Éste FF ya está algo avanzado, lo tengo subido en otro foro pero no quise hacerles la vista fea de que ese foro tenga "Viaje al pasado" y ustedes no por eso se los vengo a dejar, un pedacito de mi corazón pues después de "Sólo por ti" y "La elegida" éste nuevo proyecto me ha llamado mucho la atención apenas lo visualice. No es que mi otros FF no me gusten porque eso es imposible, sólo que estos tienen un poco más de complejidad xD

Bueno un beso y comenzamos.

Disclaimer: Inuyasha no me pertenece ni ninguno de sus personajes.

Viaje al pasado

El pasado desaparece

La noche era fresca, una mujer se hallaba sentada en el alféizar de la ventana de su habitación. Sus ojos estaban vagando por todo el cielo nocturno deteniéndose en la Luna menguante, sintió como algo húmedo rodaba por su mejilla hasta su barbilla.

—Hija.

—Madre —se levantó de donde tan cómodamente estaba sentada—. Es tarde, deberías-

—A mí no me engañas, esa lágrima no es por la muerte del abuelo ¿o me equivoco?

La más joven que en verdad ya no era tan joven pues recién acababa de cumplir sus 26 años pero la suerte no quiso que su abuelo pudiera disfrutar esa alegría con ella, un ataque del corazón lo debilito y murió en el hospital 4 horas después.

—Ya han pasado 7 años desde ese entonces, no puedes seguir torturándote… mañana será el velatorio del abuelo, descansa.

—Lo sé, mamá… —Sus ojos chocolates se abrieron bruscamente.

—¿Hija?

Silencio, la aludida ahora le daba la espalda a su madre mientras mantenía su atención en la oscuridad, no se oía absolutamente nada y eso era lo que le preocupaba.

—Madre ve con Sayumi —ordenó.

—Pero Kagome…

—Madre solo hazlo —sintió los pasos desaparecer por el corredor, el temor recorría cada célula del cuerpo de ella, se sentía perdida.

Dio un salto hacia atrás cuando algo choco contra el suelo, su expresión se relajo al ver tan solo un álbum de viejas fotografías, tal vez estaba sobreactuando. Se agachó para tomar esa encuadernación, unas fotos cayeron extendiéndose por el suelo. Una sonrisa se extendió por esos finos labios al verlas y reconocerlas.

—Cuanto ha pasado —tomó una en donde salían Sango y Miroku juntos… bueno más bien Sango golpeando al monje, lucían cansados pero el saber que derrotaron a Naraku les daba esas fuerzas para seguir—. ¿Qué habrá sido de ustedes? Hace 7 años que me fui sin darles explicaciones.

Pero no pudo hundirse en el pasado pues este parecía estar desapareciendo… y no, no era algo retórico ni nada, estaba desapareciendo. Las fotos iban cambiando, las personas comenzaban a desvanecerse.

—¡¿Qué significa esto?

El timbre resonó en la casa haciendo eco, Kagome no se movió de su lugar estaba en shock no entendía que estaba ocurriendo.

—Yo atiendo, hija —la voz de su madre no logro sacarla de ese estupor en el que se encontraba.

Su corazón se estremeció, bruscamente apartó el álbum, lanzándolo en una dirección que no le importo. Alcanzó las escaleras en el momento en que su madre abría la puerta confiadamente.

—¡MAMÁ NO! —Los ojos de la persona que le dio la vida se cruzaron con los suyos antes de perder su brillo—. ¡NO!

—H-hija —el cuerpo de Naomi golpeó duro y secamente el suelo.

Había visto tantas muertes de seres queridos pero eso no le impidió sentir el duro golpe que sufrió su corazón. Miró al ser que se lamía las garras saboreando la sangre carmesí. Antes se hubiera desplomado, ahora no era la misma.

Irrumpió en su habitación tomando el arco con el carcaj que rebosaba de flechas, nunca dejó de entrenar por lo que su cuerpo aún recordaba el movimiento. Soltó la flecha el ver a una serpiente demoníaca acercársele.

Ella no peleaba por su vida. Atravesó el corredor lanzando flechas a diestra y siniestra, acertando el cada tiro.

—¡Souta! —Tan sólo fue una milésima pero sus ojos se cerraron al oír el agonizante lamento de su hermano menor—. Souta…

La sangre cubrió su vestido blanco, su hombro fue herido y el veneno comenzó a recorrer su cuerpo. El demonio aprovechó ese instante de duda para poder atacarla.

—Tsk —la movilidad para lanzar flechas se vio sumamente reducida.

—Pero mira a quien tengo en mis garras —la morena se estremeció—. ¿Ya me olvidaste?

—Naraku…

—Veo que no has olvidado mi nombre —la tomo del mentón, obligándola a mirarlo—. Me costo trabajo dar contigo.

—¿Cómo demonios estás en mi tiempo? No, la pregunta sería ¿Cómo estás vivo?

—Veo en tus ojos la misma frialdad que mostraba él antes de que lo matase.

—¡CÁLLATE! —Su mente aún no podía procesar lo que acaba de pasar.

¿Cómo podía estar pasando eso? ¿Cómo Naraku podría seguir vivo?

—El pasado ha cambiado… sólo me faltabas tú y todos estarían muertos —¿Todos? Fue cuando la comprensión llego, las fotos habían cambiado—. ¿Creíste que moriría así de fácil? —La tomó del cuello alzándola por los aires—. Cuando me vencieron —Kagome apretó los dientes para no gritar al sentir los dedos de él hundirse en su piel—, me escondía en mi verdadera forma, en una araña y ustedes tan absortos en sus caídos, en su propio dolor que no se percataron de que aún seguía con vida… hice desaparecer el agujero del monje, no debía quedar dudas de mi supuesta muerte.

La espalda de la morena hizo un brusco contacto con la pared, el metálico sabor a sangre inundo su boca, tosió, manchando de sangre la palma de su mano.

—Soy más listo, soy más fuerte. ¡Y tú morirás!

Kagome que mientras Naraku se autoproclamaba el ganador, tanteaba la pared hasta dar con la manilla de una puerta. Al momento que lanzaba su grito, ella abrió la puerta adentrándose en ella y poniendo una barrera.

El choque de energías fue tremendo, la piel se le enchino pero la barrera quedo intacta aunque solo la protegería por poco tiempo, necesitaba hacer algo y rápido.

—Sayumi… soy mamá —la puerta del armario se abrió de golpe revelando a una niña con los ojos ambarinos cubiertos de miedo.

-Mamá —a pesar de su corta edad, 6 años para ser precisa, sabía muy bien lo que estaba pasando. Su mirada captó la sangre en el hombro de la mujer—. Estás herida.

—Calma, ven aquí —sus brazos rodearon la frágil figura de su hija, se hundió en el calor que le proporcionaba. Las lágrimas empezaron a deslizarse—. Hija…

—¿Y la abuela?

Kagome apretó fuertemente los parpados.

—Sayumi escúchame con atención… —la niña ladeó ligeramente su cabeza—, ¿te acuerdas de las historias que te contaba para dormir?

—¿Sobre mi padre y tú?

—Te entrene desde muy pequeña porque posees la sangre de Youkai en tus venas— formó unos sellos—, que ahora liberare.

Sayumi soltó un alarido al sentir su cuerpo arder, quiso apartarse pero su madre la sujetó contra su pecho.

—Calma —hizo otros sellos—, volví a sellar tu sangre pero no por mucho —tomó a su hija en brazos pues ésta perdió su fuerza.

Sayumi estaba sumida en la inconciencia, con sus ojos entreabiertos. Kagome depositó a su pequeña en la cama, acarició sus cabellos azabaches, sonrió.

—Por ti pude seguir, cuando tu padre murió por protegerme… me sumí en la oscuridad. Una tontería pero enserio amaba a ese orgulloso y terco Youkai —sonrío recordándolo—. Cariño, perdóname.

Besó la frente de la pequeña, de entre su ropaje sacó un antiguo pergamino. Es uno de los tantos que el abuelo tenía y uno de los pocos que eran verdaderos. Viaje al pasado. Nunca lo utilizó pues bien sabía que no debía cambiar nada… pero ahora que Naraku lo estaba haciendo, debía regresar todo a su cause pero no ella tomaría esa responsabilidad, sería demasiado para su corazón. Por eso… confiaría en su hija. Sayumi. Porque desde que nació demostró esa fortaleza y aprendió con tan solo 2 años a hablar y a escribir pero eso no le sorprendía pues descendía de grandes guerreros. Poderosos guerreros.

—Escúchame bien —tomó las manos de Sayumi entre las suyas, dejando el pergamino en medio-, irás a mi pasado pero no debes decir que eres mi hija —sus labios temblaron—, podrás conocer a tu padre pero deberás callar mi nombre y nunca mencionarlo. Naraku nunca murió y debes asegurarte que eso no pase, debes advertirles para que lo eliminen.

—Mamá…

Es tono anhelante hizo que unas lágrimas se deslizaran por sus mejillas lastimadas.

—El sello desaparecerá una vez la sangre youkai de tu padre reconozca la tuya, por favor —la abrazó con miedo—, por favor, cuídate. Se que esto no tiene sentido pero… eres mi única esperanza, siempre lo has sido.

El campo menguó, Naraku estaba ganando terreno. Ella no lo permitiría, no hasta que Sayumi estuviera a salvo en el pasado. Una ruptura. Kagome gimió de dolor al percibir su poder ser absorbido. Debía darse prisa. Se dirigió al armario donde antes se había ocultado su hija, removió y lo desordenó hasta que dio con un paquete alargado, guardado con recelo desde hace mucho atrás.

—Te amo —dejó el paquete junto a ella para luego rodearla en otro campo más pequeño, las palabras del conjuro fueron susurradas mientras el pergamino brillaba con fuerza—. Adiós.

Sayumi miró a su madre, fueron unos segundos antes que todo quedara oscuro… pero esos segundos fueron los peores de su vida.

—¡MAMÁ! —Kagome le sonrió a su pequeña mientras un delgada línea carmesí se dibujaba desde la comisura de sus labios hasta su barbilla, el sabor metálico de la sangre abarcó de nuevo toda la cavidad de su boca, sus rodilla temblaron antes de desplomarse atravesada por el pecho con unos de los tentáculos de Naraku pero nunca perdió su sonrisa.

Eres fuerte, Sayumi, lo conseguirás.

Continuara.

Terminé con el primer capítulo, espero les haya llamado la atención, por ahora me retiró tengo que trabajar en mis otros FF. Una pequeña situación como bien ya deben a ver visto, muchos de mis FF los he parado hasta nuevo aviso, esto es para que se vayan reduciendo por lo menos hasta que acabé los proyectos que aún tienen el summary que son:

La elegida.

Mis vacaciones de verano.

Soy lo que soy.

Viaje al pasado.

Estos FF son lo que continuaré con más frecuencia, sobretodo La elegida y Viaje al pasado.

Un beso.

FiraLili