Bueno, aquí estamos, la tercera parte al fin, luego de siglos.

La verdad ya la tenía lista pero le hacía falta corregir algunos detalles. Ahora sí esta listo para publicarse.

Me gustaría hacer una 4ta parte pero, lo dudo mucho, esto es el fin y espero que quienes finalmente lo lean lo disfruten.

Fue un gusto escribirlo y espero que se diviertan al leer y sí, hay un guiño ahí de un par de personajes de otra historia.

Saludos!


¿Estás loco?

III

Capítulo Final

"Esa Melódica y romántica canción de muerte…"

Había pasado poco más de una semana desde el día del "incidente", así lo llamaban para no darle un nombre a aquello que no podían nombrar. Durante el primer día el rumor corrió como pólvora por toda la universidad, de por sí la mayoría de los estudiantes evitaban a Hiruma cuando lo reconocían, ahora lo trataban como si fuera la peste misma, no que al demonio le importara, la verdad. Los jugadores del equipo de Amefuto habían intentado secuestrarlo, matarlo o al menos tratar de expulsarlo, sin éxito por supuesto, ahora tenían que pretender que nada había pasado y que no tenían pesadillas con el "incidente".

Por supuesto era algo natural que todos desistieran, después de todo no había entre los jugadores alguno que no tuviera algún oscuro o ridículo secreto que no deseaba ventilar.

Tenía que reconocer que la idea de causar tanto revuelo se la dieron otras personas hacía casi un mes, es solo que su cerebro no se había puesto al día con el plan hasta el día que decidió llevarlo acabo

Para el demonio fue toda una curiosidad el día que notó a un joven de cabellos oscuros y de gafas sentado en una de las bancas de la escuela, mientras bordaba un vestido blanco, para alguna chica menuda por cierto, del cual presumía haber cocido él mismo cada detalle, no estaba seguro si eso era ser un idiota o un cínico. Se quedó observando a ese muchacho unos minutos, para ver quién sería el primero en tratar de matarlo por semejante despliegue de feminidad, aunque en honor a la verdad, ese chico no parecía tan femenino, al menos en sus maneras ni en su voz. Ya podrían algunos de los de su equipo aprender de ese tipo, luego oyó algo que lo dejó sorprendido, había otro muchacho por ahí, corriendo al encuentro del de gafas, un pelinaranja que se disculpaba de mala gana por llegar tarde, Hiruma lo conocía, iban juntos a un par de materias, creía que se llamaba Kurosaki algo…

Lo sorprendente es que se besaron fugazmente como si no hubiese nadie más alrededor. Vaya, vaya, un excelente material de extorción para algún momento, bueno en realidad no, simplemente fue algo interesante porque no había visto a otros por ahí hacer lo mismo, estaba seguro de que tenía que haber por ahí más parejas homosexuales, pero jamás había visto que se besaran dentro de la universidad.

Ahora simplemente se acordaba de las cosas mientras se reía, ese tipo que había visto era el campeón de tiro con arco a nivel nacional, quien lo diría ¿No? Un chico que costuraba al más puro estilo de una "doncella" el campeón de un deporte como ese, era algo como para conmemorar con algún plan destructivo contra la estúpida estructura de la universidad, sí, exactamente eso.

Pensaba en sus planes mientras iba saliendo de dicho lugar, tenía pendientes con un par de personas, entre ellos estaba un cierto pelirrojo obsesionado con las guitarras, esas reuniones eran en secreto, de cierta forma, ya que siempre podía decir que se trataba de un entrenamiento especial, como el que cumplían cada uno de sus futuros sacrificios, es decir, jugadores en el campo, Ikyu, Banba, Taka y hasta Yamato tenían cada uno su propia rutina muy aparte de sus entrenamientos en el club, el único que no tenía un calendario de actividades físicas era Agon, vamos que el maldito rastas ya era condenadamente bueno para jugar, su defecto sería precisamente su impulso nervioso visual, pero era algo contra lo que no se podía ir, lo que su amante tenía que mejorar era su juego de equipo, claro que no esperaba que se llevara bien con todos de buenas a primeras, pero tenía que trabajar en su tolerancia hacia los demás, por lo que le impuso ser la compañía de sus compañeros por unos días, simplemente tenía que estar cerca y observar, ser de ayuda si no era mucho pedirle, como Agon casi revienta de coraje Hiruma decidió que sería bueno comenzar con lo fácil, Ikyu, con quien el jodido rastas ya había convivido en su equipo anterior, sería el primero, Agon podía tomar su tiempo de carrera de espaldas o comer con él o lo que sea, dos horas diarias por una semana, ya después, dependiendo de cómo saliera, lo acomodaría con los demás, no era un súper plan, pero esperaba que eso mejorar su tolerancia y comprensión del trabajo en equipo que ese jodido idiota tanto despreciaba y si eso no funcionaba siempre podía recurrir a alguno de sus métodos violentos e insensibles.

Pero si Agon cumplía con su parte, sin matar a sus compañeros de equipo, que va, sin haberles golpeado ni por accidente Hiruma se había comprometido a recompensarlo, esa era la verdadera motivación de ese violento y diabólico jugador.

Finalmente llegó al departamento del pelirrojo, el cual, para variar, estaba practicando aluna canción con su guitarra, parecía un poco cansado, claro que eso no tenía nada que ver con Hiruma por lo que no preguntó nada. El rubio miró ese lugar sin inmutarse, hacía varias semanas que esas reuniones ocurrían y desde el principio notó que el pelirrojo era muy ordenado con sus cosas, pero carajo, tenía libros por doquier, revistas y videos, apilados en orden pero ahora parecía un conjunto amontonado, ya costaba creer que su "vivienda" pareciera una biblioteca como para que, además, se le ocurriera meter más cosas desde la última vez que había estado ahí, hacía una semana.

Estuvieron hablando un poco antes de que el tercer involucrado llegara. La verdad para Akaba había sido un poco difícil aceptar lo que quería ese demonio en un principio, pero podía ver la lógica, solo que eso no significaba que él estuviera de acuerdo con las ideas del rubio. Anda ya, que nombrarlo su segundo QB era de locos, pero bueno, ese tipo estaba muy loco. Claro que, de nuevo, la lógica lo hacía ver con sentido, después de todo Akaba era un buen pateador, al menos para la media, era un Thig end y Fullback, además de poder fungir como Center en casos extremos, ya de por si parecía tener "todo el paquete" como jugador, plus de que los demás jugadores tenían especialidades, el único detalle era que su puntería no era la mejor, por lo que tuvo que trabajar en ella en secreto, sabía que Hiruma no esperaba que se convirtiera en un tirador experto, pero con Gao y otros jugadores como él, como rivales, más valía tener opciones.

Finalmente llegó el tercer miembro de su pequeña reunión, Jumonji Kazuki, otro chico que tendría que aprender a ser un excelente Center. El chico aún iba a aplicar para ingresar a Saikyodai pero Hiruma había decidido entrenarlo desde que supo que el Lineman iba a asistir a la misma universidad. Jumonji sería su tercer QB, solo que él apenas se iba enterando esa tarde, ya iba comprendiendo porque el rubio lo mandó a practicar sus tiros con varias pelotas distintas, pero la idea no le acababa pareciendo tampoco, se sentía como si estuviera usurpando un lugar que no le pertenecía solo que ni loco iba a decirlo en voz alta.

Básicamente lo que dicen es que además de todas mis actividades debo de jugar otros deportes y no solo Amefuto — entendía el punto, pero le pesaba, él de verdad le había agarrado cariño al deporte, después de todo le permitía expresar toda su agresividad casi sin consecuencias.

Realmente podrías solo practicar con un balón de Amefuto y dejar lo demás de lado — aclaró el pelirrojo mientras se acomodaba con su guitarra, eso lo hacía sentirse más seguro y menos propenso a divagar con metáforas musicales que ese chico no iba a entender del todo, o al menos eso era lo que él creía — Aunque yo sugiero que practiques de esa forma, se te hará más familiar así — con la guitarra en sus manos era menos probable que los otros dos se enteraran de su turbación, que nada tenía que ver con el deporte, bueno, más o menos.

En realidad el cómo lo hagas me da igual — Hiruma habló mientras desenvolvía un chicle, comenzaba a fastidiarse de esa plática — Esta vez nos enfocaremos en los resultados, no en el camino —reventó una bomba de color verdosa con pereza —Después de todo aún hay suficiente tiempo para que practiques — sí, él era un previsor extremo, se enfocaría en los problemas de este año y del que venía, ahora pasó a entregarles unos calendarios impresos y también se los mandó a sus celulares — Son nuestros días de reunión y prácticas, yo les aviso si hay algún cambio — agregó como punto final, ahora podría enfocarse a trabajar en su ordenador, solo porque sería más fácil ahí que en su propio departamento con Agon cabreado dando vueltas por todos lados. Los otros dos solo tomaron el calendario, resignados, no importaba si objetaban, Hiruma pretendería no oírlos y gastar energía en balde no le iba a ninguno de esos dos

.

Más tarde, Hiruma llegó a su departamento para hallar a Agon ahí, mega cabreado por tener que aguantar a Ikyu, lo cual no hubiera sido tan malo de no ser porque el maldito mono de Deimon y el estúpido de Taka habían quedado para reunirse y practicar ¡Había tenido que soportar a los tres malditos bastardos por casi cuatro horas! ¡Cuatro horas!

¿En dónde te habías metido, maldito idiota? — bramó, casi temblando de rabia, iba a meterle su estúpido plan de entrenamiento por el culo y… Y no hubo más pensamientos ni gritos porque Hiruma le había metido algo en la boca, un pedazo de bistec recién hecho que sabía condenadamente bien con el hambre que tenía, porque se le había olvidado ir a comer, se lo devoró en segundos, ahora se vino a dar cuenta de que tenía un par de cajas llenas de comida en las manos — Esto no basta, idiota — dijo de mala gana, mientras se apuraba a comer ¿De dónde venía tanta "bondad" de todos modos?

Las practicas especiales son para todos —sonrió siniestramente, él no necesitaba que su amante lo llamara por su nombre, tal cual lo había sugerido el pelirrojo en una extraña plática hacía un rato atrás, él era el cerebro, sabía sobre los sentimientos de Agon, Agon sabía de los suyos, no había necesidad de molestarse en decir algo tan cursi —Acuérdate de nuestro trato, te recompensaré en grande, jodido rastas…—

Más te vale — toda su ira desapareció, bueno, había vuelto a ser tolerante con él, que era mucho decir ya — ¿Y porque tardaste tanto en la casa de esa basura pelirroja? —él sabía en dónde había estado el rubio porque lo había seguido un par de veces, todos los martes tenía reuniones con ese freak de la guitarra, más le valía a ese desgraciado bastardo no tocar lo que le pertenecía o le partiría el cuerpo en dos.

¿Acaso estas celoso? — el rubio se burló, mascando otro chicle, era divertido meterse con ese idiota, Agon era relativamente fácil de manipular.

¡Tus piernas son mías y de nadie más hasta que me canse de esto! —se abalanzó sobre su amante, besándolo posesivamente.

.

El siguiente día iba a ser uno que ninguno podría olvidar pronto, las cosas que pasaban por estar rodeados de puros obsesionados.

¡ ¿Estás Loco?!— fue el grito general de los jugadores a cierto pelirrojo que estaba tocando unos últimos acordes de su guitarra, estaba preparando una jugada maestra contra su entrenador, contra Hiruma y contra sí mismo, anda ya que él sabía que era una locura, pero estaba de tan buen humor que ni lo estaba contando, el rubio merecía un regalo por haberlo ayudado, que no supiera apreciarlo era cosa muy aparte.

Fuuu —los miró mientras se regocijaba en su audacia — Sus ritmos se han sincronizado perfectamente, creo que tendremos la armonía de esta melodía — sus compañeros lo miraban como si temieran algo y tenían razón en sentirse así.

Akaba, sé que los últimos días no te has sentido muy cómodo con todas las cosas y que el entrenador tampoco sea una persona comprensiva no ayuda, pero creo que deberías reconsiderar esto, no es nada bueno, no es inteligente y, yo sé que suena raro si no lo dices tú pero, esto no es melódicamente correcto — Yamato estaba tratando, de verdad que lo estaba intentado, pero el pelirrojo era tan obstinado como un hombre de su edad podía serlo, carajo que todos ellos eran unos cabezas duras cuando querían.

Ya me parecía raro que no haya dicho nada que tuviera que ver con la música por casi una semana para que ahora saliera con una cosa así —Banba estaba muy, pero muy preocupado, Hiruma los mataría a todos.

Este demente es un suicida, ya lo había dicho Yamato Antes… —Taka dijo con una mirada aburrida, sentía que nada de eso tenía algo que ver con él, por lo que lo mejor era simplemente pretender que no sabía nada y largarse tan pronto como pudiera.

Akaba, de verdad me das miedo, deja eso —dijo Ikyu, quien aún no estaba muy seguro de que estaba pasando, el simplemente lo decía porque el pelirrojo se veía especialmente intimidante el día de hoy — ¿Y porque has venido a la escuela vestido de esa forma? —el pelirrojo llevaba ropa completamente negra, en la camisa había una cruz de calaveras en la que se podía leer "muerte sangrienta" — Parece la clase de ropa que usaría Hiruma…—

Una nota perfecta por tu acierto —dijo mientras se acomodaba las gafas oscuras y se ponía en pie, faltaban diez minutos para la práctica y él pensaba tocar una canción justo antes.

¡NO! ¡ESTAS LOCO AKABA! — le gritaron sus compañeros, pero ninguno lo detuvo, tenían ganas de oír la pieza completa de aquella canción, la maldita curiosidad.

.

Hiruma había hecho sus actividades cotidianas, extorsionar gente, conseguir más esclavos, mandar a pintar una cerca, la del entrenador, con lo que le pareció adecuado para un estúpido como él, un arcoíris de temática gay estereotipada, solo era una travesura pero quería verlo reventar de ira, lo atormentaría un poco más antes de tomar el equipo por completo en sus manos. Asistió a un par de clases, porque no tenía nada más que hacer y comió con Agon, ese idiota lo mantenía demasiado vigilado, lo que no que le importara, finalmente él hacía lo que quería.

Estaba pasando por uno de los pasillos normalmente concurridos, pero ese día se hallaba prácticamente vacío, al parecer un loco estúpido se había montado un pequeño escenario en el campo de Amefuto justo antes de las prácticas, al menos había oído un rumor como eso al dirigirse a la cancha, la verdad hubiera sido perfecto para darle rabia al estúpido entrenador si él lo hubiera planeado, pero como no era el caso se dirigiría hacía ahí para matar al bastardo que se le ocurrió invadir su espacio….

Había chicas por todos lados, gritando como posesas, había tres chicos en una pequeña tarima de madera, Hiruma no supo cómo es que la armaron tan rápido y nadie le dijo. Uno de ellos tenía el cabello largo y de color azul claro, parecía todo un salvaje, otro tenía el cabello rubio largo también, mucho más delicado que su compañero peliazul, para finalizar un conocido pelirrojo estaba ahí, tocando su maldita guitarra, Hiruma sintió la vena de su frente saltar, ese hijo de…

"No puedo dejarte ir, estoy demente
Todo lo que a mi sangre hierve es tu piel
Asesino de mujeres de mirada ausente
regocíjate en las heridas de este infiel"

Las chicas gritaban alocadas y la multitud crecía mientras que los jugadores de grados superiores se encabronaban más a cada segundo.

"Rasga las alas de este demonio que ha caído
Mortalmente enfermo de amor
Mordido por las fauces de un dragón herido
condenado por la gracia del temor"

La voz del peliazul resonaba por todos lados, Hiruma no sabía de quien se trataba, cosa rara en sí, pero no importaba, el maldito pelirrojo iba a pagar por esto con su sangre.

La canción terminó tres minutos y cuarenta y seis segundos después. Los intérpretes se bajaron rápidamente de la tarima, la cual fue desarmada en ese preciso momento, era como una estructura de "jenga" rápida, Las mujeres del lugar se fueron detrás del peliazul, el cual había estado solo con un chaleco de cuero puesto, luciendo esos músculos perfectamente cincelados.

Di tus últimas palabras, jodido pelirrojo— Hiruma apuntó a Akaba con su preciosa Carabine, estaba tan enojado que todo a su alrededor se había puesto negro, los de grados superiores solo estaban esperando a que lo matara, mientras que sus compañeros de grado corrieron a ponerse entre ellos.

Piénsalo bien Hiruma —se apresuró Ikyu— Es, es nuestro Fullback y además el Tigh end que querías — dijo a punto de morir de los nervios, sabía que no habían balas reales ahí, pero ese demonio encabronado podía llegar a pensar en un castigo peor que la muerte.

Ikyu Tiene un buen punto Hiruma —Yamato mantenía la calma lo mejor que podía, que era mucho a decir verdad — No sé qué está pasando pero podemos arreglarlo ¿No crees? Dudo que Akaba lo hiciera deliberadamente para molestarte — lo dijo en serio pero, con toda honestidad ni él podía creerse eso.

Estoy de acuerdo —Banba estaba mirando al pelirrojo, el cual parecía estar tan calmado y sereno, como si no hubiera estado pidiendo a gritos ser asesinado por Hiruma minutos atrás.

¿Podríamos darnos prisa? El entrenador no tarda en llegar y se está haciendo un alboroto mayor — Taka comentó mientras miraba distraídamente un libro que tenía por ahí. Él tenía razón, Anezaki tampoco había llegado, era raro que ni la manager ni el entrenador hubiesen llegado ya. Los de tercero estaban gritando incoherencias pero ellos los estaban ignorando apropósito.

¡Quítense del camino, malditos bastardos! —el demonio bramó, apuntando a todos a su alrededor, la única razón por la cual no había disparado aún era porque estaba reservando todo para ese maldito pelirrojo.

Creo que él tiene razón, honestamente sí lo hice con toda intención — Akaba reconoció para sorpresa de todos ellos — Solo quería agradecerle el favor que hizo ayer por mí, Gracias, Youichi kun— y como si su atrevimiento anterior no hubiera bastado ahora lo había llamado así…

MUEEEREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE—

Todos salieron corriendo de ahí, Hiruma había sacado todo el arsenal que llevaba consigo y el que no también, el pelirrojo estaría mucho más seguro enterrado en lo más profundo del infierno, hubo explosiones, balazos, misiles e incluso llegó un tanque a la cancha, el demonio rubio los habría matado a todos de no ser porque "mamá gallina" había llegado al rescate, ella era la única a quien el rubio permitía llamarle "Youichi kun" por alguna razón desconocida.

Akaba Kun — Mamori corrió hacia él, bastante preocupada — ¿Estás bien? ¿Necesitas asistencia médica? — ella se hincó junto al pelirrojo, el cual tenía algunos impactos de balas de goma, raspones y mucho, pero mucho polvo encima.

Estoy bien, Anezaki san — él le sonrió muy tenuemente a lo que ella agrandó los ojos preocupada — Creo que merecía esta violenta y arrítmica sinfonía de "Youichi kun" — ella pareció ponerse azul, sacando su celular en un segundo.

El número de emergencias, tienes que ir a hospital de inmediato — ella no creía que nadie diría una tontería como esa, dejando de lado el tema musical desde luego, como segunda cosa que la asustó estaba esa sonrisa, Akaba Hayato, el siempre serio e imperturbable, estaba sonriendo, no, no, no, no, no, tantos golpes debían de haberlo dejado más loco que una cabra. Como tercera cosa de terror era la forma en la que había llamado al demonio rubio ¿Quién en su sano juicio lo llamaba así? Aparte de ella claro…

El entrenamiento de ese día fue cancelado, Akaba fue sacado a rastras por sus compañeros para que se fuera a alguna casa de "seguridad" a descansar, todos acordaron no decirle a Hiruma a casa de quien lo habían mandado, el entrenador estaba furioso y decidió que eso era lo último que les permitiría, mandaría a expulsarlos de inmediato por alborotadores y por los daños a las instalaciones. Solo que no contaba con que un rockero peliazul que estaba vagando por ahí le diera con su guitarra por haber chocado con él, todo paso mientras firmaba algunos autógrafos para los fans del grupo "Panteras del desierto", del cual él era el cantante, el cómo conocía a cierto pelirrojo moribundo era un cuento aparte.

Hiruma llegó a su departamento más furioso que el día en que había perdido su laptop por culpa de cierto estúpido de rastas, matar al pelirrojo era la satisfacción que necesitaba para desquitar su rabia… ¿En dónde demonios había estado ese maldito rastas de todas formas?

Agon Iba llegando también, estaba un tanto confundido al ver ahí a Hiruma, antes de la hora de salida, además se veía bastante cabreado.

Te ves como una mierda ¿Qué te pasó, Idiota? —preguntó intrigado, era muy raro ver al demonio de mal humor, la mayoría del tiempo solo fingía estar enojado para que no lo fastidiaran, pero Agon podía decir que esta vez estaba verdaderamente cabreado.

A un estúpido se le ocurrió que cantar una canción en medio de la cancha de práctica era una buena idea —dijo cansinamente, no tenía ni ganas de explicarlo, pero de no hacerlo ese bruto lo exasperaría y entonces no tenía idea de qué demonios iba a pasar, ese pelirrojo bastardo era problema, no se suponía que debía de ser así — ¿En dónde demonios estabas? —lo miró, pero sin fulminarlo, era una sensación extraña, la cercanía de Agon lo serenaba, era uno de los "inconvenientes" de haberse enamorado…

Fui a ver a unos bastardos, ya sabes, de los que conocí vagando —dijo restándole importancia al tiempo que se acercaba al reproductor — Estaban grabando una canción que me recordó un poco a ti —dijo como si le diera asco, pero era una broma, Hiruma tenía el presentimiento de que un terrible dolor de cabeza iba a empezar y que Akaba Hayato no sería el único al que mataría ese día…

.

El día anterior, después de platicar sobre sus planes para entrenar a sus dos futuros QB suplentes, mientras él trabajaba con su ordenador algo raro pasó en casa del pelirrojo, mucho más que raro, había que decirlo.

Jumonji estaba comenzando a practicar con la guitarra, era interesante y una manera muy "cool" de impresionar a las chicas, no tenía ni el más remoto sentido musical, pero según las palabras de Hiruma, eso era lo de menos, si de verdad se esforzaba podría lograrlo, hasta raro le pareció, a los dos chicos, que el demonio lo alentara, pero ninguno dijo nada por respeto a sus vidas.

Akaba prestaba atención a las notas que el menor estaba practicando mientras repasaba distraídamente la canción que estaba practicando antes de que ellos llegaran, no era que fuese una de sus favoritas, bueno en realidad no sabía cómo ponerlo, él simplemente oyó esa canción y pensó que era perfecta para describir sus sentimientos algunas veces y para ser honesto no sabía de dónde venía ese sentimiento porque él no se consideraba falto de amor, su familia era bastante tranquila y amorosa, por lo que amor no le había faltado, pero a veces, muy a menudo a últimas fechas, había tenido sentimientos un tanto encontrados sobre Kotaro, no porque no lo quisiera, todo lo contrario, tampoco era que sintiera que su novio no lo quería, nuevamente era todo lo contrario, precisamente ese era su problema, no debía de tener sentimientos encontrados si no había razón para ello. Aunque una parte de él le insistía en que sí la había.

Se lo había comentado a Hiruma un par de semanas atrás, aunque de forma ambigua, a pesar de ser un chantajista el demonio sabía quedarse callado sobre cuestiones como esa, no esperaba un consejo, solo necesitaba sacar algunos pensamientos de su mente, lo que lo dejó ligeramente avergonzado fue que Hiruma se rió como un crío, para decirle, entre sus cacareos histéricos, que para ser un músico, además de ser un chico sensible, era un completo idiota, sus sentimientos encontrados no eran por lo que tenía o no tenía, más bien era por lo que no veía, a pesar de ser bastante obvio, vale, que en realidad Hiruma lo dijo agregando palabras altisonantes y con esa característica falta de tacto. Akaba suspiró resignado, el rubio desgraciado se negó a aclararle lo que había pensado y el tema no volvió a tocarse.

Ahora simplemente miraba sin mirar mientras tocaba la guitarra y trataba de no pensar en cómo se sentía, era mejor solo sentir y dejar que la música fluyera, pensándolo un poco la letra de aquella canción no reflejaba el cómo se sentía, era solo una parte de la letra la que lo hacía sentir así. Al carajo, pensar tanto en ello no lo llevaría a ningún lado, recién se daba cuenta de que el menor le había dicho algo y que el rubio solo se reía entre dientes, burlándose de él seguramente.

Perdona ¿Qué decías? —miró al menor, con ese gesto serio que siempre tenía, era algo que solo cambiaba cuando estaba cerca de cierto pateador, pero él no era muy consciente de ese hecho y trataba de evitarlo deliberadamente cuando notaba que sonreía sin razón, ya que eso no era parte de su personalidad.

Ah, solo quería saber que canción es esa, se oye genial —Jumonji estaba extrañado, había notado que la semana pasada el pelirrojo estaba más "lejano" al mundo de lo habitual, bueno era desde hacía como tres semanas o algo así, pero era la primera vez que lo veía suspirar de esa forma, como si algo le doliera pero al mismo tiempo parecía bastante feliz, er, tranquilo, sí, tranquilo era una mejor descripción.

No sé cómo se llama, solo la he oído un par de veces, es de un grupo español en realidad — era una mentira que si el menor notó prefirió no comentarlo, tocó desde el principio para darle a Jumonji una mejor idea de la pieza musical.

Wow, eso es impresionante —dijo cuándo Akaba terminó, claro que el pelirrojo no tocó ni la mitad de la pieza — ¿Recuerdas la letra?—

… Estoy trabajando en ello aún — lo cierto era que no pensaba cantarla frente a Hiruma ni muerto, se burlaría de él hasta el día de su muerte.

Es genial, en serio —el menor sonrió de lado, no entendía que estaba pasando, ni quería hacerlo, pese a todo ese par aún lo aterraba un poco, no por que pensara que fueran malos, solo eran intimidantes y él aún estaba un poco por debajo de ellos en muchos aspectos.

Akaba comenzó con la canción de nuevo, de forma casi inconsciente, mientras que Jumonji escuchaba atentamente, tratando de memorizarla, la buscaría por ahí, con un poco de suerte y daría con ella. Lo que no esperó fue que Hiruma dijera "Deudas de Amor" con cierto todo divertido, lo que logró que le pelirrojo diera una nota equivocada y frenó en seco la melodía.

¿Así se llama la canción? —el menor los miró un tanto desconcertado, sentía que, de algún modo accidentado, estaba pisando un terreno muy peligroso.

No —el demonio se rio mientras contestaba sin mirarlos, era tan divertido poder tener algo con que molestar al pelirrojo, de verdad de verdad muy divertido — Solo es una pequeña parte de la maldita canción—

Debí imaginar que alguien como tú lo notaría, aunque no esperé que fuera tan pronto — Akaba simplemente se acomodó de nuevo, para seguir tocando, desde donde se había quedado, no sabía si debía de molestarse o no, en realidad simplemente estaba pensando en sí mismo e ignoró todo lo demás, no era propio de él ser tan… Bueno, así, pero es que no se había puesto a pensar en qué es lo que estaba pasando entre él y Kotaro hasta que el estúpido entrenador lo mencionó, normalmente no sería un obstáculo, pero ver a su novio con otros chicos y sentir esa quemazón, mejor conocida como celos, lo hizo entender que no sabía en donde estaba poniendo los pies, algo que no había pasado antes en su corta vida… Y estaba divagando de nuevo, apenas entendió que el más joven se estaba despidiendo, con alguna excusa que no le importaba.

¿Estás seguro de que estará bien? —Jumonji le preguntó a Hiruma al notar que Akaba ni por enterado se dio que le había dicho que ya se iba, bueno el pelirrojo era muchas cosas pero no descortés.

Seee, mocoso, todo lo que el jodido pelirrojo tiene es — pero no terminó de hablar porque la puerta se abrió de repente, dejando entrar a un joven de cabello negro que parecía estar en un apuro.

¡Akaba! —Kotaro venía a toda prisa y ni cuenta se dio de las otras dos personas que estaban ahí — ¡Tienes que ayudarme! — parecía que se pondría a gritar de forma histérica, pero el otro no pareció inmutarse por el apuro, Jumonji y Hiruma pensaron que el pelirrojo debía de tener una calma inquebrantable o, más seguramente, estar acostumbrado a ese loco obsesionado con su cabello.

Hola Kotaro — sonrió dulcemente sin pensarlo, a lo que Jumonji se quedó impresionado, él no sabía que Akaba pudiera sonreír así, es decir, en semanas de verlo nunca lo había visto ni esbozar media sonrisa, la verdad tampoco sabía que ellos estaban saliendo, él creía que eran amigos cercanos, como Hiruma, Musashi y Kurita.

¡Necesito que me prestes tus pupilentes un rato! —se acercó a su novio, feliz de ver que le estaba sonriendo, pero eso era algo que no comentaba porque entonces el pelirrojo dejaba de hacerlo, era realmente maravilloso verlo sonreír así.

¿Tengo que preocuparme? — se rió de una forma un poco más bromista, algo que jamás, jamás sucedía alrededor de otras personas.

¡Deja de hacerte el listo, eso no es inteligente! — se quejó el pateador — Tengo una reunión, pero es un concurso de buscar cosas y no sé porque pusieron en la lista unas lentillas rojas, pero ahí están ¿Vez? —sacó la lista, que parecía estar hecha en papel papiro — ¡Y aún necesito un zapato izquierdo azul, una calcomanía de abeja y un dardo con una pluma! ¡En serio! ¿Dónde se supone que consiga esas cosas a esta hora? — decía con ese tono nervioso que podía poner de los nervios a cualquiera, pero el guitarrista no pareció darse por enterado, sabía que ese tono solo lo usaba el de cabellos negros cuando estaba tenso, pero un "concurso" de buscar cosas era una cosa seria para el pateador así que…

Tú tienes un par de zapatos azules que usaste el año pasado — dijo como si fuera una casualidad que se acordara, a lo que su novio sonrió como si el cielo se abriera con un coro de ángeles cantando para él — Yo no sé si ha…— fue interrumpido por el sonido del celular de Kotaro, era una melodía extraña, no recordaba haberla oído antes.

¡Sí, sí, ya lo tengo! ¿Qué? ¡NO! ¡Ya voy, ya voy! — tomó el estuche de pupilentes que Akaba le había tendido antes, metiéndolos en su bolsillo del pantalón, recordaría no perderlos porque eran el repuesto de su novio — ¡NO! — colgó de inmediato — Gracias, te los devolveré el jueves, porque si no, ese idiota de Musashi me dejará aquí — no pensó en lo que decía y menos se imaginó que esas palabras tendrían un efecto terrible. Salió como llegó cuando el claxon se oyó afuera.

Jumonji miró al pelirrojo y luego a Hiruma, no sabía que decir ni que hacer, Akaba se había puesto muy serio, mirando hacia la ventana, parecía molesto, pero no tenía el ceño fruncido, era como si su ira emanara fuera de él o algo así. Lo más inteligente a hacer era retirarse en silencio, tal como lo hizo. Hiruma se quedó ahí, sentado en su lugar sin decir nada, no le concernía y no era importante, el problema era que necesitaba que su segundo QB se concentrara en jugar porque si no, no llegarían a titulares de manera legal debido al estúpido entrenador que tenían.

Hiruma lo vio bajar la vista, como si estuviera consternado, no podía saber que pasaba por su maldita cabeza, pero estaba seguro de que si no lo ajustaba pronto en verdad sería un gran problema.

Akaba, por su parte, reflexionaba la razón por la cual estaba molesto, no solo celoso, era una buena parte de ambas cosas, Takekura Gen era amigo de Kotaro ahora, no tan cercano en realidad, pero su novio solía ir a ver al carpintero bastante seguido, a últimas fechas, para retarlo, para meterse en líos como ese, en los que se metía él solito y simplemente arrastraba a todos los demás, y, como cosa final, para divertirse… ¿Por qué no podía divertirse con él también? ¿Por qué no hacía esas salidas estúpidas con él? Siempre había sido así, no entendía porque ahora eso lo molestaba tanto, no era como si…

Pensaba que tu idiotez no podía crecer — se rió el rubio mientras Akaba se giraba lentamente para mirarlo — A eso se le llama "fall in love", jodido pelirrojo, uno esperaría que con esa "sensibilidad musical", o la mierda que sea. lo entendieras antes —se quedaron mirando en silencio, el rubio no sonreía ahora, lo estaba diciendo en serio.

Yo sé lo que es —dijo suavemente — No tengo duda sobre lo que siento, mi problema es que no sé cómo se siente él… — reveló en un susurro — Sé que no soy solo un amigo para él, me quiere, no dudo sobre ello, pero eso no significa que me ame —

Estas agravando esta plática, eso es algo que deberías decirle a él — iba a decir más, pero lo cierto era que ellos no eran esa clase de amigos, esa cercanía no debería darse entre ellos dos, era un lugar reservado solo para Kurita y Musashi.

Aunque tú siempre lo llamas por su nombre parece que no te molesta que él no te llame por el tuyo —dijo el pelirrojo en otro susurro, refiriéndose a Agon por supuesto, después se quedó pensando en lo que acababa de decir, la mirada de Hiruma era prepotente, había logrado sacarle lo que de verdad lo estaba enojando, todo lo demás eran pretextos.

No me hagas repetirme jodido pelirrojo —

Aunque debo admitir que no esperaba oír algo como "fall in love" de ti — lo miró fijamente, con un cierto tinte divertido, su capitán tenía razón, estaba agravando la plática innecesariamente — Lo que me hizo pensar en otra cosa — el rubio solo estaba sonriendo con esa siniestra mueca que ponía cuando pensaba matar a alguien, pero el pelirrojo no era de los que se intimidaban con facilidad — Tú de verdad debes estar enamorado de Kongo Agon para sincronizar sus ritmos de esa forma, es una melodía siniestra pero hermosa Hiruma, creo que la llamaré Deadly LoveSick —

Lo siguiente que se oyó fue la ráfaga de balazos que desplegó el rubio contra Akaba Hayato, los gritos de los vecinos y las patrullas que acudían al tranquilo vecindario, bueno hasta que Hiruma comenzara a hacer ruido de manera constante…

.

Akaba se iba despertando de la siesta que le obligaron a tomar, vaya que había tenido mucha emoción en dos días, dos intentos de asesinato y la osadía de ir en contra de ese demonio, dos cosas a tachar en su lista de "metas de vida", pensó sarcásticamente, ahora se sentía mejor, conocer a la gente adecuada hacía una gran diferencia, él no hubiera podido hacer esa canción en pocas horas, solo había tomado prestada una canción de unos amigos y le había cambiado la letra. Se rió interiormente, Deadly lovesick se mantuvo como nombre, le hicieron unos pequeños arreglos y ahora la estaba oyendo con auriculares, Yllford era endemoniadamente bueno para los arreglos, sonaba genial, lo mejor era que si se vendía le darían su parte de las ganancias; su celular comenzó a sonar, era Kotaro. Akaba sonrió y contestó el teléfono, necesitaba hablar con su novio, pero no de manera grave, solo quería pedirle una cosa, con eso sería suficiente para hacerlo feliz.

.

"Rasga las alas de este demonio que ha caído
Mortalmente enfermo de amor
Mordido por las fauces de un dragón herido
condenado por la gracia del temor"

"Rasga las alas de este demonio que ha caído
Mortalmente enfermo de amor
No volará al infierno del que a prisa ha salido
para ser besado por Terror"

Hiruma oía ajenamente la canción, podía reconocer que se oía muy bien, mejor que la versión improvisada que habían tocado en la escuela, solo que esa maldita canción ni siquiera debía de haber existido. Agon parecía disfrutarla, tal vez por la influencia marcada del rock y la guitarra eléctrica en la música, tal vez solo era porque se estaba burlando de Hiruma, al rubio no le importaba, lo que le vendría bien en ese momento era una cogida y definitivamente iba a conseguirla.

Se subió sobre Agon, quien no cuestionó la repentina agresividad del demonio, el cual estaba a horcadas sobre de él, lamiendo sus labios entre beso y beso. El moreno puso las manos sobre ese firme trasero, apretándolo lujuriosamente, los colmillos de su amante estaban arañando la delicada piel de sus labios, excitándolo un poco más.

Hiruma se separó de Agon un poco, mirándolo intensamente, no sonreía y no estaba serio, solo parecía un poco ansioso, era una de esas facetas que solo se le permitía mirar a los más cercanos a él y Agon amaba esa mirada, tan fuerte, tan profunda.

La camisa del moreno salió volando, Hiruma se inclinó a besarle el cuello, lamiéndolo primero, de abajo hacia arriba, mordiendo justo en el punto en que la mandíbula del otro se inclinaba hacia su barbilla, estaba hambriento de él ahora, necesitaba consumir todo lo que sentía en él.

El moreno subió sus manos, sintiendo cada detalle de esa blanca espalda, los músculos trabajados a marcha forzada, los huesos de la espina dorsal, el calor que probaba que ese muchacho que se autoproclamaba demonio no era más que eso, un chico como él de carne y hueso, quien solo bajaba la guardia para él.

Agon se levantó, obligando al rubio a ponerse en pie, para empujarlo sobre el sofá, arrancándole el pantalón violentamente. Levantó su camisa apenas lo suficiente para lamer su vientre, Hiruma jadeó al sentir la lengua de su amante bajando hasta la base de su hombría. Cerró los ojos, dejando que la sensación lo arrastrara, las manos del moreno eran bastante fuertes y rasposas, aun así le gustaban, podía sentir como se movían sobre sus muslos, acariciando la parte interna de éstos mientras le separaba las piernas; su lengua pasaba sobre su piel, rodeando su intimidad hasta llegar a sus testículos, los cuales el moreno chupó ávidamente, succionándolos despacio.

Hiruma jadeó más fuerte, resistiendo las ganas de gritar, estaba agarrado de la orilla del sofá, porque tenía la impresión de que si se soltaba caería, una cosa imposible en realidad. Abrió los ojos un momento, notando que no podía enfocar si vista como deseaba, el deseo estaba quemando su sangre y ese desgraciado se empañaba en torturarlo lentamente. Dio un respingo mientras cerraba los ojos cuando su amante lamió su falo completamente erguido, desde la base hasta la punta, lamiendo la cabeza con la punta de su lengua, metiéndosela a la boca, presionando muy suavemente, enloqueciéndolo.

Agon saboreaba a su demonio poco a poco, disfrutando de verlo tan vulnerable, tan entregado, dejando que lo manejara como deseaba, era su morboso placer, nadie más que él podía tenerlo así, nadie más que él podía verlo y someterlo de esa forma y eso era lo que más disfrutaba de acostarse con él.

Él fue metiéndose el miembro del rubio poco a poco, succionando a ritmo dispar, haciéndolo delirar, aunque ese obstinado chantajista se moriría primero antes que gemir para él. Agon se sacó la virilidad del rubio, soplando despacio sobre la punta, su amante se retorció en su lugar, respirando agitadamente, su pecho subía y bajaba, desde ese ángulo Agon podía apreciar su afilada barbilla y su pronunciada manzana de Adán, Hiruma poseía una extraña "belleza", angula y puntiaguda, musculo escaso y huesudo, sin embargo seguía siendo como un imán para él y para otros más.

El Moreno lamió la piel que dividía la virilidad de su amante de su esfínter, dejando resbalar su saliva abundantemente. El rubio se removió un poco, posicionándose un poco mejor para lo que vendría, su amante necesitaría un poco más de espacio para que ninguno de los dos cayera al suelo. Agon se acomodó entre las piernas del rubio, quedando hincado en el suelo y Hiruma sentado justo frente a él, con la cabeza echada hacia atrás, de verdad le gustaba su barbilla.

Metió dos dedos dentro de ese esbelto cuerpo de una sola vez, sabía que le dolería un poco, pero ese rubio idiota era adicto a las sensaciones fuertes. Los metió tan profundo como podía, metiéndose su miembro a la boca al mismo tiempo, presionando en la base ligeramente para tener un mayor control sobre de él.

El rubio gimió una sola vez, al sentir los dedos de su amante meterse en su cuerpo casi por la fuerza, aferrándose con fuerza a la orilla del sofá, abriendo las piernas un poco más. Esa maldita boca era experta, la lengua del moreno hacia movimientos circulares sobre su falo mientras se lo metía y sacaba de la boca, succionando fuerte y suave, de forma dispareja, carajo, era mejor cada vez, cerró los ojos con más fuerza, esperando a que sus oídos perdieran todo sonido. Su cuerpo quemaba, sintió las contracciones en su vientre, ese cosquilleo placentero, justo al momento previo del orgasmo.

Agon succionó con más fuerza, metiendo un tercer dedo dentro del rubio, siguió hasta que probó de su semilla.

Hiruma dejó su mente vagar, sin defensas a su alrededor, todo lo acontecido ese día, todos sus planes, todos sus pensamientos dieron vueltas, para él fue como si pasaran horas, pero apenas fueron unos segundos, en los que Agon lo jaló la piso, poniéndose sobre de él, metiendo su duro miembro en su cuerpo, con más cuidado del que ambos admitirían jamás, entrando y saliendo de su cuerpo hasta que su semen mojó el interior de su amante.

Hiruma tenía su brazo derecho sobre su cara, cubriendo sus ojos, parecía derrotado, tal vez como si estuviera a punto de llorar, era una tontería, el demonio rubio nunca había llorado antes y no lo haría ahora, pero la sensación era horrible, maldita su suerte por haber nacido como hombre y no como un veredero demonio, era lo que era y ese maldito tenía la culpa.

¿Qué pasa contigo, idiota? — Agon cuestionó intrigado, "ligeramente" preocupado, no pensaba que lo había lastimado, pero el extorsionador nunca se portaba así, siempre era tan engreído y bullicioso, hasta en la cama, no entendía que le pasaba.

Ese maldito bastardo me enfurece, me cabrea más que el hijo de puta tenga razón – el moreno alzó una ceja, amenazante, si Hiruma se atrevía a pensar en alguien más mientras estaba cogiendo con él iba a lamentarlo.

¿De quién demonios estás hablando? — se puso sobre de él, posesivamente, lo cogería hasta desangrarlo por el culo como se le ocurriera de verdad hacerle eso.

Lovesick… —susurró el demonio, riéndose de sí mismo — I´m deadly fucking lovesick for you — declaró sin mirarlo, ya era bastante vergonzoso decírselo, en el idioma que fuera. Agon se quedó estático por un momento, no se suponía que ninguno de los dos lo dijera de forma directa, eso era… Eso era…

Boht, you and i… — Agon susurró antes de besarlo posesivamente, agarrándolo con más fuerza de la necesaria — Jamás se te ocurra decirlo de nuevo — lo amenazó mortalmente, se suponía que tenían un acuerdo, estarían juntos, pero jamás, jamás, iban a hablar de los sentimientos, eso era para nenas no para dos tipos toscos que jugaban americano como ellos, no era apropiado para un demonio y un dios. Pero él sabía que no era así, especialmente cuando tenían sexo, él tenía frente a sí a un muchacho, tan frágil como cualquier otro ser humano.

Lo que pase va a ser tú culpa, estúpido rastas – se rió, pensando en que el propio Agon cavaría su tumba si se le ocurría mencionar algo sobre esa maldita canción, no iba a ser él quien le contara sobre el origen de la misma. Akaba merecía sufrir un poco más…

.

El entrenador estaba hospitalizado por lo que Mamori era la encargada, junto con el capitán, de asegurarse de que los entrenamientos se realizaran, era la oportunidad perfecta para Hiruma y Akaba, después de las prácticas de ese día los dos subirían a titulares, quisieran o no.

A los de grados superiores no les pareció, especialmente al capitán, pero viendo el juego desde afuera pudo notar la impactante verdad, Hiruma Youchi tenía casi todo para ser el QB perfecto, salvo por su velocidad en lo demás era excelente, una mente ágil, capaz de armar estrategias en minutos y con una precisión envidiable en sus pases. Akaba Hayato era un Fullback/linebacker bastante potente, no dejarlo jugar era una tontería, privar a su equipo de ambos era una idiotez, pero la idea no le acababa de agradar…

El entrenador apenas tenía tres días en el hospital cuando supo que esos dos "maricas" habían sido ascendidos a titulares y casi le da un coma cerebral…

Al tercer día Akaba había hecho planes para salir con su novio, era un hermoso sábado, el sol brillaba en lo alto, perfecto para llevar lentes oscuros, su cabello tenía un tono más profundo de rojo, porque esta vez usó tinte más oscuro, decidió que dejaría sus lentillas rojas en casa, de todas formas si no se quitaba los lentes era difícil que alguien notara que no las llevaba puestas. Tomó su guitarra y se dirigió al lugar de su cita, un parque tranquilo en donde solía ir a tocar de vez en cuando solo porque le placía, Kotaro no era muy partidario de ir, hasta que tuvo la oportunidad de patear latas por ahí.

Se juntaron a medio camino, no era nada especial, solían hacer eso cada sábado que se pudiera, Akaba se sentó bajo uno de los árboles, acomodándose con su guitarra, comenzando a tocar, le había dicho a Kotaro que quería tocar algo para él, ya que era una canción que apenas oírla le hacía pensar precisamente en él, Kotaro se rio muy divertido por la situación y todo, pero tomó asiento y se dispuso a escuchar.

La guitarra iba subiendo de intensidad, Akaba comenzó a cantar aquella canción para él, el corazón del pateador estaba latiendo un poco más rápido ahora.

Hace tiempo que perdí
con el diablo la partida,
marco mis cartas y mi
boca con carmín.

Hace tiempo que vivir
se me pone cuesta arriba,
y necesito negociar mi rendición.

Terminó la melodía y ambos estaban mirándose a los ojos, de haber sido una balada ellos hubieran sido el marco perfecto de una cursi película romántica.

Creo que esta melodía es más o menos el compás de mi vida ahora, o lo fue esta última semana — Akaba le dijo con una tenue sonrisa, esperaba que Kotaro no se fijara en el detalle menor de "infidelidad" de la canción, él nunca quiso referirse a su novio de esa forma, pero la letra iba así — Te amo — dijo al final, con un ligero rubor en las mejillas, algunas veces odiaba su estúpida sensibilidad.

Yo también te amo Akaba — le sonrió, brillando de felicidad, era una sonrisa radiante, mostrando sus blancos dientes, él tenía la fortuna de no haberse sonrojado al decirlo, se debía a que era una persona sensible pero extrovertida, no como el pelirrojo que era introvertido, esa era la razón por la cual le gustaba decirle cosas a Akaba que lo hicieran sonrojar de vez en cuando, aunque cada vez le era más difícil conseguirlo.

¿Por qué me sigues llamando por mi apellido? — le preguntó, ligeramente mortificado, ya le había pedido que lo llame por su nombre de pila, pero el otro insistía en no hacerlo y no le decía la razón.

Porque es una manera inteligente de molestarte — se rio con sorna, abusaba del exceso de calma de su novio.

Eso suena ridículo, no es nada inteligente y no es armonioso, Kotaro — no tenía caso, él lo sabía, insistir era un pérdida de tiempo ¿Para qué hacerlo entonces? Se fijó en que por ahí iban Mamori y Julie, acordándose que ellos no eran los únicos en verse ahí, de vez en cuando los que podían asistir iban para ponerse al día, como Kakei y Mizumachi. Desafortunadamente para él Kotaro también las vio y se apresuró a llamar a su querida amiga de la infancia y no, Akaba no sentía celos de Julie, claro que no, porque era ridículo…

¡JULIE! —el pateador grito con todas sus fuerzas, mientras sonreía — ¡A HAYATO LE GUSTA QUE LO LLAME POR SU NOMBRE! —Todos en el campo lo habían escuchado, algunos pensando en que estaba loco, cosa que no era un error, los de Enma se rieron mientras le daban pulgares arriba y lo felicitaban, muchos de ellos ya sabían que el pateador se moría por su ex compañero de Bando, los de Saikyodai se rieron por lo bajo, eso había sido estacar al pelirrojo hasta el cuello, el cual se había sonrojado furiosamente ¡Estúpido Kotaro!

Hiruma se rio escandalosamente, burlándose de él, de buena manera si es que era posible, a lo que Akaba, contra su buen juicio, se puso en pie y toco unas pocas notas.

"Rasga las alas de este demonio que ha caído
Mortalmente enfermo de amor
Mordido por las fauces de un dragón herido
condenado por la gracia del temor"

Cantó despreocupadamente, mientras se acomodaba los lentes frente al rubio, aún tenía las mejillas ligeramente rojas pero ignoró ese detalle por el bien de su estilo. Kotaro se le quedó mirando, él había oído esa canción, le había gustado aunque pudo haber sido mejor a su parecer.

No sabía que podías tocar deadly lovesick — dijo mientras se ponía en pie también. No tenía ni la menor idea de la larga historia corta de las aventuras de Akaba de esa semana.

Corre antes de que se convierta en el Réquiem de Akaba Hayato — dijo al momento en que lo jaló del brazo y salieron corriendo, Hiruma estaba apuntándoles son sus armas y Agon estaba corriendo hacia ellos por otra dirección.

¡Corre Akaba, corre! — Yamato se estaba riendo, mientras miraba a sus demás compañeros y a los de Enma, si querían que sus amigos sobrevivieran a esos dos demonios tendrían que entrar a salvarlos – ¿Alguien trajo algún balón? —gritó al aire y Kakei Shun sacó un balón azul de la nada y se lo arrojó— ¡Este juego se va a poner interesante!—

Empiezo a odiar tus declaraciones absolutas Yamato — comentó Taka, él no iba a meterse a Jugar, hasta que vio a Raimon Taro entrar al juego, esta vez no iba a perder.

¡COMPETENCIA MAX! — todos los presentes se pusieron como una barricada para evitar el paso de Hiruma y Agon, el balón solo había sido un pretexto, por ahí alguien gritó que el que derribara a Agon tendría almuerzo gratis por una semana mientras que Hiruma aprovechó para sacar una granada, esos mocosos se iban a enterar…

El sábado pasó entre bromas y un extremo juego de Amefuto lleno de trampas, balazos y equipos mezclados al azar, pese al alboroto el rubio comandante del infierno se había divertido enormemente, por lo que planeó que el siguiente sábado todos, incluidos los de Takekura, se reunieran para jugar, con equipos formados al azar, después de todo podían conseguir a algún entrenador, chantajeado, que pudiera arbitrar sus locos partidos…

Agon y Hiruma llegaron al departamento del rubio, bastante cansados, lo único que deseaban era tomar una ducha y dormir, dormir hasta que llegara el lunes…

Quiero comida cantonesa para cenar — gruñó el moreno, sabiendo que el rubio podría lograr que se lo mandaran por alguno de sus esclavos.

¿Qué te crees que soy? ¿Tú madre? — se rió, mientras dejaba sus armas caer por ahí, la verdad era que estaba mandando el mensaje para mandarla a traer, después de todo nada le costaba complacerlo y su amante se había portado especialmente tolerante con todos los demás, premiarlo por su esfuerzo daría buenos resultados, se rió de pronto, entrenar a Agon era como entrenar a Kerberos, regañarlos no servía, pero premiarlos por sus acciones bien ejecutadas sí.

Hijo de tu repu… — sus palabras murieron en su boca callada por la de cierto rubio chantajista.

Nosotros ganaremos el próximo torneo— lo besó de nuevo, invertirían el tiempo que tenían en algo muy productivo en lo que la comida llegaba.

En otro departamento, un cierto pelirrojo sonreía mientras le mostraba a su novio unos DVD´s al tiempo que le contaba acerca de dónde había salido esa melodía que le dedicó a Hiruma, se trataba de una serie de televisión que se llamó deadly lovesick for you, el mencionado programa trataba de unos rockeros cuya banda se había formado por la obstinación de un loco, que se parecía a Hiruma, de llegar a la cima del género, la cereza del pastel era que se trató de una serie gay que Hayato vio antes de ingresar a Bando. Kotaro no sentía las ganas del mundo de verla pero el oír que Akaba Hayato, el freak de la guitarra soltaría su más preciado instrumento musical por una semana a cambio de que viera la serie con él lo hizo convencerse, claro que no se imaginó que lo que Akaba sujetaría mientras no tuviera su guitarra sería a él.

Eso es lo más inteligente que has hecho este día, Hayato —se acomodó mientras se recostaba sobre el pecho de su novio, el cual lo abrazaba por detrás mientras estaban sentados en el piso, mirando la pantalla sin prestar atención.

Eso es lo más melódico que he oído de ti el día de hoy — apoyó su barbilla suavemente sobre uno de los hombros del otro, olvidándose de todo lo demás por ese día.

Aún hay una cosa que no acabo de entender —el pelirrojo pensó que eso no era ninguna sorpresa, pero no lo mencionó— Hoy no has usado tus lentillas — miró a su novio, era toda una rareza no verlos con los pupilentes, tanto que incluso casi había olvidado que los ojos de Akaba eran de un hermoso color miel — Hasta creí que iba a acabarse el mundo —dio bromeando, había madurado un poco, pero muy poco, en esos años.

Fuu — él también se rió, sabía que era cosa muy rara en verdad, quería decirle que lo amaba directamente, sin las lentillas— Algunas melodías deben cantarse con las ventanas del alama abiertas, no tiene sentido cantarle a las estrellas si no puedes verlas, Kotaro — bueno, esa era " su versión" de sus intenciones.

No acabaré de entender esa obsesión tuya de hablar así, no es inteligente ni está a la moda para nada — se giró hacia la pantalla mientras veía las primeras escenas de esa serie — Solo falta que vayas por ahí sin teñirte el pelo de rojo, sin los aretes y con ropa a la moda, eso sí sería raro, muy raro… — Akaba solo se rió un poco, tal vez causarle un infarto a Kotaro no sonaba tan mal después de todo… En ese momento el pateador notó algo que salía de debajo de la cama de su novio, unas ropas negras… — ¿Qué demonios es esto? — de porrista…

… No es lo que estás pensando — dijo, temiendo la reacción exagerada de su novio, para peor el uniforme decía "propiedad de Akaba Hayato", maldito Hiruma, se lo había bordado antes de entregárselo días atrás, casi moría de una hemorragia ese día cuando había imaginado a su novio en ese traje, pero si se lo decía seguro lo mandaría al otro lado del mundo con una potente patada… — Hiruma fue quien lo sugirió y no pude decirle que no porque me pareció una idea con mucho ritmo… — lo que estaba diciendo, por supuesto, no lo estaba ayudando.

¿Qué demonios se supone que eso significa? ¡No estás siendo inteligente, Hayato! —

Maldito Hiruma, pensó el pelirrojo, esta se la iba a pagar. Bueno, eso dependía de si Kotaro se ponía o no el uniforme esa noche.

.

El lunes, durante la práctica de Saikyodai las cosas no podían ponerse mejores, el equipo de ensueño estaba formado, Hiruma el QB, preparando su lanzamiento mientras perfeccionaba una jugada, usando a todos sus jugadores de receptores, Taka era el principal, pero también tenía a Ikyu, Yamato, Akaba y Agon, sería su versión demoniaca del lanzamiento de Kid. Después sería turno de su formación de Dragón, con tres QB, porque aunque Jumonji no estuviera seguiría siendo su tercer QB fantasma, para desconcertar, por ahora serían Agon y Yamato, anda que, no sonaba tan mal, y el Dragón Fantasma, que se formaba justo adelante, aunque tendría que esperar un poco para ponerlo en práctica porque cierto par de estúpidos no habían llegado a la práctica de ese día por una razón tan tonta como que tenían que arreglar su imagen o algo así.

Justo a media práctica esos dos vinieron llegando, Kongo Agon, luciendo ahora sus rastas con partes rubias y naranjas, como un tigre, Akaba Hayato de cabello negro y sin pendientes, cada uno invirtió su tiempo en ese cambio solo para molestar a sus parejas.

¿Están locos? — todos gritaron, porque se veía extraño, porque un cambio de look no era justificación para faltar al entrenamiento y porque Hiruma había sacado una bazuca de la nada.

Un hombre apuesto no necesita preocuparse de la opinión de otros que no entienden el sentido musical —se quitó los lentes oscuros para entrar al campo.

Agon solo gruñó, mirando a su amante a los ojos, si Hiruma perdía su apuesta entonces se tendría que teñir el cabello de negro. Lo que por supuesto, el rubio, no estaba dispuesto a permitir, no iba a disparar ni una sola bala ese día, mientras que Agon no lastimara a nadie ese maldito día.

El moreno estaba contando con la inesperada ayuda del ex pelirrojo sin saberlo, solo porque el ex bando se sentía lo suficientemente suicida ese día, lo que se comprobó cuando "casualmente" comentó que esperaba que Hiruma guiara al equipo con su melódica y romántica canción de muerte.


Y como es casi imposible que vuelva aquí, les diré que sí, se trataba de Grimmjow, cabello largo, xD

Hasta la próxima!