Engañados

Resumen: Naruto he de la aldea, luego de descubrir un terrible engaño. Lo que no sabe es que en su cuerpo lleva la prueba de un amor. Tres años después debe volver a la aldea y proteger a sus hijas de todo, inclusive de su otro padre.

Categoría: Naruto

Personaje: Naruto Uzumaki, Sasuke Uchiha

Géneros: Drama, Romance, Tragedia

Clasificación: NC-17

Advertencias: AU=Universos Alternos, Lemon, Mpreg=Embarazo Masculino, Muerte de un personaje, Violación/Non-Con, Violencia.

Capitulo: 1/31

Completa:

Disclaimers: Los personajes de este fic no me perteneces, los utilizo sólo por mera diversión.

1º Capítulo: Las hijas de Naruto

Un hermoso rubio de ojos azules se encontraba sentado a las orillas de un fastuoso lago, desde donde podía apreciar perfectamente como dos pequeñas de 3 años jugaban con el agua mientras se refrescaban ante el calor del verano.

Las niñas lo vieron y se sonrieron cómplicemente para luego salir del agua y correr a los brazos de su padre.

¡Papi! Gritaron ambas niñas antes de lanzarse a los brazos de su papi que las recibía gustosamente. Ambas niñas eran su cable a tierra y su razón para vivir.

Shinju, Akemi será mejor que se vistan o pescaran un resfriado les dijo dulcemente a lo que las chicas sonrieron y se dispusieron a seguir las ordenes de su papi.

Naruto las veía desde lejos y notaba cada diferencia de las gemelas.

Shinju y Akemi eran idénticas a la vista de los demás, no así a la vista sigilosa de su padre. Ambas tenían el cabello rubio como los rayos del sol y los ojos tan negros como la noche. Era ese rasgo precisamente el que lo condenaba. Los ojos de sus amores le recordaban el por que había dejado la aldea y por que no podía regresar allí. Esos ojos penetrantes que le recordaban a él. El otro padre de las niñas, el amor de su vida, Sasuke Uchiha.

Claro que el último miembro del clan, no sabía de la existencia de aquel par de extensiones de su linaje, y era por eso mismo que Naruto estaba encargado de protegerlas.

Akatsuki seguía tras él y las niñas tenían parte del poder del Kyuubi en su chacra, sin contar con aquel rasgo del que deberían sentirse orgullosas, pero que en este momento era su peor condena… el Sharingan.

¿Como podrían ser Uchiha si no lo tuvieran?

Claro esta que las niñas no llevaban el apellido de su padre, de hecho ni siquiera el de Naruto. Había optado por darles el apellido de su abuelo. Sí, sus nombres eran Akemi y Shinju Namikase. Lo hizo para protegerlas de cualquiera que las vinculara, ya sea con él o con su otro padre. No iba a permitir que ellas sufrieran lo que sus padres sufrieron de niños.

Papi, papi ¿Ya nos vamos a casa? Preguntó la pequeña Shinju que ya se encontraba lista al lado de su hermana.

Sí, amor Le dijo acariciando su mejilla —. Bien, es hora de regresar dijo el oji azul tomando a las niñas de la mano, una a cada lado y emprendiendo el camino de regreso a casa, pero antes volteó por última vez a ver el lugar donde se encontraban antes. El lugar donde fueron engendradas.

Se encontraban en medio de un bosque, amparados por la oscuridad de la noche y el sonido una cascada que se encontraba a unos pocos pasos de allí. Sus cuerpos perlados por el sudor, eran prueba de la pasión que desbordaba en esos momentos.

Teme… más… ahh… rápido exigía el rubio que se encontraba bajo el cuerpo de su amante, siendo penetrado con intensidad.

Como… quieras… ahhh… eres exquisito el azabache aumentó la velocidad de las embestidas. Poseso de la pasión que en ese momento los envolvía.

Ahhh…ahhh… Sasuke… te… amo —decía entre gemidos, al borde de la locura.

Yo… también…ahhh ambos jóvenes llegaron al máximo de su placer.

Lentamente el azabache se dejó caer al lado del menor recuperando el aliento.

Finalmente regresaron al campamento donde se encontraban los demás miembros del equipo al que pertenecían en ese momento, dando como excusa que se encontraban entrenando y por esos las condiciones en las que venían. Todos les críen, y por que no, siempre se la pasaban entrenando.

Obviamente nadie sabía de la relación que ambos tenían.

Se dispusieron a entrar a la carpa que ocupaban ambos y durmieron lo que quedaba de noche; al otro día tendrían que volver a la aldea. Se celebraría el cumpleaños de Sakura y como antiguos compañeros de equipo debían asistir. Sin saber que ahí… empezaría el final.