Este es el primer fic que escribo de Sherlock, espero que los personajes no estén muy OoC. Y que podáis disfrutarlo tanto como yo escribiéndolo.

Notas: Basado en la serie de la BBC.


Lo que la gente piensa

Estaba harto. Muy, muy cansado de que las cosas fuesen siempre así. ¿Por qué la gente asumía siempre lo que no era? ¿Por qué, por más que lo negaba una y otra vez, seguían insistiendo en que Sherlock y él eran pareja?

John se quitó furiosamente la cazadora y la tiró en el sofá, mientras observaba cómo su compañero de piso posaba su bufanda sobre la silla que había frente a la mesa del salón. En cada caso siempre se encontraba las mismas insinuaciones, las mismas veladas indirectas con las que la gente daba por hecho que estaban juntos. ¿Y todo por qué? ¿Porque compartían piso? ¿Porque trabajaban juntos? No era tan inusual, y definitivamente no era una razón válida para asumir tal cosa. Eran buenos amigos. Podía admitir que en ocasiones era una amistad un poco extraña y no siempre recíproca, pero una amistad al fin y al cabo. Nada más y nada menos.

Pero eso no convencía nunca a cuantos los conocían. Los personajes diversos que pasaban por su apartamento, en busca de las dotes deductivas de Sherlock, solían asumirlo de forma inmediata, como si fuese una verdad universalmente aceptada. Y eso incluía a la señora Hudson, quien vivía convencida de que tenían una relación de carácter mucho más personal. Los agentes de Scotland Yard siempre aprovechaban para lanzar pullas en su dirección, mofándose con el único dato de carácter personal que creían tener de Sherlock. Incluso varias de sus novias lo habían abandonado por creer absurdamente que estaba enamorado de su compañero. ¿Qué diablos le pasaba al mundo? ¿Acaso la amistad sincera había dejado de existir?

Esa mañana, sin ir más lejos, había tenido que soportar las bromas de Sally y Anderson mientras visitaban la escena de un crimen, sus insinuaciones sobre lo que había entre los dos y sus frases con doble sentido. Las sonrisitas, las miradas mal disimuladas y los cuchicheos entre agentes habían terminado con su paciencia para terminar gritando por enésima vez que no era gay, y que Sherlock y él no eran pareja.

Hasta Lestrade se había sorprendido por su exagerada reacción, y había mandado a Donovan y Anderson a hacer distintas diligencias para que lo dejaran en paz.

Sherlock, por el contrario, ni se había inmutado. Había seguido con su análisis del cadáver como si nada pudiese perturbar su burbuja. Nada fuera de lo habitual, y nada que John no hubiese esperado. Pero le había hecho reparar en algo que hasta ese momento no había considerado. Algo que le molestaba profundamente y que en ese mismo instante iba a solventar.

—¿Sabes? —preguntó, girándose hacia Sherlock para mirarlo de frente—. Ya sé porque la gente siempre asume que somos pareja.

—¿En serio? —dijo Sherlock, sin ni siquiera levantar la vista hacia él mientras se sentaba frente a su ordenador.

—Sí. Por más que me esfuerzo en negarlo, la idea persiste, siempre persiste. Y ahora me he dado cuenta de por qué: es por ti. Tú nunca te molestas en negarlo. ¿Sería mucho pedir que por una vez dejases las cosas claras al menos a los de Scotland Yard?

—¿Por qué iba a hacer eso?

John cruzó los brazos sobre su pecho, fastidiado por la actitud indiferente de Sherlock.

—¡Porque no somos pareja!

—¿No lo somos?

¿Le estaba prestando atención siquiera? Porque estaba comenzando a darle la impresión de que no, de lo contrario no habría hecho una pregunta tan fuera de lugar.

John dio un paso hacia él y se apoyó en la mesa, cerrando la tapa de su portátil para que le prestara atención.

—No, no lo somos. ¿Por qué no dejas de cuestionar todo lo que digo y te limitas a decirme que lo harás?

—Porque no voy a hacerlo.

—¿Cómo?

—No voy a hacerlo. ¿Qué te importa lo que diga la gente? No es relevante.

—¿Que qué me importa? ¡Por supuesto que es importante!

—¿Por qué?

—¡Porque no es verdad! ¡Porque los rumores se extienden! ¡Y porque lo último que quiero cuando conozco a una chica que me gusta es que asuma que soy gay!

Sherlock tuvo el descaro de sonreír ante su apasionada declaración. Se puso en pie, para mirarlo desde arriba, y puso su mejor tono de 'voy a explicarte lo que está pasando porque es evidente que no te enteras'.

—Como siempre, John, hablas antes de pensar. Me echas la culpa para aliviar la incomodidad que la situación te provoca, sin pararte a considerar todos los aspectos de la misma. Antes de pedirme que haga nada, ¿no deberías preguntarte por qué la gente siempre asume que somos pareja? No una persona, sino varias, que en la mayoría de los casos ni se conocen entre sí...

John frunció el entrecejo, completamente desconcertado. Por supuesto que se lo había planteado, y había llegado a la respuesta obvia.

—Lo asumen porque siempre vamos juntos. Porque vivimos juntos. No es habitual compartir piso a nuestra edad.

—Es una forma de verlo.

—Es la única que hay.

—Si ese es el caso, ¿por qué tus novias aceptan sin problemas que compartas piso, sin extrañarse, y cambian de opinión en cuanto te conocen realmente? Si han de asumir algo será al principio, cuando se enteran de ello, no después.

—Eso es fácil de responder —dijo sonriendo sarcásticamente—. Porque entonces te conocen a ti y tienes un extraordinario don para espantarlas.

—¿Las espanto?

—¡Por supuesto!

—¿De verdad lo crees?

—¿Quién sino? Siempre con tus comentarios sarcásticos e hirientes, tus caras de no soportar la presencia de extraños. Huyen despavoridas.

La sonrisa de Sherlock se hizo más amplia, mientras metía las manos en los bolsillos de su traje.

—No es así. Su relación es contigo, no conmigo. Es irrelevante si yo les caigo bien o mal, si yo las trato bien o soy un perfecto impresentable. Eres tu el que falla en la ecuación, en una pareja que por definición es de dos.

—¿Qué quieres decir?

—¿Sabes por qué todo el mundo asume que somos pareja? Porque lo somos, John.

—¿Qué? —su declaración lo dejó tan estupefacto que fue todo lo que pudo articular antes de que Sherlock prosiguiera.

—¿Qué es lo que define a una pareja? En primer lugar el respeto, sin respeto no es posible una relación. Tú no respetas a tus novias cuando las abandonas ante un mensaje mío, cuando me colocas una y otra vez por encima de ellas. Nunca haces lo contrario. Me respetas y admiras y eso las hace sentirse insignificantes.

—Eso no...

—En segundo lugar, el cariño. Es obvio hasta para el más inútil de Scotland Yard que si sigues a mi lado es porque has visto algo que el resto no ve. Y como no lo ve no puede entenderlo. Los que me conocen suelen maldecirme y respiran aliviados cuando salgo de la habitación, cuando pueden dejar de sentirse idiotas por mis acertados cuestionamientos. Tú no. Tú sigues aquí. Tú me acompañas allá donde voy y no dudas en jugarte la vida por salvar la mía. Sentimiento, cariño, como quieras llamarlo.

—No...

—En tercer lugar, la confianza. ¿Confías en tus novias, John? ¿A cuántas les hablas de lo que haces? ¿Les cuentas tus problemas, lo que te preocupa? ¿Les hablas de tus sueños? No necesito estar presente para saber que no lo haces. Fase de acercamiento sí, fase de conocimiento mutuo, la pasas sin problemas, ¿pero intimar? Se encuentran con un muro, John, que no les dejas traspasar. Que las bloquea una y otra vez. ¿Me lo cuentas a mí? No, pero sabes que puedo leerte sin problema y lo consientes. Te hace sentir seguro y confiado. Te hace sentir bien que alguien sepa lo que te pasa sin necesidad de preguntar. Donde la gente se siente violada en su intimidad, tú te sientes relajado. Donde los demás insultan, tú expresas admiración.

No le iba a dejar responder apropiadamente hasta que terminara con su discurso. Lo conocía demasiado bien. John se cruzó de brazos, poniendo cara de póker y esperó. Todo lo que Sherlock decía estaba muy bien, pero se estaba olvidando de algo fundamental.

—Fidelidad o lealtad es la cuarta. ¿Cuántas veces me has defendido, John? ¿Cuántas veces has tenido que aplacar a la gente que me insulta? ¿Cuántas veces me has excusado ante tus mujeres? Muchas más de las que has tratado nunca de defenderlas ante mí. Aun sin apenas conocerme te negaste a pasarle a mi hermano información sobre lo que hacía. Cuando alguien cuenta una mentira sobre mí te sientes casi más ofendido que yo. ¿Qué es eso sino lealtad?

Ante su pausa, Watson aprovechó para contestar calmadamente.

—Lo que describes no es más que una amistad.

—¿Tú crees?

—Sí. Es una buena amistad, nada más. Te has olvidado de la parte fundamental que define a una pareja: deseo.

Se rió. Sherlock soltó una de sus típicas carcajadas despectivas mientras daba un paso hacia él, quedando a menos de un metro de distancia.

—¿Ése es tu valioso argumento? ¿Deseo?

—Sí.

—El deseo no está exento de nuestra relación —declaró, dejándolo completamente estupefacto—. La simple ambición de querer pasar tu tiempo conmigo ya es deseo. El querer acompañarme y cuidarme es deseo. El correr a mi lado en cuanto te llamo es deseo. Pero tú te refieres al sexual, ¿verdad? —preguntó, parapetado tras su odiosa sonrisa—. Deja que te haga una última pregunta, John. ¿Por qué vas tras mujeres a las que no respetas, ni les tienes cariño, confianza o lealtad?

No fue capaz de responderle. Intentó encontrar una respuesta razonable, algo que desbaratara una teoría tan descabellada, pero no lo encontró. ¿Qué podía decirle? ¿Que no había encontrado a la mujer de su vida? Eso era obvio, pero no respondía por qué quedaba continuamente con mujeres que nunca representaban para él algo importante. Ni por qué sus abandonos nunca le provocaban dolor, sino alivio. John no podía poner en palabras una réplica adecuada porque él mismo no sabía la respuesta.

Fue Sherlock quien contestó a su propia pregunta, dejándolo completamente paralizado en donde estaba.

—Lo haces porque te dan lo único que yo no te he proporcionado: sexo. ¿Luego tu deseo es por ellas, John, o es una desviación de lo que en realidad querrías hacer conmigo?

¿En serio estaba insinuando lo que creía? Pensaba de verdad que él…

—Por eso todo el mundo piensa que somos pareja, John. Por eso nunca lo niego. Porque lo somos. Y en cuanto estés preparado para aceptarlo ante ti mismo podré ofrecerte aquello que siempre buscas fuera.

Lo dijo como si fuese la resolución de uno de sus casos, con ese tono analítico aderezado por su sonrisa de suficiencia. Y luego, sin esperar una respuesta, se dio la vuelta y se metió en la cocina para proseguir con el experimento que tenía ahora entre manos, fuese el que fuese que ocupara su mente.

Y John se quedó allí, de pie sobre la alfombra, tratando todavía de asimilar sus palabras. Sherlock creía que quería una relación con él, una más íntima de la que tenían, de índole sexual. Una relación como las que todo el mundo creía que ya tenían. No era verdad, por supuesto. Él nunca había fantaseado con ese tipo de cosas y nunca había mirado a su compañero de piso como algo más.

Pero no pudo decírselo. Porque esa última declaración lo había dejado petrificado. Sherlock, el siempre impersonal Sherlock, acababa de decirle a su peculiar manera que quería acostarse con él. Y todas esas imágenes con las que nunca había fantaseado se colaron en su mente, trayendo consigo una nueva perspectiva de su relación.

Y en ese instante, en ese justo momento, lo que los demás decían sobre ellos dejó de importar.


Espero que os haya gustado. Para cualquier cosa estoy a un review de distancia.

Saludos