Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de la multimillonaria J. K. Rowling, yo sólo los secuestro de vez en cuando.

Nota de la autora: dedicado a lunita; Melshuu ,cookievainillacacao, Alice Lovegood.


Capitulo 8. Domingo.

James bostezó y se llevó la mano derecha a la cara, había pasado buena parte de la noche en vela pensando la mejor forma de hacerle ver a Lily que estaba enamorada de él, pero no se le había ocurrido nada. Abrió los ojos lentamente para encontrarse a Lily durmiendo frente a él por lo que no pudo evitar sonreír, verla ahí durmiendo en su cama lo hacía tan feliz de tantas formas que no podía explicarlo. Se colocó de lado y apoyó la cabeza sobre el brazo, con su mano libre se puso a acariciar la mejilla de la chica que seguía durmiendo.

Lily hizo un extraño ruidito antes de acercarse a él y recostarse sobre su pecho, el castaño la envolvió entre sus brazos y se dejó llevar por su perfume. Podría permanecer así días, años e incluso siglos.

- Estás enamorada de James. ―susurró el castaño al oído de la pelirroja, estaba desesperado así que, ¿por qué no probar con mensajes subliminales? ―Quieres a James, quieres a James.

Lily frunció el ceño y enfadada le pegó un puñetazo en el pecho, James sorprendido se separó de ella esperando a que la chica le gritase pero para su sorpresa la pelirroja aún seguía dormida. La chica se revolvió durante un rato como si estuviese peleando con un enemigo invisible hasta que de repente se detuvo y se abrazó a James.

- Estúpido Potter, pervertido. ―murmuró Lily, James levantó las cejas ¿por qué se suponía que era un pervertido? ¿y qué clase de cosas soñaba con él? El merodeador sonrió con malicia, si lo llamaba pervertido que fuera por una buena razón.

James se separó lo suficiente de Lily para poder verle el rostro, le colocó las manos sobre las mejillas y la besó.

- ¿Quieres reconocer de una maldita vez que me quieres?.―murmuró James separándose de los labios de la pelirroja para abrazarla de nuevo. ―Aunque no lo creas, estoy empezando a desesperarme.

James cerró los ojos y atrajo a Lily aún más hacia él, esperando poder dormir un par de horas más. Sin embargo, Lily se movió y se rascó la nariz antes de bostezar y comenzar a estirarse; James se llevó las manos a la cabeza y se acarició la sien, a la mierda su intención de dormir un poco más.

- Buenos días.―dijo James con voz ronca, Lily abrió los ojos de golpe para encontrarse la cara del merodeador a escasos centímetros de la suya; la pelirroja se puso color tomate para luego pegarle un empujón y hacerlo caer al suelo. ―¿Te importaría dejar de tirarme de la cama?

- ¡La culpa es tuya! ¿Por qué tienes que estar siempre tan cerca? ―preguntó Lily haciendo aspavientos con las manos, James se puso en pie ágilmente para luego sentarse en la cama.

- ¿Qué pasa Evans, te pongo nerviosa? ―curioseó James echándose hacia adelante para quedar cerca de ella, Lily puso los ojos en blanco.

- No, es sólo que no me gusta que estés tan cerca.―explicó la chica echándose hacia atrás.

- ¿Es porque hago que tu corazón se acelere y te den ganas de abalanzarte sobre mí, verdad? ―expuso el merodeador, Lily respiró hondo tratando de ganar paciencia, pero si fuese una persona con paciencia no hubieran llegado a estar encadenados.

- ¡No!

- Evans, no seas tímida; si yo se que estas enamoradísima de mí.―dijo James guiñándole un ojo de forma pícara, Lily agarró la almohada y comenzó a pegarle.

- ¡Que no estoy enamorada de ti!―chilló la pelirroja golpeándolo con fuerza mientras James rodaba por la cama cuál croqueta para esquivarla, la pelirroja harta de que el chico diese vueltas y se librase de sus golpes se puso en pie con tan mala suerte que James chocó contra ella y la hizo perder el equilibrio; no obstante el merodeador tuvo buenos reflejos y tiró de la cadena hacia él para que Lily cayese encima suya. ―¡Ohhh! Acabas de salvarme la vida.

- Lo sé. ―contestó el castaño con orgullo, Lily intentó levantarse pero James de un rápido movimiento cambió sus posiciones quedando ella tumbada bocarriba con él por encima. ―Acabo de salvarte la vida, ¿no crees que merezco un agradecimiento?

- Gracias. ―contestó la pelirroja con sinceridad.

- No me refería a ese tipo de agradecimiento.―respondió James con una sonrisa pícara mirando fijamente hacia los labios de la pelirroja, Lily al darse cuenta de lo que quería el castaño se sonrojó y comenzó a revolverse. ―Venga Evans, si lo estás deseando.

- ¡No! ―exclamó Lily poniéndose aún más roja al ver cómo James la sujetaba de las muñecas para impedir que siguiera pegándole puñetazos en el pecho. ―¡Suéltame, maldito degenerado!

- Pues deja de pegarme ―dijo el castaño con voz seria, Lily lo fulminó con la mirada para luego ponerse a murmurar insultos contra él por lo que el castaño puso los ojos en blanco. ―¡Deja de murmurar, me pones de los nervios!

- Te fastidias porque no pienso callarme, ojalá se te explote el cerebro al escuchar mis quejas y así te mueres y ya nadie tiene que soportarte nunca nunca ja..

Pero Lily no pudo seguir deseándole la muerte ya que los labios de James estaban sobre los suyos impidiéndole pronunciar palabra alguna. Como las veces anteriores, tuvo unos segundos de indecisión antes de dejarse llevar por el suave y cálido contacto de los labios del chico, tenía que reconocer que James sabía lo que hacía cada vez que la besaba ya que conseguía activar todas las células de su cuerpo. Sintió como James iba liberándole poco a poco las muñecas mientras profundizaba el beso cada vez más, una vez libre, pasó las manos alrededor del cuello del chico y lo atrajo más hacia ella.

Sabía que tenía que detener eso, pero no podía; su mente estaba en blanco y su cuerpo, bueno su cuerpo había empezado a actuar por su cuenta. Poco a poco y con mucha fuerza de voluntad fue recuperando el control de sus acciones; como primera medida impidió que James siguiera subiéndole la camiseta del pijama para a continuación comenzar a separarse poco a poco de él. En cuanto se separaron ambos se pusieron a respirar agitadamente y el merodeador se tumbó bocabajo a su lado mirándola de reojo; Lily se quedó tumbada dónde estaba mirando hacia el techo y colocándose la camiseta que el chico sin saber cómo había conseguido subir hasta dejarle la barriga al aire.

No sabía si estaba enamorada de él pero lo que sí tenía claro era que James Potter causaba el caos en su mente y alteraba su cuerpo a niveles hasta ahora desconocidos para ella. Suspiró, realmente se alegraba de que el castigo se terminase hoy; necesitaba alejarse de él y poner en orden sus sentimientos. Para ella estaba más que claro que James le gustaba, no hacía falta ser un genio para interpretar las señales que su cuerpo le enviaba cada vez que el chico la besaba, ahora el punto era saber si lo que sentía era pura atracción o realmente estaba enamorada de él.

- Evans, ¿qué piensas? ―preguntó James con interés al ver a Lily tan seria, normalmente después de besarla le gritaba y entraba en cólera pero esta vez se había quedado callada algo que lo tenía bastante preocupado.

- Que como vuelvas a acercarte a mí te patearé el culo. ―murmuró Lily con enfado, James dibujó una sonrisa y se colocó de lado para contemplar a la pelirroja que todavía miraba hacia el techo. ―Eres un pervertido Potter.

- La culpa es tuya Evans, ayer te dije que como murmurases te besaría y yo siempre cumplo mis amenazas.―comentó James con orgullo esperando a que ella voltease hacia él y le soltase alguna bordería a gritos pero la chica se quedó en silencio. ¿Pero qué le pasaba? Estaba empezando a preocuparlo de verdad.

- Potter. ―susurró Lily, James la miró con interés, ¿habría aceptado al fin que estaba enamorada de él?

- ¿Qué? ―preguntó el merodeador tumbándose bocarriba y tanteando la mano de la pelirroja.

- Tenemos que ir a ver a Dumbledore.―recordó Lily con voz seria.

- Lo sé…―respondió de mal humor, ¿por qué le tenía que recordar que en unas cuantas horas iban a separarse? No quería separarse de ella, quería seguir durmiendo a su lado todos los días, incluso no le importaba escucharla farfullar insultos con tal de ver esos preciosos ojos verdes cada mañana

Se quedaron un rato en silencio tumbados y tomados de la mano hasta que escucharon a Peter y a Remus levantarse, momento en el que Lily se separó de él y se puso a sacar sus cosas del cajón de la cómoda que le había robado a James.

— ¡Qué sueño! ―saludó Peter levantando los brazos al cielo y estirándose en la cama. ―Me siento raro al no escuchar los gritos de Evans por la mañana.

Peter salió de la cama y saludó a Lily con la mano para luego meterse en el baño.

— ¡Yo no grito tanto! ―chilló Lily para luego taparse la boca con las manos, Remus soltó una sonora carcajada y James se acostó en la cama colocando los brazos tras la nuca.

— ¿Habéis visto a Sirius? ―preguntó Remus tras asomarse a la cama de su amigo para comprobar que no había nadie y que la cama estaba hecha.

— Estará por ahí molestando a alguien. ―respondió James despreocupadamente, que Sirius desapareciera no era habitual pero tampoco raro; seguramente se había quedado dormido en la sala común.

— No, dijo que tenía que hacer algo muy importante para evitar morir siendo tan joven y sexy. ―interrumpió Peter saliendo del baño.

— Ese Black.―murmuró Lily con diversión que tras colocar todas sus pertenencias sobre la cama miró hacia Remus. ―Remus, al final no te enseñé a jugar al ajedrez.

— No te preocupes, siempre podemos quedar una tarde para que me enseñes. ―propuso Remus con una sonrisa, James le lanzó una mirada asesina a su amigo. Iban a quedar por encima de su cadáver, si hacía falta ataría a Remus, lo amordazaría y lo encerraría en su baúl si así conseguía evitar que su pelirroja quedase con él a solas. ―Sirius, ¿dónde estabas?

El pelinegro no respondió, sino que como un alma en pena caminó hasta su cama dónde se dejó caer. Lily tiró de la cadena para obligar a James a levantarse y así poder ir a cotillear, cuando ambos llegaron se encontraron a Sirius acostado sobre la cama durmiendo.

— Black. ―llamó Lily golpeándolo con el dedo en la mejilla, Sirius sólo resopló y se giró hacia el otro lado.

— Déjame a mí, aún tengo que vengarme por dormir con nosotros.―James apartó a Lily con cuidado, luego se acercó al oído del pelinegro y gritó. ―¡Sirius! ¡Despiertaaaaaaaaaaa!

— ¡Ahhh! ¡No se lo digas a James, te juró que lo solucionaré! ―gritó el pelinegro poniéndose en pie de un salto para luego mirar confuso hacia los lados. James se cruzó de brazos, ¿no decirle el qué? Sirius parpadeó y examinó el dormitorio con detenimiento, al ver a James frente a él tragó saliva con nerviosismo y apartó la mirada de su amigo y se centró en Lily. ― ¡Evans, me da pena que hoy nos tengas que dejar!

— No trates de evadir el tema, ¿qué es lo que no puedes decirme? ¿qué hiciste? ―preguntó James con voz seria y un tanto amenazante, el castaño caminó hacia Sirius y el pelinegro retrocedió con miedo. ―Sirius.

— Nada, no tienes que preocuparte por nada. ―dijo el pelinegro revolviéndose el pelo, James entrecerró los ojos y se cruzó de brazos. ―Bueno puede que hiciera algo, ¡pero ya está solucionado!

— Sirius…―murmuró James con enojo golpeando los dedos rítmicamente contra el brazo, el pelinegro se limitó a sonreír con nerviosismo para luego pasarse la mano por el pelo de manera frenética. ―No me obligues a sacártelo a la fuerza.

— Lily, ¿te vienes a desayunar? ―preguntó Remus captando la atención de la pelirroja.

— ¡Claro! ―exclamó Lily levantando la mano derecha al cielo para luego salir corriendo y arrastrar a James con ella.

— Gracias.―murmuró Sirius a Remus que ladeó la cabeza para restarle importancia. El pelinegro se quitó la chaqueta y se metió en el baño antes de que James recordase que lo estaba interrogando.

— Pues yo todavía no tengo hambre, así que no voy a ningún sitio. ―protestó James sentándose en la cama, Lily bufó molesta y se puso a tirar de la cadena sin embargo, la pelirroja no consiguió mover al chico ni un milímetro. ―Remus, puedes irte a desayunar sin nosotros; ya bajaremos más tarde.

— ¡Pero yo sí tengo hambre! ―se quejó Lily, el castaño cerró los ojos y se puso a silbar. ―¡Potter!

— Me levanto si luego vamos a dar una vuelta en mi escoba. ―propuso James abriendo un ojo y dejando de silbar.

— No.

— Pues entonces morirás de hambre. ―sentenció el castaño cerrando los ojos de nuevo, Lily lanzó un grito de frustración al aire y se puso a dar vueltas sobre sí misma hasta que acabó enredándose con la cadena.

— ¡Está bien! ―aceptó Lily intentando liberarse del enredo en el que ella sola se había metido, James se puso en pie contento y la ayudó a desenredarse. ―Y luego vamos a que Dumbledore nos quite esta dichosa cadena.

— Sí, bueno… ya veremos. ―James la miró con seriedad y la obligó a dar una vuelta sobre sí misma para liberar la pierna que tenía enredada con la cadena, al no conseguirlo la levantó sujetándola por la cadera y la pelirroja movió la pierna para finalmente liberarse por completo. ―Evans, ¿qué vas a hacer a partir de mañana sin mí?

Lily se quedó pensativa y James la colocó con cuidado en el suelo.

— Darme largos baños, hacer los deberes que no he hecho, estudiar, jugar con Sybil a las cartas, evitar que Charlie se cuele en tu dormitorio, hacer las rondas con Alice; ¡oh! y tengo que quedar con Zac para hacer el trabajo de Runas, ¡me había olvidado de eso! ―enumeró Lily con los dedos, James entornó los ojos, era una pregunta retórica, no tenía que contestarle; pero lo más importante era ¿quién es Zac?. ―Remus, ¿ya hiciste lo de Runas?

— Estoy en ello, pero te recomiendo que quedes cuanto antes con Greyson. ―dijo Remus poniéndose la camisa y entrando al baño justo cuando Sirius salía.

— ¿Zac Greyson? ¿De qué me suena ese nombre? ―murmuró James para sí mismo.

— Te suena porque hace un año le lanzaste un hechizo que le infló la cabeza durante una semana.―informó Peter, James chasqueó los dedos y asintió. Había pillado al ravenclaw hablando con sus amigos de lo buena que estaba Lily y en un arrebato le lanzó varios hechizos que tuvieron como consecuencia que su cabeza se inflase como un globo.

— ¡¿Fuiste tú? ―gritó Lily señalando con el dedo al merodeador, James se revolvió el pelo y le dio la espalda a la pelirroja. ―Potter, te he dicho un millón de veces que no puedes lanzar hechizos a la gente porque te dé la gana.

— No fue porque me diera la gana, se lo tenía merecido. ―protestó el castaño, Lily rodó los ojos y comenzó a cambiarse de ropa al igual que el merodeador.

Sirius miró hacia Peter y en cuanto Remus salió del baño los tres se marcharon dejando a Lily y James cambiándose de ropa en silencio. En cuanto ambos terminaron abandonaron el dormitorio y caminaron hacia el gran comedor mientras James la interrogaba sobre cuál era su relación con Greyson.

— ¿A qué vienen tantas preguntas? ―se interesó Lily harta de las preguntas del merodeador.

— Mira allí está Chang.―indicó James señalando hacia la china que estaba sentada frente a Sirius, Lily feliz saludó a su amiga y corrió hasta ella por lo que James tuvo que hacer lo mismo para evitar caerse.

— ¿Y Charlie? ―preguntó Lily sentándose al lado de Sybil.

— Durmiendo. ―contestó la china untando mermelada de fresa en una tostada y entregándosela a Lily, la pelirroja la aceptó y le dio un mordisco.

— ¿Todavía? ―se extrañó Lily, Sybil se encogió de hombros y Lily entrecerró los ojos, Charlie no era una persona que durmiera mucho, además la rubia siempre se levantaba temprano para poder coincidir con James en el desayuno. ―¿Le has hecho algo?

Sirius se atragantó y comenzó a toser con fuerza por lo que Peter se puso a darle fuertes golpes en la espalda. Lily los ignoró y centró su mirada en Sybil que con tranquilidad untaba mermelada en el pan.

— Sirius, ¿estás bien? ―se preocupó Peter al ver como el pelinegro le arrebataba el vaso de agua a Remus y se lo bebía de un trago.

— Potter, ¿me alcanzas el zumo? ―preguntó Sybil con tranquilidad, James se estiró y le pasó la jarra de zumo a la china que vació parte de su contenido en su vaso y en el de Lily. ―No le hice nada, estará cansada.

— La última vez que dijiste que no le habías hecho nada me la encontré atada a una silla dentro de la bañera. ―recordó Lily cortando un croissant a la mitad para rellenarlo mantequilla, jamón y huevo.

— Fue su culpa, se puso muy pesada. ―contestó Sybil viendo como James le quitaba el croissant a Lily y se lo comía él.

— Esto está buenísimo, quiero más. ―ordenó James apartando el tazón con cereales que tenía frente a él, Lily le lanzó una mirada asesina y se puso a untar mantequilla en una tostada.

— Háztelos tú mismo.

— Evans, no seas tímida; yo se que eres feliz haciéndome de comer.

— No.

— Claro que sí, todas las chicas son felices cuando le hacen la comida a los chicos de los que están enamoradas.―Lily chilló exasperada antes de meterle por la fuerza una tostada a James por la boca causando las risas de todos los que estaban a su alrededor.

— No estoy enamorada de ti. ―murmuró Lily cruzándose de brazos con enfado y sonrojada al ver cómo todos los alumnos de Griffindor los miraban con diversión, James le dio otro bocado a la tostada mientras saludaba a los alumnos.

— Está loquita por mí, lo que pasa es que le gusta hacerse la difícil―susurró James mirando hacia los alumnos de segundo que se pusieron a murmurar entre ellos.

— Amorcito. ―Charlie apareció de la nada y se abrazó a James por la espalda, a continuación de un rápido movimiento se sentó sobre él y lo besó apasionadamente mientras un estupefacto James trababa de separarse de ella, cuando lo consiguió la chica se acercó a su oído y comenzó a mordérselo. ―Bajo la túnica no llevo nada.

Ante la confesión de la chica James sintió un escalofrío recorrerle la espalda y apreció como sus manos sudaban. Muy asustado miró a Lily que observaba la escena con la boca abierta y con los ojos echando chispas, incluso celosa era bien linda. Agitó la cabeza, no era momento para pensar lo guapa que era su pelirroja. Tenía que deshacerse de la loca de Cooper cuanto antes.

— ¡Desmaius! ―exclamó Sybil haciendo que Charlie perdiese el conocimiento y cayese como un peso muerto sobre él, James con cuidado la depositó sobre el suelo justo a tiempo para ver como la china se subía sobre la mesa y agarraba a Sirius del cuello de la camisa y comenzaba a agitarlo y a insultarlo en chino mientras su amigo balbuceaba. ―¿¡Qué rayos le diste esta vez tarado!

— ¡Sybil, cálmate! ―pidió Lily a gritos intentando llegar hasta su amiga pero James se lo impidió tirando de la cadena; por suerte Remus y Peter agarraron a la china como pudieron y la separaron de Sirius, Sybil al ver que la separaban tomó un tenedor y se lo lanzó a Sirius que lo esquivó por los pelos. ―¡Quieres relajarte!

— Está bien, me relajo. ―masculló la chica resoplando para apartarse un mechón de pelo de la cara, respiró hondo y cerró los ojos; en cuanto los abrió intentó liberarse de los dos chicos pero fracasó. ―Estoy bien, podéis soltarme.

— Lo siento Chang, pero no vamos a soltarte. ―comunicó Peter sujetándola del brazo con fuerza; Sybil se encogió de hombros y miró hacia James.

— No importa, Potter lo matará por mí. ―dijo Sybil guiñándole un ojo a Sirius y mandándole un beso; el pelinegro comenzó a darse cabezazos contra la mesa.

— Sirius. ―llamó James entre dientes con voz fría.

— Esto…yo…bueno… es una historia muy graciosa ya veréis como nos vamos a reír un montón. Resulta que hace tres años hice un filtro de amor con cabellos de James que por cosas de la vida acabó bebiéndose Cooper, ¿a qué es divertido?―explicó el pelinegro atropelladamente mirando con ojos tristes a James, el castaño siguiendo el ejemplo de Sybil saltó sobre la mesa y agarró a Sirius por el cuello de la camisa.

— ¿¡Me estás diciendo que llevo tres años soportando el acoso de Cooper porque tuviste la magnífica idea de darle una poción de amor? ―gritó James zarandeando a Sirius como si fuera un muñeco, Lily que había tenido que seguir a James a la fuerza miraba asombrada al pelinegro.

— Bueno yo no se la di, ella cogió el vaso de Evans que era dónde estaba la poción y se lo bebió; técnicamente fue culpa de Cooper.―James puso los ojos en blanco y Lily lanzó un grito escandalizada.

— ¿¡Y se puede saber por qué hiciste semejante idiotez!. ―preguntó James a gritos

— Pensé que sería divertido.―explicó Sirius en susurros sintiendo como el aire comenzaba a faltarle, los ojos verdes de Lily brillaron con ira.

— ¡Yo lo mato! ―exclamó la pelirroja apartando a James para ponerse ella a ahorcar a Sirius, pero al ver que no tenía la fuerza suficiente para hacer sufrir al chico usó la cadena que la unía a James para ahorcarlo.

— Remus, ayuda. ―rogó el pelinegro cuando su cara comenzó a ponerse violeta pero Remus negó con la cabeza por lo que Sirius miró hacia Sybil con cara suplicante.

— Lil, lo necesitamos con vida para que nos ayude a hacer el antídoto; además, en cuanto Charlie sea consciente de lo que ha pasado, lo matará. ―intervino la china, Lily entrecerró los ojos y tras meditar las palabras de su amiga unos segundos liberó a Sirius que se puso a tomar grandes bocanadas de aire.

— Sybil, ¿de casualidad no llevarás toda la semana haciendo antídotos para Charlie? ―inquirió la pelirroja bajándose de la mesa de un salto y mirando hacia la china que asintió. ―¿¡Por qué no me lo dijiste! ¡Sabes que soy mucho mejor que tú en pociones!

— Estabas encadenada a Potter, y Black se empeño en que no se enterará, además pensábamos que entre los dos podíamos conseguir un antídoto sin problemas. ―ante la explicación de Sybil, James volteó hacia Sirius y le pegó una colleja. ―Lo siento, debí avisarte en cuanto me enteré.

— No pasa nada, la culpa la tiene Black por ser imbécil. ―contestó Lily pegándole un coscorrón a Sirius que se rascó la cabeza dolorido. ―¿Sabes? Ahora que lo pienso, fue realmente extraño que de repente se enamorase locamente de Potter.

Todos se quedaron en silencio pensativos, la verdad era que los cinco habían notado que el comportamiento de Charlotte era bastante extraño, y ese enamoramiento tan repentino que tuvo hacia James fue bastante sospechoso pero ninguno se planteó nunca el que pudiera estar bajo los efectos de un filtro amoroso. Los cinco voltearon hacia Sirius y le lanzaron miradas asesinas para luego uno a uno darle un coscorrón.

— ¡Ay! ―protestó el pelinegro acariciándose la nuca. ―¿Por qué os enfadáis? Llevo una semana intentando arreglarlo.

— Si, ¡después de estar tres años sin hacer nada! ―exclamó James ayudando a Lily a subir sobre la mesa para poder regresar a su sitio, tras ellos subió Sybil que se sentó al lado de la pelirroja.

Los seis jóvenes continuaron desayunando no sin lanzar algún que otro comentario hiriente a Sirius que tuvo que comer en completo silencio. En cuanto todos terminaron, Sybil con ayuda de Sirius recogió a Charlie del suelo y se la llevaron rumbo a los dormitorios femeninos.

— Señor Potter, señorita Evans. ―saludó el director Albus Dumbledore cuando ambos caminaban hacia la salida, el director contempló la cadena que los unía antes de esbozar una sonrisa. ―¿Un caramelo de limón?

— No, gracias.―contestó James rápidamente tirando de Lily, el que Dumbledore hubiese ido a saludarlos sólo quería decir una cosa: iba a cancelar el hechizo; y eso él no podía permitirlo. Sabía que hoy terminaba, pero él decidía cuándo y separarse de Lily justo después de desayunar no entraba en sus planes.

— ¿Nos va a levantar el castigo ya? ―preguntó Lily acercándose al director y tomando un par de caramelos, James la fulminó con la mirada. Dumbledore asintió y sacó la varita de la manga izquierda.

— ¿Tiene algo que decir, señor Potter? ―se interesó el director mirando hacia el castaño, James tragó saliva y miró hacia Lily, la pelirroja lo miró expectante y él negó con la cabeza. ―Bien, Evans levante el brazo derecho y Potter el izquierdo.

Ambos jóvenes hicieron lo que el director les ordenaba y James vio como la cadena se convertía en un brillante dragón que tras rugir se desenroscó de sus muñecas para luego evaporarse dejando un pequeño halo de luz que poco a poco iba desapareciendo. Lily se acarició la muñeca derecha y con una sonrisa volteó hacia James que mostraba una mueca de disgusto.

— ¿No estás contento? ―preguntó la pelirroja, James sonrió con tristeza y asintió.

— Le consideraba una persona más valiente señor Potter. ―indicó el director con media sonrisa, James miró con sorpresa al director mientras Lily miraba alternativamente a James y al director sin entender nada. ―Que tengan un buen día.

— ¿Qué ha querido decir con eso? ―preguntó Lily mirando hacia el castaño que se revolvía el pelo con energía. ―¡Potter!

— ¡No sé! ―mintió el castaño abandonando el gran comedor seguido de Lily que rápidamente lo adelantó y corrió hacia la sala común de Griffindor mientras cantaba alguna canción muggle.

Claro que sabía a lo que se estaba refiriendo el director; lo estaba llamando cobarde por no confesarle a la pelirroja sus sentimientos pero es que no era fácil decirle que la quería cuando ella estaba empeñada en que el dueño de su corazón era Remus.

James llegó a la sala común y la encontró medio vacía, subió las escaleras que conducían a su dormitorio y abrió la puerta de mal humor para luego cerrar de un portazo. De mala gana se tiró sobre su cama y se puso a mirar al techo, minutos después escuchó la puerta abrirse por lo que esperanzado porque fuera Lily se sentó sobre la cama.

— Ah, eres tú. ―masculló tumbándose en la cama de nuevo.

— Yo también me alegro de verte, prongs. ―saludó Sirius caminando hacia la cama del castaño deteniéndose frente a un cajón que contenía las pertenencias de Lily.

— ¿Qué haces con las cosas de Evans? ―preguntó James al ver cómo Sirius cogía la caja de las cosas de Lily.

— Llevarlas a su habitación como ella me ordenó. ―explicó Sirius caminando hacia la salida por lo que James lo siguió.

— ¿Y por qué no ha venido ella? ―James abrió la puerta para que Sirius saliera sin problemas, el castaño cerró la puerta tras sí y siguió al pelinegro.

— Porque Cooper se despertó y entre ella y Chang la estaban atando para evitar que fuera en tu busca. ―contó Sirius guiñándole el ojo a un par de chicas que quinto que los observaban con curiosidad. ―¿A dónde crees que vas?

Sirius se detuvo en mitad de las escaleras femeninas e impidió que James continuase subiendo, el castaño lo miró confundido e intentó subir pero el pelinegro se colocó en medio.

— Quiero subir, puedo ayudaros con la poción. ―contestó James con simpleza encogiéndose de hombros y metiendo las manos en los bolsillos.

— De eso nada; por desgracia la poción que le di aumentó su lívido y el verte no creo que le favorezca; tendrías que oír las guarradas que está diciendo que va a hacerte.―comentó Sirius con diversión dándole una palmada al castaño en la espalda.

James chasqueó la lengua molesto, él quería ver a Lily, ¡maldita sea! Escucharon un par de gritos seguido de obscenidades que los hizo enrojecerse a los dos, segundos después vieron como Lily abandonaba su habitación y se ponía a suspirar apoyada sobre la pared. James sonrió y caminó hasta la pelirroja, Lily más concentrada en sus pensamientos no se dio cuenta de la presencia del chico hasta que éste se colocó frente a ella.

— Evans, me prometiste que iríamos a montar en mi escoba. ―indicó James sobresaltando a la pelirroja cuyas mejillas se encendieron.

— Potter, ¿qué haces aquí? ―preguntó Lily con nervios; escuchar las guarrerías de Charlie la había dejado trastornada y había desatado (un poco) sus hormonas. ―¡Vete! ¡Tienes que irte!

— Yo mejor dejo esto dentro. ―comunicó Sirius entrando en la habitación de Lily con la caja, dejándolos solos.

— Yo…mmm…también tengo que volver, tengo que arreglar el desastre que causó Black, ya nos veremos. ―habló Lily con rapidez sin mirar a James, la pelirroja se dio la vuelta dispuesta a irse pero James le impidió marcharse y la arrinconó contra la pared. ―¿¡Que crees que haces?

— Venga Evans, una vueltita, si lo estás deseando.―dijo James acortando la distancia entre ambos, Lily negó con la cabeza incapaz de mencionar palabra alguna. ―Entonces, decidido; nos vamos a dar una vuelta.

James tomó la mano de Lily y caminó con ella escaleras abajo; sin embargo, la pelirroja se detuvo a mitad de camino.

— ¡No! Tengo que hacer la poción para Charlie. ―protestó Lily soltándose de James y caminando escaleras arriba, James enojado la tomó de la cintura y se la cargó sobre el hombro. ―¡Pero qué haces pervertido! ¡Suéltame!

— Ya harás la poción más tarde, Chang y Sirius pueden vigilar a la loca de Cooper.―contó James con voz tranquila mientras Lily pataleaba y le pegaba puñetazos en la espalda.

— ¡James Potter bájame ahora mismo! ―ordenó Lily con furia, el castaño chasqueó los dientes antes de detenerse y depositar a Lily en el suelo; la pelirroja encolerizada le pegó un puñetazo en el pecho para luego comenzar a subir las escaleras mientras murmuraba insultos.

— ¡Que no murmures joder! ―exclamó James caminando tras ella, Lily se dio la vuelta hecha una furia.

— ¡Vete a la…―James la calló como llevaba haciéndolo desde hacía un par de días, con un beso.

Esta vez Lily respondió sin dudarlo ni un segundo y antes de darse cuenta había saltado sobre James y había enroscado sus piernas alrededor de la cadera del chico que la sostenía sin problemas. Por una vez en su vida la pelirroja ignoró la vocecilla que le gritaba que se detuviese y profundizó el beso aún más, James ante la emoción de que la chica le respondiese con tanto ímpetu a punto estuvo de dejarla caer, pero afortunadamente se las arregló para apoyarla contra la pared y de esta manera evitar que se le escurriese.

— Y nosotros preocupados porque se estuvieran matando. ―dijo Sirius mirando hacia Sybil, la china miró hacia ambos chicos y se mordió el labio.

— Yo así no puedo, entre Charlie caldeando el ambiente y ahora estos dos dándose el lote, tengo las hormonas revolucionadas. ―murmuró Sybil mirando hacia Sirius con interés.

— Ya estabas tardando en sucumbir ante mi encanto y este cuerpazo que Dios me ha dado. ―dijo Sirius guiñándole un ojo a Sybil, la china rodó los ojos y luego centró su atención en Lily que poco a poco iba recuperándose el control de su cuerpo e iba separándose de James.

— ¡Lily! ¡Te recuerdo que tienes que hacer una poción! ―exclamó Sybil chasqueando los dedos frente a Lily como si estuviese intentando sacarla de una hipnosis.

— Déjalos, que a este paso en nueve meses tengo un ahijado.―comentó Sirius con diversión viendo con pena como Lily se bajaba de encima de James y lo apartaba de ella con un empujón. Sirius se giró hacia Sybil y la amenazó con la mirada. ―Por tu culpa no voy a ser tío.

— Cállate.―espetó la china pegándole un codazo en el estómago para luego centrar su mirada en Lily, su amiga estaba sumamente roja, acalorada y avergonzada ya que no había apartado la mirada del suelo en todo ese tiempo; a James no podía verlo puesto que el chico estaba dándole la espalda apoyando la cabeza contra la pared justo al lado de donde estaba Lily. ―Black, ¿me acompañas a la biblioteca a por libros que traten de antídotos?

— Pero si tú dormitorio está lleno de…¡ay!―Sybil le pegó una patada y Sirius se llevó la mano a la pierna, la china señaló con la mirada hacia Lily y James que seguían callados apoyados en la pared. ―¡Ah, sí! Vamos antes de que sea tarde.

— ¡No Sybil, espera! ―exclamó Lily sujetando a la chica en cuanto ella comenzó a bajar las escaleras con Sirius, Lily miró con ojos suplicantes a su amiga. ―No me dejes sola.

— Déjala que se vaya, tenemos que hablar.―interrumpió James con voz grave, separándose de la pared, Lily negó con la cabeza y comenzó a tirar de Sybil en dirección a su dormitorio. ―Evans.

— ¡No! ¡Déjame, necesito pensar y contigo alrededor no puedo hacerlo! ―gritó Lily perdiendo los nervios, James parpadeó sorprendido antes de dar grandes zancadas para colocarse delante de ella e impedir que siguiese subiendo con Sybil. ―¡Aparta!

— ¿¡Qué tienes que pensar? ―preguntó James a gritos, al ver a Lily tan confusa respiró hondo y trató de relajarse. ―Lily, estás enamorada de mí, quieras o no esa es la realidad y no puedes seguir negándolo.

— ¡Deja de decir eso! ―chilló Lily enfadada. ―Siempre dices "Evans, estás enamorada de mí" como si eso fuera divertido, ¡y no lo es! Dejó de tener gracia cuando me di cuenta de que podía ser verdad, tú… tú haces que se me nuble la mente cuando estoy contigo y cuando me besas el mundo deja de importarme, pero creo que para ti todo esto es una especie de broma con la que te gusta torturarme porque es imposible que sientas algo por mí. Además, ahora no tengo claro que es lo que siento por Remus, porque hasta hace una semana estaba convencida de que estaba enamorada de él, ¡así que por una vez en tú vida hazme caso y déjame en paz!

— Pero Lily yo…―intentó explicar James

— ¡No! ¡No quiero oírlo Potter! ―gritó Lily fuera de sí dándole un empujón para apartarlo de su camino, la pelirroja entró a su dormitorio tras Sybil y cerró con un fuerte portazo que hizo temblar Hogwarts.

James le pegó una patada a la pared para tratar de calmar su ira, él no estaba bromeando, de verdad la quería; sólo que le daba miedo de decírselo pero claro, nunca contó con que Lily pensase que era imposible que él se enamorase de ella. Suspiró irritado y apretó los puños con fuerza antes de bajar las escaleras femeninas.

— James mira que eres idiota. ―murmuró Sirius antes de correr tras su amigo.


— Os traje comida.―saludó Sybil entrando en la habitación con una bandeja repleta de comida, la china cerró la puerta con la pierna y caminó hasta Lily que estaba sentada sobre su cama leyendo una revista mientras en el suelo un pequeño cazo hervía a fuego lento. ―Podías haber bajado a almorzar, Potter no fue. Black me dijo que estaba en su habitación abrazando a la almohada mientras sollozaba tu nombre.

— Black es un mentiroso y no deberías juntarte con él, mira lo que le hizo a Charlie. ―contestó Lily tomando uno de los platos de la bandeja y señalando hacia la silla dónde tenían a Charlie atada y con un calcetín en la boca para que no pudiese hablar.

— ¿Y con quién querías que comiera? Tú estabas aquí encerrada escondiéndote de Potter, y a Charlotte no se la puede sacar mientras siga bajo los efectos de la poción.―explicó Sybil quitándole el calcetín de la boca a la rubia y poniéndole la bandeja de comida sobre las rodillas.

— Yo no estoy escondiéndome de Potter.―murmuró la pelirroja de mal humor, Sybil le lanzó una mirada de superioridad. ―Es sólo que no quería dejar sola a Charlie.

— ¡De eso nada! ¡Llevas todo el rato insultando a mi sexy y buenorro futuro marido! En cuanto lo vea, le voy a hacer el salto del tigre y…―Sybil se levantó y le metió un tenedor lleno de patatas en la boca.

— Por comentarios como este, tienes un calcetín en la boca.―dijo Sybil sentándose frente a la poción mientras Charlie se sacaba el tenedor de la boca y le hacía burlas a Sybil. ―¿Cuánto le queda a la poción?

— Una hora y media como mucho, pero es que luego hay que hacer otra para anular el filtro amoroso. ―explicó Lily, Charlie al escuchar la palabra filtro amoroso levantó la cabeza y miró hacia los lados pero al cabo de unos segundos siguió comiendo como si no hubiese escuchado nada. ―Va a matar a Black en cuanto recupere la razón y a nosotras por no darnos cuenta.

— Bueno pero tú tienes a Potter para que te defienda.―ante la mención de castaño Lily dio un respingo y se puso a comer como una loca. ―Lil tienes que asumir que prácticamente te le declaraste en las escaleras y no puedes esconderte para siempre en el dormitorio.

— Para siempre no; sólo hasta que se acabe el curso y no tenga que volver a verlo nunca.―declaró la pelirroja con convicción por lo que Sybil puso los ojos en blanco.

Lily terminó de comer y depositó el plato sobre el escritorio, luego se recostó sobre su cama y se puso a leer Corazón de Bruja mientras Sybil le retiraba la bandeja a Charlie y le volvía a colocar el calcetín en la boca. La china estuvo un buen rato haciéndole compañía y pintándose las uñas de los pies hasta que sus hermanos entraron por la puerta y la obligaron a ir con ellos para que los ayudase con un hechizo.

Lily se tumbó bocarriba y dejó la revista sobre su pecho, por raro que pareciese extrañaba la compañía de James; miró hacia la derecha y vio la cama vacía, sin el chico ahí la cama parecía un lugar enorme y frío, sobre todo frío porque el castaño era como una especia de calefactor que irradia calor. Volvió a mirar al techo y cerró los ojos, trató de crear una imagen de ella besando a Remus para tratar de imaginar que sentiría pero la cara sonriente de James no hacía sino perseguirla.

— Estúpido Potter. ―murmuró de mal humor abriendo los ojos de golpe, se puso a dar vueltas en la cama hasta que cansada se puso a juguetear con la almohada lanzándola al cielo para luego cogerla.

Era inútil seguir negándolo, estaba enamorada de James "Soy el mejor mago del mundo mundial" Potter; pero lo peor era que estaba tan ridículamente enamorada de él que era incapaz de imaginarse besando a otro chico, por dios si ni siquiera podía pensar en dormir con otro chico que no fuera él. La culpa de todo eso la tenía Dumbledore, si no los hubiese encadenado jamás se habría dado cuenta de sus verdaderos sentimientos, sinceramente no sabía si agradecérselo o maldecirlo. Frustrada se dio la vuelta y cerró los ojos.

Se sobresaltó al escuchar unos fuertes golpes en la puerta por lo que escondió la cabeza bajo la almohada, ¿quién osaba interrumpir su sueño? Bostezó y enredó sus piernas en la sábana.

— ¡Evans abre la puerta! ―el escuchar la voz de James al otro lado la hizo despertarse por completo, Lily se puso en pie a toda prisa lo que la hizo tropezar con las sábanas y caer al suelo. ―¡Te juro que como no me abras ahora mismo echaré la puerta abajo!

— ¡No! ¡Espera que ya te abro! ―gritó Lily liberándose de las sábanas como podía y corriendo hacia la puerta; Lily abrió la puerta y se encontró a James frente a ella con cara de pocos amigos. ―¡No puedes estar aquí! ¿Y qué es eso de tirar la puerta abajo, es que te volviste loco?

— Llevo más de media hora pidiéndote que me dejes entrar y tú ni me contestabas ni nada; ¡no sabía si te había pasado algo o simplemente me ignorabas! ―se defendió James apartando a Lily de la puerta y entrando en la habitación.

— Estaba durmiendo.―contestó la pelirroja con simpleza, luego abrió la boca escandalizada y corrió a examinar el olla que contenía la poción. ―¡Me he dormido! ¡Mierda, mierda, mierda!

Lily tomó la cuchara de madera del suelo y la metió dentro de la olla para comprobar sus peores temores, la poción había quedado inservible. Genial, ahora tendría que volver a empezar. Apagó el fuego y tomó la olla entre sus manos, luego caminó hacia el baño y vació el contenido en el váter; a continuación metió la olla en la bañera y comenzó a limpiarla.

— Evans.―susurró James apoyándose sobre el marco de la puerta, Lily dio un respingo, ¿cómo había podido olvidarse de que el castaño estaba ahí?. ―Necesito hablar contigo.

— Pues yo no quiero hablar contigo. ―contestó Lily de mal humor poniéndose a frotar con fuerza la olla. ―Y no es bueno para Charlie que estés aquí, así que lárgate.

— No voy a irme hasta que escuches lo que tengo que decirte.―se negó el castaño acercándose a la bañera y cogiendo un estropajo para ponerse a frotar él también la olla; Lily enfadada apartó la olla de James y la llenó de agua para luego vaciar el contenido sobre el merodeador. James se puso en pie y sacudió las manos y la cabeza.

— Vete, no quiero hablar contigo, no quiero oír nada de lo que digas y no quiero estar cerca de ti. ―dijo Lily con voz gélida, James puso los ojos en blanco pero no se movió del lugar.

— Evans eso es muy cruel, ¿cómo le puedes decir eso a la persona que más quieres en este mundo? ―Lily golpeó a James con la olla en el brazo. ―¡Ay! Bueno, vale me lo tengo merecido.

— Y que te prefiera a ti en vez de a Remus, de pequeña tuve que darme un fuerte golpe en la cabeza que mató todas mis neuronas inteligentes. ―murmuró la pelirroja saliendo del baño, James cogió una toalla antes de salir corriendo tras Lily con una enorme sonrisa de felicidad alumbrándole el rostro. ―¡¿Qué le hiciste a Charlie?

— Sólo la paralice para que pudiéramos hablar sin problemas, soy todo un romántico; lo sé.―comentó James saliendo del baño secándose el pelo con la toalla, Lily puso los ojos en blanco antes de dirigirse hacia la puerta y abrirla.

— Vete. ―ordenó la pelirroja, sin embargo James se dirigió a la cama de Lily y se tumbó sobre ella, por lo que la pelirroja cerró la puerta de un portazo y fue hacia su mesita de noche dónde comenzó a buscar la varita.

— ¿Buscas esto? ―preguntó James jugueteando con la varita de Lily, la pelirroja lanzó un grito de frustración antes de subirse a la cama de un salto y comenzar a pelear con el chico para quitarle la varita. ―¿Podrías parar un momento? Sólo quiero hablar contigo.

— Y yo quiero que te vayas. ―protestó la pelirroja intentando quitarle la varita, James suspiró y tiró de las sábanas que estaban bajo Lily para que tropezase y comenzase a balancearse para evitar caerse, momento que aprovechó para ponerse en pie, tomarla de la cintura y obligarla a tumbarse; Lily poco dispuesta a permanecer quieta hizo ademán de levantarse pero James que la conocía se sentó sobre su estómago para impedir que pudiera moverse. ―¡¿Qué haces? ¡Quítate de encima degenerado!

— Lily…―la llamó James con dulzura pero la pelirroja siguió revolviéndose buscando una manera de escaparse. ―¡Quieres escucharme!

— ¡No! ¡Y suéltame ahora mismo, maldito pervertido! ―gritó Lily con furia pegándole un fuerte puñetazo en el pecho, al ver que ni golpeándolo conseguía librarse del chico comenzó a murmurar insultos contra él.

— ¡Que no murmures, joder! ―gritó James cogiendo a Lily de las manos para evitar que ella siguiese pegándole, el castaño respiró hondo. Su intención había sido ir allí para decirle que la quería, pero la chica se lo estaba poniendo muy difícil. ―¡Quieres callarte y escucharme!

— ¡No quiero! Seguro que viniste a regodearte y decirme: "Te lo dije Evans, estás enamorada de mí jajaja" ―contestó Lily poniendo voz grave para imitar la voz del castaño, James entrecerró los ojos y Lily continuó con su pelea por liberarse.

— Yo no me rió así. ―protestó el merodeador luego miró hacia Lily con una sonrisa triunfal. ―Pero me alegra que por fin hayas asumido que estás profunda y locamente enamorada de mí.

— Sí, pero por suerte eres creído, narcisista, inmaduro y egocéntrico, seguro que se me pasa rápido el enamoramiento.―aseguró Lily dándose finalmente por vencida, era inútil seguir peleando con James y el chico al parecer no tenía la menor intención de quitarse de encima suyo.

— No voy a permitir que te desenamores de mí. ―dijo James con una seriedad tan impropia de él que Lily dejó de mirar hacia los lados para centrarse en el castaño que la observaba con ojos brillantes. ―¿Recuerdas que dije que sólo un imbécil se fijaría en ti?

¿Cómo iba a olvidarlo? No sólo le dijo que sólo un imbécil se fijaría en ella sino que también era sabelotodo, mandona, entrometida, orgullosa, insoportable, gritona y fea. Enfadada liberó su mano derecha y le pegó en el brazo.

— Me dijiste cosas horribles.―indicó Lily.

— Lo sé y lo siento, pero esa no es la cuestión. ―interrumpió James soltando las manos de Lily pero sin levantarse de encima suyo, no quería que la chica huyese o lo obligase a irse, aunque no había fuerza humana que lo hiciera marcharse. ―El punto es que yo soy ese imbécil.

— ¿Me estás diciendo que eres un imbécil por fijarte en mí? ―preguntó Lily enarcando una ceja, James se llevó las manos a la cabeza y se revolvió el pelo de manera frenética.

— ¡No! Lo que yo quiero decir es que…―James se revolvió el pelo con nerviosismo, se había pasado toda la tarde practicando ese momento tratando de ser sutil y romántico pero al parecer la pelirroja no estaba por la labor de ponerle las cosas fáciles, aunque ¿alguna vez le había puesto las cosas fáciles?.

— ¿¡Qué! ¿Ahora vas a decirme que sólo un loco se casaría conmigo? ―preguntó Lily a gritos.

— Estoy enamorado de ti. ―dijo James en susurros.

— ¿Qué?

— ¡Que estoy enamorado de ti! ―repitió James más alto, Lily abrió los ojos desconcertada ―¡Yo soy ese imbécil que se fijó en ti y seré el loco que se case contigo porque no pienso permitir que te cases con nadie que no sea yo!

Lily abrió la boca tratando de decir algo pero al no conseguir que saliera ningún sonido volvió a cerrarla. No podía creer lo que James decía, ¿él estaba enamorado de ella?

— Di algo, no te quedes callada. ―rogó James con voz suplicante quitándose de encima de ella para que la pelirroja se sentase.

— ¿Esto es una de tus bromas, verdad? ―preguntó Lily, el castaño suspiró y trató de relajarse. ―Si es una de tus bromas no tiene gracia, no puedes ir declarándote a la gente porque sí, sólo para reírte de ella, es algo muy cruel.

— No estoy bromeando, te quiero. ―dijo James con seriedad. ―Te quiero, te quiero, te quiero y lo repetiré las veces que hagan falta hasta que me creas porque yo te qui..

Lily tiró del cuello de la camisa del chico y lo acalló con un beso. Cuando se separaron la pelirroja juntó sus frentes y James abrió los ojos poco a poco para encontrarse a Lily con los ojos cerrados y respirando entrecortadamente. El merodeador ante aquella perspectiva no pudo evitar volver a unir sus labios para saborearlos una vez más, Lily pasó sus brazos alrededor de su cuello y se puso a juguetear con su pelo mientras James le iba levantando poco a poco la camisa a la vez que profundizaba aún más el beso.

— ¿¡Otra vez? ―gritó Sybil entrando en la habitación seguida de Sirius que le guiñó el ojo a James; Lily completamente avergonzada se bajó la camisa e intentó levantarse de la cama pero James la abrazó por la espalda y se puso a besarle el cuello. ―Poned un sombrero en la puerta o un enorme letrero con letras fosforitas que diga: "Sybil no entres que me estoy tirando a Potter"

— ¡Sybil! ―exclamó Lily sonrojándose; James se separó momentáneamente del cuello de la pelirroja para hacerle una señal a Sirius, el pelinegro sonrió antes de enganchar a la china como si fuese un saco de patatas y llevársela de allí mientras protestaba y gritaba que su venganza sería terrible.

— ¿Por dónde íbamos? ―preguntó James abrazando a Lily y obligándola a darse la vuelta, Lily soltó una risita antes de darle un casto beso para luego apartarse de él y ponerse en pie. ― ¿Dónde vas?

— Aún tengo una poción que hacer. ―comentó la pelirroja entrando en el baño.

— ¡Lily! ―exclamó James con frustración tumbándose en la cama de la pelirroja y tapándose la cabeza con la almohada.

En una semana su vida había dado un giro de ciento ochenta grados, pero si dependiese de él, volvería a encadenarse a la preciosa pelirroja que salía del baño con una olla. Lily le sonrió y él le devolvió la sonrisa, esa chica era lo mejor que le había pasado nunca y no iba a permitir que nada ni nadie los separase.

FIN

Holaa! Si, lo sé... he tardado un montón en subir el último capitulo pero (pero entre los exámenes y que lo tuve que escribir dos veces porque no terminaba de gustarme la primera versión pues se fue pasando el tiempo) para compensarlo es el más largo de todos.

Muchas gracias a todos lo que participasteis en el reto, ya se que no era fácil adivinar que estaban haciendo Sybil y Sirius pero la mayoría iba bien encaminada, sólo que las cuatro personas de arriba dieron la respuesta más completa.

Espero que os haya gustado el final tanto como a mi me ha gustado escribirlo, y muchas gracias a Alice Lovegood, noe-aster, emimakino, moni, canuto y cornamentaa, Samantha, cookievainillacacao , Nukire, Guest, Zarii Kdna, Ane-Potter17, Melshuu, Samantha Leyva, Brigitgrian , edugaro, lunita, Diane Potter, JinP, Rebe-girlprongs, FandHPyYugi13, porque vuestro comentarios me han hecho muy muy muy feliz.

Besos y nos vemos pronto!