Disclaimer: Naruto y sus personajes no me pertenecen. Son propiedad y obra de Masashi Kishimoto.

NA: Amo a mis betas *abraza a Tooru Hally Beelia Potter y a Zanzamaru* Vosotros puede que no... pero no os diré porqué *esconde a sus betas a su espalda* ¡ROAR! ¿Disfrutad? ¿Y no me matéis? *se esconde detrás de sus betas* ¿Piedad?

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Las cortinas de la habitación jugaban con su cabello rubio, movidas por el viento, la brisa perpetua de Konoha, mientras un pájaro que parecía haber detectado su presencia, se posaba con curiosidad en el dorso de su mano, piando de vez en cuando, haciéndole cosquillas cuando saltaba con nerviosismo.

Naruto estaba sentado en su cama del hospital, despierto, aunque nadie parecía haberse dado cuenta todavía y nadie le hacía compañía.

Sus ojos, aunque normalmente vivos, refulgentes, llenos de vida, como dos zafiros pulidos insertados en sus cuencas, estaban muertos, apagados, sin brillo ni esperanza en ellos.

Sin nada.

Vacíos.

Eran los ojos de alguien quebrado, roto más allá de lo posible. Sin remedio.

Estar solo no le extrañaba.

¿Quién querría estar junto a él?

Los humanos temen lo que no entienden.

Aquello capaz de derrotar a un monstruo, es un monstruo todavía peor.

Naruto, a sus propios ojos, era el monstruo que siempre había intentado demostrar, de manera incansable, que no era.

Pero los aldeanos habían tenido razón.

Como siempre, todos menos él, habían tenido razón.

Naruto era un monstruo, contenía y poseía un poder más allá de la comprensión humana y, sin embargo, él lo entendía, él lo comprendía, y eso le hacía algo más que humano. O, tal vez, algo menos que humano.

¿Qué era un monstruo, comparado con un humano? Para Naruto los aldeanos que le hacían daño, que le perseguían, que le torturaban, que le usaban aún sabiendo quién era, aunque oculto tras su Henge en un intento de conseguir dinero y alimento. Esas personas siempre habían sido los monstruos para él.

¿Quizá todos los humanos eran monstruos? Era posible. Incluso el Sandaime, tan amable como había sido para con él, había tenido malas intenciones, había sido un monstruo para los shinobi de las demás naciones. Por lo tanto, sí, todos los humanos son monstruos.

¿Y Kurama? ¿Era Kurama un monstruo? ¿Y el resto de los bijuu? No. Parecía un insulto comparar a su amigo con bolsas de carne y huesos como él y el resto de la humanidad. Los bijuu habían sido corrompidos por la maldad humana, no por propia voluntad o movidos por su propio rencor e, incluso entonces, siempre protegían a sus contenedores, aún sabiendo que con su muerte, serían libres.

Los bijuu no eran monstruos. La humanidad, sí.

Miró a su alrededor, tomando para sí las blancas paredes, el blanco suelo, las blancas luces de neón, encendidas aunque fuera de día, los blancos artilugios de negras pantallas y botones de colores pálidos, las rojas sábanas empapadas de su líquido vital, sus lágrimas y la traición, lo que le había convertido en un recipiente vacío -de no ser por Kurama, eso es.

Así que, después de todo su sacrificio, después de todas sus acciones, después de todo su empeño y esfuerzos, después de ver la verdad en sus recuerdos... estaba solo.

Y, sin embargo, sus ojos se mantuvieron vacíos, ni depresión, ni rabia, ni siquiera resignación en ellos.

Ya no era un niño que sentía ansiedad y tristeza cuando despertaba solo en un pequeño y apretado apartamento de apenas veinte metros cuadrados, la mayor parte del espacio siendo el baño.

No sentía claustrofobia en aquella mísera habitación que le había concedido la aldea que salvaría mil y una veces, ni miedo ante la oscuridad que le envolvía.

Cosas mucho peores había vivido... y ahora sus amigos las sabían.

Al notar el cambio en la energía del chico, el pajarillo voló hasta su hombro, intentando tranquilizarle y el rubio, aunque sin vida, aunque vacío, no pudo evitar sonreír al pequeño animal, acariciando su mejilla con el dedo índice de su mano izquierda.

Los animales eran las únicas criaturas vivas en las que creería a partir de ahora, en las que buscaría confort, fuera de su sello, fuera de la calidez que era la energía de su amigo zorro.

"Deberías irte" murmuró, señalando la luz que se iba abriendo paso en el horizonte, lentamente, como si sintiera un afloro de timidez antes de hacer su radiante presencia conocida "Ya está amaneciendo"sonrió.

Y, aunque el pajarillo dudó si obedecer o no a este muchacho que tanto quería animar, acabó obedeciendo, pero despertando a sus amigos antes para poder, en conjunto, despedirse del joven rubio.

Naruto sonrió de oreja a oreja viendo cómo la bandada desaparecía en el cielo cada vez más iluminado, sus ojos recuperando un pequeño brillo, mísero en comparación con el de antaño, pero que era mucho más de lo que se podría haber esperado él.

La noche haciéndose día, disipando la oscuridad a la que tan acostumbrado estaba, a la oscuridad que había aprendido a apreciar y amar, a la oscuridad que había consolado y calmado, a su propia oscuridad interior.

Volvió a pensar en lo que Kurama le había dicho.

Sus amigos...

Ino... Shikamaru... Sakura... Sasuke...

Todos lo habían visto. Todos habían visto lo que él no quería que vieran.

Frunció el ceño, angustia llenando el pequeño brillo en medio de la oscuridad de sus ojos.

Volvió de nuevo la mirada a sus manos, abriendo y cerrando la derecha con cierta dificultad. Utilizar tanto su técnica especial fuera del estado Senin o, como mínimo, el modo Chakra, era peligroso, lo sabía. Podía perder su brazo. Pero para entonces había perdido ya cualquier tipo de control sobre su cuerpo y era Kurama, que ahora descansaba tranquilo, por fin, en su interior, quien había decidido luchar para salvar sus vidas, su vida.

Suspiró, volviendo a mirar por la ventana, sintiéndose increíblemente solo, ahora que por fin la luz reinaba de nuevo sobre la oscuridad.

La oscuridad era tan familiar para él que había logrado convertirse en algo así como una compañera, una amiga que no le permitía darse cuenta de su propia soledad. Pero la luz era cruel, y le mostraba lo solo que estaba en el mundo. Lo solo que siempre estaría.

Maldito con ser odiado desde nacer, para nunca ser amado, no importa el esfuerzo. Resentido por pecados que no eran los suyos, atado y atando con cadenas que nunca pidió poseer.

Se levantó de la cama con pasos silenciosos pero torpes, cansados, sus músculos todavía adaptándose al movimiento, aunque no estuvieran atrofiados gracias al zorro, y abrió las dos ventanas de par en par, dejando que entrara en la habitación no solo la fuerte brisa y el piar de los pájaros, también las hojas que hacían famosa a su villa, que bailaron a su alrededor como había escuchado decir a Kurama que lo hacían alrededor de su padre, como si saludaran a un viejo amigo.

Su padre... La vieja Tsunade lo sabía y no le había dicho nada.

Apretó los puños, intentando ahogar sentimientos que no quería sentir, que no quería que se reflejaran en sus ojos, pero, a excepción de éste movimiento, su semblante continuó impasivo.

Había sido un duro golpe que había logrado soportar e ignorar por la situación en la que se encontraba, el que tanto el Sandaime como Tsunade... incluso Jiraya supieran quienes eran sus padres, y no le hubieran dicho nada. Aunque nunca hubiera preguntado, aunque nunca hubiera mostrado interés. El Sandaime siempre le había dado la misma respuesta, seguido de un 'necesito trabajar, Naruto' y, esos días, los ANBU tardaban un par de segundos de más en salvarlo de las masas. No había querido preguntar porque temía que algo malo pasara si lo hacía.

Pero ahora todo parecía hundirse en el abismo que era su corazón, haciendo que su pecho se contrajera, provocándole más dolor, y, sobre todo, decepción.

Tanto tiempo se había sentido orgulloso de su villa, de la gente que apreciaba y que vivía en ella que, ahora, con toda su vida recordada en contra de su voluntad y las memorias, tanto pasadas como recientes al frente de sus pensamientos, que la confianza y orgullo se desvanecieron, como su alma, la energía de Kurama todavía buscando y reuniendo las piezas, encajándolas para intentar reconstruir su persona, aunque ya nunca fuera igual.

"No esperaba que ella me abandonara también. ¿Tú sí, ermitaño pervertido?" pensó, mirando al techo.

El viejo pervertido...

Le echaba tanto de menos. Aquel hombre que se había convertido en algo así como un tío simpático para él, su única familia, la primera persona que no le había despreciado por ser lo que era, que le había abierto los ojos, que le había dicho qué era lo que residía en su interior sin reserva, que le había enseñado tanto, con el que soportado tanto, que le había entrenado como es debido, que había visto tras sus sonrisas y su energético carácter optimista, que le había conocido de verdad y le había apreciado tal y como era...

Ahora se sentía aún más solo todavía.

Y entonces lo sintió.

Los pulsos, cada vez más rápidos, de un familiar chakra, una vez puro, ahora lleno de malicia, acercándose, corriendo al lado de su otra mitad. Y otra cosa. Otro pulso, lleno de malicia y oscuridad, despertando tinieblas de los más recónditos y oscuros lugares, un pulso cargado de su propio chakra y energía, de su sangre.

'Me pregunto si son conscientes de lo que han despertado' pensó para sí, ignorando, por un momento, el segundo pulso para concentrarse en el primero, Kurama despertándose en su estómago, atento, al sentir la energía, su energía, acercándose.

Naruto frunció el ceño, concentrando toda su energía en purificar la malicia de la energía con la suya propia, ignorando el fuerte lucero que se acercaba rápidamente al hospital y a los shinobi que se habían formado frente al edificio tanto confundidos como determinados en proteger a los pacientes en su interior.

Y entonces el lucero se desvaneció, como una nube, y Naruto, cansado, se tumbó en su cama, su respiración laboriosa pero constante, sus pulsaciones rápidas pero lo suficientemente estables como para no alertar a los médicos, intentando adaptar la energía, ayudando a Kurama con su propio chakra para calmar el horrible dolor que supone juntar dos partes separadas de su alma, intentando tranquilizarle, asegurándole que todo iba bien porque el zorro lo había hecho tantas veces por él y-¿qué hacía de pronto su chakra Yin-? Oh. El cadáver de su padre. Mierda.

'Tranquilo Ku. Escucha mi voz. Escúchame, ¿está bien? Todo irá bien. Eso es, deja que mi chakra haga el trabajo'

'Naruto...'

'Duerme, Kurama. Asimila tu chakra, ¿vale? Yo estaré bien'

El zorro gimió, intentando moverse, pero el rubio creó cadenas que le ataron de manera floja pero con suficiente fuerza como para afianzarlo al suelo, impidiéndole moverse.

'¿Cómo lo estuviste cuando el Hyuuga te atacó a traición?' casi rugió, y Naruto no pudo evitar encogerse, aunque su chakra se mantuvo determinado y confiado en su misión, firme.

Su oscuridad apareció entonces, Yami abrazando sus hombros y mirando al zorro con recelo.

'Cierra el hocico y duerme, bola de pelos. Los dos estáis de hospital, en serio' bufó, claramente preocupado 'Y tú' añadió, mirando a su luz, a su original 'A estas alturas me he hecho a la idea de que vas a dejar que el Karma haga el trabajo sucio pero aléjate de Konoha. Ese segundo pulso de chakra que decidiste ignorar me da mala espina y no te quiero en medio del caos otra vez'

Naruto asintió, su forma desvaneciéndose de su plano mental para abrir los ojos, de nuevo, en la incómoda cama de hospital en la que había despertado, sintiendo todavía el abrazo de su oscuridad y el temor y dolor de su inquilino, su chakra apenas logrando mitigarlo lo suficiente como para que el zorro fuera capaz de caer dormido, las cadenas disipándose.

Parpadeó y se incorporó, lentamente, apretando los dientes frente al dolor en su estómago -otro Chidori, se recordó-, mirando por la ventana a la villa a la que había servido desde el día de su nacimiento, la villa donde vivía la gente que había jurado proteger y los hipócritas que no habían visto en él más que un monstruo -incluso haciéndose el idiota para no recibir más palizas de las normales- hasta que demostró que era útil para ellos.

Pero Naruto había tenido suficiente.

Había tenido suficiente con las traiciones, el abandonamiento, la violación de su intimidad y su mente.

Neji -o más bien los Hyuuga, aunque ya daba igual- y esta villa le había vejado por última vez.

Él había soñado con ser Hokage, demostrar que podía protegerlos a todos y a todo y que lo haría a coste de su vida. Pero durante la guerra había comprendido lo que significaba ser Hokage. Hacer sacrificios estratégicos para salvar a luchadores 'privilegiados'. Jugar en juegos políticos y económicos que no le conciernen a nadie salvo a los Daimyo, de los que deberían de ser sombras, protectores, no iguales. Cubrir papeleo inútil mientras sus tropas mueren a menos de medio kilómetro de su posición, sin poder mover un músculo.

Ser Hokage no era lo que esperaba. No era igual que en tiempos del Shodaime, el Niidaime ni el Yondaime. Todo había cambiado demasiado tras el ataque de Obito usando a Kurama el día en el que nació.

Y ya no quería participar en algo tan... enrevesado y sucio.

Ya no quería participar en más guerras, luchar por más personas que acabarían intentando matarle tarde o temprano, esforzarse para alcanzar expectativas que se iban alejando de su alcance cada vez más y más.

Ya no quería. Estaba cansado. Había tenido suficiente.

Elijan a cualquiera.

Sin pensarlo más, hizo la combinación de sellos, lentamente, su brazo aún no respondía bien y no quería arriesgarse a perderlo. No sobreviviría mucho sin un brazo.

Se mordió la uña y, colocando su mano -dedo pulgar empañado en sangre, al igual que sus sábanas- en el suelo, invocó a sus dos sapos favoritos.

"¡Gamatatsu, Gamakichi!" saludó, sonrisa auténtica llegando a sus labios, aunque la intensidad del brillo de sus ojos fuera una sombra comparada con la de su juventud.

Ni siquiera se consideraba joven y apenas tenía diecisiete años.

Oh, bueno. Compañía al fin, al menos.

"¡Naruto!" las dos ranas, del tamaño del muchacho, le saltaron encima, bobas lágrimas de alegría escapando de sus ojos, en especial Gamatatsu, que lloraba desconsoladamente abrazado a su espalda.

"Estoy bien, amigos" sonrió el rubio, zafándose de la rana amarilla, que aún le agarraba con fuerza, sentándose en su cama, con una sonrisa en el rostro.

"Nos tenías realmente preocupados. Sobre todo a pa'" dijo Gamakichi, nervioso. "Y no reduzcas tanto mi tamaño al invocarme, me siento enano otra vez" bufó, aunque sin demasiada molestia en sus palabras. Era un sapo bastante inteligente y tolerante, después de todo.

"Perdón" se disculpó Naruto, aún sonriente "Pero no puedo salir a invocaros fuera y quería hablar con alguien" se disculpó, excusándose mientras se rascaba la nuca, la angustia y tristeza que emanaba su persona y la palidez de sus ojos incapaz de pasar desapercibidas por el atento y amable Gamatatsu.

"¡¿Qué es toda esa sangre?!" casi chilló Gamakichi, aunque Gamatatsu le tapó inmediatamente la boca, notando la depresión irradiando del rubio.

"Naruto. Pa' nos ha dicho que te llevemos a casa con nosotros. A Myobokuzan" informó la rana amarilla, con una sonrisa afable pero preocupada "Quiere que te saquemos de Konoha cuanto más rápido, mejor"

"Al parecer unos idiotas-" empezó Gamakichi, pero se interrumpió al ver la sangre, de nuevo, entre las sábanas de la cama de su amigo humano "¿Quién fue, Naruto?"

El rubio agachó la mirada, flequillo cubriendo su rostro, así como sus manos jugaban con el dobladillo de su bata de hospital, de un color blanco impecable excepto por la evidente mancha roja cerca del estómago, donde un corte mostraba sana piel morena -curada por el zorro, no le cabía duda al sapo.

"Neji" murmuró, aunque, de no ser invocaciones, probablemente no le habrían escuchado.

"Hyuuga tenía que ser" casi escupió el sapo naranja, señalando al rubio casi inmediatamente después "¡Escúchame, Naruto! A partir de ahora dejas de ser un shinobi de Konoha quieras o no. Lo siento por tu sueño de ser Hokage, pero ni yo ni Gamatatsu dejaremos que estos enclenques te usen o te hagan daño nunca más, ¿entendido?"

El rubio asintió, grandes y sorprendidos ojos azules mirando al sapo tanto con confusión como un resquicio de alegría que no parecía querer asentarse, desconfiada.

"¿Por qué?" susurró el rubio, aunque ambos sapos notaron que no se había negado ni había empezado a gritar sobre ser Hokage. No sabían si eso era bueno o malo, pero su padre se lo diría luego "¿Qué está pasando? ¿Qué es ese pulso? ¿Porqué ha regresado el chakra Yin a Kurama? ¿Porqué me siento tan... raro?"

Los dos sapos intercambiaron miradas antes de asentir.

"Seguramente tu cuerpo y el cuerpo de Kurama-san estén intentando adaptarse a la extrema infusión de chakra, así como vuestros espíritus", explicó el calmado Gamatatsu. "Estoy seguro de que, una vez te adaptes, al fin podrás usar Genjutsu, y te será más fácil usar técnicas espacio-temporales sin la ayuda de Kurama-san"

Naruto asintió, incorporándose con la ayuda de los sapos, ambos casi de su altura aunque les hubiera invocado en su tamaño reducido.

"Podemos hacer sunshin hasta las puertas de la villa, pero el resto del camino tendremos que andar" comentó Gamakichi, viendo, rápidamente, la confusión del rubio "Llevas más de dos meses en coma, genio. La invocación inversa podría matarte"

Naruto asintió lentamente, colocando un brazo alrededor de cada hermano mientras estos usaban sus ancas libres -que no sujetaban al rubio para que no se desplomara en el suelo- en el signo del tigre.

Soledad todavía no olvidada, traición fresca, el chico se desvaneció en un pequeño torbellino de viento junto con sus dos amigos que, sabía, al igual que el resto de sapos, nunca le traicionarían.

Y quizá los zorros tampoco. Tenía que buscar el pergamino para el contrato...

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Al fin el sol había llegado a su cenit, eran las nueve de la mañana del día más largo del año y Shizune se sentía como si le hubieran pegado una patada en el estómago, incluso tan temprano como era.

Estaba preocupada por su mentora, por la energía del zorro que había escapado del sello del Yondaime, su cuerpo volviéndose cenizas a su marcha, como si ese chakra fuera lo único que mantenía el cuerpo unido, por la sorpresa y preocupación en los ojos de Sakura cuando se lo explicaron a Tsunade y las dos jarras de sake que se había tragado mientras lo hacían, por Sasuke que, tan desesperado como estaba, ni siquiera recordaba haber vuelto a su apartamento la noche anterior e insistía en ir a ver al rubio, como si fuera algo necesario para sobrevivir, antes de que Sakura le cogiera y le arrastrara a la cafetería entre quejas y gritos de ambos.

Shizune estaba realmente preocupada y eran solo las nueve de la mañana.

Pero se sentiría mucho mejor una vez se desahogara con el inconsciente rubio. Si consciente era alguien de confianza con el que se podía contar, inconsciente era un ser vivo que escuchaba tus problemas sin juzgarte.

Pero cuando abrió la puerta se petrificó.

Corrió de vuelta a recepción y, tras darle un susto de muerte a la recepcionista, gritó, preocupación y alarma en su voz.

"¡Haz llamar a la Hokage! ¡El jinchuuriki ha desaparecido!"

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En un rincón de la Torre Hokage, tras puertas vigiladas por un platón completo de ANBU, tres pequeñas explosiones de humo se hicieron presentes, pasando desapercibidas para los celosos vigilantes.

Las tres pequeñas figuras, de cuatro patas y cuerpos compactos, intercambiaron miradas y asintieron, saltando ligeramente, sin hacer ningún sonido hasta encontrar los pergaminos que buscaban.

"¿Fuuton?" susurró una de ellas, voz infantil y femenina recorriendo las estanterías y tragando cuanto pergamino rozaban sus ancas.

"Suiton y Raiton también. Fukusaku-sama dijo que Naruto-sama tenía una afinidad secundaria con ellas" respondió otra, en un suave murmullo también femenino e infantil, pero un tono más grave, menos estridente.

"¡Aquí están!" susurró la tercera, triunfante, su voz chillona pasando, a su volumen, como el chirriar de madera vieja, un sonido que los ANBU ignoraron, ya acostumbrados a él como estaban.

"¿Los tienes?" preguntó la primera.

"Parecen originales" asintió la segunda "¿Lo tienes todo, Gamayuki?"

"Yup" asintió la primera, inflando su ya inflado estómago.

"¿Gamaharu?"

"En ello" asintió la tercera, tragando los pergaminos de la estantería frente a ella antes de saltar y tragar alguno que otro, suelto y desordenado, seguramente para evitar que aquellos que no conocieran su localización pudieran ubicarlos.

Una pena que ellas recordaran la energía de cuando eran renacuajos y el muchacho estaba empezando a aprender la técnica de invocación.

"Lo tengo todo, Gamatsuki"

La segunda asintió, las tres reuniéndose en el lugar donde habían aparecido.

"Misión cumplida"

Y, así como llegaron, se desvanecieron.

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CONTINUARÁ...

Y con suerte tendré el próximo capítulo pronto :'3 Siento la tardanza -O-

Reviews

Zanzamaru: Shukaku con un sombrero chino. Todo con lo que me he quedado... y Kyuubi, no le robes el twitter / Hikariuzumakipotter: Me das demasiado mérito :'3 Neji solo actúa en pos de su futuro mocoso. Un padre puede hacer locuras por sus hijos, nacidos o no. Y, sep, una estupidez con letras mayúsculas. Y tardará en arrepentirse un rato... / alvaraiz: Le necesitaba martirizado para sacarle de ahí -que es uno de los puntos principales del plot, duh-, y yo soy NaruHina también :3 Pero me pidieron SasuNaruSasu... pero esto es ligerito, no prob. Tu cerebro no implosionará. Tendré en cuenta a Hinata para el próximo capítulo, iba a usarla pronto, de todas formas. Naruto no perdonará a Neji, pero tampoco puedo hacer que le asalte. Si no ha atacado Konoha, no atacará a Neji. Mi lógica. Pero veré que puedo hacer. Y SakuraIno... no tenía pareja para ninguna de ellas, así que dalo por hecho :D Gracias por comentar / Lady Lucirnaga: Siento que Sacrificio se te quedara corta :/ Espero que esta secuela te sepa a más :) Aquí al fin estoy desarrollando el plot que había planeado para Sacrificio pero que no sabía cómo incluír x'3 / kikyo taisho: ¿Te he dicho ya que me encanta tu nick? E-E-E-Está vivo *mareada* Los Hyuuga son un clan noble, nadie ha dicho que sean inteligentes... como que tienen exclavizados a la mitad de los suyos con ese estúpido sello / Tefyta-Cullen: Me alegro de que te guste mi Sasuke-chan *ríe maquiavélicamente* Aunque no pretendo matar a nadie... aún :) / kane-noona: Te dejo pensando... me gusta que te guste y que te haga pensar :D Y yep. Uzumaki powa' baby. Sexy Sasuke, duh. Y yep. Neji va a ser papi :D Por eso fue un idiota :) Nyahaha~

Gracias a todos por comentar, y por leer. Y siento mucho las publicaciones irregulares *se postra ante sus lectores y lectoras* No os merezco.