Hola. Les traigo un nuevo fic. Espero les guste. Vocaloid no me pertenece.
Capítulo I: Transformación
La luz del día se asomaba por la ventana del cuarto de Len, esto se tapó con las cobijas para que la luz no lo molestara.
-Cinco minutos más…
Esos cinco minutos se convirtieron en veinte. Cuando Len se levantó miró su reloj.
-¡KYYYAAA! ¡Me quedé dormido!
Se levantó rápidamente y se duchó, se puso su ropa, sus lentes y salió corriendo con un pan en la boca.
-¡No puede ser!
Decía mientras se atragantaba. Al llegar a la escuela estaba a cinco minutos que le cerraran la puerta. El nombre completo del chico era Len Kagamine.
Len era un chico de 14 años que iba en la secundaria. Era el típico aburrido nerd, ya que él no era de los chicos que andaban con todas las chicas del salón sólo por juego, Len era respetuoso y caballeroso con ellas. Además que le gustaba una niña del otro salón cuyo nombre era Rin.
Rin era igual a Len físicamente, pero esto no le importaba al rubio. El problema era que su timidez lo dominaba y no podía hablar con la chica que tanto le gustaba.
Len tenía pocos amigos en la escuela y vivía solo. Sus padres vivían en otro país por motivos de trabajo y le mandaban dinero para que pudiera mantenerse.
Para Rin, Len no existía. Sólo lo conocía de vista por su parecido, pero era todo. Ella a veces intentaba acercarse al chico para hablar con él pero sus amigas la interrumpían.
Un día más para la vida aburrida de Len, según él.
Llegó a su casa y se recostó en la cama.
-Ojalá pudiera estar con mis padres, así no me sentiría tan solo…
En medio de sus pensamientos, el chico rubio se durmió.
…
Al día siguiente, Len se estiró para acomodarse. Era Sábado así que no estaba preocupado por levantarse temprano o ir al escuela.
Pasó alrededor de media hora hasta que sintió hambre.
"Quiero desayunar… me tengo que levantar o me dará más hambre".
Pensó. Se estiró de nuevo, y se levantó.
"Qué raro. Siento como si tuviera que caminar a gatas".
Abrió sus ojos.
"¿Soy yo o la casa está más grande? Creo que soy yo".
El chico se levantó y se fue a la regadera, pero su sorpresa fue que al trata de alcanzar una de las llaves para el agua, en lugar de una mano, vio una pata con pelo dorado.
"¡¿Qué es esto?"
Len se asustó. ¿Qué significaba eso? Fue directo al espejo de su cuarto y cuando se miró él podría haber jurado que gritó, pero no. Sólo se oyó un maullido alto por la casa.
Se miró bien: Dos orejas puntiagudas, una cola larga, cuatro patas, una nariz rosada y cubierto por pelo dorado como su cabello.
"¡¿Soy un gato? ¡NO! ¡ESTO NO PUEDE SER! ¡SIMPLEMENTE NO!"
Sólo pensaba, ya que no podía hablar, sino maullar.
"¡Tengo que buscar ayuda! ¿Pero quién me creerá? Es más, ¿Quién me entenderá? Sólo puedo maullar. Voy a salir… pero la puerta está cerrada con llave… ¡Ya sé! La ventana."
Pensó el neko. Len salió por la ventana y con mucho esfuerzo la cerró para después irse.
"No sé cuánto tiempo me iré… así que mejor la cerraré."
Len caminó y caminó por la calle, muchos niños lo señalaban y lo miraban con ternura, él trató de ignorarlos, pero no podía, llegó a su escuela y se sentó frente a la puerta.
No pensó en otra cosa más que en maullar. Una maestra se acercó a él y le dio un pan, perfecto, Len tenía algo de hambre. Comió el pan y luego caminó alrededor de la escuela sin rumbo fijo.
"¿Qué hago? Más bien, ¿Cómo me transformé en gato? ¿Qué hago ahora? ¿Cómo podré vivir? No creo que alguien me quiera dar de comer todo el tiempo…"
Luego el timbre de la salida sonó. El gato se fue de nuevo a la entrada y vio a los alumnos saliendo, después de cinco minutos casi todos se habían ido, y salió una chica de cabello rubio casi al final. Len maulló al darse cuenta que era Rin.
La chica de ojos azules lo vio y se acercó a él.
-¡Qué lindo es!
Dijo mientras se agachaba a su altura.
El gato se acercó a ella y se sentó frente a sus pies.
-Me pregunto si tendrá dueño…
"Como gato no tengo dueño… como humano… ejem… mejor no lo pienso."
Rin cargó al gato.
-¡Rin! ¡Ya vámonos!
Le gritaron sus amigas: Luka, Meiko y Miku.
-Sí. Ya voy.
Rin se acercó a ellas con el gato en brazos.
-¿Y ese gato?
-Me lo encontré por la entrada. No parece ser que tenga dueño.
-¿Qué tal si está enfermo? ¿O tiene rabia o algo?
Preguntó Miku.
"¿Y tú qué sabes?".
Pensó enojado Len.
-No creo. Es muy lindo. Me lo llevaré a casa.
-¿Tus papás te darán permiso?
Preguntó Luka.
-Yo creo que sí. Ellos saben que siempre he querido una mascota.
-Bueno, nos tenemos que ir. Te cuidas Rin.
Dijo Meiko mientras se iba. Luka y Miku la siguieron.
-Suerte, Rin.
-Adiós.
-Adiós.
Se despidió Rin.
-Bien, vámonos.
Len iba muy cómodo en los brazos de Rin, incluso se llegó a dormir. Cuando despertó fue porque Rin lo puso sobre el sofá y pudo escuchar la conversación que ella tuvo con su madre.
-Entonces, ¿Puedo quedármelo?
-No lo sé, Rin.
-Por favor, mamá.
-Mmm… bueno, pero tú lo cuidarás. Y mañana lo llevaremos con el veterinario para que lo vacune y desparasite.
-¡Gracias mamá!
Exclamó Rin mientras la abrazaba.
-Pero por el momento báñalo, no sabemos de dónde viene y si va a estar aquí que por lo menos esté limpio.
-Bueno. Iré a preparar el agua.
Len abrió los ojos. ¿Bañarlo? No era que no le gustara bañarse, sino que Rin lo iba a bañar… había noticia buena y mala.
Buena: Era un gato.
Mala: Eso no quitaba el hecho de que realmente era un humano.
Len saltó del sillón y se fue debajo de la mesa.
-¡Gatito! ¡Gatito!
Llamaba Rin a Len.
"Que no me vea, que no me vea"
Rogaba. Pero Rin lo pudo encontrar.
-Vente.
Lo jaló y se lo llevó. Allí estaba la tina del baño llena de agua. Len se asustó.
"Soy pequeño y la tina grande, me voy a ahogar".
El gato trataba de zafarse de Rin, pero ella no se lo permitió. Lo echó con cuidado al agua y se levantó las mangas de su ropa.
"El agua está tibia, pero igual no quiero que bañen, y menos Rin".
-A ver, te voy a poner jabón, huele muy bien, espero te guste.
Rin le empezó a enjabonar la espalda al gato, la panza y las patas. No le tocó ni la cara ni nada más, por miedo a hacerle daño o algo.
-Bueno, ahora te secaré y luego te cepillo.
Rin sacó al gato de la bañera y lo secó con una toalla. Quitó el tapón de la bañera y el agua se fue. La chica cargó al gato y se lo llevó a su cuarto, tomó un peine y empezó a cepillar a Len.
"Esto es muy cómodo. Y creí que el baño sería peor."
En medio de su comodidad, Len empezó a ronronear, y más cuando Rin le empezó a acariciar la cabeza.
Luego se escuchó que una puerta se abría.
-Debe ser papá.
Dijo Rin. Después de cinco minutos se escuchó que alguien tocaba la puerta de Rin.
-Pase.
-Hola, hija.
-Hola, papá.
-¿Y ese gato?
Dijo el señor mientras pasaba.
-Me lo encontré en la escuela y quise traerlo. Ya lo bañé y mamá dijo que mañana lo llevaríamos al veterinario.
-Bueno. Tiene un bonito color de pelo, se parece al tuyo.
Comentó el padre mientras acariciaba al gato.
-Sí, es muy lindo.
-Bueno, hija, me voy a dormir, vengo muy cansado.
-Sí.
Respondió Rin, luego le dio un beso en la mejilla a su padre y él se retiró.
-Yo también tengo sueño. Me voy a dormir.
Rin se movió y Len se despertó.
"¿Qué pasó? ¿Rin se va a dormir? Supongo que me iré afuera".
Len se bajó de la cama.
-Sólo me cambiaré.
Él se detuvo y si fuera humano se hubiera sonrojado, pero se tranquilizó al ver que Rin tomaba su pijama y salía de su cuarto.
"Fui".
Entró Rin con su pijama puesta y su otra ropa en la mano, la dejó en su silla y se acostó, Len maulló.
-Es verdad… mmm… no te hemos comprado una cama para ti…
Len miró a Rin.
-Bueno, dormirás conmigo.
Dijo Rin mientras cargaba a Len y lo ponía en su cama.
-Buenas noches.
Le dijo Rin mientras le acariciaba la cabeza.
"Buenas noches, Rin."
Pensó Len.