LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN, PERTENECEN A STEPHANY MEYER, SOLO HE MODIFICADO UN POCO LA HISTORIA

ES EL PRIMERO QUE ESCRIBO, NO ME TORTUREN

DOS VECES EN LA MISMA PIEDRA

1.- LA BODA

Edward y Bella se han casado en una preciosa ceremonia en casa de los Cullen, todo ha salido perfecto, excepto el incidente con Jake, ya que este siempre termina recriminando sus decisiones a Bella, algo que Alice no pudo prever porque no puede ver a los licántropos.

Bella estaba feliz cuando se montaron en el auto para ir a su luna de miel, tenía las mismas mariposas en el estómago que al principio de su relación, estaba nerviosa porque no sabía dónde iban de viaje, porque si sabía que iba a estar con Edward los dos solos como hacía tiempo que no estaban, y porque sabía que era la noche más importante de su vida, la deseaba, la necesitaba y la temía y sobre todo temía que su ahora marido Edward se arrepintiera de la decisión que habían tomado.

Mientras Bella estaba perdida en sus pensamientos, Edward pensaba que no podía pedir más, se había casado con la mujer que amaba y la llevaba a la luna de miel más idílica que nadie pudiera soñar, sabía que a Bella le encantaría la Isla Esme, porque a ella le encantaba la playa y a diferencia de Forks en la isla hacia buen tiempo y era cálida. Aun así a Edward le preocupaba mucho su decisión de complacer a Bella y pensaba que en el fondo Jake tenía razón, era demasiado peligroso y podría herirla, y el no podría vivir con eso.

2.- EL VIAJE

Bella prov

Cuando llegamos al aeropuerto tuve la sensación que realmente empezábamos nuestra vida juntos, estaba cansada después de un largo día pero no me importaba era feliz, y he de reconocer que no había sido tan malo, la ceremonia había sido muy bonita y lo había pasado muy bien, a pesar de todos mis temores, "peros" y prejuicios, no me arrepentía de haberlo hecho, es mas estaba segura que con el tiempo sería feliz con todo lo vivido hoy, como por supuesto habían predicho Alice y Edward, ahora veía una tontería todos los impedimentos y me arrepentía de haber tardado tanto en decir que si a mi estupendo marido.

En el primer vuelo que cogimos no descanse nada, estaba demasiado emocionada por todo lo acontecido, además de embelesada mirando a Edward, observando ese rostro perfecto y anhelando poder leer su rostro para saber lo que estaba pensando, aunque lo que realmente quería es que estuviera tan feliz, como yo en ese momento y por su expresión al mirarme casi podía jurarlo.

Hicimos escala y cogimos un vuelo internacional a Brasil, lo que me dio una pista, o eso pensaba yo, de nuestro destino, este vuelo era mucho más largo y no pude mantenerme despierta por lo que al final descanse un poco, me quede dormida entre los brazos de Edward, cómodamente recostada en nuestros amplios asientos, ya que por supuesto viajábamos en primera clase, me parecía un exceso, pero una de las cosas que había tenido que aceptar al casarme era que el dinero ya no debía importarme porque "teníamos" mucho y él lo único que quería era hacerme feliz.

Me desperté al llegar a Rio de Janeiro

- Justo a tiempo me dijo Edward

- Estupendo le conteste yo

- ¿Has descansado?

- Si, más de lo que esperaba

La verdad es que estaba bien y eso me ponía muy contenta, no iba a perderme nada de lo que sucedería a partir de ese momento.

Al llegar a Rio creí que iríamos a nuestro hotel y por fin podría empezar a ser de verdad "LA SEÑORA CULLEN", en todos los sentidos. Pero como siempre Edward consigue sorprenderme y este no era nuestro destino, fuimos al puerto y nos subimos a un yate espectacular, bueno a mí me lo parecía, me costaba dejar atrás toda mi vida y todas mis creencias, no eramos pobres pero tampoco ricos por lo que este tipo de excesos me costaba normalizarlos.

Edward me miraba enamorado, pero con una sonrisa burlona, parecía saber que pensaba respecto a esto.

Nos adentramos en el océano y yo empecé a especular conmigo misma donde íbamos, no estaba cansada pero quería llegar ya, no podía esperar para estar con él, ya no, cada vez ese pensamiento era más urgente, como si intuyera que se acercaba el momento. Era feliz pero a la vez estaba aterrada, era inexperta y eso era un problema, recordé que el también y eso me tranquilizo.

Edward llamo mi atención mostrándome una Isla ante nosotros, me dijo

- Hemos llegado

- ¿Ya?

- Si, te gusta

- Si mucho

- Espera a entrar en la casa

- Donde estamos, le dije

- En la isla Esme

- ¿Cómo?, el rio ante mi cara de sorpresa

Me ayudo a bajar del barco y me llevo hasta la casa, lo que no me esperaba es lo que hizo a continuación, al llegar al umbral de la casa me cogió entre sus brazos y me traslado al interior de la casa, yo me estremecí ante el contacto de su piel, hacia mucho que no me abrazaba, algo así como unas horas. Me quede parada, anonada por mi reacción, me sorprendía a mi misma por estos pensamientos tan cursis y tradicionales, yo no era así, yo era una chica del siglo XXI.

De repente me di cuenta Alice y Edward tenían razón, esto era lo que yo quería, necesitaba todo el cuento, el príncipe, la boda, la luna de miel… y lo que es mejor, lo tenía.

Edward me soltó, me beso, otra vez me estremecí, esto prometía, y me miro sin saber que pensar, debí cambiar la expresión de mi cara algo así como 10 veces en un minuto, se relajo en cuanto le mostré una amplia sonrisa que acompañaba a mi último pensamiento, era oficial iba a disfrutar de mi "cuento de hadas".

Edward prov

Mientras volábamos destino a Brasil en lo que sería la segunda escala de nuestro viaje, yo miraba a Bella, no podía apartar mis ojos de ella, era feliz, y estaba satisfecho, por fin era mi esposa, casi podía jurar por su expresión que estaba feliz con todo lo que había pasado en ese día, nuestro día y eso me hacia mas dichoso si cabe porque sabía que siendo así nunca se arrepentiría de haberse casado conmigo.

Cuando llegamos a Rio nos dirigimos al puerto deportivo para seguir viaje a la Isla Esme, Bella se sorprendió un poco, bueno en realidad mucho de que aun no hubiéramos llegado a nuestro destino, Rio está muy bien para viajar pero en esta ocasión la quería sólo para mí y por eso nos íbamos a una isla desierta donde nadie pudiera molestarnos, y en el fondo yo sabía que ella también lo prefería solo que su expresión en ese momento era muy divertida, entre el asombro y el ya lo sabía. Yo adoraba esas expresiones de confusión que reflejaba en su rostro, porque aunque no le podía leer la mente en esas ocasiones sabía exactamente qué pasaba por su cabecita.

Por fin llegamos a la isla Esme, nuestro paraíso particular, yo estaba feliz y ella lo sabía, lo veía reflejado en mi cara y yo no quería disimularlo, todo estaba saliendo perfectamente y las sorpresas no acababan ahí. Esta tenía que ser la noche perfecta, sobre todo por ella, iba a sacrificar tanto por mí que tenía que intentar hacerla todo lo feliz que pudiera.

En ese momento volvieron las dudas sobre cómo iba a afrontar lo que inevitablemente iba a pasar, deseaba hacerla el amor, lo quería de verdad pero no podía evitar pensar que podría herirla y eso me hacia sufrir. Deseche ese pensamiento en cuanto la mire a la cara y vi el amor que me tenia. Decidí que no podía negarle nada.

- Hemos llegado, le dije

- ¿Ya?

- Si, te gusta

- Si, mucho

- Espera a entrar en la casa

- Donde estamos, me pregunto

- En la isla Esme

- ¿Cómo?, su cara no tenia precio y eso me hacia sonreír.

Bajamos del barco y nos dirigimos a la casa, traspase el umbral de la puerta con ella en brazos, ella se estremeció y yo sonreí, me gustaba comprobar los efectos que causaba en ella, la mire y me sorprendí de la cantidad de expresiones que fue capaz de mostrar en muy poco tiempo, al final sonreía con una felicidad y convicción que me hizo pensar que ella quería todo esto tanto como yo.

Ahora empezábamos de verdad nuestra vida juntos.