hola, buenas, como sea ^^

aqui les dejo un fic que he estado trabajando algun tiempo, lo publico aqui recien, aunque ya llevo tiempo publicandolo en otro foro llamado Mundo Sasusaku bajo el seudonimo de sole-chan

Espero que lo disfruten ^^


Siempre alguien ha de estar solo. La vida muchas veces no nos ayuda en lo más mínimo y en muchas otras perjudica.

Ser millonario a veces solo te hace estar mas solo de lo que la gente cree. Amigos por vanidad, que se acercan como las sombras, solo están contigo cuando el sol más brilla, pero que se alejan de ti cuando entras en las penumbras.

Ser atractivo muchas veces te hace estar solo, las apariencias, esas que tanto privilegiamos, esas por las que juzgamos y nos dejamos llevar, son engañadoras, la verdad es que nadie sabe en quien confiar ni nadie desea confiar en ti.

Muchas veces el matrimonio no es la opción, estar con alguien solo te hace sentirte más solo que antes…

Tan solo como aquellos ojos negros y cabellos azabaches siempre estuvieron…

La alegría llega pronto, pero tan pronto como llega se termina, para luego, después de todo el sufrimiento, de la agonía, volver y que puedas apreciarla con más fuerza.

Aquellos pequeños ojos negros que eran lo único que a aquel hombre solitario animaban…

Se sentía cómodo en ese lugar, y le hacía feliz estar allí. En sus brazos un pequeño niño, no tendría más de cinco meses de edad, sus ojos apenas conocían el mundo, pero reconocían demasiado bien a aquel hombre que le cargaba.

Ese lugar donde podía sentirse completo quizás era el menos esperado, pero así era. Paredes de un color celeste muy suave, dibujos de nubes y autitos pintados en aquel tenue color celeste, un estante repleto de juguetes, un armario con mucha ropita y en medio de aquella habitación, una cuna, amplia y cómoda.

- buenas noches hijo –susurro aquel hombre de ojos negros mirando enternecidamente al pequeño mientras lo dejaba con cuidado máximo en la cuna y le cubría suavemente con las mantitas-

- pa… -balbuceo apenas el pequeño bebe intentando estirar sus brazos hasta aquel hombre-

- si campeón, soy tu papá –sonrió feliz aquel muchacho de 19 años de edad tomando con uno de sus dedos la pequeña mano de aquel bebito-

Sonrió al ver como aquel pequeño cerraba sus pequeños ojos negros dejando ver solo su cabello rojo y una tenue sonrisa, como la que solo las criaturas más inocentes pueden hacer cuando se encariñan con alguien.

- buenas noches pequeño –susurro el azabache dejando la manito de su hijo con cuidado sin despegar la vista de aquel niño por ningún instante, aquella mirada de ternura que solo un padre puede transmitirle a su hijo-

- yo sigo sin entender que le ves a ese bebe –expreso con mal tono una voz femenina proveniente de la entrada de la habitación del pequeño bebe-

- fácil, es mi hijo, Karin, yo no sé como tú siendo la madre de él no sientes cariño por el –expreso con molestia el azabache, su tono no era fuerte, controlo el volumen solo para no hacer despertarse a aquel bebito que el tanto amaba-

- es fácil Sasuke, yo nunca quise tener hijos, por mi hubiera abortado, nada mas lo tuve porque tú fuiste quien insistió en que lo tuviera –expreso de forma calmada aquella mujer de lentes arreglándoselos sin dejar de mirar al azabache-

- ¡no vuelvas a decir eso! –expreso de forma golpeada, pero sin subir el volumen para no despertar al bebe, por lo que se alejo de la cuna para ir directamente con aquella pelirroja- es un bebe Karin, es nuestra sangre, es nuestro hijo –hablo molesto, lo denotaban sus ojos negros, un brillo de furia mas allá de lo que alguien podría estarlo y no controlarse si no estuviéramos hablando de Sasuke Uchiha-

- si Sasuke, lo que digas –expreso sonriendo coqueta la mujer acercándose a él y comenzando a desabotonar su camisa- si lo deseas, ¿quieres castigarme por portarme mal? –Pregunto de forma insinuante aquella mujer haciendo al Uchiha fruncir el ceño como jamás lo había hecho-

- claro que no –expreso tomando las muñecas de la mujer y apartándola de su perímetro, sus ojos mostraban rabia, ira, aquella mujer tenía la capacidad de hacer que toda su felicidad se fuera a la basura en tan solo un segundo-

- vamos, hace mucho que no jugamos, te la pasas en tu trabajo y lo que queda con ese bebe –expreso de forma déspota la mujer apuntando con su mirada al pequeño que ya estaba durmiendo y permanecía ignorante de todo lo que sucedía a su alrededor-

- solo te gusta hacer las cosas, pero después no cargas con ella, me enfermas de verdad, no hare nada contigo sabiendo que podría traer a otro niño a este mundo a sufrir porque su madre no le quiere –molestia, eso sentía, su voz la reflejaba, deseaba mandar a aquella mujer al otro lado del mundo, pero lamentablemente era la madre de su hijo y como fuese debía mantenerla con él-

- para eso hay pastillas cariño, condones y demás –volvió a expresar coqueta la mujer, no tenía en sus planes dejar al azabache escapar, valía demasiado para ella, pero claro, no sentimentalmente hablando-

- no te me acerques hasta que aprendas a pensar, seré hombre, pero no soy un animal que sucumbe al placer, cosa que ya ni siquiera me das –sentencio el azabache con los puños apretados dirigiéndose a la salida de la habitación, sabia controlarse, era un caballero, pero ella excedía su límite de paciencia-

- esto es tu culpa –susurro mirando con odio a aquel inocente bebe que yacía dormido plácidamente en el lugar más cómodo del mundo y soñando en su pequeña nube- si no fuera por ti, todo seguiría igual, me pregunto… si me deshago de ti –sonrió complacida aquella mujer tomando una almohada y acercándose a la pequeña cuna muy lentamente-

No pudo avanzar más, sintió como le agarraban de detrás de su blusa y la jalaban. Cayó al suelo de sentón sin entender lo que sucedió, cosa que entendió al ver al azabache de pie frente a la cuna, mirándole en el suelo desde arriba con el ceño fruncido y sus ojos furiosos, una vista que jamás pensó ver en ese hombre, algo que le calaba los huesos a cualquier persona viva, pero que a la vez le hacía más atrayente de él, por supuesto, solo físicamente.

- no te atrevas a cometer una locura, porque lo que tú le hagas a mi hijo, te pasara peor a ti –amenazo aquel hombre sin piedad alguna, sin en ningún momento relajar su rostro ni dejar de mirar a la pelirroja- dormiré aquí hasta nuevo aviso, traeré un sofá o algo aunque la verdad eso no te concierne mucho –volvió a hablar informándole su decisión a su esposa, realmente estaba furico con ella, pero el miedo de que algo le hiciera a su hijo mientras él estaba lejos de aquel seguro cuarto era lo que mas temía, pasaría allí toda las noches hasta que su pequeño supiera hablar si era necesario-

- lo detesto –susurro con ira la pelirroja colocándose de pie y saliendo por la puerta de la habitación, haría caer de nuevo al azabache o se vengaría de ese bebe, lo que pasara primero, pero algo haría-

Un mes pasó rápidamente. Este día hace seis meses su mundo de soledad y monotonía se alimono con la llegada de aquellos inocentes ojos negros que le miraban e inconscientemente le llamaban con inocencia pidiendo su protección y resguardo, cosa que él como su padre encantado le daría por el resto de su vida.

No todo es perfecto, las cosas van muy mal con su esposa, como todos esperábamos, de mal en peor. Sasuke siempre cuidaba de no dejar a su pequeño solo, así que si tenía que salir, contrataba a empleadas para que lo cuidaran especialmente de su hijo. Karin por su parte tenía rabia acumulada, no encontraba oportunidad de hacer algo, el azabache era muy inteligente y no le daba espacio para nada, ni para intentar reconquistarlo ni para hacerle algo a aquel niño de ahora seis meses.

Toda esa situación no era más que una bomba de tiempo, las cosas explotaron, ya no soportaban mas, así que azabache tomo un aseria decisión, ya nada importaba, no dejaría que algo malo sucediese nuevamente en su vida, es así como este día tan especial en que su pequeñito cumplía seis meses Sasuke decidió celebrarlo de manera muy particular, primero llamando a Karin a su oficina, típico, ella pensando otras cosas acepto, mas solo era la jugada del azabache y sería la última jugada de él.

- ya llegue amor –escucho hablar intentando sonar coqueta a aquella voz insoportable entrando en su oficina-

- Hmp, siéntate –ordeno frio el azabache el cual miro a aquella pelirroja, se notaba que algo pensaba ella respecto a la situación, con ese vestido rojo apretado y muy escotado, aquellos zapatos de tacón aguja alto y su maquillaje impecable, podía decidir fácilmente las intenciones de ella, las cuales eran muy diferentes a las de el-

- a tus ordenes –sonrió nuevamente "coqueta" acercándose al azabache y sentándose en sus piernas dejando todo su escote a la vista de esos oscuros ojos negros intentando incitarlos-

- dije siéntate, no pónteme encima –reclamo con fastidio aquel ojinegro mientras se llevaba una mano a la cabeza intentando no perder el control de sí mismo, un error y todos iría a la basura-

- no seas tímido amor, después de todo aun no has visto nada de lo que alguna vez viste –sonrió aun mas coqueta con un tono de voz insinuante mientras sus brazos se posaban en el cuello del azabache abrazándole y acercando su rostro al frio e incorruptible rostro de el-

- siéntate allí si quieres, pero no cerca de mi –musito de la nada el Uchiha con molestia parándose de golpe y dejando a la pelirroja sentada en su silla del escritorio para luego el sentarse en la otra que estaba frente al escritorio-

- ¿para qué me llamaste tan repentinamente Sasuke?, pensé que querías que nos reconciliáramos –hablo con cierta duda y esperanza en la voz aquella pelirroja, es decir, cuando aun viviendo juntos no le hablaba ni para saludarle o solo para pelear podía tener sus esperanzas con aquel llamado-

- Tú sabes que no es mi estilo andar con rodeos Karin, así que seré sumamente breve, quiero el divorcio –expreso el azabache con seriedad total dejando fría a la pelirroja, después de todo, ella jamás se habría esperado esa situación-

- ¡Qué! ¡¿Esto es una broma verdad? –Expreso alterada y aceleradamente la mujer de cabello rojo parándose inmediatamente de la silla donde antes estaba sentada-

- claro que no, pero no es todo, quiero la custodia de Yusuke –expreso de forma igualmente seria su segunda petición el Uchiha mirando a la pelirroja quien parecía no importarle lo dicho-

- sabes que no puedes separarte de mí, recuerda que quedarías en banca rota, después de todo nos casamos sin separación de bienes –jugo su carta magistral aquella pelirroja sonriendo de medio lado, con eso tenía ganada la partida o eso creía-

- no me preocupo de eso, estuve aguantándote estos 2 años solo para encontrar evidencia, si tú me eras infiel, cosa que ambos sabemos es verdad y tengo pruebas para demostrarlo, tú te quedas sin nada –expreso con una mueca de media sonrisa de superioridad el azabache matándole la jugada a la pelirroja quien palideció de un momento a otro-

- ¡no puedes hacerme esto Sasuke! Además… además… Yusuke se iría conmigo –volvió a encontrar un mal pretexto aquella mujer ya desesperándose por la situación, cosa que le jugaba mas en contra que a favor-

- graso error, también puedo comprobar que tu nunca lo has cuidado y que yo siempre me he hecho cargo de él sin tu ayuda ni afectiva ni económica, así que él se queda conmigo y tu sin nada –golpeo por última vez su mandato el Uchiha mostrando todas sus cartas sobre la mesa, había planeado todo perfectamente y ese momento lo había esperado desde ya mucho tiempo-

- no Sasuke, no puedes hacerme esto –expreso pálida la pelirroja caminando apresuradamente hasta el Uchiha y tomándole del brazo de forma desesperada-

- ya lo hice Karin –hablo frio aquel azabache soltando su brazo del agarre de la pelirroja para luego mirarle con toda la frialdad que su ser podía reflejar- ya presente el divorcio, tengo videos de ti intentando hacerle daño a Yusuke por lo que está en proceso una orden de alejamiento y te quiero fuera de mi casa y de mi vida en 72 horas a partir de este instante –termino de informar y exigir el azabache volviendo a sentarse con tranquilidad en su asiento sin querer ya mirar a la pelirroja la cual tenía su rostro pasando de la palidez al rojo de enojo-

- ¡te arrepentirás Uchiha! ¡Hare que te quedes conmigo! –Amenazo la pelirroja al salir corriendo de la oficina del azabache, algo haría, eso sería seguro-

- jamás maldita zorra –susurro el Uchiha sacando un sobre de muchas fotos de su cajón, fotos y documentación que tenía como prueba de todo lo que le había dicho a la pelirroja-

OoOoOoO

Dormía muy plácidamente en aquella habitación, luego de su leche cualquier bebe quiere una siesta. Adoraba su pequeña cuna, soñando desde ella todo lo que había vivido, pero por sobre todo con aquellos cálidos ojos negros y aquellas fuertes manos que lo mecían cada mañana antes de irse y dejarle en su cuna.

El sonido de algo le despertó, era la puerta de su habitación, ya era un acto reflejo de aquel pequeño que al abrirse la puerta el despertara para nuevamente ver aquellos cálidos ojos negros que le cuidaban la mayor parte del día y casi toda la noche, aunque lamentablemente este no era el caso.

En la puerta de aquella habitación había mucho ruido. Dos mujeres, una discutiendo, furiosa, queriendo entrar a aquella habitación, y la otra algo más sumisa tapándole la entrada a la pelirroja.

- señora, lo siento pero tengo órdenes de no dejarla pasar a esta habitación –expreso con algo de miedo la empleada de la mansión tapándole la puerta a la aun esposa del dueño de aquella mansión-

- ¡soy la dueña de esta casa y la madre de ese niño y tengo derecho a acercarme a él! –expreso alterada la pelirroja haciendo uso de su poder por sobre la empleada-

- pero señora, el señor Uchiha lo ordeno –se excusaba con miedo la empleada, no podía contradecir a sus empleadores, y allí tenia la disputa entre el que le daba trabajo y la esposa de este-

- ¡si quiero puedo despedirte ahora mismo! ¡Así que o me deja entrar o se va de patitas a la calle! –amenazo aun mas alterada la pelirroja apuntando hacia la entrada de la mansión haciendo alusión a que le echaría-

- s-si señora Karin, está bien –se hizo a un lado la empleada con un mal presentimiento y una sensación extraña en el estomago mientras que la pelirroja no desaprovecho ni un solo instante para entrar en la habitación-

Nuevamente sus ojitos negros estaban abiertos esperando ver a su padre, mas esta vez pudo observar a una mujer de cabello rojo y de lentes a la cual reconocía muy vagamente, lamentablemente aunque ella fuera su madre, jamás le había sido muy cercana por lo que no le reconoció del todo. Sintió como esa mujer le tomaba en brazos con poca delicadeza, no como el pelinegro que recordaba, si no que esta era algo más brusca y por sobre todo, la mueca de sonrisa que traía en su rostro era bastante falsa.

- hola mi Yusuke –hablo con sarcástica ternura la pelirroja quien tenía al pequeño de tan solo seis meses en sus brazos mirándole con suma inocencia-

- pa… pa –balbuceo apenas el pequeño quien miro apenas al resto del cuarto buscando aquellos ojos negros que el ya reconocía y quería demasiado-

- no Yusuke, no veras a tu padre hoy… ni nunca más… -expreso la pelirroja con una sonrisa maliciosa agarrando una pequeña mochila y saliendo del cuarto del bebe con él en brazos-

OoOoOoO

Ya era tarde, el sol comenzaba a ponerse, y era la hora en que el siempre llegaba a su casa. Podría ser un día como cualquiera pero para el no, ese día era precisamente cuando su pequeñito de ojos tan negros como los suyos cumplía exactamente seis meses. Entro en su casa como cualquier día, solo que esta vez venia con una bola en sus manos donde traía un pequeño regalo envuelto por el mes sexto que su hijo cumplía, ese regalo era muy especial, un pequeño balón de futbol mediado, ya se hacia ilusiones de que cuando aprendiera a patear llevarlo a jugar con él y un balón.

- señor… qué bueno que llego… lo lamento señor… ¡lo lamento mucho! –Expreso algo alterada la mujer que el mismo había contratado al pararse frente a él con los ojos llenos de lágrimas-

- ¿Qué ocurrió? –le pregunto enseguida al ver lo alterada que aquella mujer estaba, algo malo pasaba y temía lo peor, lo sentía, algo en su mente se lo decía-

- llego la señora Karin y me amenazo con despedirme si no la dejaba ver al pequeño Yusuke, luego salió con él y una mochila, después de eso ya no he vuelto a saber de ella ni de Yusuke –explico llorando la mujer mientras se tapaba los ojos con mucha culpa y preocupación-

- Yusuke… -susurro ido el pelinegro sin poder asimilar completamente la situación-

Dejo caer automáticamente aquel pequeño regalo envuelto al suelo, el shock era mucho. Antes de siquiera poder asimilarlo su estomago se apretó y sus ojos comenzaron a arder. Sabía que si Karin se había llevado a su pequeño nada bueno podía pasar, le aterraban las opciones y a cada momento pasaba una peor por su mente. El llanto de su empleada y los zapatos de tacón de alguien caminando a sus espaldas le hicieron volver a mundo de un momento a otro.

Su cabello rojo le hizo enfurecer, su mirada maliciosamente juguetona le miraba como si fuese un ignorante, su rabia crecía a casa instante por el tan solo hecho de verla allí parada y saber que ella tenía a su hijo en su poder.

- hola amorcito –saludo de forma coqueta y juguetona la de lentes haciendo uso de su mejor cara de ignorancia-

- ¡¿Qué mierda hiciste Karin? –pregunto colérico el Uchiha, debía controlarse, ella sabia donde estaba su pequeño bebe y no podía hacer algo de lo que luego se arrepintiera-

- solo salí con mi hijo, ¿es tan malo?, yo pensé que tú querías que pasara más tiempo con el –expreso de forma burlesca la mujer arreglándose sus lentes evitando la colérica mirada de su esposo-

- ¡¿Dónde está Yusuke? ¡¿Qué le hiciste? –Pregunto a punto de explotar el Uchiha al momento de que agarro uno de los brazos de la pelirroja con brusquedad, mas esta no soltó ni un quejido, solo le miraba de forma burlesca-

- como tú quisiste arruinarme la vida, solo te quite algo que te importaba –hablo sonriendo de medio lado con crueldad la pelirroja soltándose del agarre del azabache que al momento que ella termino de hablar el palideció totalmente contrastando su rostro con la oscuridad de sus ojos-

- no… no me digas que lo… -prefirió dejar inconclusa la frase o mejor dicho, no pudo terminarla ya que su estomago se apretó aun mas de pensar en aquella aterradora posibilidad-

- claro que no, no lo mate, iría presa y eso me privaría de hacer todo lo que quiera, así que lo di en adopción, como su madre, tenía el derecho de hacerlo –dijo como si hablara de un tema cotidiano aquella mujer de cabello rojo sonriendo complacida de medio lado-

- adopción… –susurro completamente ido aquel azabache, quería desfallecer, quedar inconsciente y despertar para saber que fue un mal sueño, quería escuchar mal o que le diera un ataque y morirse en ese mismo instante, pero no deseaba por ningún motivo que aquel momento que estaba viviendo fuese real-

- ahora si Sasukito, no tendremos que separarnos, todo podrá volver a ser diversión y amor como antes –expreso sonriente aquella mujer como si sus problemas hubieran desaparecido para siempre, pero su rostro cambio no solo de expresión sino que de dirección al sentir el golpe de una bofetada en la mejilla-

- vete de aquí… -susurro apretando los dientes y conteniendo su ira el azabache, de verdad iba a explotar, no resistiría mucho mas apretando los puños, pero sabía que si hacia algo todo se iría a la basura y no abría marcha atrás-

- Sasuke… –susurro con algo de miedo aquella mujer tomándose la mejilla que ahora estaba roja por aquel golpe- no te enfades cariño, podemos tener otro niño, ellos son reemplazables cariño –expreso la pelirroja con toda la frialdad del mundo, como si hablara de una moneda de cambio-

- ¡¿Qué mierda tienes en la cabeza Karin? ¡Estas totalmente enferma! ¡Es mi hijo! ¡Mi vida completa! ¡Nadie! ¡Absolutamente nadie le va a reemplazar! ¡Mucho menos tu! –exploto completamente el Uchiha tomando de las muñecas a la pelirroja con total salvajismo, tanto que llego a gemir de dolor por su agarre, pero no le importaba en lo absoluto, ya no aguantaba más y escucharla hablar así de su hijo, de forma tan ligera, fue lo que lo colmo completamente-

- Sasuke… cálmate, podemos arreglar esto, soy tu mujer, tú me amas más que aun mocoso –expreso con algo de miedo la pelirroja retrocediendo, había despertado a la bestia que el Uchiha tenía dentro, jamás se imagino esa faceta casi asesina del azabache-

- ¡Quiero que te vayas ahora! ¡Antes de que te estrangule porque ganas no me faltan! –Grito aun más colérico el azabache soltando con brusquedad a la pelirroja quien cayó al suelo de sentón, pero se levanto rápidamente comenzando a correr hasta la salida evitando así la ira del azabache-

- se-señor –llamo con miedo la empleada del Uchiha a este, desbordaba odio, desbordaba ira y temía que fuera a cobrárselas con ella también, sobre todo cuando sus ojos negros se posaron sobre ella- lo… lo siento mucho señor, de haberlo sabido… yo… yo jamás… -empezó a hablar la mujer de forma entrecortada mientras más lagrimas salían de sus ojos, sentía la culpa en ella-

- no prepares cena hoy tengo asuntos urgentes que atender –expreso frio el azabache apretando los puños y los dientes sin siquiera mirar a su empleada- tranquilo mi niño… te encontrare, es una promesa, no dejare que esa maldita zorra se salga con la suya –pensaba e ideaba el azabache mientras caminaba hasta la salida de su mansión a toda velocidad, tomaría medidas inmediatas-

Aunque lamentablemente, los efectos no lo serian…