Al llegar al cuarto de baño, Sonic se metió en la ducha una vez se hubo quitado el albornoz. Pero antes de dejarlo en el suelo, sacó un consolador del bolsillo y entró en la ducha con él, dispuesto a llevar a cabo su plan. Corrió las cortinas y abrió los grifos, dejando que el agua acariciara su azulada piel. Mientras se enjabonaba, contempló su consolador y pensó en las trastadas que le iba a gastar a Shadow, aprovechando también para estrenar su nuevo juguete.

Justo cuando estaba empezando a fantasear, la cortina se abrió unos centímetros dejando al descubierto la cara del erizo azabache, que llamó la atención de Sonic con un silbido.

- ¿Me esperabas? - preguntó Shadow mientras esbozaba una sonrisa un tanto provocativa.

- Ya pensaba que no vendrías - respondió el erizo azul con la misma sonrisa mientras escondía el consolador detrás de su espalda.

- Sabes que yo siempre cumplo mis promesas.

Entonces Shadow agarró a su amante de las caderas y le propinó un húmedo beso. Sonic no se hizo de rogar y le devolvió el beso mientras manoseaba sus fuliginosas nalgas, lo cual resultó difícil, ya que con una mano debía sujetar el consolador. Sin romper el beso, Sonic introdujo lentamente un par de dedos en la entrada de Shadow y los movió en círculos con el fin de ensanchar su recto. El erizo bicolor dejó escapar algunos leves gemidos mientras acariciaba las curvas del cuerpo de Sonic. Éste se estaba excitando tanto con las respuestas de su amante que, al final, no pudo resistirse más y comenzó a deslizar el consolador dentro de Shadow. Los gemidos del erizo azabache aumentaron. Shadow estaba en su mejor momento; se sentía feliz, muy feliz. Conforme Sonic iba introduciendo el consolador más adentro de su pareja, los suaves gemidos de éste se iban transformando en potentes orgasmos. La mirada de Shadow reflejaba placer, pero al mismo tiempo, incredulidad. En su mente era incapaz de procesar que el placer que sentía se lo estuviera otorgando Sonic utilizando únicamente la ayuda de sus dedos (al menos, eso era lo que él pensaba).

Shadow miró la cara de su amante, el cual lo contemplaba con una amplia sonrisa. En ese momento, el erizo negro se percató de que Sonic se estaba burlando de él delante de sus narices. Entonces Shadow acercó una mano a su entrada y... se dio cuenta del engaño.

- ¿¡Qué mierda es esta! - rugió el puerco espín bicolor mientras sujetaba el consolador.

- No te enfades, Shadow... - contestó Sonic visiblemente nervioso, pues nunca antes le había visto tan enfurecido - Sólo los compré para animar un poco nuestra vida sexual.

- ¡A nuestra vida sexual no le pasa nada!

- ¡Shadow, llevamos meses sin hacer el amor!

- Además, ¿qué quieres decir con "los compré"? ¿Es que acaso tienes más?

Como Sonic no contestaba, Shadow interpretó su silencio como un "sí". Entonces salió de la ducha y se dirigió hacia la salida del baño con el objetivo de encontrar el misterioso escondite de su amante. A Sonic se le estaban revolviendo las tripas por los nervios. Cerró los grifos y fue en búsqueda de Shadow. Pero cuando se lo encontró caminando húmedo y totalmente desnudo, se excitó tanto que su miembro quedó semi erecto y no pudo evitar sentirse un completo pervertido.

Al llegar a su habitación, Sonic se dio cuenta en seguida de que ya era un poco tarde: Shadow había descubierto la bolsa de juguetes que se encontraba debajo de la cama, y ahora los miraba con cara de asco.

- ¡Sabes perfectamente lo que opino de estas... cosas!

- Shadow, escúchame...

- ¿¡Los usas para sustituirme!

- ¡Qué tontería! Si me dejas, te demostraré que podemos divertirnos los dos juntos... Por favor, Shadow...

La habitación quedó inundada de un incómodo silencio.

- Está bien - dijo Shadow al fin, sin estar demasiado convencido - A ver, enséñame qué tienes.

Sonic regresó a su habitual estado de felicidad. Corrió a sentarse en la cama, al lado de su pareja, y empezó a vaciar la bolsa. Mientras los cogía uno por uno, le explicaba a Shadow su funcionamiento:

- Mira, la mayoría son vibradores, consoladores y preservativos.

- ¿Preservativos para qué?

- Saben a chocolate.

- Oh...

Shadow observaba los juguetes sin dar crédito, aunque muerto de curiosidad.

- ¿Y ésto qué es? - preguntó el erizo bicolor sujetando una especie de anillo.

- Un vibrador para el pene. ¿Quieres probarlo?

- No, nada de eso...

Pero ya era tarde: Sonic había deslizado por completo el anillo en el miembro de Shadow y, además, se había tomado la libertad de encenderlo.

- ¡Ah!¡S-Sonic!...

- Te gusta, ¿eh?

Pero no hizo falta que respondiera: a pesar de que lo negaba constantemente porque era un erizo muy cabezota, el semen que salió disparado de la punta de su pene habló por sí solo. Posteriormente, sus mejillas se enrojecieron intensamente.

- ¡Eh! ¿Qué haces? - preguntó Shadow al percatarse de que su amante le había quitado el vibrador.

- No pienso dejar que te diviertas tú solo.

Aunque odiaba admitirlo, Shadow se había quedado con ganas de más, necesitaba volver a sentir esa sensación tan placentera.

- ¿Qué te apetece ahora? - preguntó Sonic como quien vende sandías en un supermercado.

- Mmm... No sé... Creo que... los preservativos.

- Como quieras.

Entonces el erizo azul sacó un condón de su envoltorio e hizo ademán de entregárselo a Shadow. Pero, en el último instante, se lo puso él.

- ¡Oye! - rugió el erizo bicolor.

- Vamos, Shadow... Ven y pruébalo... - gimió Sonic con voz sugerente.

Shadow comenzó a sonrojarse y acercó sus labios lentamente a la entrepierna de Sonic con gesto tímido. Entonces el erizo azabache levantó la vista un momento y se encontró con la mirada de su amante, que le dedicaba una sonrisa provocativa. Finalmente, Shadow agarró el miembro de Sonic y, decididamente, se decantó a probar su sabor. Tenía curiosidad por saber si de verdad sabía a chocolate o, por el contrario, era un timo. Al percatarse de que, efectivamente, sabía dulce, continuó lamiéndolo ansiosamente sin pararse a respirar. Sonic respondió a este gesto gimiendo de placer.

Toda la habitación se llenó de gritos de lujuria por parte de los dos amantes. Estuvieron toda la noche probando juguetes de todo tipo.

Al día siguiente, los dos erizos se asomaron a visitar su idolatrado Sex-Shop.

^ FIN ^