Stanley, Ángel de Amor.

Este capitulo, me apena decirlo, lo tengo desde Noviembre del año pasado (yo y mis mañas de terminar los fics antes de escribir el resto).
Y pues… creo que no puedo decir nada a mi favor que no haya dicho antes. Gracias por leer este Fic a estas alturas n_ñ

South Park no me pertenece, ni sus personajes ni la historia original.

La carrera de Stan terminaba en aquella puerta… quizá Kenny estaba ahí con Eric y el ver esas hojas (ya maltratadas a esas alturas) lo meterían en el peor de las peleas… pero, de no ser así, el culón le debía una explicación por ocultarle que su amigo, ahora novio, hubiera estado al borde de la muerte. Simplemente no lo concebía.

– ¡CARTMAN! – Comenzó a golpear la puerta con verdadero entusiasmo. Los gritos podían oírse por toda la calle. Pero quien abrió la puerta, lo hizo sentir mucho mas efusivo…

– ¿Stan?, ¿que-e haces aquí? – Un nervioso pelirrojo judío abrió la puerta con un pantalón de pijama y una playera sencilla. Stanley miró a su supermejoramigo con una cara que gritaba WTF?! en toda su extensión. Claro que, a veces olvidaba la realidad…

– Largo de mi casa, Marica… – Saludó Cartman, con un pantalón de pijama y una toalla en el cuello. – O te corto las bolas…

Si, a veces, Stan olvidaba quien era el novio de su supermejoramigo.

– Vete al carajo, culón… yo vengo… ah… – Tomó aire tanto como pudo… estaba extrañamente cansado. Mucho… demasiado… – Tu… – Y de pronto, se desmayó.

– ¡Stan! – Kyle lo atrapó antes que su cabeza golpeara la alfombra. – Oh Dios mío… está hirviendo.

O–O–

¿Por eso lloras?... bueno, Stan… es evidente lo que tienes que hacer.

Aquella noche cálida, Kenny y Stan observaban el cielo estrellado desde el "escondite", una casa de juegos que habían construido con restos de casas abandonadas. El refugio de su infancia. De los cuatro… pero…
Ahora Kyle salía con Eric… y a él, aquel pelirrojo le partió el corazón como no tenia idea. Jamás le dijo nada, pero… aun así, sentía que lo odiaba. Y odiarlo lo hacia odiarse a si mismo. Así que terminó ahí, con las rodillas contraídas contra su pecho y los ojos inundados de llanto. Como siempre, un tipo depresivo…
Kenny llegó hasta ahí, lo abrazó y se recostó a su lado.
Siempre, Kenny estaba ahí. Junto a él.

Pero Kyle es feliz ahora… y yo creo que no podré seguir… – Cerró los ojos con fuerza, entonces sintió aquel abrazo volviéndose mas intenso. – En verdad se que se merece estar con quien quiere, pero yo…

Kenny cerró los ojos con una sonrisa. Jamás había notado lo tierno que Stanley resultaba. Era tan franco, honesto con todos esos sentimientos desbordándolo, dándolo todo a pesar del dolor y del futuro. Vivía con verdadera pasión todo lo que hacia… quizá el podría hacer algo así alguna vez…

Duele… aun así, duele… – Pronunció en un susurro. Stan agachó su cabeza y la escondió en el pecho del rubio. Si, era eso… seguía doliendo. – Solo queda, supongo… resignarte… – Sugirió el rubio, con una voz que sonaba cargada de dolor… pero inmediatamente, Stan alzó la mirada, llena de un brillo que Kenny jamás había visto.

Claro que no… yo, jamás dejaré de amar, Kenny… me voy a enamorar, mucho. Se que pienso que voy a morir ahora, pero… en 10 años… en mi vida, nada de esto será importante…

Kenny se quedó ahí, congelado. Observando a su amigo hablando de esa forma en quien nadie nunca le habló.
Siempre, tuvo que amar a otros para sentirse menos desplazado, pero…

a el jamás lo amaron.

Enamorarse mucho…
¿Estaba avanzando?, ¿eso decía Stan?... pero seguía doliendo.
Entonces, quizá… no estaba sintiendo amor real. Esas relaciones no eran avanzar…
No lo eran.

Cerró sus ojos y sonrió. Aun en toda esa oscuridad, Stanley lo notó… era Kenny.

La voz de Kenny…

O–O–O

– ¿Y no les dijo nada mas? – Stanley estaba recostado en una cama bastante grande… reconocía las paredes, pero no eran suyas.

Abrió los ojos lentamente, con cansancio. Aun tenía fiebre, mucha… pero no estaba del todo delirante.

– Solo llegó aquí, me mando al carajo el muy marica y se desmayó en la puerta…

Entonces Stan sintió una mano acariciando su frente. Era su supermejoramigo.

– ¿Y esas hojas que son, Kenny?... Stan las traía en sus manos.

– Damien me marcó, las estaba buscando por todas partes… y no encontraba a Stan…

– ¿Y tu donde estabas, pobretón? – Eric se recargó en el marco de la puerta, Kyle seguía "cuidando" de Stan. Eso le incomodaba bastante. Kenny tomó las hojas arrugadas, algunas destruidas por la lluvia y la nieve, y las desarrugó tanto como pudo.

– Tuve que ir a comprar algo… ¿crees que debemos llamar al doctor, Khal?

El pelirrojo volvió a tocar la frente de Stan y de pronto notó que su amigo ya tenia los ojos abiertos.

– ¡Oh, Stan!, ¡nos preocupaste mucho, amigo! – Kenny se alzó de golpe de su silla y corrió hasta la orilla de la cama, sostuvo la mano de Stan con ternura y lo observó consternado.

– ¡Stanley!, ¿que carajo pensabas?

– Vamos… – Murmuró el castaño, tomando a Kyle por el brazo. Claro que el pelirrojo estaba preocupado por su amigo, pero Eric comprendía que ese momento no era apropiado para estar todos ahí rodeándolo… ¿Cómo lo sabia?... por esas hojas que Kenny sostenía entre sus manos.

– Pe…pero

Y casi a rastras, el castaño sacó de ahí a su judío de cabello bombacho.

Kenny sostuvo la mano de Stan por unos segundos mas, acariciándola y formando pequeños círculos con sus dedos… después la dejó del todo y se sentó donde antes estuvo Kyle. Mirando de esa forma, directamente al moreno.

– ¿Que ibas a hacer con esto? – Mostró los papeles al ojiazul. Stan se cubrió con la sabana hasta la nariz. Como si eso fuera a protegerlo… – Stanley. – Sentenció el rubio, finalmente se dejó caer sobre el respaldo de aquella silla. Supuso que era mejor dejar las cosas como estaban. Una vez que Stan se recuperara…

– Quería… dárselas.

Fue todo lo que pudo abogar.
Kenny se quedó como piedra. Miró directamente esos ojos azul rey. No podía estar… no, primero debía dejar las cosas claras.

– ¿Dárselas a quien, Stan? – El rubio jaló la silla para estar más cerca de Marsh. Stan entrecerró los ojos y respiró hondo. Era mejor dejar las mentiras…

– A quien le correspondieran… pero… al final, no pude hacer nada… no sé a quien amas mas en el mundo. – Kenny abrió sus ojos celestes con sorpresa. – No se quien es tu "amado inmortal"… y pienso que no es justo… – De pronto, sus ojos se llenaron de lagrimas. Siempre terminaba de esa forma, llorando por alguien… primero Wendy, después Kyle y ahora… – Tu eres tan bueno… con todo el mundo, ¡hasta con quien no deberías!... y aun así… a pesar de todo, tu… ¡sigues enamorándote!...

Kenny lo miró confundido, no tenia una condenada idea de lo que el otro chico intentaba decirle.

– Déjame ver si entiendo… tu… – Colocó las hojas sobre un taburete y se acercó hasta poder tomar la mano de Stan. El moreno estaba rojo por la fiebre, pero aun de no estar enfermo, su rostro se hubiera teñido. – Tu encontraste estas hojas… y comenzaste a indagar en algo que no te importaba – Hizo énfasis en lo ultimo. Stan movió la cabeza afirmativamente, con pena, claro está. – ¿Y llegaste hasta…?

– Damien… – Kenny cerró los ojos con vergüenza. Definitivamente no deseaba que Stanley conociera su vida junto al moreno. Suspiró cansado, tendría que vivir con esa pena… – Y Butters… – Aceptó Stan con pena. Kenny se puso ligeramente azul… ¡definitivamente no deseaba que supiera sobre su relación con Butters!... no quería que pensara que era un monstruo… pero, ya no había opción… – Eh…

– Bueno, eso, Stan…

– También con Craig… – Terminó de reconocer con pena, cubriéndose con la colcha por completo.

El aura de Kenny se tornó oscura…

No… no podía… no a Tucker.

– Y… Clyde… – Dijo en un susurro, ya oculto por completo bajo las sábanas.

Kenny se cubrió el rostro rojo de vergüenza y lo ocultó entre sus manos, lo que resultaba hasta ridículo pues Stanley no podía verlo oculto bajo esas sabanas.

– ¿Alguien mas? – Preguntó resignado. Jamás imaginó las canas que Stanley le sacaría con aquella relación.

Pero, ¡rayos!, como lo amaba…

– No… eso fue… ¡ah!, ¡Damien me dijo algo sobre Cartman!

Kenny lo observó con terror y tan pálido que parecía a punto de desmayarse también. Stan saltó por debajo de las sabanas y se sentó sobre la cama, recargándose en el respaldo de la cama.
Antes que el rubio pudiera decir algo, Stan habló.

– ¿Por qué me ocultaste cuan deprimido estabas?, Kenny… no puedo creer que tu y el culón no me hayan dicho nada… ni siquiera Butters.

Kenny entonces volvió a la normalidad y suspiró aliviado.

– ¿Eso?... bueno, yo… no quería ser una carga para nadie… por eso yo… – Sonrió mas tranquilo. Stan lo observó… el también quería ser amado por él, lo era, pero… ¿era suficiente? – Les pedía los tres que no mencionaran nada… no pasó a mayores, por eso…

– ¡Te amo, Kenny! – Interrumpió con un grito. El rubio saltó de la silla, completamente asustado.

– ¿Eh?

– Y no me importa si no puedes olvidar a quien dedicaste toda una sinfonía, yo… te amo, verdaderamente… te amo, todo el tiempo, yo te amo, todos los días y de todas las formas, me levanto pensando cuanto te amo… y te amo tanto que… se que, después de ti, no podre seguir enamorándome… no podré…

Kenny suspiró.
Con los años, Stan se había vuelto más apuesto, pero también más llorón. Eso le gustaba, pero… había ocasiones en que lloraba sin razón.

– ¿Terminaste? – Ofreció un pañuelo que encontró en el taburete… de pronto ambos miraron el objeto con asco. Solo Dios sabía para qué carajo lo usarían Cartman y Kyle. – Perdona eso…

– Si…

– Bueno, si terminaste… ahora es mi turno de reclamar… – Stan agachó la cabeza apenado. Era cierto, no tuvo ningún derecho sobre la vida privada de su novio… merecía lo peor. Cualquier cosa que Kenny dijera, se la tenía bien merecida. Cerro los ojos con fuerza… no quería terminar… no quería… – ¿Quién te crees…

Oh no… iba a decírselo.

– …para ir por ahí…

¡Iba a dejarlo!

–…diciendo que no te amo?

Abrió los ojos en un segundo.

– ¿Que?

– ¡Torpe! – Con las hojas dobladas como papiros, Kenny dio un leve golpe sobre la cabellera morena de Stan. Este lo observó estupefacto. – Tu eres a la persona a la que amo ahora… ¿no es suficiente para ti?, no importa a quien haya amado en el pasado, ni como… porque ahora, JUSTO EN ESTE MOMENTO, a quien mas quiero es a ti… no tienes porque pensar que te dejaré. Todo terminó, Stan… a quien estas hojas pertenecen… llegaron.

– ¿Pero que…? – Stan miró aquellos papeles incrédulo. – ¿Hablas en serio?

– Así es… pero me rechazaron… y gracias a eso pude seguir "enamorándome", pero Stan… la fuerza con la que quieras a alguien en el pasado no es relativa de ninguna forma… no tenemos un "medidor" de amor. No hay límites… y si quieres, amas a alguien mucho, no significa que no puedas amar a nadie mas de esa forma… – Acercó su rostro hasta Stan y besó su nariz… tiernamente… entonces Stan… Stanley Marsh…

Bueno, fue Stan.

– NSJFGDSKVBFJKVB – Vomitó al instante contra Kenny.

El rubio contrajo sus labios… era lo mas repulsivo que le había sucedido… y había sido la puta de South Park, haciendo de todo por dinero.

– Y yo a ti… – Dijo después de pasar la manga por su boca. Stan seguía temblando por la fiebre, así que se recostó cansado después de sacar a relucir su "asqueroso" amor. – Y, Stan…

– ¿Si? – El moreno se recorrió un poco del colchón para dejar que el otro se recostara a su lado, pero por encima de las sabanas.

Kenny lo abrazó con fuerza y colocó su cabeza sobre el pecho de Marsh. Stan se tiñó de rojo, pero contuvo su deseo de vomitar en esa ocasión.

– Justo ahora… y para siempre, si me lo permites o no… tu eres mi amado inmortal.

Stan sonrió… quizá iba a morir en ese momento, pero… ¿ya que más daba?
Si un hombre que jamás muere es capaz de quererlo el resto de su vida… entonces nada superaría eso.

O–O–O–O

– ¡Hey!, ¿que haces aquí, pobretón?

La escuela estaba por completo vacía, eran las vacaciones de invierno, pero algunos alumnos estaban castigados, tal como Eric y Kenny, y debían tomar cursos de invierno. Aquel día no era necesario que el rubio fuera, pero igualmente estaba ahí.
Solos en medio del jardín delantero, Eric y Kenny esperaban a que el castaño terminara de atarse las botas.

– Te amo…

Soltó sin más el rubio.
Eric permaneció agachado unos segundos mas, terminó de atarse las botas y alzó la mirada. Estaba extraordinariamente calmado. Kenny en cambio, tenía puesto una chamarra parecida a la que usó durante su infancia. Cubriéndose el rostro por completo, el ojiazul tenía la mirada agachada y las manos ocultas en los bolsillos de su pantalón. Entonces sacó un conjunto de hojas dobladas como un pequeño cuadrado.

– ¿Es en serio? – Entonces Cartman tomó con suavidad el corro con peluche café que cubría el rostro del otro chico, lentamente lo bajó y miró directamente al otro. Kenny estaba todo sonrojado. Eric lo miraba con seriedad, Kenny jamás lo había visto tan calmado.

– Si, ¡yo, lo sé!, ahora tu estas con Kyle… y él terminó a Stanley por ti, pero yo… no puedo, ni siquiera ahora puedo… ¡te juro que lo he intentado, PERO!

Eric sonrió amablemente, como jamás lo había hecho. CON NADIE, ni siquiera con su judío…
Y eso fue…
Porque Kenny era especial.
Pero no como él deseaba o merecía, quizá.
Sino como su mejor amigo.

Tomó las hojas lentamente y las abrió… eran, ¿música?

– Las hice pensando en ti… tu… me inspiras esto… – Reconoció Kenny, con leves lagrimas en sus mejillas.

El paisaje estaba forrado de blanco, las calles, los techos de las casas y los coches. La brisa fría se colaba por todos los orificios de la ropa y un pequeño entumecimiento se sentía en sus pies. Sin importar el frio que sentía sobre la puta de su nariz, o como sus mejillas dejaron de sentir.
El no podía pensar en nadie que no fuera Eric Cartman, ahí, frente a el, con su corazón entre sus manos y el conocimiento que podría darle el cielo…

O terminar de matarlo.

– ¿Por eso tu…? – Cartman cerró de nuevo las hojas y miró aquellos ojos celestes, tan claros, que poseía su amigo. Siempre le parecieron extraordinarios.

– Yo… no creí que fueras tu quien me encontrara… pero, ¡no quiero ser una carga para ti!

– ¡Kenny! – Con aquella voz que hacia cuando niños, Eric puso su mano sobre el hombro de su amigo y vio en su mirada un brillo precioso, magnifico… pero incorrecto. – Tu nunca vas a ser tal cosa… – Abrió la mano del rubio y puso ahí de vuelta las hojas. Entonces el brillo en sus ojos desapareció. Y comenzó a llorar irremediablemente… como un niño pequeño. Rompería el corazón de cualquiera, pero Eric sabía que engañarlo sería más cruel a la larga y ya todo estaba dicho entre ellos 4. – Yo amo a Kyle.

– Pero… – Sabia lo desgarrador que era para su mejor amigo decirle eso, pero… – Yo también te puedo hacer feliz… – Comenzó a negociar… eso solo le partía el corazón mas.

Eric Cartman jamás se sitió tan miserable en su vida… pero tenía la obligación…

– No, no puedes… porque lo quiero a él… y tú, siempre serás mi amigo.

– ¿Por qué? – Preguntó Kenny con el llanto empapando sus mejillas, aquellos cabellos hermosos pegados a su rostro y un nudo en la garganta que lo hacia parecer mas como un pequeño ángel al que arrancaban las alas lenta y dolorosamente.

– Porque yo quiero que así sea… perdóname, Kenny. No te quiero. No puedo…

Así terminó su romance más largo hasta ese momento…
Y para él sería difícil creerlo, pero… aquella noche, recostado junto a un sujeto que no hizo sino vomitar frente suyo, indagar en su pasado, recordarle los desamores vividos y preocuparlo de muerte, sería más que un Amado Inmortal, su verdadero primer amor.

….

Pues repito lo dicho antes… muchas gracias por seguir este Fic hasta este capitulo (no son muchos, ¡pero vaya que me tardé! Y ahora, a revisar a ver si no dejé otros fics inconclusos por ahí…)
Cuidense y ya nos leeremos después.

By: Roglia15