la que había tratado y lo haría jamás. Asomó la cabeza por la ventana, mientras comenzaba a decir:-Neh, Sakura, tengo que hablar cont…- Lo que la vio la dejó pasmada. No sabía que encontrarse desde que dejó de sentir la presencia de la cuarta espada, pero eso era casi lo último que esperaba: una Sakura llorando abrazando por la espalda a un arrancar con la cara desencajada de la ira. Apenas la escucharon pegaron un respingo, Sakura ahora asustada y Grimmjow dirigiendo su ira hacia la rubia. -Sí, definitivamente tengo que hablar contigo, pero luego.- Suspiró resignada mientras bajaba de la ventana para dirigirse a la de su propia habitación en la casa de al lado. No se haría responsable si encontraban el cuerpo inerte del peliazul tirado en medio de la habitación de la casa de una pareja que lo desconocía completamente.

Una vez ya en su cama, por fin dejó escapar una exhalación que indicaba completa tranquilidad. No tenía que encargarse ya de conseguir que Grimmjow regresara a Hueco Mundo para que dejara en paz a Sakura, porque además de haber regresado, tenía un pacto con su ahora protegida. Tampoco debía preocuparse por ataques eventuales de hollows (atraídos por su pequeña presencia espiritual) puesto que huirían de la presencia del espada. Tampoco debía preocuparse de la familia de Sakura que a pesar de que no estaba segura de que la madre siguiera haciendo tanto para mantener las apariencias, pero para todo, ella tenía a su 'guardián a su lado. De Ulquiorra ya no debía preocuparse, no volvería a atosigarla cuando estuvieran a solas en busca de una forma de regresar a Hueco Mundo, haciendo uso de todo tipo de amenazas que dudaba que tuviera algún reparo moral para cumplirlas. Ahora no tenía nada de qué preocuparse. Al menos, durante un tiempo.


La cuarta espada caminaba tranquilamente por el desierto iluminado por la luna, completamente impasible. No hacía ruido al moverse, ni al pisar ni parecía existir la posibilidad de que ningún sonido fuera a escapar jamás de su garganta. Pero que hubiera silencio en el exterior no exentaba a su propia mente de tenerlo. Estaba completamente fuera de sí. Desde que salió de su cuerpo, parecía que no podía soportar el simplemente estar en su forma espiritual. Aquellas cadenas que parecían estar serpenteando alrededor de su cuerpo cuando fue liberado le daban todavía sensación de ahogo, a pesar de haberlas cortado apenas el haberse deshecho de su cuerpo material. Miró hacia todas las direcciones, vacío hacia donde se dirigían sus ojos. El era vacío, desesperación, algo de lo que huyen todos los seres, algo que le estaba por fin comenzando a afectar. Había conocido algo más allá de Hueco Mundo, había sobrevivido a una guerra, había visto a los ojos a la muerte, hasta había podido aproximarse a tener cierto conocimiento sobre eso que los humanos llamaban sentimientos.

Suspiró, cerró los ojos, y se quedó completamente quieto, en medio del desierto. Sitió el reiatsu de los hollows más cercanos, acercándose. Basura. No valía ni siquiera la pena matarlos. Se dirigió al centro de Las Noches utilizando sonido, no había armado tanto revuelo para llegar hasta allí y simplemente quedarse allí, de pie, sin hacer nada. Tenía que saber, ver con sus propios ojos, lo que había quedado del palacio. Sabía que tras su derrota había quedado ya a medio destruir, tenía que descubrir la verdad sobre lo que había pasado con Aizen. Acabadas sus obligaciones sólo había quedado un sinsentido en su existencia. Sabía que muchos hollows conseguían mantener su conciencia a base de fuerza de voluntad, buscando un objetivo para vivir, para seguir luchando, si eso no llegaba a existir el vacío podría acabar con su mente. Pero él era diferente. El no tener una última voluntad ni nada por lo que luchar se había convertido en la razón para su existencia.

Frenó en seco, sin continuar su camino hacia Las Noches. Debería estar muerto. Miró a su alrededor. No tenía sentido. Nada. Absolutamente nada, ni su recuerdo de muerte ni su aparición en el mundo real. Negó que hubieran sido imaginaciones suyas. El no dormía, no soñaba, y sus ojos no le engañaban nunca. Abrió una garganta, lo que necesitaba saber, lo que necesitaba ver, no se encontraba allí ahora mismo.


Tras guardar su katana, Grimmjow, se dejó abrazar, sin saber por qué. Ahora ya se había quitado uno de esos malditos merodeadores manipuladores de encima, ya sólo quedaba uno, la amiguita de quien lo estaba abrazando ahora mismo. Sonrió ácidamente, ya cuando hubiera acabado todo ajustaría cuentas con Ulquiorra, pero antes tenía que ocuparse de la humana. Le costaba toda su fuerza de voluntad quedarse donde estaba, en lo único que podía pensar era en desmembrar al pelinegro. Sintió como los brazos de ella perdían fuerza en su agarre, y se levantaba del suelo con la mirada ausente, no ausente no, había algo allí, si… esa furia y desprecio crecientes en su mirada. Sonrió con fiereza. Eso era lo que le encantaba. Se levantó él también del suelo y la tomó automáticamente por la cintura con uno de sus brazos, eliminando el espacio entre ellos otra vez. Recorrió con su mano derecha un camino trazando desde su mejilla, por su mandíbula, cuello, hombro, y luego su nuca, para acercar más sus rostros. Sentir el aliento de ella le hizo recorrer un escalofrío agradable.

La miró a los ojos y la expresión de "qué demonios estás intentando hacer" era demasiado evidente para ser ignorada. Soltó un deje burlón, volvió a su cuerpo material y la tomó en brazos para llevarla de nuevo a su propia casa. Respiró el perfume de su pelo, quizás poseerla estuviera prohibido. Pero para él no había nada, ninguna barrera que pudiera detenerlo. Ella sería completamente suya, y lo mejor sería que no lo sería en contra de su voluntad. La dejó en la ventana, y fue al encuentro con Shao Long. Estaba esperando pacientemente al lado de la verja de la casa Cifer

No fue necesario que formulara ninguna pregunta, Shawlong comenzó a hablar.

-Un shinigami se ha percatado de nuestra presencia, ha estado un tiempo cerca de aquí y luego se ha ido. No he reconocido su reiatsu como uno que hubiera estado el día que atacamos Karakura

-Tsk… habrá huido simplemente- un flash de memoria le recordó a una shinigami que interfirió en su lucha anteriormente (Karin)-No habrás visto su aspecto, verdad?

-No consideré necesario ir a su encuentro, parecía débil, y en cuanto se marchó deseché la idea de seguirlo.-Grimmjow frunció más el ceño- Creo que hay asuntos más importantes ahora mismo que una simple lucha contra los shinigamis.

Grimmjow se quedó mirando al frente, sin centrar su atención en nada en particular, pensando. Quizás reunir a su fracción le podría resultar útil, pero también se podían convertir en un estorbo, más que nada si resultaban tan débiles a la hora de luchar-Shawlong-hizo una pequeña pausa, mientras el aludido le prestaba toda su atención aunque el peliazul no lo miraba directamente-Reúne a todos los que quieran venir a mi mando. Que sepan que no volveremos a Hueco Mundo sin más. No me molestaré tampoco en enviar a los que estorben en mi camino. Yo me quedaré en el mundo real-sonrió con superioridad- tengo cosas pendientes que hacer por aquí.

Como toda respuesta, la fracción hizo una leve inclinación de cabeza y volvió por donde había venido, a esa vida irreal en el mundo humano en la que aparentemente tenía una familia numerosa, una tienda de comestibles y una esposa demasiado exigente y estúpida a todas horas. Al menos ya sabía que su vida en Hueco Mundo no había sido una completa mentira.

Grimmjow lo vió alejarse, y por un momento sintió cómo se liberaba de un peso que llevaba encima. Hasta ese momento no había querido pensar en qué haría si se encontraba con el resto de arrancares. Esta vez no se molestó en ir rápido a la casa de Sakura, a tres manzanas de donde se encontraba ahora mismo. Caminando como estaba sintió otra vez la presencia de la pequeña shinigami, seguramente sería la presencia que había sentido anteriormente su fracción.

-Oi, shinigami ¿Divertido, no?-le gritó. no esperaba que respondiera- eras tú la que estaba observando hace unos momentos, ¿Acaso estás por órdenes, o sigues a los antiguos arrancares por placer? Porque eres demasiado débil para enfrentar a ninguno, o por lo menos para enfrentarte a mí o a cualquiera de mis subordinados.

Karin frunció el ceño, desde lo alto del poste de luz en el que se encontraba, y siguió sin contestar nada. No tenía por qué hacerlo. Desde que liberó sus propios poderes de shinigami, seguía órdenes directas de Urahara, quien ya no tenía que necesariamente esconderse demasiado de la Sociedad de las Almas, pero se rehusaba a volver al sereitei. Ahora se encargaba también de la seguridad de Ichigo y de la ciudad de Karakura, realizando estudios sobre todas las anormalidades que ocurrían allí desde la batalla, y entre esas anormalidades se encontraba la vuelta a la vida de los arrancares, como si fueran simples humanos. Y ahora ella, que se quería encargar de proteger a sus hermanos se veía obligada a seguir continuamente todos los movimientos de los hollow. ¿Acaso no tenía mejores métodos de investigación que no la incluyeran a ella? Y ahora se tendría que enfrentar a un espada. Si volvía para contarlo se encargaría de patearle directamente en la cara a Urahara.

-No es necesario que contestes, realmente me importa una mierda qué es lo que quieres o te han mandado a hacer. Simplemente te has convertido en un verdadero grano en el culo siguiéndonos todo el día, y ya deberías saber qué es lo que suelo hacer con los insectos como tú que me estorban.

Siguió en su misma posición, sin mover un músculo. Vale, además de que la habían pillado esta, y el resto de veces, no quería hacer nada que fuera a empeorar las cosas. Creía que el espada no iba a acabar nunca de hablarle y nunca se marcharía de allí, creía que no habái soportado tanta tensión en su vida. Para su alivio y sorpresa sólo le vió trazar una escalofriante sonrisa en su rostro para luego continuar su camino. No pudo más que soltar un bufido de alivio, el cual no escapó a los sensibles oídos de la sexta.

-Yo que tú no estaría tan aliviada- le dijo, ya, sus últimas palabras mientras llegaba a su destino. Saltó la valla, y escaló hasta el primer piso, para entrar por la ventana de la habitación de Sakura. No se molestó en ir a cambiarse y ponerse algo más apropiado para dormir. Simplemente se acostó en la cama de ella, abrazándola en medio de la oscuridad sin preguntar primero. Ella dormía, y no se percató de la presencia del hollow rodeándola. Grimmjow cerró los ojos, y volvió a recordarla bailando en Hueco Mundo. La abrazó un poco más, ahora posesivamente. Nadie, jamás, se la quitaría de su lado, la convertiría en su reina.


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Por favor, si veis errores garrafales, tenéis quejas de OoC, sois buenos samaritanos y me queréis ayudar con mi eterno dilema de cómo relatar las partes en las que aparece Ulquiorra, o simplemente darme una patada para que siga escribiendo, el botoncillo de ahí abajo es muy útil!

Otra cosa: también para los que hayan estado leyendo desde antes quería decir que estoy en proceso de arreglar los capítulos anteriores, así que puede que haya cosas que especifique de mejor manera en los susodichos capítulos. Si hago referencia a algo de eso de ahora en adelante, procuraré apuntarlo al final del capítulo. También quería decir que iba a intentar publicar cada semana, seguramente los jueves o los viernes, así que hasta la semana que viene! :3