Capitulo 20

Me senté en el frío césped y miré las estrellas, esperando que por algún chispa de suerte me guiaran. Me había enamorado de Blaine. No sabía que hacer.

¿Debería decirle? ¿Debería dejarlo? ¿Debería ignorar estos sentimientos y seguir siendo el amigo de Blaine –mejor amigo- o debería dejarlos ser y tal vez hacer algo sobre eso? Normalmente me los guardaría para mi mismo, pero al saber que le gustaba a Blaine –¡yo!- eso cambiaba las cosas.

Cerrando los ojos, nos imaginé estando juntos. Conociendo a Blaine, él me haría sentir amado y apreciado cada minuto de cada día. Él me apoyaría. Él me confortaría. Él me haría sonreír. Él me defendería, aun si yo estaba mal. Él me sorprendería. Él no me juzgaría. Él me haría sentir perfecto. Él sería todo lo que yo pudiera necesitar, y con suerte yo le podría regresar eso.

Pero, ¿qué si algo pasaba? Yo amaba la amistad que tenía con Blaine. Él siempre estaba ahí para mi cuando lo necesitaba. Él iba más allá de mis expectativas de lo que era ser un amigo. Tal vez algo de eso tenía que ver con sus sentimientos hacia mi, pero estaba seguro que tenía que ver algo con Blaine mismo. No quería echar a perder lo que teníamos. No quería que dejáramos de hablar si algo pasaba que causara que termináramos nuestra relación.

La idea de confiar en Blaine lo suficiente como para llegar a tener ese tipo de relación me asustaba. Yo confiaba en Blaine para todo, ¿pero estar solos en una cita? La última vez que había estado en una "cita"… La intimidad de una relación me parecía algo amenazante. No tenía nada de deseos del lado físico de una relación –ni siquiera besos. Ya no. Blaine tenía mucha más seguridad que yo en esa área. Él querría que nos besáramos, y posiblemente algo más. Aunque quisiera, no podía darle eso justo ahora.

¿Y qué si a él sólo le gustaba yo como era ahora? Me había estado debatiendo a mi mismo sobre si volver a empezar mi subscripción a Vogue o no. Extrañaba escuchar musicales y Lady Gaga. Escuchar cualquier cosa de lo que estaba ahora en mi iPod era una tortura. ¿Qué si a Blaine no le interesaba nada de eso?

Pero a Blaine –querido y dulce Blaine- no le importaría eso, ¿o si? No terminaría una relación conmigo solo porque yo no estaba cómodo besándolo. Él simplemente me abrazaría más frecuentemente y me sostendría un poco más fuerte y me tendría entre sus brazos más tiempo. Él me dejaría decidir el ritmo.

No tenía idea de que hacer.

Llegué de regreso a los dormitorios sólo media hora antes de la hora límite. Había pasado un largo rato en la cresta pensando sobre todo, y todavía no había llegado a una decisión.

"¡Kurt!" escuché que Blaine me llamaba mientras abría la puerta de mi dormitorio.

Me detuve en mis movimientos. Había esperado evitar a Blaine para darme más tiempo de pensar en la situación. No tenía idea do como debería actuar.

"¡Oye, escuché de uno de los Warblers que habías regresado. Deberías haber venido a verme. Te he estado buscando!" él dijo, mientras se acercaba y se paraba a mi lado. Fuera del rabillo del ojo, vi que levantaba la mano y luego la volvía a bajar, como si no estuviera seguro de si debería tocarme o no. "¿Kurt? ¿Estás bien?"

"Si, Bien," dije mirándolo por primera vez. Él parecía confundido, posiblemente preocupado.

"¿Dónde estabas?" él preguntó.

"Fui a caminar un rato," contesté rápidamente. Puse mi mano sobre la perilla.

"Oh," él masculló, sus hombros cayendo.

"Escucha, maneje un largo rato. Voy a entrar a descansar ahora," dije abriendo mi puerta y entrando.

"¡Buenas noches!" escuché que decía Blaine mientras cerraba la puerta y alcanzando a ver rápidamente la presión adolorida de Blaine.

Probablemente no haya sido la mejor manera de manejar la situación, pensé a mi mismo mientras me llegaba el sentimiento de culpa.


La mañana siguiente estaba parado frente al espejo debatiéndome sobre arreglar mi cabello un poco o dejarlo así cuando escuché que tocaban en mi puerta.

Decidiendo que no me importaría fui a abrir la puerta. Cuando la abrí por completo, vi a Blaine parado nerviosamente, sosteniendo una bandeja de café y una bolsa de IHOP. Él me sonrió nerviosamente.

"¿Blaine?" pregunté estupefacto.

"Te compré el desayuno," él dijo rápidamente. "Como una disculpa."

"¿Disculpa de qué?"

"Bueno, por lo que sea que estás enojado conmigo," él contestó, balanceándose sobre sus pies. "Sé que debería saber-"

"No estoy molesto contigo," dije interrumpiéndolo.

"¿No lo estás?"

"Por supuesto que no," dije.

Blaine suspiró aliviado. "Estaba preocupado después de anoche. Estabas actuando un poco raro hacia mi y no podía pensar en qué había hecho mal."

"No eres tu, era yo."

"Kurt Hummel, ¿estás terminando conmigo?" cuestionó Blaine.

Me reí. "Por supuesto que no." Ni siquiera estábamos saliendo todavía, ¿cómo podría terminar con él?

Blaine sonrió. "Bueno, sigo teniendo el desayuno para ti. ¿Puedo pasar?"

"Claro," contesté haciéndome a un lado para dejarlo pasar.

"Como que traje un poco de todo –panqués, tocino, tostadas, huevos, patata, y otras cosas- porque no sabía de que tendrías ganas. ¿La mesa o la cama?"

"En la cama está bien. En realidad no necesitabas hacer esto," dije.

"Si David y Wes están enojados conmigo, comprarles comida de IHOP siempre funciona," dijo Blaine mientras se acomodaba en mi cama, recargándose en la cabecera, y empezó a sacar los contenedores de plástico de la bolsa. "Pensé que lo intentaría contigo. Ya que no estabas enojado conmigo en primer lugar, lo tendré que intentar la próxima vez que estés enojado."

"¿Quién dice que me enojaré contigo?"

"Puedo hacer cosas muy estúpidas, Kurt," admitió Blaine pasándome café. "Normalmente no noto si estoy lastimando a alguien."

"Bueno, para futuras referencias, el café es un buen primer paso," dije levantando mi café. "Después de eso…" hice una pausa, y pensé por un momento. "Bufandas."

"¿Bufandas?"

Asentí. "Bufandas," dije con más seguridad. Era algo que al antiguo Kurt le habría encantado, pero había estado admirando algunas bufandas recientemente por internet.

"Tengo que admitir que esa no es una respuesta que esperaba," dijo Blaine tomando una pieza de tocino del contenedor.

Me encogí de hombros, escogiendo mejor tomar un sorbo de café en vez de contestar. El sabor de Mocha sin grasa inundó mi boca. "Recordaste mi orden de café," comenté sentándome a su lado.

"Por supuesto que lo hice. Entonces, ¿qué estaba pasando ayer?" Preguntó Blaine golpeando gentilmente mi hombro.

"Y-yo, no lo sé," contesté. Escuché que estabas interesado en mi y luego me di cuenta que yo me siento igual y ahora no sé que hacer.

"No creo eso." Dijo Blaine gentilmente. Tomé un trozo de panqué de una de las cajas. "¿Es por lo del viernes? Te prometí que no le diría a nadie y planeo cumplir esa promesa."

"Lo sé," dije. Lo volteé a ver y sus ojos encontraron los míos, mostrándome trazos de preocupación, promesa y algo que pensé que era similar a amor. No confiaba en mi lo suficiente como para seguir viéndolo, así que desvié la mirada. "No es por lo del viernes. Gracias por eso, por cierto. Gracias por escuchar."

"Kurt, por supuesto," contestó Blaine. "No hay necesidad de agradecerme. Estoy feliz de haber estado ahí. Cada vez que necesites a alguien con quien hablar…estoy aquí para ti."

"Lo sé," murmuré. "¿Por qué compraste tanta comida para los dos? Honestamente, esto podría alimentar a un ejército. Ni siquiera Finn podría comer tanto."

"Me encantan las sobras," dijo Blaine sin cuestionar el cambio de tema. "Aparte, Wes y David nunca dicen que no a la comida."

Me reí mientras Blaine empezaba una conversación sobre una película que había visto en el fin de semana.


Las semanas pasaron y antes de que me diera cuenta, era el último día de clases antes de Navidad.

Iba de camino a mi dormitorio para agarrar mi maleta antes de irme cuando sentí que algo me golpeaba fuerte en la espalda. Salté y volteé hacia atrás sorprendido. Vi un grupo de chicos de Dalton lanzándose bolas de nieve entre ellos.

"¡Perdón por eso!" me gritó uno. Nunca antes lo había visto. Asumí que era el chico que me había dado.

Levanté mi mano para darle a entender que estaba bien antes de seguir mi camino hacia los dormitorios. Viendo que la luz de Blaine estaba prendida decidí ir a visitarlo brevemente antes de salir camino a casa.

"¡Hola Kurt!" me dijo, rápidamente dejando la revista mientras yo abría la puerta. "Pasa, ponte cómodo."

Lentamente entré a la habitación. "¿Qué estás leyendo?"

"Oh. Nada," él dijo moviendo la revista para que estuviera oculta de mi.

Levanté una ceja. "Blaine."

Sonrojándose, él me dio la revista. El frente de la revista decía Vogue en una tipografía larga y elegante.

"Sé que es muy estereotípica pero, ¡juro que es una buena revista!" se defendió Blaine. "Por favor no le digas a Wes y David. Nunca dejarían de hablar al respecto. No tengo un estilo muy a la moda, así que lo encontrarían graciosísimo."

Me chupé el labio inferior. Cuánto solía yo amar Vogue. En verdad extrañaba la revista. "Hazme un espacio," dije con algo de falsa seguridad. Cuando hubo espacio en la cama para mi, me senté junto a Blaine y puse la revista entre los dos. Estábamos hombro con hombro, provocando que un caleidoscopio de mariposas revolotearan en mi estómago.

"¿Tú lees Vogue?" dijo Blaine emocionado.

"Solía hacerlo. No lo hecho desde…" dejé de hablar, mirando a Blaine expectativo.

"Oh," dijo Blaine. "Recuerdo que lo mencionaste. Bueno, no hay mejor momento que el presente para volver a empezar," él dijo. "Ahora, parece que la moda más reciente es…"

Escuché a Blaine hablar por un rato mientras ojeábamos la revista antes de decidir que era hora para que me fuera a casa. De alguna manera, nuestras piernas habían terminado entrelazadas. Saqué las mías y me dirigí a la puerta, Blaine me seguía de cerca.

"¿Nos vemos después de las vacaciones?" sugerí.

"Si estas libre, me encantaría verte durante las vacaciones," sugirió Blaine, ¿pensó que yo diría que no?

Asentí, un pequeño rubor apareció en mis mejillas. "Me gustaría eso," admití.

La cara de Blaine se iluminó. "¡Genial! Me quedaré aquí durante la Navidad, así que-"

"¿Qué quieres decir con que te quedarás aquí?" pregunté, interrumpiéndolo.

"Mis padres están de viaje. En algún lugar de Europa," dijo Blaine. Estaba tratando de actuar como si nada, pero pude notar que le dolía que sus padres no quisieran pasar las festividades con él. "No le encontraba el sentido de pasar la Navidad en una casa vacía, y algunos otros chicos también se quedarán en Dalton. En realidad no los conozco, pero es mejor tener compañía." Fruncí las cejas. "Kurt, enserio. Está bien. He pasado la Navidad solo antes. Es mejor a que estén mis padres tratando de cambiarme al invitar a chicas."

"Eso no está bien."

Blaine se encogió de hombros. "Estoy libre todas las vacaciones. Guárdame algo de aburrición y mándame mensajes, ¿de acuerdo?"

Sonreí. "Por supuesto,"

Él me agarró en un fuerte brazo, "nos vemos luego Kurt. Ten unas buenas vacaciones."

Sonreí. "Lo haré, tu también."

Blaine me soltó. "Ahora ve a casa. Tu papá probablemente se está preocupando."

"Adiós Blaine."

"Adiós Kurt."


Cuando llegué a casa, mi papá salió a recibirme y me dio un fuerte abrazo. "Hola hijo," él dijo.

"Hola papá," contesté.

"¿Estuvo bien el camino?"

"Si," dije. "Blaine está solo para Navidad," le dije sin pensar.

"¿Qué quieres decir? ¿Su familia está de viaje?"

Asentí lentamente. "Él estaba planeando quedarse en Dalton."

"Bueno eso simplemente no puede ser," dijo Carole, entrando desde la cocina. "¡Invítalo para las vacaciones! Él hasta podría quedarse a dormir si ustedes dos se sienten lo suficientemente cómodos."

Mi papá rápidamente asintió. "Tenemos bastante sitio y siempre tenemos demasiada comida. Nadie debería estar solo en Navidad."

Sonreí agradecido. "Lo invitaré," prometí. "¿Necesitas ayuda para la cena, Carole?"

"Gracias por ofrecerte cariño, pero puedes ir a desempacar." Contestó Carole. "Te llamaré cuando esté lista la cena."


Más tarde, seguí la petición de Blaine y le mandé un mensaje.

Hola! Llegué a casa sano y salvo –Kurt

Genial! :D –Blaine

Puede o no ser que le haya mencionado a mis papás que estarías solo para Navidad –Kurt

En realidad no es para tanto, Kurt –Blaine

Sea o no, haz sido invitado a pasar las vacaciones con mi nosotros. –Kurt

Mientras esperaba que me respondiera, mi teléfono empezó a sonar.

"¿Hola?"

"Kurt estoy perfectamente bien pasando las festividades solo. No quiero meterme en el tiempo con tu familia. Aprecio la invitación, pero no puedo aceptar."

"No seas ridículo, por supuesto que puedes. Mi familia quiere que te nos unas."

"Pero, ¿tú?"

"No se los hubiera mencionado si no te hubiera querido aquí," dije sinceramente. "Me encantaría que vinieras para Navidad. Eres mi mejor amigo Blaine," admití. Aunque era irracional –ya que sabía que el me consideraba lo mismo- de todos modos estaba nervioso de cómo sería su reacción.

"Kurt," Blaine murmuró con más emoción de la que podría imaginar que se podría usar con tan pequeña voz. "Yo– wow, gracias, en verdad significa– también eres mi mejor amigo y no lo estoy diciendo solo porque si. Eso sonó mucho menos incomodo en mi mente, lo juro."

Me reí. "Entonces que dices, ¿pasas Navidad con nosotros?"

Blaine estuvo en silencio unos segundos. "En verdad me encantaría. ¿A qué hora debería llegar?"

"Si quieres, mis papás dijeron que te podías quedar a dormir durante las vacaciones."

"¿Cómo…muchos días a la vez?"

"Si, si quisieras."

"¿Estarías cómodo con eso?" preguntó Blaine.

Me mordí el labio. "No lo sé. Es ridículo– quiero decir, me he quedado en tu casa–"

"Pero sólo fue una noche y eso fue diferente," terminó Blaine.

Suspiré. "Si."

"No me importa si es sólo por el día de Navidad," él contestó. "Ya estás haciendo demasiado, no quiero imponerme y hacerte sentir incómodo."

"Creo que me gustaría intentarlo. Si sale bien, me encantaría que te quedaras."

"Si en cualquier momento me pides que me vaya no me ofenderé," me aseguró Blaine. "Gracias Kurt, esto significa mucho para mi."

"De nada."

"¿Cuándo quieres que llegue?"

"¿Tal vez mañana o el día después? Lo que funcione para ti."

"Kurt, no tengo literalmente ningún plan para las vacaciones, excepto cantar en un asilo en Navidad con los Warblers. Tú decide el día."

"Tal vez el día después de mañana entonces, para tener algo de tiempo para prepararme."

"Suena perfecto," contestó Blaine. "No puedo esperar."

"¡Genial! Entonces, ¿nos vemos luego?"

"¿Me estás cortando la llamada? Sólo porque hicimos planes no quiere decir que quiera dejar de hablarte," contestó Blaine. "Puedes colgar si necesitas irte, no te voy a detener. Pero si, nos vemos el día después de mañana."

"No necesito irme."

"¡Genial! Entonces, ¿qué tipo de tradiciones Navideñas hacen?"


Me pasé el siguiente día preparándome para tener un invitado por múltiples días seguidos. Estaba nervioso, pero era un sentimiento innecesario cuando sabía que Blaine haría lo posible por hacerme sentir cómodo. No sabía de donde estaba saliendo el sentimiento. Carole me aseguró que era normal, pero aun así se sentía innecesario.

Mi papá dijo que yo tenía permitido que Blaine se quedara a dormir en mi habitación, pero mejor escogí que se quedará en el cuarto para invitados. Si lo necesitaba, me daría un lugar privado en el que podría pasar un rato a solas si me sentía demasiado abrumado. Conociendo a Blaine, también lo haría sentir como si no estuviera imponiéndose demasiado.

Al día siguiente llegó Blaine alrededor de las tres. Cuando le abrí la puerta, tenía una larga sonrisa en el rostro. Con una mano arrastraba una larga maleta y en la otra traía una larga maceta con flores de Nochebuena.

Recibiéndole las flores dije, "¿Para qué son estas?"

"Es un regalo de 'gracias por dejar que me quede'. Traería vino pero soy muy joven para comprarlo, así que tuvieron que ser flores. Supuse que las rosas o un ramo no serían completamente adecuado ya que es Navidad, así que flores de Nochebuena será," explicó Blaine. "¿Espero que nadie sea alérgico?"

"¡No! Carole justo estaba diciendo hace rato cuanto quería comprar unas. Le encantarán estas," le aseguré.

"¡Kurt! ¡Cierra la puerta!" escuché que decía mi papá desde la sala de estar.

"Oh, pasa," agregué haciéndome a un lado para dejar que Blaine pasara.

Blaine sonrió agradecido mientras cerraba la puerta tras de él. "Hola, por cierto."

"Hola," dije rápidamente, un sonrojo apareciendo en mis mejillas. "Arreglamos el cuarto de invitados para ti, ¿espero que esté bien?"

"Suena maravilloso," dijo Blaine. "Hola Sra. Hummel," él dijo mirando detrás de mi. "Muchísimas gracias por recibirme."

"Es Hudson, pero puedes decirme Carole," dijo ella sonriendo. "Es maravilloso tenerte querido. ¡Oh, están hermosas!" exclamó notando las grandes flores en mis brazos. "No necesitabas traernos nada."

"Era lo menos que podía hacer," aseguró Blaine.

Carole tomó las flores de mis brazos. "Las voy a poner en la cocina. Muchas gracias. Es muy amable de tu parte."

"Umm, puedes seguirme para que pongas tus cosas en el cuarto de invitados," sugerí nerviosamente. Nuestra casa no era tan lujosa como la de Blaine. Aunque él no era una persona que juzgaba, me preocupaba lo que pudiera pensar de mi casa.

Blaine, con mucho tacto, ignoró mi voz temblorosa y me permitió guiarlo al segundo piso. Su cuarto estaba después del mío, con un baño compartido. El baño era simple –solo una regadera, lavabo y escusado –y lo compartiríamos entre Blaine y yo.

El cuarto de invitados también era muy modesto. Pequeño, tenía una cama doble con sábanas color crema y un edredón con un diseño de hojas. Había una mesita con una lámpara para leer junto a la cama. Había más cobijas encima de los cajones al pie de la cama por si el edredón no era suficiente.

"No es mucho," comenté.

Blaine se sentó gentilmente en la cama. "Esto es perfecto. Gracias Kurt."

"¡Bien! Bueno, te dejaré para que desempaques. Puedes poner tus cosas en los cajones si quieres. Mi cuarto está del otro lado del baño."

"No me tomará mucho tiempo," dijo Blaine.

Asentí y me fui a mi cuarto. Esto es raro, pensé a mi mismo. Esto no debería ser así de raro.

Diez minutos después escuché que llamaban a mi puerta dubitativamente.

"¡Pasa!" dije. Blaine asomó la cabeza antes de entrar cuidadosamente. Sus ojos se pasearon por mi habitación. Empecé a picar las sábanas de mi cama nerviosamente.

"Me gusta. Es muy sofisticado, muy moderno. Te queda," dijo después de unos segundos.

"Gracias," dije.

"¿Estás bien Kurt?" preguntó Blaine. "Si no estás cómodo conmigo aquí, por favor sólo dilo y no me importará irme."

"Estoy bien, esto es extraño, eso es todo."

"¿Cómo?" preguntó Blaine, sentándose gentilmente junto a mí en la cama.

"No lo sé. Es nuevo."

"¿Tal vez solo necesitamos romper el hielo?" él sugirió.

"Tal vez," contesté.

"¿Puedo?" preguntó Blaine señalando mi estantería de libros.

Asentí y me senté en mi cama mientras él veía los títulos. Por la mayor parte, Blaine estuvo en silencio, pero de vez en cuando hacía un sonido de impresión. "Tenemos gustos similares," él dijo. "Aunque debo admitir que hay algunos libros que no conozco."

"Estoy seguro que sería el mismo caso si yo viera tus libros," dije.

Blaine asintió. "Seguramente. Kurt, ¿eso es lo que creo que es?"

"¿Qué?"

"¡Vogue: Las Portadas!" Blaine se agachó y empezó a sacarlo.

"Pensé que había sacado eso de ahí, para ser honesto."

"¡Me alegra que no lo hayas hecho! Me he estado muriendo de ganas de echarle un vistazo a esto." Blaine se levantó emocionado y caminó hacia donde yo me estaba sentando en la cama. "Hazme un espacio."

Rápidamente me moví para hacerle espacio, Blaine saltó a la cama y se sentó muy cerca de mí. "Supongo que hemos encontrado algo que hacer."

"Espera, ¿esto está bien? ¿O quieres hacer alguna otra cosa?"

"Esto esta bien," dije.

Estábamos pasando las hojas por el grande empastado cuando Carole nos llamó para la cena. El entusiasmo de Blaine era contagioso. Con las primeras páginas, empecé a hablar tan emocionado como él de las fotografías.

"Todavía no puedo superar la portada de 1911. ¡Absolutamente impresionante!" Exclamó Blaine. "El talento que está plasmado en esa fotografía es asombrosa. La gente que dice que la fotografía no es un arte debe mirar ese libro.

"Hay algunas portadas muy bonitas de los cincuentas que creo que adoraras," contesté, "te las enseñaré después de cenar."

"Sólo te iré diciendo que si ese libro desaparece, yo no lo tomé."

Me reí. "Me aseguraré de recuperarlo de Finn, entonces."

"¿Recuperar de mí qué?" Habíamos llegado a la sala de estar. Mi papá y Carole estaban sentados pacientemente en la mesa mientras Finn le echaba un ojo a la cacerola hambriento. Su mano se movió lentamente hacia la cuchara de servir.

"Nada," dije.

Finn ladeó la cabeza en confusión. Podía ver las tuercas funcionando en su cerebro mientras trataba de averiguar de qué estábamos hablando. Después de unos segundos se encogió de hombros. "Como sea. Hola chico," saludó a Blaine.

"Hola Finn," contestó Blaine. Volteándolo a ver, él parecía completamente calmado, pero yo podía sentirlo tenso junto a mi.

"Perdón por atacarte," dijo Finn.

Blaine nunca contestó. Nos sentamos en la mesa. La mano de Finn se abalanzó rápidamente en dirección de la cuchara, como si alguien lo fuera a detener de que comiera. Tomó una larga porción antes de pasarle a mi papá. Inmediatamente, él empezó a devorar su plato.

"Espero qué estés bien con la cacerola de pollo. No es nada muy elegante," dijo Carole.

"Huele delicioso Sra. –Carole. Muchas gracias."

"No es nada querido. Toma tanto como gustes."

"Entonces, ¿dónde están de viaje tus padres?" preguntó mi papá.

"Están en algún lado en Europa. No estoy muy seguro de donde," contestó Blaine. "Si tuviera que adivinar, sería en algún lugar extravagante como Paris o algún resort caro en Suiza. En realidad aprecio que me dejen quedarme por las vacaciones. Sé que es un tiempo para la familia. Significa mucho para mi que me incluyan."

"No es ningún problema Blaine," aseguró Carole. "¿Qué planean hacer ustedes dos?"

"No estoy seguro," dije. "Probablemente veremos películas, jugar juegos de mesa, ese tipo de cosas."

"¿Puedes hacer galletas de Navidad Kurt?" preguntó Finn.

"No."

"¡Me encantan tus galletas!" exclamó Blaine. "¿Puedes hacer galletas de Navidad?"

Volteé los ojos. "Niño."

"¿Eso es un si?"

"Si."

"Amigo, ¿por qué es bueno contigo?" se quejó Finn.

"Porque le agrado," contestó Blaine sonriéndome extrañamente.

Si, así era, pensé mientras me sonrojaba. "Idiota."

"Malvado."

"¿Quieres galletas o no?"

"Su majestad."

"Así esta mejor."

Blaine me sacó la lengua y empezó a comer el estofado. "¡Carole esto sabe increíble!" Exclamó Blaine.

"Gracias querido. Aunque en realidad no es mucho."

"¿Puedo ir a la casa de Puck para un maratón de videojuegos?" preguntó Finn mientras se servía por segunda vez del estofado.

"Claro," dijo Carole. "Burt y yo estábamos pensando en jugar Monopoly de todos modos."

"Soy el mejor en Monopoly," dijo orgulloso Blaine. "Gano cada partida que juego."

Yo volteé los ojos. "Claro que si."

"Tendrías una dura competencia contra Kurt," dijo mi papá.

"He ganado cada juego desde que tenía seis," dije.

"Te podría ganar."

"¿Quieres apostarlo?"

"El que gane le toca escoger cual película ver primero y tiene que pagar el café."

"¿Nos damos la mano para cerrar el trato?" pregunté.

"Lo haremos," dijo Blaine.

"¿Hay alguna razón para siquiera intentar jugar?" mi papá le preguntó a Carole mientras nos dábamos la mano.


"Un mocha sin grasa grande y un expreso mediano por favor," dijo Blaine, sacando dinero de su cartera.

Yo sonreí mientras Blaine pagaba. "Ganar es divino."

"Tuviste suerte," masculló Blaine. "Eso es todo."

"Simplemente tengo una buena técnica."

"¡Mi técnica era mejor que la tuya!" él contestó.

"Dice la persona que perdió."

"Malvado."

Nos sentamos con nuestros cafés en una mesa vacía.

"Entonces, compras navideñas," empecé. "No he ido de compras en mucho tiempo."

"Solías disfrutar ir de compras, ¿cierto?"

Asentí y tomé un sorbo de mi café. Parecía que Blaine estaba apunto de responder cuando una pequeña pero guapísima chica con cabello largo castaño de repente saltó en su regazo. Blaine se vio confuso por un momento hasta que reconoció a la chica. Su rostro se iluminó de alegría y la abrazó fuertemente.

"¡Blaine! ¡No te he visto en años!" ella exclamó.

"¡Ella!" él respondió emocionado y abrazándola más fuertemente. "¿Cómo estás?"

"Estoy bien," la chica, Ella, contestó. "Estaría mejor si mi mejor amigo gay me hablara más seguido."

"Lo siento, he estado muy ocupado con el colegio y los Warblers," explicó Blaine. "¡Cuando te intento llamar estás ocupada! Y sigues saliendo de viaje cuando estoy libre."

"Lo sé, es un verdadero pesar. Aquí estaré estas vacaciones, ¿si estás libre?" ella preguntó.

"¡Oh!" exclamó Blaine volteando hacia mí. "Ella, él es Kurt. Kurt, ella es Ella Bentley, mi querida ex-novia."

Me di cuenta de quien era esta chica. Esta era la chica a la que Blaine había salido del closet antes de a cualquier otra persona. Aunque ella no había tenido una muy buena reacción, ella se había redimido a si misma después de que atacaron a Blaine. Ella le brindó una amistad y lo ayudó a ajustarse a Dalton.

Ella era muy bonita. Podía ver porque a Blaine le caía bien.

Sus brillantes ojos verdes se posaron en mí. Sentí como si pudieran decir todo sobre mí. "¡Tu eres al que le mandé mensajes en la fiesta! ¿Blaine, él es…?"

Las mejillas de Blaine se encendieron como un árbol de Navidad. "S-si," tartamudeó Blaine. Él se veía avergonzado. Si lo que asumía era correcto, su enamoramiento se había estado manifestando mucho más tiempo de lo que pensaba.

"Oh," dijo Ella, sus ojos pasando entre los dos, una idea ocurriéndosele. "Bien. ¡Es un gusto conocerte Kurt!"

"A-a ti también," contesté. Me moví nervioso mientras Ella se sentaba en el asiento entre Blaine y yo. Me sentía incomodo. ¿Era el hecho de que ella asumía que yo era gay que lo exclamaba fuertemente en público? ¿O el sentimiento llegó por tener que conocer a alguien tan inesperadamente?

Blaine pareció haber notado mi nerviosismo y atrajo la atención de Ella de regreso hacia él. "¿Qué planes tienes para hoy?" él preguntó.

"Compras navideñas," Ella contestó. "Debería haber empezado antes, pero no lo hice. ¡Así que aquí estoy! ¿Ustedes dos?"

"Compras navideñas," contestó Blaine.

"¿Tal vez podría unírmeles?" Ella sugirió. "No me importa si dicen que no," agregó cuando notó que me congelé.

Blaine me volteó a ver para tomar una decisión. Yo apreciaba el hecho de que él quería hacerme sentir cómodo, pero podía ver que tenía la esperanza de que dijera que si. Después de todo lo que había hecho por mi, no podía decir que no, aunque hubiera preferido darle una respuesta negativa. Le dirigí un pequeño asentimiento con la cabeza y Blaine sonrió. Si Blaine confiaba en ella, yo también podía tratar hacerlo.

Ella parecía ser muy perceptiva. Yo en verdad creía que Blaine no le había dicho nada sobre mi pasa, pero aún así me sentía como si ella pudiera notar lo que me había pasado. Ella sonrió. "Gracias," ella me dijo. "Necesito ir por un café. ¡Regreso en un momento!" Y con eso, ella se levantó y fue a pedirlo.

"Gracia," dijo Blaine después de unos minutos. "No necesitabas decir que si-"

"Esta bien," contesté rápidamente. Tomé un sorbo de café. "Te veías contento de verla."

"Lo estoy," contestó Blaine. "En realidad extrañaba hablar con ella."

"Aww, eres muy dulce," dijo Ella, regresando a la mesa. "¿Qué van a hacer estas vacaciones?"

"De hecho me estoy quedando en casa de Kurt por la Navidad," contestó Blaine. "Mis padres están en Europa y yo estaba solo así que Kurt me ofreció quedarme con él."

"¡Eso es muy bueno de tu parte!" dijo Ella sonriéndome. "¿Te importaría si me lo robo una o dos veces? Eres más que bienvenido en unirte si quieres."

"Por supuesto," dije.

"¿A dónde estabas planeando ir de compras?" preguntó Blaine.

"Estaba pensando en ir al centro comercial y a algunas de las tiendas del centro," contestó Ella.

"Ese también era nuestro plan," dijo Blaine. "¿Nos vamos en un solo vehículo?" Mientras lo preguntaba, me volteó a ver para confirmar que estaba bien.

"Podríamos usar mi Navigator," sugerí silenciosamente.

"¿Por qué no tomamos esto para llevar y nos dirigimos al centro comercial?" dijo Blaine haciendo un gesto hacia nuestros cafés.

Los tres recogimos nuestras cosas y salimos de el Lima Bean. Me subí al sitio del conductor. Blaine abrió la puerta de pasajeros para Ella y se subió en el asiento detrás del mío.

"Puedes escoger la música," le dije a Ella mientras empezaba a conducir en dirección al centro comercial. La estación de radio que estaba puesta era de las canciones top 40.

"Esto está bien," dijo Ella.

"¿A quién le vas a comprar cosas?" preguntó Blaine.

"Mis padres y algunos amigos. Necesito comprar para mi tía también. Saqué su nombre en el intercambio de mi familia," dijo Ella.

"Necesito conseguir algo para mis padres," dijo Blaine. "Compraré algo para Wes y David, y saqué a Nick en el intercambio de los Warblers. Necesito comprar algunas personas más también. ¿Qué hay de ti Kurt?"

"Mi papá, Carole, y Finn, por supuesto. Necesito comprar para Quinn, Tina y Brittany. Si le compro algo a Brittany tendré que comprarle a Santana. Y también hay otros en mi lista," dije. Como Blaine, pensé. No sé cómo le compraré un regalo de Navidad si esta de compras conmigo.

"Kurt, ¿sabías que un año Blaine se vistió de reno una Navidad y fue por las casas cantando villancicos él solo?" dijo Ella inocentemente.

"¡Ella!" exclamó Blaine mientras yo reía.

"Lo creo."

"Una vez él le llevó serenata a un chico de Gap que todavía estaba en el closet, y le cantó When I Get You Alone de Robin Thicke. Casi consigue que lo echen del trabajo."

"¿Puedes callarte Ella?"

El camino hasta el centro comercial siguió con Ella contando historias que probablemente Blaine no quería que yo escuchara. Después de las primeras, dejé de intentar aguantarme la risa y dejé que saliera de mi.

"Te odio," gruño Blaine cuando me estacioné.

"Me amas," dijo Ella, plantándole un largo beso en la mejilla. Aunque sabía que Blaine era gay, el gesto me hizo sentir un poco de envidia. Ellos habían sido pareja antes, después de todo.

Entramos al centro comercial e inmediatamente entramos a tiendas, empujando entre la multitud para encontrar lo que necesitábamos. Terminé encontrando un videojuego para Finn, un unicornio de peluche para Brittany, un set de pijama corsetería para Santana y una variedad de sombras para los ojos para Tina. Había mantenido los ojos abiertos para encontrar algo para Blaine pero aún no había encontrado nada. Blaine ya había encontrado todo lo que estaba buscando en el centro comercial –una tarjeta para su mamá, una corbata para su padre, y un videojuego para David –y Ella había encontrado la mayoría de sus regalos también.

Vi algunas cosas que habría comprado para mí si mi pasado no me hubiera detenido. Había una bufanda de un color verde azulado clarito que se hubiera visto asombroso con mi complexión. También había una bufanda marrón que también habría funcionado muy bien para los días fríos. Aunque no me probé ninguna de las dos. También había una chaqueta Alexander McQueen asombrosa para primavera y con descuento por un precio excelente. No me la quise medir porque supe que si lo hacía no me la podría quitar. Aunque era tentador, y probablemente lo lamentaría después.

Entramos a Macy's y empecé a ver los vestidos en busca de uno para Quinn. Ella me ayudó a buscar hasta que encontramos uno perfecto, mientras, Blaine buscaba algo en otro lado de la tienda. Me di cuenta de que estaba disfrutando mucho pasando tiempo con ella. Ella era agradable, y tenía una personalidad alegre que me ayudaba a olvidar mis miedos. Ella tenía bastantes historias sobre Blaine que él no quería que yo escuchara, y un genial sentido de la moda. Ella termino encontrando el vestido que compré para Quinn, junto con una tarjeta para Carole.

Nos encontramos con Blaine afuera de la tienda.

"¿Buscando pajaritas?" preguntó Ella. Blaine había mencionado el hecho de que tenía una larga colección de pajaritas, pero nunca me imaginé hasta que sentido. Ella había contado 143 pajaritas alrededor de un año atrás.

"Todo lo que tienen son tradicionales," él contestó. Ella rodó los ojos. "¿Por qué no pueden vender pajaritas divertidas?"

"¿Pajaritas divertidas?" pregunté, una idea formándose en mi mente.

"Unas con patos y langostas y cosas, envés de colores sólidos y aburridos," dijo Blaine. "Eso es lo único que tienen estos días."

"¿Por qué usarías una pajarita con langostas?" preguntó Ella.

"¿Por qué no?"

"Raro."

Ellos se insultaron en broma mientras salíamos a las calles del centro para terminar las compras.

Encontré para mi papá un nuevo juego de herramientas para el taller ya que él se había estado quejando de que las viejas ya no funcionaban tan bien. Pasamos una tienda de telas de camino de regreso a mi coche y vi en la repisa una tela que tenía langostas.

"¿Puedes distraer a Blaine?" le susurré a Ella mientras Blaine se detenía a abrocharse la cinta del zapato.

Ella asintió y caminó hacia él. "Blaine tengo hambre, cómprame algo."

"Cómprate tu misma algo," el contestó.

"No, vamos," dijo ella, arrastrándolo hacia una panadería que estaba muy llena.

"Espera, Kurt-"

"¡Ustedes vayan!" dije. "Necesito ir a los baños, y acabo de ver algo que va perfecto con el regalo de Brittany."

"¿Estás seguro?" él preguntó.

"Vayan," le aseguré.

Mientras Ella se lo llevaba, entré a la tienda de las telas. Saqué el rollo que tenía la tela con las langostas, también una tela con pequeños patos, arbolitos de Navidad, piezas de rompecabezas y rayos. Compré una pequeña cantidad de tela de cada una y lo puse en la bolsa con el vestido de Quinn, antes de salir de la tienda y entrar a la tienda de juguetes donde compré plumas con brillantina para Brittany.

Mientras salía de la tienda de juguetes, Blaine y Ella regresaron con tres panquecitos. Ella me miró cuidadosamente y yo asentí para hacerle saber que había tenido éxito.

"Gracias," dije mientras Blaine me daba uno.

"¿Ya terminamos?" preguntó Ella. "Yo ya encontré todo lo que buscaba."

"Yo también," dijo Blaine.

Asentí. "¿Entonces deberíamos irnos?" sugerí.

"Suena como un plan," coincidió Blaine.

Regresamos a mi Navigator. Ella y Blaine se sentaron en los mismos sitios que antes y yo manejé en dirección al Lima Bean donde estaba estacionado el coche de Ella. Después de haber pasado el día con Ella, me sentía mucho más cómodo y confiaba en que la confianza que Blaine le daba no era en vano. Los dos cantaron en voz muy fuerte –y mal a propósito- junto con las canciones que salían en el radio.

Podía notar que Blaine estaba triste cuando se despidió de Ella. Él la abrazó fuertemente más tiempo de lo que la mayoría de los amigos se abrazan. Podía notar lo cercanos que eran.

"Me llamas luego, ¿okey? Nos vamos a encontrar más estas vacaciones," él dijo.

"¡Por supuesto!" Ella dijo. "Te avisaré cuando llegue a casa y podemos empezar a hacer planes. ¡Nos vemos luego Kurt! ¡Blaine duerme con un oso de peluche llamado Tony!"

"¡Ella cállate!" exclamó Blaine.

"Adiós," le contesté cuando empezó a avanzar hacia su vehículo.

Blaine se subió del lado del pasajero y emprendimos el camino a mi casa.

"Entonces, ¿por qué Tony?"

"Kurt," se quejó Blaine mientras yo me reía. "Se llama Tony como en West Side Story," él admitió. "Es uno de los personajes que me gustaría interpretar."

"Suena justo."

"Gracias Kurt," dijo Blaine.

"¿Por qué?"

"Por dejar que Ella se nos uniera."

"En realidad no podía decir que no," bromeé. "Pero me agradó. Ustedes dos se llevan muy bien."

"¿Enserio?"

"Ella es muy bonita," comenté. "Puedo ver porque saliste con ella."

"Salí con ella porque tiene un buen corazón, era divertido estar con ella y no tiene prejuicios. En realidad no me importaba como se veía," dijo Blaine firmemente, "Siendo gay, después de todo."

Él parecía ofendido. Sentí la culpa en el estómago. "Lo siento." ¿Debería decirlo? "Supongo…" hice una pausa. "Supongo que solo estoy…celoso," admití, sonrojándome.

"¿Celoso?" preguntó Blaine, mirándome confuso. "¿Por qué estarías celoso?"

Cambia de tema. "Podríamos ver West Side Story esta noche, si quieres."

Blaine me miró cuidadosamente. "Claro."

Soy un idiota.